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Capítulo III

Las enfermedades del alma

1. Las enfermedades del alma.

Los antiguos (filósofos) han afirmado que el alma goza de salud o enfermedad, tal como el
cuerpo posee salud o enfermedades. La salud del alma consiste en que las características
(generales), como así también, las características particulares de cada facultad del alma, sean
tales que, por medio de ellas, pueda constantemente ejercer la bondad y los actos éticamente
correctos.

Por otro lado, su enfermedad, sería que sus características en general, como así también, las
características de cada una de sus facultades, realicen maldades u obras incorrectas. No
obstante, con respecto a la salud y las enfermedades del cuerpo, la ciencia médica se dedica a
su investigación. Así, tal como les sucede a los que padecen enfermedades físicas, que pierden
cierta sensibilidad y les parece que aquello que es amargo es dulce, o lo que es dulce les sabe
amargo, captando lo correcto de forma incorrecta e incrementando su atracción hacia cosas
desagradables, reforzando su deseo y aumentando su placer en aquello que cualquier persona
sana no experimentaría ningún tipo de placer, por el contrario, (lejos de causarle bienestar) le
causará dolor. Como por ejemplo injerir cenizas o alimentos rancios o en extremo agrios o
cosas por el estilo, que dan asco y que no son apetecibles para alguien sano.

Análogamente ocurre con los que padecen enfermedades del alma, me refiero a los malvados
y los poseedores de malas cualidades, imaginando cosas que realmente son malas, como
buenas y que lo que en verdad es bueno, lo considera malo. Es por eso que este tipo de
individuos, apetecen en forma intensa, cosas que de hecho son negativas, mas a causa de la
enfermedad que sufre su alma, supone como positivas.

Tal como los enfermos físicos, al percibir que están enfermos y desconociendo ellos mismos las
ciencias medicas, acuden a un médico, quien les hace saber el tratamiento a seguir,
prescribiéndole cosas que le parecerán dañinas, pero por el contrario, conducirán a su
curación; y así, le obligará consumir (medicamentos) amargos y desagradables, hasta que su
cuerpo se cure y se torne a escoger lo saludable y rechazar lo enfermizo. De igual manera, los
enfermos del alma, deben recurrir a los sabios, que son los médicos del alma, y les prevengan
de aquellas cosas malignas que (a causa de su enfermedad) imaginaban benignas; curándolos
mediante el arte con el cual se curan las cualidades del alma, que aclararé en el siguiente
capítulo.

No obstante, los que padecen enfermedades del alma no perciben su patología y se


consideran sanos, o tal vez sí perciben (su patología) mas no procuran curarse. Lo que
finalmente acaecerá, tal como le ocurre a cualquier enfermo, es que, al dejarse arrastrar en
pos de sus placeres[65] sin intentar sanarse, perecerá irremediablemente.

Sobre aquellos que advierten su enfermedad, empero, se dejan llevar por sus pasiones,
sentencia la Torá: “Y sucederá que al escuchar las palabras de esta advertencia alguno se
engañe pensando: ‘estaré seguro incluso que marche tras los impulsos de mi corazón’, esto es
como agregar hambre a la sed” (Deuteronomio 29:18), es decir, pretende aplacar su sed y todo
lo que hace es incrementarla. En cambio, sobre aquellos que no se percatan de su
enfermedad, el rey Salomón escribió al respecto: “el camino torcido es recto a sus ojos, mas el
que escucha a los eruditos es sabio” (Prov. 12:15). Es decir, el que escucha el consejo de los
sabios es sapiente, pues le ha indicado el camino que en realidad es recto y no aquel que sólo
en apariencia es recto. También fue dicho: “Existen caminos que a los ojos del hombre son
rectos, empero al final, resultan ser senderos de muerte” (Ibid. 14:12). Acerca de las
enfermedades del alma, se refiere a aquellos que no perciben lo que los daña o lo que les es
útil: “el camino de los malvados es como la oscuridad, no advierten dónde pueden tropezar”
(Ibid. 4:19).

El arte de la curación de las almas, ciertamente lo desarrollare en el próximo capítulo.

comentario

[65] Así, un paciente que debe guardar cama y seguir un tratamiento estrictamente, si se deja
arrastrar por sus placeres y decide salir a jugar y romper el tratamiento que le impide beber,
etc. obviamente que no se curara y que su enfermedad empeorara.

Capítulo IV
(Ya que estas cualidades no poseen terminología explícita en nuestro idioma, debemos
explicar sus significados y la finalidad que los filósofos le dan Acotación del traductor R.
Shmuel Ibn Tibón.)

1. La falencia y el exceso de las distintas cualidades.

El bondadoso se define como aquel cuya intención primordial es beneficiar a los seres
humanos física, espiritual o económicamente en la medida de lo posible, no obstante, evitando
que esto le acarree daño o humillación. El ruin es lo contrario, es decir, quien no desea ayudar
a los demás en lo más mínimo, ni siquiera con aquellas cosas que nada pierde con ello, ni
molestia, ni daño; este es el extremo último (defecto). El exceso de bondad, es quien actúa
bondadosamente, incluso que le cause un gran daño, humillación, gran esfuerzo o una
enorme pérdida; este es el extremo primero (exceso)[66].

La paciencia es intermedia entre el enojón y el insensible.

La timidez es intermedia entre el descaro y la vergüenza. (La definición me parece, según


expresan los sabios, que vergonzoso es quien tiene demasiada vergüenza, en cambio la
timidez es intermedia. Así se ha dicho: “el vergonzoso no aprende” (Abot 2:5) y no se dijo “el
tímido no aprende”; además se ha dicho: “una persona tímida recibe el paraíso” (ibid. 5:2) y
no se dijo que una persona vergonzosa lo recibiría; por lo tanto lo he ordenado de este modo.)

2. El justo equilibrio.

Así, el resto de las cualidades necesitan al menos, una terminología aceptada para que sus
significados sean entendidos. A veces las personas se equivocan con respecto a estas
conductas y consideran como óptimos alguno de los dos extremos, como si ello fuese una
virtud del alma.

A menudo consideran al primer extremo (el exceso) como óptimo, por ejemplo, califican a la
temeridad ante el peligro como una gran cualidad, denominando valientes a los temerarios.
Así cuando observan a una persona extremadamente temeraria, es decir que se expone
peligrosamente y se entrega conscientemente a la muerte, salvando su vida por casualidad, lo
estiman y lo consideran “valiente”.
Otras veces consideran el último extremo (el defecto) como virtud y califican al indiferente, de
paciente; al dejado, de austero y al carente de sentimientos de moderado (prudente, es decir
temeroso del pecado); de la misma manera, consideran el despilfarro y el desprendimiento,
como una conducta óptima, y todo esto es un craso error.

Mas, en realidad, el término medio, es el loable y hacia él deberían encaminarse y dirigir sus
actos, hasta lograr el equilibrio.

Has de saber que estas virtudes y bajezas éticas no llegan ni se establecen en el alma sino por
la repetición y asiduidad por largo tiempo de las conductas que provienen de esa cualidad,
hasta acostumbrarnos a ella. Si las conductas son óptimas, se alcanzará como resultado de
ellas, una virtud. En cambio, si son reprobables, llevarán a la bajeza.

3. La terapia del alma.

Debido a que el ser humano por naturaleza y en forma innata, no es ni virtuoso ni defectuoso,
como ya explicaremos en el capítulo octavo, en consecuencia, desde su niñez, se acostumbra a
actuar según el comportamiento de sus parientes y la gente de su comarca, siendo posible
que estas conductas sean equilibradas, o bien, que sean excesivas o defectuosas, como ya
mencionamos.

Sucederá entonces, que si una persona ya padece una enfermedad del alma (un trastorno
anímico), sería apropiado para su curación, comportarse de la misma manera que en la terapia
física, así, cuando un cuerpo perdió su equilibrio, debemos observar hacia qué punto se
inclinó, para tratarlo desde el ángulo contrario hasta que retorne a su equilibrio, de forma tal,
que cuando se estabilice dejaremos de tratarlo desde el ángulo contrario y le
acostumbraremos a mantenerse estable. De igual modo actuaremos con las virtudes éticas,
por ejemplo, si observamos un individuo que posee una característica anímica que por su gran
tacañería se escatima a sí mismo, estaremos frente a uno de los vicios del alma y una
conducta reprobable. Cuando queramos curar esta enfermedad no le recomendaremos ser
generoso con sus bienes, pues sería como intentar bajar la fiebre a un afiebrado con la
temperatura media del ambiente, eso no lo curará; sino que le aconsejaremos despilfarrar sus
bienes, repitiendo esta terapia una y otra vez, hasta que desaparezca de su alma la
característica que conlleva la tacañería, acercándose así a la característica del despilfarro, para
ese entonces, conviene interrumpir esta terapia y recomendarle mantenerse en los
comportamientos generosos, controlándolos constantemente, sin aumentar ni disminuir.

Del mismo modo, si observamos que alguien despilfarra, le aconsejaremos que actúe
tacañamente repetidas veces; no obstante no trataremos que repita demasiado la conducta de
tacaño como hicimos con la conducta del despilfarrador.

Esta novedad es el sistema de la terapia y su fundamento. Es decir, que es más fácil y cercano
que el individuo se traslade del despilfarro (al punto medio), la generosidad, que pasar de la
tacañería a la generosidad. Asimismo, que alguien insensible cambie a moderado es más fácil
y cercano que el que se encamina en pos de los placeres se torne en moderado. Por lo tanto el
que corre tras las pasiones, debe repetir las conductas del insensible más que lo que el
insensible debe repetir las conductas del pasional. Así también el cobarde debe comportarse
temerariamente, más de lo que el temerario debe comportarse cobardemente y debe
acostumbrarse el ruin a ser exageradamente bueno de corazón, más que al que es en extremo
bueno comportarse ruinmente. Este es el fundamento de la terapia sobre las cualidades,
recuérdalo.

4. La piedad

Por este motivo los piadosos no mantenían las características personales en una situación
equilibrada, sino que se inclinaban levemente hacia el exceso o hacia el defecto, como forma
de contención y resguardo[67]. Me refiero, por ejemplo, que ellos se inclinaban de la
moderación hacia la insensibilidad levemente, o de la valentía a la temeridad levemente, y de
la humildad a la bajeza levemente; así con en resto de las cualidades, esto es lo aludido con el
dicho: “Más allá de la estricta legislación” (Babli-Berajot 7a)

No obstante, lo que hicieron algunos de aquellos piadosos en ciertas épocas y en ciertos


lugares y sólo, cuando se inclinaron a uno de los extremos, como por ejemplo ayunar,
impidiéndose el sueño por las noches, dejar de comer carne o beber vino, alejarse de las
mujeres, vestir arpillera y ropa vieja, habitar en los montes, aislarse en desiertos, todo esto,
como ya dijimos, no lo hicieron sino como terapia, o para evitar el contacto con la sociedad,
especialmente cuando se percataban que relacionarse con esa sociedad y observar sus (malas)
conductas, temían la posible perdida de sus buenas cualidades, por eso se escapaban a los
desiertos donde no había hombres perversos; tal como dijo el profeta: “Quién me diera
hospedaje en el desierto para que abandone a mi pueblo y me aleje de ellos, pues todos son
adúlteros y rebeldes” (Jer. 9:1)

5. El Ascetismo.

Pero cuando los ignorantes observaron que piadosos actuaban de esta manera, sin
compenetrarse de la verdadera intención que aquellos albergaban, pensaron que eran
conductas positivas de por sí y tendieron a realizarlas, pensando que así se asemejarían a los
piadosos. Comenzaron a oprimir sus cuerpos con todo tipo de torturas, pensando que
adquirían con ello una virtud o que actuaban correctamente y se acercaban más a Dios; como
si Dios odiase el cuerpo y quisiese exterminarlo. Ellos no se percataron que estas conductas
eran nocivas, de las más inferiores entre las bajezas espirituales.

