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UNIVERSIDAD DE LAS FUERZAS ARMADAS “ESPEL”

EXTENSIÓN LATACUNGA

APRECIACIÓN A LA PINTURA

DEBER

PINTURA CONTEMPORANEA II Y III

INGENIERÍA MECATRÓNICA

ING. MÓNICA SALAZAR

NOMBRE:

Marcelo Anda

OCTUBRE 2016 – FEBRERO 2017


Pintura Contemporánea

La romería de San Isidro, una de las pinturas negras de Francisco de Goya.

Pintura contemporánea es un término de la historiografía del arte utilizado de forma


muy ambigua en la bibliografía, las instituciones y el mercado de arte, como ocurre con
los de arte contemporáneo, escultura contemporánea o arquitectura contemporánea.
Puede referirse a la pintura de la Edad Contemporánea, o limitarse a la del siglo XX, o
al periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial (1945).
Para mayor confusión, se utiliza también muy extensamente el concepto de pintura
moderna, tanto en oposición como en identificación con él.

El pintor
Los pintores contemporáneos asisten a las transformaciones socioeconómicas de su
época y dejan de estar sometidos a la tutela de los gremios. Su formación puede
ser académica o autodidacta, y su relación con el público es completamente distinta a la
existente en el Antiguo Régimen: sus clientes preferidos ya no son el clero y
la monarquía absoluta, sino un mercado de arte representado por la burguesía, a cuyos
gustos pueden responder o no. Si se anticipan a su tiempo y renuncian a cualquier
compromiso con la comercialidad, buscando el arte por el arte, pueden ser
incomprendidos e incluso pasar penalidades, representando con su propia vida la figura
tópica del pintor bohemio, que se reúne con otros artistas de su misma condición en los
ambientes marginales de los barrios más conflictivos (como el Montmartre de París).

La provocación
El fin confesado de muchos pintores contemporáneos fue «épater le bourgoise»
(escandalizar al burgués), es decir, realizar conscientemente una provocación mediante
la transgresión. La búsqueda de sucesivas formas de ruptura de las convenciones nunca
tuvo fin, porque, cada vez más rápidamente, lo que era provocador pasaba a ser primero
tolerado y después incluido en el mainstream institucional y del mercado del arte, que
era el verdadero estímulo para que surgieran nuevas provocaciones, quedando cada vez
menos espacio para definir quién era un pintor maldito o dónde encontrar realmente una
pintura underground, independiente o marginal.
La reproducción de la imagen
El grabado tenía una tradición secular, pero las posibilidades de reproducción de la
imagen se desarrollan de modo impactante con las nuevas técnicas de reproducción de
imágenes, especialmente a partir de la fotografía (en desarrollo desde las décadas
centrales del siglo XIX). Posiblemente, el impacto más decisivo de la fotografía fue
desincentivar la tradicional identificación entre arte e imitación de la realidad, y
estimular la búsqueda de otras alternativas, especialmente a través del color, que la
fotografía no consiguió reproducir hasta mucho más adelante.

El color
En la larga lucha entre color y dibujo que venía librándose en la pintura europea desde
la Edad Media, el academicismo había sentenciado el triunfo del dibujo y la línea,
concediendo al color un discreto segundo puesto, que ni romanticismo ni realismo
habían subvertido. Únicamente algunas individualidades, como Goya o Turner,6 dieron
a la mancha y al color un puesto protagonista en sus obras, que caracterizó también a
parte de la pintura victoriana posterior; el resto incluso valoraba la homogeneidad
cromática que convertía casi todos los tonos en pardos, tierras u ocres. Incluso se llegó a
decir explícitamente que un buen cuadro debía tener el color de un buen instrumento
musical de madera.

La textura
La pincelada y la mancha son elementos muy importantes en la técnica de los pintores
de la Edad Contemporánea. La pincelada gruesa no es un invento del impresionismo, la
utilizaban muchos maestros antiguos (como Tiziano, del que se decía que daba
directamente los colores con las manos); pero ciertamente el efecto acabado es uno de
los requisitos de la pintura académica. Una conocida anécdota de Goya describe la
impaciencia del maestro por el detallismo con el que su discípulo Vicente López
Portaña estaba haciéndole su retrato de 1826. A esas alturas, el estilo de Goya, que ya
había realizado las pinturas negras, era el de sus últimas obras en Burdeos. El
efecto abocetado fue buscado por otros discípulos de Goya, como Leonardo Alenza; y
se convirtió en una de las señas de identidad de los pintores rupturistas del realismo y el
impresionismo.

La forma o la figuración
El impresionismo y el neoimpresionismo reconstruían ópticamente las
meras apariencias. Los postimpresionistas (Cézanne, Van Gogh, y Gauguin, que huyen
de la atmósfera de París en busca de horizontes inéditos) iniciaron desde 1880 la
reconstrucción de las formas, es decir, de la existencia corpórea de las
propias figuras representadas. El cubismo y el constructivismo insistirán en estos
conceptos.

