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Columna de opinión

Es hora de la connivencia o ruptura


colectiva
Uldarico Flórez Peña / Jueves 14 de abril de 2016

“El acusado… por ninguna razón del mundo callará lo que debe decir” El juicio
del cuartel Moncada y la historia me absolverá. Fidel Castro

Este documento va dirigido a los 9500 presos políticos que han sido privados de la libertad
y que se encuentran en las cárceles y mazmorras del régimen oligárquico, a todos esos
combatientes populares que sufren las atrocidades y humillaciones por parte del Inpec y a
los defensores que han apoyado y denunciado las horribles prácticas de la Fiscalía y los
organismos de inteligencia del Estado, la arbitraria administración de justicia, la
judicialización de la protesta social, las capturas ilegales en masa contra dirigentes
políticos, populares, sindicales y sociales y contra simples campesinos y ciudadanos por la
utilización de testigos ocultos, informes secretos y testimonios de desertores e informantes
que fabrican grabaciones violando el debido proceso, el derecho de defensa, la presunción
de inocencia, el derecho a la libertad, entre otros. [1]

Este documento va dirigido a todos los familiares desplazados por la guerra que aspiran a
que se les garantice el derecho a una vida digna, a su integridad y a vivir en paz; a los
colegas defensores por su valiente labor, por su dedicación, claridad y consecuencia,
quienes en desigual ejercen la protección de los derechos de los acusados asumiendo los
procesos hasta descubrir una verdadera telaraña jurídica.

Se exige justicia verdadera, no más juicios amañados, testigos ocultos, falsos testimonios,
violación de los derechos fundamentales de los detenidos, no más irespeto a la defensa, al
debido proceso, a la presunción de inocencia, a la libertad, al secreto sumarial, a la
práctica de pruebas, se exigen juicios justos e imparciales, cese a las represalias contra la
oposición, fin de la criminalización de la protesta social. Llegó la hora de defenderse desde
la ruptura colectiva, esa es otra estrategia judicial que implicaría un trabajo de orientación
política para todos los abogados defensores de presos políticos, para dirigir colectivamente
esta postura de rebeldía.

Las circunstancias en las que se encuentra el proceso de paz en La Habana, Cuba, en su


etapa final y la situación de incumplimiento por parte del Gobierno con los prisioneros
políticos ante los graves hechos que se vienen presentando en las cárceles y penitenciarias
del país con la violenta represión por parte del Inpec; implica una crítica frontal al
funcionamiento de la justicia y su sistema punitivo como enemigo interno. Con políticas
como la de judicializar a los defensores de DDHH, caso del profesor Miguel Angel Beltran
Villegas, y la puesta en funcionamiento de todo una estructura contra las Farc-EP desde la
Fiscalía General de la Naciónl: la Unidad Nacional de Análisis y Contextos, creada mediante
la resolución No. 01810 de octubre de 2012, como instrumento de política criminal
enfocado a enfrentar principalmente fenómenos de delincuencia organizada mediante el
uso de herramientas de análisis criminal y creación de contextos con el objetivo de
articular la información aislada que actualmente se encuentra en las diversas unidades de
la entidad. Asume los procesos que hacen parte de las situaciones y los casos priorizados
por el Comité de Priorización de Situaciones y Casos de la Fiscalía General de la
Nación [2].

La justicia viene actuando para tener procesos contra los presos políticos que serán objeto
de amnistías o indultos: los partidos de izquierda, los intelectuales, académicos,
defensores de DDHH, abogados, entre otros. La ruptura colectiva debe ser una respuesta
ética y moral, todos los montajes judiciales deben pasar a un segundo plano, así como las
circunstancias de la acción, se debe hacer un cuestionamiento político al orden público y a
las políticas punitivas del Estado. Es hora de acusar a los jueces y fiscales que son los
responsables de la persecución y enjuiciamiento de los presos políticos colombianos, de
eso se deberá encargar la nueva Jurisdicción Especial para la Paz. Es hora de atacar a los
acusadores e investigadores.

