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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA
EDUCACIÓN SUPERIOR
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS
LLANOS EZEQUIEL ZAMORA
(UNELLEZ-APURE)

VISION GENERAL DEL PROCESO.

Profesor. Participante:
David Perez.
C.I 12.903.756
Diki Jara.
C.I. 16.000.872
Kervin Garcia.
C.I. 27.799.778

II Año de Derecho Sección ¨B¨

El Recreo, Abril 2018.


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ÍNDICE GENERAL
pp.
INTRODUCCIÓN
4
VISION GENERAL DEL PROCESO.

LA JURISDICCION.…………….…………………………………………………. 8

Nociones sistemáticas fundamentales…...………………………………………… 8

Diversas acepciones……………………………………………………………….. 13

Origen de la jurisdicción…………………………………………………………... 17

Posición de la jurisdicción dentro del orden jurídico……………………………… 21

Concepto del acto jurisdiccional…………………………………………………... 22

Elementos del acto jurisdiccional………………………………………………….. 22

Forma de la jurisdicción…………………………………………………………… 23

Contenido de la jurisdicción……………………………………………………….. 23

Función de la jurisdicción…………………………………………………………. 24

Definición de la jurisdicción………………………………………………………. 26

Alcance de la definición…………………………………………………………... 27

Tipos de garantías jurisdiccionales………………………………………………... 30

Extensiones del concepto de jurisdicción…………………………………………. 31

La jurisdicción contenciosa………………………………………………………... 32

La jurisdicción voluntaria…………………………………………………………. 32

La jurisdicción disciplinaria……………………………………………………….. 35

La jurisdicción de derecho y la jurisdicción de equidad…………………………... 38

Los dos momentos de la jurisdicción…………………………………………….... 39


3

La cognición………………………………………………………………………….. 39

La ejecución forzada…………………………………………………………………. 39

La jurisdicción y otras funciones del Estado…………………………………………. 39

LA ACCIÓN………………………………………………………………………… 46

Concepto…………………………………………………………………………... 46

La relatividad del concepto de acción…….……………………………………….. 46

Autonomía de la acción……...…………………………………………………….. 48

Acción y Justicia……………..……………………………………………………. 49

Acción y derecho subjetivo……………………………………………………….. 49

Acción y pretensión………………………………………………………………... 51

Acción y demanda…………………………………………………………………. 51

EL PROCESO Y SUS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES…............................... 52

CONCLUSIÓN……………………………………………………………………… 65

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………….. 68
4

INTRODUCCION.

El analizar y definir las nociones de jurisdicción, acción y proceso, no ha


sido una tarea de los nuevos tiempos, ni mucho menos una labor de fácil y rápida
realización, si bien el derecho procesal como disciplina científica, como un sistema
de ideas, conocimientos, categorías y conceptos, como un ordenamiento positivo
con sus instituciones y normas es hoy día independiente, hasta el siglo pasado se
explicó como un apéndice del derecho sustantivo y desde entonces se ha venido
tratando de armonizar nociones y de conformar una configuración conceptual de
estas instituciones.

Así pues, las nociones de orden sistemático que integran la disciplina del
derecho procesal, la conforman la jurisdicción, la acción y el proceso. Estas
nociones no sólo son fundamentales en el derecho procesal, sino que su estrecha
vinculación genera entre ellas un nexo de correlatividad, que hace que se
impliquen mutuamente, al punto que la definición del concepto que se adopta
sobre una de ellas, incide de manera inmediata en la estructura y constitución
contextual de la otra.

El conocimiento científico que se tenga de estas nociones, es esencial y


decisivo en la correcta interpretación y aplicación de cualquier ordenamiento
procesal, lo que supone en primer lugar tener comprensión y conocer las bases
teóricas sobre las cuales se sustentan las nociones de jurisdicción, acción,
proceso y pretensión, tanto en la doctrina nacional como en la extranjera.

No obstante, puede observarse que en muchas ocasiones, se hace uso


incorrecto de la terminología o definiciones de estas nociones, otras veces se
utiliza sinonimia para expresar sus significados, no sólo a nivel de opiniones
5

doctrinarias y textos de estudios, sino también en sentencias de tribunales de


instancias, del Tribunal Supremo de Justicia e incluso en textos legales.

En consecuencia se genera en el ámbito jurídico una sombra de confusión,


en lo relativo a la verdadera significación de las nociones, constantemente puede
verse la utilización de la palabra “jurisdicción” asimilándose a competencia, por
ejemplo cuando se dice “jurisdicción civil, jurisdicción penal, jurisdicción laboral,
jurisdicción administrativa”, cuando lo que se quiere denotar es la “competencia
civil, competencia penal, competencia laboral, competencia administrativa;
teniendo en cuenta que la jurisdicción es una potestad del Estado de administrar
justicia, que es única, que se ejerce a través de los órganos judiciales, mientras
que la competencia vendría a ser una asignación del conocimiento de
determinadas materias, en determinados territorios, por determinados valores o
intereses económicos.

De igual manera acontece cuando se quiere asimilar el proceso al


procedimiento y se manifiesta entonces “proceso penal, proceso civil, proceso
mercantil, proceso laboral, etcétera, siendo el proceso único y lo que varía es el
procedimiento. El proceso es una relación jurídica, es un medio, un mecanismo,
un vínculo a través del cual siguiendo un procedimiento determinado se tutelan
ciertos intereses jurídicos. El proceso es una institución común a todas las ramas
del derecho procesal, en las que siempre cuenta con idénticas características que
le son esenciales.

Del mismo modo sucede cuando se confunde acción con procedimiento, y


se afirma que: “la acción de amparo se caracteriza por su celeridad”, cuando en
realidad lo que se quiere indicar es que, el procedimiento está investido de
celeridad.
6

En el mismo sentido sucede cuando se confunde acción con pretensión,


error regularmente cometido en tribunales, en casos frecuentes, en los que la
sentencia establece: Se declara “con o sin lugar la acción”, cuando lo que se
declara “con o sin lugar es la pretensión” del demandante o solicitante, contenida
en su escrito de demanda o solicitud.

Esta confusión ha incidido en que autores como el mexicano Pallares


(1941, citado por Rodríguez, 1957, 15), afirmen que: “…el estado actual de la
ciencia del proceso se presenta como en el caos conceptual que siguió a la
distinción intentada por Winscheid entre la actio romana y el Klagerech del
derecho germano”.

Sobre la base de esta situación, advertir el futuro del derecho procesal no


genera mucho optimismo. La solución del problema jurídico que representa, tanto
el desconocimiento, como el uso incorrecto de la terminología procesal, que
incluso puede acarrear una incorrecta aplicación del ordenamiento jurídico, no se
va a encontrar en constituciones, códigos, textos legales, o decisiones de
tribunales.

En atención a las consideraciones anteriores, es fundamental entonces


despejar esas dudas yendo más al fondo, en la necesidad de establecer
definiciones y características para contribuir en el adecuado manejo terminológico
de esas nociones, y precisar, cómo deberían entenderse las nociones de
jurisdicción, acción, proceso y pretensión, como instituciones básicas que integran
la disciplina del derecho procesal.

Es así como el presente trabajo constituirá una investigación descriptiva de


desarrollo conceptual, sobre la base de una revisión bibliográfica y el uso de
7

técnicas y análisis de documentos, lo que permitirá efectuar un análisis inductivo-


deductivo para de ese modo cumplir con los objetivos propuestos.

Con el presente trabajo se pretende demostrar desde un punto de vista


práctico, que un estudio sistematizado de las Nociones de Jurisdicción, Acción
Proceso como Instituciones Básicas que Integran la Disciplina del Derecho
Procesal, puede servir como punto de partida para futuras investigaciones, que
aporten criterios para establecer definiciones, delinear características y contribuir
en la generación de conocimientos que faciliten su adecuado manejo
terminológico tanto en el aspecto académico, en el ejercicio de la profesión de
abogados y en el ámbito de los operadores de justicia.

Entre los conceptos más importantes utilizados, se encuentran el de


proceso, ciencia del proceso, derecho procesal, jurisdicción, acción, pretensión
entre otros, los cuales tienen relación directa con la materia a tratar nociones de
jurisdicción, acción, proceso y pretensión como instituciones básicas que integran
la disciplina del derecho procesal.
8

VISION GENERAL DEL PROCESO.

LA JURISDICCION.

Nociones sistemáticas fundamentales.

El método de elección de un tercero para que se encargue de resolver


conflictos de intereses intersubjetivos; la necesidad de encontrar a la persona o a
la institución más idóneo para encargarse de realizar esta trascendente función
dentro del grupo social; la exigencia e desconcentrar la actividad antes descrita en
órganos distintos del poder central y, finalmente, la concentración de la referida
actividad en el Estado, adquiriendo esta la calidad de función pública, son
expresiones históricas de la evolución de la jurisdicción.
A continuación presentaremos una descripción de las teorías más
conocidas, concebidas para explicar la naturaleza jurídica de la jurisdicción.

Teoría organicista.

Si bien esta teoría es en el fondo una variante de lo que mas adelante se


desarrollará con el nombre de teoría subjetiva, le concedemos un tratamiento
aparte debido a que tiene básicamente un valor histórico.
La teoría organicista carece de cultores o defensores en los estudios
científicos del proceso, aunque se le reconoce un mérito: su cuestionamiento sirvió
para enriquecer la temática de la jurisdicción. Se sustenta en una concepción
rígida de la teoría de la separación de los poderes del Estado. Así, considera que
la naturaleza de los actos depende de los órganos que la realizan, por tanto, serán
actos jurisdiccionales aquellos que emanan del poder judicial, más
específicamente de sus órganos.
9

Como resulta evidente, la teoría no resiste el más elemental análisis. Así,


bien sabemos que los órganos jurisdiccionales no concretan únicamente actos
jurisdiccionales, sino que en muchos casos autorregulan su funcionamiento
realizando actos administrativos. Inclusive hay algunos actos realizados por
órganos que forman parte del poder judicial, como el ejemplo del Consejo
Ejecutivo del poder judicial, que expide solo resoluciones administrativas. Por otro
lado, hay órganos que no pertenecen al poder judicial, pero realizan actos
destinados a tramitar y solucionar conflictos llevando a cabo una actividad que
podría ser calificada de jurisdiccional.

Refiriéndose a esta teoría Hoyos Henrechson afirma:

“La teoría organicista es de un simplismo inadmisible y, por consiguiente, no


es de extrañar que ella sea reputada absolutamente insuficiente para satisfacer las
necesidades teórico – prácticas. En verdad, con ella se hace difícil, si no
imposible, distinguir los actos jurisdiccionales, por una parte, de los actos
legislativos y de los actos administrativos, por otra”.

Teoría subjetiva.

El punto de partida de esta teoría es la consideración de que la jurisdicción


tiene como objeto la tutela de los derechos subjetivos de los particulares, mediante
la aplicación de la norma general al caso concreto. A esta teoría, que Monroy
Cabra la atribuye a Gerber y Hellwig, se le imputa la imposibilidad de explicar los
casos en los que hay actividad jurisdiccional sin que haya derecho subjetivo
violado, como por ejemplo en los casos en que se resuelve una incertidumbre
jurídica, los que, como sabemos, concluyen en una declaración de mera certeza.
10

Por otro lado, dado que el derecho subjetivo no es otra cosa que un interés
individual con protección jurídica, la afirmación de esta teoría nos conduciría a una
conclusión tautológica: la jurisdicción sería la tutela de la tutela, o expresándonos
de otra manera, sería el derecho subjetivo de los derechos subjetivos.

Asimismo, según esta teoría la función jurisdiccional carece de contenido


propio: sólo está conformada por aspectos formales; razón por la cual se distingue
por la calidad (o cualidad) del órgano estatal que la actúa. Sin embargo, cuando
anteriormente cuestionamos la teoría organicista, descartamos con variados
ejemplos la tesis de que es el órgano quien determina la función, porque son
precisamente los rasgos particulares de esta los que califican a aquel.

Teoría objetiva.

Como es fácilmente comprensible, en contraste con la teoría antes


desarrollada, la teoría objetiva parte de la consideración de que la jurisdicción
tiene por fin la actuación del derecho objetivo en el caso concreto, a efectos de
asegurar su vigencia.

Una de las críticas más severas que se hace a esta teoría, es su


incapacidad para lograr un discernimiento entre el acto jurisdiccional y el acto
administrativo, dado que este último, como sabemos, también supone la actuación
del derecho objetivo a casos concretos.

Otra crítica severa, es que a través de ella no se puede explicar por qué si
siendo el fin de la jurisdicción la actuación del derecho objetivo, el inicio de su
actividad sólo ocurre excepcionalmente de oficio y requiere regularmente la
petición de un justiciable. Propongamos la objeción como pregunta: ¿cómo puede
11

concebirse que un órgano estatal no pueda cumplir este cometido


espontáneamente, sino sólo cuando se lo exige un particular?

La teoría objetiva según Carnelutti.

