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Nacionalismo español

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Para otros usos de este término, véase Españolismo.

La Batalla de Tetuán de Dionisio Fierros Álvarez, 1894. La batalla, que tuvo lugar en 1860, durante
la Guerra de África, fue ganada por las tropas españolas dirigidas por el general O'Donnell.

El nacionalismo español es el movimiento social, político e ideológico que conformó


desde el siglo XIX la identidad nacional de España.1
No es propiamente un nacionalismo irredentista: la única reivindicación territorial
identificada como “nacional” ha sido Gibraltar (desde el siglo XVIII); el resto de las
reivindicaciones territoriales han sido históricamente las coloniales o imperiales (durante el
siglo XIX contra la independencia de Hispanoamérica y en el siglo XX sobre el Magreb).
Tampoco ha sido un nacionalismo centrípeto (que pretendiera unificar comunidades de
españoles sometidas a otras soberanías), pero sí ha presenciado el nacimiento
de nacionalismos periféricos2 que, desde finales del siglo XIX, han funcionado como
movimientos nacionalistas centrífugos (que pretenden la conformación de identidades
nacionales alternativas).3
Como en las demás naciones-estado de Europa
Occidental (Portugal, Francia e Inglaterra), la conformación de una monarquía
autoritaria desde finales de la Edad Media produjo el desarrollo secular paralelo
del Estado y la Nación en España, bajo las sucesivas conformaciones territoriales de
la Monarquía Hispánica.4 Como ocurrió en cada uno de los otros casos, la identidad
nacional y la misma estructura territorial terminó dando muy distintos productos; pero
siempre, y en el caso español también, como consecuencia de la forma en que las
instituciones respondieron a la dinámica económica y social (en ocasiones, a pesar de
esas mismas instituciones), y sin acabar de presentarse en su aspecto contemporáneo
hasta que no terminó el Antiguo Régimen. El factor de identificación más claro fue durante
todo ese periodo el étnico-religioso, expresado en la condición de cristiano viejo. Al final
del periodo (siglo XVIII) se fue acentuando el factor de identificación lingüístico en torno
al castellano o español, con nuevas instituciones como la Real Academia Española.
La rendición de Bailén, de José Casado del Alisal. Claramente inspirada en el cuadro
de Velázquez La rendición de Breda, ilustra la batalla de 1808 en que el general Castaños derrotó al
ejército francés del general Dupont.

Obelisco conmemorativo del Levantamiento del 2 de mayo en Madrid. En la actualidad mantiene una
llama perpetua en honor a los que dieron su vida por España y es objeto de homenajes periódicos.
La connotación simbólica de la fecha, que ha sido considerada convencionalmente como hito de
inicio de la Edad Contemporánea en España, sigue teniendo una gran fuerza: la Comunidad de
Madrid, junto con los ayuntamientos de Madrid, Aranjuez y Móstoles (los más vinculados a los
hechos del año 1808), han creado la Fundación «Dos de Mayo, Nación y Libertad», para organizar
las celebraciones del bicentenario.5

Índice
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 1Historia
 2Nacionalismo y soberanía
 3Nacionalismo y economía
 4Nacionalismo y lengua
 5La construcción de la historia nacional
o 5.1Las bellas artes: pintura, escultura, arquitectura, música
o 5.2Nuevos medios de expresión: el cine y el cómic
 6Lemas acerca de la identidad nacional durante el siglo XIX
 7Militarismo y Regeneracionismo
 8La Segunda República
 9La Guerra Civil
 10El Franquismo
 11La Transición
 12La actualidad
o 12.1Fuerzas sociales
o 12.2Partidos políticos
 13Véase también
 14Notas y referencias
 15Bibliografía
 16Enlaces externos

Historia[editar]
Históricamente el nacionalismo español surgió con el liberalismo y en la guerra contra
Napoleón.6
A partir de 1808 puede hablarse en España de nacionalismo: el patriotismo étnico pasó a ser
plenamente nacional, al menos entre las élites. Y ello fue obra indiscutible de los liberales. Las élites
modernizadoras aprovecharon la ocasión para intentar imponer un programa de cambios sociales y
políticos; y el método fue lanzar la idea revolucionaria de la nación como titular de la soberanía. El
mito nacional resultó movilizador contra un ejército extranjero y contra los colaboradores de José
Bonaparte, en tanto que no españoles (afrancesados). Los liberales españoles recurrieron a la
identificación entre patriotismo y defensa de la libertad: como declaró el diputado asturiano Agustín
Argüelles al presentar la Constitución de 1812, «españoles, ya tenéis patria».
José Álvarez Junco7

Desde entonces ha cambiado sus contenidos y propuestas ideológicas y políticas


(sucesivamente "doceañista", "esparterista", incluso brevemente "iberista", propugnando la
unión con Portugal en el contexto de la crisis dinástica de 1868). El carlismo, que era un
movimiento de defensa del Antiguo Régimen, no tenía al adjetivo "nacional" en ninguna
estima (soberanía nacional, milicia nacional, bienes nacionales... eran el vocabulario de los
liberales, más cuanto más progresistas). No obstante, el nacionalismo español que se
demostró decisivo en el siglo XX arranca de la frustración por el desastre de 1898, en lo
que se ha denominado regeneracionismo, que reivindican movimientos muy opuestos
entre sí: desde los dinásticos (Francisco Silvela, Eduardo Dato, Antonio Maura) hasta la
oposición republicana (de contradictorio y breve paso por el poder) pasando por los
militares (crisis de 1917 y dictaduras de Miguel Primo de Rivera y Francisco Franco).
En concreto, con el nombre de panhispanismo (que más propiamente se refiere a un
movimiento centrado en la unidad de las naciones hispanoamericanas) entendido
como imperialismo español, suele referirse concretamente al aparecido tras la crisis de
1898, dentro del contexto más amplio en el que se encuentran el regeneracionismo y
la generación del 98 (cuyos autores, viniendo de la periferia, coincidían en considerar a
Castilla la expresión de "lo español"), expresado en su forma más clara por Ramiro de
Maeztu (en su segunda etapa). Tuvo como ideólogos y políticos a Ramiro
Ledesma y Onésimo Redondo (fundadores de las JONS) y José Antonio Primo de
Rivera(fundador de Falange Española); utilizando una expresión que tiene su origen
en José Ortega y Gasset, define a España como una unidad de destino en lo universal,
defendiendo una vuelta a los valores tradicionales y espirituales de la España imperial. La
idea de imperio le hace ser más bien universalista que localista, lo que lo hace singular
entre algunos nacionalismos, pero más próximo a otros (sobre todo al fascismo). También
incorpora un componente decididamente tradicionalista (con notables excepciones, como
el vanguardismo de un Ernesto Giménez Caballero), arraigado en una historia milenaria, la
de la monarquía tradicional o monarquía católica (aunque en muchas ocasiones se
muestre indiferente en la cuestión concreta de la forma de estado) y, de forma destacada,
no es laico ni secularizado, sino expresamente católico, lo que permitirá definir (en el
primer franquismo) el término nacionalcatolicismo.

Monumento a la Constitución Española, Paseo de la Castellana entre los Nuevos Ministerios y el


Museo de Ciencias Naturales, Madrid.

La transición política que, junto con cambios sociales y económicos profundos en un


sentido modernizador, se fue gestando desde el franquismo final hasta la construcción del
edificio institucional actual (Constitución de 1978 y estatutos de autonomía), produjo un
retroceso muy marcado de la utilización social de los símbolos de identificación nacional
españoles,8 mientras que los nacionalismos periféricos adquirieron una notable presencia
y cuotas de poder territorial, que llega a ser electoralmente mayoritaria
en Cataluña (CiU, ERC) y el País Vasco (PNV, EA y la llamada izquierda abertzale); y
sustancialmente menor en Navarra (NaBai)
y Galicia (BNG). Canarias (CC), Andalucía (PA) u otras comunidades autónomas
presentan nacionalismos menos evidentes (frecuentemente calificados
como regionalismos), basados en hechos diferenciales de carácter lingüístico o histórico
no menos marcados que los anteriores.
Desde el ámbito de los nacionalismos periféricos, se suele hablar de nacionalismo
español9 o españolismo10111213 como equivalente a centralismo, normalmente para
identificarle, a efectos polémicos o como argumento político con la extrema
derecha nostálgica del régimen de Franco14 o con una presunta opresión del Estado sobre
esos territorios, que en casos extremos (particularmente en el País Vasco y Navarra
con ETA) se utiliza como justificación para un terrorismo que se autodefine como lucha
armada encaminada a la liberación nacional.15 En cambio, ninguno de los partidos políticos
mayoritarios afectados por tal denominación de españolistas o nacionalistas españoles,
se identifican con el término, y suelen, en su lugar, utilizar la expresión no
nacionalistas para designarse a sí mismos frente a los nacionalistas, que es como se suele
designar a los llamados "periféricos".16
Desde una perspectiva más mayoritaria en términos sociales, territoriales y electorales,1718
la identificación con España, sus símbolos e instituciones ha adquirido formas más propias
del patriotismo constitucional o nacionalismo cívico,19 que trata de respetar las distintas
visiones de España encajándolas en un marco plural, incluyente y no excluyente,
conceptos en los que suelen coincidir los partidos políticos mayoritarios (PSOE y PP) o
minoritarios (IU, otros partidos regionalistas o nacionalistas a veces
denominados moderados), a pesar de mantener diferencias políticas profundas a veces
expresadas de forma muy crispada.20 Incluso se ha incluido en los mensajes publicitarios
la expresión "Gobierno de España", que antes no se utilizaba, para referirse al gobierno
central o del Estado.

Nacionalismo y soberanía[editar]
Proclamación de la Constitución de Cádiz, por Salvador Viniegra. Por la fecha en la que tuvo lugar
—el 19 de marzo de 1812— se bautizó popularmente como la Pepa. El grito Viva la Pepa pasó a ser
un lema liberal.

Al igual que todas las monarquías europeas durante la crisis del Antiguo Régimen, el reino
de España sufrió profundos cambios sociales y políticos entre finales del siglo XVIII y
comienzos del siglo XIX, especialmente a partir de la invasión napoleónica. Las guerras
napoleónicas transformaron toda Europa, haciendo surgir sentimientos nacionales donde
antes no los había o no se expresaban con el nuevo concepto identitario surgido en
la Revolución francesa: el de nación como sujeto de la soberanía (Sieyès). España no fue
una excepción a esa nueva corriente nacionalista. Desde la guerra contra la Convención,
la propaganda antifrancesa iba generando la idea de un enemigo exterior, que se concretó
de forma evidente con la Guerra de la Independencia Española, aunque la adopción de las
teorías y prácticas políticas del "enemigo" eran evidentes: la Constitución de Cádiz de
1812 no era en muchos aspectos menos "afrancesada" que la Constitución de Bayona de
1808, aunque la influencia de ésta en aquélla no fuera más que reactiva.21
El concepto rousseauniano de soberanía nacional no se limitó a inspirar a los
revolucionarios liberales, sino que se prolongó hasta los movimientos políticos "de masas"
de la Edad Contemporánea, incluyendo los totalitarismos (comunismo y fascismo) en su
supeditación del individuo a la voluntad general.22 Otras interpretaciones ven tanto
a Locke como a Rousseau en la línea del contractualismo individualista, mientras que
serían Hegel y la filosofía del derecho del siglo XIX los que propondrían el principio
corporativo, para el que la soberanía y la libertad no es individual sino colectiva.23
Sea cual fuere su génesis intelectual, la irrupción del totalitarismo en el nacionalismo
español se efectuó con toda su fuerza en los años treinta del siglo XX; no tanto por el
reducido aunque influyente Partido Comunista (que no alcanzó más que parcelas
compartidas de poder durante la Guerra Civil) como por los movimientos opositores a
la Segunda República y por el Franquismo, cuya condición fascista o totalitaria ha sido
siempre objeto de controversia, llegándose a proponer la utilización de los
términos autoritarismo (Juan Linz) y fascismo clerical (Hugh Trevor-Roper).

Nacionalismo y economía[editar]
Locomotora Mikado 1-4-1, utilizada por Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles

Edificio de la Compañía Telefónica Nacional de España en la Gran Vía de Madrid. Construido entre
1926 y 1929 (simultáneamente al Empire State Building de Nueva York) fue, con sus modestos 88
metros, el primer rascacielos que se construyó en España.

En los nuevos estados-nación, se iban desarrollando unas nuevas colectividades


interclasistas, homogeneizadas y codificadas de ciudadanos propietarios, habitantes de un
espacio económico cada vez más abierto para el despliegue eficaz de las
formas capitalistas. La insegura implantación del estado liberal en España fue paralela a
las peculiaridades del proceso de industrialización (fracasado para algunos autores,
como Jordi Nadal)24 y de conformación del sistema de propiedad (con
la desamortización como hecho principal). En términos de política económica, a través de
prácticas proteccionistas25 se fue forjando un verdadero nacionalismo económico que a
veces es calificado de mentalidad autárquica,26 que era sobre todo demandado por la
emergente industria textil catalana, que tras la pérdida del mercado colonial a excepción
de Cuba, sólo tenía posibilidad de colocar sus productos en el mercado nacional español
(que aunque depauperado, al menos le estaba reservado o "cautivo"), ante la imposibilidad
de competir en el mercado internacional. Ante ello chocó repetidamente contra los
intereses librecambistas de la oligarquía terrateniente castellano-andaluza beneficiada por
la desamortización, vinculados a la exportación de materias primas (agrícolas y mineras) y
la apertura a las inversiones exteriores (destacadamente un ferrocarril de costoso trazado,
que con el tiempo integraría espacialmente el mercado nacional).27 La expresión de ambos
intereses fueron las ramas progresista y moderada del liberalismo español, y la frustración
de las expectativas de los industriales catalanes está en buena parte en las sucesivas
escisiones demócrata, republicana, federal, cantonal, y a finales del siglo XIX, del
denominado catalanismo.
A finales de ese mismo siglo, en pleno desarrollo de las industrias naval y siderúrgica por
el intercambio de hierro vizcaíno por carbón inglés, surge con Sabino
Arana el nacionalismo vasco, que hasta principios del siglo XX sólo tendría presencia en
Bilbao.28 Posteriormente se extendería a zonas rurales como consecuencia tanto de las
medidas centralistas, que habían culminado con desaparición de los
tradicionales fueros(con la salvedad del concierto económico) como de la reacción a las
repercusiones de la industrialización en las comunidades tradicionales vascas, de
ideología mayoritariamente carlista, integristas católicas y recelosas de la inmigración de
obreros castellanohablantes del resto de España (maquetos), entre los que se extendía el
marxismo y el ateísmo. En los medios urbanos, donde la burguesía era tradicionalmente
liberal, algunos medios profesionales y pequeños burgueses optarán por el nacionalismo
vasco, mientras que la gran burguesía lo hará por la integración económica y política en el
bloque oligárquico central.[cita requerida]
El triunfo del proteccionismo fue claro desde finales del siglo XIX (se ha llegado a hablar
del Giro proteccionista de los conservadores, entre 1890 y 1892),29 y será una de las
señas de identidad de la política de la dictadura de Primo de Rivera, momento en que se
fundan alguno de los monopolios de mayor recorrido histórico en el sector de las
comunicaciones —Telefónica, 1924—, o el del petróleo —CAMPSA, 1927—. También se
tomaron otras medidas vagamente inspiradas en el corporativismo que se desarrollaba
simultáneamente en la Italia fascista, así como una política de obras públicas (embalses,
carreteras) que fue continuada por la Segunda República. Se calificaba por entonces a la
española como una de las economías más cerrada del mundo (con la obvia excepción de
la Unión Soviética), y todavía se discute el alcance positivo o negativo de tal hecho. Al
menos, parece cierto que en el corto plazo la Gran Depresión afectó más a las economías
cuanto más abiertas y conectadas al exterior estuvieran, pero de haber existido la ocasión
no pudo aprovecharse, dado el desastre que supusieron tanto la Guerra Civil como los
primeros años de aislamiento internacional del franquismo, intensificado más o menos
voluntariamente con una política económica autárquica, que no se superó hasta el Plan de
Estabilización de 1959.30 No obstante, durante las posteriores décadas de fuerte desarrollo
planificado, el intervencionismo y el peso del sector público en sectores estratégicos de la
economía (ferrocarriles —RENFE, 1941—, industria —INI, 1941—, energía —ENDESA,
1944—) siguieron siendo muy fuertes hasta la reconversión industrial de los años 1980
previa a la entrada de España en la Unión Europea, ya en democracia y con el gobierno
socialista de Felipe González; correspondiendo al gobierno conservador de José María
Aznar las últimas privatizaciones.

Nacionalismo y lengua[editar]

Diccionario de Autoridades, el primero de los editados por la Real Academia Española, en 1726.
Utiliza la denominación lengua castellana, si bien en el prólogo del diccionario se utiliza la
denominación lengua española : "...la lengua española, siendo tan rica y poderosa de palabras...",
"...entre las lenguas vivas es la española, sin la menor duda, una de las más compendiosas y
expresivas...", etc...31 Posteriormente la Academia se decantó por la utilización de lengua española,
incluso con informes polémicos ante la redacción del texto de la Constitución de 1978.3233

La capacidad de la lengua como vehículo de identificación y construcción nacional es


incluso anterior al nacionalismo del siglo XIX, y en el caso español la atribución de una
intención en ese sentido suele remontarse incluso a 1492 por una famosa frase del autor
de la Gramática castellana, Antonio de Nebrija: siempre la lengua fue compañera del
imperio.34 Muy sonada fue también la orgullosa reivindicación del idioma por Carlos V en
Roma frente al embajador de Francia (un obispo), el 16 de abril de 1536:35
Señor obispo, entiéndame si quiere; y no espere de mí otras palabras que de mi lengua española, la
cual es tan noble que merece ser sabida y entendida de toda la gente cristiana.

