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Los ácidos grasos son los principales constituyentes de los triglicéridos que son los lípidos
alimentarios a los que comúnmente denominamos grasa.
Las grasas junto con hidratos de carbono y proteínas son los principales compuestos que se
incorporan a nuestro organismo mediante la ingesta de alimentos. La principal fuente de energía
proviene de las grasas, de manera que éstas se consideran como el eje de los recursos
energéticos en el ser humano.
Saturados
Monoinsaturados (ácido oleico) Poliinsaturados
(ácidos ω6 y ω3)
Trans: que provienen de productos de fabricación industrial y se consideran
perjudiciales para nuestro organismo.
Se requiere un equilibrio entre el consumo de los diferentes tipos de ácidos grasos. En general,
se recomienda una ingesta baja en ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans y un mayor
consumo de ácidos monoinsaturados y poliinsaturados.
Dentro de la familia de los poliinsaturados caben destacar los ácidos grasos linoleico y alfa-
linolénico por ser los llamados ACIDOS GRASOS ESENCIALES (EFA´S). Estos compuestos son
los precursores de la serie ω6 y ω3 respectivamente y se denominan esenciales debido a que
nuestro organismo no los puede sintetizar, de manera que se deben ingerir a través de la dieta.
Estos EFA´s tienen funciones primordiales en el cuerpo, como por ejemplo la formación de
hormonas (prostaglandinas, leucotrienos y tromboxanos entre otras) así como también son
componentes esenciales de las membranas celulares.
FUENTES ALIMENTARIAS DE LOS ÁCIDOS GRASOS
En general se puede considerar que los ácidos grasos saturados abundan en los productos de
animales terrestres (carnes, huevos, grasas para untar y leches y derivados) así como en
los a c e i t e s de co co y de p a l m a . Los á c i d o s g r a s o s monoinsaturados, principalmente
el oleico, se encuentra en el aceite de oliva. Entre los ácidos grasos de la serie ω6 el más
abundante es el linoléico que se encuentra principalmente en los aceites de semillas aunque
también, en menor cantidad en verduras, frutas, frutos secos y cereales. Finalmente, dentro
de los ácidos grasos de la serie ω3 el alfa linolénico se encuentra en cantidades
pequeñas aunque suficientes en los alimentos que suelen estar presentes en la dieta. Los
otros dos ácidos grasos importantes de la serie (el docosahexaenoico y el eicosapentaenoico )
se encuentran de manera casi exclusiva en animales acuáticos, principalmente en aquellos
provenientes de aguas frías (pescado azul). También contiene ácidos grasos ω3 en cantidades
importantes el aceite de linaza.
Cabe destacar que aunque en general la leche y derivados son ricos en grasas saturadas, la
leche humana es una excepción por dos motivos:
Contiene una menor proporción de grasa saturada. Contiene una mayor cantidad de
ácidos ω3 y no sólo en forma de alfa-linolénico sino que
también están presentes el eicosapentaenoico y el
docosahexaenoico que cumplen importantes funciones en el
desarrollo del recién nacido, principalmente en
el desarrollo del sistema nervioso y de la retina.
INGESTAS RECOMENDADAS
En general para la población adulta se recomienda que el consumo de grasa represente entre
un 30 y un 35 % del aporte total de energía. Si lo desglosamos en las diferentes clases de
ácidos grasos existentes:
Las grasas saturadas no deben aportar más del 10 % del total de energía.
El ácido graso mayoritario debe ser el oleico (aceite de oliva) que debe suponer entre
un 15 y un 20% del total de energía
El 5% restante debe proceder de los ácidos grasos
poliinsaturados ( 4% los ω6 y un 1% los ω3).
BENEFICIOS DE LOS ω3
Efectos anticancerígenos de los ω3: Se cree que el 80% de los tumores malignos son
provocados por factores ambientales y hábitos de vida, de manera que se considera que podrían
ser evitados mediante cambios en la dieta. El consumo de ácidos grasos ω3 contribuye a
prevenir el cáncer de mama, próstata y colon entre otros así como a reducir el riesgo de
metástasis en enfermos de cáncer ya que se ha demostrado que los ω3 tienden a reducir el
crecimiento de células cancerígenas así como a reducir la movilidad de las mismas.
Reducción del riesgo cardiovascular: el consumo de ω3 reduce el riesgo vascular por varios
motivos:
ÁCIDOS GRASOS
Ácido esteárico
Las grasas que proceden de la manteca de cacao, contienen una gran proporción de ácido
esteárico, un ácido graso saturado que, a diferencia de otros ácidos grasos, no aumenta el nivel
de colesterol en la sangre.