Éstos se comparan a aquel ignorante de la medicina, que cuando vio a los médicos más
expertos que daban de beber a los enfermos graves, medicinas como extracto de coloquíntida
(‫ אלחנטל‬citrullus colocynthis schard) o de aloe (‫ אלצבר‬aloe vera), suspendiendo de estos
enfermos la alimentación, logrando erradicar la enfermedad, salvándolos prácticamente de la
muerte; entonces piensa aquel necio: -si aquellas medicinas curan de una enfermedad, cuanto
más que mantendrán al sano saludable o le agregarán salud- comenzando por ende a
consumirlas constantemente, tratándose como se trata a los enfermos, de seguro que de este
modo se enfermará. Análogamente terminan mal los que estando sanos en sus cualidades,
pretenden adoptar las prácticas que los piadosos se impusieron para curar una mala
inclinación (que ellos poseían).

Por el contrario, la Torá nos perfecciona, tal como atestiguó un profundo conocedor de ella:
“La Torá de Dios es completa, encamina el alma, el testimonio de Dios es confiable hace sabio
al ignorante” (Salmos 19:8), (y en la Torá) nunca mencionó algo así, en cambio recomendó que
sea la persona natural conduciéndose por el camino intermedio: que coma lo que debe comer
en forma equilibrada, que beba lo que le es permitido beber equilibradamente y que cohabite
con quien le es permitido cohabitar equilibradamente, que more en ciudades rectas y justas; y
no que habite en desiertos o montes, ni tampoco que vista trapo o arpillera ni que mortifique
su cuerpo. Es más, la Tora advirtió sobre esto, como se enseña acerca del nazir:

Dijeron los sabios en Taanit 11a: “Dijo Shmuel: todo el que ayuna (voluntariamente) se
denomina “trasgresor”. Probablemente sostenga (Shmuel) como el Taná que enseñó: R.
Elazar Hakafar hijo de Rabí dijo: “¿cuál es el significado del versículo: “y expiará por él, pues
transgredió contra el alma?” (Bemid. 6:11</SPA

Ciertamente en la tradición recibida de los profetas y en las enseñanzas de los sabios


aprendemos que se tiende a lo equilibrado y al resguardo del alma y del cuerpo según lo
encomendado por la Torá. Por ejemplo, respondió Dios por intermedio de su profeta, a aquel
que preguntó al profeta Zejaryah, sobre ayunar un día en el año, si ser constante en esto o no,
diciéndole: “Pregúntale a los Kohanim que están en el Templo y a los profetas: ¿acaso lloraré
en el mes quinto absteniéndome de comer como ya he hecho varios años?” (Zejaryah 7:3) y
Dios respondió: “Diles a todo el pueblo y a los Kohanim: cuando ayunaron y lloraron en el mes
quinto y en el séptimo durante setenta años, ¿acaso ayunaron por Mi? Cuando comen y
beben, ¿acaso no son ustedes los que comen y los que beben?” (Ibid. 7:9) y luego les
encomendó que se comportaran con justicia y virtud solamente y no ayunar, diciendo: “Así
habló Dios de las Huestes diciendo: juzgad con verdad y bondad, practiquen la misericordia
uno con otro, no exploten a la viuda, al huérfano, al extranjero o al pobre y no piensen en
dañarse uno al otro ...” (Ibid. 7:9) y dijo después: “Así habló Dios de las Huestes, el ayuno del
mes cuarto, del quinto, del séptimo y del décimo se convertirán para Yehudá en gozo, alegría
y festividad, la verdad y la paz amarán” (Ibid. 8:19). Has de saber que la “verdad” son las
virtudes intelectuales, ya que son verídicas y no cambian, como ya dijimos en el capítulo
segundo; y la “paz” son las virtudes éticas pues a través de ellas se alcanza la paz en el mundo.

6. La Santidad.

Volviendo a nuestro tema, aquellos de entre los estudiosos de la Torá, pues sólo me refiero a
ellos, los cuales pretenden asemejarse a las (demás) naciones, y dicen que todo lo que hacen
cuando mortifican sus cuerpos y se abstienen de placeres[68] sólo lo hacen para acostumbrar
sus fuerzas físicas, y para tender levemente a un extremo, como ya explicamos en este
capítulo, (es decir) que el hombre debe actuar así; esto es un error de su parte; como
explicaré, pues, cuando la Torá prohibió lo que prohibió y ordenó lo que ordenó fue por esta
causa, es decir para que nos alejemos más de uno de los extremos por medio de la costumbre.
La prohibición de alimentos no aptos, la prohibición de cohabitaciones ilícitas, la advertencia
contra la prostitución, la obligación de redactar un contrato matrimonial y celebrar bodas y a
pesar de ello no está la esposa permitida siempre, sino que está separada durante su periodo y
después del parto, y fuera de todo esto aconsejaron los sabios disminuir la cohabitación,
evitándola durante el día, como estudiamos en Sanhedrín (7:4), todo esto nos encomendó Dios
para alejarnos realmente del exceso de pasión, y para alejarnos levemente del equilibrio hacia
la insensibilidad hasta que se asiente y fortalezca en nuestra alma la característica de la
moderación (prudencia).

Así todo lo que la Torá ordena sobre dar diezmos (MAASER), rastrojos (SHEJEJA Y LEKET) y las
puntas del campo (PEA) ,los residuos de las vides (PERET) y los regalos a los pobres (OLELUT) el
descanso agrícola del séptimo año (SHEMITA) y del jubileo (IOBEL), la beneficencia (TZEDAKA)
acorde la necesidad del necesitado, vemos sin embargo que todo esto se acerca a la cualidad
del buen corazón, de esta forma nos alejamos real y ostensiblemente del extremo de lo
mezquino grabándose en nosotros la generosidad.
Desde este aspecto puedes analizar todos los preceptos, encontrarás que todos enseñan y
acostumbran a las facultades del alma, así está prohibido guardar rencor o vengarse en
cualquier forma al decretar: “No te vengarás ni te desquitarás de alguno de los hijos de tu
pueblo; amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy Dios.” (Vai. 19:18) “Cuando veas al
burro de tu enemigo caído bajo su carga no podrás abandonarlo, ciertamente le ayudarás (a
descargarlo)” (Shem. 23:5) “No verás al burro de tu hermano o a su buey caídos en el camino
y te desentenderás de ellos ciertamente lo levantarás con él” (Dev. 22:4) de este modo se
debilitan las inclinaciones a la cólera y enojo. Así también: “No verás el buey de tu hermano o
su cordero perdidos y te desentenderás de ellos, ciertamente se lo devolverás a tu hermano”
(Ibid. 22:1) hasta lograr eliminar la característica de la ruindad. Así también: “Delante de las
canas te levantarás y honrarás la presencia de un anciano” (Vai. 19:32) “Honrarás a tu padre y
a tu madre, para que se alarguen tus días sobre la tierra que Dios tu Dios, te ha dado.” (Shem.
20:11). “acorde a la Torá que ellos te informarán y según el juicio que ellos te comunicarán,
actuarás, no te apartarás de lo que te hayan dicho” (Dev. 17:11) Con el fin de eliminar la
característica del descaro y adquirir la virtud de la timidez y así alejarnos del extremo opuesto
también, es decir del exceso de vergüenza, de tal modo que se pueda decir: “No odiarás a tu
hermano en tu corazón, reprenderás ciertamente a tu prójimo, no cargues sobre el un
pecado.” (Vai. 19:17) “No temerás de hombre alguno” (Dev. 1:17) de tal forma se dejará de
lado también la vergüenza y se permanecerá en el justo medio.

En cuanto al tonto, sin duda va a tratar de agregar a estos enunciados, por ejemplo intentará
prohibir la comida o la bebida más de lo ya prohibido, o limitará la cohabitación más de lo que
ya ha sido limitada, o que dé todo su dinero a los menesterosos o a consagraciones, más de lo
que la Torá demandó como beneficencia o como consagración al Templo. Si así actúa, está
haciendo un acto reprobable y si no se da cuenta puede llegar a uno de los extremos y
desequilibrarse por completo. No escuché nunca sobre este asunto, referido a los sabios, algo
más congruente que lo expresado en el Talmud de los occidentales (Talmud Jerosolimitano),
en el capítulo noveno del tratado Nedarim (9:1); allí se habla peyorativamente de aquellos que
hacen promesas y votos hasta que terminan como prisioneros: “Rabí Ade en nombre de Rabí
Yitzjak: no te es suficiente lo que te prohibió la Torá que tú te prohíbes otros asuntos” Este es
el tema que mencionamos sobre el equilibrio sin exceso ni defecto.

7. El Pecado de Moshé.

De todo lo tratado en este capítulo, se deduce que es apropiado dirigir nuestras conductas
hacia el justo medio, y no salir de él hacia uno de los extremos sino solo como terapia,
enfrentándolo desde el ángulo contrario. De la misma manera que una persona que sabe de
medicina, si ve que su temperamento cambia levemente, no se descuidará y dejará que la
enfermedad se agrave hasta que necesite una curación más compleja, si se percata de que uno
de los miembros de su cuerpo se debilita, lo cuidará preferentemente y alejará todo aquello
que pueda dañarlo y procurará todo lo útil para curar este miembro, o al menos para que no
se debilite más.

Así, es digno que la persona íntegra, analice siempre sus cualidades, que sopese sus conductas
y discierna entre las características de su alma diariamente; de tal forma, al observar que
tiende a uno de los extremos se apresurará a aplicar una terapia, no permitiendo que las
características reprobables se fortalezcan por la repetición de conductas nocivas. Por lo tanto,
que ponga frente a él la cualidad defectuosa que posee e intente constantemente mejorarla,
como ya dijimos, pues no existe ser humano que carezca de defectos. Los filósofos ya han
dicho (confer. Aristóteles, Ética a Nicómaco 7:1; R. Saadyah Gaón, Emunot VeDeot 5:2), “es
difícil y poco probable que se encuentre alguien que tenga en forma innata todas las virtudes,
las éticas y las intelectuales”; ciertamente en los libros de los profetas se haya esta idea
presente abundantemente: “He aquí, que no confía en sus siervos y no alaba a sus ángeles”
(Yob 4:18) “En que puede el hombre tener la razón frente a Dios, en que puede el hijo de una
mujer ameritar” (Ibid. 25:4) y el Rey Salomón lo dijo simplemente: “No hay un justo sobre la
tierra que solo haga el bien y no se equivoque” (Kohélet 7:20)

Y seguramente sabes, que el más ilustre entre los antiguos y posteriores, Moshé nuestro
maestro, que Dios le expresó: “Y dijo Dios a Moshé y a Aharón: por cuanto no me creyeron,
para santificarme delante de los hijos de Israel, por lo tanto no conducirán a esta comunidad a
la tierra que les he dado.”(Bemid. 20:12). “Aharón se reunirá con su pueblo y no ingresará a la
tierra que he dado a los hijos de Israel, ya que se rebelaron en contra de lo que dije, en las
aguas de Meribá” (Ibid. 20:24). “Ya que Me defraudaron en medio de los hijos de Israel, en las
aguas de Meribat Kadesh, en el desierto de Tzin, y por cuanto no Me santificaron en medio de
los hijos de Israel.” (Deb. 32:51)

