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QUÉ ES LA PRÁCTICA REFLEXIVA1

Esta presentación breve intenta explicitar algunos principios que entendemos que colaborarán con el
foco de la elaboración de las ponencias. Las investigaciones sobre la reflexión cobran fuerza a partir del
debate contra el auge tecnicista de las décadas de los sesenta y de los setenta. En ese momento, en
lugar del conocimiento prescripto, comienza a valorarse la experiencia profesional a través de la
biografía de un sujeto que, de algún modo, estructura sus formas de hacer y de pensar, y que pareciera
tener conocimientos de los cuales no da cuenta aunque los utiliza en su accionar. Ese conocimiento
podría ser reconstruido a través de la reflexión y, de esta manera, revisado y analizado críticamente para
permitir modificaciones. Surge específicamente ligado a la formación de profesores.
Acerca de las definiciones:
Según Dewey (1989), el pensamiento reflexivo tiene su origen en situaciones ambiguas, conflictivas, que
presentan un dilema, que suponen varias alternativas, situaciones de duda e incertidumbre.
En los últimos años el giro, en la concepción de cómo debe formarse un profesional, es radical. El
proceso se desarrolla en espiral a través de continuos estados de apreciación, acción y reapreciación.
Cuando el profesional en formación capta una nueva situación como parte de su repertorio, adquiere
una nueva manera de verlo y una posibilidad de acción dentro de ella, pero la adecuación y utilidad de
este nuevo punto de vista todavía tiene que ser descubierto en (o sea, dentro) de la acción.
Para lograr este tipo de formación, se propone que el estudiante participe en experiencias reales y
concretas en las que acción y reflexión se complementen. No se trata de que el aprendizaje experiencial
sustituya al académico, sino de que ambos se desarrollen conjuntamente. En este marco se propone
considerar las tradiciones de enseñanza y aprendizaje de talleres en las que a través de la elaboración o
la ejercitación de una actividad, se identifican problemas, se ensayan soluciones, se atiende a los
resultados de las acciones; acciones que implican conocimientos pero también saberes intuitivos,
actividades que se van moldeando durante la actividad misma, a partir de lo que ya se conoce y de lo
que se aprende en el curso de las acciones. Una definición que echa luz sobre este proceso es la que
realiza Schön, que plantea el Practicum Reflexivo:
“Un practicum es una situación pensada y dispuesta para la tarea de aprender una
práctica. En un contexto que se aproxima al mundo de la práctica, los estudiantes
aprenden haciendo, aunque su hacer a menudo se quede corto en relación con el
trabajo propio del mundo real. Aprender haciéndose cargo de proyectos que simulan y
simplifican la práctica, o llevar a cabo, relativamente libre de las presiones, las
distracciones y los riesgos que se dan en el mundo real al que, no obstante, el practicum
hace referencia.” (1998: 45-46).

En este marco, podemos entender a la práctica reflexiva PR como una estrategia de formación en que
los elementos principales son las experiencias de cada profesional en su contexto y la reflexión sobre su
práctica. Se trata de una opción formativa que parte de la persona y no exclusivamente del saber
teórico, que tiene en cuenta la experiencia personal y profesional para la actualización y la mejora de la
tarea. Este modelo formativo, además de profundizar en el conocimiento, pretende también que el
profesional sea capaz de autoformación, puesto que convierte la reflexión en la práctica y sobre la
práctica en un hábito consciente que se integra en la actividad diaria. El punto de partida es, como se ha
afirmado, la propia práctica, que se trata de analizar y a partir de ello, construir conjuntamente nuevas
propuestas e intervenciones en los puntos que se identifican posibles de mejora.

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Ángels Domingo Roget, Rebeca Anijovich y Graciela Cappelletti

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