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Temario de oposiciones de

LENGUA Y LITERATURA
DE SECUNDARIA
Adam Bartolomé Gallardo Cuenca

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 1 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
Primera edición, 2017

Autor: Ádam Bartolomé Gallardo Cuenca

Maquetación: Jessica Sánchez Gavilán

Edita: Educàlia Editorial

Imprime: SERVICECOM

ISBN: 978-84-16663-74-3

Depósito legal: En curso.

Printed in Spain/Impreso en España.

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Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 2 ISBN: 978-84-16663-74-3
TEMA 1
Lenguaje y comunicación.
Competencia lingüística y competencia comunicativa.

0. Introducción.
1. Lenguaje y comunicación.
1.1. El lenguaje: orígenes, definición y funciones
1.2. La comunicación. Orígenes de la teoría y conceptualización
1.3. El proceso de la comunicación
1.4. Los signos.
1.5 El signo lingüístico
1.6. La comunicación animal: sistemas y modelo comparativo
2. Competencia lingüística y competencia comunicativa.
2.1. Competencia lingüística
2.2. Competencia comunicativa
2.3 Cuatro grandes capacidades comunicativas: Escuchar, Leer, Ha-
blar y escribir
3. Conclusión.
4. Legislación.
5. Bibliografía.

1. INTRODUCCIÓN
Por el hecho de vivir en comunidad, el hombre se comunica y relaciona con los seres y objetos que
lo rodean. Como ser social, el hombre es un ser esencialmente comunicativo que pasa la mayor
parte de su tiempo emitiendo y recibiendo mensajes que le permiten entablar relaciones con el
mundo exterior; así, una mirada, un gesto, el llanto, las señales de tráfico, la obra teatral, etc., son
actos de relación comunicativa en diferentes niveles que cumplen distintos objetivos. Los proce-
dimientos de comunicación son múltiples y pueden presentar diferentes grados de complejidad y
en este campo, el lenguaje juega un papel importantísimo en la comunicación humana. Entre los
distintos códigos destaca el del lenguaje como el más rico, complejo y elaborado Desde las prime-
ras teorías acerca del lenguaje hasta los últimos estudios sobre la comunicación entre máquinas, se
ha avanzado mucho. La moderna informática, la intercomunicación de unos países con otros, más
allá de sus propias limitaciones lingüísticas, el influjo de los mass media y su alcance universal, la inte-
racción cultural y social, etc. exigen que cada día se delimiten con mayor rigor todos los elementos
que participan en lo que hoy, con un criterio amplio y abierto, podemos considerar comunicación
y lenguaje. Por todo ello, en un intento de precisar conceptos, comenzaremos por distinguir en el
lenguaje tres aspectos fundamentales:
• a) La facultad de hablar o facultad del lenguaje que implica todo el mecanismo psicofísico de
la comunicación mediante sonidos articulados o signos fono-acústicos.
• b) El sistema de signos en que consiste la lengua (signos fono-acústicos, articulados convencio-
nales, creados por la comunidad y existentes en ella como una disponibilidad, expresan ideas,
procesos y estados anímicos diferentes).

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 3 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
• c) La actuación de la facultad de hablar mediante actos de comunicación oral que podemos
llamar habla, y que consiste en la utilización individual del sistema de signos de la lengua.
Estas tres acciones se suponen y exigen en la comunicación por medio del lenguaje. Su análisis,
funcionamiento y relaciones constituyen el quehacer de la investigación lingüística.

1. LENGUAJE Y COMUNICACIÓN
Tradicionalmente se entendía por lenguaje la facultad humana para comunicar ideas, sentimien-
tos, etc., en clara referencia al mismo como actividad psicológica y fisiológica. De igual manera,
desde un punto de vista tradicional se consideraba que el lenguaje realizaba una función externa
de comunicación entre las personas, hasta que Jakobson añadió la función complementaria de la
comunicación intrapersonal o lenguaje interior, la función interna. Por otro lado, no debemos olvidar
que el lenguaje realiza además una función configuradora del pensamiento del hablante-pensan-
te, lo que plantea el problema de la relación entre lenguaje y pensamiento. A este respecto, ya en
Platón encontramos la idea de que el pensamiento es el diálogo del alma consigo misma, identifi-
cando lenguaje y pensamiento, idea que recogen los conductistas en el siglo XX. También Sapir y
Whorf afirman que el hombre piensa. En este tema nos centraremos en el lenguaje como sistema
de signos, dentro del proceso comunicativo emisor-receptor, y no en el lenguaje como facultad o
capacidad humana para la comunicación, objeto de estudio de la sociolingüística, ni en la posible
relación entre lenguaje y pensamiento, aspecto recogido en el tema tres del actual temario. Nos
referimos al lenguaje como sistema de signos que sirve para comunicarse.

1.1. EL LENGUAJE: ORÍGENES, DEFINICIÓN Y FUNCIONES

Muchos son los filósofos, científicos y lingüistas que han aportado teorías sobre los orígenes del Len-
guaje, si bien, aún no se ha podido llegar a una conclusión definitiva. Pitágoras, Platón y los Estoicos
afirmaban que el lenguaje es consecuencia de una necesidad innata o de la naturaleza. Demócri-
to, Aristóteles y los Epicúreos sostenían que el lenguaje nació de un acuerdo, de una convención.
Quintiliano consideraba la facultad de hablar como don divino, para diferenciar a los hombres de
los animales. Darwin cree que en su origen era una mímica bucal que intentaba reproducir los mo-
vimientos de las manos; y la teoría onomatopéyica encuentra el origen del lenguaje en la imitación
de los sonidos de la naturaleza. Por su parte, la teoría evolucionista, defendida por E. Lledó explica el
nacimiento del lenguaje como producto de la reacción defensiva del hombre ante el medio hostil
de la naturaleza en el que aparece inmerso. Ciertamente una de las causas del nacimiento del len-
guaje debió ser la necesidad de la supervivencia común, pero ante la incertidumbre de su origen,
concluimos con J. M. Valverde en que la producción del lenguaje es una necesidad íntima de la
naturaleza humana; “no sólo un comercio social sino algo imprescindible para el funcionamiento
de las potencias espirituales”.
En lo que respecta a la delimitación del concepto de Lenguaje, resulta sumamente complejo definir
este término de manera precisa. Sensu lato, lenguaje es cualquier medio de comunicación entre
individuos. Sensu estricto, el lenguaje es un medio de comunicación intersubjetiva que se vale de
señales significativas y articuladas con la propiedad de tener un poder creativo sin límite.
En la lingüística presaussiriana, el lenguaje se reduce a la suma de las acciones individuales; pero
el lenguaje no puede ser reducido a un corpus de realizaciones lingüísticas, por amplio que este
corpus sea, ya que no sólo participa del mundo físico, sino que también forma parte del psíquico.
El lingüista ginebrino F. De Saussure estableció algo radicalmente distinto: una lingüística estructural
o lingüística de la forma destinada a suplantar la lingüística puramente asociativa. Dentro de esta
lingüística estructural, Saussure defiende que el estudio del lenguaje comporta dos partes: la una,
esencial, tiene por objeto la lengua, que es social e independiente del individuo; la otra, secundaria,
tiene por objeto la parte individual del lenguaje, es decir, el habla. Fue el Curso de lingüística Gene-
ral (1916) el punto de arranque de la lingüística moderna. Para Saussure lenguaje y lengua son dos
conceptos diferentes: la lengua no es más- que una determinada parte del lenguaje, aunque esen-
cial. Es, a la vez, un producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones ne-
cesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos.
“Para hallar en el conjunto del lenguaje la esfera que corresponde a la lengua, hay que situarse ante el
acto individual que permite reconstruir el circuito de la palabra (Curso de lingüística general, 1916).

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Circuito de la palabra: Del mundo exterior nos llegan sensaciones que identificamos con imágenes
acústicas (1: proceso psíquico); tras esa asociación psíquica el cerebro da órdenes a los órganos fo-
nadores y se produce el habla (2: proceso físiológico). La palabra llega al receptor mediante ondas
sonoras (3: proceso físico), y la excitación del oído se transmite a su cerebro (4: transmisión fisiológi-
ca); el receptor asocia la imagen acústica con el concepto correspondiente (5: acción psíquica),
y se repite el mecanismo.
Saussure localiza la lengua en el último paso (5), es decir, en la asociación psíquica de la imagen
acústica suscitada con el concepto correspondiente: El receptor u oyente no es libre de aceptar
una imagen acústica por otra, ni de asociar a esa imagen un concepto cualquiera, sino que está
obligado producir esa imagen y a formar el concepto que esa. imagen reclama. Está, pues, me-
diatizado por los usos de la comunidad y se comporta automáticamente con respecto al estimulo
exterior. Así, la lengua es el instrumento de comunicación de la colectividad.
Saussure localiza el habla en la parte ejecutiva dentro del circuito (puntos 1 y 2) y la define como el
uso individual que de la lengua hace cada hablante: la ejecución está ligada al individuo concreto
que emite. No hay nada de colectivo en el habla; sus manifestaciones son individuales y momen-
táneas.
A partir de Saussure la distinción entre lenguaje, lengua y habla se hace corriente entre los lingüistas
y su célebre dicotomía lengua-habla ha sido discutida por teóricos posteriores como Meillet, Coseriu
(Teoría del Lenguaje y Lingüística General), Klaus Heger, A. Martinet, Hjelmslev, etc.
Como conclusión, definiremos el lenguaje como un sistema estructurado de signos producidos de
manera consciente, y del que se sirve el hombre para comunicarse.
Desde la antigüedad clásica la filosofía y otras ciencias afines se preocuparon por reflexionar en tor-
no a las funciones que cumplían las lenguas utilizadas por los hombres. Platón en su diálogo Crátilo,
nos habla ya de ello, y Aristóteles señala dos funciones: la representativa y la expresiva. Santo Tomás
establece tres (indicativa, imperativa y optativa), y la filosofía Romántica presenta diversas inter-
pretaciones sobre la funcionalidad del lenguaje, considerando a éste como actividad creadora.
Pero formulaciones científicas sobre las funciones del lenguaje no aparecen hasta aquellos filósofos
y psicolingüistas, como Meinong, Croce y Vossler que exaltan el valor estético de la expresión y se
configuran como precursores de Karl Bühler.
Bühler, sicólogo alemán, en Teoría del lenguaje (1934), hace un brillante análisis del modelo triádico
respecto a la cosa significada, al hablante y al oyente, y desarrolla una interesante teoría en la que
distingue tres funciones basándose en una explicación genética del lenguaje:
• Función apelativa o de llamada. Considerada como la función típica del lenguaje animal, o
de la primera etapa del hombre (aunque posteriormente perdure en manifestaciones como
las formas del imperativo), actúa sobre el oyente para dirigir o atraer su atención. Es la función
del tú.
• Función-expresiva. A través de ella el sujeto emisor o hablante manifiesta su estado de ánimo o
actitud síquica. Puede también darse entre los animales y es frecuente y singular en el lenguaje
infantil. Es la función del estado afectivo, de la manifestación del yo.
• Función representativa. Por medio de esta función el hablante puede transmitir un contenido a
través de un sistema de signos que representan una realidad externa. Es la función propia del
hombre, la función del ello.
Así pues, el mensaje es a un tiempo símbolo de algo exterior a los interlocutores, síntoma de algo
interior al hablante y señal para el oyente.
Algunos autores -Kainz y Ungeheuer- consideran el esquema de Karl Bühler excesivamente simpli-
ficado, pero sus modificaciones al mismo han quedado anuladas por la gran divulgación de las
doctrinas posteriores de Jakobson.
Roman Jakobson, lingüista ruso nacionalizado americano (Moscú, 1886), fundador junto con Tru-
betskoy del Círculo lingüístico de Praga, opina que el fin último y primordial del lenguaje es la co-
municación humana y ello implica seis términos constituyentes del proceso comunicativo a los que
corresponde una función determinada:

- EMISOR ---------------------------- EMOTIVA


- DESTINATARIO ------------------- CONATIVA
- MENSAJE -------------------------- POÉTICA
- CONTEXTO ----------------------- REFERENCIAL

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- CONTACTO o CANAL -------- FÁTICA
- CÓDIGO -------------------------- METALINGÜÍSTICA

1. Función referencial. Es la función básica de todo acto de comunicación, puesto que si no


hay algo que comunicar no existe comunicación. Establece la relación entre el mensaje y el
objeto al cual se refiere.
2. Función emotiva. Establece la relación entre el mensaje y el emisor. Expresa la actitud del
mismo ante el objeto, pero realizada de un modo intencionado y no como producto de una
emoción espontánea o natural.
3. Función conativa. Establece la relación entre el mensaje y el receptor. Esta función se cum-
ple cuando el hablante usa el lenguaje para producir una reacción determinada en el oyen-
te (ejecutar una orden, adoptar una conducta...).
4. Función poética. La función poética o estética es definida por Jakobson como la relación
que el mensaje guarda consigo mismo. Se da principalmente en las artes, donde el signo
deja de ser instrumento para convertirse en objeto. En arte el referente es el mensaje.
5. Función fática. Establece la relación entre el emisor y el receptor. Tiene por objeto consoli-
dar, mantener o detener la comunicación.
6. Función metalingüística. Esta función hace referencia al código en sí mismo. Tiene como
finalidad definir el signo, que puede no ser bien comprendido por parte del receptor.
Todas estas funciones concurren simultáneamente, mezcladas en diversas proporciones y con pre-
ponderancia de unas u otras según el tipo de comunicación.

1.2. LA COMUNICACIÓN: ORÍGENES DE LA TEORÍA Y LA CONCEPTUALIZACIÓN

La mayoría de los estudiosos del lenguaje coinciden en considerar como función central del mismo
la función de comunicación, entendiendo por comunicación la utilización de un código para la
transmisión de mensajes.
La teoría de la comunicación surgió de las investigaciones realizadas por el ingeniero de teléfonos
SHANNON (Teoría matemática de la información, 1948) cuyos trabajos, orientados a mejorar el ren-
dimiento económico de los mensajes telefónicos, interesaron a otros investigadores de diferentes
campos del saber, que intentaron aplicar sus conclusiones a la transmisión de información en cien-
cias como la biología o la física, la moderna cibernética, las ciencias del lenguaje humano y otras
de carácter social.
A partir de 1950 puede ya hablarse de una ciencia de la de la comunicación y de la información,
que se apoyó en la matemática y en la lingüística para su desarrollo. La investigación en los diferen-
tes mass media dio como resultado la preocupación por una doctrina científica sobre la comuni-
cación y una ciencia autónoma (algo semejante a lo que ocurrió en la lingüística ante la aparición
de Saussure y BIoomfield).
La lingüística, deudora de la Teoría de la Comunicación al igual que otras ciencias, hace uso de
conceptos y términos de la misma, si bien, el significado preciso de cada vocablo está siempre
restringido al contexto en el que se aplica. Términos como canal, emisor, receptor, información,
mensaje, etc. son utilizados en diversos campos ampliando o restringiendo su significado según en
el que se aplique. Así pues, todas las disciplinas que analizan el lenguaje verbal (lingüística estadís-
tica, gramática generativa, semiótica o incluso la crítica literaria) son deudoras de la Teoría de la
Comunicación.
En la Teoría de la Comunicación, el término comunicación se define como toda transferencia de
información. Esta definición, sin duda muy general, abarca todos los campos, prescindiendo de las
características propias del acto de la comunicación.
La lingüística, por su parte, restringe estos conceptos al presuponer en todo mensaje no sólo un
contenido significativo sino además una intención comunicativa por parte del emisor. De otro lado,
desde el punto de vista de los hechos del lenguaje, la comunicación supone el contacto entre
individuos que se relacionan. Dicho contacto es siempre significativo, pero no necesariamente in-
formativo. Visto así, la información es una parte de la comunicación que añade a todo proceso
relacionante un sema informativo: el mensaje. El concepto de información supone aquellos conte-
nidos comunicativos desconocidos por el receptor. Por lo tanto, en el terreno lingüístico debemos
diferenciar información y significación.

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El contenido informativo varía en proporción inversa a la probabilidad: a mayor previsibilidad, me-
nor información. La cantidad de información de un mensaje se puede medir en BITS. El BIT es la uni-
dad de información establecida también por Shannon.
Tanto si un mensaje aporta información como si es exclusivamente significativo, en su transmisión
pueden surgir factores que dificulten la comprensión. A estos factores u obstáculos los denomina-
mos ruidos (y su antagónica redundancia). Llamamos RUIDO a cualquier perturbación que impida
la correcta transmisión y recepción de un mensaje, entendido no solo como sonido confuso más
o menos fuerte, sino también como, por ejemplo, una voz en tono imperceptible, los errores en el
código (*haiga por haya), distracciones del receptor, o manchas de tinta y faltas ortográficas en el
lenguaje escrito, la doble imagen en la TV, etc. Por su parte, llamamos REDUNDANCIA a la repetición
superflua de elementos de un mensaje, es decir, a aquella parte del mensaje que es innecesaria,
en el sentido de que, sin ella, el mensaje sería esencialmente completo. En la Teoría de la Comuni-
cación se aplica el término redundancia a cualquiera de los medios que usa el emisor para evitar
la pérdida de información. Los elementos redundantes pueden ser:
• Extragramaticales, como la elevación del tono de voz, la gesticulación, los recursos tipográficos
(subrayados, empleo de letras diferentes, etc.).
• Gramaticales, como la reiteración de morfemas de género y número, o de sintagmas.
• Semánticos como las repeticiones explicativas de un mensaje, o las perífrasis.
La Teoría de la información cifra en un 50% el grado de redundancia que se precisa en la comuni-
cación lingüística.

1.3 EL PROCESO DE LA COMUNICACIÓN

Hemos comentado anteriormente que la comunicación consiste en un proceso mediante el cual


un MENSAJE emitido por un EMISOR es enviado a través de un CANAL concreto y recibido por
otro individuo o RECEPTOR, gracias a la existencia de un CÓDIGO común dentro de un CONTEXTO
determinado. Este proceso abarca dos fases: la emisión y recepción del mensaje, denominadas
respectivamente codificación y decodificación.
• Un EMISOR, punto de origen del mensaje, selecciona del sistema los signos necesarios y las le-
yes combinatorias de los mismos, para dar forma al contenido que desea transmitir; es decir,
codifica el mensaje.
• Un RECEPTOR que recibe el mensaje y, por lo común, reacciona o actúa en consecuencia.
Realiza la operación inversa al emisor: decodifica el mensaje.
Otros elementos necesarios son:
• El MENSAJE: signo o secuencia de signos que el emisor transmite al receptor. La transmisión del
mensaje se realiza con dos procesos complementarios, explicados anteriormente: mecanismo
onomasiológico y mecanismo semasiológico.
• El CANAL: medio físico por el cual se transmite el mensaje (aire, cable telefónico, ondas elec-
tromagnéticas de la radio o TV, papel...).
• El CÓDIGO: conjunto limitado y moderadamente extenso de signos, que se combinan median-
te ciertas reglas conocidas por emisor y receptor; es decir, el conjunto o sistema de equivalen-
cias que convencionalmente establecen el emisor y el receptor. Sirve como regulador, tanto
de la codificación como de la decodificación del mensaje.
Existen diversos tipos de códigos: código del lenguaje oral, escrito, morse, braille...
• EL CONTEXTO. De un modo general se entiende por contexto todo lo que rodea al acto de
comunicación. No obstante, tiene dos acepciones bien diferenciadas:
-- Contexto lingüístico: signos lingüísticos que rodean a otro, confiriéndole el significado que le
corresponde. Ej.: Me voy a dar un paseo (acción)
Me lo encontré en el paseo (lugar)
-- Contexto extralinguístico o situacional: conjunto de circunstancias, espaciales y temporales,
sociales e incluso personales que rodean y enmarcan el acto comunicativo. Este tipo de
contexto condiciona fuertemente el proceso, ya que determina el uso de un canal u otro
(aire, ondas, papel), e incluso de un código u otro. Las circunstancias propias de cada situa-
ción son las que, en definitiva, permiten interpretar unívocamente su mensaje.
En los mensajes semiológicos y lingüísticos es la Pragmática la que estudia esta relación entre el
mensaje y los usuarios. Ej. Esta manzana es enorme
• Conjunto de casas
• Fruta

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1.4. LOS SIGNOS

1.4.1. Semiología y semiótica. El signo semiológico


La Semiótica como ciencia conoce un doble origen, en Suiza y Norteamérica, en los mismos años,
tanto en el Curso de lingüística general, de Saussure como en las investigaciones de Charles S. Peir-
ce. Saussure será el primero en concebir la existencia de una ciencia general del signo en la que
incluiría la Lingüística y que denomina Semiología (del griego σεμειον ‘signo’), o ciencia que estudia
la vida de los signos en el seno de la vida social, haciéndola depender da la psicología general y
siendo su rama más importante la Lingüística. Por su parte, Peirce concibe una teoría general de los
signos bajo el nombre de Semiótica (1931), aunque dándole un enfoque más logicista que socioló-
gico. Dado que los dos aspectos de estudio e investigación están en estrecha correlación, semiolo-
gía y semiótica pueden considerarse una misma disciplina, un campo común de estudio que tiene
un objetivo concreto: los sistemas de comunicación.
Tanto en la vida cotidiana como en los estudios científicos, el hombre utiliza distintas unidades ca-
paces de transmitir contenidos significativos. Pero lo que denominamos signo es algo muy complejo
y abarca fenómenos sumamente heterogéneos que, por otro lado, tienen algo en común: ser por-
tadores de una información o de un valor significativo.
El hombre, al establecer comunicación a través del lenguaje oral o escrito, a través de señales ar-
tificiales (semáforo, cartel), etc. está empleando signos. El signo es, pues, el elemento mediatizado
entre la realidad y el hombre, entre el hombre y los otros hombres: es el instrumento capaz de crear
una cultura y una civilización, y todos los sistemas sígnicos creados desempeñan un papel importan-
tísimo en la historia de las mismas.
Los dos enfoques originarios de la ciencia de los signos han sido desarrollados en sendas escuelas,
lo que ha dado lugar a terminologías y perspectivas diferentes. La semiología saussiriana fue desa-
rrollada por Hjelmslev, Lacan, Lévi-Strauss y Roland Barthes. Bajo la influencia de Peirce, por su parte,
merecen especial atención los trabajos de Morris y R. Carnap. Finalmente, señalamos las agudas
investigaciones de Umberto Eco (Semiótica y filosofía del lenguaje, 1984), cuya percepción de la
semiótica se caracteriza por la enorme ampliación del campo de estudio, que abarca todas las
formas de comunicación que se dan en el seno de la cultura.