En opinión de Carnelutti, la jurisdicción tiene como función la justa


composición de la litis. Entendido este concepto como en conflicto de intereses
puesto a consideración del órgano jurisdiccional para recibir de él una solución
definitiva a través de la actuación del derecho objetivo que corresponde al conflicto
específico.

Tal vez la dificultad que encontramos en la teoría del gran maestro es ese
vínculo subjetivo que establece en su definición cuando incorpora el concepto de
justa a la composición de la litis. De alguna manera, parecería que la teoría
desconoce el carácter jurisdiccional de aquellos actos en los que se declara el
derecho pero con ausencia del valor justicia. Como no se puede aspirar a que los
órganos jurisdiccionales siempre acierten habría que admitir, siguiendo a
Carnelutti, que algunos actos, a pesar de contener decisiones de un órgano
jurisdiccional, no son actos jurisdiccionales, al carecer de la calidad de justos. Así,
por ejemplo, se le estaría negando naturaleza jurisdiccional a una sentencia que
posteriormente es revocada por un órgano jurisdiccional superior atendiendo a su
notoria injusticia.

La teoría objetiva según Redenti.

Suele decirse que la estructura interna de una norma jurídica contiene dos
partes: un precepto y una sanción. La primera es una hipótesis de hecho;
cumplida o incumplida esta se presenta la segunda parte que es la sanción. A
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partir de esta concepción, Enrico Redenti afirma que la jurisdicción es una función
que tiene por objeto la aplicación de sanciones.

Como se advierte, esta es una variante de la teoría objetiva clásica. La


crítica que se le hace a Redenti es que, al explicar su planteamiento, no se detiene
a precisar los alcances de una categoría que es definitiva para entender su teoría:
el concepto sanción. Por nuestro lado, nos parece que la reserva en precisar los
límites de la acepción del concepto es un acto intencional del autor, dado que a fin
de justificar la teoría es necesario ampliar el concepto de sanción a situaciones
totalmente ajenas a sus acepción jurídica más común.

La teoría objetiva según Calamandrei.

Tratando de superar las dificultades de la teoría de Redenti, Calamandrei


considera que la jurisdicción tiene como función garantizar el cumplimiento de las
normas jurídicas vigentes en un Estado. El planteamiento es el siguiente: las
normas jurídicas son regularmente cumplidas en una sociedad, asegurándose así
la vigencia de un Estado de Derecho. Sin embargo, en las ocasiones en que este
cumplimiento no ocurre, es indispensable contar con una actividad que asegure la
vigencia de la norma, dado que está en juego el destino de la sociedad: esta es la
función jurisdiccional.

Por esta razón, Calamandrei considera que la función jurisdiccional es


complementaria a la función legislativa, en tanto integra el proceso de producción
jurídica. En términos más simples: las normas jurídicas son creadas para ser
cumplidas, si tal acto no ocurre, la norma sería inútil. Para que ello no se presente,
es indispensable que se actúe la norma indefectiblemente y es necesario utilizar la
función jurisdiccional.
13

Participamos en gran medida de la teoría del maestro de Florencia. Sin


embargo, nos parece que más que una variante de la teoría objetiva, la tesis de
Calamandrei debe explicarse también en el sentido de que complementa y
actualiza la teoría de la sustitución propuesta por su maestro Chiovenda, la que
explicaremos enseguida.

Teoría de la sustitución.

Según Chiovenda, la jurisdicción es una “(...) función del Estado que tiene
por fin la actuación de la voluntad concreta de la ley mediante la sustitución, por la
actividad de los órganos públicos, sea al afirmar la existencia de la voluntad de la
ley, sea al hacerla prácticamente efectiva”. Con esta frase, el maestro de Bolonia
separa, identifica y convierte en trascendente el perfil sustitutivo del acto
jurisdiccional.

La teoría de la sustitución parte de un supuesto sólido: la jurisdicción, en su


aspecto funcional, consiste en la aplicación de la norma de derecho para la
solución del conflicto de intereses, en tanto este es puesto a la consideración de
un órgano jurisdiccional determinado, debido a que quien debió cumplirla
espontáneamente no lo hizo, siendo así, lo que la jurisdicción hace es reemplazar
la actividad que regularmente deben realizar los particulares, en su calidad d
sujetos pasivos de la norma jurídica. En la práctica, la sustitución propuesta por
Chiovenda es la del juez por el particular.

Diversas acepciones.

Etimológicamente la palabra jurisdicción, significa decir o declarar el


derecho. Desde el punto de vista, más general, la jurisdicción hace referencia al
poder del estado de impartir justicia por medio de los tribunales o de otros
14

órganos, como las Juntas de Conciliación y Arbitraje, en los asuntos que llegan a
su conocimiento, pero este concepto es empírico y no penetra al fondo del
problema científico. La noción de jurisdicción ha provocado muchas controversias
y dado lugar a diversas doctrinas.

En el derecho Romano, la palabra jurisdicción significaba al mismo tiempo,


algunas de las facultades que ahora se atribuyen al Poder Legislativo y las que
tienen los tribunales. Bonjean dice: “La etimología de la palabra Jurisdicción
permite dar a esta expresión un sentido muy amplio, que comprende el Poder
Legislativo lo mismo que el Poder judicial: en efecto, decir el derecho, es
reglamentar las relaciones sociales de los ciudadanos, sea creando la regla, sea
aplicándola. De hecho, es cierto que los Romanos no les repugnaba que sus
magistrados, no tan sólo supieran el silencio de la ley, si no que también con
demasiada frecuencia modificaran la ley por medio de edictos generales, a los que
colocaban entre las leyes propiamente dichas”. Cita diversos textos de Gayo para
demostrar esto último.

“La Jurisdicción es, pues, agrega, en el sentido más amplio, el poder de los
magistrados relativos a las contiendas (jurisdicción contenciosa) o relaciones
jurídicas (jurisdicción voluntaria), entre particulares, sea que este poder se
manifieste por medio de edictos generales, sea que se limite a aplicar a los litigios
que le son sometidos, las reglas anteriormente establecidas. (Tratado de Acciones
I, 51)”.

Estriche: define la jurisdicción como “el poder o autoridad que tiene alguno
para gobernar y poner en ejecución las leyes; y especialmente, la potestad de que
se hayan revestido los jueces para administrar justicia, o sea para conocer de los
asuntos civiles o criminales o así de unos como de otros, y decidirlos o
sentenciarlos con arreglo a las leyes”.
15

Caravantes abunda en las ideas de Estriche: “la palabra jurisdicción se


forma de Jus y dicere, aplicar o declarar un derecho, por lo que se dice, jurisdictio
a jure dicendo”. "Es, pues, la jurisdicción, la potestad publica de conocer de los
asuntos civiles y de los criminales o de sentenciarlos con arreglo a las leyes”. “La
jurisdicción se dice publica, ya por razón de su causa eficiente, por que emana de
la autoridad publica, ya por razón del sujeto, por que quien la ejerce es persona
jurídica, ya por razón del fin por que se dirige a la conservación del orden y de la
utilidad publica. Se dice que consiste en conocer y sentenciar los pleitos, por que
estos son los elementos que constituyen la jurisdicción, Notio et judicium. Notio, es
decir; el derecho de disponer que se practiquen todas las pruebas y demás
diligencias que sean necesarias para ilustrar el entendimiento y la inteligencia del
magistrado, sobre los puntos de hechos y de derechos que los litigantes presentan
a su decisión, lo que comprende también el llamamiento a juicio de las personas
que pueden ser útiles para la recta administración de justicia, vocatio. Judicium,
esto es, la facultad de leyes, declarando el derecho que corresponde a cada uno o
aplicándole la pena en que ha incurrido”. Además de estos elementos que
constituyen la jurisdicción va agregando a ella el mando o el imperio para que
tenga cumplido efecto sus prescripciones, pues sin él serian únicamente formulas
o disposiciones vanas.

Manresa y Navarro: “La jurisdicción es la potestad a que se le hayan


revestidos los jueces para administrar la justicia”.

Eduardo Eichmann dice, que la “jurisdicción en su sentido subjetivo es una


parte integrante del poder jurisdiccional y contiene la facultad de juzgar, correlativa
de la legislación, por que ha de determinar en cada caso cual es el derecho y en
que relación se encuentra en el orden legal”.
16

Guasp: “La jurisprudencia es una función publica de examen y actuación de


pretensiones.” También se dice de ella “que es el especial derecho y deber que en
el Estado reside de administrar justicia”.

Ugo Rocco: “La función jurisdiccional es la actividad con que el Estado,


interviniendo a instancia de particulares, procura la realización de los intereses
protegidos por el derecho, que han quedado insatisfechos por la falta de actuación
de la norma jurídica que los ampara”.

Carnelutti es original en sus doctrinas sobre la jurisdicción. Basándose en la


etimología de la palabra, sostiene:

Que en los procesos ejecutivos, no actúa la jurisdicción;


Que hay jurisdicción sin proceso y procesos sin jurisdicción;
Que el Poder Legislativo ejerce jurisdicción;
Que también la ejerce los contratantes cuando celebran un contrato;
Que la jurisdicción corresponde no solo al juez si no a toda persona
cuya declaración posea el carácter de la fuente de Derecho y;
En los procesos cautelares a los que dan nacimiento las acciones,
también cautelares, no se ejerce la jurisdicción.

Abelardo Torre: Es la facultad de hacer justicia en los casos litigiosos. Esta


es la acepción estrictamente procesal del término y coincide poco más o menos
con la etimología del vocablo (ius, derecho; dicere, decir: decir el derecho), por
que es de hacer notar, para mayor claridad, que esta función comprende no solo
la facultad de declarar el derecho por medio de la sentencia, si no también la de
ejecutarlo por la fuerza, si fuere necesario.
17

El vocablo jurisdicción es empleado corrientemente en otros sentidos,


siendo los principales los siguientes:

• Como sinónimo de distrito o circunscripción territorial dentro del cual


se ejerce una autoridad. Así se dice que tal asunto pertenece a la jurisdicción
provincial, de la Capital, etc. En realidad, en el orden procesal esto se denomina
Competencia Territorial.
• Con referencia a la capacidad concreta del órgano judicial, para
entender un caso dado por razón de la materia (naturaleza del asunto). Hablando
en este sentido, se dice que un asunto es de jurisdicción civil, comercial, penal, del
trabajo, etc. Pero en términos precisos esto se denomina competencia ratione
materiae.
• Designando al mismo órgano de Justicia. Así se habla también de
jurisdicción del trabajo, civil, comercial, etc.

Origen de la jurisdicción

El derecho romano es la principal fuente de nuestro derecho, es por ello


que para indagar acerca del real contenido y naturaleza jurídica de la jurisdicción
voluntaria debemos hacer primeramente algo de historia.
La nomenclatura "jurisdicción voluntaria" deriva del Digesto específicamente
del texto de Marciano (Digestos 1.16.2) quien al parecer, con una finalidad
didáctica, utiliza por primera vez la contraposición entre jurisdicción contenciosa y
voluntaria. Su intención era señalar que la intervención del magistrado se produce
entre personas libres que voluntariamente la solicitan, estando de acuerdo sobre
la aceptación del resultado de la misma, por lo cual faltaría en estos actos el
conflicto, que constituye para la doctrina moderna el verdadero origen de la
jurisdicción.
18

La jurisdicción, para los romanos, era una facultad que poseían


determinados magistrados y que les permitía intervenir en los procesos normales
de carácter civil que integraban el procedimiento de las acciones de la ley, el
formulario y el extraordinario, esto es, la facultad de decir el derecho. Ahora bien la
jurisdicción era una emanación de un poder más amplio que poseían también
algunos magistrados, el imperium, que comprendía, además de la iuris dictio un
poder de administración y policía, administración, policía y justicia, y ciertas
atribuciones especiales emanadas de una ley, como eran el nombramiento de
tutores, la autorización de venta de un inmueble rústico de un menor, etc.

Para ellos la jurisdicción implicaba la integración de tres elementos que


podían o no darse a un mismo tiempo, a saber, la admisión de la demanda de
acuerdo a lo pedido por el actor (do), la exposición del derecho aplicable al caso
controvertido (dico) y la aprobación del contrato arbitral por el que las partes se
comprometen a acatar la decisión del juez privado (addico).

Este último elemento es el nexo con la jurisdicción voluntaria desde que


originariamente tuvo el simple significado de aprobar, prestar conformidad,
mostrarse propicio a la pretensión de una persona, utilizándose normalmente con
referencia a aquellos casos en que el procedimiento en curso sólo podía lograr un
determinado y definitivo efecto mediante la aprobación expresa del magistrado.
Así sucede con la aprobación que el magistrado presta al contrato arbitral que
constituye la litis contestatio, y sin cuya aprobación, conjugada con el mandato de
juzgar (iudicare iubere), no se formaliza definitivamente la controversia, ocurriendo
lo mismo en los actos, llamados tardíamente de jurisdicción voluntaria, como
manumisiones y adopciones en las cuales el magistrado prestaba su conformidad
a un acuerdo previo de las partes.
19

El conjunto de estos asuntos revelan la ausencia de contencioso y la


función de garante de la observancia del ordenamiento en negocios privados que
cumple el magistrado, de testigo calificado o de persona autorizada para otorgar
validez al acto. Se asimilan progresivamente como actos de esta naturaleza, los
casos clásicos de "cognitio" en los cuales el magistrado intervenía en actos no
directamente procesales, sino relacionados con el proceso o incluso
independientes de él como la puesta en posesión de bienes, adopciones y
manumisiones o de " iuris dictio lato sensu" que implicaban la comprobación de
hechos por el magistrado fuera del proceso y decididos por medio de decretos.

