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“El acusado… por ninguna razón del mundo callará lo que debe decir” El juicio
del cuartel Moncada y la historia me absolverá. Fidel Castro
Este documento va dirigido a los 9500 presos políticos que han sido privados de la libertad
y que se encuentran en las cárceles y mazmorras del régimen oligárquico, a todos esos
combatientes populares que sufren las atrocidades y humillaciones por parte del Inpec y a
los defensores que han apoyado y denunciado las horribles prácticas de la Fiscalía y los
organismos de inteligencia del Estado, la arbitraria administración de justicia, la
judicialización de la protesta social, las capturas ilegales en masa contra dirigentes
políticos, populares, sindicales y sociales y contra simples campesinos y ciudadanos por la
utilización de testigos ocultos, informes secretos y testimonios de desertores e informantes
que fabrican grabaciones violando el debido proceso, el derecho de defensa, la presunción
de inocencia, el derecho a la libertad, entre otros. [1]
Este documento va dirigido a todos los familiares desplazados por la guerra que aspiran a
que se les garantice el derecho a una vida digna, a su integridad y a vivir en paz; a los
colegas defensores por su valiente labor, por su dedicación, claridad y consecuencia,
quienes en desigual ejercen la protección de los derechos de los acusados asumiendo los
procesos hasta descubrir una verdadera telaraña jurídica.
Se exige justicia verdadera, no más juicios amañados, testigos ocultos, falsos testimonios,
violación de los derechos fundamentales de los detenidos, no más irespeto a la defensa, al
debido proceso, a la presunción de inocencia, a la libertad, al secreto sumarial, a la
práctica de pruebas, se exigen juicios justos e imparciales, cese a las represalias contra la
oposición, fin de la criminalización de la protesta social. Llegó la hora de defenderse desde
la ruptura colectiva, esa es otra estrategia judicial que implicaría un trabajo de orientación
política para todos los abogados defensores de presos políticos, para dirigir colectivamente
esta postura de rebeldía.
La justicia viene actuando para tener procesos contra los presos políticos que serán objeto
de amnistías o indultos: los partidos de izquierda, los intelectuales, académicos,
defensores de DDHH, abogados, entre otros. La ruptura colectiva debe ser una respuesta
ética y moral, todos los montajes judiciales deben pasar a un segundo plano, así como las
circunstancias de la acción, se debe hacer un cuestionamiento político al orden público y a
las políticas punitivas del Estado. Es hora de acusar a los jueces y fiscales que son los
responsables de la persecución y enjuiciamiento de los presos políticos colombianos, de
eso se deberá encargar la nueva Jurisdicción Especial para la Paz. Es hora de atacar a los
acusadores e investigadores.
Los presos políticos deben aprender a defenderse de otra manera, no tiene sentido que
sigan asistiendo ante un sistema judicial que históricamente los ha perseguido, acusado y
condenado con penas absurdas y multas impagables ¿Qué sentido tiene darle elementos
probatorios a un ente que se ha dedicado a perseguir y criminalizar a los luchadores
sociales y a los que han ejercido el derecho de rebelión frente a unas políticas de
terrorismo de Estado? No se pueden respetar las leyes que fueron creadas por un
legislativo copado por el narcotráfico y el paramilitarismo, hay que cuestionarlas
abiertamente o acaso ¿Existe algún mandatario condenado por la comisión de
absoluciones?
El campo de batalla de los presos políticos hoy es la connivencia o la ruptura colectiva, esa
debe ser la estrategia de inviolabilidad jurídica. Si se va a crear una Jurisdicción Especial
para la Paz [3] sin participación de la organización rebelde de las Farc-EP, debe ser allí
donde se denuncie la desaparición de personas, los más de 85 mil desaparecidos [4].
También la comisión para el esclarecimiento de la verdad será el escenario donde los
presos políticos puedan denunciar los hechos que dieron origen al conflicto como el
genocidio de la Unión Patriótica, porque estos graves crímenes de Estado no deben
quedar en la impunidad. En esa jurisdicción de paz los presos políticos deben contar con
las garantías para que haya verdad, justicia, reparación y no repetición, frente a la
angustia que ha vivido el pueblo colombiano por la violencia estatal, terrorismo de Estado,
persecución y muerte; será con esa jurisdicción con la que se establecerá un compromiso
real para la promoción, el respeto y la garantía de los DDHH.
Se está creando una nueva ley positiva que será la que se encargue de garantías
procesales para los presos políticos. Los actuales Código Penal y Procesal Penal no tienen
elementos jurídicos que permitan una verdadera defensa técnica. Las penas establecidas
allí obedecen a un criterio de enemigo interno, de terroristas, de narcotraficantes, como
en otras épocas también los judicializaron como bandidos, chusmeros, asaltantes de
caminos. ¡Siempre se les ha juzgado como enemigos!