A pesar de lo repetido que ha sido este texto para proyectar hacia el pasado la
identificación nacional española con la lengua castellana, el hecho es que el propio Carlos
había aprendido muy tardíamente ese idioma (una de las causas de la Guerra de las
Comunidades fue las dificultades de relación con sus nuevos súbditos) y que la Monarquía
Hispánica de los Habsburgos no fue de ninguna forma un estado con una identificación
nacional lingüística, incluso si pudiera calificársele de estado.36 Se ha llegado a
argumentar que el castellano no era más que una de entre las múltiples lenguas del
Imperio, no prevaleciente ni sobre las peninsulares (catalán o portugués) ni sobre las
europeas (alemán, francés, neerlandés o italiano) ni siquiera sobre las lenguas
indoamericanas, sometidas pero persistentes (guaraní, quechua, náhuatl o quiché); y
desde luego mucho menos prestigioso socialmente que el latín.37
Más trascendencia supuso la adopción del modelo académico francés bajo el que se
instituyó la Real Academia Española, a partir del siglo XVIII, cuando las posesiones
territoriales de la monarquía se habían reducido y simplificado como consecuencia
del Tratado de Utrecht, y se había producido la abolición del régimen foral en los reinos
orientales peninsulares, reducido a la Nueva Planta. La Academia se aprestó a la
defensa casticista de la pureza de la lengua española, en un comienzo frente a la invasión
de galicismos. Simultáneamente, el castellano fue ganando la consideración de lengua
oficial en todo tipo de ámbitos, incluyendo los más resistentes a los cambios, como las
desfasadas Universidades a las que las reformas ilustradas querían desprender del
vetusto latín, bastante impuro filológicamente, y cada vez más inoperante científicamente.
En cambio, el debate nacionalista lingüístico tuvo que esperar al surgimiento de los
nacionalismos periféricos de finales del siglo XIX, que tomaron la identidad lingüística
como clave de su desarrollo, institucionalizado un siglo más tarde con la formación de
las Comunidades Autónomas (a partir de 1979). Su postura reivindicativa suele denunciar
la imposición del castellano sobre las lenguas vernáculas (catalán, gallego o euskera),
sobre todo durante el Franquismo, que ha llegado a ser calificado de genocidio lingüístico
y cultural.38 La reacción en sentido contrario implica la denominada normalización,
delimitación o consideración de lengua propia de un territorio u otro. Esta normalización ha
suscitado a su vez nuevas y opuestas denuncias de imposición, bien sea en nombre de los
hispanohablantes locales, bien sea por parte de quienes consideran que
ciertas variedades lingüísticasmerecen consideración de lengua independiente respecto a
otra, tal como ha pasado con el valenciano respecto al catalán;39 también se rechazan los
argumentos basados en injusticias retrospectivas propios de los nacionalistas periféricos,
argumentos tildados de victimismo y mitificación.40
En cambio, la postura institucional de la Academia y la mayor parte de sus componentes,
es negar la identificación nacionalista-lingüística para el caso español. La idea
humboldtiana de la lengua como manifestación del espíritu de un pueblo o la del
igualitarismo lingüístico se transfiere a las lenguas, que son simples instrumentos, más o
menos afinados y puestos a punto, caracteres que corresponden a los hombres que las
usan. 41 Sí que se patrocina una optimista y nueva imagen del español como vehículo de
concordia, internacionalismo e incluso rentabilidad, 42 en la línea de lo que se
denomina poder blando43
Véanse también: Discriminación lingüística, Polémica en torno a español o
castellano y Oficina de Garantías Lingüísticas.

La construcción de la historia nacional[editar]

Muerte de Churruca, durante la batalla de Trafalgar, por Eugenio Álvarez Dumont, 1892. Esta batalla
también fue objeto del primero de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Su bicentenario
(2005) fue aprovechado para reflexionar sobre la conciencia nacional española y el conocimiento y
uso que se hace de la historia de España, en un momento en que simultáneamente se debatía
vivamente en el Parlamento y la sociedad la Ley de Memoria Histórica sobre de la Guerra Civil y el
Franquismo. Apareció una novela histórica de Arturo Pérez-Reverte, famoso por su recreación del
siglo de oro en la serie de novelas El Capitán Alatriste. Este autor se lamentaba de lo vivo que
estaba el episodio entre los ingleses (que hicieron una celebración fastuosa, con parada naval
incluida) frente a lo discreto de la conmemoración en España, cuyo acto más visible estuvo a cargo
del Ministerio de Defensa (José Bono).44

Monumento funerario de Colón en la Catedral de Sevilla.


Monumento a Don Pelayo, realizado en 1965 e instalado en Covadonga.

Artículo principal: Historia nacional

Véanse también: Memoria histórica, Historiografía, El florido pensil y Pintura de historia.

Siguiendo las tendencias de los estados liberales europeos, la práctica totalidad de la


producción de la historiografía española hasta mediados del siglo XX se hizo desde una
óptica nacionalista, construyéndose a partir de los segmentos, acontecimientos, datos,
citas o textos que potencialmente tuvieran una coherencia nacional y que presentasen una
significación por sí mismos, eliminando los elementos turbadores o incómodos para el
encaje necesario en el devenir histórico de España como elemento unitario. Para ello
disponía de precedentes bien antiguos, desde los textos visigodos y el corpus cronístico
medieval, particularmente completo en los reinos de Asturias, León y Castilla, sin que
faltaran tampoco materiales de los reinos orientales de la Península. La unificación de los
reinos bajo la Monarquía Hispánica de la Edad Moderna trajo consigo una continuación del
trabajo cronístico desde una perspectiva hispánica, en que tuvo un papel decisivo la
aparición de la monumental Historia de España del Padre Mariana. Se institucionalizó el
oficio de historiador, con las figuras del Cronista mayor, el Cronista de Indias y a partir del
siglo XVIII la Real Academia de la Historia.
No era por tanto una novedad que se demandara de la historia una función ideológica, lo
que ocurrió es que a partir del siglo XIX se centró en explicar y catalizar la realidad estatal
y nacional explicitada desde la Constitución de Cádiz y proporcionar la necesaria cohesión
social. Trató por tanto de hilvanar los hechos acaecidos en la península para corroborar
una genealogía de España como nación, con un pueblo dotado, desde la más remota
antigüedad, de una trayectoria vital común. La Historia se convertirá así en el soporte para
construir el relato natural de España como nación.
No es concebible para esta metodología analizar los hechos históricos desde una visión
plural, compleja ni —mucho menos aún— contradictoria con el punto de vista unitario.
Fueron en gran parte obviados los procesos históricos rivales, las memorias alternativas
que se irían construyendo desde los nacionalismos periféricos; pues de la misma manera
tanto en el País Vasco como en Cataluña se desarrolló también el mito y la leyenda en
torno a diversos personajes que debían encarnar la esencia de sus pueblos ancestrales
que se hicieron remontar a la antigüedad clásica o más allá.45
Siguiendo ese objetivo, en las décadas centrales del romántico siglo XIX los historiadores
hicieron realidad la visión compacta de un pueblo español dotado de ingredientes
perennes, de una esencia española mantenida inalterable desde Indíbil y Mandonio. Esta
lista de héroes de la Patria, encarnaciones del carácter nacional español o genio de la
raza,46 nominaría tanto a Recaredo y Guzmán el Bueno, como a Roger de Lauria, el
Cid, Wilfredo el Velloso, Fernando III el Santo, Jaime I el Conquistador, Hernán
Cortés, Juan Sebastián Elcano, Daoíz y Velarde o Agustina de Aragón. Incluso se encajó
en esa lista de "españolidad", sin mayor dificultad, tanto a los emperadores hispano-
romanos, como Trajano o Adriano, como al rebelde lusitano Viriato.
Más resistencias tuvo la españolidad de Cristóbal Colón, que era simultáneamente objeto
de reclamación por Italia (con la inestimable ayuda de la emigración italoamericana, tanto
en Estados Unidos como en Argentina). Incluso la localización exacta de sus huesos fue
objeto de vivos debates entre Cuba, República Dominicana y España, que apostaba por el
aparatoso mausoleo que se construyó en la Catedral de Sevilla.
La popularización de estas figuras históricas llegó a extremos kitsch, como esta poesía,
que se divulgó en miles de recordatorios de nacimiento que se vendían hasta no hace
muchos años.47
Cunas humildes, al nacer mecieron,
vidas que asombro de los mundos fueron:
Fernando e Isabel, ¡pecho y cabeza!,
forjaron de un Imperio la grandeza.
Colón, humilde en ambición suprema,
añadió un nuevo mundo a su diadema.
Cervantes, pobre, con virtud notoria
da a España con su pluma eterna gloria.
Velázquez, sin soberbia, al orbe inquieta
con la luz singular de su paleta;
Y Pizarro y el Cid dan los mejores
destellos de que son conquistadores.
¿Qué gloria a su ascendencia enternecida
no dieron estos hombres con su vida?
Pon el primer jalón de este camino
regalando a tu hijito un pergamino.

La institucionalización de la ciencia histórica, incluyó hitos importantes, como la creación


de la Biblioteca Nacional y el Archivo Histórico Nacional. Un papel importantísimo tuvo la
inclusión de la historia en los planes de estudios, tanto a nivel de la enseñanza primaria
como de la media, prevista en el Plan Moyano. Las corrientes liberal (hegemónica a
mediados del siglo XIX: Modesto Lafuente, Juan Valera,) o reaccionaria (Marcelino
Menéndez y Pelayo, que se impone desde finales del siglo XIX) no tendrán diferencias en
cuanto a su incuestionada identificación con España como nación; sino en cuanto a la
consideración concreta de la personalidad de ésta: resistente a la opresión para los
primeros (identificada con unos idealizados comuneros o con la mártir de la
libertad Mariana Pineda), católica e imperial para los segundos (luz de Trento, martillo de
herejes, espada de Roma, mejor representada por Isabel la Católica o Felipe II).
La españolización de figuras de un pasado remoto, incluso mítico, no se limitó al siglo XIX:
en plena transición, y con una metodología muy personal y divergente Fernando Sánchez
Dragó obtuvo el Premio Nacional de Ensayo por Gárgoris y Habidis. Una Historia Mágica
de España (1978, premiado en 1979).
Monumento a Alfonso XII en el estanque del Parque del Retiro (1902), diseñado por el
arquitecto José Grases y con obras de Mariano Benlliure, Josep Clarà y Mateo Inurria entre otros.

Los últimos de Filipinas, sobre los que se hizo una película dirigida por Antonio Román (1945). Su
melancólica habanera (o bolero, según las fuentes) Yo te diré, de Enrique Llobet y Jorge Halpern,
fue una de las canciones más emblemáticas de la posguerra.

Las bellas artes: pintura, escultura, arquitectura, música[editar]


La pintura de historia cumplió también una función ideológica de primer orden, al perpetuar
en símbolos icónicos las personalidades y gestas nacionales, en la mayor parte de los
casos como encargo de instituciones públicas (Congreso, Senado —donde se conserva
una de las mejores colecciones—, Diputaciones provinciales, ayuntamientos) que eran los
lugares idóneos para la exposición de lienzos de grandes dimensiones, que empezaron a
ser muy demandados después de la guerra de Independencia: José Madrazo (La muerte
de Viriato, 1814), José Aparicio (El hambre de 1812 en Madrid, 1818), además de las
obras maestras de Goya: La carga de los mamelucos y Los fusilamientos de la Moncloa,
con los que se hizo perdonar su cercanía a los afrancesados. En la segunda mitad del
siglo el género llegó a convertirse en un lugar común en la pintura española,
destacando Mariano Fortuny, Francisco Pradilla o Eduardo Rosales.
El equivalente escultórico fue la estatuaria monumental, cuyos principales cultivadores
fueron a finales del siglo XIX y comienzos del XX Mariano Benlliure y Aniceto Marinas. A
mediados del siglo XX, puede comparárseles en repercusión el trabajo de Juan de Ávalos.
Todas las ciudades españolas tienen muestras de este arte urbano que convierte
las plazas, los parques y las avenidas en museos de historia al aire libre a través de estos
hitos visuales. Quizá el conjunto más completo se encuentra en los grupos escultóricos de
la ciudad de Madrid.48
Menos evidente pero igualmente operativa, puede verse la relación con el nacionalismo de
otras artes, como la arquitectura (en la que los estilos neoclásico e historicista o
el eclecticismo a finales de siglo sirvieron a programas constructivos más discretos que en
otros países europeos o americanos, destacando los realizados en 1929 con motivo de
la Exposición Iberoamericana de Sevilla —Plaza de España— y la Exposición Universal de
Barcelona —que incluía el curioso pastiche del Pueblo español—) o la música (en cuyo
estudio se ha impuesto la etiqueta de nacionalismo musical, en que se incluyen de hecho a
todos los autores de la segunda mitad del siglo XIX a la primera del XX —destacadamente
a Albéniz, Granados, Turina o Manuel de Falla—, además de a los castizos género
chico y zarzuela, frente a la más internacional ópera).49 La música popular, que tiene un
lugar destacadísimo en la conformación de la mentalidad y en la historia de la vida
cotidiana, se hizo muy presente en España a partir de la popularización de la radio (años
veinte, treinta y cuarenta del siglo XX), formando parte de lo que se ha venido
denominando la educación sentimental.50 Las de la época de la posguerra fueron utilizadas
para ilustrar sórdidas imágenes cinematográficas contemporáneas (muchas procedentes
del NO-DO) en el documental de Basilio Martín Patino Canciones para después de una
guerra.
Nuevos medios de expresión: el cine y el cómic[editar]
El cine fue un elemento utilizado conscientemente como propaganda política durante el
franquismo. Además del citado Noticiero Documental, las producciones cinematográficas
insistían en los tópicos de la historia nacional (La leona de Castilla, Locura de amor
(1948), Amaya, Jeromín, Alba de América, Agustina de Aragón, Dónde vas, Alfonso
XII, Los últimos de Filipinas, Raza —con guion de Franco—).51 Simultáneamente,
el cómic cumplió la misma función, con publicaciones que exaltaban la España cristiana
medieval (El Guerrero del Antifaz y Capitán Trueno), se remontaban a la Hispania romana
(El Jabato), o proporcionaban héroes contemporáneos (Roberto Alcázar y Pedrín). Una
revista infantil llevó el inequívoco título de Flechas y Pelayos (1938-1949), fusión de la
falangista Flecha y la carlista Pelayos.52
Véanse también: Cine histórico, Historia de la prensa española e Historieta en España.

Lemas acerca de la identidad nacional durante el siglo


XIX[editar]

Diversión de España, grabado de la serie Los toros de Burdeos, que Francisco de Goya realizó en
un espacio tan propicio para la introspección sobre la condición nacional como es el exilio, entre
1824 y 1825. Los toros ya eran la fiesta nacional española por antonomasia, aunque tal condición
fue discutida desde los ilustrados, que se le oponían, con notables excepciones, como el propio
Goya. Es innegable el papel de los festejos taurinos y otras celebraciones en la vida cotidiana y la
conformación de la mentalidad y del propio lenguaje corriente, así como su función amortiguadora
de los conflictos sociales, como ocurrió más tarde con el fútbol (véase Pan y Toros).

Los dos militares que se estrechan la mano en este óleo de Bernardo López Piquer (1842) pueden
representar la identidad corporativa que alcanzaron los militares españoles a lo largo del siglo XIX,
por encima de sus periódicos y sangrientos enfrentamientos. Uno de ellos parece disimular una
boina roja (carlista), por lo que el cuadro fue confundido con una alusión al abrazo de Vergara entre
Espartero y Maroto (1839).

 ¿Qué se debe a España?, fue preguntado por Masson de


Morvilliers en la Encyclopèdie Methodique, 1782.53
 Pan y toros, fue popularizado a partir de un artículo
de León de Arroyal (1793), donde criticaba
el casticismo en polémica con Juan Pablo Forner, que a
su vez polemizaba con Morvilliers.
 Viva la Pepa, al proclamarse Constitución de Cádiz, 12 de
marzo de 1812.
 Vivan las cadenas, al recibir tras la Guerra de
Independencia a Fernando VII en 1814; la misma actitud
en el Manifiesto de los Persas (12 de abril de 1814).
 Caminemos todos, y yo el primero, por la senda
constitucional, Fernando VII, 1820, al jurar la Constitución
tras el pronunciamiento militar de Rafael del Riego que
abría el Trienio liberal.
 Dios, patria, rey, (Batalla de Oriamendi, 1837) fue el lema
triádico del carlismo, que no era en ese momento un
movimiento nacionalista (aunque patriótico),
sino reaccionario, partidario del Antiguo Régimen y
opuesto a la nación soberana que intentan construir los
liberales. Otras versiones del lema fueron Dios, patria, rey,
jueces; Dios, patria, fueros, rey; e incluso Dios y Leyes
Viejas (Jaun Goikua eta Lege zarrak en euskera), que fue
el lema que Sabino Arana diseñó a finales del siglo XIX
para el Partido Nacionalista Vasco.
 Y cúmplase la voluntad nacional, Baldomero
Espartero (regente de 1841 a 1843). El uso de esta frase
se extendió por otros personajes, especialmente por el
también general Juan Prim (presidente del gobierno entre
1868 y 1870).54
 Más vale honra sin barcos, que barcos sin honra,
o España prefiere honra sin barcos a barcos sin honra,
o Mi patria quiere mejor...; Casto Méndez Núñez,
almirante en la Guerra del Pacífico (1866).55
 Viva España con honra, revolución de 1868.
 Viva Cartagena, revolución Cantonal, 1873.
 Son españoles los que no pueden ser otra cosa, Antonio
Cánovas del Castillo.56
 Echar siete llaves (o doble llave) al sepulcro de El
Cid, Joaquín Costa.57
 ¡Santiago y cierra, España!, de origen medieval, que fue
rescatado con fines peyorativos a finales del siglo XIX,
como el lema anterior del Cid, forzando el sentido
del cierra más allá de su significado militar original. No
obstante, fue reivindicado de forma reactiva
y casticista por los editores de la revista derechista de los
años treinta Acción Española, que tenía como
colaboradores a Ramiro de Maeztu, Eugenio Vegas
Latapieo José Calvo Sotelo.
 ¡Que inventen ellos!58 y Me duele España,59 Miguel de
Unamuno.

Militarismo y Regeneracionismo[editar]
Artículos principales: Militarismo y Regeneracionismo.

Véase también: Ser de España

Véase también: Dictadura de Primo de Rivera

Desde Riego hasta Martínez Campos, casi todo el siglo XIX está salpicado de
periódicos pronunciamientos de los espadones que agrupaban detrás de ellos a los
distintos partidos políticos. Fue la propia Guerra de Independencia la que suscitó el
prestigio social de la vocación militar, a la que llegaron gentes de todo origen (hijos
segundones antes destinados al clero, plebeyos) que en una sociedad estamental cerrada
no hubieran tenido tal oportunidad de ascenso social. Algunos de ellos (Ferraz, Valdés)
recibían el mote de ayacuchos por haber participado en la Batalla de Ayacucho, o si no fue
así (como Espartero o Maroto), por al menos haber asistido al final de la presencia
española en la América continental;60 mientras que también en las nuevas naciones se
impuso el caudillismo como forma de representación política.
En estos líderes se identificaba la propia nación en un concepto de encuadramiento social
que, lejos de ser conservador o reaccionario, era en origen revolucionario: la nación en
armas. No obstante, en la práctica se delegaba también en ellos la iniciativa política, en
ausencia de control efectivo de la sociedad civil. La milicia nacional instrumentalizada por
los progresistas, que encuadraba a las clases urbanas en la defensa de la revolución
liberal, dejó pronto de tener importancia efectiva. Otro cuerpo militar, nacido a mediados de
siglo a iniciativa de los moderados,61 tuvo una proyección mucho más importante:
la Guardia Civil, con un amplio despliegue territorial que cubría todas las áreas rurales,
encargada de garantizar dos nuevos conceptos: el orden público y la propiedad privada, de
extraordinaria importancia para el nuevo sistema liberal-capitalista que, tras la Guerra
Carlista y la Desamortización, había integrado a la oligarquía de altos nobles, grandes
burgueses y terratenientes.62
Ritual del Cristo de la Buena Muerte, que sigue celebrándose en la actualidad, al igual que
otras devociones castrenses (algunas matizadas, como la participación militar en la Procesión del
Corpus de Toledo, que ya no presenta honores militares)63 y la institución del capellán castrense.

