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puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un
no lugar.
Un no lugar existe igual que un lugar, no existe nunca bajo una forma pura. Allí los lugares se
recomponen, las relaciones s ereconstituyen, las astucias milenarias de la invención de lo
cotidiano y de las artes del hacer de las que Michel de Certeau ha propuesto análisis tan sutiles
pueden abrirse allí un camino y desplegar sus strategias.
Son mas bien polaridades falsas: el primero no queda nunca completamente borrado y el
segundo no se cumple nunca totalmente.
Por no lugar designamos dos realidades complementarias pero distintas: los espacios
constituidos con relación a ciertos fines (transporte, comercio, oficio) y la relación que los
individuos mantienen con esos espacios. Si las dos relaciones se superponen bastante
ampliamente, en todo caso, oficialmente (los individuos viajan, compran, descansan) no se
confunden por eso pues los no lugares mediatizan todo un conjunto de relaciones consigo
mismo y con los otros que no apuntan sino indirectamente a sus fines: como los lugares
antropológicos crean lo social orgánico, los no lugares crean la contractilidad solitaria.
Ya no se atraviesan las ciudades, sino que los puntos notables están señalados en carteles en
los que se inscribe un verdadero comentario. El viajero ya no necesita detenerse e inclusive ni
mirar. Asi, se ruega en la autopista del sur que preste cierta atención a tal pueblo fortificado
del siglo XVIII o tal viñedo renombrado...”
Otro ejemplo de invasión del espacio por el texto: los grandes supermercados en los cuales el
cliente circula silenciosamente, consultan las etiquetas.... dialogo más directo pero aún más
silencioso: el que cada titular de una tarjeta mantiene con la maquina distribuidora donde la
inserta y en cuya pantalla le son transmitidas instrucciones generalmente alentadoras pero
que constituyen verdaderos llamados al orden “retire su tarjeta” “tarjeta mal introducida”, etc.
El espacio del no lugar no crea ni identidad singular ni reacion, sino soledad y similitud.
Las radios privadas hacen la publicidad de los grandes supermercados; los grandes
supermercados la de las radios privadas. Las estaciones de servicio de los lugares de
vacaciones ofrecen viajes a los Estados Unidos y la radio nos lo informa. Las revistas de las
compañías aéreas hacen la publicidad de los hoteles que hacen la publicidad de las compañías
aéreas... y lo interesante es que todos los consumidores de espacio se encuentran así
atrapados en los ecos y las imágenes de una suerte de cosmología objetivamente universal, a
diferencia de aquellas que tradicionalmente estudiaban los etnólogos y, al mismo tiempo,
familiar y prestigiosa.
Así podemos oponer las realidades del tránsito (los campos de tránsito o los pasajeros en
tránsito) a las de la residencia o la vivienda, las intersecciones de distintos niveles (donde no se
cruza) a los cruces de ruta (donde se cruza), el pasajero (que define su destino) al viajero (que
vaga por el camino) —significativamente, aquellos que son todavía viajeros para la SNCF se
vuelven pasajeros cuando toman el TGV—, el complejo ("grupo de casas habitación nuevas"),
donde no se vive juntos y que no se sitúa nunca en el centro de nada (grandes complejos:
símbolo de zonas llamadas periféricas) al monumento, donde se comparte y se conmemora; la
comunicación (sus códigos, sus imágenes, sus estrategias) a la lengua (que se habla). En este
caso el vocabulario es esencial pues teje la trama de las costumbres, educa la mirada, informa
el paisaje
ECHEVERRIA
nte la transformación radical del espacio y del tiempo social. Martin Bangemann (Barcelona,
septiembre de 1996) afirmó que la sociedad de la información está induciendo un cambio
profundo en las categorías de espacio y de tiempo, entendidas como categorías sociales
Telépolis es (será) una ciudad planetaria que se superpone a los otros dos entornos y genera
nuevas formas de interrelación humana y social, que se añaden a las formas previamente
existentes, y a veces entran en conflicto con ellas.
Ese nuevo espacio de interacción social no sólo incide en la vida pública, sino también en la
vida íntima y en las actividades privadas. La metáfora de la ciudad global se justifica porque,
además de la vida pública, se transforman también las empresas, las oficinas y las casas. La
vida privada y la vida íntima se adaptan a su vez a ese entorno reticular de interacción a
distancia
Frente a la interacción por proximidad, presencia física y coincidencia temporal de los espacios
sociales tradicionales, las interrelaciones en Telépolis no requieren cercanía, presencia ni
sincronía entre agentes. En el tercer entorno las interacciones se producen a distancia,
asincrónicamente, multidireccionalmente y por medio de representaciones.
Como principio fundamental, el acceso a Telépolis ha de ser libre y voluntario para todo ser
humano, independientemente de su lugar de residencia. Por ello hay que construir la
infraestructura mundial de interacción a distancia por todo el planeta (el “suelo” de Telépolis)
como un espacio de libre acceso para cualquier ser humano. Las casas, los edificios, las
ciudades, y los países actuales habrán de urbanizarse para el tercer entorno, y no sólo para el
primero o el segundo.
Fomentar la participación activa de los teleciudadanos desde sus hogares, tanto en las
actividades productivas (teletrabajo) como en las actividades políticas (democracia electrónica,
participación en grupos de debate, difusión de ideas y propuestas, etc.)
Las características que Lash identifica para la tipología de las formas tecnológicas de
vida son tres: 1) se aplanan, 2) se vuelven no lineales, y 3) se elevan en el aire.39
Nadie confesaba que la Máquina era incontrolable. Año tras año se la servía
con más eficacia y menos inteligencia. Cuanto mejor conocía un hombre sus
obligaciones respecto a ella, menos comprendía las de su vecino, y no había
en todo el planeta un solo cerebro que comprendiera el monstruo en su
conjunto. Esas mentes privilegiadas se habían extinguido. Habían dejado
instrucciones completas, cierto es, y cada uno de sus sucesores había llegado
a dominar un fragmento de esas instrucciones. Pero la Humanidad, en su
deseo de comodidades, había excedido sus límites. Había sobreexplotado las
riquezas de la naturaleza. Con calma y satisfacción, iba hundiéndose en la
decadencia, y el progreso había acabado significando progreso de la
Máquina».
El hombre debe ser adaptado a su entorno, ¿no es así? En los albores de nuestro
mundo los débiles eran expuestos en el monte Taigeto, en el ocaso del mismo los
fuertes sufren la eutanasia para que la maquina progrese, para que la maquina
progrese, para que la maquina siga progresando eternamente.
Pero llego un día en el cual, sin la más mínima advertencia, sin ningún indicio previo
de debilidad, todo el sistema de comunicación colapsó, en todo el mundo, y todo el
mundo, como lo entendían, terminó.
Consignas examen final DTM 2016 El examen final consiste de dos partes:
Trabajo a desarrollar:
Se trata de un trabajo de integración de contenidos de las clases dictadas por Marti ́n Parselis y
los arti ́culos:
• Lash, S. (2005). Cri ́tica de la información. Capi ́tulo. "Formas de vida tecnológica".
• Echeverri ́a, J. (1997). "21 Tesis sobre el Tercer Entorno". XIV Congreso de Estudios Vascos.
(14. 1997. Donostia, Bilbo, Gasteiz, Iruñ ea, Baiona, Madril). – Donostia : Eusko Ikaskuntza,
1998. – P. 7-