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ECOALDEAS
TEJIENDO TRANSICIONES HACIA EL BUEN VIVIR
Autora
Erika Milena Muñoz-Villarreal
Directora
PhD. Martha Cecilia Chaves
Universidad de Caldas
Manizales, Caldas, Colombia
Diciembre de 2017
3
ECOALDEAS
TEJIENDO TRANSICIONES HACIA EL BUEN VIVIR
Autora
Erika Milena Muñoz-Villarreal
Trabajadora Social
Ecoactivista Territorio Kumanday
Investigadora del Grupo de Investigación MINGAS en Transición
Investigadora del Grupo en Estudios Jurídicos y Sociojurídicos, Universidad de Caldas
Directora
PhD. Martha Cecilia Chaves
Doctora en Sociología del Desarrollo y el Cambio & Educación para la Sustentabilidad
MSc Conservación de Bosques y Áreas Naturales
Universidad de Wageningen, Países Bajos
Bióloga, Universidad del Valle, Colombia
Investigadora del Grupo de Investigación MINGAS en Transición
Integrante del Consejo de Asentamientos Sustentables de América Latina - C.A.S.A
Arte de la portada
Oscar Felipe Zuluaga Montes
Artista e ilustrador
Universidad de Caldas
Facultad de Ciencias para la Salud
Departamento de Salud Pública
Manizales, Caldas, Colombia
Diciembre de 2017
4
CONTENIDO
Permiso y gratitud 6
Apertura 7
Enlazada 1. Introducción al tejido de investigación 9
1.1. Contexto-problema de investigación: la dualidad humanidad-naturaleza 9
1.2. Estado del arte sobre ecoaldeas en Colombia 13
1.3. Objetivos y preguntas de investigación 18
Enlazada 2. Comprensiones teórico-conceptuales acerca de la relación humanidad-naturaleza 19
2.1. Comprensiones diversas en torno a la Naturaleza 19
2.2. Enfoques que repiensan la conexión entre humanidad-naturaleza 23
2.3. Las Ecoaldeas como una alternativa de reconexión con la naturaleza 27
Enlazada 3. Metodología y métodos entretejidos en la investigación 31
3.1. Metodología cualitativa y estudio de casos 31
3.2. Métodos: documental y etnográficos 32
3.3. Ciclo de análisis e interpretación 34
Enlazada 4. El movimiento de ecoaldeas en el mundo y en Colombia 37
4.1. El movimiento ecoaldeano en el mundo 37
4.1.1. El mándala de la sustentabilidad como una expresión de reconexión con la naturaleza 46
4.2. Ecoaldeas en Colombia: emergencia de comunidades mestizas-ecológicas 50
4.3. Conclusión 58
Enlazada 5. El disueño de dos ecoaldeas en Colombia: Aldeafeliz y Anthakarana 60
5.1. El grupo semilla de Aldeafeliz 60
5.1.1. El territorio de Aldeafeliz. 67
5.1.2. Narraciones de quienes se unieron en el disueño de Aldeafeliz. 70
5.2. Disoñando la familia Anthakarana 74
5.2.1. El territorio de Anthakarana. 78
5.3. Conclusión 80
Enlazada 6. Ecología de saberes en el mándala de la sustentabilidad 81
6.1. Pilar social: el sistema de la vida como inspiración para ordenar las relaciones sociales 82
6.2. Pilar cultural: recordar para renovar las ceremonias de conexión natural 89
6.3. Pilar ecológico: cuidar los ciclos naturales para conservar la vida 104
5
Permiso y gratitud
Ante todo, solicito permiso al tejido de la vida para presentar esta investigación propia y
colectiva a su vez, devenida en sentipensar académico, ecológico y disoñador.
Solicito permiso a los seres de Aldeafeliz y Anthakarana para compartir parte de su
vida, su territorio, sus narraciones, sus co-creaciones y sus desafíos.
Debo gratitud a múltiples seres y acontecimientos de la vida desde el momento mismo
en que disoñé esta investigación en 2014. Por lo pronto, aquí y ahora, agradezco al
Cosmos y al territorio Kumanday.
A mi red familiar: mi madre Lina María, mi padre Freddy Muñoz (codeudor de mis
estudios), mi amado y cómplice incansable Felipe, mi semilla Alef, a mi suegro Absalon y
su esposa Olguita, mi Suegra Marta y su esposo Ernesto, y a mi cuñada Diana.
Gratitud a la hermandad que me inspira: Tatiana, Daniel, Andrés, Lorena, Diana,
Carlos, Leidy, Nando, Ricardo, Ana María, Valentina, Johan, Jazmín.
Amistades que me aportan con su sabiduría académica: Natalia (palabra de los pueblos
originarios), Juliana (espirales primordiales), Alejandra (ecología política) y Patricia
(resistencias decoloniales).
A mi grupo del Centro de Investigaciones Sociojurídicas-CIS: Javier (mi mejor ‘jefe’),
Alejandro, Carolina y Diana.
Al proyecto Tierra Espiral, al Movimiento de ambientalistas del Kumanday y a la
palabra del pueblo Nasa que siempre llevo en mi co-razón.
A Martha Chaves, mi asesora y experta del mundo ecoaldeano.
Gratitud a la Maestría en Ecología Humana y Saberes Ambientales por su apertura y
apoyo.
Cada uno y cada una son inspiración para cocrear pluriversos éticos en cuidado de la
vida.
Apertura
Nuestra época anuncia una permanente y profunda crisis ecológica. Una crisis que
puede ser comprendida desde diversas miradas epistémicas y políticas que convergen en un
acuerdo científico y social: acudimos a una crisis civilizatoria de carácter planetario y
ecológico (Amin et al, 2005; Katz, 2010; Ivanova, 2011). De la resolución o no de esta
crisis depende la pervivencia de la especie humana así como de otras manifestaciones de la
vida que habitan el Planeta (Lander, 2004; Prada, 2011).
Ahora si bien, la hipótesis Gaia plantea que la vida en el Planeta puede continuar
transformándose y expandiéndose en lapsos de miles de años sin la presencia de
influyentes tipos de vida como los seres humanos (Lovelock, 1979; Margulis, 2002), la
afectación a los sistemas ecológicos y ciclos bio-geo-químicos a una escala global es
claramente evidente, lo que algunos para algunos autores representa las consecuencias de
la época del Antropoceno (Steffen et al., 2011).
Los efectos de esta crisis ecológica global son la inminente escasez de fuentes hídricas
aptas para el consumo humano y el aumento progresivo del calentamiento del sistema
climático global que podría superar los 2ºC (IPCC, 2013). El agua disponible para
consumo humano se encuentra amenazada por acciones antrópicas como la contaminación,
el aumento de grandes represas, la explotación minera de metales y demás procesos
productivos e industriales (PNUD, 2006).
En el cálculo de la Huella Ecológica realizado por la organización Global Footprint
Network (2016), donde se mide la demanda del consumo humano en relación al uso de los
bienes naturales como: suelos, aguas, reservas naturales, minerales, entre otros, donde se
observa que la biocapacidad planetaria de 1,7 hectáreas globales per capita se ha excedió
entre los años 1961 a 2012 hasta por 6,2 hectáreas per capita (ver figura 1).
Este cálculo demuestra que la humanidad necesite actualmente la capacidad
regenerativa de 1.6 Planetas para proporcionar los bienes y servicios que usamos cada año.
Además, la Huella Ecológica per capita de las naciones con altos ingresos económicos se
contrapone a la disminución de la biocapacidad de los países con ingresos medianos o
bajos.
De acuerdo al mapa de Huella Ecológica Global se puede advertir que, los países que
ejercen mayor presión sobre los bienes del planeta son países con economías pujantes o
crecientes, los cuales centran sus economías en el crecimiento exponencial y en altos
niveles de consumo (países con color terracota intenso).
Según Ángel-Maya (1996), Latour (2005) y Noguera (2004), la crisis civilizatoria y
ecológica actual expresa una escisión entre naturaleza y humanidad impuesta por el
paradigma de la Modernidad en su sostenimiento de concebir la naturaleza como recurso
(Noguera & Pineda, 2009; Gudynas, 2004), naturaleza productiva (Santos, 2010),
naturaleza desechable (Riechmann, 2004) y naturaleza máquina (Capra, 1996).
Concepciones que reflejan una postura antropocéntrica de carácter utilitarista e
instrumental frente a la relación con el sistema de la vida (Prada, 2011; Noguera, 2004;
Fernández, 2010), lo que ha derivado en los daños ecológicos globales ocasionados por las
acciones humanas desde la Revolución Industrial (Crutzen 2002).
10
1
http://www.granjamamalulu.com/
2
https://ecovillage.org/projects/
3
http://www.varsana.co/
4
http://www.budismocolombia.co/
12
A partir de este contexto, el presente estudio pretende dar respuesta a este vacío
investigativo tomando como unidad de análisis dos ecoaldeas del país que son miembros
del Consejo de Asentamientos Sustentables de América Latina, C.A.S.A Colombia:
Anthakarana ubicada en Salento, Quindío, y Aldeafeliz ubicada en San Francisco,
Cundinamarca. De esta manera, se espera brindar una comprensión académica sobre el
fenómeno de las ecoaldeas en Colombia, que aún continua siendo una categoría conceptual
y una experiencia poco explorada, y de igual forma, brinde reflexiones empíricas para la
Red de C.A.S.A. y otras organizaciones que deseen multiplicar las prácticas exitosas y los
desafíos hallados en las ecoaldeas en el camino de promover un bienestar socio-ambiental
en el país.
Tabla 1
Investigaciones sobre ecoaldeas en Colombia
Contrario a los planteamientos anteriores, Sarrazín (2015) expone el caso de los Jipi-
koguis, un grupo de personas que migraron de la ciudad y se asentaron en la Sierra Nevada
de Santa Marta constituyendo una comunidad mestiza con una fuerte influencia del sistema
cultural del pueblo Kogui. Dice el autor que, la comunidad Jipi-kogui no logró escapar del
todo de las prácticas propias del sistema occidental y capitalista, puesto que en su interior
se generó una estructura social correspondiente a las dinámicas sociales, políticas y
económicas propias del sistema-mundo global. Sarrazín sostiene que, esta comunidad
perdió su cohesión social lo cual devino en una desintegración.
Hoy día, la comunidad Jipi-Kogui se presenta como un lugar de paso para visitantes y
viajeros, muchos de sus fundadores crearon hoteles y negocios para turistas cerca de la
Sierra. En resumen, el autor plantea que esta experiencia hace parte de “un movimiento
18
Objetivo general
● Comprender cómo se expresa la relación Humanidad-Naturaleza en el
movimiento ecoaldeano, mediante un estudio de casos en las ecoaldeas
Anthakarana y Aldeafeliz en Colombia.
Objetivo específicos
● Identificar cómo expresa el movimiento internacional ecoaldeano su
relación Humanidad-Naturaleza y cuál es su influencia en el movimiento
colombiano.
● Explorar cuál ha sido el proceso de autoconcepción como ecoaldeas y
ecoaldeanos en Anthakarana y Aldeafeliz.
● Describir los saberes y las prácticas que influyen la relación humanidad-
naturaleza en las ecoaldeas Anthakarana y Aldeafeliz.
La herencia europea.
La naturaleza salvaje.
El término ‘recurso natural’ hace parte del discurso oficial del sistema moderno que
proviene de la idea de desarrollo (con cualquiera de sus apelativos de desarrollo
económico, sostenible, social...), haciendo referencia a cada uno de los elementos
integrantes de los ecosistemas que pueden ser aprovechables en sentido económico y
productivo. Asumir este discurso implica objetivar la naturaleza, reducirla a propósitos
economicistas y ponerla a total disposición de los seres humanos (Noguera y Pineda,
2009).
Esta manera de nombrar los elementos de la naturaleza implica maneras de relación
basadas en el supuesto antropocéntrico del desarrollo, donde los bienes naturales son
asumidos como recursos que circulan en el ciclo de crecimiento, acumulación y
enriquecimiento. Enriquecimiento, por demás, destinado a corporaciones empresariales,
industriales y financieras. De ahí que, se deriven discursos mercantiles sobre conservación
21
abordaje de lo ambiental, ante lo cual expresa que “no basta con la multidisciplinariedad y
la interdisciplinariedad, en ellas, aún está presente la disciplina que continúa la tarea de la
modernidad: la constitución de un sujeto y un objeto de conocimiento” (2007, p. 29). Y
con esto se perpetúa la separación cultura-naturaleza en la relación objeto/sujeto, en la que
se excluye otras formas de comprensión de lo ambiental.
El ambiente no es una preocupación exclusiva de la disciplina proveniente del sistema-
mundo-moderno, es una ocupación del ser humano y de las sociedades. Al respecto
Carrizosa, advierte no totalizar o reducir la percepción de lo ambiental ya que su mirada
“no se restringe a lo holístico, incluye necesariamente la percepción detallada de las partes
producida por el análisis profundo de la realidad” (2001, p. 29).
El ambiente no es posible reducirlo a una definición única, homogénea y regular. Dice
Noguera (2004):
lo ambiental como una dimensión, como una trama de relaciones, como una forma
ética de ser, como una manera de comprender nuestra propia vida, no es una verdad
universal, ni el Paradigma, así con mayúscula, del tercer milenio que comienza. Lo
ambiental enriquece, amplía, transforma, transgrede y propone alternativas
culturales, pero no es la nueva verdad universal. Pretender que desde lo ambiental se
postula una nueva verdad universal y buscar demostrarlo por todos los medios, nos
llevaría a un nuevo reduccionismo, que yo llamaría postcientífico. (p.17)
La herencia afro-colombiana.