La abstracción
Kandinsky realizó su Primera acuarela abstracta entre 1910 y 1913; y teorizó sobre
la pintura abstracta en Uber das Geistige in der Kunst (1911).26 Otros pintores se
aproximaron al mismo concepto por esos mismos años: En un texto de 1910 sobre
el futurismo, Boccioni escribió acerca de la abstracción expresiva: "Mi ideal era un arte
que expresara la idea de sueño sin representar ninguna cosa durmiente". Su obra Stati
d'animo (Estado de ánimo), de 1911, se acerca a ese concepto de la abstracción.

La mujer
El feminismo es un movimiento ideológico que nace con la Edad Contemporánea y
evoluciona con ella. La imagen de la mujer que se va representando pictóricamente a lo
largo de este periodo fue cambiando sustancialmente. Las representaciones idealistas
(heroicas o hagiográficas) convivieron con las eróticas y costumbristas. Prerrafaelitas,
simbolistas y modernistas tuvieron en el tema de la mujer uno de sus principales
motivos, alternando en su representación lánguida y activa.

El paisaje y la naturaleza muerta


La pintura del paisaje y la naturaleza muerta o bodegón habían sido clasificadas como
las más ínfimas en la jerarquía de géneros académica. Obviamente, la pintura
contemporánea no respetó tal jerarquía, y ambos géneros pasaron a recibir un interés
especial por los principales pintores desde el siglo XIX. Incluso superaron con ventaja
frente a la representación de la figura humana los impactos del vanguardismo del XX,
puesto que la simplificación de las formas y el rechazo a la imitación de la naturaleza
convertían la mayor parte de los temas pictóricos en paisajes oníricos o en bodegones
abstractos, inexistentes en la realidad.

La expresión
La sobriedad de las poses estáticas del neoclasicismo contrastaba con el dinamismo y la
violencia expresiva del romanticismo. El realismo de mediados de siglo XIX dio
oportunidad para que algunos autores, especialmente el caricaturista Daumier o el
grabador Gustavo Doré, experimentaran con la distorsión de la expresión
facial y corporal, que ya habían iniciado artistas aislados en la primera mitad del XIX
(Goya, William Blake o Füssli).