Ese fue el error de Moshé, inclinarse hacia uno de los dos extremos en el campo de las
cualidades éticas, específicamente en la virtud de la paciencia, al tender hacia el enojo
deciendo: “Escuchen pues rebeldes!”, como se declara: “Reunieron Moshé y Aharón a toda la
congregación delante de la roca y les dijo (Moshé): “¡escuchen pues rebeldes! ¿Acaso de esta
roca les hemos de sacar agua?” (Bemid. 20:10)

Dios fue meticuloso con él, pues alguien como Moshe se enojó delante de la comunidad de
Israel cuando no era ocasión de hacerlo. Desde esta perspectiva, legalmente, este individuo
profanó el Nombre Divino, ya que todos sus movimientos y expresiones deben ser ejemplares,
pudiendo a través de ellas alcanzar éxito en este mundo y en el venidero; por lo tanto, ¿cómo
veremos enojo en él?, siendo el enojo una de las conductas de lo reprobable, producto de las
peores características del alma. No obstante, Él mismo ha dicho: “Porque ustedes fueron
rebeldes en contra Mía en el desierto de Tzin en lo referente al pleito de la comunidad cuando
debían santificarme con las aguas delante de ellos, estas son las aguas de Meribat”

Esto se entiende del siguiente modo, Moshé no hablaba con personas simples, ni tampoco con
gente sin elevación espiritual, sino con individuos que la menor de sus mujeres estaba al nivel
del profeta Yejezkel Ben Buzi, como ya mencionaron los sabios (Mejilta Shemot 15:2), por lo
tanto, todo lo que él hiciese o dijese, sería analizado. Entonces, cuando le vieron enojado,
pensaron, es improbable que sea él el que tiene una cualidad reprobable, sino que, de seguro
supo que Dios se enojó con ellos por pedir agua, y que el pueblo había enfadado a Dios, caso
contrario, Moshe no se hubiera enojado. Pero no encontramos en lo dicho por Dios a Moshé
con respecto a este asunto, ni enojo ni furia, sino que está dicho: “Toma tu bastón y reúne a la
comunidad, tú y Aharón tu hermano, y hablarás a la roca delante de ellos y fluirá agua, les
sacarás agua de la roca y les darás de beber a la comunidad y al ganado” (Bemid 20:8)

Ya nos hemos desviado un tanto del tema de este capítulo, aunque hemos solucionado un
enigma de la Torá que mucho se ha dicho sobre él (confer. R. Saadyah Gaón y R. Jananel ad
loc.), me refiero a la pregunta: ¿cuál fue el error de Moshé?. Ordena lo que hemos dicho
nosotros sobre el tema y la verdad saldrá a luz.

Volviendo a nuestro asunto, cuando la persona sopese sus actividades constantemente (piense
en sus actos)y las dirija hacia el justo medio, habrá llegado al nivel más alto que un ser humano
alcanza(será un amgel), pudiendo acercarse a Dios y captar su bondad, siendo lo más laudable
en el servicio a Dios. Con anterioridad los sabios mencionaron esto al afirmar: “Todo el que
conduce sus sendas, amerita y ve la salvación de Dios como está escrito: el que me sacrifica
ofrendas de agradecimiento me ha honrado, el que pone el camino (hacia Dios) le mostrare la
salvación de Dios (Tehilim 50:23); no leas “el que pone el camino” (‫ ”)דרך שם‬sino “el que
sopesa el camino” (‫ שם‬de ‫ שומה‬sopesar_ pensar)” (Moed Katán 5a) Sopesar es valorar y
estimar; este es el tema que vimos propicio desarrollar en este capítulo sobre el equilibrio.

Comentario

[66] Considerado también como un defecto.

[67] Esto lo hacían como método personal, y no como tratamiento general aplicable a
cualquiera.

[68] Estando ellos sanos, sin poseer ningún desvío o tendencia negativa.

Capítulo V
La utilización de las facultades del alma para un objetivo específico.

1. El objetivo: la comprensión de Dios

Es apropiado para el ser humano que controle todas las facultades de su alma según su
pensamiento, como ya comentamos en el capítulo anterior a este. Es decir que ponga siempre
frente a si un objetivo específico: este es, la comprensión de Dios según la capacidad que
tenga el hombre de aprehenderla, dirigiendo todo su comportamiento: sus movimientos, su
reposo y toda su comunicación a este objetivo. De tal forma que no haya en su
comportamiento nada que sea superfluo, o sea una conducta que no conlleve a este objetivo.

Ejemplificando, que sólo la salud corporal sea la finalidad de su comida y de su bebida, de su


cohabitación, de su dormir y de su vigilia, de su movimiento y de su reposo. Así mismo que la
finalidad de su salud corporal consista en que el alma encuentre los medios apropiados (sanos)
e íntegros para alcanzar la sabiduría, adquiriendo las virtudes éticas y las virtudes intelectuales,
hasta llegar a aquel objetivo.

2. Lo provechoso y lo agradable.

Según esta proposición la finalidad (de estas conductas) no es únicamente el placer,


escogiendo alimentos y bebidas solo por ser agradables. Aquí como en el resto de las
conductas, se debe tender a lo provechoso, y si resulta ser agradable que lo sea, y si resulta ser
desagradable que lo sea.

Por otro lado, debe tender a lo agradable (prefiriéndolo a lo provechoso), cuando se


trate de prescripciones medicas; es decir cuando se debilita el apetito por los alimentos
(anorexia), se puede despertarlo con alimentos placenteros condimentados y agradables (lo
que la persona desea preferentemente). De la misma manera, si alguien sufre de melancolía
(‫ )שחורה מרה‬se puede curar escuchando música o cantos, paseando por jardines o por edificios
de regia arquitectura, o contemplando hermosas pinturas; es decir todo aquello que complace
al alma y así eliminar la melancolía. El objetivo de todo esto es curar al cuerpo, y la finalidad de
un cuerpo sano es adquirir sabiduría.

Así mismo, cuando alguien se ocupe en acrecentar su capital, deberá ser la finalidad de su
ocupación, invertirlo en las virtudes (éticas e intelectuales), además de utilizarlo para los
sentidos corporales (necesidades materiales) y para mantenerse con vida; hasta que
comprenda y profundice en Dios lo que sea posible.
3. El rol de la medicina.

Con respecto a esto, posee la ciencia medica un rol primordial para el sistema de las virtudes
(racionales y éticas), como así también, para la comprensión de Dios y para la capacidad de
llegar al éxito verdadero (la trascendencia del alma). Por lo tanto, el estudio y la valorización
de la medicina es una de las más importantes ocupaciones, por ende no es como la confección
o la carpintería, pues en ella[69] debemos medir nuestro comportamiento, encaminando las
conductas humanas para alcanzar las virtudes verdaderas.

Cuando alguien come algún alimento placentero, agradable al paladar y de buen aroma pero
dañino, causante de alguna enfermedad peligrosa o una muerte repentina, a mi juicio, este
individuo y una bestia son similares. Esta conducta no es propia del género humano, en tanto
se define al humano como racional; sino que se trata de una conducta humana en su calidad
de ser vivo: "el hombre que vive en la opulencia y no piensa, se compara, (es igualado) a las
bestias" (Tehil. 49:21) Por el contrario, la conducta humana apropiada, consistirá en consumir
sólo lo provechoso; aunque a veces haya que dejar lo agradable y comer lo desagradable,
acorde a la necesidad, pues la razón demanda actuar de ese modo y en esto se diferencia el
hombre de los demás seres vivientes. Igualmente, si la persona cohabita siempre que su
pasión se lo indique, sin prestar atención a las consecuencias dañinas o convenientes, este
individuo está actuando en su carácter de ser vivo, mas no en su condición de ser humano.

No obstante, es posible que alguien se comporte totalmente según lo provechoso, como ya


mencionamos, empero su finalidad es únicamente la salud corporal y el resguardo de las
enfermedades; no hay en esto virtud. Ya que del mismo modo que éste escogió el placer de la
salud, el otro escogió el placer de la comida o el sexual. Pues el objetivo de sus conductas, no
se encamina hacia la verdad. En cambio, lo correcto consiste en fijar como finalidad de todas
las actividades que proporcionan salud corporal y conservan la vida en forma íntegra, el
desarrollo pleno de los medios de las facultades del alma, es decir, los miembros del cuerpo;
para que de ese modo se pueda ocupar el alma, sin impedimento, en las virtudes éticas e
intelectuales.

4. El rol de las ciencias.

Asimismo, con respecto al estudio de las ciencias y de los conocimientos. Aquello que conlleve
a esta finalidad, sin lugar a dudas es recomendable, empero lo que no tiene un provecho
directo para este objetivo, como ser las preguntas de la ciencia de la reducción y de la
comparación de las cantidades, el libro de los conos y el libro de las combinaciones, el
aumentar en preguntas sobre la geometría, sobre la mecánica etc. debe tener como objetivo
agilizar el intelecto y acostumbrarlo al método demostrativo, hasta que la persona sea experta
en el silogismo demostrativo más que en los otros (silogismos); de tal modo que esto se
convierta en un medio para alcanzar el conocimiento de Dios.

5. La comunicación.

Análogamente con respecto a la comunicación humana, no es propio hablar sino de aquello


que produzca un cierto provecho al alma, o que desplace lo dañino del alma o del cuerpo; o
hablar de la sabiduría o de la virtud, de lo loable que es la virtud y el hombre piadoso, de lo
reprobable que es el vicio y el hombre vil; ya que la reprobación de los hombres licenciosos,
enfatizando su bajeza, es de suma utilidad y loable, siempre que el objetivo sea desacreditarlos
frente a los demás, para que éstos se alejen de él y no imiten su conducta. Acaso Dios no
declaró: "Como los actos de la tierra de Egipto, en donde habitaron, no harán" (Lev. 18:3) El
relato del comportamiento de los habitantes de Sodoma, por ejemplo, y todo lo declarado en
las Escrituras sobre los hombres licenciosos y su recuerdo peyorativo; en contraposición,
observamos las alabanzas y la preeminencia de los virtuosos, cuyo objetivo no es sino, lo ya
mencionado, es decir, que los seres humanos sean atraídos por las buenas acciones y se alejen
de los comportamientos negativos.

Cuando el hombre se fije como finalidad este asunto, controlará sus conductas y disminuirá de
su comunicación muchísimo.

6. La comprensión de Dios

Pues aquel que se propuso este objetivo, no tenderá a engastar las paredes con oro o a bordar
oro en su ropa, a no ser que con esto reconforte su alma, para que la cure y la aleje de las
enfermedades, hasta que llegue a un estado de claridad y pureza tal que pueda adquirir
sabiduría. Así han expresado los sabios: "Una morada agradable, una mujer hermosa y un
lecho cómodo son apropiados para los sabios" (Talmud Shabat 25b)

Debido a que la constante profundización en temas complejos hacen que el alma se canse y el
pensamiento se enturbie, del mismo modo que el cuerpo se cansa cuando se ocupa de
trabajos pesados, hasta que reposa y descansa, entonces vuelve a su funcionamiento normal;
también el alma precisa dedicarse al reposo de los sentidos, por ejemplo observando paisajes y
lugares agradables, hasta disipar ese agotamiento. Como dijeron los sabios: "Cuando los
eruditos se agotaban por su estudio, solían decir alguna broma" (Talmud Shabat 30b). Observa
que desde este punto de vista, estas conductas, tales como dedicarse a pintar o hacer adornos
en las casas, en los utensilios o las vestimentas, por sí mismas, no son negativas ni vanas.

