Crecimiento imparable Fundado en 1962 en un pequeño pueblo de Arkansas, la primera tienda de
descuento WalMart se había transformado, cinco años después, en una cadena con 24 locales. Y el millón de dólares en ventas del primer año, en más de 10 millones, entre 1968 y 1975, los ingresos siguieron creciendo a una tasa del 52 por ciento anual compuesto, haciendo caso omiso de los períodos de recesión económica, uno moderado y otro más profundo, que los Estados Unidos vivieron en ese lapso. El motor fue, sin duda, su fundador, Sam Walton, para Jim Collins el tercer CEO más grande de todos los tiempos. Tras haber sido vendedor en J.C. Peney, Walton tenía 17 años de experiencia en el negocio del retail cuando creó Wal-Mart. Con un préstamo de su suegro compró una franquicia de la cadena de tiendas de descuento Ben Franklin y abrió un negocio en Neport, Arkansas, a mediados de los ’40. Unos años más tarde se mudó a Bentonville, donde siguió operando las tiendas Ben Franklin hasta la apertura de Wal-Mart. Una anécdota refleja el afán emprendedor de Walton. A fines de los ’50 compró un pequeño Won para elegir, desde el aire, las localidades más propicias para abrir puntos de venta. Desde lo alto pero con los pies en la tierra, sabiéndose una pequeña cadena, evitó las grandes ciudades donde la competencia era feroz; prefirió para sus tiendas la arquitectura elemental de un galpón o un depósito, y decidió imitar las mejores prácticas de los minoristas exitosos, en particular el autoservicio, lo que le permitió bajar los costos –léase, menos sueldos- y los precios. Fiel a sus principios, Walton negociaba ferozmente con los proveedores, prefería obviar a los mayoristas, invertía poco en publicidad y contrataba personal que no estuviera afiliado a los sindicatos para manejar la flota de camiones de la compañía. En los primeros años, la expansión geográfica se limitó a una distancia máxima de 500 kilómetros de Bentonville, donde funcionaba el centro de distribución: así mantenía controlados los costos de transporte y aceleraba la reposición. Pero, saturado el radio cercano, decidió alejarse de su nodo, abriendo nuevos centros de distribución en otros estados, como Michigan e Illinois, donde en 1977 adquirió 16 tiendas Mohr-Value. De esa época datan la primera farmacia en los almacenes y la división joyería. Por entonces casi insignificante frente a minoristas como Sears, Roebucks o J.C. Penney, no le llevó más de una década consagrarse como una de las empresas más rentables de los Estados Unidos, y su fundador, como el hombre más rico de ese país. A principios de los ’80, Wal- Mart abría tiendas en uno o dos nuevos estados por año. Además de la cantidad de puntos de venta, Walton apostaba a las mejoras cualitativas como otro factor de crecimiento. Gracias a un sistema de control de inventario computarizado mantenía stocks reducidos en las góndolas. En 1983 ideó un formato pensado especialmente para las pequeñas empresas, el Sam’s Club (no era nuevo, copió el modelo de Price Club, más tarde adquirido por Costco) y, cinco años después, los “supercentros”, que incluyeron productos alimenticios: desde comidas congeladas hasta lácteos, frutas y vegetales frescos. Y también incorporaron restaurantes de McDonald’s y Subway, además de ópticas y laboratorios fotográficos. En la década de los ’90 cruzó las fronteras para desembarcar en México; en 1994 adquirió la cadena Woolco, en Canadá, y abrió tiendas en Hong Kong. Siguieron –con la apertura de locales propios o la adquisición de cadenas existentes- la Argentina, Brasil, China, Alemania, Corea, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Japón, Nicaragua y el Reino Unido. Sam Walton murió el 5 de abril de 1992, pero su legado de expansión constante lo sobrevive. En 2002, Fortune consagró a Wal-Mart por partida doble: como la mayor empresa de los Estados Unidos en ventas, y la más admirada por especialistas y pares. Con 1,9 millones de empleados, casi 7.000 locales, 112 centros de distribución, la mayor flota privada de camiones de los Estados Unidos y una facturación anual de US$ 344.992 millones (de los cuales, el 22,3 por ciento proviene de las operaciones internacionales, 12,1 por ciento del Sam-sxClub, y el 65,6 por ciento de las tiendas de descuento, supercentros y mercados barriales), a pesar de las altas y bajas, las críticas y los ataques, su crecimiento parece imparable.