1.4.2. Tipología de los signos


Son múltiples los ensayos realizados por parte de los filósofos para analizar y clasificar los sistemas de
signos. Casi todos ellos de carácter contradictorio y sin tener en cuenta el proceso de la comuni-
cación humana dentro del sistema social en que se desenvuelve. Siguiendo los trabajos de Adam
Schaff y la crítica que de ellos hace Reznikov, intentaremos establecer una tipología que relacione
y diferencie los diversos sistemas de signos: los SIGNOS pueden ser Naturales (índices)yArtificiales.
Estos últimos, a su vez, pueden ser Lingüísticos (fundamentales, auxiliares) y no lingüísticos (señales,
símbolos, iconos).
La distinción Naturales – Artificiales, se basa en la índole del emisor, atendiendo a si el hombre parti-
cipa (artificiales) o no en la creación consciente del signo: llanto/alfabeto morse.
Los signos artificiales se dividen a su vez en: lingüísticos y no lingüísticos. Entre los primeros se incluyen
los sistemas verbales (los sustitutivos –escritura, morse, etc.) de carácter tradicional, es decir, las len-
guas o idiomas.
Los no lingüísticos, atendiendo a la relación signo – referente -siguiendo una de las clasificaciones de
Peirce que ha disfrutado de mayor difusión hasta nuestros días- se dividen en:
• Indicio. Signo que tiene conexión física con el referente, es decir, con el objeto denotado: la
huella de una pisada, el humo, la fiebre, etc.
• Icono. Mantiene una relación de semajanza o proporcionalidad con lo representado: una fo-
tografía, un dibujo, un mapa, un plano, etc.
• Símbolo. Frente a los iconos, la relación que se establece entre el signo y lo representado es de
naturaleza arbitraria (no motivada): signos lingüísticos.

1.5. EL SIGNO LINGÜÍSTICO

Se entiende por comunicación verbal o lenguaje humano la que se establece a través de los signos
lingüísticos. Así pues, continuando con el estudio lenguaje en relación con la comunicación, debe-
mos centrarnos ahora en el estudio de los signos que forman el sistema de la lengua.

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Se afirma que la lengua no es más que uno de los sistemas que el hombre puede emplear para rela-
cionarse con sus semejantes. Esta idea une la lingüística y la semiología o semiótica, cuyo fundador
fue Morris, en cuanto que esta última se ocupa de todos los sistemas humanos de señales. Entre el
signo lingüístico y los demás signos de los diversos sistemas existen las diferencias de la inmotivación
y el superior grado de espiritualización subsiguiente en la relación que se establece entre los dos
elementos del signo lingüístico.
Intentaremos caracterizar el signo lingüístico refiriéndonos a dos aspectos fundamentales del mismo:
su estructura y sus propiedades.

1.5.1. Estructura del signo lingüistico: Saussure y Hjelmslev


1.5.1.1. Consideraciones conceptuales
El problema de la estructura del signo es tan antiguo como la lingüística. Platón y Aristóteles ya se
plantearon la relación existente entre la realidad y los nombres que ésta recibía. Para Platón, el sig-
no es una cualidad de las cosas (analogistas); Aristóteles, por el contrario, defiendo la teoría de que
los nombres no significan rectamente las cosas (anomalistas).
El ginebrino Saussure, ya citado como creador de la corriente estructural en lingüística, fue quien
afirmó que en realidad lo que el signo lingüístico une no es una cosa y su nombre, sino un concepto
y una imagen acústica. La imagen acústica es la representación que del sonido nos da el testimonio
de nuestros sentidos. El signo para Saussure es la asociación de un significante y un significado. El
significante es la parte activa: imagen acústica que actúa en nuestro cerebro. El significado es la
parte pasiva del signo, su concepto.
Hjelmslev recoge la concepción estructural saussiriana, pero la añade al concepto general de
lenguaje, es decir, a la comunicación. La comunicación supone el desarrollo de dos planos: el del
contenido y el de la expresión, al tiempo que establece en cada uno de ellos una disyunción entre
“sustancia” y “forma”. Ningún signo existe aisladamente; los signos están siempre en un contexto,
en relación con otros signos. Hjelmslev no habla del signo en sí sino de la función de signo. Un signo,
en resumen, no es una marca o un gesto con cualidades intrínsecas (una flecha puede no siempre
ser un signo), sino lo que funciona como signo en un contexto determinado. Para que exista una
función de signo, por tanto, debe haber –de nuevo, en terminología de Hjelmslev– una “expresión”
y un “contenido”. Así:

• Contenido
- sustancia
- forma
COMUNICACIÓN SIGNO LINGÜÍSTICO
• Expresión - forma
- sustancia

1.5.1.2. Definiciones referenciales: Odgen y Richards


Al igual que Bloomfíeld, estos autores incluyen la realidad en la estructura del signo, pero difieren del
mismo en su consideración lineal.
Aliquid stat pro aliquo
Símbolo referencia referente

El símbolo es el elemento material que no apunta directamente a la realidad, sino a través de una
referencia de nuestra mente (significante).
Referencia: concepto de nuestra mente a través del cual está representada la realidad (significa-
do).
Referente: objeto representado tal como existe fuera de nuestra mente (realidad).
Referencia

símbolo referente

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Este planteamiento es incompleto ya que sólo describe la actividad del emisor y omite la del receptor.
La complejidad que presenta el signo lingüístico ha hecho necesaria la precisión de la que se han
ocupado Ullman y Baldinger, que, en lo referente a la estructura del signo, establecen la distinción
entre el plano onomasiológico (plano del hablante) y semasiológico (plano del oyente). En un pla-
no onomasiológico el emisor debe encontrar el termino preciso para expresar lo que quiere, en el
semasiológico, la actividad del receptor es reconocer las señales que le envían. En el primero vale la
estructura del signo descrita por Ogden y Richards, pero en el segundo la referencia puede no estar
clara y no es ya un punto, sino todo un plano referencial por el que la estructura queda descrita en
forma de trapezoide. El receptor se encuentra en una polisemia que debe reducir a monosemia,
por lo que debe eliminar las falsas referencias para llegar a la auténtica.

1.5.2. Propiedades del signo lingüístico


Entre las características internas del signo señala Saussure la arbitrariedad y la linealidad; y entre las
externas, la inmutabilidad y la mutabilidad.
• ARBITRARIEDAD. El signo lingüístico es arbitrario porque no hay una correlación necesaria entre
significante y significado. Esto no significa que el significante depende de la libre elección del
hablante, sino que este es inmotivado, es decir, arbitrario con relación al significado, con el que
no guarda ningún lazo natural en la realidad.
• LINEALIDAD. “El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desarrolla solo en el tiempo y
presenta los caracteres que toma del tiempo: a) representa una extensión y b) dicha extensión
es mensurable en una sola dimensión, es una línea. La linealidad implica que que las lenguas se
pueden estudiar fragmentando segmentos en unidades menores.
• INMUTABILIDAD. Saussure observa una paradoja: la lengua es libre de establecer un vínculo
entre cualquier sonido o secuencia de sonidos con cualquier idea, pero una vez establecido
este vínculo, ni el hablante individual ni toda la comunidad lingüística es libre para deshacerlo.
Tampoco es posible sustituir un signo por otro. El significante, entonces, no puede ya ser reem-
plazado por otro.
• MUTABILIDAD. No obstante, con el tiempo, la lengua y sus signos, cambian. Aparecen así, lenta-
mente, modificaciones en los vínculos entre significantes y significados. Los significados antiguos
se especifican, se agregan nuevos o se clasifican de modo diferente. Por ejemplo la palabra
“ratón” adquiere un significado distinto dentro del campo de las nuevas tecnologías; en este
caso, dos vínculos entre significado y significante coexisten simultáneamente.

1.6. LA COMUNICACIÓN ANIMAL: SISTEMAS DE COMUNICACIÓN Y PROPUESTAS DE COMPARACIÓN


A pesar de que las formas más desarrolladas de comunicación son, indiscutiblemente, las humanas,
conviene dedicar un espacio al estudio de la comunicación animal, pues arroja luz a la hora de
describir de forma más exacta el lenguaje human o por tres motivos: a) si el lenguaje humano es
producto de la evolución, el estudio de la comunicación animal quizás pueda proporcionar infor-
mación valiosa acerca de formas primitivas del lenguaje, b) nos permite una visión distanciada del
objeto de estudio imposible de conseguir en el caso del lenguaje humana, c) nos obliga a revisar
el concepto de la inteligencia animal y algunos aspectos de los llamados “universales de la comu-
nicación”.
• Sistemas de comunicación animal. Entre los animales, los intercambios de signos tienen como
función casi exclusiva la regulación de los comportamientos y el reconocimiento, para mante-
ner la cohesión y permitir la supervivencia del grupo (de los hijos por los padres, de los sexos…).
Según la naturaleza del canal utilizado, los signos pueden variar:
• SEÑALES VISUALES: este canal de comunicación se ha desarrollado en especies con receptores
ópticos bastante perfeccionados, sobre todo los vertebrados. Las señales visuales pueden ser
bioluminiscentes o pueden utilizar la reflexión de la luz ambiente. En este caso, las señales pue-
de ser actos motores (movimientos de cabeza, batir de alas, etc.) o bien constituir esquemas
morfológicos concretos (manchas coloreadas, formas, etc.). Las especies sociales son las que
emiten señales visuales más complejas, como la danza de las abejas.
• ESTÍMULOS SONOROS: La variabilidad de la señal depende de la estructura anatómica, más o
menos compleja, del órgano emisor y de las posibilidades de la modulación del sistema nervio-
so central. EL mensaje sonoro contiene dos grandes tipos de informaciones: uno reducido a la
identidad del emisor –especie, edad, sexo, estatus social- y los otros expresan el estado psico-
fisiológico –agresión, territorialidad, agresión, actividad sexual. Es importante señalar que si el
lenguaje humano puede ser descompuesto en elementos sonoros menores, no ocurre lo mismo
en el mundo animal, en el que los mensajes constituyen un todo indivisible.

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• SEÑALES TÁCTILES: se emplean sobre todo estímulos mecánicos. Entre los primates, caricias y
contactos son frecuentemente utilizados en el curso de los intercambios sociales. Igualmente,
algunos invertebrados, como las avispas y hormigas, se reconocen por el contacto de sus an-
tenas.
• SEÑALES OLFATIVAS: hasta el descubrimiento de las feromonas en 1959 no se pudo señalar la
importancia de este tipo de señales y que intervienen en el reconocimiento intraespecífico de
los individuos, y también de la pareja (en situaciones de peligro, por ejemplo entre los gobios,
se libera una “sustancia de alarma” que puede provocar la rápida dispersión del grupo).
• SEÑALES ELÉCTRICAS: este tipo de estímulos solo es utilizado por algunas especies de peces,
interviniendo en el desarrollo de las actividades de parada y acoplamiento. En otros casos,
tienen el efecto de disuadir al asaltante antes del combate propiamente dicho.
Una cuestión importante a la hora de entender la comunicación animal en relación con el lenguaje
humano es determinar el carácter innato o bien cultural de sus sistemas de comunicación. La comu-
nicación animal está determinada por el genoma y fuertemente modulada por el medio ambiente
(físico, ecológico, social).
Comunicación animal VS lenguaje humano: propuestas de comparación. Destacaremos dos siste-
mas esenciales que confrontan los rasgos de la comunicación animal con los del lenguaje humano:
a) El sistema de rasgos de Hockett y Altmann: proponen una lista de hasta dieciséis rasgos pre-
sentes en el lenguaje humano (hablado): canal auditivo-vocal, transmisión emitida recepción
direccional, especialización, desvanecimiento rápido, intercambiabilidad, retroalimentación to-
tal, semanticidad, arbitrariedad, elementos discretos, desplazamiento de los signos en espacio
y en el tiempo, productividad, transmisión por tradición, doble organización, prevaricación y
reflexividad.
b) El sistema Demers basa su comparación en tres aspectos: estructurales (el lenguaje humano
está constituido por una serie de unidades discretas que se combinan para producir unidades
de nivel superior y que lo distingue del resto de lenguajes animales), biológicos (algunas similitu-
des biológicas entre los lenguajes animales y el lenguaje humano son el aprendizaje gradual del
lenguaje en fases sucesivas de desarrollo, el período crítico para su adquisición, fuera del cual
no es posible el aprendizaje y la capacidad innata de ambos lenguajes para distinguir tipos de
sonidos y lateralización, localizada el área lingüística de los humanos y algunas aves en el hemis-
ferio izquierdo) y pragmáticos (el contexto desempeña un papel fundamental en la producción
e interpretación de los mensajes, ya sean humanos o animales).