Los presos políticos deben aprender a defenderse de otra manera, no tiene sentido que
sigan asistiendo ante un sistema judicial que históricamente los ha perseguido, acusado y
condenado con penas absurdas y multas impagables ¿Qué sentido tiene darle elementos
probatorios a un ente que se ha dedicado a perseguir y criminalizar a los luchadores
sociales y a los que han ejercido el derecho de rebelión frente a unas políticas de
terrorismo de Estado? No se pueden respetar las leyes que fueron creadas por un
legislativo copado por el narcotráfico y el paramilitarismo, hay que cuestionarlas
abiertamente o acaso ¿Existe algún mandatario condenado por la comisión de
absoluciones?

El campo de batalla de los presos políticos hoy es la connivencia o la ruptura colectiva, esa
debe ser la estrategia de inviolabilidad jurídica. Si se va a crear una Jurisdicción Especial
para la Paz [3] sin participación de la organización rebelde de las Farc-EP, debe ser allí
donde se denuncie la desaparición de personas, los más de 85 mil desaparecidos [4].
También la comisión para el esclarecimiento de la verdad será el escenario donde los
presos políticos puedan denunciar los hechos que dieron origen al conflicto como el
genocidio de la Unión Patriótica, porque estos graves crímenes de Estado no deben
quedar en la impunidad. En esa jurisdicción de paz los presos políticos deben contar con
las garantías para que haya verdad, justicia, reparación y no repetición, frente a la
angustia que ha vivido el pueblo colombiano por la violencia estatal, terrorismo de Estado,
persecución y muerte; será con esa jurisdicción con la que se establecerá un compromiso
real para la promoción, el respeto y la garantía de los DDHH.
Se está creando una nueva ley positiva que será la que se encargue de garantías
procesales para los presos políticos. Los actuales Código Penal y Procesal Penal no tienen
elementos jurídicos que permitan una verdadera defensa técnica. Las penas establecidas
allí obedecen a un criterio de enemigo interno, de terroristas, de narcotraficantes, como
en otras épocas también los judicializaron como bandidos, chusmeros, asaltantes de
caminos. ¡Siempre se les ha juzgado como enemigos!

Siempre los han combatido desconociendo los convenios de Ginebra [5], el derecho de
gentes, el DIH, incluso los calatalogaron como una “amenaza terrorista” en un régimen
ilegal y paramilitar que se enclaustró en el poder con una política criminal de “seguridad
democrática”. ¡Hasta intentaron refundar la patria! Contra esa justicia debe haber un
reproche total por parte de los presos políticos de connivencia o ruptura colectiva. No se
puede aplicar esa justicia a los presos políticos. Deben los presos políticos denunciar tanta
injusticia que se ha cometido contra ellos, tienen el derecho de hacerlo en la Jurisdicción
Especial para la Paz, tiene derecho de castigar al tirano, es preciso que el pueblo sepa la
verdad.

Los preso políticos no deben ningún respeto a las leyes que los persiguen y condenan, hay
que desaprobarlas no asistiendo a las audiencias y juicios amañados donde les esperan
largas condenas ¿Acaso no ha sido este régimen neoliberal el responsable de la miseria en
que vive el pueblo colombiano? Los rebeldes e insurgentes no son responsables de la
tragedia que vive Colombia, son verdaderos luchadores sociales que tienen una
oportunidad para que la historia los absuelva.

Se trata pues de que los presos políticos se dignifiquen mediante el proceso político que se
desarrolla en La Habana, Cuba, que trata de ponerle fin a uno de los conflictos más
antiguos del hemisferio occidental, de una guerra que desató un régimen oligárquico
contra el pueblo colombiano; es hora de poner en tela de juicio todo su andamiaje
jurídico, como decía el maestro Eduardo Umaña Mendoza: "Son los mejores defensores, la
gente, el pueblo es quien debe organizarse, quien debe defenderse, nosotros somos
técnicos pero ellos son realmente los jugadores, a ellos uno se les debe. El aparato de
justicia está hecho para los de arriba, sus normas son para defender a los privilegiados.
Los luchadores populares, los desaparecidos, los asesinados y sus familiares recorren el
camino hasta llegar a encontrarse nuevamente con la impunidad, el rostro de hierro estará
siempre custodiado, pero si no hacemos lo necesario, si no asumimos la defensa, no
podemos defender y demostrar que ese aparato de la ’injusticia’ es un aparato de guerra,
de destrucción de los pobres, por eso es necesario defender o si no mejor renunciar". [6]

