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Para abordar esta pregunta, quisiera iniciar por preguntar qué significa expresividad para mí.
Para esto, deseo compartir una reflexión que surgió como parte de una experiencia inicial de
respiración celular en este proceso de laboratorio, “Reconozco una conexión como si fuese de
un tiempo olvidado: mi cuerpo como un sistema vivo. Reconozco esta curiosidad terca que a
veces se despierta en mí, de querer escuchar, de re-dirigir mi atención a la idea de estar
escuchando. Al dejar ir la idea, escucho más, vivo en el presente, en el estado que realmente
me habita, mas no en los que pienso que me habitan. Un preconcepto de lo que quisiera
encontrar, frente a lo que realmente encuentro en tiempo presente. El dejar ir lo que creo de
mí, para encontrar-me.”. Expresar es de por sí extra-cotidiano para mí, en el sentido de querer
transmitir la construcción de un pensamiento, y compartir una sensación, emoción y
movimiento en presente. Tal vez como seres vivos expresamos todo el tiempo; comunicamos
con el simple hecho de ser y actuar.
Si me observo no sólo como un ser que actúa sino como un ser en sociedad, que responde a
patrones culturales que han sido los modos de comunicación propios desde la infancia, la
expresividad cobra otra dimensión comunicativa. He estudiado desde diversos teóricos (como
Gregory Bateson) el peso de la construcción comunicativa en sistema, donde los hábitos
comunicativos nos privan de estar en presente al momento de tener una reacción o querer
expresar. Con esto no afirmo una conducta aplicable a todos los seres humanos, pero si
reconozco dentro de las personas que me rodean día a día que hemos aprendido a comunicar
aquello que sucede en nuestro mundo interior desde patrones que, al ser reconocidos
socialmente, nos permiten generar respuestas esperadas en otros. Por esto, digo que la
expresividad es comunicar desde el tiempo presente, aquello que sucede en el mundo interno
a otro, a través del movimiento (ya sea descriptivo o abstracto). Adicional a esto, para mí la
expresividad se transforma en esa capacidad de reconocimiento de sí mismo en el otro. Es
decir, al yo estar en presente y dejar ser en mi cuerpo todo aquello que sucede adentro,
aquello que no puedo decir simplemente con palabras, y aquello que se conecta con mi propia
fantasía e imaginación, tal vez este espacio abre un vínculo con aquel que lo presencia, donde
esta persona puede vivir ese presente y volverlo parte de su presente y su mundo interno (ya
sea desde el pensamiento, emoción, sensación o movimiento).
Ahora, ¿cómo puedo identificar si esto que expreso está filtrado por un hábito? ¿Cómo genero
un encuentro con mi expresividad desde la improvisación? Desde mi organización. Decir esto,
no es realmente una respuesta sino el abrir la oportunidad a vivir el presente, ya que, la
organización es una decisión en presente. Sin embargo, para mí es extraño traer por mí misma
la atención a mi organización, no sólo por los lenguajes técnicos que he explorado en mi
cuerpo, sino por los hábitos expresivos que he generado con el pasar del tiempo en diversas
exploraciones, específicamente de la improvisación. Cuando la improvisación es colectiva,
sucede lo mismo que hemos reflexionado sobre el contact improvisation, donde el otro es
aquel que me trae al presente. Por esto, mi pregunta escarba hacia la búsqueda del volver
consciente mis hábitos expresivos dentro de un marco de improvisación individual.
Esta angustia me ha reafirmado mi interés por encontrar esa construcción presente en la danza
y me ha llevado a comprender que no voy a simplemente ceder a ese patrón social de lo que
es o no es danzar. Como compartí inicialmente tengo una curiosidad terca, que en este aspecto
es una de las mejores herramientas para no ceder a aquello que es fácil y aquello que es
simplemente una respuesta. La Sensopercepción puede ser uno de los caminos para encontrar
formas nuevas de sorprenderme, formas en que mi propio cuerpo se permita abrir al
aprendizaje de todas estas sensaciones internas en presente. En palabras de Stokoe, “La
expresión corporal lo que busca es trascender la expresión cotidiana. Dicho de otro modo, que
cada persona a través del estudio en profundidad de su cuerpo encuentre un lenguaje propio y
establezca las bases necesarias para la expresión y comunicación con los demás” (Schinca,
2000). No solamente es una vía explorativa, sino como lo dice la autora, es la oportunidad de
construir un lenguaje propio. Me atrevería a decir que este lenguaje propio correspondería al
momento presente de lo que se observa sobre sí mismo, mas no a un repertorio que se
construye con el tiempo.
Si la Sensopercepción es un método que me podría permitir el explorar mi expresividad y
creatividad en presente, esta investigación me podría conectar a mi arte no sólo desde ser una
manera de sentir, sino de modificar el mundo; no desde lo que quiero modificar, sino desde lo
que modifico al ser consciente de lo que estoy viviendo y compartiendo. Marcela Cena en su
texto Sensopercepción dice, “el camino de la sensopercepción nos posibilita un proceso de
sensibilización, reencuentro y recuperación del propio cuerpo con su consecuente
realimentación creativa. La Sensopercepción cumple un doble papel: recoge y evoca la
realidad en forma cada vez más detallada, clara y diferenciada, y además estimula la
asociación y producción de imágenes que darán lugar a la fantasía creadora del sujeto.” (p. 2).
Este proceso de recoger y evocar, se vuelve en el dejar ir la idea para poder entrar en la
reacción de mi cuerpo a una sensibilización de mi mundo interno en relación al externo, en
descubrir lo desconocido dentro de lo que aparentemente es conocido.
Más allá de un método investigativo, este espacio de laboratorio me permitió abrir los canales
comunicativos entre mi mundo interno y externo para poder observar todo lo que me rodea
como oportunidades de desarrollarme como ser humano en presente. Estos pensamientos
expresados anteriormente, corresponden a las diferentes experiencias que han constituido mi
cuerpo en movimiento, y el sentido social que se está cultivando en mí como artista. Por ende,
el yo-artista como un yo-ser vivo capaz de transformar la sociedad que me construye a su vez.
La improvisación ha sido una herramienta de investigación que me ha aportado increíbles
descubrimientos sobre mí misma y sobre lo que puedo llegar a transmitir en escena, y a través
de ella, tengo el honesto deseo de explorar vías por las que pueda deconstruir la angustia por
el no sentido de la danza. El sentido que construyo desde el propio presente y el contexto, que
le da forma a lo que siento y percibo, son aquellas bases quiero cultivar en torno a un
profundo encuentro con mi imaginación y creación interior, la cual sé, que todavía tiene
mucho por escribir.
Referencias de citas
Inmaculada García Sánchez, Raquel Pérez Ordás y África Calvo Lluch Universidad
Pablo de Olavide de Sevilla
http://eds.a.ebscohost.com.ezproxy.javeriana.edu.co:2048/eds/pdfviewer/pdfviewer?vid=2&si
d=331a2de9-8a0f-4d57-9cb0-674888c8e170%40sessionmgr4009
Movimiento Expresivo I – 3er. año IPEF – Córdoba - Lic. Marcela Cena
https://cintialucarelli.files.wordpress.com/2015/03/sensopercepcion.pdf