La Legión Española fue un cuerpo de choque creado para la Guerra de Marruecos en 1920, y tuvo
entre sus primeros oficiales a Millán Astray y Francisco Franco, que encarnaron el concepto
de militar africanista, con una nueva forma de entender la misión de España en el mundo que exigía
recomponer las relaciones entre ejército y sociedad civil. Echaban de menos en ésta los valores
castrenses que la Legión encarnaba, explicitados en su Credo Legionario: disciplina inflexible,
adhesión inquebrantable al jefe (que debe mostrar dotes carismáticas de mando), hermandad entre
compañeros de armas con razón o sin ella (el grito A mí la Legión), exaltación de la virilidad, con
desprecio de la propia vida (el grito Viva la muerte —utilizado junto con Abajo la inteligencia por
Millán Astray en su célebre altercado con Miguel de Unamuno—) y una fuerte identificación con el
catolicismo.

La Restauración había marcado un paréntesis de política civil, con el turnismo Cánovas-


Sagasta, pero eso no significó un aumento de la pureza democrática del sistema político, a
pesar de que se ejercía el sufragio universal masculino (ya presente en la Constitución
española de 1869, eliminado en 1876 y recuperado desde 1890).64 En todo el siglo XIX y
hasta 1931 no hubo ningún caso de un gobierno que perdiera unas elecciones: el
procedimiento no era ganar la confianza del pueblo para llegar a gobernarlo, sino llegar al
gobierno (por una intriga palaciega, por un pronunciamiento militar o, en el mejor de los
casos, por consenso de las fuerzas políticas "dinásticas") y después convocar elecciones,
convenientemente gestionadas por la red clientelar que partía del ministerio de
gobernación, pasaba por los gobiernos civiles de cada provincia y llegaba al cacique que
controlaba cada pueblo; incluyendo el encasillado de los candidatos propicios, la compra
de votos o reclamación de deudas de favores anteriores y el pucherazo, o fraude
descarado, en caso necesario. Joaquín Costa hizo un análisis demoledor en Oligarquía y
caciquismo como la forma actual de gobierno en España: urgencia y modo de
cambiarla (1901).65
A esas alturas, la evidencia de la corrupción del sistema político hacía muy extendidas las
peticiones de un cirujano de hierro, y el desprecio a la política y a los políticos
profesionales, que incluyó un movimiento impulsado por la burguesía catalana a través de
la Junta Regional de Adhesiones al Programa del General Polavieja. La intervención del
ejército en las calles, fuera convocado por el gobierno para garantizar el orden público, o
fuera de forma espontánea, era una práctica cada vez más habitual. El descontento militar
latente desde el desastre de 1898 se había puesto de manifiesto periódicamente, con
motivo del escándalo del ¡Cu-Cut! (1905, ataque a una revista satírica catalanista, tras el
triunfo electoral de la Lliga), la sublevación antimilitarista de la Semana Trágica (1909), y
en la crisis de 1917 (con el movimiento de las Juntas de Defensa simultáneo a
una Asamblea de Parlamentarios antigubernativa en Barcelona y una huelga general
revolucionaria). De forma decisiva estalló como consecuencia del desastre de Annual,
cuya mala gestión abocó al golpe de Miguel Primo de Rivera, capitán general de
Barcelona.
En el triunfo del golpe de estado tuvo mucho que ver el estímulo de la burguesía catalana
(atemorizada por la escalada de terrorismos emulativos patronal-sindical), la aquiescencia
del rey (particularmente identificado con el estamento militar y que no había sido ajeno a
las extrañas decisiones que llevaron a Annual) y la pasividad de todas las fuerzas políticas.
Una de sus prioridades fue la restauración del honor patrio comprometido en Marruecos, lo
que logró con un extraordinario despliegue propagandístico y militar, en el
ambicioso desembarco de Alhucemas. En los años de su dictadura, en ausencia legal y
efectiva de oposición (a excepción de algunos intelectuales exiliados, como Unamuno), se
llevó a cabo una política económica y social de signo corporativista, de aspiraciones
interclasistas, que pretendía subordinar al interés nacional los intereses particulares
(locales, partidistas o de clase). En su desarrollo se contó con un cierto grado de
colaboración por parte del sindicato socialista (UGT). Sus contenidos concretos ya se han
indicado (véase la sección Nacionalismo y economía).
Se estaba produciendo una verdadera Edad de plata de las letras y las ciencias españolas,
en la que tuvo un destacado lugar el inicio del debate intelectual sobre el mismo ser de
España.66 Las distintas posturas ideológicas variaban dramáticamente, ahondando las
divisiones de lo que Antonio Machado comenzó a llamar las Dos Españas; aunque la
identificación con la nación española no era menor en las izquierdas que en las derechas:
si no se leyera el contenido, era imposible distinguir por el título las revistas
izquierdistas España. Semanario de la Vida Nacional (Ortega, Araquistáin, Azaña) y Nueva
España (José Díaz Fernández, Joaquín Arderíus, Ramón J. Sender, Julián Gorkin, Isidoro
Acevedo, Alardo Prats) de La Gaceta Literaria de Ernesto Giménez Caballero, que desde
una postura estética vanguardista evolucionó hacia el fascismo. La permeabilidad entre
ambos grupos no era imposible: un socialista como Julián Zugazagoitia colaboró en
ambas, y el mismo Giménez Caballero se jactaba de haber alumbrado a las primeras
generaciones de escritores fascistas y comunistas; aunque ese papel de convivencia en la
discrepancia intelectual correspondió más claramente a Revista de Occidente de Ortega
o Cruz y Raya de José Bergamín.67

La Segunda República[editar]
Monumento a José Calvo Sotelo, el Protomártir de la Cruzada en la Plaza de Castilla (Madrid).

Artículo principal: Segunda República Española

La mayor parte de los partidarios de la Segunda República (empezando por sus dos
presidentes, Niceto Alcalá Zamora y Manuel Azaña) no eran menos nacionalistas
españoles que sus oponentes; y algunos, ni siquiera menos centralistas, como pudo
observarse en los debates parlamentarios, en que José Ortega y Gasset acuñó el
término conllevancia para designar la relación con los nacionalistas periféricos.68
El movimiento obrero (dividido entre socialistas —organizados en torno al Partido
Socialista Obrero Español y escindido en múltiples sensibilidades— y anarquistas —cuyas
principales organizaciones eran la CNT y la FAI, que posteriormente formarían un frente
único anarquista llamado CNT-FAI—) era teóricamente internacionalista (el
minoritario Partido Comunista de España sí tenía un estrecho control desde
la Internacional Comunista), con lo que su posición ante el tema de la identidad nacional —
tanto unitaria española como particularista o periférica— nunca podría ser demasiado
categórica. No obstante, en la práctica se comportó en ocasiones decisivas como la más
efectivamente centralista de las fuerzas republicanas. Es muy conocida la expresión de
extrema desconfianza de Indalecio Prieto hacia la autonomía vasca (Gibraltar vaticanista),
a pesar de que terminó por contribuir profundamente a la redacción final de su estatuto.69
La posición de la CNT —mayoritaria en el movimiento obrero catalán— hacia la autonomía
pasó por fases más o menos comprensivas, pero nunca dejó de considerarla un asunto
más bien burgués, es decir, expresión de sus enemigos de clase;70 y en cualquier caso no
entraba dentro de sus parámetros el sometimiento a ningún tipo poder, fuera central o
autonómico. La postura de los anarquistas ante su condición nacional o identitaria osciló
entre el federalismo teórico o real (particularmente el sector treintista o moderado, que era
tildado de nacionalista español), el regionalismo, e incluso el iberismo (la escala ibérica de
la FAI); siempre según la cambiante tendencia de los líderes del movimiento en cada
momento o lugar, de forma más agudizada durante la guerra civil: durante un año existió
el Consejo Regional de Defensa de Aragón (en la práctica un gobierno anarquista
independiente del central); más espectacular fue la posición de los anarquistas en
Cataluña, que llegó al enfrentamiento armado (Jornadas de mayo de 1937 en Barcelona).
Ya en ese momento se había producido en Cataluña una unificación de partidos de
izquierda, incluyendo a distintas ramas de socialistas y comunistas, con el nombre
de Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC, que se vinculará a la Internacional
Comunista), aliado en el gobierno de la Generalitat con los nacionalistas catalanes
de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y que excluía tanto a los anarquistas como
los a trotskistas del POUM.
En el otro extremo del espectro político, la cuestión regional suscitada desde la discusión
del estatuto de autonomía catalán sirvió de estímulo para la radicalización de los partidos
de derecha, en un proceso que terminó en la apropiación del adjetivo nacional por
el bando sublevado en la guerra civil.
El doctor y político José María Albiñana fundó en abril de 1930 el Partido Nacionalista
Español, inspirado en el Partido Nacional Fascista italiano (con sus milicias, culto al líder y
populismo) pero de carácter integrista cristiano y monárquico. No tuvo apenas
implantación, salvo en Barcelona, Madrid, Sevilla, Valladolid y Burgos (por esta provincia
resultó elegido diputado Albiñana en las elecciones de febrero de 1936). Tras el inicio de la
Guerra Civil, partido y milicias acabaron integradas en Falange Española Tradicionalista y
de las JONS. Ésta, a su vez, había surgido de la fusión de otros grupos más o menos
inspirados en el fascismo y muy combativos (dialéctica y físicamente) contra los grupos
izquierdistas: las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista de Ramiro Ledesma y Onésimo
Redondo y la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador. Había
muchos otros grupos, como Tradición y Renovación Española y el Bloque
Nacional de José Calvo Sotelo, o el Partido Agrario de Nicasio Pelayo (desmantantelador
de la reforma agraria durante el llamado bienio negro) y Antonio Royo Villanova (que
destacó por su oposición al estatut y su libro El problema catalán).71 No obstante, el
movimiento político más importante era la Confederación Española de Derechas
Autónomas (CEDA, coalición formada en torno a un partido primero llamado Acción
Nacional, y luego Acción Popular), liderado por José María Gil-Robles, cuyas juventudes
actuaban como un grupo de disciplina casi paramilitar (Ramón Ruiz Alonso).72

La Guerra Civil[editar]
Véase también: Guerra Civil Española

El mismo uso del nombre de bando nacional que se dio a sí mismo el formado en torno a
los militares sublevados en 1936 fue un activo propagandístico a su favor.73 En cada una
de las tomas de una población, se repetía el lema Entra España o Ya es España; y se
procuraba identificar todo lo posible al bando republicano no sólo con los rojos, sino
explícitamente con una genérica Anti-España y concretamente con Rusia (lo que continuó
haciéndose obsesivamente después de la guerra con los temas, convertidos en clichés,
de Rusia es culpable y El oro de Moscú). Por su parte, la propaganda del bando
republicano para referirse a sus opuestos, utilizaba la expresión fascistas apoyados por
Alemania e Italia, y procuraba remarcar la utilización de moros como tropas de choque;
pero por otro lado, sus mensajes siempre fueron muy internacionalistas (no es casual que
se eligiera el nombre de Brigadas Internacionales para las formadas por voluntarios
extranjeros) y procuraban utilizar el argumentario pacifista propio de la Sociedad de
Naciones.
En el contexto de la guerra civil no era necesario precisar de qué bando era la autoridad
que emitía un bando como éste:
Ordeno y Mando:
Artículo 1º: Todo elemento extremista que al darle el grito de VIVA ESPAÑA, no conteste de igual
forma, será ejecutado pasado por las armas en el acto.
Artículo 2º: Al presentarse las autoridades a las inmediaciones de sus domicilios y no salga el
personal que haya dentro del mismo antes de la llegada de la fuerza con los brazos abiertos en alto
gritando VIVA ESPAÑA serán pasados por las armas en el acto (...)
Falces, 11 de agosto de 1936. El Excmo. Sr. Comandante militar de la plaza.
Recogido en Navarra 1936. De la Esperanza al Terror

El Franquismo[editar]
Artículo principal: Dictadura de Francisco Franco

Véanse también: Bando sublevado, Golpe de Estado en España de julio de 1936, Movimiento
Nacional, Nacional-sindicalismo y Nacionalcatolicismo (demasiados parámetros en
{{VT}}) Wikipedia.

Las ideas políticas y filosóficas de Franco no eran muy diferentes de las del sector más derechista
del cuerpo de oficiales del Ejército. Era conservador, católico y nacionalista; creía en una política
autoritaria... era pragmático en sus actitudes políticas... estaba decidido a no repetir lo que él mismo
llamó "el error de Primo de Rivera": la incapacidad del primer dictador español para crear una nueva
doctrina y un nuevo sistema político... Franco estaba convencido de que él iba a jugar un papel
providencial en la Historia de España.
Stanley G. Payne74

La España que sale de la guerra civil es un Estado totalitario, como la Italia fascista o la
Alemania nazi, sus aliadas, aunque no tanto como para no mantener una prudente
neutralidad en la inmediata Segunda Guerra Mundial. Con gran realismo se renunció al
sueño imperialista que pareció posible en algún momento, al menos para presentarlo
a Hitler en Hendaya (1941; se llegó a encargar a los entonces jóvenes diplomáticos José
María de Areilza y Fernando María Castiella que plasmasen las Reivindicaciones
Españolas en el Norte de África, incluyendo buena parte de las colonias francesas,
especialmente el Oranesado, además de la irredentista de Gibraltar si se arrebataba a
Inglaterra).75 Durante unos años evitará definirse como reino, hasta que la Ley de
Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947, proclame que España, como unidad política,
es un Estado católico, social y representativo, que, de acuerdo con su tradición, se declara
constituido en Reino (art. 1º); y durante más tiempo aún se evitará el nombramiento de
un sucesor a título de rey, entre los posibles candidatos, hasta que en 1968 se nombre
a Juan Carlos de Borbón, que hubo de soportar muchos más desplantes y alguna duda de
que la decisión pudiera revertirse en beneficio de Alfonso de Borbón y Dampierre, casado
con la nieta del Generalísimo (él mismo, o bien su entorno más próximo, nunca dejaron de
coquetear con la idea de entroncar con la monarquía).
El obsesivo culto a la personalidad del Caudillo, la reiteración obsesiva
de lemas y símbolos unitarios, no ocultaba que en el régimen nunca hubo una monolítica
unidad: el mismo Franco explotaba la rivalidad de las familias del
franquismo (militares, azules o falangistas, católicos —luego transmutados en
democristianos y tecnócratas del Opus Dei—, tradicionalistas o carlistas), entre las que
administraba el reparto de parcelas de poder y utilizaba como contrapesos mutuos,
resolviendo los conflictos internos de forma paternalista y salomónica, en una concepción
de España idealizada como una gran familia, propia de la sociedad preindustrial, de la que
él sería el padre.76 Una de sus frases se cita mucho como ilustración de su concepto del
poder: haga como yo, no se meta en política.77 En otra definía su relación con sus
ministros con un expeditivo y cuartelero es muy sencillo: yo mando y ellos obedecen, lo
que de hecho le alejaba de los asuntos cotidianos, que muchas veces postergaba,
proporcionándole una aureola de intemporalidad e identificación con los intereses eternos
de la nación que convenía a la imagen de estadista que se formó (se decía: Franco no
tiene reloj, sino calendario). En el análisis de uno de sus ministros, Gonzalo Fernández de
la Mora, esta manera de entender la política era vista de forma extraordinariamente
elogiosa:78
Evitaba los asuntos subalternos y muy especialmente los relativos a nombramientos de personas:
jamás me sugirió a nadie para cargo alguno. Daba, en suma, una gran libertad de acción a sus
ministros, no les interfería y, con ello, les estimulaba a un máximo sentido de la responsabilidad.
Administraba sus propias decisiones con mesurada parsimonia: zanjaba los debates importantes en
el seno del Gobierno, daba unidad a la acción del Estado y reajustaba con meditado sentido político
el equilibrio del Gabinete. Manifestaba su voluntad sólo cuando era imprescindible. No pretendía,
como los dictadores, asumir todas las instancias, sino únicamente la última y excepcional, la
exclusivamente suya.

Su visión de los españoles que se le oponían era extremadamente maniquea, en línea con
el concepto de Anti-España que el pensamiento reaccionario español había definido desde
Menéndez y Pelayo, y que dejó claro en su guion de la película Raza. En particular,
llegaron a niveles obsesivos sus referencias a la Conspiración Judeo-Masónico-
Comunista-Internacional que supuestamente habría causado todos los males de España,
remontándose en sus orígenes al siglo XVI.79 Sin que llegara a constituir ninguna posición
oficial, la búsqueda de identificación de la nación española con una presunta raza
española, a semejanza de la raza aria de los nazis, llegó a su extremo en algunos
personajes como el coronel y psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera,80 que realizó extrañas
investigaciones durante la guerra civil en colaboración con la Gestapo (experimentos
encaminados a purificar la raza española eliminando el gen rojo), y la producción de una
inquietante literatura sobre eugenesia en los años siguientes.81
No obstante, la idea de nación española para el franquismo no fue por ese camino.
Tampoco por el Estado Nacional Sindicalista que pretendían los falangistas, desplazados
del centro del poder desde 1942 (salida de Ramón Serrano Súñer) y abocados a añorar
una romántica revolución pendiente. Los años cuarenta y cincuenta fueron los del triunfo
del Nacionalcatolicismo (para Trevor-Roper, el franquismo puede definirse como fascismo
clerical, siendo el más tardío y exitoso de ellos).82 Toda la vida social, pública y privada,
debía mostrarse adecuada al ideal de una España unida en la fe cristiana,83 identificada
con el lema Por el Imperio hacia Dios. Se vigiló particularmente la educación (a veces
hasta extremos como los que se ridiculizan en El florido pensil), con una
exhaustiva depuración del Magisterio, de la Universidad y las instituciones científicas y la
recuperación de la enseñanza religiosa, tanto la impartida por colegios privados de
titularidad religiosa como en los públicos; la Religión volvió a ser asignatura obligatoria, a
la que se añadió la de Formación del espíritu nacional.
quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro, y ha sido mi voluntad constante,
ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir.
...
Creo y deseo no haber tenido otros [enemigos] que aquellos que lo fueron de España, a la que amo
hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida que ya sé
próximo.
...
Mantened la unidad de las tierras de España exaltando la rica multiplicidad de las regiones como
fuente de fortaleza en la unidad de la Patria.
Testamento político de Franco, 1975.84

Este estadio lleva el nombre de Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid de 1943 a 1978. El
periodo es casi coincidente con la ocupación de la jefatura del estado por Franco. El club, que ganó
las cinco primeras Copas de Europa (de 1956 a 1966), era exhibido como una De las glorias
deportivas, que campean por España... Noble y bélico adalid, caballero del honor, en palabras de su
himno oficial. Su identificación con el régimen, y con la misma Nación Española, era proverbial. 85
El palco del Bernabéu, que Franco visitaba con frecuencia (además de en partidos de fútbol, al
menos una vez al año en las Demostraciones Sindicales) pasó a ser un espacio privilegiado para
dar y buscar información, hacer negocios, ver y dejarse ver en los aledaños del poder político, social
y económico. Una función similar cumplían las cacerías (como se describe en La escopeta nacional,
de Luis García Berlanga).