Has de saber que esta postura constituye un nivel muy elevado y difícil de alcanzar, al cual
acceden muy pocos y después de un gran entrenamiento.

Cuando un individuo alcanza esta elevada posición, bajo mi punto de vista, no pienso que esté
en grado menor que los profetas. Me refiero a que conduce todas las facultades de su alma y
fija el objetivo de ellas únicamente en la comprensión de Dios sin realizar acto grande o
pequeño, o hablar, sino sólo cuando dicho acto o diálogo corresponde a ese elevado nivel[70],
o que conduce hacia él. Analizando y meditando cada acto y movimiento a realizar,
observando si conduce hacia esa finalidad o no, sólo entonces lo realizará (o lo evitará).

Esto es precisamente lo que demandó de nosotros Dios que nos encaminemos hacia Él: "Y
amarás a Dios tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas" (Debar.
6:5). Es decir, con todas las facultades del alma, enfocando el objetivo de cada una de ellas
específicamente en amar a Dios. Con respecto a esto advirtió el profeta, de bendita memoria:
"En todos tus caminos, conóceLo!" (Mishley 3:6) Comentaron los sabios, de bendita memoria,
al respecto, diciendo: "incluso al transgredir" (Talmud Berajot 63a), o sea, que se fije como
objetivo para cada conducta: la verdad; a pesar que de alguna manera esta transgrediendo.

Ya expusieron los sabios, de bendita memoria, todo este tema en forma resumida, y con pocas
palabras indicándolo con mucha integridad; tanto es así, que al profundizar su contenido y
observar cómo pudieron incluir tanto en tan pocas palabras, algo que a otros les tomó
volúmenes enteros sin siquiera llegar a completar la idea, sabrás que, sin lugar a dudas, esta
frase fue dicha con fuerza Divina, y así dijeron: "Que todos tus actos sean en nombre del cielo"
("Veihu maaseja leshem shamaim") (Mishná Abot 2:12).
Este es el tema que fue analizado en este capítulo, y lo que consideramos apropiado
mencionar con respecto a esta introducción (al tratado Abot).

Comentario

[69] La medicina.

[70] La comprensión de Dios.

Capítulo VI
La diferencia entre el hombre justo, elevado y el que controla sus instinto y se domina.

1. La ética clásica.

Los filósofos han afirmado que el que controla su instinto es aquel que obra buenas acciones y
actos sublimes, a pesar que (interiormente) desea y apetece las conductas negativas, no
obstante, controla sus debilidades conduciéndose en forma contraria a los dictámenes de su
instinto, sus pasiones y vicios, quedando (en su interior) apesumbrado por no haber realizado
lo que sus instinto deseaba, (sufriendo por ello) y causándose daño.

En cambio el justo es aquel que sus inclinaciones y sus características lo impulsan a hacer lo
óptimo, siendo esto lo que desea y anhela[71].

Es sabido entre los filósofos, que el justo es más honorable e íntegro, que aquel que doblega
su instinto[72]. No obstante, dijeron que aquel que controla su ánimo, se asemeja al justo en
muchos aspectos, empero su nivel personal es inferior al del justo, pues todavía siente deseo
de algo, que en sí, es negativo; a pesar que no llegó a actuar así. Pues el deseo de lo ímprobo
es una característica negativa del alma. El rey Salomón afirmó: “El alma del perverso desea lo
malo” (Mishle 21:10). Además agregó que la realización de buenas obras es una alegría para el
justo, mientras que para el que no es justo, es una mortificación: “Actuar correctamente es
una alegría para el justo y una penuria para los injustos” (Ibid. 21:15). Estas palabras de los
profetas coinciden con lo mencionado por los filósofos.

2. La ética de los sabios de Israel.

Cuando analizamos lo dicho por los sabios sobre este tema, encontramos que, aquel que
ambiciona las cosas prohibidas y se siente impulsado hacia ellas, es más honorable e íntegro
que el que no los desea, o que no le cuesta dejarlos; incluso, han llegado a afirmar, que cuando
más honorable e íntegro sea el hombre, mayor será la tentación por cometer pecados, como
así también, el sufrimiento al dejarlos. De tal forma, declaran: “Cuanto más elevado sea, mayor
será su impulso” (Talmud Sucá 52ª) No se conformaron con esto, sino que aseguraron que la
recompensa del que controla su instinto es mayor, debido al gran esfuerzo que constituye
contenerse: “Según el esfuerzo, así será la recompensa” (Mishná Abot 5:23)

Más aun, los sabios recomendaron desear las transgresiones y nos advirtieron de abstenernos
de decir: -aunque la Torá no lo hubiera prohibido, igualmente, por naturaleza no sentiría
deseos de realizar esa transgresión-. Así: “Rabán Simón Ben Gambliel declaró: ¡No diga el
hombre –no quiero comer carne con leche, no quiero vestir híbridos (Shaatnez), no deseo
mantener una relación sexual ilícita (ervá)!– sino que diga: ¡quiero, sin embargo, mi Padre, que
está en los cielos, me lo prohibió!” (Torat cohanim, sección Kedoshim)
3. La ley natural y la norma recibida.

Lo que se desprende a simple vista, es que estas dos opiniones[73], aparentemente son
contradictorias, sin embargo, realmente no es así, sino que ambas son correctas y no existe
desacuerdo entre ellas.

Las cualidades negativas, que aun los filósofos reconocen como tales, declarando que es
más honorable el hombre que no las desea, que aquel que las desea pero controla su instinto;
son las normas difundidas popularmente (MEFURSAMOT) –Ley natural-, entre los seres
humanos vistas como bajezas, por ejemplo: el asesinato, el robo, el asalto, el fraude, la usura,
perjudicar a quien no lo ha perjudicado o pagar mal a quien lo ha beneficiado, despreciar al
padre o a la madre, etc. Sobre estos preceptos, han expresado los sabios, de bendita memoria,
“Si no hubiesen sido escritas en la Torá, hubiese sido apropiado escribirlas” (Talmud Yomá
67b). Esta categoría, fue denominada por algunos de nuestros sabios, que padecieron la
influencia de los sabios del Kalam[74]: “preceptos intelectuales”[75]. No cabe duda, que el
alma que anhele estos vicios y los apetezca, es defectuosa, ya que el alma honorable, no desea
ninguna de estas cualidades negativas, ni se mortifica al abstenerse de ellas.

En cambio los temas, sobre los cuales los sabios declararon que el que controla su
instinto es más digno y su recompensa mayor, se refieren a las “normas recibidas”, y esto es
verídico, pues, si no estuvieran estipuladas en la Tora, no serían condenables (negativas) en
absoluto. Por lo tanto, han expresado que el hombre debe dejar que su alma las apetezca,
siendo el único impedimento para hacerlas, la Torá[76]. Puedes comprobar la sabiduría de
ellos, de bendita memoria, en los ejemplos que utilizaron; ya que ellos no declararon: “que no
diga la persona: -no puedo asesinar, no puedo robar, no puedo mentir, sino que puedo, sin
embargo, mi Padre, que está en los cielos, me lo prohibió!” (no fue esta categoría
MEFURSAMOT lo que dijeron) sino que que expusieron temas relacionados a la norma
recibida, como por ejemplo: la prohibición de carne con leche, de vestir mezclas (SHAATNEZ),
de cohabitar ilícitamente, etc. Estos preceptos y los parecidos a ellos, fueron denominados por
Dios: “decretos” (JUKOT), así, los sabios afirmaron: “Los decretos que te decreté, no tienes
permisión para cuestionarlos” (Talmud Yomá 67b)

Además los idólatras, los consideran despectivamente y el instigador (SATAN) acusa sobre
ellos, por ejemplo: la vaca bermeja (PARÁ ADUMÁ) el chivo expiatorio (SEIR HAMISHTALEAJ),
etc. Sobre la terminología de algunos sabios postreros, donde se denominan “intelectuales”,
puede ser mejor vertida como “preceptos” tal como han expuestos los sabios en el Talmud.

Ciertamente, de todo lo mencionado, se ha aclarado, por un lado sobre qué tipo de


actos, cuando un hombre no los apetece es más honorable que aquel que los apetece pero
controla su instinto, y por otro lado, en qué tipo de actitudes se observa lo contrario. Esto que
aclaré, es una suprema novedad y una apropiada integración entre las dos opiniones, cuyo
lenguaje expresa la veracidad de lo expuesto, siendo este el objetivo del presente capítulo.

comentario

[71] A diferencia del anterior, que a pesar de realizar actos buenos posee inclinaciones y
pasiones negativas, el justo en cambio, todas sus pasiones y tendencias son hacia lo positivo

[72] Por ej. El justo es aquel que no roba o no come algo delicioso o no acosa sexualmente a
una joven bonita, y se abstiene todo esto o cosas similares, porque entiende y comprende que
eso es malo; y en forma natural se aparta de ello, despreciando y condenando esos actos. En
cambio, el que se controla, es aquel que desearía poder llevarse ese hermoso objeto, o comer
esa delicia o poder cohabitar con esa joven bonita, mas no lo hará, porque controla sus
pasiones. La diferencia es que el justo, no lo hace porque él sabe y entiende que está mal y por
lo tanto no quiere ni tiene inclinación hacia ello. El otro, quisiera hacerlo, no obstante no lo
hace. En resumen, uno tiene la inclinación, mas la doblega, y el otro ni siquiera tiene tal
debilidad.

[73] La postura de los filósofos y la de los sabios, con respecto a quién es mas laudable, ¿el
justo o el que se contiene?.

[74] Escuela filosófica árabe, a la cual Maimónides atribuye muchos errores lógicos. Ver More
Nebujim I Cap. 71.

[75] Maimónides, considera erróneo denominarlas intelectuales, pues, no es el intelecto el


que impone tal actitud (reprobar a tales actos). Ya que razonando lógicamente, no se llega a la
conclusión de que es malo robar, por ej. (Entendiendo por razonamiento lógico los silogismos
por ej. Si A =B y B= C entonces A= C) Sino que condenar el robo es prioritario para el
establecimiento de una sociedad sana. Y ello pertenece a la categoría de los “MEFURSAMOT”,
difundidas.

[76] Es decir que, no las realiza porque la Torá se lo impidió y no porque a él no le apetecía.

Capítulo VII
Los velos entre el hombre y Dios; su significado.

1. La profecía y las características del profeta.

Tanto en el Midrash[77], la Hagadá[78] como en el Talmud, frecuentemente se afirma, que


entre los profetas, hay quien capta a Dios detrás de muchos velos[79], y hay quien Lo capta
detrás de pocos; todo acorde a la cercanía con Dios que posea el profeta, como así también, el
nivel de profecía que haya alcanzado. Hasta el punto de declarar en el Talmud Yebamot 49 b,
que Moshé, nuestro maestro, percibió a Dios, detrás de un solo velo cristalino es decir,
transparente, esta es la cita: “Todos los profetas percibieron detrás de una aspaklaria turbia,
mas Moshé, nuestro maestro, percibió detrás de una aspaklaria transparente.”[80] El término
aspaklaria se refiere a un espejo hecho de un material transparente, como el cristal y el vidrio,
como se explica en el tratado de Kelim 30:2.

