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EFAD ESCUELA DE ESTUDIOS Y FORMACIÓN EN ABORDAJE DE

ADICCIONES Y SITUACIONES CRITICAS ASOCIADAS

PREVENCIÓN Y REPRESENTACIONES SOCIALES

INTRODUCCIÓN

L
a prevención, desde una óptica tradicional, se ha identificado con el verbo “evitar”,
vale decir, son las acciones que nos permiten evitar situaciones concretas que no
queremos que nos sucedan. Por ejemplo, si queremos prevenir que un niño se
queme con el agua caliente de la cocina, pondremos un sistema de seguridad en la puerta
del horno para que no la pueda abrir y subirse o algún sistema que permita que las ollas no
se volteen, etc. Lo que intentamos es “evitar” que suceda lo que no queremos.

En el plano de las adicciones son numerosos los intentos desarrollados en el modelo de


“evitar”, poniendo atención sobre acciones que podrían frenar los niveles de consumo, por
ejemplo, la represión policial, la entrega de información sobre los daños del consumo, etc.
Ahora bien, cuando nos enfrentamos ha realizar prevención desde una perspectiva
comunitaria, la perspectiva nos cambia un poco. Podemos seguir pensando en el “evitar” y
quedarnos en acciones que intentan mediar para que no se produzca consumo en los niños o
jóvenes; el problema surge cuando nos acercamos a una comunidad en que existen distintas
poblaciones respecto del consumo, algunos que no han consumido nunca, otros que han
consumido experimental y/o ocasionalmente, y una tercera en que existen consumidores
abusivos o dependientes. En este campo, es evidente que nos enfrentamos ya no sólo a una
situación en que cuenta el “evitar” pues lo que no queremos ya ha sucedido y de alguna
manera vamos tres pasos atrás del fenómeno. En la comunidad el fenómeno de prevención
se hace mucho más complejo y tenemos que saber enfrentarlo adecuadamente.

La prevención, en este campo, requiere de nosotros una mirada distinta, ya no desde el


“evitar” sino desde la “seguridad”. Cuando percibimos un hecho como peligroso, surge la
prevención como un mecanismo de lograr seguridad, y por tanto de alejar la amenaza.
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La prevención en una ámbito comunitario implica conocer las distintas maneras de entender
los fenómenos y conocer cuales son aquellos que nos amenazan y que necesitamos alejar
para lograr mayor seguridad. Lograr seguridad depende de la manera en que vemos los
objetos y por lo tanto son componentes cognitivos los que se asocian a nuestras
prácticas de prevención.

En esta perspectiva será necesario internarnos en el concepto de Representaciones


Sociales (RS) como un instrumento de gran utilidad en la estructuración de una
comprensión comunitaria del fenómeno de las adicciones.

CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA REALIDAD

Todos vivimos en espacios sociales en los cuales experimentamos una cierta realidad como
si fuese “la” realidad, es decir, la mayoría de las veces creemos que “nuestra forma de ver”
fuese la “manera de ver” real. Nuestros puntos de vista aparecen ante nosotros como
realidades absolutas. Ahora bien, si pudiéramos tener un dialogo con una persona de un
cultura muy distinta a la nuestra, digamos un oriental, podríamos ver que sus maneras de
entender similares situaciones puede tornarse muy diferente; por ejemplo, la manera de
criar a sus hijos / as, la manera de comer, la manera de dormir, etc. Esta experiencia nos
podría abrir a la experiencia de sentir que nuestros puntos de vista pueden tener
alternativas, que la mayoría de las veces no vemos. La historia esta llena de momentos en
los cuales algunas sociedades han querido hacer absolutos sus puntos de vista, sin mirar, ni
respetar las alternativas existentes en otras personas.

Las absolutizaciones son siempre el resultado de la ignorancia, pues en verdad nuestras


“formas de ver”, o lo que es lo mismo, nuestra interpretación de la realidad circundante, son
el resultado de interacciones sociales que “construyen” una cierta manera de “ver” el
mundo. Nuestros puntos de vista son el resultado de los contextos sociales en el que nos
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movemos, existimos, sentimos y experimentamos; y son en ese sentido construidos


socialmente por nuestras comunidades, culturas, etc. (Berger y Luckman, 1974).

La construcción de la “realidad social”, es un fenómeno que se dirige en ambas direcciones,


desde el sujeto hacia el mundo social y desde el mundo social hacia el sujeto, es decir, a la
vez que las personas y los grupos sociales somos constructores de “la sociedad”, también
somos construidos por la sociedad.

Por un lado, cada uno de nosotros en su mundo social cotidiano es constructor de nuevas
perspectivas para entender tal o cual cosa, para hacer las cosas de una determinada manera,
etc. Todos hacemos aportes con nuestras ideas y acciones a la construcción de la
comprensión de nuestra vida cotidiana.

