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UNIVERSIDAD CATOLICA LOS ANGELES DE CHIMBOTE

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SISTEMA DE UNIVERSIDAD ABIERTA

CENTRO DE ULADECH:
HUARAZ

FACULTAD:
DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

ESCUELA PROFESIONAL:

DERECHO

APELLIDOS Y NOMBRES:

ROSAS ONCOY SESSY VANESSA

ASIGNATURA:
DERECHO PROCESAL PENAL

CICLO:

VI

DOCENTE:
Abog. CUEVA DEZA JORGE SALVADOR

TEMA:
LOS PRINCIPIOS DE LA PERSECUCION PENAL

HUARAZ – ANCASH – PERU


2018
EL PRINCIPIO DE PERSECUCIÓN PENAL

El principio de persecución penal por parte del Estado, conjuntamente con el principio
acusatorio generan la obligación de perseguir y acusar (principio de legalidad); y el
principio del Juez natural establecido por la ley, forman parte de los principios de
iniciación del procedimiento penal que conjuntamente con los principios de la realización
del procedimiento y los principios probatorios, orientan el derecho procesal penal.

Llamado también, en la doctrina, Principio de Oficialidad que hace referencia a que la


persecución penal de los delitos es pública, es decir, que su persecución corresponde al
Estado, quien ostenta el monopolio del ejercicio de la acción penal y se lleva a cabo de
oficio, por parte de la Fiscalía, por mandato constitucional en mérito de lo cual investiga,
formula acusación y la defiende en el juzgamiento hasta la sentencia. Por el principio de
persecución penal, el Estado no sólo persigue la pretensión penal, sino también ostenta
el derecho y la obligación de perseguir penalmente y lo realiza interviniendo de oficio en
los hechos punibles, sólo y al margen de la consideración de la voluntad de la víctima.

1. LA ACCIÓN PENAL

1.1. Concepto

La acción es una categoría pura y única desde el punto de vista de la teoría general del
proceso, que se encuentra íntimamente relacionada a la Jurisdicción, ello en la medida
que ambos forman parte del servicio de justicia que presta el Estado. La acción es
presupuesto necesario de la jurisdicción, ya que la función jurisdiccional permanece
inmóvil mientras no reciba un estímulo externo que la ponga en movimiento.

El concepto de la acción penal ha sido objeto de diversas interpretaciones desde que


apareció en el derecho romano con el nombre de “actio”, hasta nuestros días, en que,
como resultado de la evolución en la doctrina procesal se han formulado diversas
proposiciones.

Una vez que se organiza el Estado, con la finalidad de asegurar el orden y la paz social,
prohíbe a la gente hacerse justicia con su propia mano, por lo cual crea la acción en
sentido jurídico, con la finalidad de que el Estado, a través de sus órganos respectivos,
sea quien sancione al culpable.

El concepto jurídico de la acción surge recién cuando nace el proceso. La facultad de


obrar se sustituye por la de hacer obrar o la de pedir que se obre. Con razón se ha dicho
que la acción viene a ser el sustituto civilizado de la venganza.

Ugo Rocco, señala que el derecho de acción es un derecho subjetivo individual, frente
al Estado, de pretender su intervención y la prestación de la actividad jurisdiccional para
la declaración de certeza de los intereses tutelados en abstracto por el derecho objetivo.

Para Carnelutti, la acción es un derecho público y abstracto que tiene por objeto una
prestación. Es un derecho autónomo, en cuanto que el interés que el mismo protege no
es el interés sustancial deducido en la litis, sino que es el interés a la justa compensación
de la litis. Si el interés tutelado con la acción es un interés esencialmente público, la
acción debe concebirse como un ejercicio privado de una función pública.