El concepto
El propio concepto pasó a ser, en algunas interpretaciones radicales del vanguardismo
pictórico, lo único que importaba en la representación plástica, mientras que la
realización efectiva pasaba a ser algo secundario. Tales fueron principalmente
el surrealismo (para el que la técnica formal -pinceladas, collages, frottages, grattages- o
incluso el arte mismo elegido para la representación -escritura, cine o pintura-,
importaba menos que el mundo onírico interior que se comunicaba al exterior), las
actividades difícilmente clasificables de Duchamp (que explícitamente pretendía
destruir el propio concepto de arte y pintura -incluso destruir físicamente los museos-),
el arte conceptual o idea art, los happenings y el fluxus el body art el pop-art,
el minimal, las instalaciones o cualquiera de las formas de intervención artística que por
alguna razón se asocien con lo pictórico, aunque los límites entre los distintos artes (y
entre lo que es arte y no lo es) se hayan difuminado hasta desaparecer.
Siglo XIX
Final del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX
La trayectoria estilística de Goya incluye la pintura de interiores rococó, el
academicismo neoclásico y el prerromanticismo. Alcanzó un extraordinario éxito como
pintor de corte. Con sus dos grandes lienzos El dos de mayo y El tres de mayo inaugura
la pintura de historia del siglo XIX. Sus series de grabados supusieron innovaciones
técnicas, estilísticas y temáticas de gran proyección posterior. Se le considera el
precedente del expresionismo y las vanguardias del siglo XX, especialmente por las
pinturas negras.
Neoclasicismo y academicismo
Desde el siglo XVII, con la aparición de las academias, se fueron estableciendo los
cánones del clasicismo pictórico, pero no fue hasta la segunda mitad del siglo XVIII,
con la Ilustración, que llegan a establecerse como convenciones impuestas a la práctica
del oficio en la totalidad del ámbito cultural europeo occidental. Simultáneamente
aparecen la crítica y la historiografía del arte como actividades definitorias del gusto
artístico dominante, cuyo seguimiento se fomenta entre los pintores a través de la
enseñanza, de los encargos institucionales y privados, y de la convocatoria de
exhibiciones, certámenes o salones artísticos como el Salon de peinture et de sculpture o
Salon de Paris ("Salón de pintura y de escultura" o "Salón de París", desde 1725).
La figura de Jacques-Louis David, testigo de excepción de los cambios políticos y
sociales de la Revolución francesa preside el tránsito del siglo XVIII al XIX, al que
siguieron otros pintores franceses, como François Gérard. La cumbre del estilo, a
mediados del siglo XIX, fue Jean Auguste Dominique Ingres; ya en presencia de la
irrupción de los nuevos estilos antiacadémicos. No obstante, la mayor parte de la
producción pictórica de la segunda mitad del siglo XIX e incluso del siglo XX,
conviviendo con su absoluta negación, que representaron las vanguardias, siguió siendo
la pintura academicista de tradición neoclásica, cuyos seguidores, a pesar del éxito
institucional que vivieron en sus días o de su objetiva calidad, han pasado a ocupar un
espacio marginal en museos y manuales (John Singer Sargent, Jean-Joseph Weerts,
Jean-Léon Gérôme, William-Adolphe Bouguereau, Jean-Louis-Ernest Meissonier, Paul
Baudry, Alexandre Cabanel, Franz Xaver Winterhalter).
La pintura inglesa de finales del XVIII y principios del XIX tuvo como principales
figuras académicas a sir Joshua Reynolds (que definió el concepto grand manner
-"manera grandiosa" o "espléndido estilo"-),5 Thomas Gainsborough o Thomas
Lawrence; además de dos extraordinarios paisajistas que evolucionaron hacia una
concepción más identificable con el romanticismo pictórico: J. M. W. Turner y John
Constable.
Por comparación con la gigantesca figura de Goya, la pintura neoclásica española de
finales del siglo XVIII y comienzos del XIX ha sido habitualmente minusvalorada, pero
contó con pintores de la talla de Anton Raphael Mengs, que en su época era considerada
la máxima autoridad académica a nivel europeo, Paret, Meléndez o Vicente López, el
discípulo de Goya autor de su más famoso retrato. El academicismo pictórico presidió la
totalidad del siglo XIX a través de los géneros de más demanda institucional en España:
el retrato y la pintura de historia.
Romanticismo
El prerromanticismo convivió con el neoclasicismo en las décadas finales del siglo
XVIII. No solamente se manifestó en la pintura anticipadora de Goya, sino en la de
William Blake, Johann Heinrich Füssli o Giovanni Battista Piranesi. En el ámbito de la
especulación teórica, el romanticismo incluyó una redefinición del concepto de belleza,
y en concreto la aparición de un nuevo concepto: el de lo sublime, la belleza terrible y
sobrecogedora propia de los elementos desatados y de la naturaleza en estado salvaje,
ajena a la serenidad estética del neoclasicismo, y que encontrará plasmación pictórica en
los paisajes de Caspar David Friedrich y de Turner. Es muy significativa una anécdota
que enfrentó a Turner con su coetáneo Constable. Éste, quejándose del atrevimiento de
su competidor, que había añadido una impactante pincelada de minio en mitad de su
cuadro después de haberse colgado al lado del suyo propio en la exposición de la Royal
Academy (1817), resumió perfectamente el impacto de la nueva Archivo: [veo que] ha
estado aquí, [porque] ha disparado su arma.6

En los salones franceses monopolizados por el academicismo, la exhibición de La balsa