En el derecho romano, por lo tanto, la función judicial estuvo siempre ligada


a la administrativa.

Junto a esta línea evolutiva de la jurisdicción voluntaria se desarrolla la


actividad de los "tabeliones" antecedente de los actuales notarios, profesionales
libres que no son simples redactores de documentos sino conformadores de la
voluntad negocial de las partes, en documentos de eficacia superior a los
privados, aunque todavía en esa época sin la impronta de la fe pública. Estos a
fines de la época clásica acrecentaron su importancia, ya que a través de un
procedimiento especial conferían plena autenticidad a los documentos emanados
de los mismos, sin necesidad de ser corroborados por el juramento del notario o
por prueba testimonial o verificación de las escrituras.

La insinuación o depósito en los archivos públicos se efectuaba ante un


tribunal, aunque sin las formalidades de un juicio, por lo que cabe atribuirle,
utilizando la actual nomenclatura, la naturaleza de un acto de jurisdicción
voluntaria, la que generalmente tuvo carácter facultativo y solo excepcionalmente
era necesario, según la clase de negocio sobre que versase.
20

En la época clásica los actos de jurisdicción voluntaria no caían dentro de la


iuris dictio, sino en la cognitio. Los actos extraprocesales en que el magistrado
intervenía, eran numerosos, tales como la insinuación de las donaciones, la
aceptación del testamentum principi oblatum, la protocolización del testamentum
apud acta conditum; la intervención en la in iure cessio; y la colaboración con el
tutor en determinados actos jurídicos, como, por ejemplo, la enajenación de
fundos, etc.

En la época postclásica se ensancha el concepto de iuris dictio a los actos


llamados no contenciosos o de jurisdicción voluntaria. Esta se refiere, en éste
período, "a la actividad del magistrado en aquellos casos en que no existía
propiamente litigio, sino una simple colaboración de aquél en determinados actos
tendientes a constituir ciertas relaciones jurídicas, como la manumisión, adopción,
emancipación, etc." Estos actos no litigiosos eran los antiguos actos de cognitio.

Por lo tanto, de todo lo expuesto en relación, al derecho romano hasta


antes de la codificación podemos describir dos líneas de intervención judicial:
Actuación judicial para conferir validez a negocios jurídicos o producir
actos de autoridad.
Intervención judicial destinada a acreditar determinados hechos o
actos como auténticos.

En España se podía distinguir, antes de la codificación, entre la jurisdicción


voluntaria que se ejercía fuera de juicio, sin controversia de partes contendientes,
como los actos de legitimación, adopción, la información de pobreza, etc. y la
contenciosa que es la que se ejerce en las contiendas jurídicas o habiendo
contradicción entre partes. Fue así como entre las facultades entregadas a los
alcaldes como "jueces ordinarios" les correspondía el conocimiento de todas las
diligencias judiciales sobre asuntos civiles hasta que llegasen a ser contenciosas
21

entre partes o hubiese necesidad de conocer el Derecho para seguir conociendo


de ellas. Las sucesivas leyes que van reglamentando la materia recogen la
intervención judicial en estas materias y la reglamentan.

Esta en un principio no formaba parte de la jurisdicción, pero al recaer en


los magistrados romanos que ejercían esta función y otras que correspondían a
materias no estrictamente contenciosas, estas pasaron a formar parte de un todo,
surgiendo así dentro del término amplio de jurisdicción, la división entre lo
contencioso y lo voluntario, última rama que correspondía mas bien a la función de
administración que a la de jurisdicción.

Podríamos concluir, que los asuntos voluntarios forman parte de la


jurisdicción solo por una razón histórica y política, ya que al menos en la historia
conocida acerca del tema no se pudo encontrar ninguna razón de fondo que
explique el fenómeno.

En el ordenamiento jurídico moderno, al igual que en Roma post clásica, lo


voluntario y lo contencioso forman parte de la jurisdicción, sin embargo el estado
actual de desarrollo de las instituciones ha planteado serias dificultades para
mantener estas cuestiones en sede jurisdiccional, sobretodo por la identificación
de estos asuntos, por parte de la doctrina, con actividades administrativas de
tutela o protección de los administrados. La doctrina hoy en día intenta separar la
jurisdicción voluntaria de la contenciosa, reconociendo solo a esta última como
verdadera jurisdicción.

Posición de la jurisdicción dentro del orden jurídico.

La Constitucion Nacional establece que el ejercicio de la administracion de


Justicia recae sobre el Poder Judicial y dentro de la division de Poderes, el poder
22

Judicial lo ejerce el Tribunal Supremo de Justicia y los demas tribunales previstos


en la Ley Organica del Poder Judicial. La constitucion establece los principios
Juridicos fundamentales y por lo tanto, en cuanto a las funciones de las ramas que
forman el Poder Nacional, sus aatribuciones y sus relaciones, podemos afirmar
que esto lo rige el dercho constitucional, pero existe un criterio distinto, basado en
la diferencia, entre la funcion y la actuacion jurisdiccional. y entonces se dice que
la jurisdiccion pertenece al ambito de la cosntitucion como atribucion de una
funcion publica. Pero la actucion jurisdiccional consiste en llevar a cabo actos
proyectivos procesales, y en este sentido, la jurisdiccion cae bajo el ámbito del
derecho procesal.

Concepto del acto jurisdiccional.

Es aquel mediante el cual un organo competente del poder publico resuelve


un asunto litigioso o verifica si una situacion es conforme a derecho.

El Estado crea los organo y les atribuye como funcion propia de la


administracion de Justicia que se lleva a cabo con la produccion de actos
Jurisdiccionales y estos como consecuencia de las garantía procesal
constitucional de la cosa juzgada adquieren e valor de verdad legal.

Elementos del acto jurisdiccional.

Para establecer un conceptro de jurisdiccion, Couture distingue los tres


elementos propios del acto Jurisdiccional:

 Forma del acto Jurisdiccional.


 Contenido del acto jurisdiccional.
 Funcion del acto jurisdiccional.
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Forma de la jurisdicción.

Se refiere a los elementos externos del acto jurídico es decir la presencias


de las partes, del juez y del procedimiento establecido en la ley.

La forma caracteriza a la Jurisdiccción pero no es su único elemento.


Además hay procedimientos que tienen las caracteristicas formales de la
jurisdiccion y por carecer del contenido de ésta, no pueden ser calificados como
actos jurisdiccionales; tal seria el caso de un proceso simulado, es pura forma, sin
contenido ni funcion lícita propia, y sólo produce cosa juzgada aparente.otro
ejemplo, son los procedimientos de jurisdicción voluntaria previstos en articulo 898
del codigo de procedimiento civil.

Contenido de la jurisdicción.

Se refiere a la existencia de un conflicto con relevancia jurídica que debe


decidirse mediante resoluciones susceotibles de adquiri autoridad de cosa
juzgada.

La cosa juzgada es caracteristica esencial de la jurisdiccion. si el acto no


adquiere real o eventualmente autoridad de cosa juzgada, no es jurisdiccional.

Pertenece a la esencia de la cosa juzgada y por lo tanto a la jurisdiccion. la


coercibilidad o posibilidad de dictar la sentencia.

La jurisdiccion es tal por su contenido y por su funcion, no por la forma; esta


es sólo la envoltura. El contenido caracteriza la función.
24

 El contenido ha sido delimitado frecuentemente como lareparacion


del derecho lesionado, la tutela del derecho subjetivo, la restitución
de los bienes despojados.
 Pero la jurisdicción no solo expide sentencias de condena como las
anteriores, sino tambien sentencias absolutorias, sentencias
constitutivas que crean estados juridicos nuevos, declaraciones de
incapacidad; sentencias estimativas que sólo tasan el quantum de
una prestacion y sentencia de disolucion de la comunidad conyugal.
 Además, como contenido de la jurisdicción se ha señalado su
carácter sustitutivo que se produce de dos maneras: a) En la fase de
conocimiento, el juez sustituye con su voluntad , la voluntad de las
partes y los terceros. b) En la fase de ejecución el Funcionario del
Estado, coactivamente, realiza los actos que debio realizar el
obligado.

Función de la jurisdicción.

La solución de controversias mediante la interpretación y aplicación de la


legislación es la principal razón de ser del Poder Judicial. Por esta razón, el
desempeño de la institución debe realizarse atendiendo a criterios que se ocupan
de la velocidad con la que se formulan las resoluciones, las condiciones en que
éstas se llevan a cabo de la mejor manera posible, su previsibilidad y, finalmente,
su calidad. Cuando estos objetivos se consiguen, es posible afirmar que el Poder
Judicial está cumpliendo con sus tareas conforme a lo esperado, y que puede
contar con un cierto grado de aceptación por parte de la sociedad. Los Poderes
Judiciales, en la medida de sus posibilidades, procuran satisfacer estas metas
mediante la adopción de distintas estrategias. En este apartado nos ocuparemos
de la forma en la que los Poderes Judiciales desempeñan su labor jurisdiccional y
25

la forma en la que procuran, desde el ámbito estrictamente jurisdiccional, cumplir


con los objetivos trazados. Es importante destacar que la obtención de todas las
metas no depende exclusivamente de los Poderes Judiciales.

Un análisis integral que pretenda explicar cómo cumple con su función


jurisdiccional un Poder Judicial debe tomar en cuenta mucho factores externos
que inciden directamente en el resultado y que, en muchas ocasiones, se
encuentran fuera del control del propio Poder Judicial. Algunos ejemplos de estos
factores son el marco legislativo, los abogados, la cultura jurídica, la relación con
el Poder Ejecutivo y el Legislativo o bien la situación social en la entidad. En
primer lugar, se examina el marco legislativo que rige los procesos
jurisdiccionales, así como las reglas que afectan el fondo de las cuestiones que se
debaten, desde la perspectiva de los funcionarios jurisdiccionales.

A continuación, se analiza la forma en la que los jueces entienden y


desempeñan la función jurisdiccional, la problemática cotidiana y su posición como
directores del proceso. Posteriormente, se centra la atención en el proceso. Se
revisa la forma en la que debe desarrollarse conforme a la legislación de la
materia contrastándose con la realidad. La función jurisdiccional, entendida como
el mecanismo típico que ofrece el Estado a los particulares para resolver
controversias entre éstos o entre éstos y aquél, suele competir con otras
alternativas para la resolución de conflictos en la sociedad. En ocasiones, son las
propias instituciones jurisdiccionales las que por diversas razones consideran
conveniente fomentar el empleo de este tipo de mecanismos. A propósito de este
fenómeno, se decidió incorporar en este capítulo una sección en la que se
analizan algunas cuestiones relacionadas con el empleo de mecanismos
alternativos para la solución de controversias, que ofrece elementos para
considerar sus posibles ventajas y desventajas. La intención es identificar cuál es
la situación actual de la llamada “justicia alternativa” en las instituciones
26

jurisdiccionales. Se presenta información sobre la forma en que los mecanismos


son percibidos por los funcionarios jurisdiccionales, así como las expectativas que
generan. También se incorporan comentarios sobre algunas experiencias
particularmente destacables.

Definición de la jurisdicción.

La Jurisdicción es la potestad del Estado convertido en autoridad para


impartir justicia, por medio de los tribunales que son sus órganos jurisdiccionales,
pero esa administración de justicia comprende actividades muy diversas, por lo
que ha habido necesidad de hacer una clasificación atendiendo a razones
territoriales, a la cuantía de los asuntos, a la materia misma de la controversia y al
grado, lo cual origina la competencia de determinado tribunal para conocer de un
negocio. Así pues, la jurisdicción es la potestad de que se hallan investidos los
Jueces para administrar justicia y la competencia es la facultad que tienen para
conocer de ciertos negocios, y esa facultad debe serles atribuida por la ley o
puede derivarse de la voluntad de las partes.

Siguiendo al profesor Mario Mosquera Ruiz, podemos definir a la


jurisdicción como el poder-deber del Estado, que se radica preferentemente en los
tribunales de justicia, para que éstos como órganos imparciales e independientes,
resuelvan de manera definitiva e inalterable, con posibilidad de ejecución, los
conflictos de relevancia jurídica, que se susciten entre partes, en el orden temporal
y dentro del territorio nacional, y con efecto de cosa juzgada.

