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¿QUÉ ES LA CELIAQUÍA?

Tras los recientes avances producidos en el conocimiento de la enfermedad celíaca,


actualmente queda patente que no se puede identificar ni diagnosticar siguiendo
los criterios empleados tradicionalmente, salvo en casos excepcionales. Tanto los
síntomas que se asociaban con la enfermedad celíaca como los criterios
diagnósticos han evolucionado, la población tiene una creciente información y los
profesionales de la salud necesitan actualizarse para adaptarse a esta nueva
situación.

Los síntomas que se creían siempre presentes en personas celíacas, que incluyen
malabsorción grave con diarrea crónica, signos de malnutrición y retraso del
crecimiento (presentación clásica), son actualmente excepcionales, especialmente
en niños mayores de dos años y adultos. La mayoría de las personas de todas las
edades presenta molestias digestivas leves o intermitentes y/o síntomas no
digestivos (presentación no clásica). Incluso una gran parte de enfermos celíacos
son aparentemente asintomáticos a nivel digestivo, normalmente debido a que se
han acostumbrado a vivir con un estado de mala salud crónica como si fuera
normal y al efecto opioide del gluten, que enmascara el daño intestinal. Los
síntomas que pueden aparecer son muy variados, no existe un patrón único
definido, ni una clínica común para todos los pacientes, puesto que las
presentaciones de la enfermedad son múltiples y muy diferentes. Puede cursar
con diarrea o estreñimiento, con clínica digestiva florida o sin ningún síntoma
digestivo, con pérdida de peso u obesidad, con retraso del crecimiento o
crecimiento normal, con o sin abdomen abultado, con o sin otras enfermedades
autoinmunes asociadas, etc. Entre los signos y síntomas no digestivos, con
frecuencia puede aparecer uno o más de los siguientes, que pueden fluctuar y
variar con la edad: cansancio aumentado, dolores de cabeza, depresión,
ansiedad, trastornos neurológicos, dolor de huesos o articulaciones, hormigueos o
entumecimientos en manos o pies, huesos débiles y frágiles, problemas en la boca
(como aftas, boca seca, alteraciones en el esmalte dental, lengua roja, lisa y
brillante), dermatitis, procesos alérgicos, ferropenia o anemia, trastornos
menstruales, infertilidad o abortos espontáneos, convulsiones, entre otros. De
hecho, a la enfermedad celíaca se la conoce como "la gran imitadora" o "la
enfermedad de las múltiples caras".

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