La administración territorial era fuertemente centralista, con la única excepción


de Navarra y Álava, baluartes del tradicionalismo, que mantuvieron sus privilegios forales,
mientras que Vizcaya y Guipúzcoa, las explícitamente denominadas provincias traidoras,
los perdieron. No obstante, Bilbao fue protegida como capital económica del bando
nacional desde su polémica toma durante la guerra civil, y mantuvo una activa bolsa de
comercio. Las instituciones financieras vascas (Banco de Bilbao y Banco de Vizcaya)
incrementaron su peso en el conjunto de la economía española, así como la industria
básica (Altos Hornos de Vizcaya), protegida de toda competencia exterior por la autarquía;
con el tiempo (años cincuenta) el sector se diversificó con la creación
de ENSIDESA en Avilés (Asturias). Cataluña también fue protegida económicamente en
cuanto a la selección de localizaciones industriales, siguiendo la lógica del sistema
corporativista y de paternalismo estatal. En cambio, fue decididamente sometida a una
política de castellanización lingüística, a pesar de que algunos intelectuales falangistas
(como Dionisio Ridruejo o Carlos Sentís) querían mantenerla en su diversidad cultural, en
polémica con otros que terminaron imponiéndose (Josep Montagut).86
Toda propaganda oral y escrita debe pasar por el mismo tamiz. No se permitirán ni alocuciones, ni
mítines, ni conferencias que no se pronuncien en castellano, y quedará proscrita toda publicación,
libro, folleto, revista, diario, que no se redacte en el lenguaje oficial de España, que es el verbo de la
raza y de todos sus hijos de aquende y de allende la América Española.
...
hemos de entrar en Cataluña con las banderas desplegadas en nombre de España y hablando el
lenguaje rudo y claro de Castilla, que por encima de todos los demás es el de España, ya que ese
lenguaje lo entienden todos los catalanes y lo aman, a pesar de las campañas enconadas de los
enemigos de España, a cuyo lado se hallan, quizás inconscientemente, algunos compatricios que
ahora preconizan como procedimiento táctico el uso del catalán. Ya le sobrará tiempo a Falange y a
España para demostrar a Cataluña que no siente odio ni desprecio por su lengua y por sus
peculiaridades dignas de tenerse en cuenta.

Se desincentivó el uso del catalán en todo tipo de ámbitos (Si eres español, habla
español), incluso en los religiosos, lo que produjo conflictos con las autoridades
eclesiásticas, tan comprensivas en otros temas;87 y se prohibió en ámbitos oficiales
(incluso en el registro civil de los nombres).88899091 Se cuidaba de forma exquisita los
nombramientos de determinados puestos, como la Diputación o el Ayuntamiento de
Barcelona, el rectorado de la Universidad e incluso la dirección del periódico La
Vanguardia (que pasó a llamarse La Vanguardia Española), a pesar de ser de capital
privado (Conde de Godó), o el más que un club Fútbol Club Barcelona.92 En cambio, los
clubes vascos eran explícitamente puestos como ejemplo virtuoso al alinear únicamente
jugadores españoles (al ser de su localidad o así). El fútbol fue ampliamente utilizado
como válvula de escape de tensiones sociales y territoriales (Pan y fútbol), y como
vehículo de identificación nacional.
En los últimos años sesenta y primeros setenta, en el final del franquismo, la España
vertical de la posguerra quedaba muy lejos, incluso para los círculos más cercanos al
poder.
Dentro de la clase política del régimen, existían al menos dos grupos que mostraban abiertamente
sus diferencias. Por un lado estaban los "inmovilistas", que trataban de "perfeccionar" el régimen, sin
perder las señas de identidad derivadas del Estado surgido con el "Alzamiento del 18 de julio de
1936"... ex-ministros (Girón o Fernández-Cuesta) militares (García Rebull, Cano Portal) hombres de
negocios (Oriol y Urquijo) eclesiásticos (monseñor Guerra Campos) organizaciones de ex-
combatientes (Hermandades Nacionales de Alféreces Provisionales)... Su fuerza radicaba en el
contacto directo con Franco y en la presencia en las instituciones. Su mayor debilidad se centraba
en la escasa audiencia pública que tenían y, sobre todo, en la propia transformación de la sociedad
española... Son un contrapoder, en los que Franco se apoya para intimidar a los "aperturistas".
Franco tiene mayor confianza en ellos, ya que comparte su visión de la historia, su propio pasado,
está seguro de su fidelidad y sobre todo entiende aquello que defienden.
Abdón Mateos y Álvaro Soto93

La Transición[editar]
Artículo principal: Transición Española

Véanse también: Sucesos de Montejurra, Terrorismo tardofranquista, GRAPO, ETA y Siete


días de enero (demasiados parámetros en {{VT}}) Wikipedia.
La inevitabilidad del final del franquismo quedó patente desde el asesinato por ETA de Luis
Carrero Blanco (1973), a quien Franco acababa de nombrar presidente del gobierno (cargo
inédito en un sistema que hasta entonces acumulaba todo el poder en la cúspide). Los
gobiernos de Carlos Arias Navarro (últimos de Franco y primeros del rey Juan Carlos)
evidenciaron la incapacidad de la facción inmovilista (llamada el búnker) para mantener
intacto el espíritu del 18 de julio,94 pasando a ser una fuerza obstaculizadora pero no
decisiva, dividido en facciones desunidas y enfrentadas entre sí, llegando a la violencia
física. Este enfrentamiento llegó a ser grave en los sucesos de Montejurra (9 de mayo de
1976) entre distintas ramas carlistas, con la intervención nunca aclarada de elementos
falangistas (para entonces, igualmente o más divididos aún), agentes policiales y
del neofascismo internacional. En sus manifestaciones más extremistas, estos grupos
funcionaban ya en la clandestinidad o incluso convertido en grupos terroristas (Guerrilleros
de Cristo Rey, Batallón Vasco Español), que no obstante mantenían una conexión
encubierta con la policía y el ejército (la continuación de esa relación con los GAL de la
etapa del gobierno socialista de Felipe González ha sido repetidamente apuntada, aunque
no aclarada). El tema de la unidad de España era uno de los que más movilizaban o
atemorizaban a una gran parte de la sociedad que no se restringía a la ultraderecha, sino
que era mucho más amplia: todos los que confiaban en que Franco lo hubiera
dejado atado y bien atado. Esta mentalidad se comenzó a denominar franquismo
sociológico: actitudes conservadoras, acostumbradas por varias generaciones a la
autocensura y la obediencia, incluso serviles ante el poder, y de miedo a la
libertad (expresión de Eric Fromm en su análisis del fascismo, libro muy divulgado por
esas fechas).95

Tanque del ejército preparando el desfile del Día de las Fuerzas Armadas del año 2006 en Madrid.
Veinticinco años antes, existió la posibilidad de que esa imagen fuera de una maniobra real, como
de hecho ocurrió el 23 de febrero de 1981 en las calles de Valencia, tomadas por tanques al mando
del general Jaime Miláns del Bosch.

La movilización de la oposición era cada vez más abierta, y las más espectaculares,
además de los conflictos de naturaleza laboral generalizados por todo el país, fueron
precisamente en Cataluña y el País Vasco, las que incluían desafíos al concepto
uniformador de España incuestionable durante el franquismo. El más divulgado fue un
lema triádico: Libertad, Amnistía, Estatuto de Autonomía. Adolfo Suárez era desde 1976 el
nuevo presidente del gobierno, más conforme a los deseos reformistas del rey. Tras las
elecciones de junio de 1977, consideró la conveniencia de dar el golpe de efecto de la
vuelta del exilio de Josep Tarradellas (y su grito Ja soc aquí en la Plaza de San Jaime, el
29 de septiembre del mismo año),96 al que hábilmente reconoció el cargo de President de
la Generalitat (en un primer momento de forma no explícita, sino a través de la fórmula
protocolaria del tratamiento de honorable). Al mismo tiempo, significó un punto de tensión
para los militares, cuyo ruido de sables amenazaba permanentemente con un golpe de
estado, que se evitó, en buena medida por la forma en que fueron controlados por el
vicepresidente Manuel Gutiérrez Mellado. Sólo la vuelta de Santiago Carrillo (finales de
1976, poco antes del referéndum de la Ley para la Reforma Política) y la legalización del
PCE (9 de abril, sábado santo de 1977, a pocos meses de las elecciones de junio)
supusieron un desafío mayor, con dimisiones incluidas (almirante Pita da Veiga).97 La
existencia de un terrorismo de varios frentes (GRAPO, ETA y grupos ultraderechistas)
hacía particularmente delicada la situación, que estuvo a punto de convertirse en
insostenible en enero de 1977 (los llamados Siete días de enero en la película de Juan
Antonio Bardem), cuando se produjeron simultáneamente secuestros de altas
personalidades por el GRAPO y el atentado ultraderechista contra un despacho de
abogados laboralistas conocido como matanza de Atocha. Los repetidos atentados de
la ETA contra policías, militares y políticos españolistas en el País Vasco, y la quema de
banderas españolas en numerosas manifestaciones, era ampliamente calificada de
desafío inaceptable a la españolidad del País Vasco por los medios de prensa
ultraderechistas, que abiertamente llamaban a la intervención del ejército (especialmente
el periódico El Alcázar). Las conspiraciones de algunos elementos militares (Operación
Galaxia) fueron fácilmente detectadas y neutralizadas antes de que pasaran a fase de
ejecución, hasta el fallido golpe de estado de 23 de febrero de 1981.
En cuanto a los nuevos partidos políticos, cuya legalización parecía sólo cuestión de
tiempo desde el discurso de Arias conocido como el del espíritu del 12 de febrero (1974)
que implicaba el consentimiento de asociaciones políticas, fueron situándose en el
espectro político de izquierda a derecha, correspondiendo a éstos últimos las defensas
más cerradas del concepto de unidad de España, que no obstante todos tenían que
respetar en sus estatutos tal como quedó previsto en la definitiva Ley para la Reforma
Política de diciembre de 1976 (aceptada por las Cortes franquistas en lo que se conoció
como su harakiri o suicidio político). No se legalizó a los que mantuvieran claras
reivindicaciones independentistas, aunque sí al PNV o los partidos nacionalistas catalanes
(Pacte Democràtic per Catalunya, de Jordi Pujol, mientras que la tradicional Esquerra, que
apoyaba otra coalición, sólo obtuvo un diputado). Incluso pudo presentarse y obtener un
diputado Euskadiko Ezkerra, vinculado a ETA político-militar (una rama de ETA que acabó
por reinsertarse en el sistema democrático). También ofrecía dificultades legalizar a
partidos de izquierda, a los que se sugirió desde el ministerio del interior (Rodolfo Martín
Villa) que centraran sus reivindicaciones programáticas en cuestiones teoréticas, como el
cuestionamiento de los valores de la burguesía. No obstante, algunos de los partidos de
extrema izquierda no fueron legalizados hasta meses después de las elecciones
(PTE u ORT) aunque pudieron presentarse de hecho a través de coaliciones ad hoc. A
pesar de ello no obtuvieron representación parlamentaria. Tampoco pudieron presentarse
los que no optaron por utilizar eufemismos para salvar su orientación republicana, otro de
los escollos legales (Izquierda Republicana y otros partidos históricos). El PCE,
significativamente, respondió a una urgente sugerencia del gobierno con una famosa
rueda de prensa (14 de abril de 1977) en que se abandonaba el uso de la bandera tricolor
en beneficio de la rojigualda. El mismo PCE insistirá posteriormente para que la legislación
sobre uso de la bandera llevara este texto:98
La bandera de España simboliza la nación; es signo de soberanía, unidad e integridad de la patria y
representa los valores superiores expresados en la Constitución.

cuando ya se había sustituido oficialmente el escudo franquista (con el águila) por el


denominado constitucional.
Ningún partido de extrema derecha obtuvo representación parlamentaria en 1977,
quedando la derecha representada por Alianza Popular, una coalición de personalidades
franquistas con los aperturistas Manuel Fraga, José María de Areilza y Alfonso Osorio, y el
claramente nostálgico Arias Navarro. Consiguió mayoría relativa la Unión de Centro
Democrático (UCD), coalición apresurada de múltiples partidos y personalidades
democristianas, liberales y socialdemócratas cobijados bajo el gobierno de Suárez.
Simultáneamente a los debates constitucionales se produjo la apertura del "proceso
preautonómico", con el que se preveía generalizar la descentralización del Estado (se
denominó café para todos, expresión atribuida al ministro Manuel Clavero Arévalo),99 lo
que implicó a buena parte de la clase política, interesada en acceder a las nuevas parcelas
de poder territorial que estaban por crearse en todas las regiones. Eso amplió
decisivamente la base de apoyo del nuevo sistema entre muchos antiguos franquistas lo
suficientemente pragmáticos para realizar lo que se llamó cambio de chaqueta. Fernando
Vizcaíno Casas, un novelista de ideología ultraderechista con gran éxito de ventas —Al
tercer año resucitó (1978)—, llegó a titular una de sus obras De camisa vieja a chaqueta
nueva, parafraseando el himno de Falange.
Ejemplar de la Constitución española de 1978abierta por la página en que fue firmada el 27 de
diciembre de aquel año por el Rey y los presidentes de las Cortes, el Congreso y el Senado.

El Título octavo de la Constitución, relativo a la organización territorial del Estado, ha sido el más
discutido por los especialistas y resulta el más endeble desde el punto de vista jurídico y político.
Los dirigentes de los partidos políticos y los propios redactores de la Constitución hubieron de hacer
verdaderos equilibrios para llegar a un texto que resultara aceptable para todos. Se alcanzó una
fórmula evidentemente desafortunada y ambigua, pero con ella se intentaba lograr un marco en el
que, a la vez, se pudiera incluir la exigencia del nacionalismo catalán, la reivindicación de los
derechos históricos por parte del nacionalismo vasco y una fórmula para dar resuesta al sentimiento
regionalista nacido en la totalidad de España como reacción al centralismo anterior... Si las
Constitución prescribe la unidad de España y la solidaridad de sus regiones, también hace
concesiones a los nacionalistas vascos al derogar las leyes de 1839 y 1876.
...
No fue posible lograr un consenso constitucional sobre la vertebración territorial de España... sólo se
logró con la aprobación de los estaturos catalán y vasco.
...
A la altura del año 1975 España era... para la mayor parte de [los españoles] Estado y Nación a la
vez, para importantes minorías era Estado pero no Nación... Con el paso del tiempo, las
reclamaciones vasca y catalana actuaron como detonante del sentimiento regionalista en el resto de
España.
Javier Tusell100

Se suele argumentar que la indefinición constitucional más que un defecto fue una virtud
que permitió, y sigue permitiendo, que el debate territorial se centrara en asuntos
competenciales (fundamentalmente financieros e institucionales), en los que es posible la
negociación, la transacción y en último término la decisión arbitral de los tribunales; y no
en los esencialismos identitarios, en los que por su propia definición autoafirmante y
excluyente no puede haber acuerdo.101

La actualidad[editar]
Este artículo o sección se encuentra desactualizado.
La información suministrada ha quedado obsoleta o es insuficiente.
Banderas

Banderas de las comunidades autónomas presididas por la de España frente al Senado, Madrid. El
cumplimiento o incumplimiento (sobre todo en el País Vasco y Cataluña) de la legislación que prevé la
colocación de banderas en edificios públicos ha venido dando lugar a la denominada guerra de
banderas con intervención institucional de distintos ámbitos (municipales, autonómicos, parlamentarios y
judiciales) que en ocasiones ha llegado a tener una vertiente callejera con manifestaciones y diferentes
grados de destrozos materiales y violencia.
En cambio, en 2003 en la plaza de Colón de Madrid se instaló un gigantesco mástil para una bandera de
España de dimensiones extraordinarias, a iniciativa del alcalde José María Álvarez del Manzano y el
ministro de defensa Federico Trillo(ambos del PP).102

Fuerzas sociales[editar]
Una vez concluida la transición, las fuerzas sociales que anteriormente se
denominaban poderes fácticos dejaron de gravitar de una manera tan obvia sobre la vida
política, pero no dejaron de estar presentes, y su postura ante el problema de la definición
nacional de España no deja de ser importante:

 Las instituciones económicas —fundamentalmente


la patronal CEOE y la gran banca, que se vio sometida a
un proceso de concentración en forma de fusiones que la
ha dejado reducida a dos grandes bancos, incluyendo la
privatización y absorción de las instituciones financieras
públicas (efímeramente reunidas en Argentaria)— han
dejado claro en repetidas ocasiones su posición favorable
al mantenimiento de la unidad nacional, incluso frente a
"agresiones" económicas extranjeras en una coyuntura de
expansión de las empresas españolas que se han
convertido en multinacionales de mediano peso
internacional. En alguna ocasión se ha llegado a explicitar
el concepto campeones nacionales, es decir, de mantener
empresas españolas de un tamaño tal que les permita
competir eficazmente y protegerse contra la posible
absorción por otras extranjeras. La principal tensión
ocurrió con motivo de la opa hostil de Gas Natural103 sobre
la privatizada ENDESA, que suscitó el curioso lema antes
alemanes que catalanes (por la contraoferta de una
empresa alemana, preferida por un sector importante de
los accionistas de Endesa; al final fue una empresa
italiana la que consiguió "vencer" con una oferta
superior).104 La relación de las patronales vasca
(Confebask) y catalana (Fomento del Trabajo Nacional),
integradas en la confederación estatal española, es a
veces conflictiva y claramente mantienen posiciones
propias, acomodaticias con los nacionalismos periféricos,
pero habitualmente alejadas de planteamientos
soberanistas.105
 El Ejército dejó de considerarse un elemento que
interfiriera en la vida política después del fracaso del
intento de golpe de estado del 23-F, y de la
profesionalización a la que contribuyó la entrada en
la OTAN (en 1981 y refrendada popularmente en 1986
bajo el gobierno socialista de Felipe González), el final del
servicio militar obligatorio (2002, bajo el gobierno
conservador de José María Aznar)106 e incluso el acceso
de militares de nacionalidad no española (que ha llegado
al 7% de las tropas, restringido a soldados de origen
latinoamericano y de Guinea Ecuatorial, lo que no parece
haber suscitado problemas graves a excepción de algún
caso puntual).107 A pesar de que no se ha vuelto a
expresar de forma corporativa, esporádicamente hay
declaraciones de militares a título personal sobre el tema
de la unidad de España.108 Quizá la más trascendente fue
la de un general que hubo de ser sancionado por unas
declaraciones contra la reforma del estatuto catalán.109 No
obstante, la utilización del ejército como instrumento de la
política nacional no puede ignorarse: tanto en su aspecto
más amable (misiones de paz y cooperación internacional)
como en el más polémico (intervención en la guerra de
Irak, a pesar del cuidado que se tuvo en no aparecer
como potencia beligerante). La retórica nacionalista-
militarista ha venido desapareciendo progresivamente del
lenguaje castrense, incluso de los rituales, como la nueva
formulación de la jura de bandera, en la que los militares
sólo se comprometen a defender la Constitución.110 La
intervención más retóricamente nacionalista fue sin duda
la recuperación del islote de Perejil (11 de julio de 2002),
que permitió al ministro Federico Trillo un sentido
discurso: Al alba, y con un tiempo duro con viento de
levante de 35 nudos....111 El hecho de que la Constitución,
en su artículo 8 encargue a las fuerzas armadas la misión
de garantizar la soberanía e independencia de España,
defender su integridad territorial y el ordenamiento
constitucional suele utilizarse, de forma polémica, como
posible justificación de una intervención militar.112
 La Iglesia española, que aparecía dividida durante la
transición (pontificado de Pablo VI) entre una corriente
progresista y otra conservadora, ha presenciado desde el
pontificado de Juan Pablo IIuna clara reorientación en
sentido conservador, siendo las voces discrepantes dentro
de la conferencia episcopal calificadas de "sector
moderado", en el que suelen aparecer los obispos de las
diócesis vasco-navarras y catalanas, próximos a los
nacionalismos periféricos (véase Historia del Cristianismo
en España). Aunque los documentos de la conferencia
son consensuados y nunca pueden ser demasiado
explícitos, se dan Orientaciones morales ante la situación
actual de España y se llegó a calificar la unidad de
España como un bien moral.113 El destacado papel social
y político que ha adquirido en los últimos años la cadena
radiofónica propiedad de la Conferencia Episcopal
(COPE) se ha aplicado en un sentido de oposición frontal
al gobierno socialista en todos los ámbitos, denunciando
particularmente cualquier asunto que pudiera interpretarse
desde la perspectiva de la unidad de España. Desde uno
de sus programas llegó a patrocinarse el boicot a los
productos de empresas catalanas que apoyaran la
reforma del estatuto de autonomía, centrada en el cava
catalán, que llegó a ser significativo en las navidades de
2005. En esa y en otras muchas ocasiones la polémica
suscitada ha provocado incluso el malestar de una parte
de los obispos, que no obstante no han intervenido.114
Partidos políticos[editar]
En cuanto a los partidos políticos, la componente más radical del nacionalismo español
dejó de tener representación parlamentaria desde 1982 (el único diputado había sido Blas
Piñar por Fuerza Nueva) y se dividió en un conjunto de siglas rivales, que sólo obtienen
alguna concejalía en las elecciones municipales (las distintas denominaciones
de Falange, Democracia Nacional y algún otro). Un intento de unificación promovido
por Ricardo Sáenz de Ynestrillas no tuvo ningún resultado práctico. Otra cosa es la
importancia que pueda tener como movimiento social la mentalidad xenófoba y racista. A
pesar del aumento de la inmigración exterior (rechazada explícitamente por esos grupos),
no ha producido hasta ahora más que incidentes violentos, numerosos pero esporádicos,
de mayor o menor repercusión mediática; y sólo en un caso se han convertido en motín
popular (febrero de 2000 en El Ejido, Almería; véase Racismo en España).115
La definición como "nacionalidad histórica" de algunas comunidades autónomas en
sus estatutos, y la ampliación de las competencias y definiciones más amplias de su
personalidad diferenciada en la reforma de éstos, han dado ocasión a sucesivos
planteamientos enfrentados entre los partidos políticos parlamentarios (y dentro de éstos
mismos) sobre la definición nacional de España y de cada una de las nacionalidades y
regiones que la integran (según la Constitución de 1978). Los momentos más agudos de
esos debates fueron la presentación del denominado "Plan Ibarretxe" (aprobado en
el Parlamento Vasco y rechazado en Cortes) y la reforma del Estatuto de
Cataluña (aprobado en el Parlamento de Cataluña, reformado y aprobado en Cortes y
aprobado en Referéndum; que está vigente pero pendiente de una reclamación ante
el Tribunal Constitucional). Otras reformas estatutarias mucho menos ambiciosas (de
momento las de Aragón, Comunidad Valenciana, Andalucía, Baleares y Castilla y León)
han suscitado menos tensión, fundamentalmente por haberse llegado a acuerdos entre los
dos partidos mayoritarios en el congreso de los diputados (PSOE y PP), aunque el
contenido de las reformas, en cuanto a atribuciones competenciales, sea hasta cierto
grado similar, aunque alejadas de los extremos conceptuales de los dos primeros:
conceptos de autodeterminación, nación, símbolos nacionales, ambigüedad en tanto si el
derecho al autogobierno se fundamenta en la constitución o en inalienables derechos
históricos o en ambos,116 posicionamiento de la definición nacional en el preámbulo del
texto para "rebajar" su efectividad legal, etc.117
Desde el análisis periodístico suelen citarse la existencia de posturas distintas dentro de
cada uno de los partidos con respecto a una mayor o menor sensibilidad ante el tema de la
identidad nacional:

 Entre los partidos de implantación nacional:


El PP tiene pocas voces discrepantes,
notablemente Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón,
ponente de la constitución cuando representaba a la
desaparecida UCD y actualmente alejado de cargos
representativos; se ha mostrado comprensivo con las
pretensiones más exigentes procedentes de las
comunidades autónomas, basadas en los derechos
históricos, y abandonó el partido en 2004.
También Josep Piqué, durante un tiempo líder del
partido en Cataluña. No obstante, las comunidades
autónomas gobernadas por el PP han procurado no
desmarcarse del aumento competencial conseguido
en otras.
A su vez, el PSOE, de estructura interna federal, en la
que tiene un peso muy importante y una gran
autonomía de acción el Partido Socialista de Cataluña,
mantiene voces discrepantes en un sentido
más centralista o unitario, como son José Bono, Juan
Carlos Rodríguez Ibarra y Francisco Vázquez en la
actualidad apartados de puestos de gobierno pero con
una gran influencia (eran llamados barones cuando
ocupaban la presidencia de Castilla-La
Mancha y Extremadura, y la alcaldía de La Coruña,
respectivamente).
Izquierda Unida ha tenido sus principales
enfrentamientos internos con motivo del ingreso en
el Gobierno vasco de mayoría nacionalista de Ezker
Batua, que es su federación en el País Vasco dirigida
por Javier Madrazo y que concurrió a las elecciones
forales de 2007 junto con el partido Aralar de ideología
"izquierda abertzale". No tantas dificultades ha
encontrado su relación con Iniciativa per Catalunya (su
denominación catalana, en la que está el PSUC, de
marcado carácter catalanista y presente en el gobierno
"tripartito" de la Generalitat 2003-10 con PSC y ERC).
Manifestación contra la consulta independentista en Arenys
de Munt, 2009.

 De una manera similar, tampoco los nacionalistas


periféricos mantienen una unidad monolítica:
El PNV, partido que gobernó solo o en coalición en
la Comunidad Autónoma Vasca desde 1979 hasta
2009, tradicionalmente ha defendido posturas que
oscilan, pendularmente, desde las reclamaciones
competenciales más pragmáticas hasta posturas más
radicales, que se suelen interpretar como
independentistas, soberanistas o polémicos intentos
de superación del marco estatutario ("Plan Ibarretxe").
En Navarra la mayoría de
partidos vasquistas (Aralar, EA, PNV y Batzarre) se
han agrupado en torno a un acuerdo ideológico de
principios en la coalición Nafarroa Bai, consiguiendo
ser la segunda fuerza política de la Comunidad Foral.
La posibilidad de que accediera al gobierno en
coalición con el PSOE (finalmente impedida por la
intervención de la dirección central de ese partido) fue
un asunto que movilizó fuertes reacciones en las
fuerzas políticas de signo opuesto
(especialmente UPN, partido navarrista asociado con
el PP) incluyendo una gran manifestación en defensa
de la "españolidad" de Navarra y en contra de
cualquier forma de asociación con la comunidad
autónoma vasca.118
En Cataluña se han manifestado discrepancias entre
distintas personalidades de Convergència i
Unió: Josep Antoni Duran i Lleida, de Unió
Democràtica de Catalunya, ha expresado su oposición
a cualquier aproximación a las posturas
independentistas de ERC, mientras que Artur Mas,
de Convergència Democràtica de Catalunya no lo
descarta.119
En Galicia, el partido nacionalista mayoritario (BNG)
aúna en su interior grupos que propugnan la
independencia del país (Esquerda
Nacionalista, Movemento pola Base y la organización
juvenil ISCA), si bien la línea oficial del partido
(próxima a la UPG) se declara partidaria de una
solución federal o confederal, dentro de España.
Partidos gallegos oficialmente independentistas
son Frente Popular Galega y Nós-Unidade Popular,
que no cuentan con representación en el Parlamento
de Galicia.

 Una parte minoritaria de la sociedad


catalana y vasca se considera a la vez
agredida por el nacionalismo particularista
en sus comunidades autónomas y no
representada eficazmente por los partidos
mayoritarios a escala nacional.
Desde las elecciones al Parlamento de Cataluña de
2006 ha surgido en ese ámbito una nueva asociación
cívica y cultural(Ciutadans de Catalunya), a iniciativa
de un grupo de intelectuales (Arcadi Espada, Xavier
Pericay, Albert Boadella), de la que posteriormente
surgió un nuevo partido nacional (Ciudadanos-Partido
de la Ciudadanía).
Manteniendo algunos vínculos con ellos, aunque no
han formado de momento ningún tipo de asociación,
venían existiendo en el País Vasco movimientos
similares, surgidos inicialmente como denuncia de la
situación de las víctimas del terrorismo, como las
plataformas Basta Ya y Foro de Ermua.120 Algunos de
sus miembros más destacados (Mikel Buesa, el
filósofo Fernando Savater y la eurodiputada Rosa
Díez, que abandonó el PSOE) fundaron en septiembre
de 2007 un partido denominado Unión Progreso y
Democracia.121 Es conocida la comparación de
Savater de que no hay nacionalismos (español,
catalán, gallego o vasco) buenos o malos, sino leves o
graves,122 en una concepción del nacionalismo como
patología similar a la frase que se atribuye a Pío
Baroja:
El carlismo se curaba leyendo
y el nacionalismo, viajando.
123

Véase también[editar]
 Nacionalismo
 Nación española
 De Hispania a España
 Regionalismo y nacionalismo en
España
 Antiespañolismo
 Nacionalismo católico

Notas y referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Benedict
Anderson (op. cit.) define a toda
nación como una comunidad
imaginada, en un sentido similar
al de Eric Hobsbawm cuando
hablaba de tradiciones
inventadas (Seton-Watson,
H.: Manufactured Mythologies:
Review of The Invention of
Tradition página 1270 de Times
Literary Supplement, Volumen
4207, 18 de noviembre de
1983). Santos Juliá,
específicamente para el proceso
de construcción nacional en
España apunta que Los
historiadores están volcados en
el estudio de lo que llaman
procesos de construcción
nacional: no hay cosa que venda
hoy más que todo lo relacionado
con la memoria y la identidad,
ambas colectivas. Santos
Juliá Un respiro, El País,
23/03/2008. Gabriel
Tortella indica:
A menudo se habla y se
escribe como si el único
nacionalismo que
hubiera aparecido
sobre la faz de la Tierra
a principios del siglo
XIX fuera el español.
En realidad se trata de
un fenómeno universal,
o casi. (...) El Estado-
nación es producto de
la gran revolución
moderna que se inicia
en Holanda e Inglaterra
en el siglo XVII y que se
generaliza un siglo más
tarde con la
independencia de
Estados Unidos y la
Revolución francesa,
que, en realidad, es una
Revolución Europea.
Todo esto ya lo
establecieron hace
medio siglo Louis
Gottschalk y Jacques
Godechot, entre otros.
Lo interesante del caso
español no me parece
ser su pugna por ser
una nación moderna en
el siglo XIX. Eso les
ocurre a todas,
empezando por
Francia, e incluyendo a
las anglosajonas,
donde también hay una
larga y compleja pugna
por la modernidad. La
originalidad española
estriba en que, siendo
un país atrasado
económica e
intelectualmente a
comienzos del siglo
XIX, lucha con una
gallardía extraordinaria
por preservar su
identidad a la vez que
se esfuerza por adoptar
y adaptar lo mejor del
programa
revolucionario: el
parlamentarismo, la
Constitución, la
soberanía popular, las
libertades básicas.

El Dos de Mayo y la
nación, El País,
21/05/2008.

2. Volver arriba↑ La expresión no


es peyorativa y es la más
utilizada tanto mediáticamente
como en los programas de
asignaturas en la
Universidad: UNED,Autónoma
de Madrid, Universidad de
Navarra, Universidad Miguel
Hernández y en todo tipo de
textos:El laberinto español y los
nacionalismos periféricos (22-4-
97), artículo de Luis Bouza-
Brey, La nación post-
imperial. España y su laberinto
identitario de José Álvarez
Junco. Véase también Historia
de dos ciudades (29-9-2013), del
mismo autor.
Desde el fin del Antiguo
Régimen, que en
España no llega hasta
1975, asistimos a una
incómoda cohabitación
de nacionalismos. En
cabeza, el más inicuo
de todos por
desconocerse como tal,
el nacionalismo
español, y a la zaga, los
llamados nacionalismos
periféricos, que suelen
presentarse de forma
cándida o taimada
como los únicos
realmente existentes.

Vladimir López, La
nación exhausta,
Público, 12 de octubre
de 2013

Los nacionalistas
catalanes nos dicen
que todos somos
nacionalistas pero el
ejercicio del
reconocimiento
únicamente han de
realizarlo aquellos a los
que, paradójicamente,
ellos mismos no
reconocerán jamás su
identidad nacional.
España, en su discurso,
no es nunca una nación
sino un Estado. ... Bajo
este punto de vista, el
Estado español, lo que
los nacionalistas
españoles llamarían
España, es un ente
artificial y, por tanto, de
naturaleza contingente
que, por medio de la
fuerza y de la violencia,
busca formar una
nación artificial
sacrificando las
verdaderas naciones,
naturales, que habitan
su territorio. ... para el
nacionalismo catalán
todos somos
nacionalistas, pero no
de la misma manera.
Los nacionalistas
catalanes, gallegos y
vascos defenderían una
nación natural y, por
tanto, errados o no en
los medios que utilizan
para convertir sus
naciones en estados,
tienen a su favor el
defender una causa
legítima. Sin embargo,
los nacionalistas
españoles defenderían
una nación antinatural,
artificiosa, que al no
acomodarse al orden
natural de las cosas
resulta
indefectiblemente
violenta. De modo que,
con toda naturalidad,
los nacionalistas
catalanes nos dicen
que lo que ha de hacer
el nacionalismo español
para abandonar su
violenta catalanofobia
es reconocer a
Cataluña como nación
e, implícitamente,
renunciar a la suya
propia, esto es, a
España. En resumen,
que la reiterada
demanda del
reconocimiento del
carácter plurinacional
del Estado no significa
otra cosa que la
exigencia de renuncia a
la idea de España como
nación por parte de
aquellos que participan
de este sentimiento de
identidad. Los
españoles habrán de
rendirse.

Ángel
Rivero, ¿Nosotros no
somos nada?, La
Razón, 13 de octubre
de 2013
3. Volver arriba↑ Gregorio Peces-
Barba Los nacionalismos en
España, El País 23/11/2010,
utiliza la
expresión nacionalismos
abiertos y cerrados; su artículo
es contestado en el mismo
medio por Hilari Raguer De
nacionalismos abiertos y
cerrados, 10/01/2011.
4. Volver arriba↑ La
prentensión centralizadora de la
monarquía era parte de su
búsqueda de ampliar los límites
de su autoridad ante
los privilegios locales,
estamentales
y particularismos de todo tipo.
Constantemente venía siendo
sometida a pruebas y tensiones,
desde la Baja Edad Media, y en
la Edad Moderna
destacadamente desde las
diferentes formulaciones de
la idea imperial de Carlos
V (Guerra de las Comunidades
de Castilla, guerras religiosas en
Alemania) y desde
la hispanización de la monarquía
con Felipe II (Corte en
Madrid, Rebelión de las
Alpujarras, Revuelta de
Flandes, incorporación de
Portugal, Alteraciones de
Aragón). La voluntad o decisión
de incrementar la capacidad de
rey para intervenir en cada reino,
fue notablemente menor entre
los Habsburgo que entre los
Borbones, aunque siempre tuvo
momentos de mayor o menor
intensidad, y llegó a explicitarse
en documentos entre los que
destaca el Gran
Memorial del Conde-Duque de
Olivares a Felipe IV en 1624:
Tenga Vuestra
Majestad por el negocio
más importante de su
monarquía el hacerse
rey de España; quiero
decir, Señor, que no se
contente Vuestra
Majestad con ser rey de
Portugal, de Aragón, de
Valencia, Conde de
Barcelona, sino que
trabaje y piense con
consejo mudado y
secreto por reducir
estos reinos de que se
compone España al
estilo y las leyes de
Castilla sin ninguna
diferencia, que si
Vuestra Majestad lo
alcanza, será el
Príncipe más poderoso
del mundo.

El concepto de natio (nación)


utilizado desde el Renacimiento,
seguirá subordinado a un campo
semántico presidido por la
noción de Monarquía (José
María Jover Zamora, como
comentario al memorial de
Olivares y otros textos
contemporáneos, como el
de Juan de Palafox y
Mendoza Historia y civilización:
escritos seleccionados Volumen
13, pg. 78 Universitat de
València, 1997 ISBN 978-84-
370-2692-3). La pretensión de
control de la monarquía (tanto la
autoritaria como la absoluta)
sobre los súbditos tenía causas
y objetivos muy diferentes a las
del posterior nacionalismo.
El carácter
irreductiblemente feudal
del absolutismo
permaneció... Ejército,
burocracia, diplomacia
y dinastía formaban un
inflexible complejo
feudal que regía toda la
maquinara del estado y
guiaba sus destinos. La
dominación del Estado
absolutista fue la
dominación de la
nobleza feudal en la
época de la transición
al capitalismo. Su final
señalaría la crisis del
poder de esa clase: la
llegada de las
revoluciones burguesas
y la aparición del
Estado capitalista.

Perry Anderson El
Estado Absolutista, pg.
37

La consideración de "naciones-
estado" a los de Europa
occidental desde finales de la
Edad Media y comienzos de la
Edad Moderna es un tópico de la
historiografía y la ciencia
política, y se vincula a la propia
construcción de los conceptos
de Estado, nación y soberanía,
como refiere aquí Gregorio
Peces-Barba (El País,
1/12/2011):
España con Francia e
Inglaterra es uno de los
países que antes
alcanzaron un Estado
unitario en los orígenes
de la modernidad y que
solo tuvo dos
soberanos desde que
este concepto expresa
la unidad del poder
moderno, la soberanía
a partir de su
construcción teórica
para Jean Bodino en
Los seis libros de la
República 1576. En el
Estado absoluto el
soberano era el rey que
estaba por encima de
las leyes, y en el liberal,
a partir de la
Constitución de 1812, el
soberano fue la nación,
entendida como el
conjunto de los
ciudadanos.