Para Eduardo Couture Etcheverry, Jurisdicción es la función pública


realizada por órganos competentes del Estado con las formas requeridas por la ley
en virtud de la cual por acto de juicio se determina el derecho de las partes, con el
27

objeto de dirimir sus conflictos, controversias de relevancia jurídica mediante


decisiones con autoridad de cosa juzgada eventualmente factible de ejecución.

Juan Francisco Colombo Campbell la define como el poder-deber que


tienen los tribunales de justicia para resolver, por medio del proceso y con efectos
de cosa juzgada, los conflictos de relevancia jurídica en cuya resolución les
corresponde intervenir.

Cristián Maturana Miquel establece que la jurisdicción es el poder-deber del


Estado, radicado exclusivamente en los tribunales establecidos en la ley, para que
éstos dentro de sus atribuciones y como órganos imparciales, por medio de un
debido proceso, iniciado generalmente a requerimiento de parte y a desarrollarse
según las normas de un racional y justo procedimiento, resuelvan con eficacia de
cosa juzgada y eventual posibilidad de ejecución, los conflictos de intereses de
relevancia jurídica que se promuevan en el orden temporal y dentro del territorio
de la República. Finalmente, para Mario Casarino Viterbo la jurisdicción
simplemente es la facultad que tiene el Poder Judicial de administrar justicia.

Alcance de la definición.

La jurisdicción, ante todo, es una función. Las definiciones que la conciben


como una potestad , sólo señalan uno de los aspectos de la jurisdicción. No se
trata solamente de un conjunto de poderes o facultades sino también de un
conjunto de deberes de los órganos del poder público.

Esa función se realiza mediante órganos competentes. El orden jurídico que


regula la organización estatal, crea los órganos adecuados para el ejercicio de
cada una de las funciones públicas.
28

Normalmente los órganos de la jurisdicción son los del Poder Judicial; pero
esta circunstancia no excluye que funciones jurisdiccionales puedan ser asignadas
a otros órganos .

La función se realiza, en el Estado democrático, por institución del orden


jurídico. La justicia no se emite en nombre del rey, ni del presidente de la
República, ni del pueblo. Se emite en nombre de la Nación organizada como tal.

La idoneidad de los órganos supone la idoneidad de los agentes que


desempeñan los cometidos del órgano. Esta idoneidad exige, ante todo, la
imparcialidad. El juez designado ex post facto el judex inhabilis y el judex
suspectus no son jueces idóneos. Una garantía mínima de la jurisdicción consiste
en poder alejar, mediante recusación, al juez inidóneo. Los ciudadanos no tienen
un derecho adquirido a la sabiduría del juez; pero tienen un derecho adquirido a la
independencia, a la autoridad y a la responsabilidad del juez.

La jurisdicción se cumple mediante un adecuado proceso. El proceso es


una relación jurídica continuativa, consistente en un método de debate con
análogas posibilidades de defensa y de prueba para ambas partes, mediante el
cual se asegura una justa decisión susceptible de cosa juzgada. Como se expone
reiteradamente en este libro, no todo debate es un proceso en el sentido que aquí
se estudia. No lo es ni el debate parlamentario, ni la tramitación administrativa. El
proceso jurisdiccional debe ser bilateral, con garantías de ser escuchadas ambas
partes y con posibilidades eficaces de probar la verdad de sus proposiciones de
hecho.

La idea de un debido proceso se halla de tal modo adscrita al concepto


mismo de jurisdicción que buena parte de las vacilaciones de la doctrina
provienen, como se ha dicho , de concebir como términos idénticos, jurisdicción y
29

proceso. La función jurisdiccional asegura la vigencia del derecho La obra de los


jueces, es, en el despliegue jerárquico de preceptos jurídicos, en el ordenamiento
normativo, un grado avanzado de la obra de la ley. Los preceptos legales serían
ilusorios si no se hicieran efectivos, en caso de desconocimiento o violación, en
las sentencias de los jueces. Esto no significa asignar a la jurisdicción un carácter
necesariamente declarativo, como erróneamente lo sostienen muchos. La
jurisdicción es declarativa y constitutiva al mismo tiempo. Declara el derecho
preexistente y crea nuevos estados jurídicos de certidumbre y de coerción
inexistentes antes de la cosa juzgada.

El cometido inmediato de la jurisdicción es decidir conflictos y controversias


de relevancia jurídica. Por conflicto se entiende toda pretensión resistida o toda
pretensión insatisfecha. Por controversias se entienden todas aquellas cuestiones
de hecho o de derecho que, no pudiendo resolverse mediante los procedimientos
de auto-tutela o autocomposición, reclaman un pronunciamiento de los órganos
del Estado. No toda la función jurisdiccional supone la existencia de un conflicto.
Hay intervenciones jurisdiccionales necesarias. Puede no existir, por ejemplo,
pretensión resistida o insatisfecha en materia de divorcio. Pero el divorcio no
puede lograrse por autotutela ni autocomposición. La jurisdicción penal no siempre
es jurisdicción de pretensiones resistidas o insatisfechas. Es jurisdicción tuitiva,
necesaria, determinada por la ley. El objeto de la jurisdicción es la cosa juzgada.

Este contenido no pertenece ni a la función legislativa ni a la función


administrativa. Los actos administrativos irremisibles para la administración
pueden ser siempre revisados en la verificación jurisdiccional de los actos de ella.
La cosa juzgada es, en este orden de elementos, la piedra de toque del acto
jurisdiccional. Donde hay cosa juzgada hay jurisdicción y donde no hay cosa
juzgada no existe función jurisdiccional. Esa cosa juzgada es susceptible de
ejecución en el caso de que imponga una condena. El triunfador no está obligado
30

a ejecutar la sentencia de condena; pero debe estar facultado para hacerlo cuando
desee. Sin esa facultad la jurisdicción se frustra. La idea de jurisdicción, como la
de proceso, es esencialmente teleológica . La jurisdicción por la jurisdicción no
existe. Sólo existe como medio de lograr un fin.

El fin de la jurisdicción es asegurar la efectividad del derecho. En el


despliegue jerárquico de preceptos, propio de la normatividad, la jurisdicción
asegura la continuidad del orden jurídico. Es, en ese sentido, un medio de
producción jurídica. El derecho instituido en la Constitución se desenvuelve
jerárquicamente en las leyes; el derecho reconocido en las leyes, se hace efectivo
en las sentencias judiciales. Esto asegura no sólo la continuidad del derecho, sino
también su eficacia necesaria. Es el órgano encargado de la coordinación y la
planificación de políticas y para el desarrollo del proceso de descentralización de
competencias del Poder Nacional a los Estados y Municipios, así como el
desarrollo equilibrado de las regiones. Descentralizado: justicia social,
participación ciudadana, integridad territorial, cooperación, solidaridad,
concurrencia, coordinación, y subsidiaridad.

Tipos de garantías jurisdiccionales.

La jurisdicción proporciona ciertos tipos de garantías, con el fin de mantener


el respeto a la ley, y en caso de violación de la misma, reparar el gravamen
inferido.

Los tipos de garantías jurisdiccionales según la doctrina, han sido


elaboradas en base a la clásica división de las sentencias, en fallos declarativos,
de condena, constitutivos y cautelares:
31

1) En las sentencias declarativas: la jurisdicción proporciona una


declaración de certeza del derecho, frente a la incertidumbre de una situación
jurídica existente, sobre el contenido de la norma y su aplicación a los hechos.
2) Sentencias constitutivas: la jurisdicción tiene una finalidad constitutiva
frente a cambios jurídicos que originan la creación o modificación de situaciones
anteriores.
3) Sentencias de condena: la jurisdicción ante la obligación de reparar el
derecho, ordena la restitución, que puede ser directa, caso en el cual estamos
frente a la restitución del propio derecho violado, o mediante un equivalente, que
es la indemnización del daño.
4) En las sentencias cautelares: la jurisdicción proporciona las medidas
preventivas o cautelares, cuya finalidad es asegurar el cumplimiento del fallo,
frente al riesgo de que la condena se haga ilusoria por imposibilidad para
ejecutarla, y contra la eventual insolvencia del obligado o la posibilidad de la
reparación de un daño.

Extensiones del concepto de jurisdicción

La jurisdicción por extensión, es utilizada para designar el área geográfica


de ejercicio de las atribuciones y facultades de una autoridad o las materias que
se encuentran dentro de su competencia; y, en general, para designar el territorio
sobre el cual un Estado ejerce su soberanía.

En el lenguaje forense, aun en ciertas leyes se hace una aplicación


extensiva del concepto de jurisdicción.

Se habla, entonces de jurisdicción contenciosa, voluntaria y disciplinaria, tal


como si fueran tres formas o manifestaciones de una misma función.
32

Corresponde fijar el alcance de cada uno de estos conceptos:

Jurisdicción Contenciosa,

Es la contenciosidad está íntimamente vinculada al objeto litigioso,


considerado como pretensión puramente procesal (solicitud) que un sujeto del
proceso fórmula al juez para que dicte una sentencia.

La contenciosidad, pues, consiste en un acto de voluntad de un sujeto


procesal que, ante el órgano jurisdiccional, pide contra otro o frente a otro una
resolución judicial.

Otra definición es que se conocen, tramitan y juzgan todos aquellos asuntos


que envuelven una controversia.

Por otro lado, cuando no se llama al magistrado a suplir una capacidad


defectuosa, ni a cooperar en la formación de estados jurídicos nuevos, o al
desenvolvimiento del comercio jurídico, sino a actuar derechos o reconocer y
reparar las infracciones de deberes jurídicos de particulares, los actos que el
magistrado cumple son de jurisdicción contenciosa, es decir, la jurisdicción
contenciosa tiende a actuar relaciones ya existentes, este proceso sirve para la
composición de la Litis, es decir, los particulares recurren a este proceso en
búsqueda de la solución de un litigio que por sus propios medios no han podido
solucionar.

Jurisdicción Voluntaria
33

Para Ossorio la jurisdicción voluntaria está caracterizada por no existir


controversia de partes, ni exigir siquiera su dualidad. La jurisdicción contenciosa
(v.) es por eso su antítesis procesal.

Otra definición de Couture la considera Por oposición a jurisdicción


contenciosa, dícese impropiamente de algunos procedimientos de carácter
unilateral cumplidos ante los jueces, con el objeto de determinar auténticamente
ciertas situaciones jurídicas o cumplir determinados requisitos impuestos por la
ley, mediante declaración que no adquieren autoridad de cosa juzgada ni pueden
causar perjuicio a terceros. II. Ejemplo. "En todos los casos en que procediendo
las partes de común acuerdo, sea necesaria o conveniente la intervención judicial
por medio de la jurisdicción voluntaria de los Jueces, podrán las partes ocurrir a
cualquiera de los que menciona el inciso 2º del artículo 42, sea cual fuere la
importancia del negocio" (CPC., 70). III. Indice. CPC., 70. IV.

Etimología. Jurisdicción: véase este vocablo. Voluntario proviene del latín


voluntarius, -a, -um, de igual significado derivado de voluntas, -tis "voluntad", y
éste del verbo volo, velle "querer desear". V. Traducción. Francés, Juricdiction
gracieuse; Italiano, Giurisdizione volontaria; Portugués, Jurisdição voluntária;
Ingés, Non contentious, voluntary jurisdiction; Alemán, Freiwillige Gerichtsbarkeit.

Es por ello, que se solucionan asuntos que no sean controversiales pero


que tienen que pasar por esta jurisdicción. En estos casos, no se promueve
contienda alguna entre las partes, no existiendo por tanto oposición de legítimo
contradictor, sin embargo por ley requerirán intervención del juez.

La Jurisdicción voluntaria, en sentido propio, es el proceso judicial especial


o especialísimo mediante el cual se hacen valer de modo alternativo ante los
34

órganos de Administración de Justicia, situaciones jurídicas, vale decir, derechos e


intereses, incluso colectivos o difusos, con miras a su formación y/o desarrollo.

El Proceso Voluntario, constituye un instrumento fundamental para la


realización de la Justicia, ya que el Juez, actuando en sede de jurisdicción
voluntaria, crea los condicionantes concretos para dar significación jurídica a la
conducta pretensita de quien acciona, mediante una decisión que, sin causar en
principio cosa juzgada plena, mantiene su validez mientras no sea revocada
expresamente en un juicio contencioso.

De acuerdo con nuestro sistema legal, la jurisdicción voluntaria puede estar


deferida a los órganos judiciales o al notariado.

El primer supuesto, regulado por el código de procedimiento civil, (artículos


11 y 895 al 939) constituye el llamado proceso voluntario propiamente dicho que
culmina con una sentencia.

El segundo, enunciado por la Ley de Registro Público y del Notariado


(Arts.70 y 74).

La fuente primaria o general de la Jurisdicción Voluntaria entendida como


Proceso o Procedimiento Voluntario JUDICIAL, es la Ley concebida como
expresión total del derecho positivo e integrado por principios, valores y normas en
posición jerárquica. (Arts.2 y 7 de la CRBV).