La explicación de este tema es la siguiente: se refiere a lo que ya aclaramos en el capítulo


segundo, o sea que las cualidades tanto racionales como éticas, y los vicios tanto los vicios de
la razón, por ejemplo la necedad, la falta de lucidez y rapidez mental; como los (vicios) éticos,
por ejemplo: el exceso de pasión, el orgullo, la irascibilidad, el enojo, la arrogancia, la codicia
como otros tantos que se asemejan a estos. Ya mencioné el sistema de su comprensión en el
capítulo cuarto. Estos vicios son las separaciones que se interponen entre el ser humano y
Dios, así lo aclara el profeta: "Salvo por sus iniquidades que separaban entre ustedes y entre
Dios, y por sus pecados causaron que Dios se oculte de ustedes y no los escuche" (Yeshayahu
59:2). Es decir, que nuestras transgresiones que son aquellas conductas negativas, como ya
mencionamos, son precisamente las barreras que interrumpen entre nosotros y Dios.

Has de saber que los profetas no profetizan sino luego de haber adquirido todas las cualidades
racionales y la mayoría de las cualidades éticas, especialmente las más graves de ellas. Así es
como se ha declarado: "La profecía no recae sino sobre aquel que es sabio, valiente y rico"
(Babli-Shabat 72a, Babli-Nedarim 38a). Así: a) El termino "sabio" incluye indudablemente todas
las virtudes racionales. b) El termino "rico", por otro lado, es una de las virtudes éticas, es
decir: La austeridad, ya que se denomina "rico" al que le es suficiente lo que posee; de tal
modo declaran los sabios: "¿Quién es “rico” ? “El que se alegra con lo que posee” (Abot 4:1).
Es decir, a él le basta lo que se le presenta y no se mortifica por lo que no se le presenta. c) Del
mismo modo el termino "valiente" es una de las virtudes éticas, es decir que el hombre dirige
sus fuerzas según el saber y el entendimiento, como ya aclaramos en el capítulo quinto, por
eso se ha declarado: "¿Quién es " valiente"? El que domina su impulso" (Ibíd.)

No obstante no es menester poseer todas las cualidades éticas o no tener ningún tipo de vicio
para ser profeta,, ya que el Rey Salomón que era profeta, como atestigua la Escritura: "En
Guibón se le apareció el Señor al Rey Salomón en un sueño por la noche” (Melajim I 3:5). No
obstante, encontramos en él una opaca cualidad, tal es, el exceso de pasión, como lo
demuestra la cantidad de mujeres que desposó, pues esta actitud es característica del exceso
de pasión. Sobre ello fue dicho: "Acaso no fue en eso (mujeres) que pecó Shlomó, el rey de
Israel” (Nejemiá 13:26)

Así mismo David, que en paz descanse, también era profeta, como se declara: " me habló la
Fortaleza de Israel, diciendo: el que gobierna a los hombres (ha de ser) justo, el que los
gobiernas (ha de tener) temor de Dios." (Shmuel B 23:3). Sin embargo, encontramos que era
violento, a pesar que lo utilizó en contra de los gentiles y en la eliminación de los apóstatas,
siendo compasivo con Israel; es lo que se expresa en las Crónicas que Dios (no le permitió
construir el Templo) ni era apropiado para esto, debido a la cantidad de muertes que hizo,
diciéndole: “tú no construirás un Templo para Mí porque demasiada sangre” (Dibrey HaYamim
A 22:8)

Encontramos también en Eliyahu, de bendita memoria, la falta de la irascibilidad, a pesar de


haberla utilizado en contra de los apóstatas, contra los cuales se enojó, no obstante
comentaron los sabios (cf. Tana DeBé Eliyahu Zutá 8) que Dios lo tomó diciéndole que no era
apropiado que lidere el pueblo o que sea sacerdote aquel que posee un celo tan grande como
el que él poseia, pues, los destruiria.

Así encontramos que el profeta Samuel, que tuvo miedo de Shaúl; en Yaakob que lo
atemorizó el encuentro con Esav. Estas cualidades y otras parecidas, son obstáculos que se
interponen entre Dios y los profetas. Por lo tanto, el que tenga dos cualidades o tres que no
estén equilibradas, como explicamos en el capítulo cuarto, sobre él se dice que percibió a Dios
detrás de dos o tres separaciones.

2. El equilibrio anímico.

No debe sorprenderte el hecho que debido a falencias en las cualidades éticas, disminuya el
nivel de profecía, pues algunas bajezas éticas impiden totalmente la profecía, por ejemplo la
irascibilidad, de tal manera se ha declarado: "Todo el que se enoja, si él es profeta la profecía
se aparta de él" (Bablí-Pesajim 66b)

Esto se desprende del profeta Elishá, el cual al enojarse, la profecía se alejó de él; no
retornando hasta que desplazó su ira, como se declara: "Y ahora, tomen para mí un músico”
(Melajim B 3:15)

De la misma manera, a causa de la tristeza y de la angustia del patriarca Yaakob, de bendita


memoria, todo el tiempo que estuvo de duelo por Yosef, se apartó de él el Espíritu Divino
hasta que la buena nueva (que Yosef aun vivía) le fue comunicada; así se declara: "Hablaron
con el todo lo que Yosef les había comunicado, y (Yaakob) vio todas las carretas que había
enviado Yosef para transportarlo, entonces el espíritu de su padre Yaakob, revivió." (BeReshit
45:27)

Sobre tal versículo la traducción aramea, declara: "La inspiración del espíritu de profecía
recayó sobre Yaakob, su padre". Así también declaran los sabios: "La profecía no reposa en la
pereza, ni en la tristeza, sino en de la alegría" (Babli-Shabat 30b, Bablí-Pesajim 117a)

3. El nivel de Moshé.

Cuando le fue claro a Moshé que no quedaba ninguna separación que no haya
apartado y que ya se habían asentado en él todas las cualidades éticas y racionales, pidió
comprender cabalmente a Dios, la esencia de Su existencia, siendo que no restaba ya ningún
impedimento, diciendo: "Muéstrame Tu Gloria" (Éxodo 33:18). Sin embargo Dios le informó
que esto era imposible debido a su naturaleza de raciocinio unida a la materia, es decir, por su
naturaleza humana, así se ha declarado: "el Señor le respondió: No podrás ver mi rostro, pues
no me ha visto un ser humano ni ningún ser vivo" (Ibid. 33:20). De tal forma, no quedó entre
él y la comprensión de Dios, en la esencia de Su existencia, sino un resplandeciente velo, es
decir: el intelecto humano no separado. Agraciando Dios a Moshé con Su misericordia, pues le
concedió mayor percepción de la que poseía antes de su pedido. Le informó además que la
finalidad (la comprensión absoluta de Dios) es imposible siendo un cuerpo material.

Se ha denominado esta comprensión de Dios como "ver el rostro", tal como cuando una
persona ve el rostro de un amigo, graba en su mente la imagen y no lo confunde con otro, aun
cuando su amigo ya no este presente. No obstante, a pesar de que lo haya visto de frente, al
observarlo de atrás, puede surgirle la duda y puede confundirlo. Del mismo modo, la
comprensión de la esencia de Dios consiste en que se comprenda en el alma la esencia de su
existencia, de manera tal que no se adhiera a esta existencia nada del resto de los entes, hasta
que se encuentre la existencia de Dios grabada en el alma y separada de la impresión de la
existencia del resto de los entes. A un ser humano simple le es imposible llegar a este punto de
comprensión, pero Moshé, que en paz descanse, comprendió un poco menos que esto y esto
es lo que se declara: "Retirare la palma de mi mano y verás mi espalda, pero mi rostro no será
visto" (Shem. 33:23). Este tema lo he de desarrollar en mi libro sobre la profecía.

Al percatarse de esto los sabios, es decir, que estos dos tipos de defectos, los racionales y los
éticas son los velos que interrumpen entre Dios y el ser humano, además que estas falencias
son las que determinaron los distintos niveles de profetas; declararon al observar la sabiduría y
las nobles cualidades de ciertos sabios: "Es digno que se repose sobre ellos la Presencia Divina
como sobre Moisés nuestro Maestro." (Babli-Suká 28a). No te confunda el tema de la
semejanza pues ellos los asemejaron a él (a Moisés), pero no los igualaron a él, Dios no lo
permita. Del mismo modo se declaró sobre otros como Yoshúa.

Este es el tema que pretendimos aclarar en este capítulo.

Comentario

[77] Estudios exegéticos.

[78] Estudios expositivos.


[79] Es decir, que se interponen varios velos, obstáculos que no permiten al profeta, una
captación nítida de Dios.

[80] Rashi, exégeta del siglo 10, explica esta frase talmúdica diciendo: “Los demás profetas,
imaginaron que vieron, mas no vieron; empero Moshé, captó, y supo que no vio”. Es decir,
Moshé, a diferencia de los demás profetas, llegó al grado de saber que es imposible captar o
imaginarse a Dios.

Capítulo VIII
Sobre el Hombre.

1. La disposición natural.

Es imposible que un ser humano sea virtuoso o vicioso de nacimiento. Tal como es imposible
que un individuo nazca siendo un experto en determinado oficio. No obstante, es factible que,
por naturaleza, tenga una disposición a la virtud o al vicio, siéndole más fácil ciertas conductas
que otras.

Un ejemplo de esto, cuando un hombre, por su naturaleza, tienda a la sequedad y sea la


esencia de su cerebro pura, de poca humedad, ciertamente le será mucho más fácil el estudiar,
el recordar y el entendimiento en general más que al hombre flemático, de abundante
humedad en el cerebro. Pero si aquel individuo que posee en su temperamento la disposición
a esta virtud, la desaprovecha sin abocarse al estudio ni dedicarse en absoluto a cultivarla,
indudablemente, terminará como un ignorante. Por otro lado, si aquel que posee una
naturaleza rudimentaria, de abundante humedad, se educa y si se le enseña, sabrá y
entenderá, aunque con dificultad.

De igual modo ocurrirá con un hombre cuyo temperamento es un poco más caluroso que lo
necesario, será valiente, es decir: con disposición a la valentía que si se ejercita en ella será
valiente con facilidad; así otro hombre cuyo temperamento es más frío que lo normal, tendrá
cierta disposición hacia la cobardía y el miedo, y si se acostumbra a esto las obtendrá
fácilmente, en cambio si se lo acostumbra a actuar con valentía, con dificultad será valiente,
aunque si se ejercita, indudablemente lo logrará.

2. La falacia del destino.

Ciertamente te hemos aclarado este tema, para que no consideres verídicos los delirios
con los que suelen engañar los astrólogos; pues ellos afirman que la fecha de nacimiento es lo
que caracterizará al hombre como virtuoso o denigrado, y que tal persona está destinada a
comportarse de tal forma. No obstante, tú sabes que es algo aceptado dentro de la Torá y
también por los filósofos griegos, como ya se han verificado sus verdaderos argumentos, que
los actos del ser humano dependen únicamente de él. No hay determinismo con respecto a
ellos ni tampoco hay una influencia exógena que lo incline hacia las buenas cualidades o hacia
las malas; si bien existe la disposición de su temperamento, como ya aclaramos, que le hace
más fácil o más difícil una conducta; no obstante, (la idea) de que ya está condenado a actuar
de tal manera o abstenerse de algo, no existe en absoluto[81].