La naturaleza para las comunidades negras del pacífico colombiano es concebida como
territorio y condición necesaria para ser, habitar, recrearse, alimentarse y vivir (Escobar,
1999, 2005). El territorio posibilita la identidad étnica de estas comunidades, pues es allí
donde desarrollan sus prácticas culturales, ecológicas y políticas de manera colectiva. La
naturaleza es un territorio-región integrado por corredores de vida: manglares, ríos, selvas,
bosques, colinas; donde además son posibles las prácticas culturales, espirituales,
económicas y cotidianas, así como las relaciones interétnicas con otros pueblos como los
indígenas.
Debido a la ocurrencia de conflictos territoriales por la apropiación de elementos de la
naturaleza en la región del pacífico, generados por la intervención de proyectos de
desarrollo capitalista, las comunidades negras han generado un marco conceptual de
defensa de la naturaleza desde la ecología política (Escobar, 2005). Ello hace que el
territorio-naturaleza se convierta en su estrategia política para la defensa de su autonomía y
protección de sus modos de vida (Escobar, 1999).
Existe una variada gama de enfoques conceptuales en los que se debate la relación
histórica y actual del ser humano con la naturaleza. De una gran lista, y para nombrar sólo
algunos ejemplos entre muchos, se encuentra el ecosocialismo que afirma que la actual
crisis ecológica tiene sus raíces en problemas sociales, y que el dominio de la naturaleza
por el hombre tiene sus raíces en la dominación del hombre sobre hombre (Riechmann,
2006).
De forma similar, el ecofeminismo conecta la explotación y dominación de la mujer con
la explotación y dominación de la naturaleza por el hombre, y rescata y motiva la conexión
histórica de la mujer con la naturaleza (Mies & Shiva, 1998). Por otro lado, el enfoque del
decrecimiento aboga por un cambio en la relación consumista y materialista del hombre
hacia la naturaleza, lo que implica una reducción de escala de producción y consumo que
refleje los límites ecológicos del planeta (Tanuro, 2009).
Otros enfoques ecológicos postulados desde el pensamiento decolonial, la ecología
profunda y el Buen Vivir presentan reflexiones críticas sobre cómo se ha generado la
ruptura entre humanidad y naturaleza, recuperando a su vez experiencias prácticas en las
cuales dicha ruptura se puede transformar en relaciones de conexión y cuidado de la
naturaleza; constituyéndose, además, en referentes de incidencia en colectivos y
organizaciones académicas, sociales y ecológicas de América Latina.
Ecología profunda.
Buen Vivir.
En la década de los años 90’s del siglo XX, en los estados-nación de Bolivia y Ecuador
inició un proceso de cambio político, jurídico y cultural en el que se propuso construir un
proyecto de país soportado en el reconocimiento de la cosmovisión de los pueblos
indígenas y con un sentido crítico frente a las formas hegemónicas de organización
económica, social y política orientadas bajo el paradigma de la modernidad y el sistema
capitalista (Acosta, 2013; Albó, 2009; Oviedo, 2011).
Es así como, se acoge en ambos países la categoría de Buen Vivir o Vivir Bien
procedente de las cosmovisiones Kichwa Sumakwsay y Aymara Sumaqamaña. El referente
empírico de este acontecimiento es el cambio constitucional y legal ocurrido a finales del
siglo XX en Ecuador y Bolivia, en el que el Buen Vivir empieza como discurso político a
orientar algunos componentes de la organización sociopolítica de estos Estados.
El paradigma del Buen Vivir, emergente desde las cosmovisiones andino-amazónicas de
Abya Yala5, también plantea otra forma de concebir, sentir, pensar y actuar la relación
entre humanidad-naturaleza, en el sentido que ésta es entendida como parte integral del ser
humano y de su propia cultura.
5
Abya Yala, en lengua Kuna, es una palabra que significa “Tierra de sangre vital”, acogida por algunos
Pueblos Originarios para nombrar el Continente Americano. Cabe aclarar que cada Pueblo Originario posee
términos en sus propias lenguas para nombrar sus territorios. No obstante, Abya Yala se ha asumido como
una reivindicación ancestral de nombrar el territorio frente a las formas colonizantes de la lengua española.
26
tiempo.
Dawson (2013) encuentra cinco características definitorias de ecoaldea: 1) las ecoaldeas
son iniciativas civiles privadas, 2) en las que el aspecto comunitario es de vital
importancia, 3) donde se intenta recuperar en cierto grado el control sobre los recursos de
la comunidad, 4) las cuales tienen una fuerte base de valores compartidos, y 5) actúan
como centros de investigación, demostración y, en la mayoría de los casos, de formación.
Como señaló Litfin (2009), el movimiento de Ecoaldeas a primera vista puede no ser
relevante desde el punto de vista de la política ambiental mundial. El número de personas
que viven en las Ecoaldeas es, después de todo, relativamente pequeño, tiene influencia
política marginal y no influyen en las estructuras institucionales más grandes que rigen
formas de vida sostenibles. Fotopoulos (2006) añade además que, en el contexto actual de
la enorme concentración de poder en pocas personas y/o familias, estas estrategias no
tienen ninguna posibilidad de éxito en la creación de la mayoría democrática necesaria para
generar una conciencia "anti-sistema" requerida para un cambio social sistémico.
Sin embargo, Trainer (1996) argumenta que es imposible establecer un sistema social
satisfactorio por la fuerza, el castigo o las autoridades centralizadas, por lo tanto es
imprescindible encaminar el cambio social mediante pequeños grupos locales motivados
por fuerzas positivas. Dawson (2013) argumenta que, actualmente las Ecoaldeas han
evolucionado a iniciativas con mayor número de alianzas formales e informales con los
sectores más progresistas de la sociedad actual, ganando espacios de inspiración dentro de
la sociedad corriente.
La motivación de creación de las ecoaldeas hace referencia a un principio ecológico
(Escorihuela, 1999); por ello su prefijo “eco” para designar su intención ecológica en la
formación de una comunidad.
La categoría ecoaldea surge en 1991 en el momento de fundación de la Organización
Nacional de Ecoaldeas de Dinamarca. En esa ocasión Gilman (1991) definió la ecoaldea
como:
una ecoaldea es a escala humana, o sea, un lugar donde conoces a los demás, un
asentamiento integral, no sólo una estructura de viviendas, agrícola o empresarial
sino todo ello a la vez, un asentamiento donde las actividades humanas están
integradas en el medio natural de manera inocua. Tan importante como la relación
con el medio natural es que el asentamiento sea soporte de un desarrollo humano
sano, y que haya un sentido de celebración en él, como aquí en Findhorn.
Finalmente, la clave de la sostenibilidad es que la vida de la comunidad pueda
continuar indefinidamente en el futuro, de lo contrario, estaríamos hipotecando ese
29
En su caso, Changue the World (2017) las define como “comunidades urbanas y rurales,
que por necesidad o decisión establecen relaciones de convivencia comunitaria, autonomía
política, prácticas de permacultura, desarrollo armónico con el entorno local, mecanismos
de resolución de conflictos e intercambio económico autónomo”.
Finalmente, GEN (2017) dice al respecto de la definición de ecoaldea:
Métodos documentales.
Métodos etnográficos.
el único medio para acceder a esos significados que los sujetos negocian e
intercambian, es la vivencia, la posibilidad de experimentar en carne propia esos
sentidos, como sucede en la socialización. Y si un juego se aprende jugando una
cultura se aprende viviéndola. Por eso la participación es la condición sine qua non
del conocimiento sociocultural. Las herramientas son la experiencia directa, los
órganos sensoriales y la afectividad que, lejos de empañar, acercan al objeto de
estudio. El investigador procede entonces a la inmersión subjetiva pues sólo
comprende desde adentro. (2001, p. 60)
Una vez surtida esta etapa, se utilizó la herramienta computacional Atlas.ti como apoyo
para el análisis de contenido, teniendo de presente las categorías y las subcategorías
construidas a partir de las preguntas de investigación y de los aportes conceptuales
reflejados en la enlazada 2. Comprensiones teórico-conceptuales de la relación
humanidad-naturaleza (figura 3).
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Las ecoaldeas son una propuesta comunitaria relativamente reciente, aunque hay
quienes plantean como Esteban Osorio (ex-integrante de Aldeafeliz) que las ecoaldeas más
antiguas son las propias de pueblos originarios y tribales. Sin embargo, el término
Ecoaldea es emergente y es una opción de vida que va cobrando cada vez más un auge en
diferentes regiones del mundo.
En esta enlazada, se aborda la siguiente pregunta de investigación:
¿Cuáles son las influencias y los contextos que dan origen a las ecoaldeas en el
mundo?
Las Ecoaldeas surgen con el propósito de generar cambios en los estilos de vida anivel
individual y a nivel colectivo a partir del ejercicio de prácticas ecológicas realizables en
lugares locales y con un menor impacto ambiental.
En lo concreto, sus pretensiones se orientan a satisfacer las necesidades humanas de sus
integrantes posibilitando un bienestar humano y de la naturaleza con el objetivo de ser
sustentables en el futuro (Gilman, 1991), permitir un proceso personal de encontrarse a sí
mismo para a su vez generar una convivencia en paz y armonía con otros (Ruz, 2011), así
como brindar las condiciones necesarias para construir comunidades participativas,
autónomas, con un ética de cuidado de la naturaleza habitada (GEN, 2016; Changue the
World, 2017).
En el siglo XX y en lo transcurrido del siglo XXI emergen múltiples experiencias
comunitarias con un lugar de pensamiento común: cambiar el mundo aquí y ahora desde la
puesta en práctica de acciones concretas y posibles. Sus fuentes de inspiración se sitúan en
idearios políticos como el socialismo utópico y libertario; espirituales como los
monasterios tibetanos, protestantes, luteranos, Shakers, Calpullis aztecas y Ayllus andinos;
y económicos como los Klojos en la Unión Soviética y los Kibbutz israelistas (Gómez-
Ullate, 2004; Salamaca & Silva, 2015; Ruz, 2006).
En este sentido, las ecoaldeas se con vierten en reconfiguraciones de formas antiguas de
convivencia (Ruz, 2006). Estas reconfiguraciones constituyen un gran Movimiento de
regreso a la Tierra agenciado por movimientos Hippies, Ecologistas, Neorrurales, Okupas,
Rainbow y Nueva Era, con una clara crítica al pensamientos hegemónico sustentados en el
paradigma de la Modernidad (Gómez-Ullate, 2004).
38
En 1998, las Naciones Unidas, reconocieron a las ecoaldeas como modelos de vida
sostenible dentro de la lista de las 100 mejores prácticas sostenibles del mundo (GEN,
2017).
https://www.ecovillagefindhorn.com/ https://www.tamera.org/index.html
La Ecoaldea Findhorn (Reino Unido) es una de Esta ecoaldea se fundó en Alemania en 1978 y en
las pioneras en el mundo, con una trayectoria 1995 se trasladó a Portugal. En el presente
desde 1985 y su contribución en el movimiento habitan 170 personas. Tamera es definida como
de ecoaldeas. Actualmente cuenta con 90 una escuela y una estación de investigación para
construcciones ecológicas, 3 generadores la "Utopía concreta". Su pensamiento consiste en
eólicos y 1 planta biológica de tratamiento de generar un modelo de vida no violenta para el
aguas residuales. Su huella ecológica es ser humano, los animales y la naturaleza, lo cual
alrededor de la mitad de su país, redactó la incluye la implementación de tecnologías
primera guía técnica del Reino Unido para la ecológicas y autosuficientes en el tratamiento de
vivienda ecológica, cuenta con una moneda aguas, de producción de energía, de producción
local y una economía circular y vehículos de alimentos, de sanación de aguas, de energía;
eléctricos. y en cuanto a los temas sociales promueven la
curación del amor y la ética de la verdad en las
relaciones sociales.
45
https://www.auroville.org/
Pilar social.
A todas las ecoaldeas del mundo las congrega el respeto y cuidado por todos los seres y
formas de vida, siendo esta una manera de manifestar su visión de mundo y ética
ecológica. Existen comunidades que enfatizan un camino espiritual específico, definiendo
así su visión de mundo particular, sin embargo no todas las ecoaldeas focalizan su
dinámica comunitaria en una sóla tradición o visión espiritual en específico. Algunas
comunidades se congregan alrededor de una ética ecológica que no necesariamente va
anclada a una visión espiritual, otras en cambio reúne diversas expresiones espirituales de
acuerdo a sus necesidades, sentires y los momentos emocionales de sus integrantes y de las
mismas comunidades.
La importancia de este pilar es que cada ecoaldea considera aspectos culturales y
espirituales que fortalecen su capacidad de respuesta ante dificultades dadas al interior
como hacia el exterior de ellas.
Aun así, las ecoaldeas proponen un “modelo de cultura humana sostenible” (Gaia
Education, 2012, p. 15) basado en principios y prácticas que articulan la ciencia y la
espiritualidad. Su intención es la reconciliación de algunos postulados de los paradigmas
occidental y oriental para de esa manera concebir una visión de mundo holística.
El modelo ecoaldeano interpreta la vida como una red compleja de relaciones que
vincula mente, cuerpo, espíritu, actividades, procesos y estructuras. Partiendo de ese
pensamiento, postula la necesidad de enriquecer esa visión de mundo en el ejercicio de
prácticas culturales y espirituales que puedan fortalecer y satisfacer las necesidades de cada
individuo, para de esa manera aportar a la consolidación de la comunidad y servir al
mundo externo.
