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Un domingo de 1983 el Jefe de Estado general Efraín Ríos Montt, anunció al país
la modificación de impuestos y creación del Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA),
con esto pretendía enfrentar la crisis económica, pero también cumplir las
condiciones del Fondo Monetario Internacional, sobre un préstamo de estabilización
concedido un año atrás. El IVA fue del diez por ciento (72-83/julio 11/1983). Días
después el general Ríos fue relevado del cargo por el general Mejía Víctores, que
redujo el IVA al siete por ciento. Él también intento mejorar los ingresos para corregir
el déficit fiscal (Decretos 25-85 y 30-85 8/abril/1985), que incluyeron impuestos
específicos a la exportación del café, gravamen selectivo al consumo, reformas al
impuesto sobre la renta, etcétera. Al final fueron derogados por presiones
sectoriales y para el gobierno era más importante asegurar la transición.
Por lo general es algo que casi todos relacionamos con personas ricas y famosas.
Seguramente le vendrán a la memoria historias de artistas, políticos o gente de la
alta sociedad que fueron noticia porque se descubrió que poseían cuentas
millonarias en bancos suizos o en paraísos fiscales.
Primer ejemplo:
Segundo ejemplo:
Al comprar una vivienda, usted paga una cierta cantidad en efectivo al vendedor.
Esta no la declararán en la escritura de compra-venta. Es lo que popularmente se
llama “escriturar por menos importe”. Esta es una práctica bastante extendida en
algunos países y muchas veces notarios y gestores inmobiliarios hacen la vista
gorda ante lo que en realidad no es más que una práctica de evasión de impuestos.
En este caso el fraude también es doble: usted pagará una cantidad inferior de IVA
o impuesto sobre transmisiones, al declararse un importe de compra inferior al real.
El vendedor por otro lado, declarará una cantidad menor en el impuesto sobre el
incremento del patrimonio, que grava el beneficio procedente de la venta de la
vivienda.
Tercer ejemplo:
El simpático vendedor de cd’s piratas que anuncia los últimos éxitos musicales en
cualquier esquina de su ciudad, no sólo está cometiendo un delito contra la
propiedad intelectual. Además no está declarando los ingresos que obtiene por esta
actividad. Obviamente tampoco le está cobrando el IVA que le aplicarían en
cualquier tienda de discos legalmente establecida.
Cuarto ejemplo:
Quinto ejemplo:
El señor Sánchez tiene una pequeña empresa que se dedica a importar un producto
de consumo desde China. El artículo esta gravado con un 5% de derechos de
aduana (aranceles) a la importación en su país. El señor Sánchez ha descubierto,
que existen productos muy similares que sólo están gravados con un 3% de
aranceles. Decide hablar con su agente aduanal y pedirle que declare la importación
como si se tratase del producto más favorable. Este accede ya que es una
mercancía muy similar y no prevé que la inspección de aduanas le vaya a poner
problemas.
Así por ejemplo las autoridades tributarias de algunos países han detectado que
existen sociedades que dotan provisiones para hacer frente a pérdidas en
inversiones realizadas en el extranjero, que en realidad nunca se han
producido. Una provisión consiste en que una empresa retiene parte de los
beneficios obtenidos, o sea no los reparte entre sus accionistas, al prever que existe
un riesgo importante de sufrir pérdidas por alguna inversión u operación en marcha.
Estas cantidades son consideradas como un gasto y como tal no tributan a efectos
de impuestos. En los casos mencionados la supuesta “inversión” en realidad no
existe, sino que se deposita el dinero en sociedades poco transparentes radicadas
en paraísos fiscales. Estas empresas no producen ni beneficios ni pérdidas, ya que
no llevan a cabo ninguna actividad o negocio. Son constituidas con la única finalidad
de poder justificar la supuesta inversión y poder después dotar la provisión alegando
un posible riesgo de pérdidas. De este modo se difiere el pago de impuestos. Se
trata de un clarísimo acto de evasión de impuestos, aunque sumamente difícil de
demostrar por las autoridades tributarias.
Por otro lado, las normas tributarias de los distintos países del mundo no son uniformes en
absoluto. Mientras que en los paraísos fiscales los impuestos son prácticamente inexistentes
(al menos para los no residentes), algunos estados del norte de Europa aplican a sus
ciudadanos y empresas gravámenes cercanos al 50%.
Lo mismo ocurre con la legislación económica y mercantil. Si decide constituir una sociedad,
adquirir una propiedad o realizar una inversión en el extranjero, se encontrará con trámites y
costes muy distintos dependiendo del país que elija para hacerlo.
Sacando partido a estas diferencias normativas y aprovechando los vacíos legales existentes,
en muchos casos es posible reducir sustancialmente o incluso evitar el pago de impuestos de
manera legal.