Por otra parte, la sociedad nos construye, vale decir, se introyecta en nosotros con sus
formas de vivir, experimentar, sentir y pensar la vida cotidiana en que vivimos. Ya antes de
nacer el mundo social nos determina las formas en que deberemos interpretar ciertos
fenómenos. Sólo pensemos en nuestra historia. Cuando nuestros padres conocieron nuestro
sexo, inmediatamente nos vistieron con ciertos colores que “corresponden” a nuestro sexo,
nos asignaron un nombre, nos transmiten una religión, una posición política, llegamos a
vivir a un barrio, nuestros padres realizan ciertos oficios y obtienen cierta cantidad de
recursos económicos que permiten que tengamos ciertas cosas y no podamos acceder a
otras, etc. Si seguimos pensando, cuando crecemos nos relacionamos con ciertos amigos,
estudiamos en cierto colegio y recibimos tal o cual formación valórica, teórica y
desarrollamos ciertas destrezas en desmedro de otras. Finalmente, nuestras opciones en la
vida adulta que orientaran nuestro futuro ya de alguna forma se han visto limitadas por
nuestra historia.

Todo ello nos ha incorporado a cada uno un cierto patrón de comprensión de nuestro
mundo social, que nos permite movernos en nuestro mundo y hacer aportes para cambiar y
dinamizar las comprensiones sociales de nuestros grupos. Es decir, estamos ante un
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fenómeno altamente dinámico, que por un lado nos da la oportunidad a todos de aportar en
el cambio pero que a la vez nos impone ciertas condiciones en las que podemos desarrollar
nuestros aportes.

Los aportes que realizamos los llamaremos “subjetividad”, nacen y son en fondo ideas,
pensamientos y experiencias, que se traducen en conductas, de allí que lo que portamos es
nuestra propia subjetividad. Las condiciones las llamaremos “contextos”. De esta forma
podemos explicar el fenómeno de construcción social como el compartir subjetividades en
contextos sociales, configurando significados e interpretaciones que se transforman en
“intersubjetivas”, es decir, subjetividades compartidas y consideradas como “una sola”, lo
que nos permite entender el contexto de una manera similar a sujetos que compartimos este
contexto, en lo que llamamos “objetivación”, es decir, lo subjetivo pasa, por le proceso de
intersubjetividad, a ser vivido y experimentado como “objetivo”, de esta manera podemos
decir, experimentar y sentir la vida cotidiana como “una realidad dada” (Berger y
Luckman, 1974).

Así entonces, podemos decir que “cada grupo co-construye en la experiencia vivida y
compartida una idea de realidad, idea de verdad, una idea de error y una idea de
normalidad. Estas ideas orientan sus esquemas de acción, su modo de vivir su entorno”
(Lahitte, 1989; en Ceirano, 2003, p.3), de esta manera el “mundo” es idea de mundo y
existen distintos mundos posibles en una misma realidad, como ideas en un mismo
pensamiento interactuando en una pugna de poder, e implican diferentes representaciones e
interpretaciones de lo real.

REPRESENTACIÓN SOCIAL

La representación social: es un término que actualmente encontramos en todas la ciencias


sociales, aún mucho después de que Serge Moscovici hubiese reanudado el empleo de este
concepto olvidado de Durkheim. (Jodelet; citado en Moscovici, 1986)
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Jodelet afirma que las representaciones sociales se presentan bajo formas variadas, más o
menos complejas. Como imágenes que condensan un conjunto de significados; sistemas de
referencia que nos permiten interpretar lo que nos sucede, e incluso, dar un sentido a lo
inesperado; como categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y a
los individuos con quienes tenemos algo que ver; o teorías que permiten establecer hechos
sobre ellos. Y a menudo, cuando se les comprende dentro de la realidad concreta de nuestra
vida social, las representaciones sociales son todo ello junto. (Jodelet, citado en Moscovici,
1986).

Según Moscovici, la representación social es una modalidad particular del conocimiento,


cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los
individuos. La representación es un corpus organizado de conocimientos y una de las
actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y
social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios, liberan los
poderes de su imaginación. (Moscovici, 1979 pp. 17-18).

Así pues, la noción de representación social nos sitúa en el punto donde se intersectan lo
psicológico y lo social. Antes que nada concierne a la manera cómo nosotros, sujetos
sociales, aprehendemos los acontecimientos de la vida diaria, las características de nuestro
medio ambiente, las informaciones que en él circulan, a las personas de nuestro entorno
próximo o lejano. En pocas palabras, el conocimiento espontáneo, ingenuo que tanto
interesa en la actualidad a las ciencias sociales, ese que habitualmente se denomina
conocimiento de sentido común, o bien pensamiento natural, por oposición al pensamiento
científico. Este conocimiento se constituye a partir de nuestras experiencias, pero también
de las informaciones, conocimientos, y modelos de pensamiento que recibimos y través de
la tradición, la educación y la comunicación social. De este modo, este conocimiento es, en
muchos aspectos, un conocimiento socialmente elaborado y compartido. Bajo sus múltiples
aspectos intenta dominar esencialmente nuestro entorno, comprender y explicar los hechos
e ideas que pueblan nuestro universo de vida o que surgen en él, actuar sobre y con otras
personas, situarnos respecto a ellas, responder a las preguntas que nos plantea el mundo,
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saber lo que significan los descubrimientos de la ciencia y el devenir histórico para la


conducta de nuestra vida, etc. En otros términos, se trata de un conocimiento práctico. Al
dar sentido, dentro de un incesante movimiento social, a acontecimientos y actos que
terminan por sernos habituales, este conocimiento forja las evidencias de nuestra realidad
consensual, participa en la construcción social de nuestra realidad, para emplear una
expresión de quienes lo han elevado a la dignidad de objeto de una nueva sociología del
conocimiento. (Berger y Luckman, 1966; citado en Moscovici, 1986).