2. COMPETENCIA LINGÜÍSTICA Y COMPETENCIA COMUNICATIVA


El lenguaje constituye una actividad humana compleja que asegura dos funciones básicas: la de
comunicación y la de representación. Las representaciones constituyen el principal contenido de la
comunicación; la comunicación contribuye a la construcción de la representación de la realidad
física y social. Mediante estas funciones, no excluyentes entre sí, regulamos la conducta propia y
la ajena. Por lo tanto, debemos analizar y estudiar el lenguaje desde una doble perspectiva: como
medio de comunicación, pues permite recibir y transmitir mensajes e interactuar con otras personas,
y como instrumento para representarnos el mundo, en cuyo caso el lenguaje está estrechamente
vinculado al pensamiento.
Pero el enfoque comunicativo significa también que el niño aprende el lenguaje en la interacción
con las personas de su entorno; ello implica que no aprende sólo signos, sino también los significados
culturales y el modo de entender e interpretar la realidad. Por eso decimos que el lenguaje contribu-
ye a construir una representación del mundo socialmente compartida y comunicable.

2.1. COMPETENCIA LINGÜÍSTICA

Se entiende por Competencia Lingüística el conocimiento de una lengua. Este concepto se enmar-
ca dentro de la gramática generativa-transformativa de Chomsky (1957), según la cual, la Com-
petencia (COMPETENCE) es el sistema de reglas lingüísticas, interiorizadas por los hablantes, que
conforman sus conocimientos verbales y que les permiten entender un número infinito de enuncia-
dos. Dicho conocimiento engloba los siguientes componentes: fonológico, morfológico, sintáctico,
semántico y léxico.

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 11 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
Competencia se opone a Actuación (PERFORMANCE) que consiste en el uso de sistemas de reglas
de transformación de las Estructuras Profundas (representación, formulación lógica del significado)
en Estructuras Superficiales (lo que oímos y vemos escrito); es decir, la ejecución efectiva de la com-
petencia. A esto debemos añadir, junto con Chomsky, la Competencia Pragmática, que incluye en
la actuación lingüística una finalidad consciente (propósito de alcanzar ciertos fines), así como las
condiciones y el modo apropiado del uso del lenguaje. Por otra parte, el ejercicio de las habilidades
lingüísticas se concreta en el desarrollo de las destrezas de comprender y producir discursos orales y
escritos, las cuales exigen escuchar, hablar, leer y escribir.
La Pragmática es una rama de la semiótica y la lingüística que estudia todos los conocimientos y
habilidades que hacen posible el uso adecuado de la lengua; es decir, analiza los signos verbales
en relación con el uso social que los hablantes hacen de ellos: situaciones, propósitos, necesidades,
etc. La competencia pragmática es, en conclusión, el conjunto de estos conocimientos no lingüísti-
cos que tiene interiorizados un usuario.

COMPETENCIA + COMPETENCIA = COMPETENCIA


LINGÜÍSTICA PRAGMÁTICA COMUNICATIVA.

2.2 COMPETENCIA COMUNICATIVA

La Competencia Comunicativa, concepto acuñado por el etnógrafo Hymes en 1967, es la capaci-


dad de usar el lenguaje de manera apropiada en las diversas situaciones sociales en las que puede
hallarse un hablante. Por lo tanto, la competencia comunicativa es una suma de los distintos tipos
de competencia:
• Gramatical: supone el dominio del código lingüístico, con sus correspondientes subsistemas
fonético-fonológico, morforsintáctico y léxico-semántico.
• Sociolingüística o capacidad de producir enunciados acordes a la situación de comunicación
tanto en forma como en significado.
• Discursiva: capacidad de utilizar los diferentes tipos de discurso y organizarlos en función de los
parámetros de la situación de comunicación en la que son producidos e interpretados.
• Por último, otro aspecto característico de la competencia comunicativa es la capacidad de
los interlocutores para definir y matizar progresivamente los significados que transmiten, para
realizar ajustes, formular aclaraciones, llevar a cabo precisiones y utilizar todos los recursos lin-
güísticos y extralingüísticos de que disponen para evitar que se rompa la comunicación. Se
trata de la competencia estratégica.

2.3. CUATRO GRANDES HABILIDADES LINGUISTICAS DE LA COMUNICACIÓN O CAPACIDADES CO-


MUNICATIVAS

El uso de la lengua sólo se puede realizar de cuatro formas diferentes, según el individuo sea Emisor
o Receptor y según el mensaje sea Oral o Escrito.

Hablar > mensaje oral > escuchar


EMISO RECEPTOR
Escribir > mensaje escrito > leer

Hablar, escuchar, escribir y leer son las cuatro habilidades que el usuario de una lengua debe domi-
nar para poder comunicarse con eficacia en todas las situaciones posibles.
Dentro del proceso de la comunicación, las habilidades lingüísticas, se pueden clasificar:
• a) Según el papel receptivo (comprensión) o productivo (expresión) del individuo.
b) Según el código (oral o escrito) usado por el mismo.

CÓDIGO RECEPTIVO PRODUCTIVO


ORAL ESCUCHAR HABLAR
ESCRITO LEER ESCRIBIR
Hasta hace poco tiempo, a las habilidades receptivas se las denominaba pasivas y a las produc-

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tivas, activas; sin embargo, esta denominación es incorrecta ya que escuchar y leer, también son
destrezas activas que requieren complejas y laboriosas operaciones, aunque no sean observables
externamente.
Las habilidades lingüísticas no funcionan aisladas sino integradas, relacionadas entre sí. El usuario
de una lengua intercala, con frecuencia, los papeles Emisor-Receptor en la comunicación. Ej. una
conversación. Los planteamientos didácticos más modernos se basan en el concepto de Compe-
tencia Comunicativa. Los métodos o planteamientos didácticos centrados en la comunicación se
denominan enfoques (didácticos) comunicativos. Surgieron en la didáctica de Lenguas Extranjeras
y el más usado es el social-funcional. Estos métodos fijan su objetivo en la comunicación y en el co-
rrecto uso de la lengua.

3. CONCLUSIÓN
El lenguaje es un poderoso vehículo de conocimiento de la realidad. Cada lengua establece unas
relaciones distintas con el medio, y permite a los individuos un primer entendimiento de él. La co-
municación por medio del lenguaje nos permite a los seres humanos relacionarnos unos con otros
así como regular nuestra propia conducta posibilitando la convivencia y, desde Platón y Aristóteles
hasta nuestros días, ha suscitado el interés de los estudiosos. Es en el siglo XX, a partir de los años 60,
debido a la influencia de la Teoría de la comunicación de Shannon, cuando se valoran los aspectos
extralingüísticos del acto comunicativo, esto es, deja de atenderse sólo al código y se abren nuevas
expectativas para la lingüística al relacionarse con otros factores del acto de la comunicación con
el surgimiento de la Pragmática. Este hecho hace que se valoren las cuatro habilidades lingüísticas
y se llegue a un nuevo método didáctico, el enfoque comunicativo, en el estudio de las lenguas.

4. LEGISLACIÓN
Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Edu-
cación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato (ANEXO I: materias del bloque de asignaturas tron-
cales. 24 – Lengua castellana y Literatura). Se desarrollan los contenidos, criterios de evaluación y
estándares de aprendizaje evaluables en los diferentes cursos de los bloques: 1- Comunicación oral:
escuchar y hablar; 2- Comunicación escrita: leer y escribir; 3- Conocimiento de la lengua; 4- Educa-
ción literaria
Orden de 14 de julio de 2016, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la educación
Secundaria Obligatoria en la Comunidad Autónoma de Andalucía, se regulan determinados as-
pectos de la atención a la diversidad y se establece la ordenación de la evaluación del proceso
de aprendizaje del alumnado (ANEXO I: materias del bloque de asignaturas troncales. Lengua cas-
tellana y Literatura). Se desarrollan los objetivos, estrategias metodológicas, contenidos y criterios
de evaluación de los diferentes cursos de los bloques: 1- Comunicación oral: escuchar y hablar;
2- Comunicación escrita: leer y escribir; 3- Conocimiento de la lengua; 4- Educación literaria

5. BIBLIOGRAFÍA:

LLORACH, Alarcos (1994): Gramática Estructural. Ed. Espasa Calpe. Madrid.


BÜHLER, K. (1934): Teoría del Lenguaje. Madrid, Rev. De Occidente.
COLLADO, J. A. (1974): Fundamentos de Lingüística General. Madrid. Ed. Gredos.
COSERIU, E. (1967): Teoría del Lenguaje y Lingüística General. Madrid. Ed. Gredos.
ECO, U. (1994). Signo. Barcelona, Labor.
DEMERS, R. A. (1988). Lingüística y comunicación animal.
JAKOBSON, R. (1969): Essais De Linguistique Generale. París. Ed. Minuit.
MALMBERG, B. (1970): La Lengua y E1 Hombre. Madrid. Ed. Istmo.

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 13 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
MARTINET, A. (1978): La Lingüística Sincrónica. Estudios e Investigaciones. Madrid. Ed. Gredos.
Morris, C. (1985): Fundamentos de la teoría de los signos. Barcelona. Ed. Paidós.
LYONS, John (1971): Introducción a la Lingüístíca Teórica. Barcelona. Ed. Teide.
PEIRCE, J. R. (1931) y (1962): Semiótica y Símbolos, Señales y Ruidos. La Ciencia de la Comunicación.
Madrid Rev Occidente.
REZNIKOV. (1970): Semiótica y Teoría del Conocimiento-Comunicación. Madrid. Ed. Alberto Corazón.
ROMERO RUBIO, A (1974): Teoría General de la Información y de la Comunicación. Madrid. Ed. Pirámide.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 14 ISBN: 978-84-16663-74-3
TEMA 2
Teorías lingüísticas actuales.

0. Introducción.
1. Teoría y ciencia lingüística.
1.1. La reflexión lingüística desde la antigüedad hasta el siglo XIX.
1.2. La lingüística como ciencia.
2. Teorías actuales.
2.1. Precursores.
2.2. Estructuralismo europeo.
2.3. Estructuralismo americano
2.4. Últimas tendencias en Lingüística
3. Conclusión.
4. Legislación.
5. Bibliografía.

