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Personajes:

- Sócrates
- Equécrates
- Fedón
- Apolodoro
- Cebes
- Simmias
- Critón
- El servidor de los once: quien da la orden de que se beba el veneno.

Fedón y Equécrates

Los dos se juntan y Equécrates le pide que por favor le hable sobre el día en que
murió Sócrates. Fedón ha sido uno de los pocos que pudo presenciar la muerte
de Sócrates y su amigo le implora que le cuente todo.

Sócrates había muerto tiempo después de su condena porque en la ciudad se


estaba haciendo una peregrinación. La peregrinación estaba asociada con la
llegada de Teseo y los marineros que él había rescatado a Creta. A causa de esto,
las ejecuciones se suspenderían (1).

Equécrates le pide que le diga cuantos amigos de Sócrates estuvieron presentes


para ver su ejecución. Esta fue la lista:

Oriundos de Atenas:

 Apolodoro
 Critóbulo
 Hermógenes
 Epígenes
 Esquines
 Antístenes
 Ctesipo
 Menéxeno

Extranjeros:

 Simmias
 Cebes
 Fedondes
El placer y el dolor

Fedón comienza a relatar cuando estuvo con Sócrates. Un día antes de su


ejecución, Fedón con unos amigos fueron a ver a Sócrates, el cual estaba con su
esposa Jantipa que exclamaba: ''Ay Sócrates, es la última vez que tus amigos te
dirijan la palabra y tu a ellos''. Jantipa se pone a llorar y los guardias se le llevan.

Una vez Sócrates es liberado de sus grilletes, siente un cierto placer, pero al
mismo tiempo dolor queriendo decir que estas dos cosas parecieran ser una
sola cosa en ese momento.

Cebes que también estaba presente contó una vez que un tal Eveno le preguntó a
Cebes ¿por qué Sócrates escribió unos poemas ahora en estos días siendo que
antes nunca habían escrito? Sócrates responde que fue para sus investigaciones
sobre los sueños y que en ningún momento para ser competidor suyo.

La muerte y el alma

Sócrates le dice a Cebes que le diga a Eveno que ''siga'' a Sócrates(2), puesto que
él también es filósofo, pero añade además que éste no se daría muerte a él
mismo porque no está permitido.

Cebes queda un tanto sorprendido y le dice por qué dice todas estas cosas. Es
simple entender esto. Sócrates nos dice que el alma está aprisionada en el
cuerpo y que es el dios quien decide si el hombre debe morir o no. El hombre
pertenece a Dios y éste no puede morir hasta que dios lo indique. Pero por
otro lado, quien muere se encontrará con los dioses y con los mejores hombres
que existen.

Además, quién practica la filosofía está practicando la muerte. Simias se echa a


reír diciendo que la apariencia de los filósofos puede ser moribunda, pero de
manera literal no cree que estén muriendo.

La separación del alma y del cuerpo

Una vez que el hombre muere, el cuerpo y el alma se separan quedando solo en
sí mismos. El filósofo solamente se ocupa de los cuidados del alma y no del
cuerpo; al contrario de los hombres comunes que se ocupan del cuidado del
cuerpo. Por eso, quien no se cuida de los placeres del cuerpo, estará más
cerca de la muerte que cualquiera.

Es más, el alma siempre se ve engañada por el cuerpo. Los sentidos muchas


veces nos engañan y el alma es la única que puede ver la realidad tal cual es. Por
medio de la reflexión, el alma puede alcanzar la verdadera realidad. Además,
el alma siempre se ve obstaculizada por el cuerpo por medio de sus
enfermedades, sus amores y sus deseos. El hombre que se irrita cuando sabe
que viene el momento de su muerte, se irrita porque siempre estuvo dominado
por los placeres del cuerpo.
Esta es la labor del filósofo, separar el alma del cuerpo y ensimismarse con ella,
por eso se dice que el filósofo está más cerca de la muerte; porque está más
cerca del alma(3).

Los contrarios

Simmias y Cebes quedan convencidos, pero a Cebes le quedan algunas dudas


sobre qué pasa con el alma una vez que se separa del cuerpo. ¿Acaso se
extinguirá ésta con el cuerpo? ¿Dónde irá una vez liberada? Sócrates se dispone
a contestar.

Sócrates nos dice que provenimos de los muertos. El alma viaja al otro mundo
y después vuelve a éste para aprisionarse en un cuerpo. Por ende, el alma una
vez desprendida del cuerpo se localizaría en el otro mundo, pero Sócrates
quiere fundamentarlo aún más.

