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Tú decides
Una graduada reflexiona sobre la fe y los estudios
El verano pasado terminé la carrera. Me dieron el título y celebré el hecho
de que había llegado a su fin otra etapa emocionante de la vida. Al pensar
en los cuatro años que pasé en la universidad, me sentía satisfecha por lo
que había logrado: había entregado tantos trabajos, hecho tantos exámenes,
leído tantos libros, adquirido tanta experiencia y conocido a tantos amigos.
Pero al mismo tiempo, en el fondo sentía que podría haber sacado más de
estos años. Vamos a ser sinceros: yo siempre he sido un poco vaga como
estudiante. Calculaba el mínimo esfuerzo que tenía que hacer para sacar
buenas notas. Quizás tenía esta actitud porque en algún momento de la
vida había perdido las ganas de ser disciplinada. Quizás simplemente no
me gustaba hacer trabajos para la universidad. O quizás fue porque durante
los años que pasé en la carrera participé en un movimiento estudiantil
cristiano dinámico y emocionante y a veces ponía estas reuniones,
campamentos o actividades por delante de mis estudios. Por la razón que
sea, tengo que admitir que nunca me esforcé 100% en mis estudios. No
me interesé por estar al día con la actualidad en mi área de estudio.
Simplemente “toleré” los estudios con poco entusiasmo.
Esto nos dice que todas las cosas, incluyendo nuestra área de estudio, han
sido creadas y existen para Cristo. Esto significa que profundizar en
nuestros estudios no es una pérdida de tiempo. Al contrario, a medida que
investigamos más en nuestro campo de estudio, definitivamente nos
encontraremos con Cristo allí.
Pero, ¿para qué estudiamos una carrera o cuál debería ser la motivación para
hacerlo? Para los cristianos debería ser mucho más que sacarse un título. A
través de los estudios podemos conocer más a nuestro Creador y su historia
en este mundo. Todas las disciplinas académicas muestran de alguna forma
el milagro de la creación, las consecuencias trágicas de la caída y la
esperanza futura para la redención del mundo. Por ejemplo, un estudiante
de medicina puede maravillarse con la forma en la que ha creado Dios el
cuerpo humano y al investigar sobre enfermedades graves puede descubrir
lo mucho que este mundo se ha desviado del camino marcado por Dios.
Los ingenieros y científicos pueden llegar a conocer a Dios como el
ingeniero todopoderoso. Los estudiantes de arte pueden ver al autor de la
creatividad. Físicos: el que creó y sostiene el universo. Maestros: la fuente
de toda sabiduría y el mayor maestro de todos, Jesucristo. Filólogos: un
Dios que creó el mundo por medio de su Palabra y contó su historia por
medio del libro más influyente de la historia.
¿Qué tipo de estudiante quieres ser? ¿Uno que pasa rápidamente por todos
los años de carrera prácticamente sin conectar con el ambiente en el que
estudias, porque siempre hay cosas más “cristianas” a las que prestar
atención? ¿O quieres ser 100% cristiano Y 100% estudiante: un estudiante
que no está desaprovechando la oportunidad de glorificar al Señor con su
carrera y de traer luz y justicia al ámbito académico en el que estudia? Tú
decides.
Lectura 2
¿En IFES estamos llevando este reto a la universidad con suficiente seriedad
intelectual? La suposición predominante entre los estudiantes y los obreros
es que la evangelización se trata de invitar a los que no son cristianos a que
vengan a nuestras reuniones, para escuchar nuestros puntos de vista, para
aprender nuestro idioma y leer nuestras Escrituras. Somos la mayoría en
estas reuniones y mantenemos el control.