0. INTRODUCCIÓN
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua la lingüística es “la ciencia del lenguaje”.
Esta se puede estudiar desde distintas ramas: aplicada, comparada, general...
Para su estudio es habitual distinguir entre la gramática tradicional y la lingüística moderna, con el
objeto de contrastar la condición científica de la última con la no científica de la primera.
En la actualidad, nos encontramos con muchas teorías lingüísticas que se suceden con rapidez.
Según Coseriu (1981), la lingüística actual está dominada por los problemas de la teoría con muy
diferentes orientaciones y teorías divergentes entre sí. Ante tal riqueza y diversidad de corrientes en
este tema abordaremos las fundamentales.
En primer lugar, mencionaremos los antecedentes históricos de la gramática, desde sus orígenes,
hasta el siglo XVIII, a continuación, la lingüística del siglo XIX, que es cuando esta se convierte en
ciencia y, en último lugar, las teorías actuales. La finalidad es apreciar -como dice Coseriu- que no
existe una fractura insalvable entre el pasado y la actualidad sino que esta enlaza con las tradi-
ciones más antiguas.

1. TEORÍA Y CIENCIA LINGÜÍSTICA: PRECEDENTES HISTÓRICOS

1.1. LA REFLEXIÓN LINGÜÍSTICA DESDE LA ANTIGÜEDAD HASTA EL SIGLO XIX

Las reflexiones sobre el lenguaje se remontan a Panini hacia el 35ª a.C., quien establece una gra-
mática con 4.000 reglas para describir el sistema estructural del sánscrito hablado desde una pers-
pectiva sincrónica.
En occidente, durante la Antigüedad Clásica, se reflexiona sobre el lenguaje y se describen lenguas,
constituyéndose dos modelos:
a) el teórico, lógico-filosófico, y especulativo, en el que se establecen relaciones entre el pensa-
miento y el lenguaje.

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 15 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
b) el normativo, que trata sobre la corrección lingüística.

Estos modelos llegan hasta el Renacimiento. A partir de este surgen nuevos motivos de interés: se
cotejan diversas lenguas, se cotejan fases históricas de una misma lengua y se busca la explica-
ción de hechos históricos. Muchas de estas soluciones anticipan las que se darán en el siglo XIX. La
aportación fundamental de los Humanistas fue la Gramática de las lenguas vulgares siguiendo los
modelos de las clásicas. Sánchez de las Brozas destaca como parte de la gramática la SINTAXIS y su
carácter innovador fue reconocido más tarde y mejor en Europa que en España.
Durante el siglo XVII, se siguió también esta dirección con la Gramática de la PORT-ROYAL, de base
cartesiana, en la que se distingue una Gramática General, descriptiva y funcional, de la lengua y
otra Gramática Particular, estudio y descripción de una lengua determinada.
En el siglo XVIII se vuelve a desarrollar la teoría y la descripción con una Gramática General y des-
criptiva pormenorizada de algunas lenguas modernas. Encontramos dos posturas, la racionalista de
Leibniz, que reafirma el innatismo, y la empirista de Locke, quien lo rechaza.

1.2. LA LINGÜÍSTICA COMO CIENCIA

En los primeros años del siglo XIX nació la lingüística con método propio de investigación y con una
doble vertiente:
• El historicismo. Se observa una cierta predilección por el razonamiento histórico. El éxito induda-
ble de la perspectiva positivista en biología –El origen de las especies (1859) de Darwin- incitó a
la búsqueda de las “leyes de evolución” en todas las ciencias sociales.
• El comparativismo. Se centró en discernir los parentescos entre las lenguas, metodología ésta
que tiene su origen en el descubrimiento del parecido entre las lenguas clásicas y el sánscrito,
(Schlegel, Bopp).
En el movimiento romántico alemán pueden encontrarse muchas de las claves de esta lingüística:
reaccionan contra el clasicismo y el racionalismo anteriores, que creía en un modelo universal e in-
mutable de la lengua. Para Humboldt, uno de los pocos lingüistas que no se centraron en la historia,
cada lengua tiene su propia estructura distintiva que refleja y condiciona las directrices del pensa-
miento y de la expresión del pueblo que la utiliza. Su teoría sobre el lenguaje destaca la habilidad
lingüística creadora inherente a la mente humana. El lenguaje se identifica con la capacidad viva
que tienen los hablantes de entender y producir enunciados, no con los productos observados al
hablar y al escribir: es energeia, no ergon. La estructura distintiva propia de cada lengua es la es-
tructura gramatical y semántica que comprende los elementos, los patrones lingüísticos y las reglas
impuestas sobre la materia prima de la lengua hablada: en parte, es común a todos los hombres;
pero también en parte, separada de cada lengua, constituye su identidad y diferencia formal de
las demás lenguas.
Otro hecho importante es la ley de Grimm -inventor de términos como fuerte/ débil, apofonía, y
metafonía-, que demostraba las correspondencias parcialmente sistemáticas entre los sonidos de
las palabras equivalentes en lenguas distintas.
Los neogramáticos (Brugmann, Osthoff, Delbuck, Leskien), son los autores más importantes y carac-
terísticos del momento. Desarrollan la teoría que evolucionó hacia el positivismo e intentaron sujetar
los cambios fonéticos a una serie de leyes fijas que operaban sin excepciones. Así pues, desarrollan
una lingüística explicativa; no sólo describen los hechos sino que también tratan de encontrar las
causas de sus irregularidades. Desde la observación de muchos hechos particulares, mediante una
operación de abstracción y generalización, se llega a la universalidad de un hecho. Se centran en
la sustancia (y no función), en la evolución, ya que explica los hechos y en el naturalismo, por el
principio de casualidad (leyes naturales). En España destacan Milá i Fontanals, Menéndez Pelayo y
Menéndez Pidal. En América, A. Bello.
Sin embargo, a finales de siglo surge una reacción contra el positivismo neogramático con la lin-
güística psicológica y la de los idealistas. Estas están más cercanas a la filosofía del lenguaje que a
la lingüística.
En la lingüística psicológica destaca Wundt y atiende al factor psíquico.
En la lingüística idealista o neolingüística, los italianos Croce y Vossler, conciben la lengua como
expresión del alma, alógica, en la que la palabra es un símbolo, la expresión lingüística es individual
y valoran la estética. Defensor de estas ideas en España es Dámaso Alonso en la interpretación de
textos literarios.

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2. TEORÍAS ACTUALES

2.1. PRECURSORES

Whitney aporta un punto de vista original y novedoso. Fue leído por Saussure e influyó en la lingüísti-
ca americana de Bloomfield, Sapir y Whorf. Concibe el lenguaje como un hecho social, una herra-
mienta de comunicación, un instrumento, un conjunto de signos (arbitrarios) y un sistema organiza-
do. Delimita el objeto de la lingüística. Ésta es una ciencia histórica.
El polaco San Ignacio Baudino de Courtennay distinguió los términos sonido, fono y fonema. Definió
el fonema (palabra rusa) como el equivalente psíquico del sonido. Tenía conciencia de que los so-
nidos desempeñan una función distintiva.
En Francia, Meillet estudia lenguas eslavas, el sanscrito, iraní... y elabora la gramática comparada.
Sus discípulos son: Benveniste, Martinet (dirige su tesis) y otros. Con sus estudios se distingue de modo
definitivo una disciplina nueva y sistemáticamente distinta de la antigua filosofía del lenguaje. La
lengua es un hecho social, sistema, carácter constructivo. Aborda los préstamos sociales, el contac-
to entre lenguas, el bilingüismo... Su definición de oración es, más tarde, reproducida por Bloomfield:
“conjunto de articulaciones vinculadas entre sí por relaciones gramaticales, que, no dependiendo
gramaticalmente de ningún otro conjunto, se bastan por sí mismas”.

2.2. ESTRUCTURALISMO EUROPEO

Con F. de Saussure se produce una reacción de gran magnitud contra la tradición gramatical
imperante. Su Curso de lingüística general (1916), con el que se inicia el estructuralismo y la lingüís-
tica científica, implica una ruptura con las dos tradiciones lingüísticas preponderantes a comienzos
del siglo XX: la del historicismo y la de la gramática tradicional. El Curso propone la consideración
sincrónica y el estudio de la lengua como sistema, y establece los principios de forma y función,
frente a los criterios nocionales de la gramática tradicional, para delimitar y clasificar las unidades
lingüísticas.
La obra que ha llegado hasta nosotros no fue escrita por él, sino que constituye una reelaboración
de los apuntes tomados por dos de sus discípulos: Ch. Bally y A. Sechehaye. Los principales ejes del
Curso, que constituyen el sustrato teórico de la lingüística moderna, son:
a) Consideración de la lingüística como ciencia autónoma dentro de la Semiología (ciencia
general de los signos).
b) Las dicotomías saussureanas, que se resumen en:
-- sincronía (un estado de la lengua; el eje vertical; es superior a la diacronía porque la mayo-
ría de los hablantes representa la única y verdadera realidad. Se ocupará de las relaciones
lógicas y psicológicas que forma sistema) / diacronía (evolución de la lengua; el eje hori-
zontal o de sucesión).
-- lengua (fenómeno social, no individual, que no se corresponde con los hechos concretos,
sino que es producto de una abstracción lingüística) / habla (acto de la voluntad e inteli-
gencia individual, y es concreta). En este punto, Saussure destaca la primacía de la lengua
frente al habla, pues esta última no es más que el mecanismo psicofísico que permite a la
lengua exteriorizar las combinaciones del código.
-- relaciones sintagmáticas / relaciones paradigmáticas: para su diferenciación hay que partir
del concepto saussureano de valor, espacio relacional de posibilidades operacionales (fun-
ciones) de un signo. La lengua es un sistema de valores y un conjunto de signos que pueden
establecer dos tipos de relaciones: sintagmáticas y paradigmáticas.
-- significante (imagen acústica del signo, representación acústica, expresión morfofonológi-
ca y morfosintáctica del significado, imagen interna) / significado (concepto).
-- arbitrariedad / motivación: para Saussure, la unión de significante y significado es arbitraria,
es decir, no hay una relación analógica, intrínseca, interna o natural entre ambos. Su lazo
de unión es, pues, convencional. Este principio de arbitrariedad está limitado por el de mo-
tivación. Existen algunos signos, como las onomatopeyas, en los que parece existir cierta
motivación o relación entre significante y significado.
-- inmutabilidad (si la lengua, y por tanto el signo, tiene carácter de fijeza, no es solo porque
esté ligada a la gravitación de la comunidad, sino también porque está situada en el tiem-
po; ambos hechos inseparables ponen en jaque a la libertad de elegir) / mutabilidad (el
tiempo, además, tiene otro efecto aparentemente contradictorio con el anterior: alterar los

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 17 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
signos lingüísticos: FACTUM > hecho). Por tanto, se puede hablar a la misma vez de mutabi-
lidad e inmutabilidad del signo lingüístico.
Ahora bien, ni todas estas dicotomías son originales de Saussure ni tienen la misma relavancia meto-
dológica. Así, su teoría del signo (significante / significado) tiene antecedentes en los estoicos, San
Agustín, Dante y Port-Royal). La dicotomía, por ejemplo, motivación / arbitrariedad fue un debate
planteado ya en el Crátilo de Platón. La mutabilidad / inmutabilidad fue tratada por Dante (las pa-
labras son mudables en el tiempo, pero los hablantes no somos conscientes de ello).
• Prioridad de la lengua hablada
• La lengua como sistema de signos solidarios e independientes.

