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Especialización Docente en Políticas Socioeducativas

INTEGRANTES DEL GRUPO 3: Posadas, María Soledad, Robledo, Juan Pablo, Silva,
Andrea Jorgelina

Familias y Sexualidades
Introducción:
Entendemos a la educación no sólo como un derecho humano, social e inalienable al ser
humanos, sino también como una compleja trama conflictiva donde interactúan una
multiplicidad de aristas, actores y elementos que involucran a las escuelas, docentes, a los/as
estudiantes, familias, Estados y otros actores fundamentales, que parte de la formación
subjetiva de nuestros alumnos/as.

En el contexto actual esa complejidad también está atravesada por lo mediático, lo


inmediato, lo efímero, la pobreza de significados y el desdibujamiento de los roles sociales.
Esto tiene un impacto directo en las ideas que poseemos de familias y sexualidades, dos
construcciones que en los últimos tiempos fueron objeto de controversia. En ambos
conceptos se cristalizan las tensiones y signos de cada tiempo, cada periodo histórico creó un
ideario de familias y sexualidades y en ese mismo ideó una serie de roles, funciones, espacios.
Estas posturas, debatidas dentro de las Ciencias Sociales, consolido un hegemónico que
intenta centralizar un pensamiento y prácticas en relación a las sexualidades y familias.
Pensar en ambos conceptos es resignificar las actuales prácticas pedagógicas si queremos
proponer una educación de calidad y que ponga en el centro al derecho a la educación, que
es en definitiva un intento de mejorar nuestra sociedad.

Conceptos en tensión y discusión

Hasta el siglo XIII las imágenes de los niños son adultos en miniatura, ellos realizaban las
mismas tareas de los adultos y se vestían igual que sus padres. Esos niños eran concebidos
para perpetuar la especie y su linaje. Como dice la antropóloga Eunice Durham (1998), “la
familia hace referencia a un grupo social concreto, que existe como tal en la representación
de sus miembros, el cual es organizado en función de la reproducción(biológico y social)por
medio de la manipulación de los principios formales de la alianza, la descendencia y la
consanguinidad”.
Con el paso del tiempo, esta conceptualización fue cambiando y la familia tomó al niño
como persona, ya no era un objeto, sino que existía un vínculo afectivo con él. La familia en
la modernidad fue llamada “nuclear”, basada en una pareja monogámica libremente elegida.(
Neufeld, 2000; Segalen, 1992; p.11) y con hijos. Pero con la modernidad cambió la
concepción del niño, el enfant, apareció la infancia y con ella la necesidad de otras formas
educativas, las escuelas. Que eran necesarias para completar a los menores y volverlos
adultos a través de la educación, que según Durkheim(1911) “la educación es la acción
ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no están maduras para la vida
social”. Es por ello que debían sacar a la infancia del mundo de los adultos. Y para esto había
que educarlos en instituciones cerradas, donde el Estado era el encargado de ello.

El primer concepto es el de familias, según la revista de Educación Española en su artículo


Valores y familia ante el tercer milenio de la autora Carmen Valdivia Sánchez (2001) “la
familia es aquello que transmite creencias religiosas y en general valores” esta definición le
atribuye muchas funciones a la familia, funciones que actualmente no posee. A lo largo de
los últimos cien años otros agentes como los medios de comunicación, estado, mercado y
otros se han encargado de aquellas funciones que la familia fue delegando gracias a los
cambios en el mundo laboral, que llevaron a la mujer al mundo del trabajo y las nuevas
formas de organización industrial que cambiaron las formas de organización poblacional y
familiar por mencionar algunos. Estas transformaciones impactan en forma directa en la
estructura familiar, ya no existe un único modelo familiar emergen distintas formas
familiares entre las cuales se cuentan las familias tradicionales, monoparentales,
polinucleares. Todos estos modelos de familia coinciden en reconocer y aceptar la llamada
moratoria social (Margulis. M. Urresti M 2001)