5. Volver arriba↑ M. OliverMedio


millón de estudiantes recibirán
un libro sobre el Bicentenario del
2 de mayo, ABC, 22 de
noviembre de 2007. La
fundación se creó por Decreto
120/2007, de 2 de agosto de
2007 y está preparando un
extenso programa de
exposiciones y publicaciones.
Véase su página web. Su
director es el
historiador Fernando García de
Cortázar, y el patronato que la
rige está presidido
por Esperanza Aguirre,
presidenta de la Comunidad de
Madrid.
6. Volver arriba↑ Aunque la
etiqueta nacionalista no ha
tenido éxito en España como
autodenominación, la existencia
de un fenómeno similar al de los
nacionalismos contemporáneos
europeos ha sido ampliamente
estudiada. El hecho se trata en
este artículo de Joan B. Culla i
Clarà Nacionalistas sin espejo,
El País, 16 de marzo de 2007.
7. Volver arriba↑ José Álvarez
Junco (2001) Mater dolorosa. La
idea de España en el siglo
XIX Madrid: Taurus. Fragmentos
seleccionados por José
Uría, Página Abierta, 157, marzo
de 2005 [1]. Los planteamientos
de este autor han suscitado un
debate intelectual sobre el
surgimiento del concepto de
nación española, con el también
historiador Antonio Elorza en un
sonado cruce de artículos y
cartas publicadas en El País;
para Elorza la Nación precede a
la entrada en escena del
proceso constituyente; para
Álvarez Junco, más escéptico en
cuestiones esencialistas, no es
la previa existencia de la nación
lo que importa, mientras que por
ese lado [el puramente militar] la
lucha no tiene nada que ver con
una liberación o independencia
nacional. Una nueva exposición
de la postura de Antonio Elorza:
Por supuesto, no existía
un sujeto colectivo que
entonces permitiera
hablar de nación como
titular de la soberanía.
Sí existía, en cambio,
una conciencia en las
élites de identidad
nacional que venía de
muy atrás y que la
voluntad de reforma
acentúa

El Dos de Mayo y la
nación, El País,
28/04/2008

8. Volver arriba↑ Antonia María


Ruiz Jiménez ¿Y tú de quién
eres? Identidad europea y
lealtad a la nación[2]
La particular
combinación y
relevancia de
elementos cívicos de
identificación, tanto en
el nivel nacional como
en el europeo,
proviene, en parte, del
rechazo a muchos de
los elementos clásicos
de nacionalismo, dado
el abuso de los mismos
por parte del régimen
de Franco. De este
modo, la representación
de España no es fácil
para muchos
españoles, que se ven
forzados a diferenciar
constantemente entre el
(legítimo) orgullo
nacional y el
(censurado)
nacionalismo. Esto ha
resultado también en un
discurso público por
parte de las élites
políticas y los medios
de comunicación social
en el que la idea o el
concepto de “nación
española” está vedado.
Alternativamente, las
élites tienden a usar
términos políticamente
más correctos como
“este país”, el “estado
español” y utilizar
símbolos inclusivos
como la constitución, en
detrimento de la
bandera, el himno, el
ejército etc. (Jáuregui
2002, Ruiz Jiménez
2002), todo lo cual
viene a reforzar la
importancia de éstos
elementos en la
identificación nacional
de los españoles. De
manera semejante, la
entrada de España en
la CEE, se vio no sólo
como una oportunidad
económica, sino como
un símbolo de los
valores democráticos
que contribuiría a
reforzarlos y
consolidarlos en
España. De este modo,
también en el nivel
europeo, los valores
cívicos (respeto por los
derechos y deberes de
la democracia entre
otros) adquirieron
importancia para la
identidad con Europa
(véase Jáuregui 2002).

9. Volver arriba↑ El Parlament


rechaza el «nacionalismo
español», en El Mundo, 1 de
junio de 2001
10. Volver arriba↑ La palabra tiene
tres acepciones, según el DRAE,
y ninguna puede identificarse
estrictamente como definición
propia de un "nacionalismo":
"Amor o apego a las cosas
características o típicas de
España. / Hispanismo. / Carácter
genuinamente español" (Real
Academia
Española y Asociación de
Academias de la Lengua
Española (2014). «españolismo»
. Diccionario de la lengua
española (23.ª edición).
Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-
4189-7.). La primera acepción es
a su vez ambigua, y puede
identificarse tanto
con patriotismo como
con costumbrismo, folclore -
peyorativamente, folclorismo-, o
tradicionalismo; la segunda es
una disciplina académica y la
tercera puede identificarse con
el estereotipo casticista o
búsqueda esencialista del "ser
de España"
11. Volver arriba↑ Francesc de
Carreras, Catalanismo y
españolismo, en La Vanguardia,
14 de julio de 2005
12. Volver arriba↑ Muñoz Mendoza,
2012, p. 160.
13. Volver arriba↑ Saz Campos y
Archilés Cardona, 2011, p. 292.
14. Volver arriba↑ La existencia de
reivindicaciones nacionalistas ha
permitido la retroalimentación
del nacionalismo español, que
ha recurrido al menosprecio de
éstos y a su asociación con el
terrorismo. Así, Edurne
Uriarte replica a Gregorio Peces-
Barba en Los nacionalistas
españoles, ABC, 28 de enero de
2005:
Existe un nacionalismo
español, sí, aunque
algunos prefieran
llamarlo patriotismo
constitucional, y
consiste en el conjunto
de sentimientos y
creencias alrededor de
la centralidad de la
nación española para la
articulación territorial de
nuestro Estado. De
hecho, millones de
españoles comparten
ese nacionalismo
español, más allá de las
élites políticas e
intelectuales que han
intentado definirlo... son
lamentables las
falsificaciones de
quienes equiparan este
nacionalismo español
con los nacionalismos
étnicos excluyentes,
porque los nacionalistas
españoles son los que
acordaron en la
Transición la
construcción de un
Estado profundamente
descentralizado, en el
máximo nivel de
descentralización de las
democracias del
planeta. Son
nacionalistas que creen
que España es un país
plural, de identidades
complejas, y son los
que defienden el
Estado de las
autonomías frente a
quienes lo quieren
destruir. Y estos
nacionalistas españoles
nada tienen que ver con
el nacionalismo español
del franquismo, en
contra de lo que
insinúan y hasta
afirman en ocasiones
sus detractores. Su
concepto de nación
española y su concepto
de estado están en los
antípodas del
franquismo, y no sólo
desde el punto de la
oposición de la
democracia a la
dictadura. Otra cosa es
que los antifranquistas
menos evolucionados
políticamente se
empeñen en ver
nacionalismo español
franquista en cualquier
defensa de la nación
española. Pero ése es
el problema de sus
fantasmas del pasado y
no de los españoles
modernos, de derecha
y de izquierda, que han
sabido conjugar nación
española con
democracia.

15. Volver arriba↑ Es una constante


de sus documentos, por citar
alguno, el "zutabe" o
comunicado de 26 de
septiembre de 2007, en
20minutos: ETA anuncia que
seguirá con la lucha armada
hasta lograr la "libertad"
16. Volver arriba↑ Joan Romero, op.
cit., además de este artículo
publicado en El País,
16/01/2008: La tensión entre
nacionalismos en España
Reconocer la existencia
de diversas naciones
en España no supone
que se tenga que ser
nacionalista. Muchos
españoles no somos
nacionalistas, pero eso
no impide saber de un
proceso que hunde sus
raíces en nuestra(s)
historia(s), más o
menos fabulada(s) e
interesada(s), y en la
incapacidad de articular
un proyecto colectivo
capaz de integrar a
distintos pueblos que se
sienten diferentes.
Precisamente ahí
radica la diferencia
fundamental entre
quienes son
nacionalistas y quienes
no lo somos. Para
algunos sectores del
nacionalismo
democrático vasco o
catalán, el objetivo
perseguido será
conseguir que su
nación se convierta en
un Estado-(nación) o
aspirar a algún tipo de
asociación confederal,
confundiendo de paso
la parte con el todo en
su propio ámbito
cultural y negando la
realidad crecientemente
multicultural allí
existente. Los riesgos y
los costos de iniciar ese
camino, poco realista a
mi juicio, son tan
importantes como
imprevisibles. Por su
parte, un nacionalista
español procurará
negar toda opción a las
otras culturas sociales
minoritarias. Persistir en
esa posición, negando
la diversidad y el
reconocimiento en serio
de hechos
diferenciales, es
igualmente indefendible
e insostenible.

17. Volver arriba↑ Encuenta


encargada por el ministerio de
Defensa sobre "Orgullo de ser
español" y "Emoción ante
símbolos"
18. Volver arriba↑ Encuesta del CIS
sobre la identidad española
frente a la identidad europea.
19. Volver arriba↑ La identificación
con la condición de "español",
sea en exclusiva, sea
compartida con la condición de
"catalán", "vasco", etc. es muy
mayoritaria, incluso en cada una
de las comunidades autónomas
con nacionalismos periféricos.
Las interpretaciones políticas de
estos datos y sus tendencias
pueden ser variables y hasta
opuestas, pero los estudios
sociológicos son en este punto
claros:
según las
investigaciones serias,
manifiestan un sólido y
creciente apoyo al
llamado pacto
constitucional del 78
(por las dudas: Enric
Martínez-Herrera y
Thomas Milley, The
Constitution and the
Politics of National
Identity in
Contemporary Spain,
en Nations &
Nationalism 2010, 16,
1).

(Félix Ovejero Lucas La


sentencia y la
hidráulica, El País, 21
de julio de 2010)

La perspectiva del Partido


Popular se refleja en éste
artículo de César Alcalá: El
"patriotismo constitucional".
La de un artículo de Fernando
Savater Vivere libero (EL PAÍS 6
de diciembre de 2001), citado
por Bernat Castany
Prado en Literatura posnacional,
Editum, 2007, ISBN 978-84-
8371-684-7, pg. 71.
“La dictadura y el
régimen de Franco
desacreditaron el
españolismo y los
nacionalismos -sobre
todo el vasco y el
catalán- que se
redefinieron como
liberación nacional y se
identificó democracia
en España con
derechos de las
nacionalidades. Eso es
una interpretación muy
criticable, en parte
falsa, pero que se ha
producido y es difícil
reconstruir una idea
fuerte de España sobre
eso que hace años
llamábamos patriotismo
constitucional”

Juan Pablo Fusi,


profesor de la
universidad
Complutense de
Madrid, en “Breve
historia del mundo
contemporáneo”
(entrevistas en COPE,
5 de octubre de 2013).

20. Volver arriba↑ José Luis


Rodríguez Zapatero, en la última
fase de su primer mandato,
intensificó las referencias a
España:
Hoy hablar de la
bandera española y de
nuestra patria es hablar
de libertad, derechos y
ciudadanía, que es la
mejor manera de
expresarse con
patriotismo.

Citado por Luis


Ayllón: Zapatero se
arropa con la bandera
en sus mítines de
Uruguay y Argentina,
en ABC 12 de
noviembre de 2007

21. Volver arriba↑ Ignacio


Fernández Sarasola, La primera
Constitución española: El
Estatuto de Bayona
Del fracaso del Estatuto
de Bayona puede
desprenderse
fácilmente que su
influencia en la historia
constitucional española
fue prácticamente nula.
Su principal aportación
derivó por una vía
negativa, ya que sirvió
de revulsivo a los
«patriotas» para que
elaborasen la
Constitución de 1812,
verdadero envés liberal
del Estatuto.
Positivamente la
influencia del Estatuto
de Bayona en el
célebre texto de Cádiz
es inapreciable, puesto
que respondían a
filosofías muy distintas:
autoritaria e ilustrada la
del primero; netamente
liberal, la del segundo.
Nada más errado que
las interesadas
palabras del
afrancesado Marchena,
quien decía que la
Constitución de Cádiz
sólo tenía de bueno lo
que había copiado al
texto de Bayona

22. Volver arriba↑ Talmon


(Totalitarian Democracy) ve el
inicio de la concepción moderna
del totalitarismo en Rousseau.
Citado en El totalitarismo en el
siglo XX Emilio Figueredo. Otras
asociaciones hacen Pablo
Molina Rousseau, prescriptor del
socialismo o José Fernández
Santillán (Hobbes y Rousseau
entre la autocracia y la
democracia), citado en Dossier:
Totalitarismo.
23. Volver arriba↑ Rosa Mª
Rodríguez Ladreda La cuestión
de la soberanía: a propósito de
los nacionalismos vasco y
catalán. Revista El Búho. Enero
- Junio de 2004 ISSN 1138-35
24. Volver arriba↑ Nadal, Jordi
(1975) El fracaso de la
Revolución industrial en España
1814-1913, Barcelona, Ariel
25. Volver arriba↑ Proceso
estudiado desde fechas tan
tempranas como 1931 -PUGÉS,
MANUEL. Cómo triunfó el
proteccionismo en España. (La
formación de la política
arancelaria española). Prólogo
del Profesor D. Pedro Gual
Villalbí. Barcelona, Editorial
Juventud- hasta la actualidad -
Antonio Tena Junguito
(2001)¿Por qué fue España un
país con alta protección
industrial? Evidencias desde la
protección efectiva 1870-
1930(enlace roto disponible
en Internet Archive; véase el historial y
la última versión). Documento de
trabajo de la Universidad Carlos
III de Madrid-
26. Volver arriba↑ Juan Velarde
Fuertes El español como base
del desarrollo, en II Congreso
Internacional de la Lengua
Española, Valladolid, octubre de
2001
En España,
precisamente, desde el
Arancel de los
Moderados de 1847,
acentuado con el
mensaje proteccionista
de Cánovas del Castillo
maximizado por el
Arancel de Guerra de
1891, y continuado, de
modo cada vez más
fuerte, hasta 1957,
existió una clarísima
mentalidad autárquica.

[3]

27. Volver arriba↑ Juan Hernández


Andreu y Nelson Álvarez
Vázquez (2005) Librecambismo
y proteccionismo en España
(siglos XVIII y XIX) Madrid:
Universidad Nacional de
Educación a Distancia ISBN 84-
362-5034-6 Francisco J.
Constenla Acasuso (1982) La
evolución del proteccionismo en
España y el Arancel Cambó de
1922, Santiago de Compostela:
F.J. Constenla ISBN 84-300-
6438-9
28. Volver arriba↑ De Arantzadi Y
Etxebarria, Engracio
(2010). Ereintza, siembra de
nacionalismo vasco. Editorial
MAXTOR. p. 87.
29. Volver arriba↑ Carlos Dardé Giro
proteccionista de los
conservadores, en artehistoria
30. Volver arriba↑ Josep Fontana,
ed. (1986) España bajo el
franquismo, Barcelona:
Crítica ISBN 84-7423-284-8.
Particularmente, para temas
económicos, las pgs. 170-215,
secciones Estancamiento
industrial e intervencionismo
económico durante el primer
franquismo (José Luis García
Delgado), El mercad negro de
productos agrarios en la
posguerra (Carlos Bariela)
y Realidad y propaganda de la
planificación indicativa en
España (Fabián Estapé y Mercè
Amado)
31. Volver
arriba↑ http://books.google.es/bo
oks?id=70UI8ZQt56QC&pg=PA6
77&hl=es&source=gbs_selected
_pages&cad=3#v=onepage&q&f
=falseDiccionario
32. Volver arriba↑ «abc23/06/1978».
33. Volver arriba↑ «abc27/10/1978».
34. Volver arriba↑
siempre la lengua fue
compañera del imperio:
y de tal manera lo
siguió: que junta mente
començaron. crecieron.
y florecieron. y después
junta fue la caída de
entrambos

Prólogo de
la Gramática de la
lengua castellana.

La frase es muy a menudo


citada con alguna variante,
como la Lengua va con el
Imperio, como lo hace Martínez
de Sousa, en Cerida, odiada
ortografía. Las propuestas de
reformar el español escrito
tropiezan con el escepticismo y
el desinterés, en El País,
26/11/1989. Un informe sobre La
cuestión lingüística en siglo XVI,
por Ricardo García Cárcel en
Artehistoria.

35. Volver arriba↑ Defender el


castellano. No hay progreso ni
civilización sin el desarrollo del
idioma. La lengua corre el riesgo
de degradarse, La Nación, 14 de
octubre de 2005. Texto de
Carlos V citado terminando de
otra manera ligeramente
diferente, por Manuel Segarra
Berenguer (2005) Cruces de
Seda, Alicante: Editorial Club
Universitario.84-8454-461-
3. Entiéndame vuesa merced si
quiere, porque no he de hablarle
sino en la mi lengua española,
que es lengua tan noble que
debería hablarse en el orbe
todo. En la cita se recoge tal
como es citado por Sergio
Zamora El desarrollo y
expansión de la lengua
española; y por Alejo Fernández
Pérez La importancia del
español, en Arbil, nº73.
36. Volver arriba↑ Bartolomé
Clavero (1986) Tantas Personas
Como Estados. Madrid. Tecnos;
(1991) Razón de Estado, Razón
de Individuo, Razón de Historia.
Madrid: Centro de Estudios
Politicos y Constitucionales.
37. Volver arriba↑ Henry
Kamen Imperio: la forja de
España como potencia mundial
(2003)
38. Volver arriba↑ Josep Maria Solé i
Sabaté; Joan Villarroya; y otros
(2006) El franquisme a
Catalunya. (1939-1977),
Barcelona: Edicions 62, cuatro
volúmenes. Vol I La dictadura
totalitària (1939-1945); citado
por Josep María Soria El
franquismo en Catalunya. Más
de cien historiadores repasan en
cuatro tomos el auge y caída del
régimen, La Vanguardia
13/07/2005.
39. Volver arriba↑ Rosa Díez
pregunta al Gobierno sobre la
discriminación lingüística en
Baleares, en El Mundo, 30 de
abril de 2008. Dos lenguas, una
imposición (sobre el valenciano
y el catalán). El 23 de junio de
2008 Una veintena de
intelectuales reclama reformas
para defender el castellano, en
un "Manifiesto por una lengua
común". Documento presentado
en el Ateneo de Madrid y
firmado inicialmente por Mario
Vargas Llosa, José Antonio
Marina, Aurelio Arteta, Félix de
Azúa, Albert Boadella, Carlos
Castilla del Pino, Luis Alberto de
Cuenca, Arcadi Espada, Alberto
González Troyano, Antonio
Lastra, Carmen Iglesias, Carlos
Martínez Gorriarán, José Luis
Pardo, Álvaro Pombo, Ramón
Rodríguez, José María Ruiz
Soroa, Fernando
Savater y Fernando Sosa
Wagner (El País, 24 de junio de
2008).
Desde hace algunos
años hay crecientes
razones para
preocuparse en nuestro
país por la situación
institucional de la
lengua castellana, la
única lengua
juntamente oficial y
común de todos los
ciudadanos españoles.
Desde luego, no se
trata de una desazón
meramente cultural -
nuestro idioma goza de
una pujanza envidiable
y creciente en el mundo
entero, sólo superada
por el chino y el inglés-
sino de una inquietud
estrictamente política:
se refiere a su papel
como lengua principal
de comunicación
democrática en este
país, así como de los
derechos educativos y
cívicos de quienes la
tienen como lengua
materna o la eligen con
todo derecho como
vehículo preferente de
expresión, comprensión
y comunicación.