2.2.2. El círculo lingüístico de Praga


A mediados de los años 20 se reúne en Praga un grupo de lingüistas que fundan el Círculo Lingüístico
de Praga. Entre ellos, los checos Trnka, Mukarovsky y Mathesius y los rusos Jakobson, Trubetzkoy y
Kartsevski. En el I Congreso Internacional de Lingüistas de La Haya de 1928 presentaron sus propues-
tas para estudiar los fenómenos lingüísticos y, sobre todo, la fonología. Insistieron en que su premisa
fundamental era considerar la lengua como un sistema.
Trubetzkoy puede considerarse fundador de la Fonología moderna (Principios de Fonología, 1939).
Comenzó distinguiendo la noción de sonido (concreto, dato del habla) frente a fonema (funcional
y abstracto, unidad mínima que distingue significados). Se refirió a conceptos como oposición fo-
nológica, archifonema, fonologización y desfonologización, claves para la fonología diacrónica. La
Fonología Española, de Alarcos Llorach (1971), es una aplicación a nuestra lengua de los principios
de esta escuela.
Los miembros del Círculo se esforzaron en la aplicación al plano gramatical de los métodos que
tan positivos resultados habían dado en la fonología. Así, Jakobson trató de aplicar al sistema mor-
fológico la teoría de las oposiciones privativas, concluyendo que para las oposiciones privativas
morfológicas es característico que uno de los dos miembros de la oposición (el marcado) expresa la
presencia de la marca respectiva, mientras que el no marcado no expresa nada sobre la presencia
o ausencia de la misma marca. Esta teoría binaria es la de mayor importancia en el período clásico
del Círculo Lingüístico de Praga y actualmente se aprovecha con éxito en la lingüística computa-
cional. Además, Jakobson se enfrentó a la idea saussureana de la oposición total entre sincronía y
diacronía. Entre sus investigaciones debemos destacar también su obra Lenguaje infantil, afasia y
leyes fonéticas generales (1942), en la que investigó la afasia y llegó a la conclusión de que cuando
una persona pierde el lenguaje sigue el orden inverso al que sigue el niño al aprender a hablar. Tam-
bién defendió la universalidad en la adquisición de lenguaje; el niño adquiere el sistema fonológico
progresivamente y de una forma similar en todas las lenguas.
Más tarde, apareció también una teoría sintáctica de singular importancia relacionada con la se-
mántica de la oración: la perspectiva funcional de la oración de Mathesius, quien introduce las
nociones de tema y rema, tan fructíferas en las diversas escuelas y corrientes lingüísticas contempo-
ráneas, y especialmente en la Lingüística del Texto.
Buhler, también perteneciente a este Círculo, destaca por su teoría de las funciones del lenguaje en
virtud de las cuales el signo lingüístico puede ser símbolo, síntoma o señal.
Durante el período de posguerra el creciente aprovechamiento de los métodos matemáticos daría
lugar a la lingüística cuantitativa y al desarrollo de la traducción automática.
Finalmente, la influencia del Círculo en la lingüística contemporánea es inmensa. Su influjo llegó
también a la lingüística norteamericana y se manifestó en teorías de herencia estructuralista como
la gramática generativa. Actualmente su influjo es claro en la Lingüística del Texto y la Semántica.

2.2.3. La escuela de Ginebra


Constituida por los discípulos y sucesores de Saussure entre otros: Bally, Sechehaye, Frei, Godel. Ellos
fueron quienes publicaron el Curso de... a partir de los apuntes que tomaron de su maestro entre
1907 y 1911. Características de esta escuela son, según Coseriu: separación tajante de sincronía y
diacronía, descuido del estudio estructural del plano de la expresión, la concentración en la sincro-
nía y en la teoría del signo y la resistencia a admitir el carácter sistemático del cambio lingüístico y
el estructuralismo diacrónico.
Esta escuela creó también la estilística.

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2.2.4. El círculo lingüístico de Copenhague
Se constituye en 1931(Hjelmslev y Vigo Brondal), pero a partir de 1935-36 se identifica cada vez
más con la doctrina lingüística de Hjelmslev y Jorge Nuldall, otro componente del Círculo, propuso
en 1935, la denominación de la Glosemática para la nueva disciplina y, por ello, se habla de Glo-
semática (teoría combinatoria de glosemas o rasgos fonológicos y semánticos fundamentales no
analizables lingüísticamente). La Glosemática se caracteriza por adoptar y desarrollar de modo co-
herente la tesis de Saussure de que “la lengua en cuanto a sistema de signos es una forma, no una
sustancia”. Sin embargo, a partir de esta misma idea desplaza la frontera entre lengua y habla, pues
para él la lengua es sólo la forma y todo lo que presente sustancia es uso, esto es, realización de la
lengua. La norma es una abstracción sin existencia real. Diferencia dos formas y dos sustancias, una
para cada uno de los dos planos, el Plano del Contenido y Plano de Expresión, y, al mismo tiempo
afirma la analogía estructural entre los dos planos.
Se prescinde de la sustancia y se centra en el estudio de la forma en los dos planos debido a la
concepción que tiene de las lenguas. Para Hjelmslev la lengua es forma pura carente de materia e
independiente, incluso, de la sustancia en que se manifiesta.
La lengua es un sistema biplánico: en el plano del contenido se distinguen constituyentes, los plere-
mas, de exponentes, los morfemas. En el plano de la expresión los constituyentes son los cenemas
y los exponentes, los prosodemas. El estudio de la Glosemática es sincrónico, estructural y taxonó-
mico.
La concepción de Hjelmslev sobre la lengua se puede entender en tres formas:
• Esquema, forma pura, definida con independencia de su realización social y su manifestación
material.
• Norma: forma material, definida por una realización social, pero con independencia aún del
detalle de la manifestación.
• Uso: conjunto de hábitos adoptados en una sociedad dada y definidos mediante las manifes-
taciones observadas.
De Hjelmslev proceden muchos términos hoy extendidos: paradigmático, conmutación, plano de la
expresión, plano del contenido, correlaciones...
Hjelmslev influyó en Martinet como lo demuestra la teoría de la doble articulación del lenguaje. En
España, A. Llorach escribe la Gramática estructural y evoluciona de forma más ecléctica en Estu-
dios de gramática funcional del español.

2.2.5. Otras escuelas


Escuela británica
En la primera mitad del siglo XX destacaremos las teorías fonológicas de D. Jones, así como la llama-
da “lingüística del contexto”, de J. R. Firth, quien insistió en el papel del contexto en el significado.
En los años sesenta, la Escuela de Edimburgo retomó las ideas de Firth con nombres como J. Lyons
y Halliday. En los estudios semánticos, destacan S. Ullmann y Bazell, creador del concepto de se-
mema.

Escuela francesa
Lingüistas como Benveniste y Vendryes muestran una fuerte conexión con las corrientes estructu-
ralistas. Pero es sin duda A. Martinet el lingüista francés de mayor relieve durante la segunda mitad
del siglo XX. Gran parte de su producción aborda problemas de lingüística general, entre los que
destaca la ya referida “teoría de la doble articulación del lenguaje”. También es conocido por sus
estudios de fonología dinámica (analizó los factores del cambio fonético). Además, destacamos a
autores como Guillaume, Pottier, Greimas, Guiraud y Mounin.

Lingüística soviética
Se incorpora tardíamente al estructuralismo (años cincuenta) y se caracteriza por su concepción
más amplia de este movimiento (incluye métodos generativos y matemáticos). Destacan Marr y
Reformatsky en fonología y Apresjan en semántica. Vinogradov y Shaumian presentaron críticas a
la gramática generativa.

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 19 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
“Escuela” hispánica
A partir de los años cincuenta comienzan a difundirse en ciertas universidades españolas las doc-
trinas de Ginebra, Praga y Copenhague gracias a la labor de, sobre todo, Amado Alonso y Emilio
Alarcos Llorach. En América Latina hay que citar a los discípulos de Alonso: Barrenechea, Rossetti y
Kovacci.
Hemos de destacar también en el ámbito más amplio de la Filología, a personalidades como Rodrí-
guez Adrados, Mariner, D. Alonso o R. Lapesa. Igualmente, resulta indispensable señalar la importan-
cia del rumano E. Coseriu, al que debemos algunos principios básicos de la investigación lingüística
del siglo XX (problemas de terminología, sincronía, diacronía y semántica estructural).
Actualmente, la Sociedad Española de Lingüística, cuyo órgano de difusión es la Revista Españo-
la de Lingüística, acoge diferentes corrientes y tendencias que revelan la heterogeneidad de los
estudios lingüísticos en el ámbito hispánico. No puede hablarse en sentido estricto de una escuela
española de lingüística, pero sí existen determinados focos de estudio en torno a algunas universi-
dades (Oviedo y León), casi siempre de carácter funcionalista. Guillermo Rojo, Hernández Alonso, S.
Gutiérrez Ordóñez, R. Trujillo o Jiménez Juliá son sus más célebres representantes.

2.3. ESTRUCTURALISMO AMERICANO

Tiene un desarrollo simultáneo o anterior al europeo de Saussure. Nace en 1925 con la fundación de
la Sociedad Americana de Lingüística y de su revista Language.
Los orígenes del estructuralismo americano fueron, en parte, prácticos debido a las exigencias im-
puestas por la descripción de las lenguas indígenas de América, para las que las categorías pro-
puestas por la gramática tradicional, heredadas de la gramática griega y latina propias de lenguas
indoeuropeas, resultaban inadecuadas. Tampoco podían estudiarse en los textos o filológicamente
ya que carecían de tradición escrita. Su precursor fue el etnólogo y lingüista de origen alemán Boas,
quien pensaba que toda lengua debe ser descrita de acuerdo con sus propias categorías.
Sapir, discípulo suyo, inaugura el primer estructuralismo americano con su obra de introducción a la
lingüística Language (1921). Sapir considera las lenguas en relación a toda la cultura de las comu-
nidades hablantes. La lengua como un proceso mental que se manifiesta en el senido y como un
modo distinto de concebir la realidad; es por esto que cada pueblo tiene cosmovisiones distintas.
Whorf añade que hay una relación solidaria entre las estructuras lingüísticas y las conceptuales de
la naturaleza cognitiva humana.
Su amplitud para estudiar el lenguaje le hace precursor de los estudios sobre los sistemas de comu-
nicación verbales y no verbales ya que no se limita al estudio de la lingüística sino que también al
de la antropología, la sociología, la filosofía y la fisiología.
La tagmémica es una corriente que sigue a Sapir en tanto que considera importante el estudio del
contenido y los aspectos culturales del lenguaje. Se trata de un método estructural funcional y cons-
tituye una suma de reglas y fórmulas capces de explicar, describir e interpretar los elementos de
una lengua y sus relaciones. Pike es su representante y explica qué es una forma lingüística, cómo
funciona y cuál es su distribución. Su unidad es el tagmema.
Boomfield superará la metodología descriptiva de Sapir. Con la publicación de su obra Language
(1933) ejerció una influencia decisiva en toda la lingüística norteamericana hasta mediados de
los años 50, aunque no así en Europa, donde recibió duras críticas. Boomfield acentúa el carácter
práctico de la lingüística al centrase en la descripción de las lenguas indígenas, que desconoce.
Esto le llevó a estudios de campo y apoyarse en el positivismo del Círculo de Viena y del behavio-
rismo: por un lado, solo se puede describir lo que se conoce -por eso el significado queda fuera:
supondría definir científicamente todo lo conceptualizado- y, por otro, una estructura es una res-
puesta provocada por un enunciado.
La lengua es una asociación de sonidos y significaciones: el significado es solo un medio para intuir
diferentes clases de elementos formales y formas lingüísticas. Tales clases son:
• No significativas: no se asocian a significaciones pero las distinguen: los fonemas.
• Significativas: se asocian a significaciones. Se dividen en formas ligadas, si no aparecen solas,
los morfemas, y libres si sí pueden hacerlo, palabras y grupos de ellas; si pueden guardar algún
parecido entre ellas son formas complejas, palabras y grupos de ellas y si no, son formas sim-
ples, morfemas.