Si el ser humano hubiese estado determinado en sus conductas, a) no tienen sentido los
preceptos de la Torá y sus advertencias, siendo todo una gran falacia, ya que no habría libre
albedrío en el actuar del ser humano.
b) Del mismo modo, la postura del determinismo, quita sentido al estudio y la educación,
además del aprendizaje de los oficios, ya que todo esto sería vano, pues de todas formas,
según esta teoría, el ser humano estaría determinado de modo exógeno según los que
sostienen así, a ser atraído a realizar determinado hecho, a adquirir cierto conocimiento e
incluso a adquirir conducta ética establecida.

c) Más aun, la recompensa y el castigo serían una injusticia absoluta, ya sea entre el hombre y
su prójimo, como entre Dios con los humanos. Así, acorde al determinismo, si Shimón que
asesinó a Reubén, si hubiera estado destinado a asesinar a Reubén, y este último destinado a
ser asesinado: ¿por qué Shimón ha de ser castigado? Y ¿cómo es posible que Dios, Justo y
Recto, lo castigue por un hecho que estaba determinado a realizar, e incluso si hubiese
intentado no hacerlo no hubiera podido?

d) Asimismo, se anularían además todas las preparaciones: construir viviendas, ahorrar dinero,
escaparse en momentos de miedo, y todo lo semejante, porque si se decretó que algo debe
ocurrir es imposible que no ocurra.

Todo esto es una completa mentira, que contradice a la lógica y lo que se percibe (en la vida
diaria[82]), además, destruye la construcción de la Torá y atribuye injusticia a Dios, fuera de Él
semejante falta.

3. El libre albedrío.

Sin embargo, verdaderamente, no cabe duda que los actos de los seres humanos dependen
únicamente de él, si quiere lo hace, si quiere no lo hace, sin nada que lo destine ni obligue al
respecto, por lo tanto es apropiado encomendar al ser humano: "Observa! he puesto hoy ante
ti la vida y lo bueno, la muerte y lo malo... y escogerás la vida." (Devarim 30:15-19)

De tal modo, el libre albedrío fue entregado a nosotros, y se impone entonces el castigo para
el trasgresor y la retribución para el disciplinado: si escuchan (habrá bendición), si no escuchan
(habrá maldición (Cf. Devarim 11:27-28). Por lo tanto es un deber el estudio y la enseñanza:
"Las enseñarás a tus hijos y meditarás en ellas en tu casa y cuando andes por tu camino,
al acostarte y al levantarte." (Ibid. 11:19). "Llamó Moshé a todo Israel y les dijo: Escucha Israel
los decretos y los juicios que yo te he declarado en tus oídos hoy, las enseñarán y cuidarán de
hacerlas." (Ibid. 5:1)

Junto con todo lo que conlleve el estudio y la costumbre en los preceptos, también son
necesarias todas las precauciones, como está escrito en la Torá: "Cuando construyas una
nueva casa, harás una baranda (MAAKE) en tu techo y así no derramarás sangre en tu casa,
porque (puede) caerse alguien de él." (Ibid. 22:8) "Hablarán los policías al pueblo diciéndole: el
hombre que construyó una casa nueva y aun no la ha inaugurado, que se vuelva a su casa, por
si muere en la guerra, y suceda que otro hombre la inaugure." (Ibid. 20:5) "Porque esta es su
única ropa, el traje con el que se cubre, entonces con qué se acostará? Y ocurrirá que cuando
Me ruegue, lo escucharé porque Soy compasivo." (Shemot 22:26) "No destruirá al molino y a
su rueda, porque está destruyendo (la subsistencia) de un alma." (Devarim 24:6) Y muchos
otros ejemplos están escritos en la Torá y en los libros de los profetas sobre este tema, es
decir: la precaución.

No obstante, encontramos entre los sabios, de bendita memoria, cuando declaran: “Todo
depende de Dios fuera del temor a Dios (Bablí-Berajot 33a). Es correcto y coincidente con lo
que ya aclaramos[83], solo que con algunas de las conductas humanas, sobre las que (en
realidad) hay libre albedrío, muchos hombres suelen equivocarse pensando, que ya están
predestinado, por ejemplo casarse con cierta persona, o si tendría dinero o no. Y esto no es
correcto ya que una mujer que alguien despose con un contrato matrimonial (KETUBA) y con
un enlace (KIDUSHIN) entonces, para el que la desposó, estará permitido cohabitar con ella, lo
que es un precepto, y Dios no destina la realización de un precepto. Por otro lado, si se
presenta alguna relación prohibida en este enlace, será una trasgresión y Dios no predestina al
hombre cometer un pecado.

Así mismo, alguien que robó el dinero de otro o que lo engañó y niega jurando en nombre de
Dios falsamente, si decimos que Dios predispuso que ese dinero llegue a manos de él, saliendo
de las manos del primero, entonces Dios determinó la realización de un pecado. Sin embargo
el tema no es así.

Sino que todas las conductas del ser humano dependen de él mismo y es el hombre con su
libre albedrío el que decide. En este rango se encuentran indudablemente los preceptos y las
transgresiones. Tal como ya aclaramos en el segundo capítulo, los preceptos de la Torá y sus
advertencias se hayan en el área de las conductas en las cuales el ser humano tiene libre
albedrío para realizarlas, o para no realizarlas. En esta función del alma se encuentra el temor
a Dios lo que no depende de Dios sino, que tal como explicamos, está entregado al libre
albedrío del hombre[84].

Siendo así, ¿qué significa lo que dijeron los sabios: "todo depende de Dios"? Con esta frase se
refieren a las características humanas naturales, en las cuales no hay libre albedrío, por
ejemplo: ser alto o petiso, que caiga lluvia o que haya sequía, que haya aire turbio o diáfano, o
todo lo semejante que existe en el mundo. Todo (depende de Dios a excepción de los
quehaceres y abstenciones del ser humano..

Este tema que aclararon los sabios, es decir, que los preceptos y las transgresiones no
dependen de Dios ni de Su voluntad, sino, más bien, de la voluntad humana, lo aprendieron de
lo dicho por el profeta Yirmeyahu cuando declaró: "De la boca del Altísimo no sentencia lo
malo ni lo bueno" (Eijá 3:38). Al decir “lo malo” se refiere a los malos actos y "bueno" se
refiere a los buenos actos, la intención del profeta es declarar que Dios no determina que el
ser humano se comporte mal o bien.

Por cuanto que es así, es apropiado que el ser humano reflexione y se lamente por todos los
pecados e iniquidades que hizo, ya que por propia voluntad se comportó mal, como el profeta
acota: "¡Cuánto ha de afligirse el hombre vivo, el varón por su pecado!" (Ibid. 3:39)

Luego agrega el profeta que la curación de esta enfermedad está en nuestras manos; así como
pecamos por propia voluntad, del mismo modo debemos arrepentirnos de nuestras conductas
negativas[85]: "Meditaremos sobre nuestras sendas, las investigaremos y volveremos a Dios
elevaremos nuestros corazones al Señor a Dios que está en los cielos" (Ibid. 3:40-41)

4. La regularidad.

El dicho ampliamente difundido entre las personas, que también se encuentra en las obras de
los sabios y en lo dicho por los profetas, que el sentarse y levantarse del hombre y todos sus
movimientos, dependen de la Voluntad Divina y de Su deseo, en cierto aspecto, es una opinión
correcta, es decir:

a) Así como alguien que arroja una piedra al aire y cae hacia abajo, en este caso decimos que
por voluntad de Dios cayó "hacia abajo". Ciertamente es correcto declarar así, ya que Dios
quiso que la tierra esté en el centro, a causa de esto siempre que se arroje parte de ella hacia
arriba tenderá a caer hacia el centro[86].

b) Así mismo todas las partes del fuego tienden a subir a causa de la Voluntad (Divina) que hizo
que el fuego tendiera a subir; es decir no es que Dios desee en el preciso momento en que el
cuerpo se mueve que tienda hacia abajo (o hacia arriba)[87].

Los sabios del Kalam[88], disienten con esto ya que los escuché decir, que la Voluntad Divina
está presente en cada objeto en cada instante e instante; no así opinamos nosotros, sino que,
según nosotros, la Voluntad Divina actuó durante los seis días de la creación y luego todos lo
que ocurre está supeditado a esas leyes físicas (instauradas durante los seis días de la
Creación)[89], así se declara: "Lo que hubo es lo que habrá, lo que ha sido, es lo que será, no
hay nada nuevo bajo el sol" (Kohélet 1:9) “Aquello que ha sido, ya fue; lo que ha de ser, ya fue;
Dios devuelve los acontecimientos." (Ibid. 3:15) "No hay nada nuevo bajo el sol" (Ibid. 1:9)

Por lo tanto, necesitaron los sabios argumentar con respecto a todas las maravillas, y milagros
que sucedieron y los que sucederán, tal como lo atestiguan las escrituras, todo esto ya había
sido dispuesto por la Voluntad Divina desde los Seis días de la creación, y en aquel momento
habían sido incorporadas a la naturaleza para que se manifiesten en el momento en que deben
manifestarse; y cuando suceda este fenómeno en la naturaleza en el momento adecuado,
piensan que es algo renovado en aquel preciso instante y esto no es así.

Ya se ha comentado mucho sobre el tema en los estudios alegoricos sobre Kohélet y otros,
siendo la opinión de los sabios sobre este punto: "El mundo mantiene su disposición natural"
(Bablí-Avodá Zará 54b)

Siempre encontrarás en los dichos de los sabios, que se alejan de declarar que la Voluntad
Divina se presenta en cada objeto en cada momento y momento, de este modo se explica que
cuando declaran sobre el hombre que se levanta y se sienta por la voluntad divina, es decir
que le fue proporcionado al ser humano desde el momento de su creación, la capacidad de
sentarse y levantarse, acorde a su propia voluntad. Y no que en ese momento en que el
hombre se levanto, quiso Dios que se levante o que no se levante, del mismo modo que no
quiere ahora que esta piedra que cae caiga o que no caiga.

La regla general en este tema es la siguiente, tal como Dios quiso que existan hombres
erguidos, de torso amplio, con dedos en sus manos, así también, quiso que se moviese o que
se abstenga por si mismo, actuando según su libre albedrío. Con respecto a sus conductas no
hay determinismo ni impedimento (para que las realice o las deje de hacer), como se explica
en la Torá cuando aclara este punto diciendo: “He aquí que el hombre se ha (convertid en una
especie) única, de él depende discernir el bien y el mal" (BeReshit 3:22)

La traducción aramea de la Escritura comenta que la explicación de la frase “(convertid en una


especie) única, de él depende discernir el bien y el mal” significa que el hombre se transformó
en único en el mundo, o sea una especie como no hay otra que comparta esta facultad[90].
Por cuanto que es así, cabe la posibilidad que quiera arrancar del fruto de este (árbol) y coma y
viva para siempre. (Ibid. 3:23)

Al ser que la elección es parte de la realidad humana, me refiero a que puede realizar actos
positivos o negativos acorde a su libre albedrío, se impone entonces educarlo en las sendas
del bien y del mal, siendo encomendado y advertido, castigado y retribuido, siendo todo esto
correcto. Necesitará ejercitar su alma con conductas positivas hasta que adquiera las virtudes
y alejarse de las conductas negativas hasta que desarraigue de él las bajezas, que tenía. Por lo
tanto, no debe pensar que se encuentra en una situación tal en la que es imposible cambiar, ya
que toda situación es posible de cambiar, o de lo bueno a lo malo ya sea de lo malo a lo bueno,
siendo el hombre el que elige. Es por eso que hemos comentado todo lo referente a los
preceptos y las transgresiones.

5. Eliminación del libre albedrío.

5.1 El caso: Egipto.

Con respecto a este tema, nos queda un punto por aclarar, y es la existencia de algunos
pasajes bíblicos en los cuales pareciera que Dios determina la conducta rebelde (de ciertos
hombres), forzándolo (a actuar así), esto es absolutamente incorrecto, y es necesario que lo
aclarare, pues muchos se han confundido en este punto. Ejemplo de esto es lo que se le dijo a
Abraham: "Le dijo a Abram: has de saber que tu simiente será extranjera en una tierra que no
les pertenece; los esclavizarán y los torturarán cuatrocientos años" (BeReshit 15:13)

Han preguntado: ¿Acaso no se expresa aquí que se ha decretado sobre Egipto que esclavizarán
a la simiente de Abraham? entonces, ¿Por qué los castigó, ellos estaban destinados a
esclavizarlos, tal como se había decretado?