Al lado de esta fuente general, primaria y condicionante de todas las demás


, la Jurisdicción voluntaria Judicial en Venezuela, antes llamada procedimientos
Especiales No Contenciosos, está regulada institucionalmente bajo el rubro "De
los Procedimientos Especiales" en la Parte Segunda, Título Primero del Libro
35

Cuarto del Código de Procedimiento Civil (artículos 895 al 939) y el artículo 11 del
mismo.

La jurisdicción disciplinaria.

El artículo 267 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,


preceptúa que: “(…) La jurisdicción disciplinaria judicial estará a cargo de los
tribunales disciplinarios que determine la ley. El régimen disciplinario de los
magistrados o magistradas y jueces o jueces estará fundamentado en el Código
de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, que dictará la Asamblea
Nacional…”.

Siendo esto así, se establece entonces, una especial jurisdicción para


juzgar a los jueces de la República que violenten principios éticos contrarios a la
majestad del Poder Judicial, supuesto éste desarrollado en el Código de Ética del
Juez Venezolano y la Jueza Venezolana (promulgado por vez primera en la
GORBV N° 39.236, del 06-08-09 con una Reforma parcial publicada en la GORBV
N° 39.493 del 23-08-10).

Esta novísima Jurisdicción, sustituye al órgano administrativo denominado


Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial, creada por
la Asamblea Nacional Constituyente para sancionar a los jueces en sede
administrativa y que en su oportunidad reemplazó a la Sala Disciplinaria creada
por la Ley Orgánica del Consejo de la Judicatura. La mencionada jurisdicción,
prevé el régimen disciplinario y los principios éticos que guían la conducta de los
jueces y juezas de la República Bolivariana de Venezuela, con el fin de garantizar
la independencia e idoneidad de éstos y éstas, preservando la confianza de los
ciudadanos y las ciudadanas en la integridad del Poder Judicial como parte del
Sistema de Justicia. De tal forma que, su ámbito de aplicación se extiende en
36

primer término a todo aquel ciudadano o ciudadana que haya sido investido o
investida, conforme a la Ley, para actuar en nombre del Estado en ejercicio de la
Jurisdicción de manera permanente, temporal u ocasional, con excepción de las
autoridades legítimas de los pueblos indígenas, responsables de las instancias de
justicia dentro de su hábitat. Y ahí me detengo; el Código al referirse “a todo
ciudadano o ciudadana que haya sido investido o investida conforme a la Ley,
para actuar en nombre del Estado en ejercicio de la Jurisdicción permanente,
temporal u ocasional, con excepción de las autoridades legítimas de los pueblos
indígenas.”, no hace distinción entre jueces titulares o provisionales. He ahí el
dilema que se presenta con la Comisión Judicial del TSJ –quien designa a los
Jueces provisionales en Venezuela-.

Es importante destacar además, que el propio Código de Ética establece


además que, aun cuando los órganos de la jurisdicción con competencia en la
materia disciplinaria tienen a los jueces y juezas de la República como
destinatarios naturales de la normativa, pueden también ante la omisión de los
respectivos fueros especiales disciplinarios, ejercer su potestad disciplinaria sobre
el resto de los y las intervinientes en el proceso judicial, esto es lo que conocemos
en derecho como un fuero especial de atracción. Supletoriamente entonces, podrá
la JDJ aplicarle dicho Código y sus normas, a los demás intervinientes en el
Sistema de Justicia, que con ocasión de las actuaciones judiciales infrinjan dichas
disposiciones, y cuyos organismos responsables no cumplan con su potestad
disciplinaria.

La actividad que desarrolla el juzgador, en la visión de un Estado Social de


Derecho y de Justicia, le atribuye una visión social de la judicatura y deben por
tanto, acatarse a principios fundamentales que regulan su conducta. A decir de
Véscoli, tres principios rigen la actividad del juez o jueza: independencia, autoridad
y responsabilidad.
37

La independencia, entendida desde sus dos visiones: una, independencia


del propio Poder Judicial en tanto que es uno de los poderes del Estado y, en
segundo lugar, como independencia de su propia voluntad y sus propias creencias
particulares a la hora de decidir. Esto significa atarse a la ética, la moral, la verdad,
a la justicia y a la ley. El apego a este principio lo que pretende es darle
instrumentos al juez de total independencia, impidiendo así que sus decisiones se
encuentren afectadas por injerencias externas, para asegurar que el desempeño
de su función atienda a los principios de la justicia.

En cuanto al principio de autoridad, éste nace de la imparcialidad e


independencia de la manifestación de su voluntad representada en la sentencia,
pues de nada sirve emitir un pronunciamiento sobre la materia sometida a su
consideración, sin la posibilidad de ejecutar lo juzgado. Y finalmente el principio de
responsabilidad, que impone al Juez o Jueza la obligación de actuar de acuerdo a
los más altos principios morales, éticos y sociales, pues su actuación genera
responsabilidad no sólo personal, sino la del propio Estado, en virtud de la
importante función que desarrolla. Así, la responsabilidad no se extingue en el
ejercicio de su competencia, sino que se ramifica hasta su propio fuero interno de
vida y se extiende hasta la ciudadanía, el pueblo llano y en el modelo de Estado
que se está construyendo. Teniendo todo esto en cuenta, la creación de la
Jurisdicción Disciplinaria en Venezuela es la manifestación de uno de los objetivos
del Proyecto Ético Socialista Bolivariano y el establecimiento de una
institucionalidad, cuyo valor suprema debe ser la práctica de la justicia y la
equidad, pues este proyecto busca a jueces y juezas moralmente responsables,
que frente a la lógica del derecho y la justicia sean capaces de decidir por la
Justicia, sin minar las bases del derecho.
38

Históricamente las mafias judiciales existentes en el Poder Judicial y que


lamentablemente aún siguen enquistadas en algunas instancias de éste, se
resisten a la sujeción y existencia de la JDJ. Pues el nacimiento de la misma,
ocasionó la garantía del debido proceso y el derecho a la defensa tanto de los
propios jueces frente a denuncias infundadas, pero también para el ciudadano
común. Es decir, es un camino de dos vías, garantía para el propio Juez quien
actuando apegado al derecho, a la ética, a la justicia y a la moral nada debe
temer; pero por otro lado pone a disposición del ciudadano instrumentos legales
para defenderse frente a los posibles excesos y desviaciones del juzgador en la
toma de decisiones que pueden en un momento determinado afectar su vida y la
de su entorno familiar.

La jurisdicción de derecho y la jurisdicción de equidad

La Jurisdicción de derecho: El Juez para crear los condicionamientos


concretos que le dan significacion Jurídica a las conductas de las partes que
intervienen en el proceso, tiene que condumentarse en otros condicionamientos,
generales, abstractos, contenidos en las normas jurídicas existentes.

La Jurisdicción de derecho es la que rige el sistema de legalidad.

En la jurisdicción de equidad, el juez no se base en los conocimientos


generales y abstractos de la norma creada por el legislador, ya que su decision se
base en su conciencia, en un sentimiento de equidad. El juez que adopta una
decision no la tiene que fundamentar en la norma positiva de forma general, sino
que funda la decision en los criterios generales de equidad, que estan rigiendo la
conciencia ciudadana, en el momento que dicta la decision. Pero la equidad no
significa que el fallo dependa de los caprichos del Juez, sino de la convicción que
le da la normativa de equidad que existe en la conciencia general que se concreta
39

y se exterioriza en la sentencia. en nuestro orden juridico esta se encuentra en


vigencia en el codigo procesal civil. articulo 13.

Los dos momentos de la jurisdicción.

La Cognición.

Normalmente los particulares adaptan su conducta a las previsiones de la


ley, a los condicionamientos contenidos en las normas generales y abstractas.
Cuando la conducta no corresponde a esos presupuestos, no se cumple con el fin
del legislador previsto en la norma y por ende pueden afectarse determinados
intereses en contra de la esencia de dichas normas y se hace necesaria la tutela
judicial del juez quien tiene la función de juzgar. El juez no es libre de hacer
discrecionalmente las valoraciones de la conducta de las partes en conflicto; sino
que debe basarse en los condicionamientos generales y abstractos establecidos
en las leyes. Esta es la fase de conocimiento de la jurisdicción que culmina con la
sentencia dictada por el juez.

La jurisdicción y otras funciones del Estado.

La función jurisdiccional.

En lo que respecta a la función jurisdiccional, cabe definirla en cuanto a su


contenido o sustancia, como la “decisión con fuerza de verdad legal de una
controversia entre partes.” De acuerdo con este primer concepto, que atiende al
contenido de la función, podría parecer a primera vista que ella puede en ciertos
casos ser ejercida también por el Poder Ejecutivo o por el Poder Legislativo.
40

a) En efecto, en ciertos casos el Poder Ejecutivo está facultado por la ley


para decidir con fuerza de verdad legal algunas controversias entre particulares o
entre ella misma y los particulares; pero advertimos inmediatamente que lo que allí
ocurre es sólo que la actividad desarrollada por el Poder Ejecutivo es semejante,
materialmente, a la actividad jurisdiccional, sin tener en cambio igual régimen
jurídico que ésta.

El régimen jurídico propio de la función jurisdiccional es que la decisión


pueda ser definitiva, y además sea producida precisamente por un órgano
imparcial e independiente; así lo exige el art. 18 de la Constitución, cuando
expresa que es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos, y lo
refirma el art. 95 de la misma, en cuanto prohíbe al Poder Ejecutivo “ejercer
funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer
las fenecidas.” Sería inconstitucional, a la luz de estas normas, querer atribuir a la
administración la facultad de decidir controversias entre particulares en forma
definitiva, sin posibilidad de que éstos recurran ante la justicia, y es por ello que la
naturaleza de la actividad desarrollada en tal caso por la administración sigue
siendo típicamente actividad administrativa, sin participar del régimen derecho
administrativo de la economía jurídico de la función jurisdiccional. Se concluye así
en que esas actividades de la administración que materialmente se asemejan a la
actividad jurisdiccional, no tienen, sin embargo, el mismo régimen jurídico que
ésta, y por lo tanto no pueden ser jurídicamente definidas como “función
jurisdiccional.”

El concepto jurídico atiende estrictamente al régimen jurídico de que se


trate, para precisarlo y delimitarlo: Si encontramos aquí que el régimen jurídico de
la función jurisdiccional a cargo de los jueces no se aplica a actividades similares
que realice la administración, entonces es obvia la conclusión de que ellas no
constituyen, jurídicamente hablando, funciones jurisdiccionales de la
41

administración. Concluímos así en que la administración no ejerce en ningún caso


función jurisdiccional, y que si sus actos se parecen en algún caso, por su
contenido, a los de aquella función, no tienen sin embargo el mismo régimen
jurídico. Representándolo simbólicamente, diríamos entonces que PE ≠ FJ; esto
es, que la administración no realiza función jurisdiccional.

b) A igual conclusión cabe arribar en el caso del Congreso, aunque podría


aquí haber lugar a algunas dudas. El único caso en que podría decirse qu el
Congreso ejerce función jurisdiccional es en realidad el del juicio político. No
compartimos tal criterio, por considerar que se trata simplemente de la remoción
de un funcionario público —acto eminentemente administrativo— sujeta a ciertas
garantías que salvaguardan el derecho de defensa del interesado; pero a todo
evento podría recordárselo como una hipótesis de excepción. Con tal posible
reserva, pues, concluimos aquí también en que el Poder Legislativo no ejerce
función jurisdiccional; simbólicamente: PL ≠ FJ.

c) Nos queda finalmente por considerar el órgano especial y exclusivamente


encargado por la Constitución de ejercer la función jurisdiccional: El Poder
Judicial, integrado por órganos imparciales en la contienda y no sujetos a órganos
superiores, por lo tanto independientes. Es a estos órganos que corresponde el
ejercicio exclusivo de la función jurisdiccional: PJ = FJ.

Definición de función jurisdiccional Tenemos así, en lo que respecta a la


distribución de la función jurisdiccional entre los órganos estatales, el siguiente
esquema: Definimos entonces a la función jurisdiccional como “la decisión con
fuerza de verdad legal de controversias entre partes, hecha por un órgano
imparcial e independiente.” Esta definición comprende dos elementos: a) Uno
material (sustancial, de contenido) que se refiere a lo que la función es en sí
misma (decisión con fuerza de verdad legal de controversias entre partes) y b) uno
42

orgánico (o las funciones del estado subjetivo, formal), que se refiere al órgano o
poder que, realiza la función. (Los jueces, órganos imparciales e independientes.)
La reunión de ambos elementos — el material y el orgánico— nos da la definición
respectiva.

La función legislativa

La función legislativa puede definirse en cuanto a su contenido o sustancia,


como el “dictado de normas jurídicas generales.” Normas “jurídicas” o sea
imperativas; de índole “general,” por lo tanto destinadas no a un individuo
determinado, sino a una pluralidad de individuos. Se repite aquí el problema que
vimos al referirnos a la función jurisdiccional: Los otros poderes del Estado
parecen ejercer también, en ciertos casos, la función legislativa.

a) En el caso del Poder Ejecutivo ello se produce al considerar los


reglamentos:
Éstos están integrados por normas jurídicas generales emitidas
unilateralmente por la administración. Su contenido material es, pues, similar al
contenido de las leyes: Ambos contienen normas jurídicas generales.