Nuestra constitución la consagra en su Art. 139º. 3, como un derecho de carácter


procesal “el derecho a la tutela jurisdiccional”. Asimismo, desde otra perspectiva, el Art.
159º, en sus Inc. 1 y 5 de la Constitución, atribuye al Ministerio Publico como misión
sustancial la promoción de oficio o a petición de parte de la acción de la justicia en
defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el derecho; y como
encargo especifico, en materia penal, la persecución penal, el ejercicio de la acción penal
de oficio o a petición de parte.

En cuanto a las leyes infraconstitucionales, el Código de Procedimientos Penales, al igual


que el Código Procesal Penal de 2004, señalan: Primero, que la acción penal es pública
o privada; segundo, que la acción pública se ejercita por el Ministerio Publico de oficio o
a instancia de la parte agraviada, o por acción popular en los casos autorizados por la
ley; y tercero, que la acción privada se ejercita directamente por el ofendido, conforme al
procedimiento especial por querella.

En consecuencia, la acción es el derecho público y subjetivo del accionante a exigir, al


órgano jurisdiccional, la emisión de una resolución motivada y congruente que se
pronuncie sobre la procedencia o no de su solicitud para iniciar el proceso.
Aunque la acción como concepto de la teoría general del proceso es unitario, en el
proceso penal adquiere características especiales, dado que su origen radica en la
configuración de un probable hecho delictivo.

En el proceso penal, el ejercicio de la acción permite que el Estado, en uso de su ius


imperium, pueda resolver el conflicto que surge por la comisión de un ilícito penal.

La acción penal es la potestad jurídica de promover la decisión del órgano jurisdiccional


respecto a una determinada relación de derecho penal. El ejercicio de la acción penal
domina y da carácter a todo el proceso: lo inicia y lo hace avanzar a su meta (la resolución
del conflicto generado por el delito). El proceso, sin el ejercicio legitimo de la acción
penal, no puede surgir ni continuar.

La acción penal es ejercida, en los delitos públicos, a través denuncia formalizada o de


la disposición de formalización y continuación de la investigación preparatoria, por parte
del Ministerio Publico. En los delitos de acción privada, se ejerce a través de la querella
interpuesta por el agraviado.

A diferencia del proceso civil, el ejercicio de la acción en el proceso penal no pretende


una resolución sobre el fondo del asunto, ni mucho menos una resolución de contenido
concreto; sino que, ante la existencia de determinados indicios racionales de
criminalidad, se configura un ius ut procedatur, es decir, un derecho de acceso al proceso
que se satisface con la práctica de aquellas diligencias encaminadas a la averiguación
del hecho y a la identificación del sujeto activo del delito.

En el proceso penal, la acción no puede concebirse como un derecho a que se dicte una
sentencia condenatoria o una pena determinada ni como un derecho a que se realice
todo el proceso y a que se dicte en él una sentencia de fondo; pues, el derecho de acción
puede darse por satisfecho, si solo se expide una resolución motivada que deniegue la
incoación del procedimiento preliminar o instrucción por considerar, por ejemplo, que el
hecho afirmado no es constitutivo de delito.

La acción penal no solo se manifiesta con el inicio de la investigación judicial, sino que
estará presente a lo largo de todo el proceso, en sus distintas etapas, pudiendo alcanzar
hasta tres momentos.
1.1.1. Momento Persecutorio, conformado por las actuaciones del órgano encargad de
ejercer la acción penal.

1.1.2. Momento Acusatorio, es el perfeccionamiento del ejercicio de la acción que se


manifiesta con la acusación.

1.1.3. Momento Punitivo, el cual constituye la culminación del conjunto de actos


procesales que ha generado el ejercicio de la acción penal.

1.2. Naturaleza Jurídica

El Ministerio Publico, ejerciendo el monopolio de la potestad persecutora y en


cumplimiento de un deber constitucional (Art. 159.5), tiene el poder de poner en marcha
la actividad jurisdiccional del Estado, a fin de obtener una resolución motivada en un caso
determinado; debido a ello, la acción penal es considerada como la potestad jurídica de
instar la actividad jurisdiccional.