La respuesta, sin embargo, es la siguiente: es análogo a que Dios dijese que entre los que
nacerán, habrán rebeldes y disciplinados, justos y malvados; esto es correcto, aunque no por
esta disposición es obligatorio que aquel hombre malvado sea malvado, o aquel hombre justo
sea justo. Sino que todo aquel haya escogido ser malvado, lo fue por su libre albedrío. Si
hubiese querido ser justo, lo hubiera sido sin que nada se lo impida. Asimismo, con el justo, si
hubiera querido ser malvado, nada se lo hubiera impedido, pues lo que el santo Bendito Él dijo
no se refiere a cada individuo particularmente, como para que pudiera decir: estoy condenado
(a actuar de tal manera), sino al conjunto en general, quedando cada hombre con su libre
albedrío en forma intacta. Así cada egipcio, que esclavizaron y torturaron ( a los hebreos), si
hubiese querido no esclavizarlos (hubiera podido pues) tenía elección para ello ya que Dios no
decretó sobre un particular que los esclavizara[91].

Esta misma respuesta utilizaremos para lo que se declara: “He aquí tu reposarás con tus
padres, pero se levantará este pueblo y se prostituirá tras dioses extraños” (Devarim 31:16)

Pues no hay diferencia entre decir esto y proclamar que todo el que practique idolatría será
castigado de tal o cual manera; ya que si no existe nadie que practique idolatría, esta
advertencia sería en vano y todas las maldiciones serían en vano, como así también, todos los
castigos presentes en la Torá. Por lo tanto, no porque encontramos la pena de lapidación
(SKILA) en la Torá vamos a declarar que aquel que profanó Shabat, estaba destinado a
profanarlo. Ni tampoco a causa de las maldiciones que se encuentran en la Torá diremos que,
aquellos que practicaron idolatría y por ende recaen sobre ellos las maldiciones, estaban
condenados a practicarla[92]. Sino que por su libre albedrío practicó idolatría el que la
practicó, por lo tanto recae sobre él el castigo: "El que degüella un toro (para sacrificio),
también el golpea a un hombre; el que presenta un cordero como ofrenda, también decapita
perros (para la idolatría); el que trae oblaciones, también salpica sangre de cerdo (para los
ídolos); el que quema incienso, también canta a la vanidad; también ellos escogieron su
camino, su alma anhela sus iniquidades. Por lo tanto, Yo escogeré acosarlos y les causaré
pánico, pues clamé y nadie respondió; hablé y nadie escuchó; han hecho maldades frente a
mis ojos y han escogido lo que no Me place." (Yeshayahu 66:3-4)
No obstante se ha declarado: "He endurecido el corazón del faraón, y el los perseguirá,
entonces Yo Me ensalzare con el faraón y con su ejercito y entenderán los egipcios que Yo soy
Dios y harán así" (Shemot 14:4). Y luego Dios lo castigó hasta darle muerte . Ciertamente esto
da lugar para explayarse y por medio de este comentario se desprenderá un fundamento
importante. Reflexiona sobre mis opiniones, pon atención en ellas y compáralas con lo dicho
por otros autores fuera de mi y escoge lo que te parezca óptimo.

Mi opinión es la siguiente: si el faraón y sus secuaces no hubieran tenido otro pecado que el no
haber liberado a Israel, la explicación sobre el tema hubiese sido muy difícil, ya que Dios
mismo, había impedido que los liberaran como se ha declarado: "Dijo Dios a Moshé: Ve al
faraón, porque yo he endurecido su corazón y el de todos sus siervos para aplicar mis
maravillas dentro de su pueblo." (Shemot 10:1)

¿Cómo es posible que les pida que los libere, siendo que estaban condenados a no liberarlos?
más aun, ¿cómo es posible que los castigue porque no los liberó? A simple vista esto es una
injusticia, que contradice todo lo que ya expusimos.

No obstante el tema no es así, sino que el faraón y sus secuaces se rebelaron en contra de su
libre albedrío, sin que nadie los obligaran; esclavizaron a los extranjeros que vivían con ellos,
haciéndoles sufrir graves injusticias, como se ha declarado: "Dijo entonces a su pueblo: he
aquí el pueblo de Israel es más numeroso y poderoso que nosotros, seamos más sabios que
ellos para que no se reproduzcan, por si se presenta una guerra no sea que se añadan a
nuestros enemigos, no nos combatirán y nos expulsen de nuestra tierra." (Shemot 1:9-10)

Este comportamiento provenía de ellos por su libre albedrío y por su malvado pensamiento,
sin que nada los obligue a ello. El castigo de Dios por lo tanto, consistió en impedirles el
arrepentimiento, recayendo sobre ellos los castigos apropiados a su comportamiento. La
imposibilidad de arrepentirse se expresó en la incapacidad de liberarlos[93]. Dios ya le había
informado este asunto, es decir, que si la intención Divina hubiera sido únicamente liberarlos
hubiera destruido al faraón y a sus secuaces e Israel hubiera salido sin demoras, empero
deseaba además de liberarlos castigar a los esclavizadores, como ya había prometido y
declarado: "También al pueblo que los va a esclavizar, Yo juzgaré y después saldrán con una
gran riqueza" (BeReshit 15:14)

Mas, si se hubieran arrepentido, hubiese sido imposible castigarlos, por lo tanto se les impidió
el arrepentimiento y los mantuvieron sin liberarlos. Esto es lo que se ha declarado: "Ahora yo
he enviado mi fuerza y te heriré a ti y a tu pueblo con una peste y desaparecerás de la tierra.
No obstante, para esto te he sostenido, para mostrarte mi fuerza y para que relates Mi
Nombre en toda la tierra" (Shemot 9:15-16)

No es motivo de cuestionamiento el hecho que Dios castigue al ser humano impidiéndole que
se arrepienta, y no permitiendo que su libre albedrío escogiese el arrepentimiento porque Dios
conoce los pecados y según su sabiduría y su justicia se aplicarán los castigos: a veces en el
mundo futuro solamente, a veces en este mundo solamente o a veces en ambos. El castigo en
este mundo está dividido: a veces se castiga en el cuerpo y a veces en el dinero y a veces en
ambos.

Por ejemplo, cuando, a modo de castigo, se anula algún movimiento humano, en el cual el
hombre era poseedor de libre albedrío, por ejemplo que se le paraliza su mano sin poder
realizar ninguna labor, tal como le ocurrió a Yerobam ben Nebat (cf. Melaj. A 13:4) o
enceguecer los ojos, como el caso de los habitantes de Sodoma que se habían reunido en la
puerta de la casa de Lot; de la misma manera se anula la posibilidad de arrepentimiento de un
ser humano de modo que se adormece para siempre en él el sentimiento de arrepentimiento y
muere en su pecado. No esta en nuestra capacidad conocer Su sabiduría al punto de saber por
qué castigó a este individuo de esta forma y no de otra, del mismo modo que no sabremos
cual es la causa que llevó a esta especie a tener tal forma y no otra. Pues la regla general es: "El
Creador actúa rectamente, por que todos sus caminos son de misericordia y justicia; Dios de la
fidelidad en quien no hay injusticia, es justo y recto." (Devarim 32:4) Dios castigará al pecador
según su pecado y beneficiará al benévolo según su probidad.

Si has de preguntar; ¿por qué entonces le pidió al faraón una y otra vez liberar a Israel,
mientras que estaba condenado a no liberarlos, recayendo las plagas sobre él mientras
persistía en su negativa, pues como ya aclaramos, el faraón, fue castigado de modo que
continúe negándose? Pues no debería haberle exigido algo que al faraon le era imposible
realizar.

Esto también fue obra de la sabiduría de Dios pues le informó que Él podía eliminarle su libre
albedrío cuando quisiese, como si le hubiera dicho: "Yo te pido que los liberes, y si los liberas
te salvarás; pero tú no los liberarás hasta el día de tu muerte" Y él debió liberarlos, para así
demostrar justo lo contrario de lo que predijo el profeta quien declaró que el faraón, estaba
condenado a no poder liberarlos. Esto fue una gran señal para el resto de los hombres, como
se ha declarado: “Para que relates Mi Nombre en toda la tierra" (Shemot 9:16)

Es decir que es posible que Dios castigue a un individuo eliminándole su libre albedrío en una
conducta específica, comunicándole que no podrá volverse atrás (y arrepentirse) de forma tal,
que no podrá recuperar el libre albedrío que poseia en esa conducta

5.2 El caso Sijon

De esta misma forma fue castigado Sijón, el rey de Jeshbón, pues a causa sus maldades
precedentes, las cuales nadie le obligó a hacer, Dios lo castigó impidiéndole que aceptara el
pedido de Israel de pasar por su territorio, hasta que combatieron con éll y lo mataron. Esto es
lo que se declara: "No permitió Sijón, el rey de Jeshbón, dejarnos pasar por su territorio,
porque el Señor tu Dios le endureció el corazón y fortaleció su ánimo para entregarlo en tus
manos como este día." (Devarim 2:30)

Este tema fue difícil de explicar entre los comentaristas, pues pensaron que Sijón había sido
castigado por no haber permitido que Israel pase por su territorio, entonces se cuestionaron:
¿cómo fue castigado si fue Dios el que le endureció el corazón? Del mismo modo que pensaron
que el faraón y los egipcios, habían sido castigados por no haber liberado a Israel. No obstante
el tema no es sino como antes explicamos. favorablemente a Israel hasta que lo mataron[94].

Ya explicó Dios por intermedio de Yeshayahu que suele castigar a algunos de los rebeldes
impidiéndoles que se arrepientan, y no dejándoles que puedan arrepentirse, como se ha
declarado: "¡Cubriré el corazón de este pueblo, haré pesado su oído y desviaré sus ojos!, no
sea que vea con sus ojos, escuche con sus oídos y entienda con su corazón, y se arrepientan y
se curen" (Yeshayahu 6:10)

Todo esto está claro y no precisa más explicación, siendo la llave para muchas puertas. De esta
forma se entiende lo dicho por el profeta Eliyahu, de bendita memoria, acerca de los
renegados de su generación: "Respóndeme, Dios, respóndeme! y sabrá este pueblo que Tú
eres el Eterno, Dios, y Tú hiciste tornar su corazón hacia atrás." (Crónicas A 18:37)
Es decir, cuando ellos pecaron voluntariamente, debían ser castigados de modo tal que
desviaran su corazón de los caminos que llevan al arrepentimiento, quitándoles el libre
albedrío y la voluntad para abandonar la rebeldía y por esto se mantuvieron en su herejía. Así
se ha declarado: "Efrayim está atado a los ídolos, déjalo!" (Hoshea 4:17) Es decir, que por
propia voluntad se apeg’o a los ídolos y los quiso, fue castigado de forma tal que no pudo
despegarse de ellos, esto es lo que significa la expresión: “déjalo” Este es uno de los
comentarios más exactos para el que entienda la sutileza de los pensamientos.