El hígado convierte al ácido esteárico rápidamente en ácido oleico, y por tanto a pesar de ser
saturado eleva poco el colesterol.
El aporte de ácidos grasos saturados no debe sobrepasar del 10% del aporte calórico global, es
decir de unos 15-29 g. al día.
Este isómero del ácido oleico, no es natural. Es un producto que se forma industrialmente para
la fabricación de margarinas a partir de ácido oleico y del ácido linoleico. Las margarinas suelen
tener un 18-20 % de acidos grasos trans.
Eleva el colesterol LDL y disminuye el HDL y eleva también la LPA. Aumenta el riesgo de
trombosis al aumentar la agregación plaquetaria por bloquear la delta-6-desaturasa, lo que frena
la producción de DGLA (ácido dihomogammalinolénico) de la serie ω6 y el metabolismo de los
ω3. Su presencia en la bollería industrial es del orden del 5-7% del producto.
Sin embargo elevan menos el colesterol que la mantequilla. Para elevar el colesterol un 9% se
necesitan 200g de margarina o 50 g de mantequilla.
Acido Palmítico
Aumenta el colesterol y el LDL cuando sustituyen en la dieta a los Hidratos de carbono u otro
tipo de grasa.
Ácido Oleico
En el aceite de oliva, colza y cacahuete, el ác. Oleico se encuentra en la posición 2 del glicerol y
esto comporta el aumento del ratio HDL/LDL, aumento de la ApoA1 y descenso de los
triglicéridos.
Sin embargo el ác. Oleico que se encuentra en las grasas animales (cerdo y buey) y en
determinados pescados (arenques y caballa) no se encuentra en posición 2 en la molécula
del
triglicérido y como consecuencia es poco absorbido.
Su presencia como aporte de insaturados en las lipoproteínas circulantes, bloquea que haya
un exceso de poliinsaturados, que las harían muy vulnerables a la oxidación por los
radicales libres.
Los polifenoles del aceite de oliva extra virgen (hidroxitirasol y oleuroprin) estimulan la formación
de Oxido Nítrico (NO), que se libera de los macrófagos y tiene acción “antiateromatosa”.
Los monoinsaturados deben representar el 15-20% del aporte calórico total, es decir de 35-40 gr
por día con una alimentación moderadamente hipoglucídica y normolipídica.
Si el ác. oléico está bajo y los niveles de ácido esteárico son altos, se debería aumentar el
consumo de aceite de oliva y suplementar con cofactores del enzima desaturasa como son la
niacina o vitamina B3, vitamina B6, vitamina C, zinc y magnesio.
Ácido Gamma-linolénico:
Está presente en los aceites de borraja y onagra. El organismo lo puede sintetizar a partir del
ácido linoléico por acción de la delta 6 desaturasa.
Aceite de borraja
Si los niveles de DGLA son bajos y altos los de Ácido Araquidónico (AA), entonces se
recomienda tomar exclusivamente aceite de oliva para cocinar, reducir el consumo de aceites
vegetales, suplementar con EPA, el cual disminuye la actividad de la delta-5-desaturasa.
Comer una dieta pobre en azúcar, relativamente alta de proteínas y carbohidratos
complejos (judías, vegetales completos y frutas).
Si está alto LA y también el AA, entonces se recomienda utilizar sólo aceite de oliva para cocinar,
evitar todo el resto de aceites vegetales, evitar las margarinas y productos con margarinas
añadidas.
Si está alto LA y bajo el DGLA, se recomienda consumir aceite de primosa, aceite de borraja,
aceite de semilla de grosella negra. Si además también está bajo el ácido AA, entonces el
problema es más severo y se recomienda tomar yemas de huevo, carne magra, ternera libre de
esteroides.
Puede sintetizarse a partir del linoleico, gamma linoleico, dihomo gama linoleico.
Importancia en la visión
Se sintetiza a partir del EPA con bajo rendimiento. No interviene en la síntesis de icosanoides.
Se encuentra en valores altos en las membranas de la retina. Su déficit puede producir lesiones
en la misma.
“In vitro” en cultivo de tejidos, e “in vivo” con animales, se ha visto que los omega-3
(especialmente DHA) interviene en la regulación de la expresión genética, a través de la
actividad de determinados factores de transcripción (proteínas que alteran la transcripción
genética por unión a los elementos de la respuesta específica en los genes diana).