Este concepto de acción penal está vinculado con la naturaleza pública y obligatoria de
la persecución de los delitos. Ello hace que la acción penal, en la gran mayoría de casos,
tenga también un carácter imperativo.

Cierto es que existen delitos cuya persecución queda a decisión de la persona agraviada
por el hecho delictivo. Sin embargo, estos casos se consideran como excepcionales,
pues la mayor parte de delitos previstos en el Código Penal son perseguibles de oficio
por parte del Ministerio Publico. Ello le otorga a la acción penal un carácter imperativo u
obligatorio, cuando la ley así lo prevea.

1.3. Características

a) Publica, pues es una manifestación del ius imperium del Estado.

b) Oficial, pues su ejercicio está asignado a un órgano oficial, con excepción de aquellos
delitos perseguibles por acción privada

c) Obligatoria, la cual se expresa en dos sentidos. El primero hace referencia a la


promoción de la acción penal: por mandato de la ley el funcionario que toma
conocimiento de la perpetración de un hecho delictivo, está obligado a promover la
acción penal. El segundo sentido, alude a la sujeción de los sujetos procesales a los
efectos producidos por el ejercicio de la acción penal.

Ello debe entenderse como la obligación de los órganos de persecución penal, de


promover y mantener el ejercicio de la acción penal, ante la noticia de un hecho punible,
siempre que así lo determine la ley en caso en concreto.

d) Irrevocable, Una vez ejercida la acción penal, esta no puede ser objeto de revocación,
suspensión, modificación o supresión; salvo que la ley lo permita expresamente; es el
caso, por ejemplo, del principio de oportunidad, que luego de iniciado el proceso penal,
permite al Ministerio Publico, en los supuestos determinados en la ley y previo control
jurisdiccional, retirar la acción penal ejercida.

e) Indivisible, pues la acción penal es única, ya que constituye una unidad que no se
puede desagregar. En virtud a ello, la realización de un hecho punible no genera distintas
acciones para perseguir independientemente cada una de las conductas o cada uno de
los agentes que hayan participado en el evento criminal

f) Indisponible, pues el ejercicio de la acción penal no puede cederse ni delegarse a


persona distinta de la legitimada para ello.

ACCIÓN PENAL EN LOS DELITOS DE PERSECUCIÓN PÚBLICA

ACCIÓN PÚBLICA

La conducta criminal realizada por el autor o participe genera ámbitos sociales


insoportables para la comunidad, sus efectos nocivos desestabilizan el orden social que
debe imperar en una comunidad de gentes. En tal sentido, la persecución y sanción del
delito, no es sólo un interés de la víctima, sino de toda la sociedad en su conjunto. Surge
así el interés público en la persecución del delito.

El Estado es el titular de la acción pública porque la afección de bienes jurídicos está


dirigida contra el interés público o el interés personal pero por la naturaleza de la
afectación jurídica el Estado debe intervenir a fin de protegerla; ejerciendo de oficio a
través de un representante, para esto se le atribuye al Ministerio Público, amparado en
la Constitución y normas legales vigentes. Ejemplo: La persona que conduce en estado
de ebriedad, ese hecho atenta contra la sociedad, el fiscal de oficio con el apoyo de la
policía está obligado a promover la acción penal.

CARACTERISTICAS:

La acción penal es publica: Es publica porque surge del ejercicio de una atribución
conferida al Ministerio Público, para promover el reconocimiento de un derecho
público jus puniendi o un derecho individual, el jus libertatis, ante un órgano también
estatal como el Poder Judicial. Cabe recordar que si bien es cierto el Estado es el titular
del juz puniendi, para hacerlo efectivo necesita de un ente autónomo como el Ministerio
Público el mismo que tiene asignada constitucionalmente las funciones de promover la
acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos ciudadanos y del interés
público tutelado por la Ley, de oficio o a petición de los interesados.