No obstante lo dicho por Yeshayahu: “ Dios, ¿por qué nos alejas de Tu camino? ¿por qué
endureces nuestro corazón a Tu temor?” (Yeshayahu 63:17) esto no se enmarca dentro de la
misma explicación que dimos hasta ahora, ni es inherente a ese tema. Sino que el significado
de este pasaje se enmarca en lo que se expresa en su contexto, esto es, que el profeta está
afligido por nuestro exilio y nuestra dispersión, por el receso de nuestra soberanía y por el
control que ejercen los pueblos sobre nosotros, por eso dice en forma de súplica: “Señor, Dios
de Israel, cuando vean que los idólatras los someten, se desviarán del camino correcto y su
corazón se alejarán de Tu temor, esto haría pensar que Tu fueras la causa de que los
ignorantes se desvíen del camino correcto" Del mismo modo como declaró Moshé nuestro
maestro: “Dirán todos los pueblos que escucharon Tus maravillas: por no poder traer Dios a
este pueblo a la tierra que les había jurado, los aniquiló en el desierto." (Bemid. 14:15-16) Es
por eso que el profeta Isaías declara después: “Vuelve por Tus siervos, las tribus de tu
heredad!” (Yeshayahu 63:17) Es decir, para que no sea profanado el Nombre Divino. Del
mismo modo como está expresado en el profeta Malají acerca de los que se encaminan tras
la verdad, vencidos esta vez por las naciones idólatras, en tiempos de exilio, sobre los cuales el
profeta expresa sus pensamientos: “Todo el que hace mal, parece ser bueno delante de Dios y
con ellos se deleita” o “ ¿Dónde estás Dios del juicio?" (Malají 2:17)

Relata además lo que explicamos sobre las penurias del exilio: “Y han dicho: es inútil servir a
Dios, ¿qué hemos ganado con guardar sus estatutos? Hemos terminado como dolientes a
causa del Señor de las Huestes, por eso ahora nosotros consideramos felices a los malvados”
(Malají 3:14-15) No obstante el profeta nos augura que en el futuro Dios sacará a luz la vedad,
por eso declara: “Se van a arrepentir y verán la diferencia entre el justo y el malvado, entre el
servidor de Dios y el que no lo sirve” (Ibid. 3:18)

Todos esos pasaje del Tanaj de difícil comprensión de los cuales parece entenderse que Dios
determina (que ciertos individuos) pequen, ya desarrollamos su explicación sin dejar lugar a
dudas; y es una explicación correcta para aquel que sabe reflexiona bien.

Por lo tanto, queda en pie nuestro principio tal es que los preceptos y las transgresiones
dependen exclusivamente del ser humano, y es él el que escoge cual es la conducta a seguir; lo
que él desea hacer, puede hacer; y lo que no quiera hacer, puede no hacerlo; a no ser que Dios
lo castigue por un pecado grave[95] eliminándole la capacidad de elección tal como ya
aclaramos.

Es por eso que, todo hombre, debe esforzarse en adquirir las buenas cualidades, ya que no
existe un factor exógeno que lo lleve a ellas. Esto último es el significado de la máxima ética
presente en este tratado: "Si yo no me preocupo por mí, ¿quién lo hará por mi?" (Abot 1:14)

6. La pregunta: El conocimiento de Dios y el libre albedrío.

No queda pues sobre este tema sino un punto al que referirse brevemente para completar los
temas de este capítulo, y a pesar que no estaba en mis planes hablar sobre este tema, mas, me
veo obligado a hacerlo, me refiero al tema del conocimiento que tiene Dios sobre el futuro.
Por cuanto es un argumento que arguyen contra nosotros los que opinan que el ser humano
está destinado a (respetar) los preceptos o transgredirlos, es decir que el ser humano no posee
libre albedrío en sus actos, ya que su albedrío depende de la Voluntad Divina.

Lo que lleva a pensar así, es el siguiente dilema ¿Dios sabe si un individuo ha de ser justo o
malvado, o no lo sabe? Si decimos que sabe, resultará que este individuo está determinado
sobre la situación que Dios sabía acerca de él desde antes, (en caso contrario) Su conocimiento
no era correcto. Y si decimos que El no sabe desde antes, entonces se llegan a todo tipo de
conclusiones extrañas y lejanas (al Judaísmo), que hecha por tierra toda la estructura sobre la
que se sustenta la religión.

Escucha, por lo tanto lo que tengo para decir sobre el tema, y reflexiona muchísimo sobre el
mismo, pues es correcto y no deja lugar a dudas. Es decir, tal como ya se aclaró en la disciplina
que trata sobre la sabiduría Divina, es decir, en lo que está más allá de la naturaleza
(metafísica) que Dios no conoce con “conocimiento”[96] y no vive con “vida” de manera tal
que sea Él y su conocimiento dos entidades; tal como el ser humano y su conocimiento. Ya que
el hombre (puede vivir) sin poseer conocimiento y el conocimiento (puede existir) sin del
hombre, ya que son dos entidades.

Por lo tanto, si Dios conociese con “conocimiento” sería obligatoria la pluralidad, o sea que
serían varios los entes primeros[97]: Dios, y el conocimiento con el cual El conoce, la vida con
la cual El vive, el poder con el cual El puede y así todos sus atributos. No obstante te
mencionamos un argumento que es fácilmente entendible por todos, a pesar que los
argumentos y las pruebas que anulan esta hipótesis son muy contundentes y demostrativas,
quedando claro que Dios es sus atributos y que sus atributos son El. Así se dice que Dios es el
conocimiento, el que conoce y lo conocido, que Dios es la vida, el que vive y El es que se
proporciona a sí mismo la vida; así en el resto de los atributos. Este tema es especialmente
difícil y no pretendas entenderlo por completo con dos o tres líneas de mi comentario, sino
solamente tendrás una mera idea de la materia.

Por este fundamento, el lenguaje hebreo no permite expresar: "la vida de Dios" (JAIE DIOS)
como se dice: "la vida de tu alma" (Shmuel A 1:26), o "la vida del faraón" (Bereshit 42:15), es
decir como nombre regido (SHEM NISMAJ); pues el regido y el regente (SOMEJ) son dos
entidades separadas ya que no ocurre que algo se construya consigo mismo. Por cuanto que la
vida de Dios es El mismo, y El mismo es Su vida; no son algo distinto a El y no es lógico
expresarlo en estado constructo (SMIJUT). Por ende se expresa: "vive Dios" ('JAI DIOS) siendo
la intención que El y su vida es una sola entidad.

Ya se ha aclarado también en el libro de la metafísica[98], que no es posible con nuestro


intelecto conocer la existencia de Dios en forma plena; esto debido a la perfección de Su
existencia y a la carencia de nuestro intelecto, no teniendo Su existencia causas a través de las
cuales sea conocido. La escasa capacidad de nuestro intelecto para conocerlo es similar la
escasa capacidad de la visión de captar la luz del sol; lo que no se debe a una supuesta
debilidad de la luz del sol, sino que esta luz es mayor que la capacidad de luz que puede tolerar
el ente que lo quiere captar.

Me he explayado en este tema en varios escritos[99], siendo todas las explicaciones correctas
y aclaratorias. Resulta por lo tanto, que no comprenderemos Su conocimiento ni Lo
abarcaremos de ningún modo, ya que Él es Su conocimiento y Su conocimiento es Él.
Este tema es muy complejo y quedó obtuso de todos aquellos deterministas; ya que, si bien
ellos entendieron que la existencia de Dios en Su plenitud no es comprensible, igualmente
intentaron conocerla y reducirla a sus intelectos, siendo esto imposible. Porque si hubiéramos
abarcado Su conocimiento, hubiéramos abarcado Su existencia, ya que todo es una sola
entidad; así, Su plena comprensión implica que se comprenda tal como Él es en Su existencia,
tanto Su conocer, Su poder, Su voluntad y Su vida y fuera de esto sus atributos apropiados.

Hemos aclarado, que es una absoluta necedad, pensar que es posible comprender Su
conocimiento, (lo correcto es), sepamos que Él sabe del mismo modo que sabemos que Él
existe. (Hasta el punto de que) si alguien nos pregunta: ¿cómo es Su conocimiento?
Deberemos responderle que nosotros no podemos captar esto, tal como tampoco podemos
captar Su existencia en Su plenitud. Ya fue reprobado quien intentó comprender Su
conocimiento y se le declaró: “¿ Acaso puedes llegar a la profundidad de la sabiduría de Dios,
pretendes alcanzar el propósito del Altísimo?" Iyob 11:7)

Compenétrate en todo lo que dijimos, es decir, que las conductas del hombre dependen de él,
en su elegir está el ser justo o malvado, sin ningún tipo de predestinamiento Divino con
respecto a estas dos situaciones. Por eso es apropiado el prescribir los preceptos, el estudio y
la preparación, la recompensa y el castigo no habiendo en esto ninguna duda. No obstante, el
modo de su conocimiento y Su comprensión de todos los entes está fuera de nuestro
entendimiento, como ya explicamos.

Esto es todo lo que quisimos exponer sobre este tema en este capítulo, siendo que ya llegó el
momento de interrumpir estos capítulos y comenzar con el comentario de este tratado al cual
introducimos estos capítulos.

comentarios

[81] Maimónides en su responsa a los sabios de Marseil no desconoce que existe en el talmud
opiniones aisladas que sostienen el fatalismo

[82] En el diario vivir, cada uno de nosotros percibimos que no es así, que en realidad somos
nosotros los que decidimos sin estar determinados o condenados a actuar de esta u otra
manera.

[83] Aunque aparentemente esto contradice, pues este dicho pareciera afirmar la teoría del
destino

[84] Depende del ser humano el tener o no temor a Dios, es decir, cumplir los preceptos o no.

[85] Es decir, de nosotros depende arrepentirnos y mejorar las conductas negativas y sus
consecuencias, y no pensar que es Dios el que hace que alguien se arrepienta o no.

[86] Es decir, fue Dios el que creó las leyes físicas y entre ellas la ley de la gravedad y la piedra
esta sujeta a esa ley.

[87] Sino que todo está sujeto a esas leyes físicas que Dios creó en un principio y salvo que
medie un milagro, cosa que es factible, todo responderá a esas leyes naturales que fueron y
son Voluntad Divina.

[88] Corriente filosófica islámica.

[89] No Voluntad en cada momento (pues eso seria sumergir a Dios en el Tiempo y Dios no
tiene tiempo) sino que se trata de una Voluntad ya estipulada desde el Principio.
[90] Es la única especie en el mundo que posee esta capacidad (verdadero y falso son
conceptos objetivos, bueno y malo son conceptos subjetivos, por los tanto será el hombre el
que determine qué es bueno y qué es malo)

[91] Prueba de ello es la hija del faraón que decidió proteger y mantener con vida a Moisés.

[92] Hacer idolatría.

[93] El faraón a Israel.

[94] Es decir que el faraón y sus secuaces fueron castigados por sus iniquidades anteriores,
haber esclavizado a Israel, impidiéndoles arrepentirse hasta que recayeron sobre ellos todas
aquellas plagas. Así el castigo a Sijón fue por sus iniquidades anteriores, por las torturas e
injusticias que hizo en su reino, impidiéndole que respondiera

[95] Que él mismo haya realizado con anterioridad y por propia voluntad.

[96] Se refiere a que el conocimiento de Dios no es similar a nuestro conocimiento ni que la


vida de Dios es similar al concepto de lo que nos referimos cuando decimos “vida”.

[97] Es decir, por cuanto que Dios estaría compuesto por varios entes (Él y Su conocimiento, Su
vida, etc), la causa primera (que es Dios) no sería un solo ente sino un compuesto de varios (Él,
Su conocimiento, Su vida, etc.)

[98] Metafísica de Aristóteles.

[99] Hiljot Isode Hatorá cap. 2:10, Guía de los Perplejos parte I cap. 53, 57, 59, parte III cap. 19.

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