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ASWAN
LADRONES DE OBELISCOS
Desde la antigüedad clásica, y especialmente a lo
largo del siglo pasado, varios países europeos -
además de Estados Unidos- se agenciaron varios
obeliscos para colocarlos en las mejores plazas de
sus capitales. La antigua Roma tenía 13, y
actualmente París, Londres y Nueva York, uno cada
una. Sorprendentemente, Berlín dejó pasar la
oportunidad cuando el mercado de este tipo de
monumentos estaba permitido. De todos estos
obeliscos, quizás sea el parisino -ubicado en la
famosa Plaza de la Concordia- el más conocido. Su
consecución fue el producto de un auténtico
cambiazo que le dio el rey de Francia Luis XVIII al
monarca egipcio Mohamed Alí, intercambiando uno
de los obeliscos del templo de Luxor de Ramsés II
por un reloj que, para colmo, no funcionaba ,y que
se conserva actualmente en la mezquita que el
propio Mohamed Alí se construyó en El Cairo a
imitación de la de Santa Sofía, en Constantinopla.
Este obelisco de granito, que para nada puede ser
comparado al mastodonte de la cantera de Asuán,
mide una veintena de metros y pesa "solamente"
unas 250 toneladas. Además, el obelisco fue
colocado en la Concordia el sábado 22 de Octubre
de 1836, es decir, cinco años y siete meses después
de que el barco que iba en su búsqueda partiera de
Francia en Marzo de 1831. Para su levantamiento en
la plaza parisina se utilizaron 300 hombres y toda la
técnica a la que pudieron recurrir los ingenieros
franceses de la época, haciendo uso de poleas,
sogas, y megáfonos para dirigir la operación.
Los ingleses, en fecha mucho más tardía -1875-,
hicieron uso de una técnica mucho más depurada. El
ingeniero Dixon fabricó un contenedor metálico
recubierto por un casco de barco con unos mástiles,
especialmente acondicionado para albergar en su
interior el obelisco de granito rosa de 200 toneladas
de peso. Este artilugio, llamado -como el obelisco-
Cleopatra, fue remolcado por un gran vapor -el SS
Olga- llegando a su destino el 12 de Septiembre de
1878. Las circunstancias que rodearon al traslado
del obelisco de Nueva York no distan mucho de las
acaecidas en los dos casos ya mencionados en
París y Londres, No obstante, para este ejemplo
únicamente habría que reseñar el handicap que
supuso un aumento muy considerable de la distancia
por mar que se debió recorrer, atravesando para ello
todo el océano Atlántico. Hoy día los obeliscos se
levantan orgullosos, desafiando a la más moderna
tecnología. El misterio que rodea su traslado y
colocación milimétrica los seguirá disfrazando como
simples alegorías solares.
En muchas capitales del mundo y ciudades
importantes hay un obelisco , como una marca de
pertenencia, pero a que?.
E aquí una lista de los lugares mas importantes en
donde se los puede encontrar.
Escuela Stowe, Buckinghamshire. Obelisco del
General Wolfe, 1754.