El documento ha sido objeto de


un debate extenso. Un ejemplo
de respuesta crítica, por parte
del viceconsejero de Política
Lingüística del Gobierno vasco,
Patxi Baztarrika Galparsoro: Los
temores de Goliat, El País,
18/07/2008.
Manifiesto que, más
que a favor de "la
lengua común", parece
abogar por el
monolingüismo de
facto... Sería deseable
que los firmantes y
vitoreadores de tan
trasnochados
principios, en lugar de
abogar por una
"modificación
constitucional y de
algunos Estatutos
autonómicos" (¡eso
mismo que, en otros
contextos, acarrea
inmediato anatema!),
petición harto
sospechosa de
nostalgia
preconstitucional,
regresaran al espíritu
de regeneración
democrática que ha
permitido en Euskadi la
construcción de un
amplísimo acuerdo
político y social en torno
al euskera. Sin
coacción, pero con
firmeza; sin agresiones,
pero también sin
tibieza.

40. Volver arriba↑ Este rechazo se


da, por ejemplo, en las obras
de Jon Juaristi (El bucle
melancólico, El bosque
originario), un
antiguo abertzale que pasó a
denunciar al nacionalismo vasco
y a los nacionalismos periféricos
en general. Fue nombrado
director de la Biblioteca
Nacional.
41. Volver arriba↑ Gregorio
Salvador, citado por Jesús
Menéndez Lengua e identidad
nacional, An. 2. Congreso
Brasileño de Hispanistas,
octubre de 2002
42. Volver arriba↑ José del Valle La
lengua, patria común: Política
lingüística, política exterior y el
post-nacionalismo hispánico,
artículo publicado originalmente
en: Roger Wright y Peter
Ricketts (eds.), Studies on Ibero-
Romance Linguistics Dedicated
to Ralph Penny, Newark
[Delaware], Juan de la Cuesta
Monographs (Estudios
Lingüísticos n.º 7), 2005, pp.
391-416.
43. Volver arriba↑ Gustavo Suárez
Pertierra: Ambiciones globales
para España. España tiene
prestigio y capacidad de
atracción internacionales, amén
del capital de su lengua y
cultura. Pero puede y debe
explotar mejor sus recursos en
el mundo. Necesita una
estrategia colectiva como país.,
en El País, 14/04/2008:
los espacios
privilegiados del poder
blando: la cultura y,
sobre todo, la lengua,
que es nuestro principal
activo. Así lo avalan
400 millones de
hispanohablantes en
Latinoamérica y 40
millones en EE UU.
Según algunos
expertos, el valor
económico del español
alcanza al 15% del PIB.

44. Volver arriba↑ Cabo Trafalgar en


la web oficial del autor, con
enlaces a otros artículos. En
éste:Pérez-Reverte: 'España no
ha aprendido del error de
Trafalgar, El Mundo, 25 de
octubre de 2004 también se
expresa la posición del novelista.
También es famosa su polémica
con el historiador británico Henry
Kamen, a raíz de los últimos
libros de éste en los que hace un
tratamiento polémico de la
historia del Imperio español:
(2006) Del Imperio a la
Decadencia. Los mitos que
forjaron la España
moderna ISBN 84-8460-606-2,
Temas de Hoy (previamente
avanzada en Empire. How Spain
Became a World Power, 1492-
1763, New York, Harper and
Collins, 2003, ISBN 0-06-
019476-6, — Imperio: la forja de
España como potencia
mundial ISBN 84-663-1277-3.
Contestación Arturo Pérez-
Reverte: 10 de septiembre de
2005 La Historia, la sangría y el
jabugo «Copia archivada».
Archivado desde el original el 7
de febrero de 2009. Consultado
el 6 de septiembre de 2014.; 16
de septiembre de 2007, El
hispanista de la No Hispania [4]
45. Volver arriba↑ Jon Juaristi trata
el asunto en ensayos como El
bucle melancólico y El bosque
originario
46. Volver arriba↑ La Fiesta de la
Raza artículo firmado Por los
emigrantes, aparecido en El
Carbayón, Oviedo, 14 de
octubre de 1921.
47. Volver arriba↑ Poesía de M.
Sardina
48. Volver arriba↑ María del Socorro
Salvador Prieto (1990) Escultura
monumental en Madrid: calles,
plazas y jardines públicos
(1875–1936) ISBN 84-381-0147-
X
49. Volver arriba↑ Carlos
Dardé Construcción de una
identidad nacional española en
Artehistoria.
50. Volver arriba↑ Manuel Vázquez
Montalbán publicó una serie de
artículos titulada Crónica
sentimental de España, en
la revista Triunfo en el año 1969.
Posteriormente, como libro
(2000), el Cancionero General
del Franquismo, Barcelona:
Crítica. Belén Guinart comenta
una adaptación teatral en su
artículo La mítica 'Crónica
sentimental de España', de
Vázquez Montalbán, llega a los
escenarios en El País, 4 de
noviembre de 2006. Puede
considerarse similares algunos
libros, como El peso de la Paja,
autobiografía de Terenci Moix, o
la película de Pedro
Almodóvar La mala educación,
que está en la misma línea.
51. Volver arriba↑ En [5] se habla de
estas películas, como Amaya, de
1952 (dirigida por Luis
Marquina), adaptación de la
novela Amaya o los vascos del
siglo VIII de Francisco Navarro
Villoslada, de la que también hay
una ópera de Jesús Guridi con
libreto de José María
Arroitajáuregui. Cita como fuente
a PRIETO ARCINIEGA,
ALBERTO, "El franquismo en el
cine: 'Amaya'", en La historia a
través del cine. Memoria e
Historia en la España de la
Postquerra, David Romero
Campos (ed.), Vitoria,
Universidad del País Vasco –
Diputación Foral de Alava, 2002,
pp 35-64.
52. Volver arriba↑ Natalia Meléndez
Malavé: Humor gráfico y cómic
ante la guerra: entre la
propaganda y la contestación
53. Volver arriba↑ Contextualización
del texto de Morvilliers, sus
antecedentes y sus primeras
repercusiones en España, en
Carlos Martínez Shaw: El debate
sobre España en Artehistoria.
54. Volver arriba↑ Fue objeto de
algunas burlas, como una
caricaturas, inédita hasta 1991,
de los hermanos Gustavo
Adolfo y ValerianoBécquer Los
Borbones en pelota Madrid: El
Museo Universal ISBN 84-
86207-36-3.
55. Volver arriba↑ ABC, 22-4-2007.
Cita como fuente el Diccionario
de frases célebres de Vicente
Vega, para quien la frase fue
respuesta a una carta del
ministro de Estado del 26 de
enero de 1865, que decía: ...que
más vale sucumbir con gloria en
mares enemigos que volver a
España sin honra ni vergüenza.
La respuesta de Méndez Núñez
habría sido del 24 de marzo del
mismo año, en el sentido de
haber cumplido fielmente sus
órdenes, concluyendo de esta
manera: ...primero honra sin
Marina, que Marina sin honra.
En el mismo artículo, se cita
también a la Enciclopedia
Espasa, según la cual la frase
estaría dirigida por Méndez
Núñez a los almirantes inglés y
estadounidense como respuesta
a su amenaza de atacarle si
bombardeaba Valparaíso, tal
como le había ordenado el
Gobierno de España. Según
ésta fuente, la frase literal
sería: La reina, el Gobierno, el
país y yo preferimos más tener
honra sin barcos, que barcos sin
honra.
56. Volver arriba↑ Según José María
Iribarren El porqué de los
dichos fue una frase privada de
Cánovas, publicada por Agustín
González de Amezúa. Benito
Pérez Galdós la recoge en el
capítulo XI de Cánovas, uno de
los Episodios Nacionales:
Y ahora, lector mío, a
mi modo continuaré la
Historia de España,
como decía Cánovas.
En cuanto terminaron
los desaboridos
festejos, las Cortes
enredáronse en el
arduo trajín de fabricar
la nueva Constitución,
la cual si no me sale
mal la cuenta, era la
sexta que los españoles
del siglo XIX habíamos
estatuido para pasar el
rato. Naturalmente, se
nombró una Comisión
cuyos individuos
trabajaban como fieras
para pergeñar el
documento, y a este
propósito os diré que la
última nota del regocijo
público, en los jolgorios
de la paz, la dio don
Antonio Cánovas con
una frase graciosísima
que vais a conocer.
Hallábase una tarde en
el banco azul el
Presidente del Consejo,
fatigado de un largo y
enojoso debate, cuando
se le acercaron dos
señores de la Comisión
para preguntarle cómo
redactarían el artículo
del Código fundamental
que dice: son
españoles los tales y
tales... Don Antonio,
quitándose y
poniéndose los lentes,
con aquel guiño
característico que
expresaba su mal
humor ante toda
impertinencia, contestó
ceceoso: «Pongan
ustedes que son
españoles... los que no
pueden ser otra cosa».

Parafraseando el tópico, Luis


Cernuda escribió, en su "Díptico
español": "Si yo soy español, lo
soy|A la manera de aquellos que
no pueden|Ser otra cosa [...]"

57. Volver arriba↑ Justo Fernández


López Siete llaves al sepulcro
del Cid. ¿Por qué siete? ¿Tiene
el número siete en español
algún significado simbólico?. El
título de Costa es Crisis política
de España: (doble llave al
sepulcro del Cid) / por Joaquín
Costa. Madrid: Biblioteca
"Costa", 1914. «En 1898,
España había fracasado como
Estado guerrero, y yo le echaba
doble llave al sepulcro del Cid
para que no volviese a
cabalgar.»
58. Volver arriba↑ Conferencia
de José Luis Abellán: El "¡que
inventen ellos!" de Unamuno [6].
Fundación Juan March,
10/05/1994.
59. Volver arriba↑ La frase abre el
artículo “Por capitales de
provincia” (enlace roto disponible
en Internet Archive; véase el historial y
la última versión). (septiembre de
1913), publicado junto con otros
en Andanzas y visiones
españolas (enlace roto disponible
en Internet Archive; véase el historial y
la última versión).(1922):
A mí que tanto me duele España, mi patria, como
podía dolerme el corazón, o la cabeza o el vientre,
cada uno de estos viajes que hago por nuestras
capitales de provincia me llena de cierto pesar no
exento de hondas inquietudes.

El artículo, no obstante, no
es tan pesimista como
pueda parecer, e incluso
denuncia:
la manía
lamentabilísima
que aqueja a casi
todos los
españoles, la
manía de
quejarse. (...) Yo
creo que es una
secuela de aquella
pordiosería que
nuestra literatura
picaresca tan bien
retrata. (...) cuando
oigais a un
español quejarse
de las cosas de su
patria no le hagais
mucho caso.
Siempre exagera;
la mayor parte de
las veces miente.
Por un atavismo
mendicante busca
ser compadecido y
no sabe que es
desdeñado.

En ese punto coincide con


tópicos similares debidos a
muchos artículos
de Mariano José de
Larra (como En este país,
1833); uno de ellos
convertido en poema
por Joaquín Bartrina: si
habla mal de España, es
español.
Oyendo hablar a
un hombre, fácil es
acertar dónde vio
la luz del sol;
si os alaba a
Inglaterra, será
inglés,
si os habla mal de
Prusia, es un
francés,
y si habla mal de
España, es
español.

Arabescos,
segunda
serie. En Obras
Poéticas.

Véase citado por el propio


Unamuno en Obras
completas de Unamuno,
volumen 8, Ensayos. Ha
sido utilizado como título
por Fernando Sánchez
Dragó para su ensayo
(2008) Y si habla mal de
España... es español.
Barcelona: Planeta. ISBN
978-84-08-07697-1.

60. Volver arriba↑ Benito Pérez


Galdós Los Ayacuchos, uno de
sus Episodios Nacionales.
61. Volver arriba↑ Diego López
Garrido (1987) El aparato policial
en España, Barcelona:
Ariel ISBN 84-344-1069-9
62. Volver arriba↑ Miguel
Artola (1973) La burguesía
revolucionaria (1808-1874),
Historia de España Alfaguara V,
Madrid, Alianza. 8ª edición,
1981. ISBN 84-206-2046-7.
63. Volver arriba↑ Sin honores
militares, pero con devoción
castrense. Polémica en el
Corpus de Toledo por el papel
del Ejército, El País, 3 de junio
de 2010.
64. Volver arriba↑ Carlos DardéEl
Parlamento Largo, en
Artehistoria.
65. Volver arriba↑ Miguel Martínez
Cuadrado (1973) La burguesía
conservadora (1874-1931,
Historia de España Alfaguara VI,
Madrid, Alianza. 7ª edición,
1981. ISBN 84-206-2049-1
66. Volver arriba↑ El impulsor del
concepto Edad de Plata es José
Carlos Mainer, quien, además
titula precisamente Modernidad
y nacionalismo 1900-1939 el
volumen 6 de la Historia de la
literatura española, Crítica,
2010. Reseña en El País, 19 de
marzo de 2010.
67. Volver arriba↑ José Carlos
Mainer Cultura, y Pierre
Malerbe La Dictadura en La
Crisis del Estado: Dictadura,
República, Guerra (1923-1939),
tomo 9 de la Historia de
España dirigida por Manuel
Tuñón de Lara, (1986)
Barcelona, Labor. ISBN 84-335-
9440-0.
68. Volver arriba↑ La expresión
proviene del debate del Estatuto
de Autonomía en las Cortes (13
de mayo de 1932), en el que
intervinieron Azaña y Ortega:
El problema catalán,
como todos los parejos
a él, que han existido y
existen en otras
naciones, es un
problema que no se
puede resolver, que
sólo se puede
conllevar... un problema
perpetuo... un caso
corriente de lo que se
llama nacionalismo
particularista... las
naciones aquejadas por
este mal son en Europa
hoy aproximadamente
todas, todas menos
Francia [por]... su
extraño centralismo.

Citado por Juan Carlos Sánchez


Illán: Ortega y Azaña frente a la
España de las Autonomías: de la
ley de Mancomunidades al
Estatuto de Cataluña, 1914-1932

69. Volver arriba↑ José Luis de la


Granja Sainz Aguirre y Prieto,
vidas Paralelas, en El Correo, 1
de octubre de 2006, en la misma
web, la versión del mismo
artículo publicada El País, 7 de
octubre de 2006: Entre el pacto
y la hegemonía. También deja
clara la actitud de la izquierda
vasca este texto de Bernardo
Estornés Lasa Guerra Civil,
1936-1939, en Auñamendi
Entziklopedia:
en general, la izquierda
vasca (dirigida por el
socialista Indalecio
Prieto) fue lealmente
republicana. Otro tanto
ocurrió con la navarra.
Y si en alguna ocasión
realizaron algún acto
insurreccional, fue "en
defensa de la
República" (Pamplona,
febrero de 1936). Su
propósito confesado era
"republicanizar"
Vasconia. Disolver la
"Gibraltar vaticanista"
(Prieto), que Vasconia
se implicara en el
proyecto de estado
social y de derecho que
constituía la República
española. Para ello,
resultó clave desde
1932 el proyecto de
Estatuto de autonomía.

La relación histórica entre PSOE


y PNV ha sido objeto de
particular análisis desde medios
críticos, como éste artículo de
Pío Moa: 1934: La extraña
alianza izquierdista-peneuvista,
Libertad Digital, 20 de febrero de
2004.

70. Volver arriba↑ J. L. Taberner, El


anarcosindicalismo y los
estatutos de Cataluña,
en Bicicleta, revista de
comunicaciones libertarias, 9 de
octubre de 1978:
Del Estatuto de Nuria al
efectivo que
concedieron las Cortes
Republicanas, media un
abismo. El primero
contemplaba el hecho
de la autonomía de
Cataluña como algo
completo que incluía al
pueblo, y pueblo eran
los trabajadores
libertarlos de la CNT. El
segundo no suponía
más que la sujeción del
proletariado catalán a la
burguesía, que en todo
momento se reservaba
la última palabra,
recurriendo, si lo creía
oportuno, al apoyo del
Estado republicano. La
actitud contraria al
Estatuto de Nuria en las
Cortes de Madrid por
parte de los más
conspicuos
representantes de la
Lliga Regionalista
Catalana, es
suficientemente
demostrativa. La CNT,
que en ningún
momento se opuso a la
autonomía y libertades
de ningún pueblo,
acogió la concesión del
Estatuto del 32 sin
ningún entusiasmo, y
yo creo que las razones
son más que obvias; la
experiencia histórica iba
a demostrar con hechos
cómo est -ha pensado
para utilizarse en contra
del proleta. riado
catalán.

71. Volver arriba↑ Xavier Tornafoch


Yuste Publicación Online: 15 de
junio de 2004 Los debates del
Estatuto de Autonomía de
Cataluña en las Cortes
Republicanas. El idioma catalán
y el sistema escolar HAOL,
Núm. 4 (Primavera, 2004), 35-42
ISSN 1696-2060
el diputado agrario
Royo Villanova, que
propuso en la primera
sesión del 16 de junio
que los catalanes
tuvieran la obligación
de conocer el idioma
castellano y que el Diari
Oficial de la Generalitat
se editara a dos
columnas. Sus
argumentos fueron: "la
obligación de que los
catalanes sepan
castellano y aprendan
el español es algo
indispensable para la
clase obrera; tan
indispensable que yo os
digo que, si se deja
este artículo sin la
adición que yo
recomiendo, si luego
vamos a la enseñanza
sin claudicaciones y
debilidades,
simplemente con que
se conserve el statu
quo que ya expliqué el
otro día, ellos, por su
entusiasmo catalán,
porque responden a
una preocupación
nacionalista, porque
creen que Catalunya es
una nación y la nación
es la lengua y que
cuanta más diferencia
haya en el lenguaje,
más se acercan a su
ideal de nación
catalana; ellos en sus
escuelas no enseñan
castellano, y el obrero
catalán, nacido en
Cataluña, de padres
catalanes, educado en
catalán, estará mutilado
para la lucha social y
romperá su solidaridad
con los obreros de otras
partes". Aunque la
propuesta de Royo
Villanova no prosperó
se discutieron
enmiendas que ponían
en duda la oficialidad
de la lengua catalana:
la del diputado agrario
Pedro Martín y Martín,
que recomendaba no
dar oficialidad al
catalán; la de José
Antonio Balbontín, del
Partido Socialista
Revolucionario, que
defendía la enseñanza
en castellano entre la
clase obrera; la del
radical Rey Mora, que
insistía en considerar
que el castellano era la
única lengua eficaz
para impartir justicia; la
de Miguel de Unamuno,
un intelectual
independiente que
pretendía dejar la
cooficialidad de la
lengua catalana
exclusivamente en el
campo de la Generalitat
y establecer que en los
organismos del Estado
así como en los
documentos públicos
era necesario utilizar el
castellano.