La elusión fiscal puede ser practicada por cualquier persona, que cuente con un
asesoramiento legal y tributario adecuado. Pero son las multinacionales y entidades
financieras las que por lo general más se benefician de ella, al disponer de la estructura
internacional y los recursos necesarios para poner en marcha auténticas estrategias
de ingeniería fiscal
Como hemos dicho, la elusión fiscal no es un delito, pero es fácil comprender que no es vista
con agrado por las autoridades tributarias. Al fin y al cabo por culpa de ella éstas pueden
llegar a perder una parte importante de su recaudación. Por ello no es de extrañar que traten
de combatirla con todos los medios a su alcance.
Las principales actuaciones están dirigidas a eliminar posibles vacíos legales que favorezcan
la elusión. Esto se consigue bien modificando la ley original o complementándola con
reglamentos de carácter administrativo. Algunos países van mas lejos y han establecido
normas generales anti-elusión. Son conocidas bajo las siglas GAAR (General Anti-
Avoidance Rules). Las aplican países como por ejemplo Canadá, Australia o Nueva Zelanda.
Otros estados, si bien no disponen de una norma general, sí han promulgado numerosas
leyes anti-elusión o anti-paraíso (fiscal).
Estas medidas son generalmente muy criticadas por la comunidad económica y financiera.
Es así porque en el afán de poner freno a la elusión fiscal, muchas veces se dañan intereses
comerciales y se atenta contra la libertad de inversión y la libre circulación de capitales.
Así por ejemplo, si es usted accionista de una sociedad radicada en un paraíso fiscal, los
beneficios de esta sociedad en muchos países serían considerados como ingresos personales.
Esto es así incluso si decidiera no repartir dividendos y por tanto no repatriar estos beneficios
a su país de origen. Estaría entonces obligado/a a reportarlos en su declaración de impuestos
y tributarían a un tipo impositivo mayor que si estuvieran sometidos al impuesto de
sociedades. Es decir, tendría que pagar más impuestos por sus beneficios en el extranjero que
si estos se hubieran producido en su propio país, lo que es a todas luces una discriminación.
Incluso desde el punto de vista jurídico es una medida discutible, ya que no tiene en cuenta
el hecho que una sociedad es una persona jurídica distinta a su propietario o accionista.
La eficacia de este tipo de medidas también resulta cuanto menos dudosa. Teniendo en cuenta
que los paraísos fiscales cuentan con legislaciones especiales que no obligan a revelar la
identidad de los propietarios y accionistas de las sociedades, éstos en muchos casos
simplemente han optado por la ocultación de sus operaciones.
Las Autoridades por otro lado defienden la legitimidad de las medidas contra la elusión fiscal,
argumentando que son necesarias para impedir abusos. Entienden que una serie de
actuaciones encadenadas, aun siendo todas legítimas, pueden llegar a constituir delito si son
de naturaleza “artificial” y tienen como único fin evitar el pago de impuestos. Por ello tratan
de adivinar la intención que se esconde detrás de las operaciones económicas y actuar en caso
de sospecha. Sea como fuere, se trata de un terreno espinoso en el que es muy complicado
encontrar el equilibrio entre control fiscal y libertad de empresa.
Por último conviene señalar que la elusión fiscal no debe confundirse con la evasión de
impuestos (o evasión fiscal), que sí es un delito. Si bien, en teoría son actuaciones muy
diferentes, en la práctica la línea que separa a la una de la otra a menudo no está tan
claramente definida y no es extraño que evasión y elusión fiscal se acaben entremezclando.
¿Qué es el Blanqueo de Capitales?
Donde y Cómo se Lava el Dinero Negro
Esta primera fase, que normalmente se lleva a cabo cerca del lugar en donde se comenten las
acciones delictivas, consiste en introducir en el sistema financiero el dinero obtenido con la
actividad ilícita. Esto se realiza de muy diversas maneras, aunque el denominador común es
que el capital ilícito se fracciona en cantidades menores, que se van introduciendo al sistema
bancario poco a poco.
La forma más sencilla de blanqueo de capitales es tan simple como ir depositando importes
pequeños en múltiples cuentas bancarias. Al tratarse de movimientos poco relevantes, estos
normalmente no levantarán las sospechas de las entidades bancarias, ya que se trata de
cantidades que se encuentran muy por debajo del límite a partir del cual el banco tiene
obligación de reportar o verificar el origen de los fondos.