En consecuencia, sugieren cultivar prácticas espirituales como yoga, meditación,
oración, reconocer los ciclos de la naturaleza para los procesos de sanación, construir
infraestructura con base a disciplinas como el Feng Shui o la Geometría Sagrada,
identificar lugares sagrados, santuarios, altares y servir al mundo por medio del ejercicio de
una “espiritualidad socialmente comprometida” (Gaia Education, ibíd., p.14)
El modelo de cultura sostenible también destaca la vinculación del arte y la celebración.
Ambos requieren de un alto grado de creatividad colectiva en la que se participa
activamente, se disfruta en el compartir, emergen rituales, ceremonias que promueven la
sanación y la transformación personal y colectiva. De ese modo, se justifica el tejido entre
lo cultural y la visión de mundo en un mismo pilar.
Pilar económico.
Para definir esta pilar GEN recurre al término vitalidad económica, el cual se compone
de 4 prácticas fundamentales: 1) mantener el dinero en la comunidad, 2) circularlo al
interior de la comunidad a través de las personas que más sea posible, 3) ganarlo, gastarlo
y luego invertirlo en mercados pequeños o en servicios que ofrezcan los mismos
ecoaldeanos y 4) generar ahorros en organizaciones o instituciones financieras afines.
El propósito de todo esto es promover sistemas económicos locales en los que el dinero
circule al interior de las ecoaldeas y/o fluyan hacia sistemas financieros afines; como
respuesta alternativa al sistema económico global que no ha dado respuestas reales a las
49
Pilar ecológico.
bioconstrucción aprovechando materiales del entorno como maderas, palmas, barro, tierra
u otros materiales que se puedan reutilizar con el propósito de no sobrepasar la capacidad
de carga de los territorios. Frases que dan cuenta de esta intención es ‘trabajar con la
naturaleza’ o ‘imitar la naturaleza’.
En ese mismo sentido, la producción de alimentos y de medicinas se puede realizar bajo
los preceptos de la permacultura o la agricultura sostenible con el ánimo de garantizar la
seguridad alimentaria dentro de la comunidad así como la salud y bienestar de sus
integrantes. En cuanto al manejo de residuos, proponen la reutilización, el reciclaje y la
reducción de consumo de productos contaminantes. Para el manejo de aguas se propone,
por ejemplo, el uso de baños secos para evitar la generación de aguas negras. En la
producción de electricidad buscar alternativas como la energía solar.
¿Cuáles son las influencias y los contextos que dan origen a las ecoaldeas en
Colombia y cómo se relacionan con el movimiento internacional?
Las ecoaldeas empiezan a surgir en Colombia a partir de los años 70’s y 80’s del siglo
XX, con la influencia del movimiento pacifista y ecologista. En ese entonces, en Colombia
se vivía un auge de los movimientos universitarios, sindicalistas, insurgentes así como la
emergencia de los carteles del narcotráfico. En medio de este panorama, surgen también
pequeñas comunidades integradas por personas citadinas que deciden migrar hacia el
campo, experiencias realmente poco conocidas en la historia del país.
En 1971 se creó la Fundación Centro Experimental Las Gaviotas, ubicada en el
departamento de Vichada, en el oriente colombiano. Un asentamiento de 200 habitantes, no
reconocido explícitamente como ecoaldea pero sí reconocido como una de las
51
7
La Caravana Arcoíris por la Paz es un proyecto de comunidad itinerante que surgió en 1996 en la ecoaldea
Huehuecoyotl, México. Fundada por Alberto Ruz, junto con un grupo artistas y activistas de todo el mundo.
Esta Caravana pretendía recorrer el continente Americano para conectar con las diferentes culturas de
América Latina y fomentar una cultura de paz, ecología y cuidados con la madre tierra. Su duración fue de 13
años y culminó en 2009.
52
Figura 12. Relación de CASA Colombia con otras redes similares a nivel continental y
mundial
Fuente: http://comuntierra.org/site/blog_post.php?idPost=169&id_idioma=3
sustentables de la región de América Latina, como CASA Brasil, CASA Colombia, CASA
EcoChile, CASA Perú, CASA México, CASA Dominicana, CASA Jóvenes y CASA
Ecocaravanas. CASA Latina así como las CASAS regionales definen cinco focos
temáticos que permiten caracterizar los diferentes grupos o proyectos que pueden tejerse en
estas iniciativas. (Ver figura 13.)
Ahora, CASA LATINA se articula con la Red Global de Ecoaldeas (GEN), donde
cuenta con un lugar en la mesa directiva, GEN a su vez tiene un estatus consultivo en las
Organización de las Naciones Unidas (UN – ECOSOC) y es aliada del Instituto de
Entrenamiento e Investigación de la ONU (UNITAR). Además, CASA Latina se conecta
con redes en América, Europa, África y Oceanía que hoy articulan iniciativas y
asentamientos alternativos que son ejemplos de vida en comunidad y en armonía con la
tierra. (Ver figura 14)
58
4.3. Conclusión
Los principios ideológicos mediante los cuales se fundan las ecoaldeas en el mundo son
diversos, unos se crean con ideología anarquista, otros con un carácter espiritual, otros con
pensamiento pacifista, otros ecologistas; sin embargo, todos surgen con el propósito común
de establecer comunidades sustentables bajo los principios del cuidado y respeto de las
relaciones entre los humanos y las relaciones con la naturaleza. De esta manera, unos
migran de la ciudad al campo o muchos establecen comunidades ecológicas al interior de
las ciudades sosteniendo el principio de la sustentabilidad.
A partir de la expansión de estos proyectos ecológicos, se han ido generando diferentes
espacios de encuentro de conexión y fortalecimiento de estas iniciativas; surgiendo desde
allí mismo redes regionales, redes nacionales, redes internacionales que propician el
intercambio de experiencias y de alianzas para el sostenimiento de las propuestas locales.
GEN, a través Gaia Education, diseñó un modelo de sustentabilidad soportado en 5
dimensiones (social, cultural, económica, ecológica y diseño del sistema completo) con el
cual se exponen los principios básicos para aplicar en la vida cotidiana de los
asentamientos sustentables, constituyéndose en la manera de concretar y hacer viable la
relación entre los humanos y con la naturaleza. Bajo estos preceptos filosóficos y de
acción, se unen y se tejen las diferentes ecoaldeas del mundo, como también lo hacen
CASA LATINA y CASA COLOMBIA.
Ahora, las redes de proyectos sustentables se han ido ampliado, de modo que, ya no se
reducen a la constitución de alianzas entre ecoaldeas únicamente, sino que abren sus
tejidos hacia otras propuestas alternativas como son los nómadas, las comunidades
originarias, las comunidades espirituales y las ONG’s, sirviéndose los unos de los otros
como influencias de apoyo mutuo y para afrontar asuntos comunes.
59
Las ecoaldeas en Colombia, desde sus inicios en la década de los 80’s del siglo XX, han
estado vinculadas al movimiento internacional ecoaldeano con su participación en la
Caravana arcoíris por la Paz, en el agenciamiento de CASA LATINA y de CASA
COLOMBI, y recientemente con su participación activa en la Asamblea General y en el
Consejo Directivo de GEN.
Esto permite que, los miembros de las ecoaldeas en Colombia que participan en GEN
logren intervenir con propuestas y decisiones ante la red regional y global y, asimismo en
doble dirección, sirven de enlace para transferir al interior del país todas las producciones
generadas a nivel regional y global como la sociocracia, los pilares de la sustentabilidad,
los procesos pedagógicos brindados por Gaia Education, entre otros más.
La relación entre el movimiento ecoaldeano internacional y el colombiano se dan en
doble vía y en diferentes escenarios educativos, de decisión, de consulta, de comunicación
y de proyectos.
Ahora bien, estas influencias sirven como referentes más no como orientaciones
limitadas y normativas, tal como se verá en la Enlazada 7, en donde los ecoaldeanos
vienen desmitificando el paradigma del ecoaldeano y reconfigurando su propia forma de
identidad aunque siempre guardando los principios fundamentales de las ecoaldeas en el
mundo.
60
8
Disoñar es un neologismo de las palabras soñar y diseñar. Varias fuentes en Colombia mencionan que es un
término propuesto por vez primera por León Octavio Osorno, miembro de la ecoaldea Villamaga de Cali,
Colombia. La Asociación de Desarrollo Campesino (A.D.C.) adoptó el término y desde 1996 empezó a
promover Encuentros internacionales de Disoñadores en Nariño, en la laguna de la Cocha. Luego este
término fue acuñado en las ecoaldeas de Colombia, haciendo referencia a la manera en cómo han soñado,
planificado y diseñado sus comunidades y sus territorios.
61
gustos de su padre por los temas relacionados con los pueblos indígenas de Colombia.
Tatiana decidió abandonar sus estudios de psicología en la universidad debido a un
desencanto por la academia y su creencia en que la academia genera poca vinculación con
la vida real de las personas. Sin embargo, su gusto por la psicología estaba presente y fue
así como se vinculó como voluntaria a la Fundación Alberto Merani. Se desempeñaba allí
en el área de Investigación en Educación, donde adelantaban, en esa época, un estudio
sobre temas de afectividad y felicidad. En los resultados del estudio se destacaba que la
pertenencia a una comunidad era un aporte significativo en la felicidad de las personas.
A raíz de este resultado la Fundación inició un rastreo por diferentes comunidades y
entre ellas encontraron las ecoaldeas.
En el momento en el que Tatiana Monroy se acerca al tema de las ecoaldeas conoce a
Carlos Rojas, quien paralelamente se encontraba interesado en el mismo asunto. Tatiana
narra el acontecimiento que le posibilita tomar la decisión de vivir en comunidad y, de ese
modo, aplicar en la realidad los resultados arrojados en la investigación en la que ella había
estado involucrada.
9
El Happy Yoga es un espacio donde se orientan clases de Yoga, abiertas al público, en Bogotá. El Yoga es
una práctica procedente de la India, que incluye meditación, posturas físicas y ejercicios de respiración.
http://colombia.happyyoga.com. Este espacio fue el epicentro de las reuniones en las que se disoñó
Aldeafeliz.
63
Las Convivencias fueron una de las primeras actividades que realizaron todos quienes se
encontraban motivados en construir la ecoaldea. Iniciaron en junio de 2006 bajo el formato
de campamentos en zonas rurales cercanas a Bogotá, que se realizaban algunos fines de
semana y donde participaban entre 40 a 50 personas. Las Convivencias se planificaron con
el objetivo de identificar sí realmente era posible convivir con personas diferentes a la
comunidad familiar o de pareja, y sí era posible renunciar a la ciudad para habitar una zona
rural. Estas actividades permitieron depurar el grupo, de modo que unos desistieron de la
idea y otros continuaron.
Nosotros hicimos un dibujo con el sueño y muchas de las cosas de ese primer
dibujo estaban acá, así tal cual; el kiosko, el fuego, el lago, el río, las montañas,
habían muchas cosas así igual. Supimos que esta era la tierra dónde nos
correspondía quedarnos. (Conversación con Tatiana Monroy, Aldeafeliz, 2015).
Hicimos una reunión en la aldea y ahí surgieron los escarabajos. Los escarabajos
es gente que son amigos nuestros, que trabajan en Bogotá y pueden colocar una
cuota de 5 millones para hacer parte de proyecto. Convencimos a nuestros papás,
66
Yo continué trabajando desde acá por un año. Pero a mí no me cuajaban los dos
mundos, yo quería trabajar más humanistas las cosas. Yo prefiero trabajar
directamente con dos niños, cinco niños y realmente poder hacer un aporte en esas
vidas. (Conversación con Tatiana Monroy, Aldeafeliz, 2015).
Aldeafeliz se ubica en la vereda San Miguel del municipio de San Francisco de Sales,
(Cundinamarca, Colombia), contigua a la cuenca del río San Miguel, con una altura de
1.550 metros sobre el nivel del mar, una temperatura promedio de 22 C° y un topoclima
que incluye humedad, biodiversidad y nubosidad. La distancia hacia Bogotá es de aprox. 2
horas con 30 minutos, como se aprecia en la siguiente imagen.
68
Para mí fue un proceso bien mágico porque yo estaba viviendo en los Estados
Unidos, llevaba 8 años allá, terminé el colegio, hice la Universidad y salí con una
visa temporal de trabajo como profesora de artes, estudié Bellas Artes y Nuevos
Medios, hacia al final de la carrera visité Colombia y me negaron la visa de
regreso, porque hubo un rollo con mi nombre, entonces me vi obligada a volver a
Colombia, yo ya estaba desvinculada energéticamente del país, tenía mi vida allá,
mi pareja, mis amigos.
Entonces me devolví, no tenía trabajo, ni idea que iba hacer, fue una zancada de
confianza de lo que sentía en espiritual iba a empezar a ser mi guía, como una
entrega al espíritu.
Mi hermana también ha estado muy activa en la red, en ese momento ella estaba de
representante de la Red Continental de Ecoaldeas en la red mundial. Con ella de
una empecé a conocer mucha gente.
En ese 2009 yo me conocí con el papá de mis hijos. Estuvimos en Santa Elena,
10
Paloma es aquella persona que hizo parte de la ecoaldea y después de un tiempo se retiró.
71
Para mí fue claro que yo no iba a comprar una tierra. Yo hice ceremonia para
pedir a la Madre que me mostrara dónde quería que yo cuidara. Lo que yo vi fue
aquí. Yo lo pedí en espiritual porque yo no iba a comprar una tierra, iba a pedir
permiso para cuidar una tierra y para aprender. (Conversación con Juan Esteban
Osorio, Aldeafeliz, 2015).
Fue así como Juan Esteban ingresó a Aldeafeliz, con el propósito de cuidar el lugar,
promover las Jornadas de sanación, conocer y rescatar los saberes y las prácticas
ancestrales propias del territorio.