Sin embargo, ocurre aquí lo mismo que comentamos antes: el régimen jurí-
dico aplicable a los reglamentos no es en modo alguno el aplicable a la función
legislativa. En primer lugar existe una graduación jerárquica entre la ley y el
reglamento, a resultas de la cual el segundo está siempre sometido a la primera, y
no puede contradecirla en ningún caso, pues si lo hace es considerado antijurídico
mientras que una ley puede en cambio apartarse de otra ley anterior sin ser por
ello antijurídica: Simplemente deroga la ley a la que se opone. Además las
atribuciones de regular los derechos individuales están conferidas por la
Constitución específicamente a la ley ( gozan de los siguientes derechos,
43

conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio...”), mientras que el reglamento


tiene sólo una función secundaria y supletoria con respecto a la ley. Esta notoria
diferencia de régimen jurídico entre la ley y el reglamento nos demuestra que el
concepto jurídico, formal, de función legislativa, no puede comprender a los
reglamentos, a pesar de que por su contenido sean similares. Los órganos
administrativos, pues, no ejercen función legislativa. Simbólicamente
representado, sería: PE ≠ FL.

b) En el caso del Poder Judicial la cuestión es idéntica: Los reglamentos


que en alguna oportunidad dicta la justicia para regir su funcionamiento interno no
tienen el mismo régimen jurídico de las leyes ni pueden oponérseles; están pues
en una gradación jerárquica inferior y no pueden ser considerados formalmente,
desde el punto de vista jurídico estricto, como “función legislativa.” La juris-
Ampliar en Bidart Campos, Derecho constitucional, t. I, Buenos Aires, 1964, p. 751
y ss., especialmente derecho administrativo de la economía prudencia tampoco
puede considerarse como función legislativa, pues ella no es siquiera una regla
general, sino tan sólo la reiteración de un determinado criterio de interpretación del
orden jurídico, en cada caso concreto. Los fallos plenarios tampoco pueden
considerarse como producto de la función legislativa, pues son inconstitucionales
en cuanto pretendan imponer un criterio determinado a los jueces inferiores, para
casos futuros: Es característica fundamental de nuestro sistema constitucional que
los jueces sean independientes, esto es, no estén sujetos a órdenes o
instrucciones de nadie acerca de cómo decidir las contiendas que ante ellos se
presentan, y por ello es inadmisible pretender que un juez deba someterse como
regla general al criterio que haya anunciado la Cámara en un “fallo plenario.”

Desde el punto de vista jurídico, entonces, el Poder Judicial no realiza


función legislativa: PJ ≠ FL.
44

c) La conclusión a que arribamos es así que la función legislativa, en


estricto sentido jurídico, es únicamente realizada por el Poder Legislativo.
Podemos definir así a la función legislativa como “el dictado de normas jurídicas
generales hecho por el Congreso.”

En esta definición encontramos dos elementos:

a) Uno material, que conceptúa cual es el contenido de la función (el


dictado de normas jurídicas generales); b) otro orgánico, que aclara que esta
función es únicamente realizada por el Poder Legislativo.

Función administrativa

El concepto de función administrativa es el más indefinido de todos, pues


ésta no tiene, a diferencia de las demás funciones, un contenido único. En efecto,
la función administrativa, desde el punto de vista de su contenido, puede consistir
tanto en el dictado de normas jurídicas generales, como en la decisión d
controversias entre partes, como, y he aquí lo más frecuente, en la actuación
material en los casos concretos que se le presentan.

A diferencia de las otras funciones, que no sólo tienen un contenido precis y


único, sino que también son realizadas sólo por los órganos específicamente
creados por la Constitución al efecto, la función administrativa no está sólo a cargo
de la administración: También la realizan en cierta medida los otros poderes; y
este desempeño de la función administrativa por parte de los otros poderes de
Estado, se efectúa bajo el mismo régimen jurídico de la función administrativa: Es
decir, no ocurre aquí lo mismo que en los casos anteriores, en los cuales los otros
poderes realizaban alguna actividad semejante a las que uno, pero esa actividad
45

no tenía su régimen jurídico y no podía, por ende, ser considerada como parte de
la misma función.

La actividad de tipo administrativo que realizan los poderes judicial y


legislativo se rige en un todo por el régimen jurídico propio de la misma actividad
administrativa, no correspondiendo en principio aplicarle el régimen jurídico ni de
la función jurisdiccional ni de la función legislativa, aunque de esos poderes se
trata.

a) Tratándose del Poder Legislativo, observamos que cuando las cámaras


nombran y remueven a su personal; cuando otorgan una concesión para los
servicios de confitería, etc., del Congreso; cuando organizan y administran la
Imprenta del Congreso, la Biblioteca del Congreso, etc.; cuando contratan con
empresas la construcción o refacción de las obras del palacio legislativo; cuando
compran materiales, libros, etc., en todos estos casos y muchos más el Poder
Legislativo se encuentra realizando una función típicamente administrativa, que
además se rige por el régimen jurídico propio de la función administrativa.
Simbólicamente representado: PL = FA.

b) El Poder Judicial, al igual que el Legislativo, realiza una enorme cantidad


de funciones de tipo administrativo: Nombramientos, dirección y remoció de su
personal; suministros de papel, libros, máquinas, muebles, etc.; construcción de
obras; edición de fallos, alquilar o compra de edificios para los juzgados, etc., todo
ello constituye ejercicio de la función administrativa, regido también por el régimen
jurídico propio de la misma. En consecuencia: PJ = FA.

c) El Poder Administrativo es obviamente el que realiza la mayor parte de la


función administrativa. Pero cabe observar que a diferencia de los otros poderes,
que realizan su propia función y además la administrativa, él realiza sólo la función
46

administrativa, no correspondiéndole —con criterio jurídico formal— ni siquiera


parte del ejercicio de las otras funciones. Expresamos así: PE = FA

LA ACCIÓN.

La acción es, en nuestro concepto, el poder jurídico que tiene todo sujeto de
derecho, de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción
de una pretensión. Históricamente ha sido confundido con otros poderes jurídicos
o facultades a los que se confiere el mismo nombre. La doctrina ha logrado aislarlo
y determinar su esencia. Este poder jurídico compete al individuo en cuanto tal,
como un atributo de su personalidad. Tiene en este aspecto un carácter
rigurosamente privado, pero al mismo tiempo, en la efectividad de ese ejercicio
está interesada la comunidad, lo que le asigna carácter público. Mediante la
acción se cumple la jurisdicción, vale decir, se realiza efectivamente el derecho.
En materia civil, la jurisdicción no actúa sin la iniciativa individual: nemo judex sine
actore.

En tanto el individuo ve en la acción una tutela de su propia personalidad, la


comunidad ve en cumplimiento de uno de sus más altos fines, o sea la realización
efectiva de las garantías de justicia, de paz, de seguridad, de orden, de libertad,
consignadas en la Constitución.

La relatividad del concepto de acción.

Esta teoría la construye Calamandrei en virtud de la cantidad de opiniones


que tratan de explicar “la acción”, sosteniendo la relatividad del concepto de
acción, toda vez, que no puede plantearse la acción en términos absolutos,
“preguntándose cuál de las diversas teorías expuestas es la verdadera, como si no
47

hubiera más que una que pudiera considerarse absolutamente exacta frente a
todas las otras que habrían de considerarse equivocadas”.

La polémica en torno a la acción —observa Calamandrei— tiene un fondo


esencialmente político y no constituye más que un aspecto, históricamente
paralelo, de la polémica más vasta sobre el problema del Estado. El ciclo de las
teorías sobre la acción ha seguido la misma cronología que la historia política del
siglo XIX, y traducido en términos de técnica procesal, se reduce al problema de
las relaciones entre interés individual e interés público en el proceso civil; entre
ciudadano y Estado, entre libertad y autoridad.[52]

Como premisa de su desarrollo, Calamandrei destaca la observación


recogida en la exposición de motivos (Reí Grandi) del nuevo código italiano de
Procedimiento Civil, según la cual "el Derecho Procesal, si quiere evitar tanto ser
superado por los tiempos como adelantarse a ellos, debe producir en las
relaciones entre el juez y las partes el mismo equilibrio que en el momento
histórico en cuestión se encuentre alcanzado en el derecho sustancial entre la
intervención del Estado y la iniciativa privada".[53]

Quien parte de esta premisa se da cuenta —dice Calamandrei— de que en


la teoría que considera la acción como un momento inseparable del derecho
subjetivo sustancial, preordenado a realizar el predominio del interés individual
protegido, sobre el sacrificado, la parte reservada al Estado en esta relación es la
de un personaje de tercer plano, que a petición del acreedor interviene sólo como
auxiliar a objeto de ayudarle a alcanzar sus fines individuales. Aquí el momento de
la libertad predomina sobre el de la autoridad; el interés privado predomina sobre
el interés público. [54]
48

También en la teoría de Wach, que concibe a la acción como derecho a la


tutela jurídica del Estado, en la cual el Estado aparece como obligado hacia el
ciudadano a la prestación jurisdiccional, se encuentra —observa Calamandrei— la
expresión, acaso la más perfecta, de aquella concepción esencialmente liberal,
según la cual el interés público es considerado en función del interés privado y la
justicia aparece como un servicio que el Estado pone a disposición del ciudadano
para ayudarle a satisfacer el propio derecho subjetivo. [55]

También se encuentra dentro de las teorías que explican la acción, aquella


que se deriva del derecho abstracto de obrar, según la cual se desvincula
totalmente la acción del derecho subjetivo y la acción aparece al servicio del
interés' público en la observancia de la ley. El sujeto agente, según esta
concepción, al ejercitar la acción presta al Estado el servicio de proporcionarle la
ocasión para confirmar su autoridad y aparece así el sujeto agente, como investido
de una función pública, que él mismo ejercita, no en interés propio, sino en interés
del Estado. Esta teoría de la acción como derecho abstracto de obrar sería válida,
pues, y perfectamente aceptable, en un Estado autoritario y totalitario, en donde
se consagra el absoluto predominio del interés público, y en donde la jurisdicción,
antes que al servicio del particular está al servicio de la legalidad estatal, y todo
ciudadano, uti civis, aun sin estar directamente interesado, puede ejercer la
función pública de accionar para que el Estado confirme su autoridad en interés de
la ley. [56]

Entre la acción, entendida como sometimiento de la justicia al interés


privado y la acción entendida como sometimiento de la iniciativa privada al interés
público, la acción como derecho potestativo —concluye Calamandrei— significa
convergencia de dos intereses, en cuanto el particular, que busca en el proceso la
satisfacción de su interés privado, da así ocasión al Estado de satisfacer, al
administrar justicia, el interés colectivo. [57]
49

Apunta Calamandrei que el concepto de acción es relativo, por cuanto su


concepto depende del momento histórico, político y jurídico en que se formula la
teoría; pero cuando un ordenamiento jurídico determinado, admite el derecho de
acción, la cuestión de su relatividad pierde toda trascendencia y se presentan de
nuevo las dudas y vacilaciones acerca de su concepto en ese ordenamiento
jurídico determinado y concreto.

Autonomía de la acción.

La discusión entre Winsdcheid y Müther sobre la actio romana, dio origen a


la revision de las ideas existente sobre la acción. Las criticas de Müther tuvieron
influencia en los procesalistas alemanes del siglo XIX y por ello es señalada la
famosa polémica como el origen histórico de todo el movimiento doctrinal
generado en el siglo antepasado en torno a la accion.

para la ciencia procesal la separaccion de la accion del derecho material,


vino a representar mucho más que un nuevo concepto jurídico; constituyó la
autonomía del derecho procesal civil y fue así, que adquirió independencia del
derecho civil. La nueva doctrina acogió esta concepción y con fundamento en ella.

Acción y Justicia.

La acción nace historicamente como una supresión de la violencia privada,


sustituida por la obra de la colectividad organizada.

La primitiva represalia y la institiva tendencia de hacerse justicia por su


mano, desaparecen del escenario social para dar entrada a un elemento
sustitutivo inspirado en el propósito de obtener la justa reaccion por acto racional y
50

reflexivo de los órganos de la colectividad juridicamente ordenados. La accionen


justicia es, en cierto modo, el sutitutivo civilizado de la venganza. No cabe duda
en consecuencia, que la acción funciona en el orden actual de las cosas, merced a
la presencia del Estado, a su injerenciadirecta y a su propósito de asegurar la paz
y la tranquilidad social mediante el imperio del derecho.

Acción y derecho subjetivo.