Un método más sofisticado que suelen emplear las bandas mafiosas para el blanqueo de
capitales, consiste la utilización de negocios “tapadera”. Estos normalmente pertenecen a
sectores en los cuales se maneja gran cantidad de dinero en efectivo, como el pequeño
comercio, la hostelería (bares y restaurantes) o la construcción. Declarando unos importes de
ventas superiores a las que se producen realmente y pagando a proveedores en efectivo, sin
factura, resulta sencillo inyectar dinero negro en el negocio. Este se mezclará con los ingresos
legítimos procedentes de las ventas reales. Los negocios “tapadera” pueden pertenecer a la
propia organización mafiosa o, en otros casos, ser subcontratados a terceros a cambio de una
comisión. Este tipo de fraude es enormemente difícil de detectar, ya que es casi imposible
controlar las pequeñas ventas en efectivo que se producen en una tienda o un restaurante. A
no ser que el negocio declare unos beneficios muy por encima de los normales, raras veces
levantará sospechas.
Una vez que el dinero negro se ha colocado en el sistema financiero, comienza la segunda
fase del proceso de blanqueo de capitales. El objetivo de la misma es difuminar cualquier
relación de los fondos con su fuente de origen. Para ello los “blanqueadores” realizan
numerosas transferencias a través de cuentas situadas en diversos puntos del globo, compran
y venden productos de inversión o realizan transacciones comerciales ficticias, valiéndose de
facturas falsas y empresas situadas en paraísos fiscales, constituidas para tal fin. Con estas
técnicas es sumamente complejo seguir el rastro del dinero, el cual se pierde entre una maraña
de movimientos bancarios y transacciones que se reparten a lo largo y ancho del globo.
Obtener información de gran variedad de bancos y jurisdicciones, algunas con un nivel de
opacidad importante, se convierte en una tarea casi imposible.
3. fase de integración
Tras haber difuminado cualquier relación del dinero con su origen y fuente de obtención, se
pasa a la última fase del blanqueo de capitales, llamada de integración. Es cuando los fondos
obtenidos con la actividad ilícita vuelven a su propietario y entran de nuevo en la economía
real. Existen diferentes medios para realizar esta integración: mediante la inversión en
negocios legítimos, a través de la adquisición de propiedad inmobiliaria o mediante la
adquisición de bienes de lujo u objetos de arte, entre otros. El sector inmobiliario es
especialmente atractivo, ya que permite una especulación muy lucrativa y en general está
muy vinculado al poder local, lo que facilita a los delincuentes la creación de lazos estrechos
con la política. Para ganarse el respeto de la comunidad tampoco es infrecuente que realicen
obras benéficas o participen en proyectos sociales.
Como sostiene el GAFI, el blanqueo de capitales no sólo existe en los centros financieros
offshore, sino también en los grandes centros bancarios y de negocios mundiales. La enorme
cantidad de transacciones que se producen en estas urbes financieras hace que las
transacciones resulten mucho más discretas y desde luego menos sospechosas a ojos de las
autoridades que otras, en las que intervienen paraísos fiscales.
Pero no sólo los grandes centros financieros sirven de lavandería a los delincuentes, también
muchos negocios y por supuesto mercados inmobiliarios de todo el mundo. Así, por
mencionar un ejemplo, son más que notorios los casos de blanqueo de capitales en la Costa
del Sol española. El afincamiento de mafiosos de toda Europa, que invertían en bienes
inmobiliarios, hizo que el sector subiera como la espuma. Todo ello con el aplauso de los
ciudadanos que celebraban la creación de miles de puestos de trabajo creados por la
construcción y las autoridades locales que miraban para otro lado, mientras se llenaban los
bolsillos. El que esté libre de culpa que tire la primera piedra…
En los años 70, Mick Jagger se mudó primero a Francia y luego a EE.UU. para huir de los altos impuestos en
su país natal.
La multa de más de US$2.500 millones que tiene que pagar el banco Credit Suisse por
ayudar a multimillonarios de los Estados Unidos a evadir impuestos ha dejado al desnudo
la compleja trama de abogados, banqueros, contadores y cuentas secretas que aceita el
delito fiscal a nivel global.
Segun un informe, las 91.000 personas más ricas del planeta controlan una tercera parte de
la riqueza mundial (y dan cuenta de la mitad de los depósitos en paraísos o guaridas
fiscales) y unas 8,4 millones de personas –un 0,14% de la población mundial– tiene el 51%
de la riqueza.
Estas son las cinco vías favoritas de los multimillonarios para pagar menos y acumular más:
1. Subdeclaración impositiva
El monto a pagar al fisco depende de la declaración impositiva. El primer paso de toda
evasión es subdeclarar las ganancias obtenidas.
Patrick Stevens, director de Política Impositiva del Chartered Institute of Taxation del
Reino Unido, organismo que prepara a todos los funcionarios impositivos del país,
identifica dos momentos en este primer paso.
"Por un lado la persona declara menos de lo que gana. Por la otra, esconde la diferencia, de
manera que la Autoridad Impositiva no pueda rastrearla", señaló a BBC Mundo.