Otra de las personas con las cuales se logró conversar sobre las motivaciones para hacer
11
El Reiki es un “Método de Sanación Natural” basad en la meditación, la respiración, el ejercicio físico
suave y moderado junto a unos hábitos de vida saludables, creado por el Maestro japonés MikaoUsui en
1922. (http://www.reikieuropa.com/)
12
Es el médico tradicional y autoridad social y territorial dentro del pueblo Embera.
13
El pueblo Embera es un pueblo originario que habita el Chocó Biogeográfico en Colombia.
Juan Esteban conoció este pueblo en Antioquia y allí le entregaron algunos conocimientos sobre plantas
medicinales y rituales.
72
parte de la ecoaldea, fue Lina Jaramillo. Ella era Tortuga al momento de la conversación y
en el presente es Paloma.
Lina vivía en Medellín, allí se desempeñaba como Administradora de Empresas
Agropecuarias y vivía junto con su pareja y su hija. Luego de experimentar una separación
dolorosa con su pareja, inició búsquedas en el conocimiento del ser, empezó a asistir a
conferencias y conocer terapias de sanación que luego fue aprendiéndolas y practicándolas
con ella misma y con otras personas. En ese camino de sanación personal conoció a Juan
Esteban y el Centro Terapéutico en el que él trabajaba. Allí logró afianzar su amistad con
él y adquirió conocimientos en terapias espirituales que la llevaron a formarse como
Coach14.
A partir de tejer esa relación de amistad con Juan Esteban y que él luego se fuera vivir a
Aldeafeliz, Lina empezó a participar en las Jornadas de Sanación realizadas en la Aldea,
en las que asistía como terapeuta o Coach espiritual. En una de estas Jornadas, Lina junto
con su hija menor de edad decidieron iniciar el proceso de Voluntariado y luego el
Aspirantazgo.
Sus motivaciones surgieron por la necesidad de vivir con su hija en el campo, con una
comunidad con quien compartir el crecimiento personal, fortalecer sus conocimientos
terapéuticos, contar con una opción educativa distinta en la que su hija se pudiera formar y
estar más cerca de alguien con quien había iniciado una relación afectiva.
Durante los primeros meses de convivencia en la ecoaldea vivieron en una carpa cerca
al río. Vivir en una carpa y con pocos elementos, significó para Lina una iniciación en el
desapego a los cosas materiales, al estilo de vida urbano y una posibilidad de reconectarse
consigo misma y con el entorno natural que la rodeaba en ese momento.
14
‘Coach’ en una palabra en inglés que se traduce al español como ‘entrenador’. Este oficio hace referencia a
personas que se forman para apoyar, motivar y orientar a otros en la toma de decisiones y definición de
objetivos individuales o colectivos. (Conversación con Lina Jaramillo, Aldeafeliz, 2015)
73
Bahamar empezó a compartir estas inquietudes con sus estudiantes porque ellos lo
cuestionaban sobre sus repetidas críticas al sistema capitalista y su poca capacidad de
proponer algo distinto a lo que él criticaba. Estas permanentes críticas incentivaron a
Bahamar y a sus estudiantes a buscar alternativas reales al Sistema Capitalista. En medio
de la indagación se encontraron con el concepto de Ecoaldea.
Paralelamente a las indagaciones emprendidas por Bahamar junto con sus estudiantes,
surge un acontecimiento al interior de la familia que los impulsa aún más a tomar la
decisión de cambiar sus estilos de vida. Deyanira enfrenta un tratamiento de cáncer de
mama que la mueve, a ella y su familia, a vivir en un camino de transformación. Para
Deyanira, la enfermedad es la posibilidad de caminar hacia la transformación interna,
espiritual y que permita transformar su entorno.
Con estos acontecimientos, la familia decidió crear una ecoaldea. Empezaron a buscar
un terreno cerca a Armenia, participaron en diferentes talleres con temáticas ecológicas y
de esa manera emprenden el disueño de su ecoaldea.
Bahamar recuerda el momento en que la familia disoñó la idea de una comunidad
ecológica y rural, pensándolo además como compromiso con la tierra y con la humanidad.
Cuando compramos aquí en el 2006 no teníamos pa’ construir. 2006, 2007, 2008
veníamos y nos quedábamos, andábamos por las quebradas, por el espacio. Como
no teníamos en que invertir, nos dedicábamos a soñar. (Conversación con
Bahamar, Anthakarana, 2015).
Para Deyanira y Bahamar, el terreno fue una dádiva ofrecida por el universo, por el
espíritu, para que la familia lo administrara y lo amara.
76
Bahamar y Nicolás del Camino fueron los primeros en habitar el terreno, a finales de
2009, periodo en el cual Nicolás del Camino culminó sus estudios de secundaria y
Bahamar había decidido renunciar a su labor como docente, en la institución educativa en
la que había brindado los últimos 18 años de los 32 de su vida laboral.
Nicolás del Camino llegó a la ecoaldea cuando tenía 15 años. Decidió dejar la ciudad y
dedicarse a conocer ecoaldeas en Colombia y estudiar Medicina China-Nei Jin en Pereira,
Risaralda. Para él la ecoaldea fue la posibilidad de vivir en un lugar en paz, con aire fresco,
en compañía de los sonidos de la naturaleza, realizar actividades diferentes a las de la
ciudad y obtener un cuerpo físico resistente y vital.
Deyanira se instaló en la ecoaldea a finales de 2010, cuando logró que le concedieran un
traslado de su lugar de trabajo a una Institución Educativa cercana a la ecoaldea. Allí
trabaja sólo en la jornada de la mañana y en la de la tarde se dedica a los asuntos de la
comunidad.
Oriana del Mar, por su parte, empezó a participar en talleres de Permacultura en la
Granja Mamá Lulú, en Montenegro, Quindío, donde conoció a integrantes de Change the
World (ver Enlazada 1) quienes la conectaron con la ecoaldea Pachamama, ubicada en
Calarcá, Quindío. Mediante ese contacto, la familia participó en varias de las Mingas
programadas en Pachamama, en las que se realizaban labores de cultivo, manejo de
residuos y bioconstrucción. Luego se conectaron con integrantes de las ecoaldeas Atlántida
(Cauca) y la naciente Aldeafeliz (Cundinamarca).
A partir de allí, en diciembre de 2006, participaron en el Primer Llamado de la
Montaña, que sería el Primer Encuentro de la Red de Ecoaldeas de Colombia.
La decisión de Oriana del Mar de vivir en la ecoaldea tomó un poco más de tiempo
debido a que su sostenimiento económico dependía del trabajo en la ciudad, dirigido a la
elaboración de sandalias y actividades teatrales. En un principio, ella sentía algunas
77
inseguridades sobre continuar una convivencia con la misma familia y de mantener una
sostenibilidad económica en la ecoaldea. Su decisión de vivir en comunidad se vino a
manifestar en el momento que, junto con su pareja, deseó conformar una familia, tener
hijos y poder ofrecerles una crianza respetuosa y acompañada desde la maternidad-
paternidad. Luego de tener su primera hija y de habitar la aldea, las dudas sobre lo
económico, la convivencia y la crianza se aclararon y fueron transformadas en
oportunidades para adquirir un nuevo estilo de vida.
15
Camino rojo es una tradición indígena del norte que señala un trayecto de enseñanzas espirituales nativo-
americanas
78
decidió abandonar sus estudios universitarios, migrar a Armenia y dedicarse a iniciar una
microempresa de calzado. Osiris junto con Oriana apoyaron la fundación de la ecoaldea.
Cuando decidieron conformar un hogar y concebir su primera hija fue el momento en el
que sintieron la necesidad de hacer parte de la comunidad:
Yo vivía muy citadino. Muy pegado a mis videojuegos…a las comodidades. Una
vida típica, de un muchacho típico de Medellín.
Teníamos una idea de vivir en un lugar bien rico, fuera de la ciudad, tranquilo. Yo
me uní a la disoñación del espacio y a las actividades de aquí. Nos equivocamos y
aprendíamos todo el tiempo. Aprendimos a coger un machete. El amor en pareja
me permitió vivir en la ecoaldea. (Conversación con Osiris, Anthakarana, 2015)
Osiris y Oriana tienen dos hijas: Taini y Sami, que también viven en la ecoaldea.
Actualmente, Nicolás del Camino convive con Angélica Rami y su hija Alana, nuevas
integrantes de la comunidad. Lo que caracteriza como una comunidad familiar
Anthakarana también se caracteriza por ser una comunidad artística, pedagógica y
espiritual. Es artística ya que algunos han contado con formación y experiencia teatral. Es
pedagógica porque Bahamar y Deyanira cuentan con una larga experiencia como docentes,
y ahora Oriana se está desempeñando como facilitadora de la escuelita comunitaria para los
niños. Y es una comunidad espiritual por los roles y prácticas que desempeñan algunos de
sus integrantes dentro y fuera de la comunidad. Aspectos que se detallarán en la Enlazada
6.
La ecoaldea fue bautizada con el nombre Anthakarana. Una palabra en sanscrito que
significa ‘el puente que une el mundo de lo visible con lo invisible, la materia con el
espíritu’. Este término apareció en una consulta con amigos y allegados, cuando ya habían
conseguido el terreno.
“Anthakarana es una propuesta alternativa a esta sociedad caótica, invadida por el ruido,
la contaminación, el atropello al otro y donde la sociedad de consumo nos ataca cada día
más” (Video promocional de Anthakrana,
https://www.youtube.com/watch?v=iFcnGImwgpU).
80
5.3. Conclusión
De manera coincidente estas dos ecoaldeas fueron disoñadas por sus fundadores en el
año 2006. Ninguno de los fundadores de Aldeafeliz y Anthakarana se conocía antes, sólo
hasta diciembre del mismo cuando se realizó el Primer Llamado de la Montaña. Si bien,
las dos comunidades se disoñaron en el mismo año, Anthakarana logró la compra del
terreno en 2006 pero sólo hasta el 2009 empezó a habitar el lugar y a realizar las
construcciones, por su parte, Aldeafeliz inició el pago del terreno y el proceso de
convivencia durante el mismo año 2006.
Ambas ecoaldeas se ubican en zonas rurales cercanas a las ciudades capitales desde
donde provienen sus integrantes. En promedio, se encuentran a 1 hora y 30 minutos de
distancia de las ciudades capitales. Cercanía que les permite configurar estilos de vida
rurales y, a su vez, mantener contacto con las dinámicas urbanas, económicas, familiares y
de amistades establecidas en sus lugares de origen.
Estas Ecoaldeas cuentan con amplias zonas verdes, fuentes hídricas, bosques, diversidad
de especies de flora y fauna, temperaturas atmosféricas aproximadas a 19°c. Aldeafeliz se
ubica en un terreno tipo sabana y Anthakarana en un suelo montañoso donde se presentan
altas precipitaciones. Condiciones geográficas que para ellos son las más adecuadas para
vivir como comunidad ecológica y que les ha permitido concretar muchos de los propósitos
que disoñaron cuando decidieron fundar las ecoaldeas.
Aldeafeliz fue creada por diversidad de personas que se desconocían. Ninguno contaba
con una experiencia de vida en comunidad, más allá de la vida familiar y tampoco
contaban con experiencia de vida en el campo. Cuentan que en los inicios de Aldeafeliz se
formaron parejas, otras parejas se separaron, empezaron a nacer niños, se presentaban
conflictos en las relaciones sociales, dificultades para organizarse y tomar de decisiones.
Por su parte, Anthakarana surgió en una familia nuclear compuesta por padres e hijos,
que en el proceso de consolidación se fue convirtiendo en una familia extendida integrada
por los abuelos, los nuevos padres y los nietos. Esta composición conlleva a que el terreno
se haya adquirido como propiedad privada, en el sentido que fue comprado a nombre de
uno de los abuelos debido a su capacidad económica y en la que además el proceso de
convivencia fue dinamizado desde la misma familia, sólo con una variación significativa
con la llegada de las parejas de los nietos, tiempo después de haber fundado la ecoaldea.
Quienes fundaron estas comunidades pretendían irse a vivir al campo con la idea de
iniciar o continuar un proceso de sanación personal y de poder conectarse con la
naturaleza, lo cual les implicó un cambio en sus hábitos y en sus comprensiones acerca de
la vida como se verá en las siguientes Enlazadas.
Cabe destacar como el rol de los niños puesto que cumplen un papel clave en el proceso
de consolidación de estas ecoaldeas, de manera que son motivación para emprender
cambios en las formas de convivencia y de conexión con la naturaleza. Aspecto contrario
sucede con los asuntos económicos y organizativos que bloquean, en algunos momentos,
las decisiones, hacen los procesos más lentos y se presentan como fuentes de miedo. Por su
parte, la presencia de los niños y la reafirmación de transformación del ser interior les
permite reafirmar el amor y la confianza, adquiriendo la destreza de vivir confiando que las
cosas se van a dar y no controlando todo.
81
¿Cuáles son los saberes y las prácticas que se configuran en las ecoaldeas
Anthakarana y Aldeafeliz en su relación con la naturaleza?
Organización comunitaria.
1. Valores
2. Áreas estructurales
3. Fuentes de origen
Las respuestas a cada una de estas preguntas se orientan hacia un área estructural
específica y cada área estructural va acompañada de una fuente de origen que le otorga
sentido. En cada fuente de origen se dan diferentes interpretaciones otorgadas desde la
teoría de sistemas complejos y desde las propias experiencias de organización social.
Para responder la pregunta ¿cómo nos organizamos?, se retoman los círculos u holones
propuestos por el enfoque de sistemas complejos, cumpliendo cada uno la función de
órgano temático de organización y decisión, de ese modo entre los círculos existen dobles
enlaces que facilitan el flujo de información y de energía, y la comunicación entre todos
los círculos conforman el organismo, en este caso la ecoaldea.