Así la familia le confiere tanto al estado como a la escuela la tarea de educar a sus niños, lo
autorizan. Y dentro del aula existe una relación de poder, de autoridad, desigual, entre los
alumnos y el docente, éste era el transmisor del saber, ejemplo moral, que aplicaba un método
de enseñanza universal, o sea igual para todos. Que según Comenio, era el que extendía sus
rayos como hace el sol, sobre todos. Así los docentes se sentían con autoridad sobre los
alumnos, que muchas veces no respondía al origen de dicha palabra, aucto (autor), “hacer
crecer”sino de manera autoritaria, como imposición. Cuántas veces habremos escuchado de
nuestros docentes decir “porque lo digo yo”.

Pero lo que se transmitía era lo que el poder político pretendía para perpetuarse en el poder,
se seleccionan conceptos y contenidos determinados para que se mantengan las divisiones de
las clases sociales , teniendo además la iglesia un papel importante que influyó en las tomas
de decisiones, por ejemplo en la no enseñanza de pautas sobre la sexualidad, el sexo sino que
por el contrario, de eso no se hablaba. La sexualidad era entendida como un hecho a través
del cual se reproducía, algo biológico, sin el placer.

Ser evocada tradicionalmente, en la escuela, remite a representaciones sociales fuertemente


ancladas, que la relacionan con la clásica imagen de papá, mamá y sus hijos solteros, imagen
que como vimos ha sido también reforzada, e instalada, desde la escuela. Familia nuclear
occidental, basada en una pareja monogamica libremente elegida.( Neufelg,2000; Segalen,
1992 p. 11).

Para la antropóloga Eunice Durham(1998), “la familia hace referencia a un grupo social
concreto, que existe como tal en la representación de sus miembros, el cual es organizado en
función de la reproducción(biológico y social)por medio de la manipulación de los principios
formales de la alianza, la descendencia y la consanguinidad”.

Para contraponer a esas lógicas sobre el concepto de sexualidad pero en una clave de
relaciones de poder y en forma intencional una imagen de hombre y mujer con determinadas
características sexuales, formas, aspectos y funciones. Si algo deben aprovechar lo
educadores de este tiempo es tomar estas condiciones actuales de cambio, crisis y caos
constate que se vive desde lo epistemológico abre puertas al cambio y su aceptación.

Según el sociólogo Guasch “la heterosexualidad nace en el siglo XIX […] si el cristianismo
prepara la heterosexualidad de manera indirecta, la medicina (en estrecha colaboración con
el derecho) funda la heterosexualidad y define como enfermos a los que se apartan de ella.
Hay que comprender la heterosexualidad como un proyecto político de las clases dominantes
del siglo XIX (Guasch, 2000: 39). Según Monique Wittig, la sociedad está regulada por un
“contrato heterosexual” que condiciona nuestra vida en general. La autora relaciona la figura
del contrato de Rousseau, con la heterosexualidad y a propósito del contrato social dice:
Según Rousseau, el vínculo social es una suma de convenciones fundamentales que, aunque
nunca fueron enunciadas, están, no obstante, implicadas en el hecho de vivir en sociedad. Y
todos conocemos estas reglas: la palabra heterosexualidad las resume. […] Todo el mundo
está de acuerdo en decir que hay cierto número de cosas que se deben hacer. […] Ser un
hombre, ser una mujer, casarse, en ese caso tener hijos, criarlos ─sobre todo las mujeres–
[…]. Para mí los dos términos de contrato social y de heterosexualidad son superponibles,
son dos nociones que coinciden. Y vivir en sociedad es vivir en heterosexualidad (Wittig,
2006: 4).

Además, la heterosexualidad no es solo la categorización de las personas a partir de la


genitalidad y el género, sino que implica también un régimen político pensado, previsto y
calculado que va más allá de los otros regímenes políticos comunes, ya que atraviesa y se ve
manifestado en todas las culturas y políticas de diversas sociedades. Este contrato no es
firmado conscientemente por las partes, la matriz heterosexual está tan inserta en la sociedad
que cuando nacemos ni siquiera tenemos la posibilidad de elegir firmar o no dicho contrato,
desde el primer momento que nacemos estamos impregnados de él y nos determina desde el
comienzo.