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Una forma puede ser sustituida en un mismo punto del enunciado por una proforma, constituyendo
una clase: por ejemplo el adjetivo puede tener como proforma a una oración de relativo: El niño
rubio > El niño que tiene el cabello rubio.
A estas clases se llega por su distribución, o combinatoria en el enunciado, en cuanto las formas
son constituyentes inmediatos y finales de una clase inmediatamente superior: así un morfema es
constituyente inmediato de una palabra, que a su vez lo es de una oración. Por eso el estudio de
una lengua ha de partir de las formas inferiores, las unidades no significativas, para llegar a las signi-
ficativas y, de ahí, a los enunciados, o construcciones sintácticas.
De este modo llega Bloomfield al concepto de construcción sintáctica, que se diferencia de las
unidades en que sus constituyentes inmediatos no pueden ser formas ligadas. Los constituyentes in-
mediatos de una oración son núcleos o modificadores. A su vez éstos pueden ser directos, si se unen
al núcleo sin preposición o indirectos si lo hacen con preposición.
Las construcciones sintácticas, por su parte, se dividen en endocéntricas si la construcción, o uno
de sus componentes, pertenece a la misma clase que el núcleo; y exocéntricas si no ocurre tal cir-
cunstancia combinatoria. Así, según él, todo sujeto que sea sintagma nominal es un a construcción
endocéntrica, y un sintagma preposicional será siempre exocéntrico.
Harris, discípulo de Bloomfield, y maestro de Chomsky, el método lingüístico debe seguir dos pasos:
primero, establecer los elementos y, segundo, establecer la distribución de los elementos entre sí.
De ahí que a este método se le conozca con el nombre de distribucionalismo. Para Tusón (1987) este
autor representa la culminación de la lingüística estructural y es el puente entre el estructuralismo y
el generativismo.

2.3.1. Las gramáticas generativo-transformacionales


La gramática generativo-transformacional surge a medio camino entre la psicología y la lingüística
de la mano de N. Chomsky, quien a finales de los años cincuenta publica Estructuras Sintácticas
(1957), y propone una concepción muy novedosa de la lengua. Los hablantes no son meros repeti-
dores de oraciones antes escuchadas y almacenadas, como postulaba el mecanicismo, sino que la
lengua es un proceso creativo en el que las oraciones se generan (de ahí el término “generativa”)
a partir de ciertas reglas anteriormente dadas y que constituyen la gramática de la lengua respec-
tiva. Así, a partir de un número limitado tanto de reglas como de unidades lingüísticas, es posible
deducir un número ilimitado de oraciones. Los principios fundamentales en los que se asienta la
gramática generativa transformacional son:
a. Distinción entre competencia y actuación: según Chomsky la competencia sería la “intuición”
que una hablante tiene sobre la gramática de su propia lengua o el conjunto de saberes que
le permiten producir y entender oraciones que antes no había emitido y/u oído (creatividad)
y, además, establecer juicios sobre la gramaticalidad o no de las frases. La actuación es lo que
Saussure llamó habla.
b. Innatismo de la capacidad lingüística: la mente del hablante no es una tabula rasa, sino que
el hablante nace ya con una predisposición para el lenguaje propia del ser humano que le
permite deducir las reglas de su propia gramática, y aplicarlas.
c. Estructura profunda y estructura superficial: se entiende por estructura profunda “la estructura
abstracta básica que determina la interpretación semántica de una frase”, y por estructura
superficial “la organización superficial de unidades que determina la interpretación fonética
de una oración y que se relaciona con la forma física de la expresión efectiva”. Esta es el re-
sultado de aplicar a estructuras gramaticales básicas una serie de reglas transformacionales.
Existen tres tipos de ellas: de supresión o deleción, de inserción o adición y de permutación.
Asimismo, podemos hablar de tres fases en la gramática generativo-transformacional: una primera
representada por la ya citada Estructuras Sintácticas (1957); una segunda, reelaboración de su con-
cepción original y planteada en Aspectos de la teoría de la sintaxis (1965), donde tiene en cuenta
el componente semántico a raíz de las aportaciones de Katz, Fodor y Postal; y una tercera, con la
Teoría de la rección y el ligamento (1982), mucho más simple que las anteriores donde se habla de
módulos en lugar de reglas y se concede especial relevancia al léxico que puede determinar en
gran medida la sintaxis. El modelo generativo-transformacional sigue siendo hoy la corriente de ma-
yor influencia en Estados Unidos.

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 21 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
2.4. ÚLTIMAS TENDENCIAS EN LINGÜÍSTICA

Numerosas y variadas corrientes lingüísticas se han sucedido en los últimos tiempos y todas inciden
en que los modelos explicativos anteriores se han olvidado del hablante y la circunstancia en que
éste actúa.
Así, de la dictomía saussureana langue-parole, Fuentes (1996) ha indicado que la lingüística se ha
que­dado con el primero de los términos, con el código, entendido de una manera unitaria y monolí­
tica, ya que la lengua saussureana no resulta de la adición de todo aquello que los hablantes di-
cen, sino que, como piensa Reyes (1990), es realmente “una abstracción, un modelo colecti­vo, el
sistema gramatical virtualmente existente en el cerebro de cada individuo, aunque no completo
en ninguno”. Hasta hace muy poco tiempo la lingüística ha preferido estudiar el lenguaje “aislado,
purificado de variaciones, incoherencias, tonos de la voz, silencios, y, sobre todo, de sus funciones
más humanas, las de persuadir, expresarse para otro y para sí, sedu­cir”, hasta el punto que sólo se
considera digno de estudio “lo sistemático y lo invariable” (Reyes).
Las nuevas corrientes pretenden superar las limitaciones de las teorías inmanetistas anteriores desde
diversas perspectivas en las que raras veces se encuentran puntos de contacto entre ellas. Pueden
distinguirse dos corrientes fundamentales (con las denominaciones que se les quieran dar):
- La lingüística del texto.
- La pragmática.

2.4.1. La lingüística del texto


Durante las décadas de 1960 y 1970 aparece una forma distinta de acercarse l fenómeno del len-
guaje que considera que la descripción lingüística debe exceder la oración para centrarse en la
que se considera la unidad básica de la comunicación: el texto o el discurso. Se consideran pde-
cesoras de la lingüística del texto la retórica y la estilística, así como la ciencia literaria dedicada al
estudio de las estructuras, especialmente los trabajos de los formalistas rusos.
La aparición de la lingüística del texto responde, pues, a la necesidad de ampliar el dominio de la
investigación lingüística hasta ahora centrada soloe n la oración y se asocia a nombres como Dress-
ler, Coseriu, Petöfi, Weinreich o Van Dijk.
Se ha discutido mucho el concepto de texto. Según E. Bernárdez (Introducción a la lingüística del
texto):
Texto es la unidad lingüística fundamental, producto de la actividad verbal humana, que posee siem-
pre carácter social; está caracterizada por su cierre semántico y comunicativo, así como por su co-
herencia profunda y superficial, debida a la intención comunicativa del hablante de crear un texto
íntegro, y a su estructuración mediante un conjunto de reglas: las propias del nivel textual y las del
sistema de la lengua.

Las propiedades esenciales del texto son, pues, la coherencia (isotopía o lógica interna del texto) y
la cohesión, que alude a la existencia de una serie de marcas formas que unen las diferentes partes
de un texto. Un concepto fundamental de esta nueva disciplina es el de contextualización como
determinante último de la significación de los elementos individuales, aislados, del lenguaje. La lin-
güística del texto considera a la vez el cotexto (contexto verbal de una expresión verbal) y el con-
texto (contexto extralingüístico de una lengua natural). Objeto de estudio de esta nueva disciplina
será la competencia textual, es decir, el conjunto de conocimientos lingüísticos de carácter textual
que posee el hablante y que le permiten distinguir textos gramaticales de textos agramaticales,
textos adecuados de los inadecuados, producir e interpretar textos, etc.
Actualmente podemos hablar de dos tendencias en la lingüística del texto:
1/ Lingüística del texto propiamente dicha: se centra en los actos lingüísticos de habla independien-
temente de la lengua en la que se realizar. Su objetivo son las llamados funciones textuales (pregun-
ta, respuesta, asentimiento, orden…).
2/ Gramática del texto: se ocupa de las funciones idiomáticas (contenido proporcionado por las
unidades idiomáticas de una lengua determinada). Su objeto de estudio son aquellos fenómenos
que exceden el ámbito de la oración.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 22 ISBN: 978-84-16663-74-3
2.4.2 La pragmática
Fue Ch. Morris quien introdujo el término en 1938 al definir que la ciencia de los signos o semiótica
consta de tres partes: la sintaxis que se centra en las relaciones que entablan los signos entre sí, la
semántica, que se ocupa de la relación entre los signos y los objetos que designan y, por último, la
pragmática, que se encarga de la relación de los signos con sus intérpretes.
La pragmática estudia el uso que hace el hablante de la lengua, esto es la lengua en su contexto.
En opinión de Escandell:
La pragmática no es un nivel más de la descripción lingüística -comparable a la semántica-, ni una
disciplina global que abarca todos los niveles y los supera; la pragmática es una perspectiva diferente
desde la que contemplar los fenómenos, una perspectiva de los datos ofrecidos por la gramática
y toma luego en consideración los elementos extralingüísticos que condicionan el uso efectivo del
lenguaje.

En el desarrollo de la pragmática se pueden distinguir dos grandes etapas:


1) Se hace especulación filosófica: los filósofos consideran que hablar es hacer y buscan los princi-
pios que guían los comportamientos humanos.
2) Actualmente nos encontramos en una etapa, según Reyes (1990) caracterizada por una mayor
experimentación con los datos que proporciona el uso lingüístico: 1a pragmática se está volvien-
do una disciplina crecientemente empírica, que intenta incluir en sus análisis los factores sociales,
psicológicos, culturales, literarios, que determinan la estructura de la comunicación verbal y sus
consecuencias.