Siempre los han combatido desconociendo los convenios de Ginebra [5], el derecho de
gentes, el DIH, incluso los calatalogaron como una “amenaza terrorista” en un régimen
ilegal y paramilitar que se enclaustró en el poder con una política criminal de “seguridad
democrática”. ¡Hasta intentaron refundar la patria! Contra esa justicia debe haber un
reproche total por parte de los presos políticos de connivencia o ruptura colectiva. No se
puede aplicar esa justicia a los presos políticos. Deben los presos políticos denunciar tanta
injusticia que se ha cometido contra ellos, tienen el derecho de hacerlo en la Jurisdicción
Especial para la Paz, tiene derecho de castigar al tirano, es preciso que el pueblo sepa la
verdad.
Los preso políticos no deben ningún respeto a las leyes que los persiguen y condenan, hay
que desaprobarlas no asistiendo a las audiencias y juicios amañados donde les esperan
largas condenas ¿Acaso no ha sido este régimen neoliberal el responsable de la miseria en
que vive el pueblo colombiano? Los rebeldes e insurgentes no son responsables de la
tragedia que vive Colombia, son verdaderos luchadores sociales que tienen una
oportunidad para que la historia los absuelva.
Se trata pues de que los presos políticos se dignifiquen mediante el proceso político que se
desarrolla en La Habana, Cuba, que trata de ponerle fin a uno de los conflictos más
antiguos del hemisferio occidental, de una guerra que desató un régimen oligárquico
contra el pueblo colombiano; es hora de poner en tela de juicio todo su andamiaje
jurídico, como decía el maestro Eduardo Umaña Mendoza: "Son los mejores defensores, la
gente, el pueblo es quien debe organizarse, quien debe defenderse, nosotros somos
técnicos pero ellos son realmente los jugadores, a ellos uno se les debe. El aparato de
justicia está hecho para los de arriba, sus normas son para defender a los privilegiados.
Los luchadores populares, los desaparecidos, los asesinados y sus familiares recorren el
camino hasta llegar a encontrarse nuevamente con la impunidad, el rostro de hierro estará
siempre custodiado, pero si no hacemos lo necesario, si no asumimos la defensa, no
podemos defender y demostrar que ese aparato de la ’injusticia’ es un aparato de guerra,
de destrucción de los pobres, por eso es necesario defender o si no mejor renunciar". [6]
Algunas experiencias enseñan que esta estrategia judicial es posible, casos como el de
Dimitrov, Fidel Castro y otros demuestran que llegó la hora de levantarse contra tanta
arbitrariedad. Dimitrov por ejemplo. de manera valiente en un proceso ante un Tribunal
Alemán, frente a Goering, cuando el Reichstag había ardido, cuando los dirigentes del
Partido Comunista estaban en campos de concentración, no dejó de afirmar con orgullo
ser comunista; es decir que si la estrategia de connivencia o ruptura colectiva se da, los
acusados ya no estarán solitarios, serán militantes farianos o elenos si mientras ellos estén
presos sus camaradas en todos los frentes continúan la lucha por nuevos medios para
arrancarlos de las garras del enemigo [7]. Dimitrov, como su abogado y amigo Marcel
Willard, tenían la tendencia a expresarse en términos de lucha militar. Su relato alternativo
del proceso de Leipzig sería para los presos políticos colombianos de gran interés
didáctico. Ese movimiento Internacional de solidaridad cada día crece más y se debe
organizar a nivel nacional la amnistía e indulto para pedir la liberación de todos los presos
políticos. ¡Hoy en día renace la esperanza para los presos políticos colombianos!
[1] Foro TLC Colombia-Suiza y los derechos humanos, febrero 12 de 2010, ponencia de la
Unidad Investigativa Bolivariana.
[3] Comunicado conjunto No. 64 “Acuerdo sobre las víctimas: sistema integral de verdad,
justicia, reparación y no repetición. Incluyendo la Juridisdicción especial para la paz y
compromiso sobre derechos humanos. La Habana-Cuba, 15 de diciembre de 2015.
[6] Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, 20 de abril de 2004, Memoria y Justicia 6 años
de impunidad.
[8] Una propuesta para los presos políticos de Arauca, Brigada Jurídica Eduardo Umaña
Mendoza, enero de 2008.
[10] Miguel Ángel Beltrán Villegas y su monumental obra intelectual sobre el pensamiento
crítico, Wldarico Flórez Peña, Anncol, enero 5 de 2016.