de la Medusa de Gericault (1819) supuso un escándalo de mucho mayores dimensiones.
Frente a los demás cuadros, equilibrados y convencionales, mostraba cadáveres
descompuestos en un primer plano, contrastaba gestos de desesperación y entusiasmo de
un abigarrado grupo de personajes que dan la espalda al espectador (ajenos al decorum7
que se pretendía de las representaciones heroicas), y evidenciaba la pequeñez de la
humanidad frente a un entorno natural hostil. En el contexto de la revolución de 1830, la
alianza de la libertad del arte con la libertad política quedó plasmada en La libertad
guiando al pueblo, de Delacroix.
Grupos de pintores alemanes e italianos, los denominados nazarenos y puristas,
pretendieron encontrar la belleza originaria de la pintura en la simplicidad formal y la
renuncia a todo artificio, preludiando movimientos posteriores.
Segunda mitad del siglo XIX
Precedidos por Courbet, el provocador que inició la práctica de la pintura independiente,
dos pintores franceses cubren la segunda mitad del siglo XIX, pasando por todos los
movimientos rupturistas y haciendo de "maestros de pintores": Édouard Manet y Paul
Cézanne, cuya identificación con realismo o impresionismo no pasa de ser una etiqueta
historiográfica que no cubre la totalidad de sus amplias y complejas trayectorias.
Realismo
El romanticismo ya había plasmado en la pintura el protagonismo histórico de las masas
(visible en Goya y Delacroix), pero Courbet no necesitó para ello emplear temas
heroicos, sino cotidianos, traspasando los límites de la obscenidad. Técnicamente,
encontró recursos expresivos en la pincelada gruesa, el aspecto inconcluso y la
composición poco convencional, con encuadres abruptos, que provocaban rechazo.
Buscando una total libertad artística, renunció expresamente a transigir con el gusto
dominante y expuso por su cuenta, de forma independiente, su provocativo El taller del
pintor a las puertas del Salon de Paris de 1855, apoyado por un grupo intelectual en el
que se hallaban Charles Baudelaire, Pierre Proudhon y el crítico Jules Champfleury.
Entre los pintores que se asocian al movimiento estuvieron el dibujante satírico Daumier
y el paisajista Jean-François Millet, procedente de la Escuela de Barbizon (Théodore
Rousseau, Corot, quienes previamente habían renovado el paisajismo influidos por una
exposición de Constable en París). También estuvo presente el estadounidense Whistler,
que se terminó distanciando de Courbet, entre otras cosas, por el atrevimiento del
francés en la forma de retratar a una modelo de la que ambos eran amantes (El origen
del mundo, 1866).
Simultáneamente, en Inglaterra se desarrollaba la pintura victoriana. El academicismo
dominante fue desafiado por las teorías artísticas de John Ruskin, que defendía la
superioridad de los modernos frente a los antiguos (comparando a Turner con las
convenciones vigentes desde el renacimiento al neoclasicismo). Se abrieron paso
nuevos movimientos de renovación pictórica, especialmente el liderado por Ford Madox
Brown y la Hermandad Pre-Rafaelita (Dante Gabriel Rossetti, John Everett Millais,
William Holman Hunt), que pretendía recuperar la pureza primitiva de la pintura
anterior al siglo XVI. La sensación de pérdida de los valores de la obra artesana bien
hecha frente a la producción industrial masificada llevó al movimiento arts and crafts
(William Morris, Edward Burne-Jones). Ya a finales de siglo, la escuela de Newlyn se
especializó en la representación de escenas marineras.
Otras escuelas nacionales fueron desarrollando producciones pictóricas con mayor o
menor grado de utilización de recursos poco académicos, difundidos por el plenairismo
(au plen air, pintura directa en el exterior, que estimula una menor preocupación por el
acabado que por el reflejo de las sensaciones visuales y la luz cambiante, imponiendo la
pincelada suelta y distintas texturas) y que muy a menudo se etiquetan como
precedentes del impresionismo, a pesar de ser más propiamente realistas,9 como los
macchiaioli italianos (Giovanni Fattori, Giuseppe Abbati, Silvestro Lega, Telemaco
Signorini), los peredvizhniki rusos (Iliá Repin), pintores alemanes (Adolph von Menzel,
Wilhelm Leibl, Max Liebermann, Franz von Lenbach, Hans Thoma), españoles
(Mariano Fortuny, Federico de Madrazo, Eduardo Rosales, Carlos de Haes, Antonio
Gisbert, Casado del Alisal, Martí Alsina), escandinavos (pintores de Skagen),
estadounidenses (escuela del río Hudson) o australianos (escuela de Heidelberg).
No obstante, la mayor parte de la producción pictórica, incluida la mayor parte de la de
muchos pintores citados, respondía a criterios convencionales y coincidentes con el
gusto burgués dominante, lo que les garantizaba su éxito de mercado (retrato pictórico,
preciosismo en los acabados y costumbrismo de las escenas de género -Vicente
Palmaroli-, pintura de historia institucional y reconstrucciones historicistas -Lawrence
Alma-Tadema-), aunque retrospectivamente se califiquen incluso de gusto vulgar o
kitsch (art pompier).
Impresionismo
El Déjeuner sur l'Herbe y la Olympia de Édouard Manet causaron el el Salon des
Refusés de 1863 ("Salón de los rechazados") un escándalo similar al que consiguió el
Taller de Courbet una década antes. A pesar de su evidente continuidad con el realismo,