Frente a la pregunta ¿cómo llegamos a acuerdos?, se aplica el método del
consentimiento mediante el cual se reconoce la diversidad de pensamientos y propuestas
84
sin rechazar ninguna, adoptando las decisiones más convenientes para el momento presente
y las propuestas que no se adoptan se dejan en modo de espera o de mejoramiento.
En cuanto a la pregunta ¿cómo mejoramos?, se emplean los ciclos de retroalimentación
adoptados desde la teoría de la cibernética y desde la biología, de modo que, las células
como las comunidades humanas pueden evaluarse, corregirse y mejorarse. La
retroalimentación implica un proceso de revisión de las labores realizadas por cada
integrante en el que todos y cada uno puedan comunicar y reconocer sus fortalezas y
aspectos que se deben mejorar.
La sociocracia se constituye en una ecología de saber por cuanto teje saberes de
distintas disciplinas científicas, en el método como tal y en su aplicabilidad en las
ecoaldeas de estudio. Allí por ejemplo se incorporan se incorporan otras formas en la toma
de decisiones como son los círculos de palabra o las consultas espirituales, que tienen una
procedencia ancestral o de saberes espirituales de distintas corrientes.
La dinámica cotidiana de estas comunidades les ha llevado a co-crear diferentes
tecnologías sociales, como las ha denominado Aldeafeliz, mediante las cuales han logrado
definir formas de organización, métodos de toma de decisiones, métodos de resolución de
conflictos y proyectos educativos propios. Aldeafeliz ha tenido un mayor desarrollo de
estas debido a la diversidad de personas que la componen y a la rotación de personas que
ingresan y salen de la ecoaldea.
Aldeafeliz, en su autodefinición como organismo vivo, diseñó una estructura de
organización por células temáticas de acuerdo a las necesidades de la comunidad (figura
24). Cada célula en su interior cuenta con integrantes que cumplen roles y funciones
específicas, allí se toman decisiones relacionadas con la temática que lidera la célula,
establece comunicación con otras células y con el Círculo General donde todas las células
cuentan con participación y deciden asuntos de gran relevancia para la ecoaldea. (Figura
25)
85
Resolución de conflictos.
Cuando se presenta alguna dificultad entre los integrantes de las ecoaldeas, se invita a
que cada persona realice inicialmente un proceso de revisión de sí mismo para poder
comprender las razones individuales del origen del conflicto. Si en esa revisión no se logra
resolver la situación, entonces se convoca a un círculo de retroalimentación o a un círculo
de la palabra donde todos los integrantes pueden apoyar en la solución del conflicto. Si este
apoyo no es suficiente se invitan a personas externas de la ecoaldea para que apoyen en la
solución de la dificultad.
Los apoyos pueden ser personas mayores que cobran un reconocimiento en la
comunidad por su sabiduría ancestral, nombrados como abuelos o abuelas. También
pueden ser invitados algunos apoyos espirituales o personas de otras ecoaldeas. Cualquier
método que se emplee, puede ser un círculo de la palabra o una ceremonia, se realiza para
sanar las relaciones, las relaciones internas como las relaciones con los demás.
Proyectos educativos.
El despertar de lo femenino.
La siembra de la luna.
El rezo de la chicha.
El uso del sahumador.
Los círculos de mujeres.
La siembra de la luna.
La siembra de la luna es una práctica que realizan las mujeres en ambas ecoaldeas y
consiste en el reconocimiento de una práctica ancestral que asocia el ciclo menstrual de la
mujer con el ciclo lunar y sus fases. El periodo menstrual de la mujer se ordena de acuerdo
a 28 días al igual que al ciclo lunar.
En ambas ecoaldeas existen mujeres que se sincronizan en su sangrado menstrual, de
modo que casi todas las mujeres menstrúan durante los mismos días.
Algunas realizan la siembra de la luna que es una ceremonia en la que previamente
recogen su sangrado menstrual, bien sea por medio de una copa menstrual o en las toallas
de tela. Luego esta se entierra en algún sitio definido como sagrado o en un altar.
La siembra de luna se puede hacer de manera individual o colectiva, puede incluir
cantos, danzas, peticiones o agradecimientos.
En una de las salidas de campo de la investigación, se pudo presenciar la siembra de
luna de la abuela Deyanira de Anthakarana. Ella elaboró un altar al lado de su casa,
diseñado desde su intuición, su querer y motivación, sin ninguna instrucción especifica de
alguna tradición ancestral. El altar se encuentra decorado con un arco de flores, piedras y
un hueco en la tierra donde siembra su sangrado menstrual, su luna. A esta ceremonia
asistimos: su esposo, su hija, su nieta y una vecina. (Figura 39)
Los círculos de mujeres empiezan a aparecer en las ecoaldeas influenciados por las
producciones de Miranda Gray e indagando con las mujeres indígenas. Son encuentros en
los que las mujeres comparten temas como: el cuidado del cuerpo, las relaciones de pareja,
la sexualidad, la crianza, los partos, la familia y diversidad de temas que por lo general no
son conversados abiertamente por las mujeres.
Oriana del Mar se ha destacado en la región del Eje Cafetero por su iniciativa en la
facilitación de Círculos de Mujeres en esta zona del país. Ella relata el inicio y enseñanzas
de esta ecología de saber de la siguiente manera:
Inició como algo intuitivo. Cuando me empezó la menstruación me daba alergia las
toallas higiénicas. A los 15 años yo le pregunté a mi papá si antes existían las
toallas higiénicas y él me dijo pues su mamá utilizaba unos trapitos. Entonces, yo
me fabriqué unas toallas con tela de toalla porque desconocía estas que vienen con
las alistas. Nunca me dio fastidio, simplemente estaba buscando una solución a la
alergia. Cuando terminé el colegio fui a un taller de permacultura, luego fui a un
encuentro de visiones donde tuve mi primer Temazcal y donde escuché por primera
vez lo del círculo de mujeres.
En el primer Llamado de la Montaña (2006) alguien me explicó lo que era el
círculo de mujeres y me recomendaron leer el libro ‘Mujeres que corren con los
lobos’ (Pinkola, 1992). Luego en una escuela de teatro que hice en Villa de Leyva
(Boyacá, Colombia, la maestra de teatro estaba trabajando con ese libro. Luego
fui al encuentro de mujeres Killawasi y desde ahí empezamos hacer círculos de
mujeres aquí, sin tener ni idea de cómo se hacía propiamente un circulo de
mujeres, un tiempo después nos dimos cuenta que lo hicimos bien.
Cuando decidimos hacer las toallitas para la luna fue afirmar cada vez más el
94
Las sahumadoras.
Las mujeres sahumadoras existen en varias culturas del mundo y tiene una trayectoria
ancestral y recientemente es una ecología de saber retomado por mujeres mestizas.
En ambas ecoaldeas hay mujeres que se han iniciado como sahumadoras. El propósito
del uso del sahumador es que mediante el incienso, los humos y los aromas se puedan
liberar los espacios de energías negativas y abrir los caminos para nuevos propósitos
individuales, colectivos y planetarios.
Al respecto de esta práctica, Oriana del Mar de Anthakarana, manifiesta que:
El rezo de la chicha.
Una ecología del saber asociada al despertar de la familia es el rezo de la chicha. Esta es
una tradición de origen Muyska, en la que se concibe el maíz como un alimento sagrado,
de alto nivel nutricional y espiritual. Esta tradición la chicha de maíz, es una bebida
fermentada que representa la leche materna y las totumas, donde se sirve y se comparte,
representan los pechos de la madre. (Notas de campo, Llamado de la Montaña, 2015)
La chicha se comparte en encuentros colectivos como bautizos, matrimonios,
festividades y ceremonias. En estas dos ecoaldeas existen mujeres guardianas del rezo de la
chica que fueron iniciadas por abuelas mestizas. Según esta tradición, el rezo de la chicha
se entrega de una mujer a otra mujer, la mujer que lo recibe debe tener una pareja e hijos.
Es decir que se comparte de familia a familia.
La chica se concibe como un elemento de unificación que permite el compartir de la
palabra dulce, el sostenimiento de la familia y el sostenimiento de las relaciones.
En septiembre del año 2013, hicimos el encuentro del fogón y vino la abuela Mati.
Ella me dijo ‘Deya yo quiero hacerte la entrega de la abuela chicha para que tú
seas la que lleva este rezo en este sector’. Me encargó remojar el maíz, tener un
molino, estar toda la familia, la familia de ella y nuestra familia, ya que es un rezo
que se entrega de familia a familia. Lo que significa ser abuela chicha es el rezo de
la familia y la palabra dulce. Se trabajan esos dos puntos de intención.
96
Otra ecología de los saberes asociada a la dinámica familiar tiene que ver con recordar
las formas antiguas de parir. En ambas ecoaldeas se han presentado partos en casa. Para
ellos es importante que los niños nazcan en su hogar con la presencia de su padre, de
familiares y amigos.
La siembra de placenta.
territorio nunca habían sido sembradas sino que habían sido desechadas en los hospitales
donde nacieron.
De esa manera simbólica todos intencionaron en la ceremonia que, ellos se estaban
sembrando en el territorio y que les iba a permitir cuidarlo y ser conscientes de la tierra que
los sostuvo al nacer. También desde Anthakarana se propuso acompañar la ceremonia con
cantos, tabaco y rezos.
Es una ceremonia que les permite mantener una conexión más concreta con el territorio.
El bautizo.
El Temazcal.
sientan formando un círculo, existe una persona que corre el temazcal y otra persona que
es llamada hombre fuego o mujer fuego quien van entrando las medicinas y las piedras
calientes dentro del domo. Una vez se entran las piedras calientes, se produce un vapor de
agua caliente en el lugar, de esa manera las personas sudan y entran en un estado de
meditación.
Al ingresar cada roca o abuela al útero se simboliza la fecundación de la madre tierra y
cuando se terminan ritual, al ir saliendo cada persona de ese domo, se simboliza el
nacimiento de nuevos seres. El temazcal representa el proceso de fecundación, gestación y
nacimiento. Es una ceremonia que existe en las dos ecoaldeas, se práctica eventualmente,
sin regularidad temporal, sólo cuando se siente la necesidad o cuando se realizan eventos.
Durante el trabajo de campo en Aldeafeliz se participó en una ceremonia de Temazcal,
dirigida especialmente hacia los niños, allí estuve con mi hijo Alef de 6 meses de nacido.
Fue una ceremonia donde los niños, en su mayoría, estaban acompañados por sus padres y
algunos estuvieron solos. Luego de culminada la ceremonia los asistentes nos bañamos en
el río San Miguel que es el río que colinda con el territorio de la ecoaldea. (Notas de campo
en Aldeafeliz, 2015)
En el temazcal lo que cambian son los nombres y las formas del ritual. La tradición
de sudar pertenece a todo el planeta tierra, todas las culturas del mundo, el turco,
el sauna, todas esas formas en las que el humano ha buscado esa tradición de
sudar. La tradición que viene de norte es el temazcal, también está en México, pero
cambian las formas.
Digamos los temazcales de la tradición mexicana son en barro, un iglú de barro,
pero tiene que ver con sus formas de vida. Por ejemplo, en México eran
comunidades establecidas en grandes ciudades pero en el norte muchos eran
nómadas, entonces donde llegaban tenían su varas, armaban y ponían los cueros
encima para sudar, y además siempre tenían con ellos el abuelo tabaco, que es una
planta que representa ser guardiana de toda América, el tabaco está presente por
toda América igual que el maíz, el maíz está presente de norte a sur de América,
son las plantas sagradas que están ahí siempre.
El temazcal construido en Anthakarana tiene en el techo una estrella de ocho
puntas que representa la energía del sol. Las abuelas (piedras) han estado
100
En la ceremonia del temazcal están presentes los cuatro elementos: el aire que es el
vapor que se respira, la tierra representada en las piedras y en el suelo, el domo que
representa el útero de la madre, el fuego que es el espíritu interior y el agua con la cual se
mojan las piedras calientes y allí se genera el vapor caliente.
La siembra de visión.
Dentro de la misma corriente del Camino Rojo se encuentran las búsquedas de visión
que en las ecoaldeas se llaman siembras. Estas se practican eventualmente en las ecoaldeas
de acuerdo a las decisiones o propósitos que requieran resolver.
La siembra consiste en abrir un hueco en la tierra de manera horizontal como el tamaño
de una persona adulta. La persona se entierra, se le deja un espacio para que pueda respirar
y puede estar allí lo que la persona desee durar sembrada, puede estar sola o acompañada y
realiza un ayuno de comida y de palabra.
En una siembra realizada durante la salida de campo, se sembró un ecoaldeano en horas
de la noche; allí lo acompañaron algunos hombres, emitieron cantos, compartieron
medicinas como tabaco y mambe16, luego lo dejaron allí sólo por un rato hasta cuando él
deseó mantenerse sembrado. Su propósito fue de índole personal.
16
Harina de hoja de Coca.
101
Las Danzas de Paz surgen como un movimiento denominado Danzas de Paz Universal
que surgió en los años 60’s del siglo XX. Este movimiento fue impulsado por Samuel
Lewis, un maestro de enseñanza Sufi, en San Francisco (Estados Unidos). Él exploró
danzas de diferentes corrientes como el hinduismo, el cristianismo, el islam, lo nativo
americano, el judaísmo y empezó a encontrar que las danzas, el movimiento corporal, los
cantos y los ritmos musicales podrían generar y aportar en la construcción de paz.
