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Los problemas relacionados con la ira son motivo frecuente de consulta a los profesionales de la psicología. Incluso hay
terapeutas que están especializados únicamente en el control de la ira y la agresividad, dato que nos habla de que es algo
que afecta a muchas personas. ¿Cómo controlar la ira? Esto es precisamente lo que se preguntan los pacientes, puesto que
suele ser difícil manejar la tendencia agresiva o a enfadarse sin ayuda externa. Hoy tratamos el problema de la ira y la
agresividad, y exponemos algunos consejos para controlarla.
¿Qué es exactamente la ira?
La ira es una emoción que se
caracteriza por un incremento rápido
del ritmo cardíaco, de la presión
arterial y de los niveles de
noradrenalina y adrenalina en sangre.
También es común que la persona que
siente ira se enrojezca, sude, tense
sus músculos, respire de forma más
rápida y vea aumentada su energía
corporal. Siendo una emoción
relacionada con el impulso agresivo,
algunos expertos señalan que la ira es
la manifestación de la respuesta que
emite nuestro cerebro para atacar o
huir de un peligro. Por otra parte, el
estado mental propio de los momentos
de ira nos vuelve instintivos y merma
nuestra capacidad para razonar.
Las causas de la ira
La ira puede surgir como consecuencia de un estado de inseguridad, envidia, miedo, etcétera. La ira puede aparecer también
cuando somos incapaces de afrontar una situación concreta, pudiendo herirnos o molestarnos la forma en que actúan las
personas de nuestro entorno. En resumen, la ira o la agresividad suelen aparecer en situaciones que percibimos como una
amenaza. Por tanto, la ira está fundamentada en sentimientos como el temor, el miedo, la frustración o incluso en cansancio.
Cuando nos sentimos frustrados ante algo, podemos reaccionar de varias maneras. Para el caso que nos ocupa, una de las
posibles reacciones ante la frustración es la ira. La agresividad, por su parte, es la manifestación exterior de la cólera que
sentimos. La ira aparece de un modo automático ante algunas situaciones que nos obstaculizan para lograr fines u objetivos.
Las emociones que sentimos no se producen sin razón, sino que cada una tiene una función específica. En el caso de la ira,
el cerebro causa este estado para prepararnos para efectuar un esfuerzo superior para superar la dificultad que se nos ha
presentado.
Tipos de ira
La ira tiene distintas facetas y adquiere diferentes formas:
1. La conducta agresiva y la violencia puede aparecer como una manera de lograr distintos objetivos cuando no hemos sido
capaces de lograrlos sin usar la violencia. En este caso, podríamos hablar de una ira instrumental, porque la empleamos
como un medio para obtener algo. Los terapeutas asocian esta conducta a unas pobres habilidades de tipo comunicativo o
en el autocontrol, pero siempre será posible mejorar estos aspectos.
2. Puede aparecer la ira como explosión, a causa de haber aguantado durante mucho tiempo una situación injusta o
perturbadora. Así, las pequeñas frustraciones diarias se van acumulando y, a base de no expresar nuestro malestar,
acabamos estallando en un momento u otro. La solución a este tipo de círculos viciosos es gestionar adecuadamente la ira,
y no ir acumulándola hasta explotar.
3. La ira como defensa surge cuando percibimos que nos están atacando o nos enfrentamos a una dificultad. Normalmente,
tendemos a reaccionar de forma negativa más por intuición que por los hechos objetivos, lo que puede conducirnos a que
nuestra ira sea poco justificada objetivamente.
Direcciones electrónicas:
http://www.creadess.org/index.php/informate/desarrollo-humano1/el-mundo-de-las-emociones/36587-como-controlar-la-ira-
7-consejos-practicos
http://www.elciudadano.cl/2015/08/12/199483/como-controlar-la-ira-7-consejos-practicos/