La publicidad de la acción penal se refiere a su contenido, es decir, que está dirigida a


satisfacer un interés colectivo, general, de modo que, no pediría ésta su carácter, ni aun
cuando fuese ejercida por un ciudadano particular sin embargo o se puede excluir una
explicación que tome en cuenta también el sujeto al cual pertenece la acción penal: El
Ministerio Público.

La oficialidad: Deriva de la naturaleza oficial de la función del Ministerio Publico, por


ello el Ministerio Público en ejercicio de sus funciones de oficio persigue el delito,
promueve acción penal, tutela intereses de la sociedad entre otras, teniendo como
fundamento esta característica el MP. tiene en la obligación de oficio aunque no haya
pedido de la parte agraviada, de promover y ejercitar la acción penal, puesto que al
considerarse que a través de la acción penal se concreta la protección de los bienes o
intereses vitales de la comunidad prodigada por el derecho penal, se asume el proceso
penal como un "asunto de la comunidad jurídica", en nombre y en interés de la que se
tiene que esclarecer el crimen así como perseguir y castigar a delincuente.

Obligatoriedad: Niega toda discrecionalidad al Ministerio Público al promover y ejercitar


la acción penal; ello porque en su favor se estableció el monopolio de su ejercicio. A
partir de ahí, solo es el órgano público está autorizado para ejercer la acción penal en
los delitos de acción pública.
ACCIÓN PENAL EN LOS DELITOS DE PERSECUCIÓN PRIVADA

GENERALIDADES

El estado en su calidad de titular del jus puniendi, cuando en la comisión de un delito, y


los interese privados se sobreponen al interés público y la represión interesa muy de
cerca solo al ofendido, reconoce la particular, en este caso al ofendido, el derecho de
acusar jus acusationis.

En estos casos, se trata de supuestos en que se ocasiona una lesión tenue a la sociedad,
aun cuando la afectación al particular pueda ser de trascendencia. Es decir, el bien
jurídico afectado tiene atenuadamente un carácter privado. Estos son los casos de
ejercicio privado de la acción penal, donde el interés preeminente que persigue el
accionante (ofendido) generalmente es patrimonial o compensatorio.

CONCEPTO

Es aquella acción que el legislador otorga exclusivamente al ofendido. Es un acto de


ejercicio de la acción penal, mediante la cual el particular asume la calidad de agente
acusador a lo largo del proceso.

CARACTERÍSTICAS:

Iniciativa de parte: Los actos procesales se practican a solicitud o requerimiento del


ofendido. No existiendo mecanismos de control al respecto, dejando a la victima de
manera autónoma la potestad de decidir al respecto.

Disponibilidad: Significa que el ofendido puede renunciar o desistirse de la acción penal.


El accionante tiene disponibilidad sobre la acción, no sobre el derecho de castigar, aun
cuando la disponibilidad sobre la acción puede llevar a la no punición. No obstante, si el
legislador plasma un delito de ejercicio privado de la acción opta conscientemente por la
posibilidad de no sancionar, pues la puesta en marcha del aparato judicial queda a
criterio e iniciativa del ofendido.
2. EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD

La incorporación del principio de oportunidad, se dio mediante el Código Procesal Penal


de 1991. El código procesal penal de 2004, también lo ha regulado; sin embargo, debido
a la vigencia progresiva de este último, es que ambas normas rigen sobre el territorio
nacional, en los respectivos distritos judiciales donde cada uno se aplica.

2.1. Concepto

Claus Roxín define el principio de oportunidad, como aquel mediante el cual se autoriza
al Fiscal a optar entre elevar la acción penal o abstenerse de hacerlo, cuando las
investigaciones llevadas a cabo conduzcan a la conclusión de que el acusado, con gran
probabilidad, ha cometido un delito.