son considerados el precedente más directo de la gran renovación pictórica del último
cuarto del siglo, que en estos cuadros aún no estaba presente.
La técnica impresionista fue un innovador concepto en la utilización de la luz y el color:
su disposición en el lienzo a través de pinceladas sueltas de colores puros, que no se
mezclan en la paleta del pintor sino en la retina del espectador, acentuando los
contrastes por la oposición de los complementarios, y buscando los efectos de vibración
y luz reflejada. Tal innovación fue obra de un grupo de pintores franceses (Claude
Monet, Pierre-Auguste Renoir, Edgar Degas, Camille Pissarro, Alfred Sisley, Frédéric
Bazille, Berthe Morisot) que fue bautizado como impresionistas por el título que Monet
dio a uno de sus cuadros (Impression, soleil levant -"Impresión, sol naciente"-) en la
primera de las exposiciones de la Société anonyme des artistes peintres, sculpteurs et
graveurs ("Sociedad anónima de artistas pintores, escultores y grabadores", 15 de abril
de 1874).
Su impacto en el resto del mundo es un tema debatido, puesto que, aunque la difusión
de los nuevos conceptos es innegable (aplicados en Alemania por Lovis Corinth, Max
Liebermann o Max Slevogt, en Austria-Hungría por László Mednyánszky, en el Imperio
Ruso por Konstantin Korovin, Valentin Serov o el polaco Władysław Podkowiński, en
Estados Unidos por William Merritt Chase o Mary Cassatt, en el Reino Unido por
Walter Richard Sickert o Philip Wilson Steer), también se ha exagerado la identificación
como impresionistas de muchos pintores, para los que alternativamente se utilizan
también otras etiquetas ambiguas, como la del luminismo (utilizada para designar a
estadounidenses como George Caleb Bingham, John Frederick Kensett o Albert
Bierstadt, a belgas como Emile Claus, Gustave De Smet, Frits Van den Berghe o
Constant Permeke, o a españoles como Joaquín Sorolla, Ignacio Pinazo, Teodoro
Andreu, Francisco Benítez Mellado o Vicente Castell), que a veces es relegada a la
condición de "pseudo-impresionismo".10
Postimpresionismo
Los últimos años del siglo XIX (el fin de siécle) y el comienzo del siglo XX son un
periodo de gran agitación intelectual en el que se derrumban los paradigmas científicos
(revolución relativista, revolución neuronal, revolución freudiana, etc.)
Desde 1884 se venía celebrando el Salon des Indépendants ("Salón de los
independientes") gestionado por la Société des Artistes Indépendants fundada, entre
otros, por Albert Dubois-Pillet, Odilon Redon, Georges Seurat y Paul Signac, bajo el
lema Sans jury ni récompense ("Sin jurado ni recompensa"). Después de las ocho
exposiciones impresionistas (la última, en mayo y junio de 1886), las innovaciones
conceptuales que escandalizaban pocos años atrás (y que seguirían siendo explotadas
por muchos años más) habían pasado a ser caminos poco estimulantes para los pintores
más inquietos, que las encontraban insuficientes para sus necesidades expresivas.
Uno de los más veteranos impresionistas, Paul Cézanne, sin renunciar al color y la luz,
encontró ese camino en la simplificación de volúmenes en cuerpos geométricos (esferas,
cilindros, conos -pretendía "conquistar París con una manzana"-);11 Henri de Toulouse-
Lautrec en la recuperación del dibujo, extremado en gruesas líneas para el contorno de
las figuras; Vincent Van Gogh en la pincelada gestual, prolongada en giros y espirales;
Paul Gaugin en la extensión de las superficies planas de colores homogéneos
(cloisonné). Buena parte de estos nuevos enfoques tenían explícitas influencias del
exótico arte japonés (japonismo), cuyas convenciones tradicionales, bien distintas de las
de la pintura occidental, se convertían en alternativas inéditas cuando se aplicaban con
los criterios rupturistas de estos pintores.
Los que optaron por una profundización conceptual en el significado de lo representado,
frente al que se establecen conexiones misteriosas u ocultas, han sido etiquetados como
simbolistas (Odilon Redon, Puvis de Chavannes), denominación ambigua que también
se aplica a Gaugin o Van Gogh.
El neoimpresionismo (denominado alternativamente como puntillismo y divisionismo,
con distintas implicaciones) de Georges Seurat y Paul Signac planteaba llevar la técnica
del impresionismo a su extremo, reduciendo la aplicación de los pigmentos puros a
puntos, que observados en la distancia componían las imágenes con un efecto
impactante.
Se crearon nuevos y múltiples colectivos de artistas con distintos y a menudo opuestos
criterios, que en algún caso (como la fallida comunidad que intentó crear Van Gogh en
Arlés) respondían a la necesidad de salir del ambiente de París: escuela de Pont-Aven
(Gaugin, Louis Anquetin, Émile Bernard, Charles Laval, Émile Schuffenecker, Paul
Sérusier, Maxime Maufra), bande noire ("banda negra", denominados nubians por sus
tonos sombríos y naturalistas por su temática social, liderados por Charles Cottet y al
que se asoció el español Ignacio Zuloaga), nabis ("profetas", que experimentaron con el
uso arbitrario del color, liderados por Sérusier -Félix Vallotton, Édouard Vuillard, Pierre
Bonnard, Maurice Denis-), les vingtistes ("los veintistas", grupo belga que funcionó