El derecho y la acción se presentan en una unión no fácil de separar. El


derecho caso por caso de la justicia primitiva no permite distinguir con claridad en
que se diferencian, ya que el derecho mismo no aparece hasta el derecho romano.
Luego la misma formación histórica del derecho romano aparece como un claro
ejemplo de un sistema sin derecho subjetivo. El derecho no existe, sólo existe la
acción. Durante una larga etapa de este derecho la actio fue considerada el
derecho mismo. En nuestros tiempos, el derecho anglo americano se apoya
todavía, en amplia medida, sobre esta misma concepción: no existe propiamente
derecho hasta el momento en que la acción es judicialmente acogida.
Dentro del sistema jurídico de nuestros países, aparece con bastante
claridad, la distinción conceptual entre el derecho y la acción. Pero cuando se trata
de discernir el carácter concreto o abstracto de este derecho, la decisión debe
inclinarse hacia la concepción abstracta (genérica) del derecho de obrar. Una
teoría que trate de explicar la naturaleza jurídica de la acción (el qué es ?) debe
partir de la base de que cualquier súbdito o ciudadano tiene derecho a que el
órgano jurisdiccional competente considere su pretensión expuesta con arreglo a
las formas dadas por la ley procesal. Ese derecho es la porción mínima
indiscutible de todo este fenómeno: el derecho a la prestación de la jurisdicción.

La acción vive y actúa con prescindencia del derecho que el actor quiere
ver protegido. No sólo la pretensión infundada, sino también la temeraria, merece
51

la consideración de la actividad jurisdiccional hasta su último instante. La acción


pertenece al litigante sincero y al insincero. Sólo ocurre que este último no se sirve
de la acción dentro de sus límites legítimos, sino fuera de ellos, abusando de su
derecho.

Acción y pretensión.

La pretensión es la afirmación de un sujeto de derecho de merecer la tutela


jurídica y la aspiración concreta de que ésta se haga efectiva. En otras palabras,
es la auto atribución de un derecho por parte de un sujeto que invocándolo pide
concretamente que se haga efectiva a si respecto la tutela jurídica. Pero la
pretensión no es la acción. La acción es el poder jurídico de hacer valer la
pretensión. Ese poder jurídico existe en el individuo, aun cuando la pretensión sea
infundada. Por eso algunos autores han optado por borrar de su léxico el equívoco
vocablo de acción y acudir directamente a pretensión.

Acción y demanda.

Es el evento de iniciación procesal, materialmente es un escrito formal al


que se le conoce como libelo pretensor, el cual señala la acción incoada y
manifiesta la pretensión del sujeto activo.

Este acto material da nacimiento al proceso, marcando el comienzo


cronológico del procedimiento, generándo diversos efectos jurídicos.

La demanda es el vehículo para introducir la pretensión al proceso. La


acción es una facultad de poner en movimiento la jurisdicción que se diferencia del
derecho material. Nuestro legislador trata a la demanda en los artículos 253 y
52

siguientes del Código de Procedimiento Civil.

EL PROCESO Y SUS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES.

Es hecho admitido por todos los estudiosos y, en general por la doctrina,


que el proceso es la integración de una serie de actos cuya finalidad fundamental
es la de proteger un derecho. Para Carnelutti es como un instrumenta de
coordinación, como un método para la formación y actuar del Derecho, que
inspirado en un supremo designio de la justicia pura, elemento éste que es
esencial de todo ordenamiento y revestido de la certeza exigida por la seguridad
del tráfico jurídico, permite lograr. según la expresión de Chiovenda, es el
cumplimiento de la voluntad de la Ley.

Por la tanto, el proceso comprende una serie encadenada de actas


realizados de una parte, por aquellos que tienen un interés en disputa; y de la otra,
por los que en su oficio han de preparar una fórmula de valor jurídico de tipo
vinculante que, atendiendo a los principios de igualdad, equidad y justicia,
solucione el conflicto, entendiéndose por esta fórmula no otra cosa, sino la
sentencia.

En relación al proceso, nos enseña la distinción entre la idea del derecho


subjetivo que se resuelve en una voluntad concreta de la Ley, y la norma, derecho
objetivo traducida en una voluntad general, abstracta, hipotética y condicionada a
la verificación de determinadas hechos.

La voluntad concreta de la Ley busca realizarse de ordinario mediante la


presentación obligada que una persona a otra, y cuando ella no se realiza,
desobedeciendo el precepto, se hace obligante la protección de la Ley, para así
53

poder tutelar el derecho subjetiva, surgiendo entonces el proceso can todas sus
secuelas.

El proceso, al tratarse de la vida jurídica, implica un método para la


formación o actuación del derecho, regulando el conjunto de intereses
contrapuestos y logrando obtener una paz justa y verdadera, ya que si el derecho
no es cierto, los interesados desconocerán el alcance de sus mandatos; y, si no es
justo, no sienten lo preciso para la debida obediencia.

El proceso sirve al derecho, en cuanto que es el método para la formación


al desenvolvimiento de sus cualidades, y el motivo de su actuación está en la
armonización de los conflictos de intereses surgidos entre los particulares.

Jaime Guasp mantiene el adecuado criterio, de que según el estado actual


de los estudios procesales, pueden señalarse dos teorías en las actividades
conceptuales: a} la ordenación sociológica y b} la orientación jurídica.

La ordenación sociológica permite reducir el concepto del proceso a una


fórmula general que abarque bajo común rúbrica la resolución de un conflicto
social, ya sea de naturaleza intelectual que no es sino un choque de opiniones de
naturaleza volitiva, al producirse un contraste de voluntades, cuyas situaciones el
proceso tiene que resolver.

La jurídica abarca toda la actuación del derecho, ya sea en el aspecto


subjetivo u objetivo. En primer caso, a veces se presenta la dificultad de la
inexistencia de una materia fundamental de derecho subjetivo, aunque entonces
se refiera a la protección de la esfera jurídica. del particular considerada en su
integridad; en el segundo, se considera la concepción objetiva como un
instrumento de la realización del supuesto de hecho de la norma. Haciendo una
54

síntesis de las dos concepciones, podemos considerar que en la subjetiva, se


toma el proceso como un instrumento destinado a la actuación de los derechos
subjetivos, la que ha sido motivo de censura, ya que si las partes ejercitan sus
derechos y cumplen sus obligaciones de manera voluntaria, no tienen necesidad
alguna de acudir al proceso; en tanto que en la objetiva, la cuestión radica en la
actuación de la Ley, dándole un carácter general y amplio. Se le crítica en que no
surge en una forma espontánea sino en virtud del derecho y del principio
dispositivo que domina al mismo, estando condicionado a acto de parte que lo
ponga en mnvimientn, lo que nos llevaría al contrasentido de que una Ley puede
quedar sin aplicación si no hay impulso particular o privado que mueva el proceso.

Prieto Castro lo define como "la actividad de las partes y del Tribunal
regulada par el Derecho Procesal, e iniciada por aquella que de ellas es llamada
demandante, para obtener la sentencia o acta par el cual el Tribunal cumple su
misión de defensa del orden jurídico, que le está encomendada por el Estado, y
tutela el derecho de la parte que en el curso de él, haya demostrado poseerlo".

El Profesor Guasp, para obtener una definición del proceso, examina


previamente: 1) De quién procede la actividad en que el proceso consiste; 2)
Sobre qué materia recae dicha actividad, y 3, Cuál es la esencia de la actividad
misma.

a) No toda actuación de pretensiones puede ser considerada como un


proceso, para ello hace falta que dicha actuación proceda de un determinado
sujeto; este sujeto es el Estado. No es proceso la actividad privada de una
persona para autodefensa de una pretensión; para que haya proceso es preciso
que esa actuación proceda de un sujeto colocado por encima de las partes, al cual
dichas partes están subordinadas. El Estado atiende a esa función mediante
órganos destinados especialmente a realizarla; el conjunto de estos órganos, la
55

función que les corresponde y el poder que para el ejercicio de esta función les
está atribuido, es lo que se denomina jurisdicción.

b) El objeto de la actividad procesal es la pretensión que par ella se actúa, a


sea la declaración de voluntad por la que un sujeto pide a1 órgano jurisdiccional
una determinada conducta frente a otra persona distinta y determinada. Todo
proceso exige una pretensión, como lo pone de relieve un detenido análisis del
proceso; así como toda pretensión lleva consigo un proceso, - nunca el proceso
podrá tener un contenido mayor, menor o distinto que el de la pretensión -.

Finalmente, la naturaleza de la actividad que, a través del proceso se tiende


a obtener, es la "actuación" de una pretensión accediendo el órgano jurisdiccional
a lo que en ella se demanda.

Resumiendo las anteriores notas parciales – dice el Profesor Guasp - ,


puede darse un concepto definitivo del "proceso" coma una serie o sucesión de
actos que tienden a la actuación de una pretensión fundada mediante la
intervención de los órganos del Estado, instituidos especialmente para ello". Como
título ilustrativo, damos una definición del derecho soviético tomada del libro de M.
A. Gurvich: "es una ciencia partidista, que sirve para la construcción del
comunismo, la tarea de la ciencia del Derecho procesal Civil soviético consiste
también en demostrar el profundo contraste entre las instituciones burguesas de la
misma rama de la ciencia, así como la inmensa superioridad de las primeras, al
poner de manifiesto sus diferencias fundamentales".

Una definición que se aparta de los cánones tradicionales y es altamente


interesante es la de Capograssi, citada por Spinelli en "las pruebas civiles" Y la
que dice así: "El proceso es la verdadera y única ciencia del tiempo perdido que
torna práctica la experiencia”. En el proceso se opera una doble magia: Hacer
56

revivir lo que ya no vive, lo que está ahora gastado y hacerlo revivir en la


conciencia y en el juicio de alguien que estuvo totalmente ausente y fue extraña a
la experiencia que debe resurgir. (Guistizia, processo, Scienzia, Verirá).

LOS PRINCIPIOS PROCESALES.

Los principios procesales sirven para describir y sustentar la esencia del


proceso, cuando son incorporados en un código de manera taxativa pone de
manifiesto el sistema procesal que adopta ya sea el publicista o privatista. Se dice
también, que son normas universales, que regulan la relación procesal desde el
inicio del ejercicio del derecho de acción hasta el fin del proceso.

LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO.

Estos principios sustentan la esencia de lo que es un proceso judicial, al


extremo que su presencia en un ordenamiento procesal es correspondiente con la
naturaleza jurídica de este.

1. Principio de la exclusividad y obligatoriedad de la función jurisdiccional


Nadie puede irrogarse en un Estado de derecho la función de resolver conflictos
de intereses con relevancia jurídica, sea en forma privada o por acto propio. Esta
actividad le corresponde al Estado a través de sus órganos especializados, este
tiene la exclusividad del encargo. El principio significa que si una persona es
emplazada por un órgano jurisdiccional, debe someterse necesariamente al
proceso instaurado contra él. Es más, cuando el proceso acabe, dicha persona
estará también obligada a cumplir con la decisión que se expida en el proceso del
cual formó parte.
57

2. Principio de la independencia de los órganos jurisdiccionales La única


posibilidad de que un órgano jurisdiccional, un juez pueda cumplir a cabalidad con
su función social de resolver conflictos de intereses y procurar la paz social es
intentando que su actividad no se vea afectada por ningún tipo de poder o
elemento extraño que presione o altere su voluntad para decidir. Si un juez no es
soberano en la decisión que debe tomar para resolver un caso concreto,
significará que el proceso judicial solo es un pretexto para protocolizar una
injusticia, la quehabrá sido obtenida por ese factor externo que pervierte la
voluntad del juzgador.

3. Principio de imparcialidad de los órganos jurisdiccionales La palabra


imparcialidad se origina en el vocablo imparcial que significa "que no es parte". En
realidad, la etimología es útil para identificar la exigencia de que el órgano
jurisdiccional esté absolutamente desafectado respecto de lo que es materia del
conflicto de intereses, y también de cualquier relación con quienes participan en él.
La imparcialidad es un deber a todos los que participan en la actividad judicial de
proteger tal estado, compromiso que alcanza a las partes interesadas en el
conflicto contenido en el proceso judicial.

4. Principio de contradicción.

También se le conoce como Principio de Bilateralidad, consiste en que


todos los actos del proceso deben realizarse con conocimiento de las partes, aun
cuando más específicamente queremos decir que todo acto procesal debe ocurrir
con la información previa y oportuna al contrario.En concreto, significa que un
proceso solo será válido desde su inicio, en tanto el demandado sea emplazado
correctamente y se le conceda el tiempo necesario para que conteste la demanda,
pruebe, impugne y alegue al igual que el demandante, durante el transcurso de
todo el proceso.
58

5. Principio de publicidad

La actividad procesal es una función pública, en tal virtud, constituye una


garantía de su eficacia de los actos que la conforman se realicen en escenarios
que permitan la presencia de quien lo desee. El servicio de justicia debe dar
muestras permanentes a la comunidad de que su actividad se desenvuelve en un
ambiente de claridad y transparencia. El fundamento del principio de publicidad es
que el servicio de justicia es un servicio social.

