Entender que el populismo es la antítesis de república es el primer paso para
desenmascarar gobiernos corruptos como el estado venezolano. La conferencia denota la falta de principios éticos en América latina, donde la historia nos plantea la institución de gobiernos tiranos que a merced del odio dividen la nación entre expresiones lingüísticas discriminatorias tales como pueblo y antipueblo, ambas totalmente inexistentes.
Contrariamente a lo que se piensa en la actualidad, la facultad de poseer
derechos conformados y orientados a no coartar las libertades del prójimo es inverosímil y subjetivo, donde comienzan los derechos de unos se inferioriza el estatus de otros, lo que se conoce como relación derecho- privilegios.
Reconocer que solo tres derechos fundamentales, naturales e inalienables son
el pilar para la institución de la república es el primer paso para comprender que la fructificación de una nación no radica en cuantas libertadas se le confiere a sus ciudadanos a fin de librarlos de sus obligaciones, al contrario, se trata de poner en sus manos obligaciones y a partir de derechos como la vida, libertad y propiedad privada el individuo sea capaz de pensar en grande y resaltar sus dones para lograr por sí mismo el éxito y compartirlo a fin de permitir el crecimiento de la sociedad.
El populismo nace como un régimen que a base de falacias engañosas y
especulaciones sin sentido se plantea con firmeza ante una nación haciéndolos totalmente dependientes, desaprobando el éxito individual bajo la excusa de un juego de roles y clases donde ser rico parece ser lo incorrecto y se justifica la pobreza como la incapacidad de superación como consecuencia de estas sociedades aparentemente superiores que la única diferencia que poseen fuera de vagos juegos de clases sociales es la educación como herramienta para explorar el mundo de saberes que finalmente los hará libre de cualquier dependencia gubernamental.
En Venezuela el advenimiento del populismo origino la institución de un
adoctrinamiento masivo que por supuesto como cualquier nación populista comienza en la Venezuela desahuciada y se abre paso entre caminos de ignorancia y sed de pertenencia. Planteando una estrategia tramposa en donde el gobierno se hace cargo de la propiedad privada para obtener un margen de ganancia copioso y a la vez crear zozobra y miedo por lo que no se tiene para luego devolverlo de forma regulada en una gran minoría donde por supuesto no son subsanadas las necesidades, pero este ente corrupto pasa a figurar como el gran dador, puesto que en tiempos de carencias quien más da es quien se idolatra en masas.
El encontrarse en un estatus de superioridad como autoridad política de un
estado es por mas una difícil posición a la hora de conservar valores ético y morales, el margen económico que circula en una nación obnubila los deseos incluso benevolentes de sus gobernantes y se expresa el carácter egoísta que todo ser humano posee incluso desde sus comienzos en el paseo de la vida. Cada nuevo paso tiene un precio y los recursos que se otorgan a los ciudadanos a fin de generar el aprecio de las masas no son más que prestamos que finalmente deberán ser subsanados de una forma u otra, sin embargo al concluir se plantea una duda ¿cómo se puede pagar una deuda tan desconcertante como la venezolana luego de 18 años de populismo cuando el país está en quiebra? Suponemos que el populismo sustenta al populismo de alguna manera, sin embargo entre los intereses mezquinos que cada estado populista maneja no es de esperarse que la hermadad entre países que comparten una misma ideología este sobrevalorada. Es allí donde observamos la caída del gran imperio, se recorta el presupuesto en materia de salud, seguridad y educación, el país entra en una crisis sin precedentes y aun cuando la mayoría abren los ojos hacia un posible futuro republicano desligado del populismo practicante, existe un gran porcentaje aún vigente que bajo soborno y sin ánimos de superación propia se siguen influenciando por la negativa corriente que rige el estado.