Es un criterio de oportunidad que otorga al Ministerio Publico, la facultad de abstenerse


del ejercicio de la acción penal o de la solicitud de aplicación de la pena, en determinados
supuestos expresamente señalados en la norma. Este principio tiene como fundamento
la falta de necesidad de proceso y de pena, pues se considera que existe una forma más
eficiente y oportuna de solucionar el conflicto generado por el ilícito penal, en lugar de
recurrir a la incoación o continuación del proceso penal correspondiente.

El principio de oportunidad surgió históricamente, ante la imposibilidad de perseguir


todos los hechos delictivos, lo que provocaría el colapso de la administración de justicia
penal o, en todo caso, la imposibilidad de perseguir la gran criminalidad.

Conforme al derecho penal de mínima intervención, la aplicación de la pena solo ha de


tener un carácter subsidiario; esto es, dicha aplicación solo será idónea y necesaria
cuando los demás mecanismos, no hayan podido solucionar satisfactoriamente un
conflicto social.

Este planteamiento es concordante con la llamada justicia restaurativa, según la cual el


Derecho penal y procesal penal se orientan hacia una diversidad de respuestas frente al
conflicto jurídico penal, que permiten resolverlo no solo por vías punitivas y/o retributivas,
sino también por la vía de mecanismos de auto composición.
En conclusión, en aplicación del principio de oportunidad, el Ministerio Publico, sea de
oficio o a pedido del imputado y con su consentimiento, puede abstenerse de ejercitar la
acción penal, en los casos previstos por la ley.

2.2. Sistemas de Regulación

En la doctrina, se distinguen dos sistemas de regulación para la aplicación del principio


de oportunidad:

2.2.1. Sistema de Oportunidad Libre o Como Regla

Dentro de los países que se rigen por la tradición jurídica anglosajona, este sistema es
conocido como plea bargaining, que consiste en aquella facultad que tienen los fiscales,
para negociar con los procesados con el objetivo de obtener la admisión de
responsabilidad de estos.

Este mecanismo se caracteriza por los amplios márgenes de discrecionalidad que posee
el fiscal para llegar a un acuerdo con la contraparte del proceso; pudiendo negociar sobre
lo siguiente: a) el ejercicio de la acción penal; b) el inicio o no de la investigación; c) el
desistimiento, si el proceso se encuentra en curso; d) la inmunidad total o parcial del
imputado que se somete al acuerdo; e) reducir o variar los cargos y/o el pedido de la
penal; f) entre otros.

En la praxis, en EE.UU., se puede ver que el empleo de plea bargaining ocupa el 90%
de caos penales, lo que supone que solo un 10% de causas llegan a juicio oral.

2.2.2. Sistema de Oportunidad Reglado

La situación del principio de oportunidad en el sistema eurocontinental, aun es causa de


encendidas polémicas a nivel doctrinario; sin embargo, cada vez son más los países que
vienen adoptando este principio. Ello se puede apreciar con mayor nitidez en
Latinoamérica, como consecuencia del proceso reformado emprendido.

La diferencia entre este sistema y el anterior, radica en los márgenes de discrecionalidad


con que cuenta el persecutor penal; bajo esta línea, se tiene que, dada la preeminencia
del principio de legalidad, el ejercicio del principio de oportunidad reglada, se encuentra
limitado a determinados supuestos legalmente establecidos.
BIBLIOGRAFIA

 ASCENCIO MELLADO, José María. “La regulación de la prisión preventiva en el


Código Procesal Penal del Perú”. En CUBAS VILLANUEVA, Víctor, DOIG DIAZ,
Yolanda y QUISPE FARFAN, Fanny Soledad. El nuevo proceso penal: Estudios
fundamentales. Lima:
Palestra, 2015.

 CACERES JULCA, Roberto E. Código Procesal Penal comentado. Lima:


Jurista Editores, 2015.

 CUBAS VILLANUEVA, Víctor, El Nuevo Código Procesal: ¿Revolución Penal?


Lima:
Justicia Viva, 2014.

 ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual de Derecho Procesal Penal. Lima:


Editorial Alternativas, segunda
edición, 2015.

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