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2.

LA CONCIENCIA MORAL:

Ferrater (1975) afirma que el término conciencia puede referirse, en primer lugar, al
reconocimiento de algo exterior o interior. Apunta al conocimiento del bien y del mal y en
este caso, se habla de conciencia moral.

“La conciencia moral es un hábito del cual surge el acto de la conciencia moral. El está unido al
hábito de la razón práctica y de la sindéresis y suministra los principios de los cuales se sacan las
conclusiones que vienen determinadas en el acto de la conciencia: Aquel hábito del cual surge el
acto de la conciencia no es un hábito separado de aquel de la razón y de la sindéresis, porque el
hábito de los principios no es diverso de aquel de los cuales se sacan las conclusiones
correspondientes” (Sastoque 2001, pág. 237).

Es la capacidad de reflexión que tiene todo ser humano sobre aquello que es correcto en
relación con el obrar. La conciencia moral muestra la rectitud ética del ser humano que a
través del juicio racional es capaz de discernir aquella acción buena de aquella que no lo
es.

3. ACTO MORAL:

Por acto moral se refiere al mismísimo acto humano que despliega cualquier ser humano
como puede ser dormir, jugar o practicar un deporte, entre otros, pero evaluado y
considerado a través de la ética, en cuanto a la bondad o maldad que reporta y esto entonces es
lo que termina convirtiendo al mismo en un acto moral. El acto humano moral consiste
no solamente en que quien lo despliega se de cuenta y sea consciente de lo que está
haciendo o a punto de hacer, ¡sino lo más importante! Que será tener en cuenta y saber
de la relación que ese acto tiene con la ética, es decir, cómo esta a través de
sus proposiciones finalmente lo juzgará, en bueno o malo, tal como señalamos más arriba.
Para aclarar la cuestión será mejor mencionar un ejemplo :Asistir a una reunión de amigos
no es un acto que per se sea considerado como malo, sin embargo, si en el momento de la
reunión en realidad deberíamos estar trabajando, tal acto no será considerado éticamente
bueno por parte de la ética, porque en este preciso ejemplo que les estoy dando, en
realidad, no es que se faltó al trabajo porque alguna causa de fuerza mayor, como puede
ser la enfermedad propia o de algún familiar la hayan motivado, sino más bien la
irresponsabilidad o la necesidad por satisfacer un deseo propio son los que movieron
a realizar la mencionada acción humana y a ojos de la ética, al no estar orientada a la
realización de algún bien o hecho altruista, sino más bien motivada por el egoísmo,
entonces se le considera como un acto moralmente malo.
IMMANUEL KANT: ¿En qué consiste la moralidad?

“Sólo un ser racional posee la facultad de obrar por la representación de las leyes, esto
es, por principios; posee una voluntad. Como para derivar las acciones de las leyes se exige razón, resulta que
la voluntad no es otra cosa que razón práctica. Si la razón determina indefectiblemente la voluntad,
entonces las acciones de este ser, que son conocidas como objetivamente necesarias, son también
subjetivamente necesarias, es decir, que la voluntad es una facultad de no elegir nada más que lo que la
razón, independientemente de la inclinación, conoce como prácticamente necesario, es decir, bueno”-
Fundamentación de la metafísica de las costumbres, cap. 2 (Espasa Calpe, Madrid 1994, p.
80-81)

 ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL

Características internas de la acción humana para que sea considerada un verdadero acto
humano y, por lo mismo, moral, esto es, susceptible de ser aprobado o rechazado. En la
consideración moral de un acto se tienen en cuenta la motivación (por una causa digna o,
al contrario, por afán de notoriedad), el fin, del que se ha de tener conciencia y ha de
querer ser logrado mediante la acción, la elección adecuada de los medios (no todo medio
es moralmente bueno), el resultado de la acción (bueno y querido) y sus consecuencias
(previstas) en una situación concreta dada

ADOLFO SÁNCHEZ VÁZQUEZ: La estructura del acto moral

“El acto moral es una totalidad o unidad indisoluble de diversos aspectos o elementos:
motivo, fin, medios, resultados y consecuencias objetivas. Lo subjetivo y lo objetivo son aquí como dos caras
de la misma medalla. El acto moral no puede ser reducido a uno de sus elementos, sino que está en todos
ellos, en su unidad y relaciones mutuas. Así, pues, aunque la intención se encuentre
genéticamente antes que el resultado, es decir, antes que su plasmación objetiva, la calificación
moral de la intención no puede dejar de tomar en cuenta el resultado. A su vez, los medios no pueden ser
considerados al margen de los fines, ni los resultados y las consecuencias objetivas del acto moral tampoco
pueden ser aislados de la intención, ya que circunstancias externas imprevistas o casuales pueden dar lugar
a resultados que el agente no puede reconocer como suyos. Finalmente, el acto moral, como acto de un
sujeto real que pertenece a una comunidad humana, históricamente determinada, no puede ser calificado
sino en relación con el código moral que rige en ella. Pero, cualquiera que sea el contexto normativo e
histórico-social en que lo situemos, el acto moral se presenta como una totalidad de elementos -motivo,
intención o fin, decisión personal, empleo de medios adecuados, resultados y consecuencias- en unidad
indisoluble”- Ética, Crítica, Barcelona 1978, p.78

Quiere decir esto que, en orden a que un acto sea moralmente bueno, lo ha de ser el
motivo que lo impulsa, la finalidad con que se hace, los medios que se usan, y el resultado
y las consecuencias que se derivan de él necesariamente. Además, el sujeto humano ha de
ser consciente, no sólo de lo que le impulsa a actuar, de sus fines y de los medios, sino
del resultado y de sus consecuencias, que han de preverse razonablemente. El acento de
la moralidad no debe cargarse únicamente sobre la intención del sujeto o sobre el tipo de
acción que el sujeto realiza, sino sobre ambas cosas a la vez, de forma indisoluble.

BIBLIOGRAFÍA

Ferrater Mora, J. (1975), Diccionario de filosofía. Buenos Aires, Suramericana.


Sastoque, L. F. o.p. (2001), Fundamentos teológicos de moral Cristiana,
Chiquinquira, Biblioteca Dominicana del Santuario.

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