Algunas experiencias enseñan que esta estrategia judicial es posible, casos como el de
Dimitrov, Fidel Castro y otros demuestran que llegó la hora de levantarse contra tanta
arbitrariedad. Dimitrov por ejemplo. de manera valiente en un proceso ante un Tribunal
Alemán, frente a Goering, cuando el Reichstag había ardido, cuando los dirigentes del
Partido Comunista estaban en campos de concentración, no dejó de afirmar con orgullo
ser comunista; es decir que si la estrategia de connivencia o ruptura colectiva se da, los
acusados ya no estarán solitarios, serán militantes farianos o elenos si mientras ellos estén
presos sus camaradas en todos los frentes continúan la lucha por nuevos medios para
arrancarlos de las garras del enemigo [7]. Dimitrov, como su abogado y amigo Marcel
Willard, tenían la tendencia a expresarse en términos de lucha militar. Su relato alternativo
del proceso de Leipzig sería para los presos políticos colombianos de gran interés
didáctico. Ese movimiento Internacional de solidaridad cada día crece más y se debe
organizar a nivel nacional la amnistía e indulto para pedir la liberación de todos los presos
políticos. ¡Hoy en día renace la esperanza para los presos políticos colombianos!

Es la hora de la ofensiva jurídica desde la connivencia o la ruptura colectiva, es la hora de


atacar a los inquisidores, quienes desataron el terror contra el pueblo a través de
masacres, genocidios, falsos positivos, desapariciones forzadas, detenciones masivas [8] y
arbitrarias y contra la agonía que ha sufrido el pueblo colombiano; es la hora de los presos
políticos. Es la hora de tomar la iniciativa y ofensiva, es la hora del plan estratégico
jurídico, es la hora de arremeter contra los falsos testigos, contra las pruebas ocultas,
contra los expedientes de la Unidad de Contexto de la Fiscalía. Es la hora de desenmascar
a los verdaderos responsables de la sistemática y continua guerra sucia y terrorismo de
Estado que se ha desatado contra el pueblo colombiano. ¡Llegó la hora de sentar en el
banquillo de los acusados a los que por más de 60 años han perseguido y condenado a los
luchadores sociales: la cadena de mando demostrará quienes están detrás de todo este
andamiaje!

No se puede olvidar que el capitalismo en Colombia desde su nacimiento ha estado


asociado a la guerra sucia con la injerencia gringa, pues los últimos hechos del presidente
de la “paz” Juan Manuel Santos, han tensionado los diálogos de La Habana porque ¿Cómo
podría la insurgencia confiar en las promesas de un Gobierno que con su asociación a la
OTAN acentúa una perniciosa vocación injerencista y militarista? [9]. Los que defienden el
pensamiento crítico [10], las ideas del progreso y las convicciones del pueblo, son un
ejemplo de dignidad, son hombres y mujeres que deben entrar en procesos de
connivencia o ruptura colectiva y ser conscientes de su destino histórico hablando como
verdaderos revolucionarios en los estrados populares y tomando la ofensiva que ya nadie
podrá contener, ese día se instalará la Jurisdicción Especial de Paz.

[1] Foro TLC Colombia-Suiza y los derechos humanos, febrero 12 de 2010, ponencia de la
Unidad Investigativa Bolivariana.

[2] Fiscalía General de la Nación, resolución No. O1810 de octubre de 2012.

[3] Comunicado conjunto No. 64 “Acuerdo sobre las víctimas: sistema integral de verdad,
justicia, reparación y no repetición. Incluyendo la Juridisdicción especial para la paz y
compromiso sobre derechos humanos. La Habana-Cuba, 15 de diciembre de 2015.

[4] El Espectador, 31 de agosto de 2013.


[5] Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra de 1949,
CICR.

[6] Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, 20 de abril de 2004, Memoria y Justicia 6 años
de impunidad.

[7] Estrategia judicial en el proceso político, Jacques Vergues, Anagrama Colección


Argumentos.

[8] Una propuesta para los presos políticos de Arauca, Brigada Jurídica Eduardo Umaña
Mendoza, enero de 2008.

[9] IX Seminario internacional Marx vive, problemas de la paz y la guerra en el capitalismo


actual, Atilio Barón, Universidad Nacional de Colombia, 9 de marzo de 2015.

[10] Miguel Ángel Beltrán Villegas y su monumental obra intelectual sobre el pensamiento
crítico, Wldarico Flórez Peña, Anncol, enero 5 de 2016.

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