entre 1883 y 1893 -James Ensor, Théo van Rysselberghe, Fernand Khnopff-, con el que
se relacionó el español Darío de Regoyos).
"Art Nouveau", "Sezession" o Modernismo
En contraposición tanto al academicismo como al impresionismo, los pintores
identificados con las etiquetas modernista (en España, especialmente el modernismo
catalán: Ramón Casas, Santiago Rusiñol, José María Sert -no debe confundirse con la
utilización del término inglés modernism, identificable con "vanguardismo" o "arte
moderno"-), jugendstil (Alemania y Austria-Hungría, donde se asocia a la sezession
vienesa o berlinesa: Gustav Klimt, Egon Schiele, Max Klinger, Alfons Mucha), o la más
extendida de art nouveau (en Francia, Bélgica y otros países: Henri Evenepoel,
Theodore van Rysselberghe, Theophile Alexandre Steinlen, Jules Cheret, Leonetto
Cappiello, Jan Toorop, Franz von Stuck), abandonaron los temas cotidianos por los
contenidos simbólicos y conceptuales, entre los que destacaba la mujer, con un
tratamiento erótico que llega hasta la perversión (un movimiento simultáneo, muy
relacionado, se denomina decadentismo -Félicien Rops, Gustave Moreau, Odilon
Redon-). Técnicamente se insistía en la pureza de la línea (lo que daba a la pintura un
carácter fuertemente bidimensional) y la expresividad del dibujo (se ha considerado
precedente del expresionismo posterior), ambas cosas ya presentes en autores
postimpresionistas, especialmente en Toulouse-Lautrec. Las formas orgánicas
(especialmente vegetales: flores, hojas y tallos curvilíneos y retorcidos), ya presentes en
movimientos ingleses anteriores (prerrafaelismo y arts and crafts), se convierten en un
leit motiv paralelo a las formas decorativas de las artes gráficas, con las que están
estrechamente identificadas (cartelismo, reproducción litográfica). El formato preferido
era mucho más alargado o apaisado que el tradicional (determinado por la razón áurea).
El hito fundacional del estilo fue la impactante aparición en las calles de París de los
carteles litográficos publicitarios de Alfons Mucha para la actriz Sarah Bernhardt
(Gismonda, 1 de enero de 1895), por lo que inicialmente se le llamaba estilo Mucha.14
La asociación del movimiento con los valores dinámicos de la vida cotidiana de la
modernidad, la sociedad de consumo de masas, los nuevos medios de comunicación y la
publicidad fue evidente hasta en las diferentes denominaciones que fue recibiendo
espontáneamente en cada lugar: en Londres, liberty (por la tienda Liberty & Co.),15 en
Múnich jugendstil (por la revista Jugend -"juventud"-).
Siglo XX
Son innumerables las tendencias y subtendencias de la pintura del siglo XX. En general,
suelen estudiarse en relación con los acontecimientos políticos y sociales de la época,
diferenciándose entre las vanguardias históricas anteriores a la primera guerra mundial
(fovismo, cubismo, futurismo, expresionismo) y las del período de entreguerras
(constructivismo, dadá, surrealismo, Bauhaus, Art Decó, muralismo mexicano). Más
problemática es la relación con las vanguardias estéticas de movimientos como el
realismo socialista, el arte fascista, el arte nazi o el arte del franquismo.
La segunda guerra mundial marca la ruptura época con el traslado del centro de la
actividad artística de Europa (sobre todo París -Escuela de París-) a Estados Unidos
(Nueva York). Pintores estadounidenses protagonizaron los nuevos movimientos
también calificados como vanguardistas, como Jackson Pollock (action painting, la
denominada Escuela de Nueva York -expresionismo abstracto-) y Andy Warhol (Pop
Art).
El último período del siglo XX, que puede considerarse iniciado con la muerte de
Picasso, que coincide con el final de la Guerra de Vietnam (1973), ha sido identificado
con términos como deconstrucción, postmodernidad o transvanguardia.
Vanguardias históricas
Hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918)
Las denominadas "vanguardias históricas" son las que surgieron en los primeros años
del siglo XX, tras un fin de siècle dominado por el modernismo y el simbolismo. Una
belle époque en la que la amenaza de la guerra era cada vez más perturbadora (paz
armada).
Fovismo
Los fauves ("fieras"), siguiendo el precedente de los nabis de 1888, usaban el color de
forma arbitraria, abstrayéndolo de la objetividad visual y poniéndolo en relación con su
propia subjetividad, estuviera relacionada con alguna justificación formal o con
cualquier necesidad expresiva (cuya justificación dejaba por tanto de ser necesaria). El
grupo recibió su denominación por el escándalo que suscitaron en el Salon d'Automne
de 1905 (Henri Matisse, André Derain, Albert Marquet, Charles Camoin, Louis Valtat,
Henri Evenepoel -belga-, Maurice Marinot, Jean Puy, Maurice de Vlaminck, Henri
Manguin, Raoul Dufy, Othon Friesz, Georges Rouault, Kees van Dongen -holandés-,
Alice Bailly -suizo- y Georges Braque -que a los pocos años inició con Picasso el
cubismo-).
Expresionismo, "Die Brücke"
El expresionismo, del que es un cercano precedente El grito (del noruego Edvard
Munch, 1893), fue un movimiento pictórico gestado en Alemania en torno al grupo Die
Brücke (1905, Ernst Ludwig Kirchner, Emil Nolde).
Cubismo y Futurismo
El cubismo de Pablo Picasso (Las señoritas de Aviñón, 1907), Georges Braque, Fernand