Entre los factores de transmisión modulados por los omega-3, está el NF-Kappa B y miembros
de la familia PPAR (peroxisome proliferator- activated receptor).
Se recomienda en los casos en que exista déficit de este ácido graso, consumir pescados de
aguas frías, salmón, sardinas o anchoas, atún, trucha salvaje…
Eicosapentanoico (EPA)
Puede ser sintetizado por el organismo a partir del Linolénico pero con un rendimiento muy bajo
que casi lo sitúa como esencial en la especie humana. Además esta capacidad de síntesis
disminuye en el anciano, los diabéticos y en casos de hipercolesterolemia.
Se recomienda en los casos en que exista déficit de este ácido graso, consumir
pescados de aguas frías, salmón, sardinas o anchoas, atún, trucha salvaje…
Los aceites vegetales que contienen cantidades grandes de ese ácido pueden ser
usados como alternativa por los vegetarianos. La linaza y el aceite de linaza son
fuentes particularmente ricas en ácido a-linoleico.
Si está bajo consumir: aceite de semilla de lino, nueces y su aceite, frutos secos y
semillas, verduras de hoja verde.
La grasa se utiliza para producir energía y como material esencial para la formación
de membranas. En este sentido, el embarazo y la lactancia imponen necesidades
nutri- cionales especiales para el par madre-feto/lactante. La mayoría de las
investigaciones llevadas a cabo sobre las necesidades de grasa durante el
embarazo y la lactancia desde el último informe del grupo de expertos FAO/WHO
(FAO, 1994) se han centrado prin- cipalmente en los ácidos grasos poliinsaturados
(PUFA), y entre todos ellos, el DHA y el AA son los que han recibido mayor
atención. Además, se ha dedicado especial atención a los ácidos grasos
insaturados producidos industrialmente a partir de aceites vegetales parcialmente
hidrogenados, conocidos habitualmente como ácidos grasos trans o TFA. Las
principales influencias funcionales asociadas al consumo de grasas y ácidos gra-
sos en el lactante se centran en la madurez visual y cognitiva, la función
inmune y el crecimiento. En la madre, en la tolerancia a la glucosa, la pre-
eclampsia y la salud psí- quica. En el par madre-feto, el estudio de mayor interés
se centra en el mantenimiento
del embarazo desde el inicio hasta su finalización.
Investigaciones básicas han confirmado que los PUFA de cadena larga
(LCPUFA) son componentes esenciales del sistema nervioso central perinatal (que
crece a una gran velocidad). A la hora de determinar los requerimientos de
lactantes prematuros, puesto que se desconoce si los LCPUFA de la dieta
(principalmente DHA) se dirigen preferen- temente al cerebro, se cree conveniente
considerar su acumulación en cualquier otro órgano distinto al mismo. A diferencia
de otros nutrientes como el folato, cuyo aporte es crucial en el momento de la
concepción, es probable que un aumento en la ingesta de LCPUFA en algún
momento del embarazo o la lactancia pueda resolver, al menos parcialmente,
una ingesta insuficiente anterior al momento de concepción o padecida durante las
primeras semanas de gestación. Los estudios clínicos han llevado a estable- cer un
consenso sobre la necesidad para los niños prematuros de recibir un aporte de los
LCPUFA: DHA y AA para optimizar funciones visuales y neuronales. Además,
nu- merosos estudios sugieren que esta ingesta es también conveniente para los
lactantes nacidos a termino.
Las dietas típicas resultantes de la producción industrial cuentan con los aceites
de semillas para que proporcionen suficientes cantidades de LA, precursor del
AA. Su consumo está altamente consolidado en países desarrollados, ya que, a
medida que las sociedades en vías de desarrollo acumulan riquezas, el
consumo de este tipo de grasa parece verse favorecido frente al de otras
grasas con una relación LA/ALA más adecuada (Ghafoorunissa, 1996;
Ghafoorunissa, 1998; Ghafoorunissa, 2005). Tanto el LA como el ALA compiten por
los mismos sistemas de enzimas en la biosíntesis de LC- PUFA y, lo que es aún
más importante, para su incorporación a las membranas. Un alto contenido de LA
reduce el contenido de LCPUFA n-3 en los tejidos mediante estos dos
mecanismos, de ahí que la investigación sobre los requerimientos de ácidos grasos
en la etapa perinatal se haya centrado principalmente en la suficiencia de n-3 para
la madre y el lactante. Se ha puesto especial énfasis en el DHA, con algunos
trabajos sobre EPA
BIBLIOGRAFIA
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