72. Volver arriba↑ Manuel Tuñón de


Lara, La Segunda República, y
el mismo con Mª Carmen García
Nieto, La Guerra Civil, en La
Crisis del Estado: Dictadura,
República, Guerra (1923-1939),
tomo 9 de la Historia de
España dirigida por Manuel
Tuñón de Lara, (1986)
Barcelona, Labor. ISBN 84-335-
9440-0
73. Volver arriba↑ José Álvarez
Junco Mater Dolorosa (2002) y
conferencias de la Fundación
Juan March del mismo año.
74. Volver arriba↑ PAYNE, Stanley
G. (1997). El primer franquismo,
1939-1959. Los años de la
autarquía. Madrid, Temas de
Hoy. p. 6. ISBN 84-7679-325-1.
75. Volver arriba↑ J.Mª. de Areilza y
F.Mª. Castiella
(1941) Reivindicaciones de
España, Madrid: Instituto de
Estudios Políticos, 1941. En esta
página webse reproduce su
portada y resume su contenido
como:
Reivindicaciones
Españolas sobre
territorios perdídos de
sus colonias a manos
principalmente de
Francia e Inglaterra,
desde la Conchinchina
hasta el Protectorado
de Marruecos pasando
por Guinea Española y
Sáhara Español.
Abundante información
y mapas de las zonas
mencionadas.

76. Volver arriba↑ Josep


Fontana, Reflexiones sobre la
naturaleza y las consecuencias
del franquismo, en Josep
Fontana, ed. España bajo el
franquismo, op. cit. pg.27.
77. Volver arriba↑ Citado por Arcadi
Espada en el Teatro Tívoli
(discurso de presentación
de Citutadans, 5 de marzo de
2006.
78. Volver arriba↑ Gonzalo
Fernández de la Mora: Franco,
en ABC, 21 de noviembre de
1975
79. Volver arriba↑ Artículo
de Manuel Vázquez
Montalbán sobre Franco y sus
obsesiones:[7]. Página
biográfica muy afín a
Franco donde se reproduce su
interpretación del Desastre del
98, marcadamente
autobiográfica —su padre era
oficial de marina y el no pudo
llegar a serlo por la pérdida de
las colonias— extraída del
«Anecdotario» del propio Franco
(bajo el pseudónimo Jaime de
Andrade) para el guion de Raza,
película dirigida por José Luis
Sáez de Heredia:
«en Filipinas, el
extranjero fomenta
perturbaciones. La
masonería lo invade
todo. En Cuba, los
insurrectos tienen
protecciones
poderosas; las mismas
logias, pero una gran
nación detrás». Jaime
de Andrade pone en
labios del personaje
estas palabras:
«Abandonados el
Ejército y la Marina por
España; prisioneros de
España. Yo he leído en
el Estado Mayor del
Capitán General de la
Isla cartas que
destilaban sangre. El
Gobierno no quiere
aventuras; hay que
contemporizar. No se
pueden enviar más
hombres. La guerra no
es popular».
Uno de los oficiales
presentes interrumpe:
«¿Qué han hecho para
que lo sea? ¡Cuánta
vergüenza!». Y el jefe
de Estado Mayor
sentencia: «Al final, sin
armas, sin efectivos, sin
política exterior,
aislados del mundo,
tendremos la culpa los
militares».
[8]

80. Volver arriba↑ No confundir con


su hijo Juan Antonio Vallejo-
Nágera, también psiquiatra.
81. Volver arriba↑ Vicenç Navarro La
Gestapo en España, EL PAÍS
Cataluña, 26 de febrero de 2003.
F. ROBERTI, Diccionario de
Teología Moral, Barcelona 1960;
L. SCREMIN, «Eugenesia»,
en Diccionario de Moral
Profesional Médica, Barcelona
1954; E.
ARCUSA, Responsabilidad
médica, Bogotá 1966, 60-66; T.
TOTH, Eugenesia y catolicismo,
Madrid 1940; A. VALLEJO-
NÁJERA, Eugenesia de la
hispanidad, Burgos 1937; A. DE
SOBRADILLO, El certificado
médico prematrimonial,
Salamanca 1943; J.
LECLERCQ, La familia,
Barcelona 1964, 48-58, 242-254;
J. FORD, Genetics for medical
students, 4 ed. Methuen 1956;
C. C. LI, Population genetics,
Chicago 1955; C.
BRESCH, Genética clásica y
molecular, Madrid 1966, 521-
541; V. CONILL,
«Reconocimiento médico
prematrimonial», en Temas de
Sexología humana, Barcelona
1964 «Copia archivada».
Archivado desde el original el 30
de septiembre de 2007.
Consultado el 23 de noviembre
de 2007.. [9].
82. Volver arriba↑ H.R. Trevor-
Roper, The Phenomenon of
Fascism, en S. Woolf
(ed.), Fascism in
Europe (London: Methuen,
1981), especialmente p.26.
Citado en Roger
Eatwell Reflections on Fascism
and Religion
83. Volver arriba↑ MARTÍN GAITE,
Carmen (1990), 9ª edición, Usos
amorosos de la postguerra
española. Barcelona,
Anagrama. ISBN 84-339-0085-4
84. Volver arriba↑ Testamento
político de Franco
85. Volver arriba↑ Julián Garía
Candau Ganaron los
nacionales: Al Real Madrid hubo
un tiempo en que lo llamaron el
equipo del régimen.], El Mundo,
8 de septiembre de 1997. A
veces, se sigue haciendo con
intencionalidad
política: Esquerra Republicana
relaciona al Real Madrid con el
franquismo, El Confidencial, 29
de junio de 2007
86. Volver arriba↑ Josep Montagut i
Roca, citado por Jorge Martínez
Reverte: La caída de
Cataluña (reproducción parcial
en primeras páginas), donde se
da cuenta de la polémica, en la
que intervinieron también
Serrano Súñer, Josep
Pla y Manuel Aznar.
87. Volver arriba↑ Fernando García
de Cortázar Breve historia de
España, pg. xx
88. Volver arriba↑ Orden nº 577 de
28/5 del Ministerio de
Justicia, BOE, 18 de mayo de
1938.
89. Volver arriba↑ Orden 26/5 del
Ministerio de Organización y
Acción Sindical, , BOE, 21 de
mayo de 1938.
90. Volver arriba↑ Orden 24/07 del
Ministerio de la
Gobernación, BOE, 7 de marzo
de 1941.
91. Volver arriba↑ Art. 148 del
Decreto 7/7 «Reglamento de la
Organización y Régimen del
notariado», BOE, 2 de junio de
1944.
92. Volver arriba↑ ESTAPE, Fabián
(2001). Sin acuse de recibo (De
tots colors). Barcelona: Plaza y
Janés. ISBN 84-8450-755-6.
93. Volver arriba↑ MATEOS, Abdón
y SOTO, Álvaro (1997). El final
del franquismo, 1959-1975. La
transformación de la sociedad
española. Madrid, Temas de
Hoy. p. 6. ISBN 84-7679-326-X.
94. Volver arriba↑ Javier Tusell El
Gobierno Arias en la historia de
la Transición, en artehistoria
95. Volver arriba↑ Javier
Tusell Entre el terrorismo y el
golpe militar, en artehistoria
96. Volver arriba↑ Francesc Valls: El
'Ja sóc aquí' cumple 25 años, El
País, 29/09/2002
97. Volver arriba↑ Victoria
PregoSábado santo rojo, El
Mundo, 9 de abril de 2002
98. Volver arriba↑ Casimiro García-
Abadillo La bandera de la
concordia, en El Mundo, 7 de
octubre de 2002.
99. Volver arriba↑ Aníbal MalvarCafé
para todos, chocolate para
algunos, en El Mundo, 29 de
enero de 2006.
100. Volver arriba↑ Javier
Tusell (1997) La transición
española. La recuperación de
las libertades., Madrid, Temas
de Hoy 84-7679-327-8pgs. 62-
64
101. Volver arriba↑ Juan José
Solozabal, citado por Joan
Romero, op. cit.:
la clave del éxito del
sistema autonómico ha
sido evitar los
argumentos identitarios
en las diferencias entre
los poderes centrales y
autonómicos. Lo que ha
conseguido el Estado
autonómico es ni más
ni menos que los
conflictos territoriales
no se hayan presentado
en términos
esencialistas, con una
colisión entre
identidades y lealtades,
sino como disputas
competenciales,
aducidas en términos
jurídicos y en ellos
solubles por los
tribunales, y
específicamente ante el
Tribunal Constitucional.

102. Volver arriba↑ Homenaje


a la bandera en la plaza de
Colón ABC, 7 de diciembre de
2003.
103. Volver arriba↑ En cuyo
capital está La Caixa, entidad
financiera catalana a la que se
presumía dirigida por el
Gobierno de la Generalitat y el
ministerio de industria del
gobierno central, que en el
reparto interno de poder del
gobierno de Zapatero
correspondía al Partido
Socialista de Cataluña. Entre la
gran cantidad de análisis que se
hicieron de la OPA está el de
Edmundo Fayanás ¿Qué pasa
con la OPA sobre Endesa? en El
Inconformista digital
104. Volver arriba↑ La autoría
de la frase se ha recordado
como consecuencia de la
presentación de Manuel Pizarro,
en aquel momento presidente de
Endesa, como candidato número
dos del Partido Popular. Carme
Chacón: "El PP apuesta por el
anticatalanismo con el fichaje de
Pizarro", 20 minutos, 15 de
enero de 2008.
105. Volver arriba↑ Página
web de Confebassk, que en
algunos casos muestran sus
puntuales discrepancias, y las
de Fomento, con la
confederación a nivel español,
dirigida por José María
Cuevas: Egunon, resumen de
prensa 21 de marzo de 2006.
Una de las últimas noticias ha
sido la reacción ante la crisis de
las infraestructuras de
Barcelona, que se vincula a la
carencia de inversión del Estado
y la mala gestión de la
Comunidad Autónoma. Ha sido
calificada comoLa revuelta del
empresariado catalán. El
colectivo se moviliza por la crisis
de infraestructuras y la pérdida
de liderazgo, Ariadna Trillas, El
País, 18 de noviembre de 2007.
106. Volver arriba↑ Aprueba
el decreto que anticipa el fin del
servicio militar obligatorio al 31
de diciembre El Mundo, 10 de
marzo de 2001.
107. Volver arriba↑ Miguel
González Una decena de
militares embozados da una
paliza a tres soldados
inmigrantes. Dos arrestados por
la agresión xenófoba en el
cuartel barcelonés de El Bruc El
País, 01/03/2008
108. Volver arriba↑ Por
ejemplo, las declaraciones del
jefe del Estado Mayor de la
Defensa, general Félix Sanz
Roldán: la unidad de España es
"una preocupación para los
militares porque desde que
ingresamos en la Academia
vivimos por y para España"...
"existe entre los militares un
gran interés para que esta
España secular, que tanta gloria
e historia ha acumulado, siga
siendo patria común e indivisible
de todos los españoles" El
Ejército se muestra receloso
ante el Estatuto de Cataluña y
defiende que España mantenga
la unidad, en Informativos
Telecinco, 3 de octubre de 2005
109. Volver arriba↑ Bono
ordena el arresto domiciliario del
general que censuró el Estatut y
propondrá su
cese 20minutos.es, que cita a la
agencia Efe, 7 de enero de
2006. La sanción causó algún
malestar en el Ejército, pero sin
consecuencias: AUME la
respalda y AME defiende a
Mena. Las asociaciones de
militares discrepan entre sí
sobre la sanción al general que
criticó el Estatuto en El Mundo, 8
de enero de 2006. La sanción
fue recurrida judicialmente: El
Supremo confirma la sanción
impuesta al general Mena por
sus declaraciones sobre el
Estatut. Abogó por una
intervención del ejército si el
texto rebasaba el límite
constitucional. El Ministerio de
Defensa le impuso ocho días de
arresto por sus declaraciones
durante la celebración de la
Pascua Militar Diario Noticias de
Álava, 17 de noviembre de 2007
110. Volver arriba↑ Eliminada
de la jura de bandera la mención
a la unidad de España. La nueva
Ley del Personal de las FAS
también suprime expresiones
como la de «besar con unción la
bandera» o «derramar hasta la
última gota de sangre» - Según
una enmienda aceptada a CiU
las academias militares deberán
«fomentar la pluralidad cultural
de España». El Mundo, 11 de
febrero de 1999.
111. Volver arriba↑ Se
cumplen cuatro años de la crisis
del islote de Perejil
112. Volver arriba↑
El presidente de la
Xunta de
Galicia, Manuel
Fraga [del PP], recordó
ayer a Pasqual
Maragall [entonces
presidente de la
Generalitat de
Cataluña, del PSOE, en
respuesta a unas
previas declaraciones
de éste] que el artículo
8 de la Constitución
Española dice que las
Fuerzas Armadas
tienen como misión
garantizar la soberanía
e independencia de
España y defender su
integridad territorial. «Si
ése es el drama que
algunos quieren
acometer, allá ellos»,
añadió. Fraga concluyó
su intervención dando
un «¡Viva la
Constitución de
España!».

Fraga le recuerda el papel del


Ejército en la unidad de España,
El Mundo, 18 de diciembre de
2003.

113. Volver
arriba↑ Orientaciones morales
ante la situación actual de
España. Instrucción
Pastoral. Madrid, 23 de
noviembre de 2006. Antonio
Cañizares, vicepresidente de la
Conferencia Episcopal declaró el
3 de noviembre de 2005:
Sobre el Estatuto
catalán, monseñor
Cañizares dijo que no
entraba en el debate
constitucional, "pero sí
en el hecho de que la
unidad de España es
un bien moral". "El
mantener esa unidad
corresponde a las
exigencias del bien
común. Cuando esa
unidad queda muy en
peligro, amenazada o
incluso destruida se
está amenazando a un
aspecto del bien
común".

114. Volver arriba↑ La


defensa de un radical
nacionalismo español es muy
marcada en periodistas y
colaboradores habituales del
programa de Federico Jiménez
Losantos, como César
Vidal o Pío Moa, que también se
destacan por sus libros que
proponen el
llamado revisionismo
histórico de la Guerra Civil. Lo
mismo ocurre en un medio
digital muy conectado con este
grupo, llamado Libertad Digital;
aquí unos ejemplos: Jorge
Viches Por qué ser nacionalista
español, Pío Moa Un
nacionalismo
español y Nacionalismo español
tradicionalista
115. Volver arriba↑ Jesús
Duva La policía calcula que en
España hay casi 10.000 'ultras' y
neonazis. Sólo en Madrid han
sido detenidas este año 64
personas por 59 actos
delictivos El País, 18 de
noviembre de 2007
116. Volver arriba↑ el artículo
del 5 EAC, este autogobierno se
fundamenta en los derechos
históricos del pueblo catalán, en
sus instituciones seculares y en
la tradición jurídica catalana, lo
cual, especialmente en lo
relativo a los derechos
históricos, sólo se admite por la
STC 31/2010, FFJJ 8 y 10, en la
medida en que se entienda que
el autogobierno no es sino el
que el artículo 2 de la
Constitución reconoce y
garantiza a las nacionalidades y
regiones que integran la Nación
española, y que los derechos
históricos del pueblo catalán no
son equiparables a los de la
disposición adicional primera de
la Constitución, ni son
fundamento jurídico propio del
autogobierno catalán, al margen
de la Constitución
misma.[10]congreso
117. Volver arriba↑ Pablo
Ximénez de Sandoval: Entre la
"nación" y la "comunidad
histórica", El País, 10 de
diciembre de 2007.
118. Volver arriba↑ El PP
reúne a más de 75.000 personas
al grito de "Viva Navarra
española", El País, 18 de marzo
de 2007.
119. Volver arriba↑ Duran
esquivará el debate
independentista durante la
campaña, El Mundo, 5 de
diciembre de 2007. Duran
destapa el punto débil de CDC,
ABC, 8 de noviembre de 2007.
120. Volver arriba↑ Manifiesto
del Foro de Ermua presentado
en la concentración celebrada el
5 de noviembre de 2005 en la
Puerta del Sol de Madrid:
los firmantes de este
manifiesto, como parte
del movimiento cívico
opuesto al nacionalismo
identitario, queremos
hacer llegar a todos los
ciudadanos y a la clase
política que:
1. Somos muchos los
ciudadanos que
creemos en España y
que, en este momento
histórico, nos vemos
impelidos a reclamar
una vez más el
cumplimiento de la
Constitución y la unidad
de la nación española
como garante de la
igualdad y la solidaridad
de todos los españoles.
2. Sentimos como una
inadmisible y delirante
tergiversación que se
identifique como
reaccionaria la unidad
de los españoles o la
propia idea de España
y se considere
progresista la Cataluña
o la Euskal Herria
insolidarias e
independientes con las
que sueñan los
nacionalistas.
La realidad es
precisamente la
contraria: la esencia del
pensamiento
reaccionario desde el
Siglo XIX son esos
sueños totalitarios que
anteponen la supuesta
patria a las personas y
a sus libertades
individuales; esos
sueños que reclaman la
limpieza etnocultural, el
privilegio, la
desigualdad ante la
Ley; esos sueños que
se fundamentan en un
concepto de la Historia
como fuente mítica e
inapelable del derecho
(los falseados y
denominados "derechos
históricos")
oponiéndose así a los
fundamentos
democráticos de la
sociedad moderna y de
nuestro sistema
constitucional.
...
7. Nuestro futuro
dependerá de lo que
hagamos en el
presente. Es necesario
comprender que el
proyecto que el
nacionalismo trata de
llevar adelante es una
agresión directa hacia
la Constitución y hacia
España como ámbito
de solidaridad, igualdad
de derechos y de
acción común. El
proyecto nacionalista es
radicalmente hostil e
incompatible con la idea
de España que
tenemos la inmensa
mayoría de los
españoles. Por todo
esto hacemos un
llamamiento a toda la
ciudadanía para que
tome la iniciativa, no
permanezca ajena a los
acontecimientos y
trabaje por defender,
desde el respeto
estricto a la legalidad,
este proyecto común
que es España.

121. Volver arriba↑ Ha


alcanzado a obtener
representación en las elecciones
generales de España de 2008 y
en las elecciones autonómicas
vascas de 2009(un diputado en
cada caso).
122. Volver arriba↑ Citado en
Periodista Digital: Savater y
Ciutadans
El nacionalismo en
general es
imbecilizador, aunque
los hay leves y graves,
los del forofo del alirón
y el que se pone el
cuchillo en la boca para
matar. Hay gente sin
conocimientos
históricos, el
nacionalismo atonta y
algunos son virulentos.
Afortunadamente en
Cataluña la situación es
diferente a la del País
Vasco, aunque esa
minoría es una alarma
que nos dice que algo
hay que hacer. El
nacionalismo es una
inflamación de la nación
igual que la apendicitis
es una inflamación del
apéndice.

. Este filósofo, que defiende


posiciones contrarias a los
nacionalismos periféricos, llegó
a decir, en el transcurso de un
coloquio España me la
suda o me la sopla, con lo que
quería expresar que era el
Estado como garante de los
derechos ciudadanos y no la
nación lo que le motivaba a
defender la unidad de la nación
española. Savater se explicó en
Basta Ya: Por allí resopla. Se vio
obligado a insistir sobre el tema,
como se recoge en Libertad
Digital, el 9 de octubre de
2007Fernando Savater insiste:
"La idea de España me la sopla"
123. Volver arriba↑ Citado por
Antonio Zoido El viaje andaluz
de José Jiménez Lozano, EL
País, 15 de enero de 2003

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