Siguiendo a Milanesse, la representación social depende (no de forma lineal) de la posición


que ocupan los sujetos en la sociedad, en tanto que el sujeto no es sólo un organismo, sino
un sujeto social con actividad simbólica y cognitiva. De esta forma la representación
siempre conlleva algo social: las categorías que la estructuran y expresan son tomadas de
un contexto sociocultural, intervienen en su elaboración ideas, valores y modelos
provenientes del grupo de pertenencia, la discursividad y la praxis sociales, las
cosmovisiones estructuradas por ideologías dominantes y mitos, transmitidas dentro de la
sociedad, es decir, los sistemas de codificación e interpretación social. Al mismo tiempo, la
representación es proyección de valores y aspiraciones sociales. En estos sentidos, la
representación social es expresión de una sociedad determinada. Por otro lado, aún las
representaciones más sencillas implican que se lleve a cabo un proceso completo de
elaboración cognitiva y simbólica, que influirá y orientará las conductas de otros sujetos y
que, al circular en el mundo social, adquieren autonomía y una eficacia específica. El sujeto
es un productor de sentido y expresa siempre en su representación social el sentido que da a
sus experiencias. (Milanese et al, 2000)

En este campo de investigación que se halla en plena evolución, se obtienen resultados


cuyo carácter convergente contribuye a esclarecer, en diversas relaciones, los
fenómenos representativos. Estos resultados pueden alinearse dentro de un modelo
teórico unitario que desarrolle el concepto de representación social para lo que se
propone la siguiente definición general:
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El concepto de representación social designa una forma de conocimiento específico, el


saber de sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos generativos
y funcionales socialmente caracterizados. En un sentido más amplio designa una forma de
pensamiento social. (Jodelet, citado en Moscovici, 1986)
Las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento práctico orientados
hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal. En
tanto que tales, presentan características específicas a nivel de organización de los
contenidos, las operaciones mentales y la lógica. (Jodelet, citado en Moscovici, 1986)
La caracterización social de los contenidos o de los procesos de representación ha de
referirse a las condiciones y a los contextos en los que surgen las representaciones, a las
comunicaciones mediante las que circulan y a las funciones a las que sirven dentro de la
interacción con el mundo y los demás. (Jodelet, citado en Moscovici, 1986)

ELEMENTOS PARA ACOTAR LA NOCIÓN DE REPRESENTACIÓN SOCIAL

Según Jodelet, la representación social se define por un contenido: informaciones,


imágenes, opiniones, actitudes, etc. Este contenido se relaciona con un objeto: un trabajo a
realizar, un acontecimiento económico, un personaje social, etc. Por la otra, es la
representación social de un sujeto (individuo, familia, grupo, clase, etc.) en relación con
otro sujeto. De esta forma la representación es tributaria de la posición que ocupan los
sujetos en la sociedad, la economía, la cultura. (Jodelet, citado en Moscovici, 1986)

Por ello se recomienda recordar esta pequeña idea: toda representación social es
representación de algo y de alguien. Así, no es el duplicado de lo real, ni el duplicado de lo
ideal, ni la parte subjetiva del objeto, ni la parte objetiva del sujeto. Sino que constituye el
proceso por el cual se establece su relación. Sí, en el fondo de toda representación debemos
buscar esta relación con el mundo y con las cosas. (Jodelet, citado en Moscovici, 1986)
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REPRESENTACIONES SOCIALES Y COMUNIDAD

Las representaciones sociales (RS) son una manera de entender lo que sucede en nuestras
comunidades que son parte de culturas y sub-culturas determinadas.

Conocer la visión de los sujetos implica aproximarse a sus representaciones de la realidad


para luego analizar cómo la dinámica produce y reproduce los modos de acción sobre la
realidad. En este sentido podemos decir que las representaciones condensan significados y
se constituyen en sistemas de referencia que nos permiten interpretar y clasificar lo que
vemos, experimentamos y pensamos. De esta manera cuando hablamos de “representar”
estamos hablando de “interpretación”, en cuanto la representación se une en un marco
referencial explicativo de la realidad (Ceirano, 2003).

Estas representaciones son entonces juicios perceptuales sobre una realidad dada que dan
origen a categorizaciones y significados conceptuales que nos permiten comprender el
entorno social.