El método se llamó inicialmente la paz a través de las artes y luego se fue generando el
Movimiento de las danzas de paz universal, un movimiento internacional que aún sigue
vigente y se difunde alrededor del mundo y en el cual se vienen rescatando danzas
americanas, danzas africanas, danzas de diferentes pueblos que contienen el propósito
central de la esperanza, la armonía, la paz, el agradecimiento y la integración colectiva.
(Dances of Universal Peace, 2017)
En las dos ecoaldeas existen aprendices de estas danzas, de hecho ya se han venido
formando como facilitadores de este método en Colombia y lo comparten en sus
ceremonias internas y en diferentes escenarios externos.
Carlos Rojas de Aldeafeliz, quien es facilitador de danzas de paz, leyó el siguiente
fragmento al inicio de una sesión de danzas dentro el evento Be Happy Fest en 2015 y en
el que daba cuenta del sentido que guardan estas danzas tanto en el movimiento corporal,
como en los cantos y en el encuentro con los demás, puesto que estas danzas se realizan en
círculo.
Danzamos convirtiéndonos en la respiración del misterio, nos entregamos al
movimiento, recordando que somos movimiento, buscando la armonía y la belleza
que vive en cada uno de nuestros cuerpos.
Al danzar nos aceptamos tal como somos y nos entregamos a recordar, ser y fluir
como gotas que forman un caudal. Un imán gigante que ancla la paz en la tierra.
El amor nos rodea, nos oxigena, está en el aire que quiere entrar, respiremos
amor, llenemos nuestro corazón. (Notas de campo en Aldeafeliz, 2015)
Otras de las ecologías de saberes presentes en la dimensión cultural que se tejen también
con el pilar economico son los eventos abiertos al público. En estas comunidades se
promueven eventos en los que se comparten los saberes adquiridos por los ecoaldeanos o
saberes específicos compartidos por otras personas o comunidades afines y que además les
posibilita un ingreso económico adicional para la sostenibilidad de la comunidad.
En Aldeafeliz se realizan las Jornadas de Sanación, el Be Happy Fest, las Mingas de
construcción y el campamento para jóvenes. (Figura 45)
En Anthakarana se realizan eventos orientados al despertar de lo femenino con el evento
Campamento de mujeres montaña y luna y al despertar de lo masculino con el evento
Campamento de hombres montaña y sol. También realizan un evento relacionado con la
elaboración de alimentos denominado Encuentro del fogón. (Figura 46)
Todos estos eventos guardan un aspecto en común relacionado con la promoción de la
conexión con el ser, bien sea mediante los procesos de sanación, de la conexión con lo
femenino o masculino, la conexión con la tierra mediante las mingas y los encuentros de
alimentos. Buscan brindar a los asistentes algo que pueda transformarlos o al menos
generarles algún impacto personal.
Para Milena, visitante de Aldeafeliz y quien ha participado en varios eventos realizados por
esta comunidad, expresa que las actividades promovidas por Aldeafeliz le han aportado:
Las bio-construcciones.
Las bioconstrucciones son diseñadas por los mismos ecoaldeanos. Los materiales que
se utilizan son el barro, la madera, la guadua, el vidrio e incluyen materiales
convencionales como las tejas de Eternit o zinc. (Figuras 49-51)
Figura 51. Casa elaborada con guadua, madera, bahareque y techos vivos.
Fuente: Foto tomada por Erika Muñoz, Aldeafeliz, 2015.
El uso de energía.
En algunos eventos especiales se quema madera para hacer fogatas o cocinar alimentos.
En Antakarana se cuenta con un biodigestor, también construido en un taller con líderes
campesinos de varias partes de Colombia co-organizado con las fundaciones Katalizator y
Mentes en Transición, mediante el cual se aprovechan los residuos orgánicos y el estiércol
para la producción de gas, sin embargo los residuos que produce la ecoaldea no son
suficientes para generar el gas necesario para suplir la demanda de la ecoaldea por lo que
es una técnica que continua mejorándose.
En Aldeafeliz, hasta el momento de la visita de campo, no se reconoció ninguna forma
no-convencional de generación y uso de energía.
En Antakarana no se producen ninguna clase de aguas negras17 sólo aguas grises, ya que
se utilizan únicamente baños secos, manejados con tierra en vez de agua. Con este cuidado
de las aguas se evita de un lado la contaminación de las aguas puesto que es un sanitario
donde no se emplea agua y, por otro lado, se produce abono orgánico que puede ser usado
en los cultivos de árboles frutales.
En Aldeafeliz existe generación de aguas grises y una menor cantidad de aguas negras,
la mayoría de las cabañas utiliza baños secos, sin embargo también existen baños normales
que son desaguados en un pozo séptico. Estos baños son usados principalmente para los
visitantes.
En las dos ecoaldeas se procura utilizar detergentes, jabones y champú natural, que en
varias ocasiones son elaborados por los mismos ecoaldeanos. Los jabones, por ejemplo,
son hechos a partir de los residuos de aceite quemado que sale de la cocina.
17
Las aguas grises son aguas residuales que contienen pocos contaminantes como detergentes, jabones de
baño y desechos de la cocina, las aguas negras son las que tienen presencia de materia fecal.
108
Otra práctica aplicada en Aldeafeliz para el cuidado del agua es la purificación de las
aguas residuales que se tratan mediante fitopurificación, que consiste en el uso de
buchones de agua (plantas acuáticas) que descontaminan las aguas negras. (Figura 56)
En Aldeafeliz se recolectan las aguas lluvia para el consumo humano. Estas aguas se
potabilizan mediante un proceso de solarización18 y filtración. Este proceso de
potabilización ha sido comprobado mediante pruebas físico-químicas realizadas en
laboratorio y los resultados han verificado que es un agua apta para el consumo.
18
Almacenar agua en frascos de vidrio y colocarlos al sol.
110
En el proceso de solarización del agua, aplican, además, el método de cargar el agua con
palabras positivos como: amor, sabiduría, abundancia, alegría, entre otras intenciones que
se deseen practicar en la comunidad. Este saber cuenta con el referente del japonés Masuro
Emoto que en su libro Los mensajes ocultos del agua, plantea una serie de experimentos en
los que se analiza las formas del agua cristalizada cuando se somete a distintos tipos de
mensajes y alteraciones químicas, con lo cual concluye que, sí el agua se somete a
mensajes positivos y es cuidado ésta representará cristales con formas armónicas o
mandálicas, mientras que las aguas contaminadas o a las que se le emiten mensajes
negativos presentarán formas irregulares e inarmónicas.
Con base en esta teoría, Aldeafeliz ha adoptado este conocimiento y en toda el agua que
se consume en la cocina comunitaria se le escriben mensajes o propósitos positivos.
(Figura 57)
Los residuos.
Los cultivos.
Las ecoaldeas en estudio cuentan con viveros donde germinan semillas, huertas con
plantas medicinales y comestibles y algunos cultivos un poco más amplios que las huertas.
En Aldeafeliz el cultivo con mayor desarrollo es el de café orgánico que les aporta un
ingreso económico para el sostenimiento de la comunidad.
En Anthakarana, por ejemplo, cuentan con el cultivo de orellanas, de fresas y de maíz
que les ha servido para alimentación interna y para adquirir ingresos económicos.
La producción de alimentos en estas comunidades es muy baja, razón por la cual no
logran un autoabastecimiento para sus propias comunidades y se convierte en un desafío
permanente.
113
Entre las acciones emprendidas para avanzar en este pilar se puede mencionar su
participación y organización de cursos de permacultura, mantener los viveros funcionando
e intercambiar semillas. (Figura 63)
No han logrado sostener y ampliar una propuesta de producción de alimentos debido a
que se han ocupado a la construcción de viviendas y al fortalecimiento de las relaciones
sociales.
Aldeafeliz, si bien cuenta con un número de más de 15 personas asentadas, todas
asumen roles y funciones distintas tanto en sus familias, para quienes las tienen, como para
la comunidad, lo cual no les permite dedicarse a la labor de los cultivos; además los
espacios óptimos para cultivar son muy reducidos. A raíz de esta situación, crearon un
nuevo tipo de integrante denominado cóndor. El cóndor es aquella persona que se dedica
exclusivamente a las labores del cultivo y a cambio la Aldea le garantiza un hogar,
alimentación y la posibilidad de participar en algunas actividades. Sin embargo, estas
personas pueden salir en cualquier momento de la comunidad y ello hace que este proceso
sea inestable.
Anthakarana es una comunidad con pocos integrantes, cada asume unos roles y unas
funciones en sus familias y en la comunidad. Durante los primeros años de creación de la
ecoaldea, se dedicaron a garantizar todas las instalaciones necesarias para poder vivir, de
manera que ha sido complejo garantizar la producción de una alimentación que los
autoabastesca. Ellos generan pequeños cultivos por temporadas como el maíz o de acuerdo
a las semillas y los espacios que tengan disponibles. Pero al igual que Aldeafeliz, no han
logrado sostener una producción de alimentos siendo este uno de los retos y aspectos a
revisar dentro de estas comunidades. (Chaves et al., 2017a)
Los niños mencionan que la labor en la huerta les ha permitido el conocimiento de las
semillas, la elaboración del compost que sirve como abono para los suelos, la producción
de alimentos y todo el proceso de crecimiento de plantas y alimentos que se siembran.
Sobre el aprendizaje en las huertas, un niño de la Escuelita Anthakarana dice “a veces
114
19
“Si EcoNOmía viene del latín economĭa, y este del griego οἰκονομία1 [oikonomía], de οἶκος [oikos],
«casa», y νόμος [nomos], «ley», la EcoSInuestra es la gestión de los recursos en base a principios éticos por
el proComún/ bien común.” (http://www.ecoalternativa.net/ecosinuestra/, 2017)
“Es una manera de sentir... evolucionar a la conciencia de la abundancia con desapego...Si hay suficiente, y
todo lo que hay es de todos” (Yuluka, Aldeafeliz, http://eltransicionario.blogspot.com.co/p/e.html,2017)
20
“Palabras, voces o expresiones que nos hacen tomar consciencia de la común-acción. Son nuevas
alternativas que se presentan para ofrecernos una visión más evolucionada del lenguaje”
(http://eltransicionario.blogspot.com.co/2015/09/evulonimo.html, 2017)
116
Otros aportes que ingresan a la EcoSiNuestra de las dos ecoaldeas se generan mediante
la modalidad de los voluntariados y los visitantes21. Asimismo, los eventos y talleres que
realizan ambas ecoaldeas les permite adquirir ingresos económicos.
En cuanto a la EcoSiNuestra de la Aldeafeliz, Juan Esteban menciona que
Estas redes generan encuentros locales como “El Llamado de la Montaña”, regionales
como el “Eco”, que es el encuentro regional que convoca la Red Casa Latina y otros
encuentros como el de la “Convergencia Permacultural”.
Estos encuentros son organizados y planificados al interior de las ecoaldeas, donde se
ubica como eje central el pensamiento indígena; como un intento de recordar y recobrar el
pensamiento propio de las culturas que han habitado milenariamente este territorio. De
igual manera, en estos espacios circulan otros saberes de carácter técnico, tecnológico y
pedagógico22, que buscan generar nuevas tecnologías y propuestas de formación a favor
21
Personas externas a la comunidad que viven una temporada en las ecoaldeas y ofrecen un
aporte económico por su alojamiento y alimentación, además de colaborar en algunas
actividades de las ecoaldeas.
22
Permacultura, agroecología, cuidado de las semillas, educación alternativa.
117
6.6. Conclusión
23
http://www.rightsofmotherearth.com/images2015/declarations%20pdf/declaration-sp.pdf
118
sustentabilidad es vital que una comunidad sustentable logre producir gran parte de su
alimento, así como reducir el consumo de productos externos y contaminantes, lo que a su
vez evitaría la alta producción de residuos sólidos no renovables que pueden llegar a ser un
gran problema en el futuro, sobre todo en el caso de Anthakarana que es una comunidad
muy alejada del centro urbano y sacar los residuos desde allí es complejo e implicaría
trasladar de su huella ecológica hacia otras zonas.
De modo tal que, este pilar requiere ser revisada tanto bajo los presupuestos de las
sustentabilidad como de la huella ecológica que se genera con el ingreso de alimentos y
productos de la ciudad hacia las ecoaldeas y luego la producción de residuos sólidos que se
trasladan a la ciudad.
El pilar económico, de otro lado, es el más incipiente en el sentido que los recursos que
sostienen las ecoaldeas mayormente provienen de la ciudad, de los aportes de los visitantes
o voluntarios, de los ahorros o pensiones de algunos de sus integrantes, de manera que no
se logra identificar procesos económicos propios o de autosostenibilidad interna de las
comunidades.
En cuanto a los modelos de toma de decisiones y de resolución de conflictos se logró
observar un entramado entre los círculos de la palabra, propios de la sabiduría ancestral,
así como los espacios de retroalimentación y de comunicación que propone la sociocracia.
En las nuevas formas de educación, se evidencia un intento por desaprender los modelos
formativos tradicionales del sistema educativo y empiezan a plantear nuevas pedagogías y
conocimientos, en los que se incluyen los saberes de la naturaleza, del territorio, no
solamente desde un contexto geográfico sino incluyendo conocimientos ancestrales propios
de los pueblos originaros.
En el ejercicio del pilar cultural, se denota un gran desarrollo de ceremonias y prácticas
en las que aparece una diversidad de saberes ancestrales que se van adaptando y recreando
en cada comunidad según sus gustos, sus propios conocimientos y sus necesidades,
manteniendo ciertos principios de tradiciones ancestrales. Aquí es muy evidente el
contenido y el sentido femenino que se le atribuyen a muchas de estas prácticas. Como se
observó, varias de las prácticas ceremoniales involucran aspectos como son: el
reconocimiento del cuerpo, los valores del cuidado y la protección de la familia.