Para hacerlo tienen una red profesional muy aceitada que, según críticos como James
Henry, de la Universidad de Columbia, se han convertido en una parte estructural del actual
sistema financiero.
Uno de las guaridas favoritas de este dinero son las Islas Caimán, que tienen 85 mil
compañías registradas: más compañías que población.
Desde los años 70 el mundo se ha ido poblando de estas guaridas. Con poco más de
300.000 habitantes, las Bahamas tienen 113.000 compañías: una firma cada tres habitantes.
En las Islas Caimán o Bahamas no se hacen muchas preguntas para la creación de una
compañía.
"Un millonario en Estados Unidos monta lo que llamamos una compañía fantasma en una
guarida fiscal, con la que lleva adelante transacciones usando precios falsos para transferir
dinero a estos lugares, donde no paga impuestos", indicó a BBC Mundo Henry.
Estas compañías fantasmas abundan. El mismo Barak Obama suele citar en sus discursos el
caso del edificio Ugland en las Islas Caimán, que es sede de 18.000 firmas.
El portal de análisis financiero Fútbol Finanzas publicó recientemente una lista de lujo de
jugadores que usaron técnicas similares en los últimos 20 años.
Desde el mejor jugador del mundo, Lionel Messi, hasta leyendas del deporte como el
brasileño Roberto Carlos, el portugués Luis Figo y el búlgaro Hristo Stoichkov formaban
parte de la lista.
3. Testaferros
Una manera de invisibilizar el rastro de la persona en cuestión es nombrar a un testaferro
que actúa como presunto propietario del bien o compañía.
"Se puede nombrar a un testaferro por razones legítimas, por ejemplo, para no atraer
publicidad sobre la inversión en cuestión en el caso de alguien que está en la mira público.
Mientras se informe a las autoridades impositivas no hay evasión. El problema empieza
cuando no se informa, porque entonces lo que se está haciendo es pagar impuestos por una
masa menor de dinero", señala Stevens.
No es necesario para este propósito que la compañía y el testaferro operen desde una
guarida fiscal. Ambos pueden actuar en el mismo país donde tributa el multimillonario en
cuestión.
"Los beneficiarios de esta cesión se pueden multiplicar al infinito. Puede ser la esposa, los
hijos, tíos, primos, etc. Por las reglas internas impositivas en Estados Unidos, estos
fideicomisos pueden enviar del extranjero parte de este dinero sin pagar impuestos", explica
Henry.
Esto facilita el movimiento de grandes masas de dinero que con frecuencia atraviesan una
compleja red de fideicomisos, firmas fantasmas y testaferros que logran el principal
objetivo del evasor: borrar el rastro.
En los 70 fue el cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger, quien fijó residencia primero
en Francia y luego en Estados Unidos para huir de los entonces altos impuestos británicos.
"Desde ya que una persona puede elegir el país que quiera para vivir. Si decide irse a un
país para pagar menos impuestos es su derecho. Lo que es ilegal es decir que vive en un
país para pagar menos impuestos cuando en realidad vive en otro con una carga impositiva
más alta", señala Stevens.
Es lo que pasó con el tenista alemán Boris Becker.
Becker declaró a las autoridades alemanas que había vivido en Mónaco entre 1991 y 1993
cuando, en realidad, había estado en Munich.
El tenista terminó pagando US$3 millones en deuda impositiva con sus correspondientes
intereses.
Este mayo un juez británico dictaminó que el cantante inglés Gary Barlow, cuya riqueza
está estimada en unos US$80 millones de dólares, había invertido en 51 sociedades
financieras creadas exclusivamente para pagar menos impuestos.
"En Estados Unidos hay un millón de fundaciones privadas que tienen exenciones
impositivas. ¿Alguien sabe qué hacen? Ha habido una explosión de ellos y nadie las audita
como corresponde", señala Henry.
El futuro
Los problemas fiscales que tienen todos los países desarrollados y la fragilidad del sistema
financiero internacional han colocado a la evasión impositiva en el ojo público, centro de
un debate global.
La multa a Credit Suisse ha sido presentado como un gran triunfo del fisco estadounidense
y hasta como el fin de la era del secreto bancario suizo, uno de los pilares de todo este
sistema.
Según Henry el acuerdo alcanzado es, en realidad, un gran triunfo del banco.
"El Credit Suisse no fue obligado a relevar el nombre de ninguno de los evasores. Con lo
cual el secreto bancario quedó en su lugar. Nadie en su actual estructura directiva tiene que
renunciar, no han perdido la licencia para operar en Estados Unidos. Si quiere más pruebas
de que ganó el banco, fíjese en su valor bursátil: aumentó en un 1,5%. EL negocio sigue
intacto. El gran desafío ahora para este banco y el actual sistema financiero internacional es
conquistar China y el conjunto de Asia", indicó Herny.