Ahora bien, estas representaciones tienen el adjetivo de sociales, cuando se corresponden a


algún discurso social disponible en una comunidad. El discurso social es el conjunto de
construcciones que circulan en una sociedad con eficacia para la producción / reproducción
de representaciones perceptuales de interpretaciones conceptuales o valorativas. En este
sentido el discurso social son todas las ideas que circulan en un contexto social.

De esta manera las representaciones sociales, son una forma de conocer la realidad, son
imágenes e ideas que nos permiten explicar fenómenos que vivimos y que surgen en
nuestros contextos sociales y por lo tanto orientan nuestras conductas respecto del objeto
representado.
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Por lo tanto, desde nuestras representaciones sociales surgen conductas, es decir, las
maneras de representar / interpretar un fenómeno determina nuestras maneras de actuar
frente a él. Sin duda este elemento es el más significativo para considerar las
representaciones sociales entre los elementos teóricos con los que trabajamos, ya que en la
manera que conocemos las formas de representar los objetos sociales estamos en
condiciones de conocer las formas de conducta de los sujetos de esas comunidades frente a
esos objetos sociales ideales y materiales.

Las representaciones sociales surgen de las representaciones que los individuos tienen
sobre un fenómeno dado, que se comparten con los otros individuos vinculados en la
comunidad que poco a poco se transforman en representaciones compartidas por la
comunidad y que finalmente se transmiten a las generaciones siguientes casi como
“verdades” y son asumidas por las siguientes generaciones como “realidades”, por ello es
que la realidad que vivimos se nos presenta como “la realidad”, aunque ha sido el resultado
de interacciones sociales en otros momentos, tal como son algunas interacciones que
producimos hoy en nuestro contexto y que serán “la realidad” para las generaciones
siguientes.

Las representaciones sociales se producen por las interacciones de los sujetos en un plano
ínter subjetivo que se objetivan en el discurso social, es decir, las representaciones sociales
se forman desde el compartir nuestras formas de interpretar la realidad y ciertos fenómenos
que se incorporan a un discurso social del contexto en el que nos movemos. Las
representaciones sociales son entonces, el resultado de las interacciones de grupos.

Ahora bien, la teoría nos muestra que en la construcción de la representación social en un


grupo (que puede ser desde un pequeño grupo hasta una comunidad) una influencia
decisiva la tienen los lideres de opinión, es decir, las personas que por su condición en el
grupo, sea por una posición formal que lo determina como líder del grupo o por una
influencia desde una liderazgo no formal; determinan las opiniones del grupo. En este
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sentido, conocer las representaciones de los lideres de opinión de una comunidad nos puede
informar sobre la representación social de esa comunidad.

ANCLAJE Y OBJETIVACION

En la construcción de las representaciones sociales se dan dos procesos centrales: Anclaje


y Objetivación. Estos dos procesos se refieren a la elaboración y al funcionamiento de una
representación social pues muestran la interdependencia entre la actividad psicológica y sus
condiciones sociales de ejercicio.

El Anclaje se refiere al enraizamiento social de la representación y de su objeto. (Jodelet;


citado en Moscovici, 1986). Es el proceso por el cual elementos novedosos en el contexto
social son explicados desde elementos de pensamientos pre-existentes. Se refiere a la
integración cognitiva del objeto representado dentro del sistema de pensamiento pre –
existente. (Jodelet; citado en Moscovici, 1986) Indica procesos de categorización que
sirven para darle sentido a algo, un objeto, un fenómeno, una situación y se lo vincula con
otro ámbito de conocimiento familiar. Ej. Un mall comercial lo comparo a un fundo.

La Objetivación es el proceso por el cual este elemento es representado como conocido y


por tanto validada su representación como “realidad”, asimilándolo en una representación
dada. Implica transformación de objeto abstracto en objeto o imagen tangible. La
representación permite intercambiar percepción y concepto. Al poner en imágenes las
nociones abstractas, de una textura material a las ideas, hace corresponder cosas con
palabras, da cuerpo a esquemas conceptuales. (Jodelet; citado en Moscovici, 1986).
Objetivar es reabsorver un exceso de significados materializándolos. (Moscovici, 1976;
citado en Moscovici 1986). Es decir, las representaciones sociales tienden a familiarizarnos
con lo extraño a través de su transformación en elementos conocidos. Ej. La guerra
objetivada con la imagen de soldado herido.
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Las “cosas” no pueden existir como “no conocidas” sino solamente como conocidos, por lo
que el proceso de objetivación y anclaje permite que podamos realizar este proceso de
manera “natural”.

REPRESENTACIONES SOCIALES Y PREVENCIÓN

Con todo lo dicho hasta aquí es lícito preguntarse ¿Cómo aplicamos el concepto de
representación social en las acciones de prevención de las adicciones en nuestros contextos
comunitarios?.