Léger, Juan Gris o María Blanchard, representaba las figuras a través del
desdoblamiento de los planos que componen su superficie y técnicas innovadoras, como
el uso del collage que añade todo tipo de materiales a la materia pictórica. Se ha
señalado la influencia en el cubismo de los volúmenes de Cezanne; aunque también del
primitivismo buscado en las máscaras africanas y en la pintura románica.
El futurismo de Boccioni y otros pintores italianos, en torno al poeta Marinetti
(Manifiesto futurista, 1909), también pretendía aproximarse a una realidad visual más
profunda, pero evocando el movimiento y la velocidad, multiplicando la representación
sucesiva de la misma figura, con lo que obtenía efectos visuales hasta cierto punto
similares a los del cubismo. El Desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp
(1912), que fue rechazado por los cubistas cuando fue presentado en el Salon des
Indépendants de ese año presentaba características de ambos estilos. Su exposición en el
Armory Show de Nueva York (1913) fue ampliamente ridiculizada en la prensa, y
contribuyó de forma notable a la difusión de las vanguardias.
Frente a la mayor pervivencia del expresionismo, que no sólo sobrevivió a la Primera
Guerra Mundial, sino que intensificó con ella su caudal de agresividad temática;
cubismo y futurismo tuvieron una vida corta, aunque muy fructífera. Con gran rapidez
dieron origen a una gran variedad de movimientos pictóricos, igualmente efímeros, que
en algún caso se consideran precedentes de la abstracción, como el purismo (Amédée
Ozenfant), el orfismo (Robert Delaunay y František Kupka), el vorticismo británico
(Wyndham Lewis, Edward Wadsworth), el rayonismo ruso (Miguel Larionov y Natalia
Goncharova), el sincromismo estadounidense (Stanton MacDonald-Wright y Morgan
Russell), el neocubismo español (Daniel Vázquez Díaz y Pancho Cossío), etc.
Periodo de entreguerras (1918-1939)
En este periodo continuaron desarrollándose las vanguardias históricas de la etapa
anterior, y surgieron otras nuevas, en una sucesión frenética de etiquetas y manifiestos.
La adscripción de cada pintor a un solo movimiento es en sí misma un error, dada la
fluidez de contactos entre ellos y la evolución personal de cada uno; siendo el caso más
evidente el de Picasso, que pasó por todos. Otros, como Balthus, negaron explícitamente
que los pintores y su pintura debieran ser objeto de clasificación o comentario, sino sólo
de contemplación.
Expresionismo, Nueva Objetividad y "Der Blaue Reiter
El expresionismo fue la corriente predominante en los países nórdicos y Europa central,
y se pueden asociar a ella muchos pintores de todas las nacionalidades (Amadeo
Modigliani, Chaïm Soutine, José Gutiérrez Solana). Hasta tres generaciones de
expresionistas desarrollaron una pintura representativa y comprometida con la realidad;
en algún caso planteándose explícitamente como una reacción contra el propio
expresionismo: la Neue Sachlichkeit ("Nueva objetividad", Christian Schad, Otto Dix,
George Grosz, Oskar Kokoschka). Un movimiento de la segunda generación
expresionista, Der Blaue Reiter ("El jinete azul", Vasily Kandinsky, Paul Klee, Franz
Marc, August Macke) derivó hacia la pintura abstracta al entender que solo era posible
representar el interior del ser y el pensamiento a través de formas no figurativas
(abstracción lírica).
Constructivismo, "Die Stijl", Suprematismo
El neoplasticismo o constructivismo holandés, del grupo De Stijl ("El estilo", 1917, Piet
Mondrian, Theo van Doesburg), desarrolló una abstracción geométrica. La Revolución
rusa de 1917 tuvo también una expresión artística inmediata en movimientos pictóricos
de vanguardia como el suprematismo y el constructivismo soviético (Rodchenko y
Malévich), antes de establecerse el realismo socialista.
Dadá y Surrealismo
El movimiento dadá (palabra elegida al azar) fundado en Zúrich en 1916, implicó a
pintores franceses, alemanes y estadounidenses Hans Arp, Francis Picabia, Max Ernst,
Man Ray). Inauguró un interés por la fantasía, lo irracional, lo extravagante y lo onírico;
que el grupo surrealista (manifiesto de 1924) teorizó influenciado por el psicoanálisis y
los cambios de paradigma científico (teoría de la relatividad y mecánica cuántica). Hubo
precursores, como Henri Rousseau o Marc Chagall. Dentro de las manifestaciones
pictóricas surrealistas se diferenciaron los surrealistas abstractos como Joan Miró o Yves
Tanguy y los figurativos como René Magritte o Salvador Dalí. Fuera del grupo, pero
con estrecha relación estética, estaban la pintura metafísica de Giorgio de Chirico o la
obra de Marcel Duchamp que, mediante la descontextualización, convertía objetos
reales de la vida diaria en formas puramente artísticas.
Bauhaus y "Art Decó"
El establecimiento de la Bauhaus, dirigida por los arquitectos Gropius y Mies Van der
Rohe, tuvo un poderoso impacto en todas las artes plásticas, incluyendo una escuela de
pintura a la que estuvieron asociados Lyonel Feininger, Johannes Itten, Vasili
Kandinsky, Paul Klee, Gerhard Marcks, Laszlo Moholy-Nagy, Georg Muche, Oskar
Schlemmer y Lothar Schreyer.
Otro movimiento inicialmente arquitectónico y de diseño, el art déco, también tuvo una
vertiente pictórica importante (Tamara de Lempicka).