6. Principio de la motivación de las resoluciones judiciales.

La función jurisdiccional como actividad exclusiva del Estado


específicamente de sus órganos judiciales es un instrumento de paz y de
seguridad social. Devis Echandía afirma: "De esta manera se evitan
arbitrariedades y se permite a las partes usar adecuadamente el derecho de
impugnación contra la sentencia para los efectos de la segunda instancia,
planteándole al superior las razones legales y jurídicas que desvirtúan los errores
que condujeron al juez a su decisión. Porque la resolución de toda sentencia es el
resultado de las razones o motivaciones que en ellas se explican".

7. Principio de la Cosa Juzgada

Este principio nos señala que un proceso terminado, que ha quedado


consentido y ejecutoriado, genera la autoridad de la cosa juzgada; vale decir es
inimpugnable, irrecurrible, invariable, inmutable y que por ende ninguna autoridad
judicial podrá revisar nuevamente la misma pretensión. La cosa juzgada otorga
seguridad jurídica, pero ello solo tiene efecto sobre las partes intervinientes del
59

mismo .Existen algunas excepciones, por ejemplo: el patrocinio de intereses


difusos.

LOS PRINCIPIOS DEL PROCEDIMIENTO

Los principios del procedimiento sirven para describir la naturaleza y


contenido de los sistemas procesales civiles.

1) Principio de la Tutela Jurisdiccional

Como manifiesta Ovalle Favela, el derecho a la tutela jurisdiccional “es el


derecho público subjetivo que toda persona tiene para acceder a tribunales
independientes e imparciales, con el fin de plantear una pretensión o defenderse
de ella, a través de un proceso justo y razonable, en el que se respeten los
derechos que corresponden a las partes, así como para que dichos tribunales
emitan una decisión jurisdiccional sobre la pretensión o la defensa y, en su
oportunidad, ejecuten esa resolución“.

2) Principio de Dirección e Impulso procesal.

El principio de impulso procesal por parte del juez es una manifestación


concreta del principio de dirección, consiste en la facultad que se concede al juez
para conducir y hacer avanzar autónomamente el proceso a la consecución de sus
fines, esto es, sin necesidad de intervención de las partes.

3) Principio Integración de la Norma Procesal.


60

Considera que el principio de integración consiste en la posibilidad que


tiene el juez de cubrir los vacíos y defectos de la ley procesal, recurriendo a los
principios generales del derecho procesal, a la doctrina y a la jurisprudencia.

4) Principio de Iniciativa de parte y de Conducta Procesal


Esto quiere decir que será indispensable que una persona ejerza su
derecho de acción como punto de partida de la actividad jurisdiccional del Estado.
Es decir, el proceso inicia con la petición que hace el demandante a través de la
demanda, quien tiene que invocar interés y legitimidad para obrar. La conducta
procesal, a la que se refiere la segunda parte de la norma, viene a ser un conjunto
de principios destinados a regular la correcta actuación de los intervinientes en el
proceso.

5) Principio de Inmediación.

El principio de inmediación que tiene por objeto que el juez que va resolver
el conflicto de intereses o la incertidumbre jurídica, tenga el mayor contacto
posible con todos los elementos subjetivos (intervinientes) y objetivos
(documentos, lugares, etc.) que conforman el proceso.

6) Principio de Concentración.

El principio de concentración. Este principio tiende a que el proceso se


desarrolle en el menor tiempo posible y con la menor cantidad de actos
procesales. La acumulación de actos procesales bajo la forma de audiencias,
otorgará al juez en presencia personal y directa con las partes, una visión de
conjunto del conflicto que va a resolver.

7) Principio de Economía Procesal.


61

El principio de economía procesal, en su acepción de ahorro, está referido a


tres áreas distintas: tiempo, gasto y esfuerzo. El proceso debe ser resuelto en un
tiempo razonable, sin dilaciones, economizando dinero y esfuerzo. El tiempo
cumple un rol esencial y envolvente en el proceso. El cumplimiento de los actos
con prudencia. La economía de esfuerzo está referida a la posibilidad de concretar
los fines del proceso evitando la realización de actos que estando regulados son
innecesarios para tal objetivo.

8) Principio de Celeridad.

El principio de celeridad, viene a ser la expresión concreta de la economía


por razón de tiempo. Consiste en que el proceso se concrete a las etapas
esenciales y cada una de ellas limitada al término perentorio fijado por la norma.
En observancia de este principio se descartan los plazos o términos adicionales a
una determinada etapa, esto es, los que se surten como complemento del
principal y las prórrogas o ampliaciones.

9) Principio de Socialización del proceso.

El principio consiste en que el juez está facultado para impedir la


desigualdad entre las partes que concurran al proceso, por razón de raza, sexo,
idioma, condición social o económica, o de cualquier otra índole; sea un factor
determinante para que los actos procesales o la decisión final tengan una
orientación que repugne al valor justicia.

10)Juez y Derecho
62

La primera parte de esta norma se resume en el aforismo “iura novit curia”,


por lo que el juez debe aplicar la norma jurídica que corresponda a la situación
concreta, aunque las partes hayan invocado erróneamente o no lo hayan
invocado. El juez tiene el mejor conocimiento del derecho que las partes, y aplica
la norma más conveniente al caso concreto. Iura novit curia no quiere decir que el
Juez puede adecuar los hechos al derecho, sino que el Juez puede corregir la
aplicación de la norma, más no los hechos. La segunda parte está referida al
principio de congruencia procesal, el Juez al momento de emitir su decisión que
pone fin a la instancia, no puede ir más allá del petitorio.

11)Principio de Gratuidad en el Acceso a la Justicia

Este principio obliga a procurar que el proceso no resulte tan costoso para
las partes, que podría ser un inconveniente para hacer valer el derecho
pretendido. El Estado concede gratuitamente la prestación jurisdiccional, sin
perjuicio de que el litigante de mala fe, deba abonar las costas, costos y las multas
que para cada caso específico establece la Ley.

12)Principio de Vinculación y de formalidad.

La actividad judicial es una función pública realizada con exclusividad por el


Estado, las normas procesales que regulan la conducta de los intervinientes en el
proceso y las ciencias que las integra son de derecho público. Estas normas
procesales tienen carácter imperativo como principio, salvo que la misma norma
regule que algunas de ellas no tiene tal calidad. En el segundo párrafo, referido al
principio de elasticidad, por el cual el juez está facultado para adecuar la exigencia
del cumplimiento de estos requisitos formales a los dos objetivos más
trascendentes del proceso: la solución del conflicto de intereses o incertidumbre
jurídica y, el logro de la paz social en justicia.
63

13)Principio de Doble Instancia


El principio de la doble instancia para todos los procesos, dentro de los
cuales se ventila y se resuelve el conflicto de intereses o la incertidumbre jurídica,
ambas con trascendencia jurídica. La doble instancia es renunciable expresa o
tácitamente. Esto quiere decir, que si en la primera instancia una parte no obtiene
una decisión Otros principios procesales:

Principio de Adquisición

El Principio de Adquisición, consiste en que una vez incorporados al


proceso los actos procesales (documentos, etc.) dejan de pertenecer a quien lo
realizó y pasan a formar parte del proceso, pudiendo incluso la parte que no
participó en su incorporación obtener conclusiones respecto de él. Acá
desaparece el concepto de pertenencia individual, una vez se incorpore el acto al
proceso.

Principio de Eventualidad

Este principio está ligado con la diferencia, a veces sutil, que existe entre
una partes de presentar todo su caudal probatorio (sea de la pretensión o defensa)
en un dilación de los procesos, e incita la deslealtad procesal. Al haber asumido
como requisito de admisibilidad que los medios probatorios se acompañen en la
etapa postulatoria, se ha incorporado en el código este principio.

Principio de Congruencia.

Es conocido como principio de consonancia. En virtud a ese postulado se


limita el contenido de las resoluciones judiciales; es decir que debe emitirse de
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acuerdo conel sentido y alcance de las peticiones formuladas por las partes para
el efecto de que exista idoneidad jurídica entre lo resuelto y las pretensiones,
excepciones y defensas oportunamente deducidas.
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CONCLUSIÓN.

Por todo lo anteriormente expuesto, debe estimarse, que con el presente


trabajo se realizó un estudio sistematizado, claro y preciso de las nociones de
jurisdicción, acción y proceso como instituciones básicas de la disciplina del
derecho procesal, motivado a ello y a pesar de que tanto en la doctrina, como en
textos legales y en la jurisprudencia, se presenta todavía una sombra de confusión
en torno al verdadero significado de estas nociones, lo que incide en el uso
incorrecto de su terminología y en la falta de claridad en la definición de estas
instituciones, una vez que se han precisado sus definiciones, que se ha analizado
la naturaleza jurídica de ellas y sus acepciones, así como también se han
determinado los obstáculos para dar una definición generalmente aceptada, que
se han identificado los elementos esenciales que conforman el proceso y se ha
determinado su fin y su estructura teleológica, que se ha establecido el nexo que
incorpora la noción de pretensión a la trilogía estructural del proceso, se puede
afirmar que estas nociones son correlativas de orden sistemático, porque tienen
entre si una sucesión inmediata, estructurada y ordenadamente relacionada, que
le otorgan unidad, coherencia y organicidad al derecho procesal, lo cual ha
impulsado en la actualidad una profusa elaboración de estudios científicos y
doctrinales, tratando de armonizar estas nociones y conformar una configuración
conceptual de las mismas.

En efecto, en mi opinión a pesar que el derecho procesal como disciplina


científica independiente, cada vez mas es objeto de estudio, todavía persiste una
especie de confusión y especie de uso incorrecto de la terminología y definición de
estas nociones, razón por la cual se hace necesario profundizar en el
conocimiento científico de ellas, que por darle ese carácter de unidad, coherencia
y organicidad al derecho procesal, es preciso comprender en su naturaleza y
bases teóricas, especialmente hoy día cuando la correcta interpretación y
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aplicación del ordenamiento procesal, depende del conocimiento científico que de


estas nociones se tenga y cuando es necesario despejar el caos conceptual, que
pueda obstaculizar el desarrollo del futuro derecho procesal. Así pues, se pone en
evidencia la necesidad de disipar las dudas que provoca el uso incorrecto de la
terminología procesal, es fundamental estudiar a fondo estas instituciones, en la
necesidad de establecer definiciones y características para contribuir al adecuado
manejo terminológico de sus nociones.

En último lugar, se debe recalcar que es necesario incentivar en los


estudiosos y doctrinarios del derecho y de la ciencia procesal, la necesidad de
continuar los esfuerzos con ética y vocación, en la búsqueda de la coherencia,
organización, clasificación y sistematización de estas nociones, que posibiliten el
avance y progreso de la disciplina del derecho procesal.

Habiéndose precisado a la noción de jurisdicción como un atributo de la


soberanía del Estado, que implica una potestad, que entraña un deber puesto que
es de ejercicio obligatorio, con el objeto de dar cabida y solución a pretensiones
formuladas por los interesados ante los órganos encargados de impartir justicia y
habiéndose analizado a las acepciones y definiciones de la noción de acción,
entendiéndola como una posibilidad, como un poder de acudir a los órganos
jurisdiccionales para reclamar la satisfacción de una pretensión o la tutela de
derechos e intereses, utilizando para ello el conjunto de relaciones que surgen
entre las partes y los agentes de la jurisdicción, reguladas por la ley a través del
proceso; demostrando que a la trilogía de jurisdicción, acción y proceso, como
elementos esenciales del derecho procesal se incorpora la noción de pretensión,
en un orden de relación estrecha e inmediata, debe concluirse que la primacía
conceptual de estas nociones la tiene la jurisdicción como potestad de titularidad
estatal, potestad que no es de ejercicio facultativo, si no de carácter
eminentemente obligatorio, en consecuencia al deber de ejercitar la jurisdicción,
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correlativamente surge un derecho a la jurisdicción o un derecho de acceso a la


jurisdicción, a través de una posibilidad o de un derecho jurídico constitucional que
tienen los particulares, que se conjuga en la acción, cuando la acción de los
particulares se contacta con la jurisdicción que ejerce el Estado.

Correlativamente surge el proceso como un conjunto de relaciones dirigidas


al conocimiento decisión y ejecución de intereses y derechos tutelados por el
ordenamiento jurídico, por lo cual el proceso es un mecanismo de satisfacción o
de tutela de intereses jurídicos, es el instrumento esencial para el cumplimiento de
la actividad jurisdiccional, consecuencialmente esos intereses o derechos cuya
satisfacción o tutela el Estado procura resolver y conocer y en torno a los cuales
gira la actividad del proceso, es lo que se conoce como pretensión procesal;
todas estas razones dan fundamento para afirmar que las nociones de jurisdicción,
acción, proceso y pretensión, son correlativas y básicas en la disciplina del
derecho procesal, y tanto desde el punto de vista práctico, como en el campo
académico y en ejercicio de la profesión de abogado, están dadas las
condiciones para continuar los esfuerzos en el análisis y estudio de estas
instituciones, en la necesidad de establecer definiciones, delinear características y
contribuir en el aporte de conocimientos que faciliten el adecuado manejo de las
nociones en estudio, que permitan mejorar el tratamiento que a éllas se les da en
el campo del derecho procesal
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