Ambas ecoaldeas tienen una importante participación en la dimensión del diseño del
sistema, en cuanto a su vinculación en distintas redes y alianzas, donde se denota que hay
un camino por continuar fortaleciéndose con otros procesos afines.
Es importante resaltar que las ecologías de saberes identificadas se encuentran
integradas por saberes como el científico y el campesino, la sabiduría espiritual y el
mantenimiento de las buenas relaciones mediante el conocimiento indígena.
El propósito de estas ecoaldeas es cuidar los ciclos naturales de sus territorios para lo
cual se capacitan asistiendo a formaciones que les ayudan a mejorar sus prácticas. Un
principio que los ecoaldeanos reiteran es que todo lo que les otorga el territorio como el
suelo, el agua, el aire y los alimentos puede ser utilizado por la comunidad pero debe ser
devuelto de la misma manera o con el menor impacto posible hacia la naturaleza.
119
A continuación, se describen cada uno de los tránsitos vividos por los integrantes de las
ecoaldeas en su cambio de hábitos de vida urbana hacia hábitos rurales.
La subpregunta de investigación abordada en esta enlazada es:
24
Daniel Taroppio, psicólogo transpersonal argentino, creador del Modelo de las Interacciones Primordiales.
121
Tabla 2
El tránsito de urbanos a agromelos
son los saberes científicos, tecnológicos y profesionales aprendidos por los ecoaldeanos
durante su vivencia en la ciudad. Y justamente, es ese ejercicio de diálogo e integración de
ecología de saberes el que les permite la reconexión con la naturaleza.
En consonancia con lo anterior, los ecoaldeanos se encuentran en un proceso de auto-
identificación como seres mestizos. El ser mestizo implica un auto-reconocimiento tanto en
su ámbito biológico, espiritual como trascendental. En cuanto al ser biológico, existe un
reconocimiento de que el ecoaldeano es fruto de la mixtura de los pueblos originarios,
afrodescendientes y europeos; en este sentido, reconocen como acontecimiento de esta
mixtura biológica y cultural, el suceso de la conquista y colonización europea que se dio en
el continente americano dada en el siglo XIV (Farah y Vasapollo, 2011; Villalba, 2012).
No obstante, la categoría de mestizaje se ha transformado con el tiempo, según las
distintas condiciones socio-históricas de cada contexto; por ello, su connotación ha
devenido en múltiples significaciones, después del momento de la conquista.
Los ecoaldeanos plantean que este mestizaje no fue sólo fue biológico, sino también de
carácter espiritual y trascendental, en tanto conllevó la configuración de nuevas
espiritualidades; y con ello, emergió la posibilidad de expandir la conciencia y recordar la
identidad cósmica y universal que nos constituye.
La anterior reflexión se encuentra estrechamente relacionada con una pregunta que ha
surgido en los distintos eventos, círculos de palabra y ´Llamados de la Montaña´ realizados
por las ecoaldeas: ¿cómo definir un ecoaldeano? Y como respuesta a esta pregunta emerge
una nueva categoría denominada el nativo-mestizo-consciente; entendido como un ser que
propicia la integración, el encuentro y la acción desde un diálogo de saberes, se caracteriza
por las relaciones de cuidado y respeto así como por cultivar la solidaridad y el pluralismo.
Retomando la teoría de las dinámicas espirales de Cowan y Beck (1996), el nativo-
mestizo-consciente podría ubicarse en un meme verde25, un yo sensible, un modo de
existencia desde el cual se busca el consenso, la convivencia en la diferencia, la
solidaridad, la defensa de la igualdad en la diversidad, se caracteriza por la sensibilidad
ecológica y su énfasis especial en los vínculos.
Cuando se hace referencia al nativo, es un reconocimiento del ser profundo que habita
en los mestizos, ese indígena o ese ser originario. Esa categoría de indígena da cuenta de
que biológica, genética y culturalmente en cada mestizo habita un ser ancestral, un nativo.
La categoría consciente hace alusión a una disposición del ser para entender cuál es el
lugar que se habita y cómo se está habitando; el ser consciente hace parte de los propósitos
e intencionalidades que se han fijado las ecoaldeas en cuanto a transformar sus creencias,
prácticas y actitudes ancladas anteriormente a un estilo de vida occidental moderno y
empezar así a transitar por caminos de cuidado de la Madre Tierra, que les permita volver
al encuentro con el ser espiritual, en un proceso de reflexión continua.
Según Bahamar (Conversaciones, Anthakarana, 2015) el nativo-mestizo-consciente es
un sujeto que cumple un papel relevante en el momento actual del planeta, un momento
que se caracteriza por una crisis global en sus múltiples dimensiones: social, cultural,
ambiental, política y económica. Es así que, el nativo-mestizo-consciente cuenta con la
misión de propiciar el tejido de saberes, articulando los saberes de diversos pueblos y
25
Un meme constituye una unidad cultural, aquello que para cada grupo se considera importante y necesario.
En este sentido, los memes brindan una perspectiva de mundo e instalan un ángulo de mirada frente a la vida;
configurando estilos o modos de existencia que influyen en las creencias y comportamientos de las personas
124
Se habla de la tribu arco iris que es la humanidad donde todos los colores pueden
convivir. Los Muiskas hablan de la tribu aroiris porque el arco iris es la mitad del
aro, es como un círculo completo.
El concepto de Nueva humanidad se ha ido tejiendo desde todas las culturas, tenemos
que llegar a la ley de origen, sin fronteras. Para mí la nueva humanidad es como todo
el concepto de vida de la ancestralidad pero evolucionada (Conversaciones con
Bahamar, Anthakarana, 2015).
Para los ecoaldeanos esta es una interpretación de gran trascendencia que supera los
argumentos biológicos del mestizaje. De acuerdo con esto Alberto Ruz, ecoaldeano de
Huehuecoyotl, México, la tribu arco iris comenzó a surgir en San Francisco (Estados
Unidos) con el movimiento cultural del hipismo. Este movimiento emprendió una
búsqueda de nuevos referentes espirituales, por lo que comenzaron a frecuentar grupos de
nativos americanos; esas vivencias fueron las que posibilitaron la generación de ese ser
mestizo-nativo. Según Ruz, el hippie en un inicio era un sujeto blanco occidental; pero,
cuando empieza a tener contacto con estos grupos originarios, surge el ser mestizo-nativo.
En este sentido, se constituyen en tribus eclécticas e híbridas, tribus mestizas o neo
indígenas que “diseñaron sus propias tradiciones y linajes imaginarios” (De la Torre, 2014,
p. 23). A partir de la renovación de fragmentos culturales de distintas tradiciones, estas
comunidades se constituyen finalmente en polinizadores (De la Torre, ibíd.) de una
125
Soy mestizo porque soy nativo, soy mestizo porque reconozco esa mezcla que hay
dentro de mí, tenemos ese conocimiento ancestral (Ana Mestiza, Llamado de la
Montaña, 2015).
Las ecoaldeas son comunidades intencionales, que en algún momento decidimos vivir
con más gente, con el objetivo de ser más autosostenibles, en el contexto de generar
alternativas de vida. Una realidad que tenga la posibilidad de sostenerse a sí misma.
127
Dicha intención puede variar de ecoaldea en elcoaldea, pero también puede llegar a ser
afín a diversas ecoaldeas, como es el caso de aquellas que buscan vivir en armonía consigo
mismo, con los demás y con la naturaleza. En lo anterior aparece un elemento central
dentro de las ecoaldeas, una búsqueda por construir relaciones en clave de armonía. En
palabras de algunos ecoaldeanos:
Ecoaldea es un asentamiento humano que busca existir en armonía con los elementos
naturales del lugar y con los seres humanos que se juntan en ese mismo lugar.
(Conversaciones con Seija, Aldeafeliz, 2015)
Es un modo de vida donde tratamos de armonizarnos. (Conversaciones con Deyanira,
Anthakarana, 2015).
Es un proceso comunitario que tiene por objetivo mejorar la calidad de vida de las
personas, que estén en armonía con su entorno y consigo mismo, propicien unas
mejores relaciones personales y espirituales (Conversaciones con Osiris,
Anthakarana, 2015).
En la presente investigación, uno de los aspectos analizados, fue el número de veces que
apareció mencionada la palabra Tierra para describir el concepto de naturaleza. Con un
total de 130 veces enunciada. En donde el sustantivo del término Tierra más nombrado fue
el de Madre26, con lo cual la Naturaleza se asocia a lo maternal y a lo femenino.
La Naturaleza se concibe como el lugar que se habita y que permite propiciar, gestar y
mantener la vida; es la dadora de vida, un ser y no solamente un lugar, que permite el
cuidado y el amor. Este es un concepto muy arraigado al interior de las comunidades
originarias de Latinoamérica.
26
Según la historiadora feminista Gerda Lerner (1990), en las evidencias arqueológicas que datan a partir del
cuarto milenio antes de Cristo, se aprecia a la diosa madre acompañada de árboles, cabras, serpientes,
pájaros, huevos y distintos símbolos vegetales. Dichos simbolismos aunados a los mitos de origen, han sido
interpretados como un sistema de creencias animistas que rinden culto a la deidad femenina para celebrar la
fertilidad y la unión entre humanos y la naturaleza!"(Citado en Giraldo, 2014, p. 70)
128
-
Figura 66. Conteo de palabras de conversaciones y notas de campo.
Fuente: Unidad Hermenéutica, Atlas.ti 7, 2017.
pues se establece una relación profunda y sagrada en tanto provee un soporte espiritual,
emocional y material.
Lo anterior, toma forma y contenido al adoptar los saberes ancestrales de los pueblos
originarios, otra de las razones por las cuales se habla de reconexión, pues de la memoria
de lo vivido nace la apuesta en las ecoaldeas de tejer en forma de doble espiral la relación
con la vida en su completud. La doble espiral de la vida es un saber que las ecoaldeas han
recibido de los pueblos Misak y Muyska.
La espiral surge desde el centro del sí mismo expandido (el ser individual), luego
transita de manera expandida hacia las relaciones interpersonales (la comunidad) y
seguidamente se expande más amplio hacia las relaciones con la naturaleza (Madre tierra,
espíritus, otras manifestaciones de la vida no humanas), luego de ese estado en espiral se
transita hacia otra espiral que empieza a contraerse desde las relaciones con la Madre
Tierra, contrayéndose hacia las relaciones en comunidad para retornar al centro del sí
mismo, conformando así una doble espiral de la vida.
Por consiguiente, se comprende el devenir de los ecoaldeanos como un movimiento en
doble espiral, donde hay momentos en que las personas se refugian en su intimidad,
momentos para estar en familia y otros para compartir en comunidad. Así pues, algunos
ecoaldeanos podrían estar más dedicados a sus procesos de sanación y desarrollo personal,
mientras otros se encuentran enfocados en realizar acciones de carácter comunitario, o
incluso podrían estar representando la ecoaldea en redes nacionales e internacionales.
Además, si miramos en el tiempo esta misma dinámica de procesos desde lo individual
hacia lo colectivo pasa dentro de un mismo ecoaldeano, hay periodos de introspección,
otros de trabajar hacia afuera, etc. Estos procesos a diferentes escalas del ser en la espiral
se conectan e influencian mutuamente. (Figura 67)
Estos tránsitos de la vida ocurren de acuerdo a las necesidades y/o condiciones de cada
ecoaldeano o de la comunidad misma. Es totalmente dinámico. En palabras de ellos:
Lo más importante de todo eso, es que todo esté guiado desde el espíritu. Yo no
hago, yo consulto. Yo no tomo decisiones individuales, basadas en mis intereses
personales, yo le pregunto al tejido de la vida y desde ahí actuó (Conversaciones
con Juan Esteban, Aldeafeliz, 2015).
Comprender a la naturaleza como eso que estamos acá, somos nosotros, somos
parte de la naturaleza. Y que huella tan grande es la que dejamos.
Hay fuerzas elementales ineludibles que nos pasan todo el tiempo y de ellas no
podemos escapar, están ahí funcionando para que todo y todos estemos bien.
(Conversaciones con Osiris, Anthkarana, 2015)
Los ecoaldeanos sostienen que vivir en el campo les ha permitido estar más cerca de la
naturaleza, lo que no permite la ciudad por sus dinámicas aceleradas. En el campo se
genera, para ellos, la posibilidad de vivir con tranquilidad, con la sensación de sosiego y la
comprensión del ser en relación con la naturaleza.
En las dos comunidades se parte de la siguiente afirmación “todos los que habitamos la
tierra, somos naturaleza”. El ser humano es comprendido como integrante de la naturaleza,
dentro de la tierra, dentro de la madre tierra; por lo cual se plantea que el primer territorio
en la tierra, es el territorio propio, el territorio corporal, el territorio del sí mismo, y en la
medida en la que se vaya conociendo y comprendiendo el territorio personal, se puede ir
conociendo y comprendiendo los otros territorios externos, los otros lugares y los otros
seres.
Cuando se habla de Madre Tierra también se hace referencia a la relación con el
cosmos, cuando ellos manifiestan su cosmovisión de naturaleza, lo primero que
argumentan y expresan es que el primer territorio es el individuo, el segundo territorio es la
madre tierra y el tercero es el cosmos. Siempre hay una relación entre la Madre Tierra y el
Cosmos, que no solamente se pueden comprender desde lo humano sino también desde lo
planetario, desde comprensiones cósmicas.