En primer lugar debiéramos sentar una afirmación que podría acompañar todo nuestro
proceso, las acciones de prevención surgen cuando existe una representación que lo define
como peligroso y que pone en riesgo la seguridad de los integrantes de la comunidad. De
allí que cualquier intento preventivo se debe iniciar en un profundo conocimiento de la
representación social que se encuentran en el discurso social de la comunidad, para las
labores preventivas de las adicciones, sin duda que requerimos poner atención a las
representaciones sociales sobre el alcohol y otras drogas, pero en su marco referencial
seguramente esta ligada (anclada) a otros conjuntos, ligados a temas y objetos cercanos
como la familia, la diversión, los amigos / as, etc.; por lo que debemos entender las
representaciones sociales que sostienen la vida comunitaria en su conjunto, lo más
profundamente que seamos capaces.1

Si afirmamos que las representaciones sociales sostienen conjuntos de relaciones y


comportamientos, entonces podremos darnos cuenta que estos conjuntos desaparecen en la
medida que desaparece la representación social. De esta forma “existe una conexión entre
representaciones y conjuntos de conductas; la desaparición de un tipo de representaciones
pueden acompañarse por la desaparición de un tipo de relaciones y comportamientos”
(Milanese, Merlo, Laffay; 2001, p.32). Desde esta lógica podemos plantear el trabajo de
1
Para los aspectos metodológicos de cómo diagnosticar las RS de la comunidad ver el SIDIES en los
instrumentos de diagnóstico.
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prevención como un trabajo de cambio sobre la representación social. Por ejemplo, si


en nuestra comunidad las fiestas de jóvenes adolescentes muchas veces terminan en
consumo de altas dosis de alcohol y otras drogas, tenemos dos caminos de acción
preventivo: por un lado podemos hacer algunas intervenciones en el sentido de cambiar las
conductas de los jóvenes en estas fiestas, por ejemplo, a través de una control de acceso u
otros mecanismos. Un segundo camino, es un camino más largo, se trata de indagar sobre
las RS que sostienen estas conductas, por ejemplo, el pasarlo bien ligado al consumo de
alcohol y otras drogas. Si logramos detectar que estas ideas determinan el consumo de
alcohol y otras drogas en las fiestas, debemos intentar mostrar a estos jóvenes otras formas
de entretención sin alcohol ni otras drogas. Este trabajo de cambio es lento y largo, pero
debe ser asumido por las personas que estamos conscientes de la necesidad de cambiar
estas conductas, desde el cambio de nuestras propias RS en torno al alcohol y otras drogas.

Si las representaciones sociales tienen este poder de cambio, es lógico hacer la


hipótesis de que es ejerciendo una influencia en el nivel de la formación y la dinámica
de las representaciones sociales que la acción social puede tener un impacto
preventivo. El actor de esta influencia sobre la formación y la dinámica de las
representaciones sociales que nos ha parecido más coherente con el marco teórico de éstas
y más eficaz como instrumento de trabajo son las minorías activas. A la teoría de este
actor social dedicamos la sección que sigue.
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TEORIA DE MINORIAS ACTIVAS

Influencia social y conformismo

La psicología social ha volcado todos sus esfuerzos en el análisis de un aspecto particular


de fenómeno de influencia, a saber el proceso de conformidad. ¿Por qué y cómo intenta un
grupo imponer sus puntos de vista a un individuo o a un subgrupo? ¿Porqué y cómo adopta
el individuo o el sub grupo los puntos de vista del grupo?

El proceso de influencia social servía esencialmente, se creía, para reducir las divergencias
entre los individuos. Este proceso imponía una visión uniforme de la realidad, alejaba la
desviación y, por ello, permitía al individuo adaptarse al grupo y actuar. De este modo
queda claro que se concede a la conformidad un valor primordial. Ya que se supone la
existencia de una realidad uniforme e idéntica para todos los individuos, los individuos
cuyo comportamiento obedezca a la presión hacia la conformidad serán recompensados,
siendo eficaces y estando adaptados al medio. Por el contrario, los individuos que no
obedezcan a esta presión hacia la conformidad serán considerados desviados, ineficaces e
inadaptados.(Doms y Moscovici, 1986).

Innovación y minorías

El concepto de Minoría Activa deriva de los aportes de Serge Moscovici, que entre muchos
de sus aportes, estudio el valor de la innovación en los grupos sociales El proceso de
innovación se puede concebir como un proceso de influencia social que generalmente tiene
por fuente una minoría o individuo que intenta, ya sea introducir o crear nuevas ideas,
nuevos modos de pensamiento o comportamiento, o bien modificar ideas recibidas,
actitudes tradicionales, antiguos modos de pensamiento o comportamiento.
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La conformidad muestra las maneras en que los grupos mantienen sus reglas y propósitos,
pero no explica el cambio.
La innovación a diferencia de la conformidad, busca mostrar los procesos de cambio e
influencia en el grupo con un propósito de alteración y no de conservación. En la
innovación un individuo o grupo de individuos, influye en el grupo proponiendo cambios, o
una minoría influencia a la mayoría en el grupo. La innovación no busca la
desestructuración del grupo, sino que busca lograr mejores niveles de funcionamiento
global.