Sumando a lo anterior, la construcción del vínculo entre docentes y alumnos/as hay que te
construirlo en la compleja red de relaciones del mundo escolar.
Para eso es importante la viabilización y organización tiempos y espacios de trabajos:
talleres, tutorías, jornadas, entre otras.
Los adolescentes y jóvenes son los nuevos adultos, porque las condiciones de vida vuelven
jóvenes a unos adolescentes y hábitos culturales y de consumo acortan la adolescencia, según
la mirada de Kantor.
Los adolescentes y jóvenes no tienen referentes, no cuentan con buenos modelos o no los
aceptan. La autoridad es la clave a la hora de pensar la relación adultos,-jóvenes. Dicha
autoridad está devaluada por la mala praxis.
Hoy en día la adquisición de saberes proviene de diferentes fuentes, fuera de la familia y la
escuela y por esto hay que transformar los procesos de aprendizaje y entre otros factores.
Palabras finales, horizontes abiertos

En este breve recorrido, pero intenso en términos conceptuales, pudimos analizar que los
términos “familia” y “sexualidad”, tienen una larga tradición en el pensamiento occidental y
poseen una carga no menor en las formas de organización social.

Por otra parte, lo que intentamos exponer en estas líneas, es analizar ligeramente esos
cambios de cómo se consolido, argumentó y sostuvo en el tiempo una forma tradicional de
familia y sexualidad, hasta ser un componente central de la esfera social de la actualidad,
pensada dentro de mecanismos o entramados de poder, sentidos y articulaciones diversas.

Es justamente en este sentido que nos queremos posicionar, destacando a la diversidad de


sujetos, familias y sexualidades, que conforman nuestros/as estudiantes en las aulas de clase
cotidianamente. Tener en cuenta esas diversidades, familias y formas de concebir al
alumnos/a en nuestras prácticas docentes, es apostar a abrir y complejidad ese prisma por el
cual vemos al mundo y por ende a los/as estudiantes secundarios y apostar a una mejor
calidad educativa, inclusiva, sin discriminación y diferencias.

Bibliografía utilizada:

Alonso, Graciela y Morgade, Graciela (2008). “Educación, sexualidades, géneros:


tradiciones teóricas y experiencias disponibles en un campo en construcción”. En: Cuerpos
y sexualidades en la escuela. Buenos Aires: Paidós.

Cabral, M. y Maffía, D. (2003). “Los sexos ¿son o se hacen?”. En: Maffía, Diana
(compiladora) Sexualidades migrantes. Género y Transgénero. Buenos Aires: Feminaria.

Cerletti, Laura (2006). Las familias, ¿un problema escolar? Sobre la socialización escolar
infantil. Buenos Aires: Noveduc.

Freire, S. (2009). “Judith Butler para principiantes”. En Suplemento Soy Diario Página/12
– 08/05/2009.

Guasch, Oscar (2000), “Sodomía: del pecado al delito“, “La medicalización de la sexualidad”, en La
crisis de la heterosexualidad, España, Leartes, pp. 39, 76, 77.

Weeks, Jeffrey (1998). Sexualidad. México: Paidós.

Wittig, Monique (2006), El pensamiento heterosexual y otros ensayos, Barcelona-Madrid, Egales.


Documentos:

Ministerio de Salud de la Nación. Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación


Responsable (2008). Jóvenes y sexualidad. Una mirada sociocultural.Disponible
en: www.msal.gov.ar/saludsexual/pdf/jovenes-sexualidad.pdf

Ministerio de Educación de la Nación. Programa Explora (2006). Las familias en la


escuela. Disponible en:
explora.educ.ar/wp-content/uploads/2010/04/PEDAG06-Las-familias-en-la-escuela.pdf

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