2.4.2.1. La filosofía del lenguaje y la teoría de los actos de habla


Hacia los años sesenta, el filósofo Austin se dedica a estudiar el lenguaje corriente. Según él, el len-
guaje no es sólo descriptivo (V/F) sino que también sirve para hacer preguntas, mandatos, expresio-
nes desiderativas... Así establece dos tipos de enunciados: los constatativos y los realizativos. Frente
a los enunciados constatativos, que describen realidades del tipo que sean y son o verdaderos o
falsos, los realizativos están ligados a la ejecución de ciertos tipos de actos convencionales, de ahí
que no puedan ser evaluados en términos de verdad o falsedad. A Austin le debemos la conocida
distinción de carácter teórico de tres actos que al hablar se realizan de manera simultánea. El acto
locutivo, el que realizamos por el mero hecho de decir algo; posee significado. El acto ilocutivo es,
el que se realiza al decir algo; posee fuerza. Se trata de acciones que se realizan por el mero hecho
de hablar: ordenar, prometer... El acto perlocutivo es el que se realiza por haber dicho algo” y se
refiere a los efectos que se consiguen en el oyente.
Searle continúa investigando en esta línea y llega a lo que se conoce como teoría de los actos de
habla. Este autor cree que el uso del lenguaje en la comunicación debe concebirse como un tipo
particular de acción: “hablar una lengua consiste en realizar actos de habla” y estos siguen unos
principios como cualquier actividad humana. El significado de una oración se analiza en dos partes:
la del contenido expresado por la proposición y la de un indicador de fuerza ilocutiva que muestra
en qué sentido debe interpretarse la proposición.
Establece así las cuatro condiciones que gobiernan la adecuación de los enunciados:
• Condiciones de contenido proposicional. Se trata de las características significativas de la pro-
posición empleada para llevar a cabo el acto de habla. Por ejemplo, para agradecer algo el
contenido proposicional debe referirse a un acto pasado hecho por el oyente.
• Condiciones preparatorias. Se trata de las condiciones que deben darse para que tenga sen­
tido la realización del acto ilocutivo. Por ejemplo, para que le ordenemos a alguien, debe­mos
tener autoridad sobre esa otra persona.
• Condiciones de sinceridad. Son condiciones que se centran en el estado psicológico del ha­
blante, y expresan lo que él siente, o debe sentir, con la realización del acto ilocutivo.
• Condiciones esenciales. Condiciones que caracterizan tipológicamente el acto realizado.

2.4.2.2. EL PRINCIPIO DE COOPERACIÓN


Grice es el estudioso que se ha encargado de formular los principios que regulan la interpretación
de los enunciados. Para ello ha propuesto las máximas o principios no normativos que aceptan
tácitamente los participantes en cualquier conversación. Las máximas a que hacemos referencia
son subsumidas por el principio de cooperación, cuyo incumplimiento puede ser sancionado so-
cialmente, a pesar de ser de naturaleza descriptiva. Formular un principio general, que es el que se

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 23 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
supone que observan los participantes: “Haga que su contribución a la conversación sea, en cada
momento, la requerida por el propósito o la dirección del intercam­bio comunicativo en el que está
usted involucrado.”
Las cuatro categorías con que este principio general se desarrolla son las siguientes:
-- Cantidad: relacionada con la cantidad de información. Que su contribución sea todo lo infor-
mativa que requiera el propósito del diálogo.
-- Cualidad: se trata de la máxima “intente que su contribución sea verdadera”. No diga algo
que crea falso. No diga algo de lo que no tenga pruebas suficientes.
-- Relación: contiene la máxima “diga cosas relevantes”, que “vengan a cuento” en la conver­
sación que hemos entablado con nuestro interlocutor.
-- Modalidad: relacionada con el modo de decir las cosas, más que con el tipo de las
cosas que hay que decir. Se trata de la máxima “sea claro”. Evite la oscuridad de expresión. Evite la
ambigüedad. Sea breve. Sea ordenado.
Grice establece otra distinción entre lo que se dice y lo que se comunica. Lo primero se correspon-
de con el contenido proposicional del enunciado, lo segundo se refiere a la información que se
transmite pero que forma parte del contenido proposicional. Se trata de un contenido implícito que
llama implicatura y pueden ser de dos tipos, convencionales o no convencionales.

2.4.2.3. La teoría de la argumentación


Parte de la idea de que cuando hablamos rara vez nos limitamos solo a informar, sino también, y de
manera constante, intentamos persuadir ganarnos al otro importando poco la verdad de las razo-
nes que defendemos. Anscombre y Ducrot proponen un concepto de argumentar distinto del que
tenía la retórica o la lógica: “Un emisor hace una argumentación cuando presenta un enunciado
(o un conjunto de enunciados) E1 [argumentos] para hacer admitir otro enunciado (o conjunto de
enunciados) E2 [conclusión].”
El interés para la pragmática está en la relación de este concepto con los principios que de­terminan
la adecuación de los enunciados con respecto al contexto lingüístico en que aparecen; esta teoría
centra su interés en estudiar qué medios lingüísticos -los llamados por estos autores marcadores ar-
gumentativos- proporciona la lengua a los hablantes, como emisores por un lado, para que dirijan
argumentativamente sus enunciados y, por otro lado, para que, en el papel de destinatarios, pue-
dan desentrañar esos enunciados rectamente. La argumentación se entiende, pues, como un tipo
particular de relación discursiva, como un “acto ilocutivo” por medio del cual el emisor relaciona un
argumento (o varios) -que pueden ser o no buenos, esto es lo de menos- con una conclu­sión. Es im-
portante señalar que el número de argumentos varía de un caso a otro (pueden ser varios o alguno
de ellos puede quedar implícito) y que la conclusión no debe darse necesariamente; asimismo, si
hay varios argumentos no han de tener todos ellos la misma importancia.
Los elementos lingüísticos que nos ofrece la lengua para tal fin, los marcadores, pueden ser de dos
tipos: bien operadores si, modificando su “carga” argumentativa, afectan a un único enuncia­do;
bien conectores si sirven de enlaces entre unos enunciados y otros (aquí cabe incluir conjuncio­nes,
locuciones adverbios... estudiados por la gramática desde siempre sin tener en cuenta este con­
tenido).
2.4.2.4. La teoría de la cortesía
El lenguaje es al mismo tiempo vehículo para transmitir las propias intenciones y para la interrelación
con los demás. El emisor, cuando se interrelaciona con el destinatario, entabla con él una relación
que deja al­guna huella en el uso del lenguaje (por ejemplo, las fórmulas de tratamiento). El tipo
de relación man­tenida depende de varios factores sociales interrelacionados (edad, sexo, grado
de conocimiento pre­vio, posición social, autoridad, jerarquía...). Así la cortesía se define como: El
conjunto de normas establecidas por cada sociedad que sirve para regular el comportamiento de
sus integrantes. Prohíben algunas conductas y favorecen otras. Y también como el conjunto de es-
trategias conversacionales según las cuales el enunciado del emisor debe adaptarse no sólo a sus
intenciones y objetivos, sino también a la categoría y papel social del destinatario. La cortesía está,
por tanto, al servicio de las relaciones sociales.
-- Acciones que apoyan la cortesía: mejoran la relación social entre emisor y destinatario, por
ejemplo, agradecer, felicitar, saludar, ofrecer, invitar...
-- Acciones indiferentes a la cortesía: afirmar, informar, anunciar... Dependerá, en todo caso, de
si se da una mala o una buena noticia.

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-- Acciones que entran en conflicto con la cortesía. Si no compensamos estas acciones con fór-
mulas corteses la relación puede deteriorarse. Por ejemplo: preguntar, pedir, ordenar...
-- Acciones dirigidas frontalmente contra el mantenimiento de la relación entre los interlocutores:
amenazar, insultar, acusar...

2.4.3. La sociolingüística
La Sociolingüística tuvo lugar durante la segunda mitad de los años cincuenta en Estados Unidos
con los trabajos ya clásicos de Fishman y Labov. La Sociolingüística tiene como orientación teórica
la pretensión del conocimiento de la situación real del lenguaje en coordenadas sociales, de modo
que el objetivo es establecer principios de sistematización de la variación lingüística en relación con
el contexto social y comunicativo.
En lo que se señala como estructura social, los estudiosos han incluido diversas variables que afec-
tan al lenguaje: nivel sociocultural, entorno, sexo, edad, pertenencia a un grupo profesional y perte-
nencia a un grupo social. Hay que señalar la existencia de orientaciones sociolingüísticas, cercanas
a la Pragmática, que atienden a la variación lingüística durante el proceso de la comunicación. Se
trata de corrientes como la etnografía del habla, cuyo mentor es Dell Hymes. También la sociolin-
güística interaccional, debida sobre todo a las investigaciones de John Gumperz.

3. CONCLUSIÓN
La lingüística actual no atiende sólo al código como hicieron los estructuralistas sino que va más
allá y tiene en cuenta los otros elementos de la comunicación; por lo tanto, genera gramáticas o
teorías que superan el ámbito oracional y atienden otros factores del acto comunicativo, ya que se
basan en el texto como unidad comunicativa. Recogiendo las diversas líneas de interés, Milagros
Fernández (Introducción a la lingüística, 1999) ha establecido cuatro corrientes o dimensiones prin-
cipales del estudio del lenguaje: dimensión simbólica (Fonética, Fonología, Morfología, Sintaxis y Se-
mántica), dimensión comunicativa (Pragmática, Sociolingüística y Lingüística del Texto), dimensión
psicológica (Psicolingüística y Neurolingüística) y la Lingüística Aplicada (Didáctica de las Lenguas,
Teoría de la Traducción, Lingüística Clínica y Lingüística Computacional).

4. LEGISLACIÓN
Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la
Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato (ANEXO I: materias del bloque de asignaturas
troncales. 24 – Lengua castellana y Literatura). Se desarrollan los contenidos, criterios de evaluación
y estándares de aprendizaje evaluables en los diferentes cursos de los bloques: 1- Comunicación
oral: escuchar y hablar; 2- Comunicación escrita: leer y escribir; 3- Conocimiento de la lengua; 4-
Educación literaria
Orden de 14 de julio de 2016, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la educación
Secundaria Obligatoria en la Comunidad Autónoma de Andalucía, se regulan determinados aspec-
tos de la atención a la diversidad y se establece la ordenación de la evaluación del proceso de
aprendizaje del alumnado (ANEXO I: materias del bloque de asignaturas troncales. Lengua caste-
llana y Literatura). Se desarrollan los objetivos, estrategias metodológicas, contenidos y criterios de
evaluación de los diferentes cursos de los bloques: 1- Comunicación oral: escuchar y hablar; 2- Co-
municación escrita: leer y escribir; 3- Conocimiento de la lengua; 4- Educación literaria

5. BIBLIOGRAFÍA:
BERNÁRDEZ, E. (1982): Introducción a la lingüística del texto. Espasa Calpe, Madrid.
CHOMSKY (1972): Lingüística cartesiana. Ed. Gredos. Madrid.
COSERIU, E. (1962): Teoría del lenguaje y lingüística general. Ed. Gredos. Madrid.
--- 1981: Lecciones de lingüística general. Ed. Gredos. Madrid.

ISBN: 978-84-16663-74-3 Página 25 Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor
VAN DIJK, T. A. (1998): Texto y contexto. Semántica y pragmática del discurso. Ed. Cátedra. Madrid.
POTTIER, B. (1987): Lingüística moderna y filología hispánica. Ed. Gredos. Madrid.
ESCANDELL, M. V. (1996): Introducción a la pragmática. Ed. Ariel. Barcelona.
FUENTES, C. (1996): Aproximación a la estructura del texto. Ed. Ágora. Málaga.
MOUNIN, G. (1968): Historia de la lingüística. Ed. Gredos. Madrid.
REYES, G. (1990): La pragmática lingüística. El estudio del uso del lenguaje. Ed. Montesinos. Barcelona
TUSÓN, J. (1987): Aproximación a la historia de la lingüística. Ed. Teide. Barcelona.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 26 ISBN: 978-84-16663-74-3

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