La innovación, desde Moscovici, es un proceso de influencia social por el cual una minoría
o un individuo intenta introducir o crear nuevas ideas, nuevos modos de pensar y
comportarse, o bien modificar ideas recibidas, actitudes tradicionales y antiguos modos de
pensar y comportarse. Las minorías no se definen cuantitativamente, sino en oposición a un
grupo dominante mayoritario, en cuanto que tienen mayor cuota de influencia social..

MINORIAS ANOMICAS Y NOMICAS

Existen dos tipos de subgrupos minoritarios. Las minorías anómicas y las minorías
nómicas. Unas y otras se distinguen por su comportamiento no conformista caracterizado y
similar. Ambas se niegan igualmente a reconocer la norma de la mayoría o la respuesta
dominante. Pero se clasifican en dos categorías diferentes porque las raíces de su
comportamiento no conformista no son en absoluto las mismas. (Doms y Moscovici;
citados en Moscovici, 1986)

Minorías anómicas: Se oponen a la mayoría pero no buscan imponer ideas propias. Carece
de normas o respuestas propias. Su comportamiento no conformista no es más que la
transgresión de la norma dominante pero que carece, por ejemplo, de los recursos
psicológicos o de los medios sociales para adoptar la norma de la mayoría. (Doms y
Moscovici; citados en Moscovici, 1986)
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Minorías nómicas: También se oponen pero tienen una propuesta concreta, singular y
específica. No rechaza la norma dominante por no comprenderla o por no poder adoptar la
norma de la mayoría. No, si este subgrupo la rechaza, es como consecuencia directa de la
posición distinta que ha tomado, desmarcándose de la norma u oponiéndose a la norma
que comparte la población en su conjunto. (Doms y Moscovici; citados en Moscovici,
1986)

Los grupos nómicos pueden ser calificados como heterodoxos (proponen nuevas normas) u
ortodoxos (proponen retomar las normas existentes pero con mayor rigor).
Una minoría nómica, al contrario que una anómica, adopta y proclama una norma de
recambio, una contra-respuesta que responde con mayor precisión que la norma dominante
a sus creencias, sus necesidades o a la realidad efectiva. (Doms y Moscovici; citados en
Moscovici, 1986)
Sólo los grupos nómicos tienen alguna posibilidad de ejercer influencia sobre las mayorías.

ELEMENTOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA MINORIA ACTIVA

El que la minoría se logre imponer depende fundamentalmente del grado de conciencia de


sus integrantes, es decir, que manifiestan un grado de seguridad muy alto en lo que hacen y
siguen su idea siempre de manera consistente. Este aspecto se traduce en un determinado
estilo cognitivo que les hace ser más fuertes para influenciar a la mayoría. Un estilo de
comportamiento consciente tiende a ser de gran influencia para personas que tienen un
estilo menos consciente y que son más vacilantes en sus ideas, y se mantienen en una
constante disyuntiva sobre las normas adoptar; es decir, la minoría activa influencia a la
mayoría gracias al grado de cohesión que alcanzan al tener una alta dosis de conciencia, al
contrario de la mayoría que tienen una cohesión menor porque entre sus miembros los
niveles de conciencia también son menores, de manera que están mucho más dispuestos a
incorporar normas distintas en la medida que se imponen en el grupo o comunidad.
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Estas minorías activas para lograr su objetivo de posicionar sus ideas y formas de
comportamiento mantienen un estilo de comportamiento consistente, es decir, buscan no
contradecirse, repiten persistentemente una afirmación, dan pruebas lógicas de lo que dicen,
etc., es decir, transmiten a la comunidad consistencia, seguridad y compromiso con sus
puntos de vista.

Estos puntos de vista serán aceptados si se cumple con este estilo de comportamiento y si
además se muestran como más efectivos que las normas y puntos de vista de la mayoría.
Las minorías son más eficaces en imponerse en los grupos fuertemente cohesionados que
en los con menos cohesión interna; y cuando es capaz de influir sobre las personas más
influyentes de la comunidad. También resulta más influyente cuando es capaz de influir en
grupos aislados de la población.

INFLUENCIA DE LA MINORIA

l comienzo de la mayoría de los movimientos sociales una pequeña minoría ejercerá a


veces el dominio y, posteriormente, podrá llegar incluso a constituir la mayoría. Pensemos
en Copérnico o en Galileo.
¿Qué es lo que hace que la minoría sea persuasiva? Los experimentos iniciados por Serge
Moscovici en París han identificado varios determinantes sobre la influencia de la minoría:
constancia, confianza en sí mismo y deserción.

CONSTANCIA

Más influyente que una minoría vacilante es una minoría que se aferra a su posición.
Moscovici y sus asociados en un experimento han encontrado que si una minoría, de
manera constante, califica de verdes a unas diapositivas azules, los miembros de la mayoría
ocasionalmente estarán de acuerdo. Pero si la minoría de quienes vacilan llama “azules” a
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un tercio de las diapositivas azules y “verdes” al resto, virtualmente ninguno de los de la


mayoría estará jamás de acuerdo con “verde”.