Pintura de los totalitarismos o las dictaduras


A pesar de su identificación inicial con las vanguardias, el arte de las dictaduras o de los
totalitarismos (comunismo soviético -realismo socialista-, fascismo italiano, nazismo
alemán -blut und boden, "sangre y suelo"-, franquismo español, movimientos
parafascistas rumanos) se recondujo por razones ideológicas y propagandísticas hacia el
conservadurismo estético, convergente en términos formales a pesar de la extrema
oposición ideológica (por razones idénticas aunque originadas en presupuestos
distintos), que exaltaba los valores populares contra los de la intelectualidad elitista, que
se calificaban, dependiendo de la terminología empleada en cada caso, de
desviacionistas (уклонизма -uklonizma-), burgueses, degenerados (entartete),
antiespañoles, etc.
Muralismo mexicano
En un ambiente de mayor libertad expresiva y política, aunque conectado con los
presupuestos ideológicos del realismo socialista, se desarrolló el muralismo mexicano,
muy implicado en las luchas entre las distintas facciones, que llegó a una extrema
violencia durante la presencia de Trotsky en México (Diego Rivera, José Clemente
Orozco, David Alfaro Siqueiros).
Años centrales del siglo XX
Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el centro del mundo pictórico se
traslada de París a Nueva York. Allí surgió la corriente del expresionismo abstracto
(Jackson Pollock, action painting -pintura de acción-), en el marco de las tendencias
informalistas y matéricas que se cultivaron también en Europa, como el tachismo
(abstracción sígnico-lírica, art autre) y la pintura abstracta española que desarrollaron
los grupos Dau al Set (Barcelona, Antoni Tàpies) y El Paso (Madrid, Antonio Saura);
además de la de pintores exiliados, como Esteban Vicente.
Otros pintores desarrollaron tendencias neoconcretas y tecnológicas, como los españoles
del Equipo 57 o la nueva abstracción (abstracción postpictórica, Frank Stella, Barnett
Newman), el Op-art ("arte óptico", Victor Vasarely) o las técnicas que llevan a traspasar
las fronteras entre pintura y escultura (arte cinético -Alexander Calder-, escultopintura
-Gerardo Rueda).
A partir de los años sesenta se aprecia un regreso a lo figurativo, y se habla de
tendencias neofigurativas, neorrepresentativas o neoicónicas (figuración libre), que
incluyeron el art brut de Dubuffet (pintura espontánea o arte marginal), el pop art de
Andy Warhol (que busca inspiración en la cultura de masas, entrando en un mundo más
comercial y gráfico -Eduardo Paolozzi, Jasper Johns, Robert Rauschenberg, Roy
Lichtenstein, Equipo Crónica-) o la obra de Francis Bacon y Lucian Freud. Otras líneas
creativas que se ubicaban en el ámbito genérico del realismo fueron el realismo social,
que se venía desarrollando en Estados Unidos desde la Gran Depresión de los años
treinta (Grant Wood, Edward Hopper), o el hiperrealismo (Antonio López).

Entre una multitud de etiquetas estilísticas para la pintura de la época, se definieron el


hard edge, el videoarte, el nuevo realismo (eat art, new realism), el fotorrealismo, el
minimal o minimalismo, el arte conceptual (idea art), el happening, el arte ambiental
(land art, earth art o arte terrestre), el realismo figurativo, el espacialismo, el funk art, la
figuración narrativa, el neoconcretismo, el neodadaísmo, el nuevo reducionismo, fluxus,
etc.
BIBLIOGRAFÍA:
1.- http://fersalcedo.blogspot.com/
2.- http://marduje-paisaje.blogspot.com/2012/05/pintura-contemporanea.html
3.- http://es.slideshare.net/Clepsidra/mapa-conceptual-historia-del-arte
4.- https://prezi.com/jeypsahox4ie/pintura-en-la-epoca-contemporanea/

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