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Colesterol

El colesterol es un esterol (lípido) que se encuentra en los tejidos corporales y en


el plasma sanguíneo de los vertebrados. Pese a que las cifras elevadas de colesterol en la
sangre tienen consecuencias perjudiciales para la salud, es una sustancia esencial para
crear la membrana plasmática que regula la entrada y salida de sustancias en la célula.
Abundan en las grasas de origen animal.
François Poulletier de la Salle identificó por primera vez el colesterol en forma sólida en
los cálculos de la vesícula biliar en 1769. Sin embargo, fue en 1815 cuando el
químico Michel Eugène Chevreul nombró el compuesto «colesterina», del griego
χολή, kolé, ‘bilis’ y στερεος, stereos, ‘sólido’.
La concentración actualmente aceptada como normal de colesterol en el plasma
sanguíneo (colesterolemia) de individuos sanos es de 120 a 200 mg/dL. Sin embargo,
debe tenerse presente que la concentración total de colesterol plasmático tiene un valor
predictivo muy limitado respecto del riesgo cardiovascular global (ver más abajo).
Cuando esta concentración aumenta se habla de hipercolesterolemia.
Dado que el colesterol es insoluble en agua, el colesterol plasmático solo existe en la
forma de complejos macromoleculares llamados lipoproteínas,
principalmente LDL y VLDL, que tienen la capacidad de fijar y transportar grandes
cantidades de colesterol. La mayor parte de dicho colesterol se encuentra en forma
de ésteres de colesterol, en los que algún ácido graso, especialmente el ácido linoleico (un
ácido graso de la serie omega-6), esterifica al grupo hidroxilo del colesterol.
Aunque habitualmente se afirma que la existencia sostenida de niveles elevados de
colesterol LDL (popularmente conocido como "colesterol malo") por encima de los
valores recomendados, incrementa el riesgo de sufrir
eventos cardiovasculares (principalmente infarto de miocardio agudo) hasta diez años
después de su determinación, según indicaba el estudio de Framingham iniciado en 1948,
lo cierto es que ningún ensayo clínico rigurosamente controlado ha demostrado jamás de
forma concluyente que la reducción del colesterol LDL pueda prevenir enfermedades
cardiovasculares.Por tanto, el colesterol tiene un impacto dual y complejo sobre la
fisiopatología de la arteriosclerosis, por lo que la estimación del riesgo cardiovascular
basado solo en los niveles totales de colesterol plasmático es claramente insuficiente.
Sin embargo, y considerando lo anterior, se ha definido clínicamente que los niveles de
colesterol plasmático total (la suma del colesterol presente en todas las clases de
lipoproteínas) recomendados por la Sociedad Norteamericana de Cardiología (AHA)
son:
 Colesterolemia por debajo de 200 mg/dL (miligramos por decilitros): es la
concentración deseable para la población general, pues por lo general
correlaciona con un bajo riesgo de enfermedad cardiovascular.
 Colesterolemia entre 200 y 239 mg/dL: existe un riesgo intermedio en la
población general, pero es elevado en personas con otros factores de riesgo como
la diabetes mellitus.
 Colesterolemia mayor de 240 mg/dL: puede determinar un alto riesgo
cardiovascular y se recomienda iniciar un cambio en el estilo de vida, sobre todo
en lo concerniente a la dieta y al ejercicio físico.
En sentido estricto, el nivel deseable de colesterol LDL debe definirse clínicamente para
cada sujeto en función de su riesgo cardiovascular individual, el cual está determinado
por la presencia de diversos factores de riesgo, entre los que destacan:
 Edad y sexo.
 Antecedentes familiares.
 Tabaquismo.
 Presencia de hipertensión arterial.
 Nivel de colesterol HDL.
Es preferible que el LDL sea bajo. En general, el nivel de LDL se considera demasiado
elevado si es de 190 mg/dL o mayor.
Los niveles entre 79 y 189 mg/dL suelen considerarse excesivamente altos en pacientes
diabéticos con edades comprendidas entre 40 y 75 años, pacientes diabéticos con riesgo
alto de desarrollar enfermedades cardíacas y personas con riesgo de medio a alto de
padecer enfermedades cardíacas.
En relación al colesterol total, pueden darse las siguientes cifras orientativas, aunque el
riesgo es muy variable, dependiendo de otros factores asociados, como
tabaquismo, diabetes mellitus e hipertensión arterial.
 Colesterol por debajo de 200 mg/dL: bajo riesgo.
 Colesterol entre 200 y 300 mg/dL: riesgo intermedio.
 Colesterol mayor de 300 mg/dL: alto riesgo.

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