La naturaleza de esta influencia continúa en debate (Clark y Maass, 1990; citado en Myers
2000). Moscovici cree que una minoría que sigue a la mayoría refleja, por lo general,
simplemente una transigencia pública, pero una mayoría que sigue a la minoría, usualmente
refleja una aceptación genuina (recordando en realidad la diapositiva azul como verdosa).

Al encontrarse en público, las personas pueden no desear encontrarse alineadas con el


punto de vista de una minoría en desacuerdo (Word y cols., 1994, 1996; citado en Myers,
2000). La mayoría también nos puede brindar una regla básica para decidir respecto a la
verdad (“todos esos tipos inteligentes no pueden estar equivocados”), mientras que la
minoría influye en nosotros haciendo que pensemos más profundamente (Burnstein y
Kitayama, 1989; citado en Myers, 2000). En consecuencia, la influencia de la minoría tiene
más posibilidades de seguir la ruta central que ocupan los pensamientos, hacia la
persuasión.

Los experimentos demuestran y así lo confirma la experiencia, que la falta de transigencia,


en especial la falta de transigencia persistente, con frecuencia es dolorosa (Levine, 1989;
citado en Myers, 2000). Si usted está dispuesto a ser la minoría de uno de Emerson,
prepárese para el ridículo; en especial cuando defiende un asunto que es relevante en lo
personal para la mayoría y cuando el grupo quiere llegar a un acuerdo sobre un asunto de
manera unánime (Kameda y Sugimori, 1993; citado en Myers, 2000) Las personas pueden
atribuir su disensión a peculiaridades psicológicas (Papastamou y Mugny, 1990; citado en
Myers, 2000). En una ocasión en la que Charlan Nemeth (1979; citado en Myers, 2000)
colocó a una minoría de dos dentro de un jurado simulado e hizo que se opusieran a las
opiniones de la mayoría, el dúo, inevitablemente, fue causa de desagrado. Sin embargo, la
mayoría reconoció que la persistencia de esos dos fue mucho más útil que cualquier otra
cosa para que se cuestionaran nuevamente acerca de sus posiciones.
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Al hacerlo, una minoría puede estimular el pensamiento creativo (Martin, 1996; citado en
Myers, 2000) con la disensión que se presenta dentro del propio grupo, las personas
incorporan más información, piensan en ella de manera nueva y, con frecuencia, toman
mejores decisiones.

Una minoría persistente es influyente, aunque no sea popular, en parte porque rápidamente
se convierte en el foco del debate (Schachter, 1951; citado en Myers, 2000). Al convertirse
en el centro de la conversación le permite a uno contribuir con un número
desproporcionado de argumentos. Y a este respecto Nemeth (1974, citado en Myers, 2000)
reporta que en experimentos sobre la influencia de la minoría, como en los estudios que
tratan con la polarización de grupo, la posición que está apoyada por el mayor número de
argumentos con frecuencia es la ganadora. Los miembros más locuaces del grupo, por lo
general, son más influyentes (Mullen y cols, 1989; citado en Myers, 2000)

CONFIANZA EN SÍ MISMO

La regularidad y la persistencia conducen a la confianza en sí mismo. Es más Nemeth y


Joel Wachtler (1974; citado en Myers, 2000) reportan que cualquier forma de
comportamiento de una minoría que implique confianza en sí mismo (por ejemplo, sentarse
a la cabecera de la mesa) tiende a generar entre la mayoría dudas sobre sí mismos. Al
mostrarse firme y convincente, la aparente seguridad de la minoría puede dar lugar a que la
mayoría reconsidere su posición.

DESERTANDO DE LA MAYORÍA

Una minoría persistente desinfla cualquier ilusión de unanimidad. Cuando una minoría
duda de manera constante de la sensatez de la mayoría, los miembros de la mayoría se
sienten más libres para expresar sus propias dudas y pueden inclusive adoptar la posición
de la minoría. En sus experimentos sobre simulación de jurados, Nemeth (1974; citado en
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Myers, 2000) encontró que una vez que se inician las deserciones con frecuencia son
seguidas por otras, lo cual inicia un efecto de bola de nieve.

¿Son estos factores que fortalecen la influencia de la minoría exclusivos de las minorías?
Sharon Wolf y Bibb Latané (1987; citado en Myers, 2000) creen que no. Ellos sostienen
que las mismas fuerzas sociales funcionan tanto para las mayorías como para las minorías.

La influencia informativa y la normativa alimentan tanto la polarización grupal como la


influencia de las minorías. Y si la constancia, la confianza en sí mismo y las deserciones del
bando opuesto fortalecen a la minoría, tales variables también fortalecen a la mayoría. El
impacto social de cualquier posición depende de su fortaleza, su inmediatez y del número
de quienes la apoyan.