Otro aprendizaje obtenido en su relación con el tejido de la vida, lo reflejan las palabras
de Margarita Zhetelius al plantear que, el cuidado y las prácticas de cuidado frente a la
naturaleza y al territorio son tan importantes recuperarlas desde el saber tradicional, desde
las comunidades originarias, como también desde las innovaciones propuestas en Europa y
Estados Unidos; ella hace mención a un aspecto de reconciliación Norte-Sur, en tanto en el
sur, desde los pueblos originarios hay un saber muy importante que recobrar para poder
entender y cuidar los territorios; como desde el Norte donde se han desarrollado diferentes
tecnologías que también apuntan a la sustentabilidad y el cuidado (Notas de campo,
Llamado de la Montaña, 2015).
Gran parte de los ecoaldeanos han venido cambiando su manera de ver la naturaleza, su
manera de concebirla y comprenderla, desde la fundación misma de las ecoaldeas. Los
fundadores de estas dos ecoaldeas, por ejemplo, concebían la naturaleza como algo
externo al ser humano, como el entorno que rodea al ser humano y le provee de vida, era
una visión instrumentalizada, exteriorizada, en la que se concebía a la naturaleza con unos
seres y con unos elementos distintivos de los seres humanos, siempre era visto como algo
externo y distante, no tan cercano al ser humano. En ese proceso de cambiar sus estilos de
vida, de vivir en la ecoaldea, fueron comprendiendo que su misión era la de recordar el
origen, volver a cuidar y escuchar a la Madre Tierra y eso significa también escucharse y
cuidarse a sí mismos.
Para concluir, un canto y Danza de Paz en honor a la Madre Tierra, escuchado en la
ceremonia de Bautizo durante el trabajo de campo en Anthakarana (2015):
Anthakarana y Aldeafeliz han definido los siguientes principios éticos que sostienen y
guían sus comunidades:
Aldeafeliz Anthakarana
Honestidad Diálogo
Amor
Respeto Medicina
Libertad
Responsabilidad Esperanza
Solidaridad Felicidad
Equidad Laborar
Participación Arte
Todos y cada uno de los valores de estas ecoaldeas constituyen una ética simbiótica que
transita en cada uno de los tránsitos del tejido de vida en espiral. Existen dos valores que
coinciden en ambas comunidades: el amor y la libertad. La libertad de ser, de hacer y de
sentir va muy asociada a la afirmación del amor y del cuidado de las relaciones.
En ese sentido, existen valores orientados hacia el cultivo del ser individual como son:
la medicina, la esperanza y la felicidad. Otros valores se ubican en el tránsito comunitario
como son: la honestidad, el diálogo, la solidaridad, la equidad y la participación. Otros son
orientados a realizar las prácticas en consciencia como: lo es laborar, que en Anthakarana
significa hacer la labor en oración, y el arte que se convierte en un principio orientado a
incluir dentro de las prácticas expresiones culturales y artísticas de celebración de la vida.
Los valores como el amor, el respeto y la responsabilidad tienen que ver con el cuidado
de todas las relaciones en su reciprocidad y complementariedad, apelando a relaciones de
interdependencia entre humanos y entre los humanos en la naturaleza.
Allí se puede plantear que, estos valores invitan a una relación simbiótica con el
territorio, de modo que la ecoaldea evite ser una intrusa en el territorio sino que por el
contrario se asocie de manera armónica con el territorio; un ejemplo son las
bioconstrucciones que cuentan con techos vivos, donde se construyen huertas o coberturas
vegetales que permiten que se pueda cultivar alimento o expandir la cobertura vegetal del
territorio. Otro ejemplo es la siembra de árboles que busca la restauración vegetal de los
suelos y de los ecosistemas. El establecimiento de huertas sinérgicas es otra propuesta
simbiótica que busca crear pequeños agrosistemas, en el sentido que se cultive alimento o
plantas medicinales y a su vez se mantenga los ciclos biológicos.
Esta ética simbiótica es una ética de la relacionalidad, de la interdependencia, que busca
el mantenimiento de los diferentes ciclos y formas de vida que pueden existir en los
territorios de las ecoaldeas.
Sin embargo, e una ética simbiótica en transición, en camino, en devenir, debido a que
las ecologías de saberes requieren afianzarse mucho más en prácticas reales y ello invita a
superar los discursos, tal como lo expresa Nicolás:
Es un camino de vida, lo que uno está rezando adentro es lo mismo que uno tiene
que hacer con su vida, si uno está rezando al amor, la paz, la vida, la tranquila
pues eso es lo que tiene que hacer uno en su vida para ser ejemplo. Es la real
espiritualidad. La espiritualidad no está en quien hace más ceremonias, quien hace
más yapas o el que haga más ritos si no que la espiritualidad es el que sea más
coherente con su camino, con su vida. (Conversaciones con Nicolás del Camino,
Anthakarana, 2015)
De conformidad con lo anterior, Oviedo (2011) afirma que para entender que el ser
humano no se encuentra fuera de la naturaleza se parte de reconocer que todos los seres
vivos tienen el mismo valor y participan de manera interdependiente en los ciclos de la
vida.
Por lo tanto, tierra, madre tierra y territorio son tres conceptos entretejidos, se pueden
distinguir en ciertos aspectos de contexto, pero finalmente guardan una definición similar,
contienen una carga significativa desde la sabiduría y la cosmovisión de pueblos
originarios, específicamente desde los conocimientos de comunidades indígenas locales.
Ahora bien, de acuerdo a esta una nueva concepción de la naturaleza, de la vida, los
ecoaldeanos han recreado una nueva ética, que puede ser comprendida como ética
simbiótica en transición. Las ecoaldeas estudiadas albergan una serie de valores que
constantemente orientan y monitorean cada una de las prácticas agenciadas al interior de
las ecoaldeas. Esta ética transita por cada uno de los niveles relacionales del tejido espiral
de la vida o de la madre tierra, de modo que está presente en los aspectos personales del sí
137
mismo, en las relaciones con los demás y con la naturaleza siempre bajo el principio
simbiótico de la complementariedad y el cuidado de estas relaciones; lo que puede permitir
entonces la posibilidad de la sustentabilidad y el buen vivir (Chaves et al., 2017a).
Por ejemplo, las ecologías de saberes que componen la dimensión ecológica buscan
satisfacer las necesidades de los ecoaldeanos mediante el uso del agua, del suelo, etc., y
estos a su vez intentan generar el menor impacto posible cuidando de los ciclos naturales
de estos, en un intento por recuperar los suelos, evitar producir aguas contaminadas, lo cual
significa una relación simbiótica en la que los ecoaldeanos se aprovechan del entorno que
habitan y a su vez lo cuidan, lo potencian, buscan restablecer los ecosistemas que habían
sido deteriorados o simplemente buscan conservarlos.
Otro reflejo, de la ética simbiótica se puede observar en las ecologías de saberes de la
dimensión cultural, donde se intenta que cada acto como el de compartir alimentos,
sembrar la luna, realizar círculos de encuentro, entre otros, vayan acompañados de un
gesto que honre y sacralice la madre tierra y todo lo que ella alberga. Como bien lo plantea
Gaia Education (2012) “la ética y la práctica de honrar y restaurar la naturaleza queda
fácilmente incorporada en el estilo de vida de las ecoaldeas” (p. 92).
La intencionalidad de las ecoaldeas estudiadas va disoñada en el cuidado, expansión y
reproducción de la vida en un sentido amplio, en la medida que también representa una
ética del bien común (Farah y Vasapollo, 2011; Oviedo, 2008). Esta propende por el
mejoramiento de las condiciones de vida y genera continuamente cooperaciones para
sostener la vida y generar alianzas con otras ontologías (Chaves, 2016).
Oviedo (2011) menciona que el Buen Vivir es un proceso integrativo, simbiótico y
místico, en el que la sabiduría ancestral es posible junto con la ciencia holística como
sincronía simbiótica, entonces esa ética simbiótica vivida en las ecoaldeas perfectamente
refleja un tipo de agenciamiento de buen vivir materializado en las ecologías de saberes.
Desde la concepción del Buen Vivir, la vida es una totalidad en interconexión que debe
ser entendido como un organismo vivo; del mismo modo, una ecoaldea es considerada
un organismo vivo.
En palabras de un ecoaldeano, quien retoma el pensamiento Muyska, el Buen Vivir
conlleva un ejercicio de introspección, una revisión de adentro hacia afuera, es decir, del
ser hacia la comunidad. Lo anterior requiere a su vez del cultivo de lo humano, y por
consiguiente, el fortalecimiento de la cultura, de la ancestralidad y a la comprensión de la
ley de origen. Estas comprensiones responden a un principio de complementariedad entre
los seres y ciclos de vida (Huanacuni, 2010).
Por consiguiente, los saberes ancestrales de los pueblos originarios fundamentan las
comprensiones construidas por los ecoaldeanos frente a la Madre tierra - Mama Kiwe
(lengua Nasa), Pacha Mama (lengua Quechua y Aymara), Abya Yala (lengua Kuna). Como
se nombró anteriormente, en ella se conectan todos los seres y formas de vida que hacen
parte del entramado de la vida, entre estos animales, plantas, seres humanos, astros, agua,
espirituales y cósmicos; entonces, la “naturaleza es absolutamente todo”, como así lo
expresa Seija (Aldeafeliz, 2015). En este sentido, la Madre tierra se convierte en el soporte
que lo contiene e integra todo; un soporte tanto material, emocional como espiritual.
Como bien lo señala Capra (1996) se trata de un paradigma que tiene una visión del
mundo donde “como individuos y como sociedad, estamos todos inmersos en (y finalmente
dependientes de) los procesos cíclicos de la naturaleza” (p., 28).
Sin embargo, el hecho de vivir, de habitar en la naturaleza no implica directamente un
138
cambio o una transformación de las personas que habitan en ese territorio. Debido a que es
un proceso de conexión, es necesario entenderlo como un ciclo mediante el cual se
adquiere consciencia de sí mismo, de los otros y del entorno, en un auto- reconocimiento.
Entonces, aquí la naturaleza lo que hace es apoyar y proveer algo distinto al caos – la
crisis manifiesta de la ciudad- y brindar ese espacio de fuga, para auto-reconocerse, estar
en quietud y poderse auto-observar a partir también de la relación con los demás y el
entorno, eso implica un auto-reconocimiento y a su vez un reconocimiento de lo otro no
humano, de toda la magnitud de la vida, de lo vivo y del misterio (espíritus, ancestros,
entidades de la naturaleza, etc.).
En palabras de Oviedo (2011):
sustentabilidad y del buen vivir. Estos principios integran una serie de valores que los
mismos ecoaldeanos han definido de manera autónoma y que constituyen un modelo de
ética simbiótica, siendo el valor del amor el eje fundamental que motiva el cuidado del
tejido de la vida en espiral.
Si bien las ecoaldeas han acogido el sentido indígena del Buen Vivir al interior de sus
propósitos comunitarios y como posibilidad de ampliar sus conocimientos y prácticas en el
camino de expandir su conexión con el tejido de la vida y de la madre tierra, estas
ecoaldeas expresan un Buen Vivir rediseñado, co-creado, reconfigurado por diversos y
múltiples saberes, prácticas y principios éticos en la apuesta por construir un Buen Vivir de
tipo Mestizo.
La amplia variedad de ecologías de saberes, de ética simbiótica, de nuevas formas de
comprensión de la naturaleza y del proceso de autoadscripción como nativo-mestizo-
consciente puede servir como referente para proyectos con intencionalidades similares; en
el entendido que, los resultados de este estudio pueden ayudar a identificar los logros
alcanzados por estas comunidades en sus procesos de conexión con la naturaleza y los
desafíos que aún siguen presentes y pendientes por superar.
144
Con esta investigación, se lo logró evidenciar que las ecoaldeas estudiadas transitan
hacia una superación de la ontología dual de humanidad-naturaleza y proponen nuevas
formas de ontología relacional y la emergencia de una epistemología de la reconciliación.
Categorías conceptuales que requieren de un mayor desarrollo investigativo en el
movimiento de ecoaldeas y de otro tipo de asentamientos sustentables, tanto dentro del país
como en otras regiones; para lo cual se sugiere, tomar como cuerpo conceptual las
categorías de análisis halladas en esta investigación como son: ecologías de saberes, ética
simbiótica, buen vivir.
Las investigaciones científicas en torno a las ecoaldeas deben continuar desarrollándose,
en el sentido de plantear nuevos problemas de investigación en torno a: la organización
social, la construcción identitaria del nativo-mestizo-consciente, el sentido espiritual que
adquieren estas comunidades, las propuestas de tecnologías sociales y ecológicas, todo
ellos son asuntos que pueden permitirle a la academia la producción de nuevo
conocimiento a partir de continuar estudiando estas experiencias emergentes, que demás,
pueden constituirse como un nuevo campo de estudio sobre alternativas a la crisis
civilizatoria o alternativas mestizas de buen vivir.
Asimismo, se sugiere crear grupos de investigación científica, en alianza con las
ecoaldeas y las redes en las que participan las ecoaldeas, dedicados a la producción de
conocimiento acerca de las ecologías de saberes, en tanto son aspectos de la vida
ecoladeana que pueden continuar fortaleciéndose y servir como referente para otras
iniciativas sustentables.
A las ecoaldeas estudiadas, se les recomienda pensar en profundidad en sus niños y sus
jóvenes en clave de garantizarles las condiciones sociales, económicas, culturales y
ecológicas para que puedan ellos sostenerse en el tiempo dentro de sus comunidades y
seguir fortaleciendo la visión de las ecoaldeas y del Buen Vivir.
De igual manera, su sugiere revisar la huella ecológica de las ecoaldeas, de modo que
este enfoque puede ayudar a monitorear las intervenciones hacia el tejido de la vida,
mejorar las prácticas y compartirle a la sociedad las prácticas exitosas que puedan reducir
la huella ecológica local.
Sobre la educación
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