Anne Maass y Russell Clark (1984, 1986; citado en Myers, 2000) están sin embargo de
acuerdo con Moscovici en que las minorías tienen más probabilidad de hacer que las
personas acepten sus puntos de vista. Además, a partir de sus análisis respecto a la forma
como los grupos evolucionan a través del tiempo, John Levine y Richard Moreland (1985;
citado en Myers, 2000) concluyen que los miembros nuevos de un grupo ejercen un tipo
diferente de influencia de minoría de la que ejercen los miembros antiguos. Los recién
llegados ejercen influencia por medio de la atención que reciben y de la conciencia de
grupo que desencadenan entre los antiguos. Los miembros establecidos se sienten más
libres para disentir y para ejercer el liderazgo.

Existe una ironía deliciosa en este nuevo énfasis respecto a la manera como los individuos
pueden influir en el grupo. Hasta hace poco la idea de que la minoría podía dominar a la
mayoría era en sí misma un punto de vista minoritario en la psicología social. Sin embargo,
al defender su posición de manera constante y firme, Moscovici, Nemeth y otros, han
convencido a la mayoría de quienes investigan acerca de la influencia grupal de que la
influencia de la minoría es un fenómeno que vale la pena ser estudiado.(Myers, 2000)
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El conjunto de estas investigaciones ha permitido obtener un paradigma basado en una idea


fundamental que realmente es muy simple: los individuos o los subgrupos minoritarios
pueden ejercer una influencia sobre la mayoría, a condición de que dispongan de una
solución de recambio coherente y se esfuercen activamente por hacerse visibles y por ser
reconocidos mediante un comportamiento consistente. Es decir presentando su punto de
vista de manera resuelta, con seguridad y convicción. Las minorías que afrontan
deliberadamente el conflicto con la mayoría o lo buscan incluso desafiando la opinión
dominante y el consenso social, pueden hacer que esta mayoría cambie su punto de vista a
fin de establecer un nuevo consenso. (Doms y Moscovici; citados en Moscovici, 1986)

ACCIÓN DE LAS MINORÍAS ACTIVAS EN EL AMBITO COMUNITARIO

Existen numerosos casos de cómo las minorías activas han influenciado a nuestros
contextos sociales cotidianos. Ahora bien, las minorías activas no actúan en función de
liderazgos fuertes y mesiánicos sino en función de la actuación de todo el grupo como un
único actor social altamente cohesionado. En una minoría activa no hay roles más
importantes que otros, de alguna manera todos cuentan y son todos parte de un todo que los
necesita.

Las minorías activas se introducen en las comunidades para lograr innovaciones que sean
útiles a la comunidad pero en un lógica inversa a las acciones tradicionales (de arriba
abajo); se trata de entregar poder a las personas vinculadas a la comunidad y sean ellas
mismas las capaces de resolver sus problemas, en este sentido las acciones son con el
pueblo y para el pueblo, es la comunidad y no el líder quien aplica las bases de poder
psicológicas.

Estas acciones buscan estar orientadas desde alguno de los siguientes principios:
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1.- Intuyen una oportunidad y formulan una visión porque son sensibles a las necesidades
de la gente.
2.- Comunican tal visión con un sentido estratégico.
3.- Crean el compromiso con esa misma visión, haciendo que sus seguidores deseen
fervientemente el cumplimiento de la misma.
4.- Muestran, con el ejemplo personal, la posibilidad de lograr la meta.

MINORÍAS ACTIVAS Y PREVENCIÓN DE LAS ADICCIONES

Creemos que la prevención, en cuanto cambio de representaciones sociales, debe ser


desarrollada en un plano de influencia y por lo tanto la utilización de las estrategias de
minorías activas nos puede ser de gran utilidad.
Convertir nuestros grupos o equipos en minorías activas que tienden a influir en nuestra
comunidad para alterar sus formas de pensar y comportarse (RS) es la tarea de prevención
más importante que tenemos a la mano, es decir, tenemos mucho que hacer sin la necesidad
de entregar información, la prevención es y debe ser mucho más que una simple entrega de
información con una intención cercana a la amenaza. Organizar a las personas, dotarlas del
poder necesario para enfrentar sus situaciones y lograr influir en las mayorías de sus
comunidades es una tarea de largo aliento pero sin duda es la manera de ser efectivos en el
campo de la prevención.

Lo que intentamos mostrar en estas paginas es la importancia que el actuar coherente y


sistemático que nuestras acciones y nuestros grupos tengan son la semilla de procesos de
influencia en nuestra comunidad que efectivamente cambien los niveles de representaciones
e interpretaciones que sostienen el consumo de alcohol y otras drogas y lograr alterar estas
“realidades”. La organización de los afectados es la manera de encontrar posibles
soluciones a los problemas de las adicciones. Este es el desafío.
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GUIA DE ACTIVIDADES

¿Qué entiende usted por representación social?

¿Cuáles serían las representaciones sociales de un grupo de personas que consume drogas y
alcohol?

Explique los mecanismos de anclaje y objetivación y de un ejemplo de cada uno

¿Cómo podríamos cambiar las representaciones sociales de una comunidad?

Reflexione ¿qué grupo de minorías activas conoce Ud.?

¿Cuál es la diferencia entre minoría anómica y nómica?

Mencione los tres determinantes que usarían las minorías para influenciar
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BIBLIOGRAFÍA

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