Los vivos y los muertos

Si entendemos lo que Sócrates nos dice, comprenderemos que losvivos vienen


de los muertos. La existencia proviene siempre de los contrarios:

 Lo grande proviene de lo pequeño


 Lo más débil de lo más fuerte
 Lo más veloz de lo más lento
 Lo peor de lo mejor
 Lo justo de lo injusto
Todas estas cosas tienen un principio de disminución y de aumento, puesto que
todas vuelven a ser lo que son. Así, podríamos decir que la vida viene de la
muerte, que los muertos proceden de los vivos y así sucesivamente; es un
círculo vicioso.

La vida sin contrarios

¿Qué pasaría si no existieran los contrarios? Evidentemente, nada podría existir.


Por ejemplo, si el contrario de dormir (despertar) no existiera, nos veríamos
envueltos en un sueño eterno. Si no existiera la muerte, nada podría revivir.
Todo quedaría en estado muerto.

Teoría de la reminiscencia

Ahora los dialogantes pasan a otro tema. Cebes quiere vincular esto del alma
con otro concepto que se había visto previamente en el Menón: Aprender es
recordar.

Si aprender es recordar, no sería posible que el alma pudiera hacerlo si no


hay ningún recuerdo en ella. Si un hombre que no sabe nada de matemáticas ni
de geometría responde bien a las preguntas sobre esos temas, entonces tenemos
la prueba de que ese hombre tuvo que recordar algo que ya sabía de
antes(4).
La igualdad

Pasa muchas veces que por recordar una cosa recordamos otra. Por ejemplo, si
vemos un retrato podemos acordarnos de un hombre (quizás el hombre que lo
dibujó) o cuando tratamos de acordarnos de Simmias, en el caso de los
dialogantes, y se recuerda a Cebes. Puede recordarse el retrato de una persona y
a la persona en sí misma y viceversa.

Sin embargo, cuando se recuerdan las cosas en sí mismas, nunca hay una
diferencia. De este modo, existen las cosas que son iguales y las que son
iguales en sí, pero las que son iguales perfectamente son estas últimas. ¿De
dónde viene este conocimiento de la igualdad en sí? Seguramente viene de los
recuerdos que antes tenía el alma. De igual manera, queda demostrado que el
alma existe incluso antes de nacer.

El alma después de la muerte

Queda suficientemente demostrado que el alma existe antes de nacer, ahora


falta investigar si el alma muere con el cuerpo o si sigue existiendo luego de la
destrucción de éste.

Para explicar esto, Sócrates establece la diferencia entre dos conceptos:


lo compuesto (aquello que está sujeto a corrupción) y los simple(aquello que
permanece). Haciendo una analogía lo simple sería lo bueno y lo bello en sí,
mientras que lo compuesto sería un hombre o un caballo. Así, el hombre
(compuesto) puede ser bello (simple). En cuanto al tema del alma, esta sería
simple y el cuerpo compuesto.

El alma como divina y el cuerpo como mortal

Además, lo simple también sería lo invisible, puesto que no está sujeto al


cambio y lo compuesto sería visible, puesto que lo visible siempre cambia.

Otra cosa que hay que entender es que es el alma quien dirige al cuerpo y el
cuerpo quien obedece al alma. ¿Qué se asemeja más a lo divino? ¿el cuerpo o el
alma? Naturalmente el alma. Por lo tanto, el alma tiene una
característica inmortal y el cuerpo una mortal.

¿A donde va el alma y el cuerpo?

El cuerpo que está en buen estado una vez muerto, puede seguir permaneciendo
como está; sobre todo si hay un buen clima. Si la persona que muere ha sido
buena, es decir, ha dejado de lado todo lo que lo unía al cuerpo, será llevada al
Hades por un dios bueno y sabio.

En cambio, si la persona ha sido mala en su vida, es decir, se ha dedicada a


cuidar y preocuparse de los placeres del cuerpo y no a la sabiduría del alma, ésta
no irá donde el dios bueno y por el contrario, se quedará aún vagando en la
tierra al lado de las estatuas y monumentos de la ciudad como un fantasma.
Críticas de Simmias y Cebes

La crítica de Simmias: el símil de la lira

Esta crítica tiene que ver con la similitud del cuerpo y el alma, con la lira y
su armonía. La lira en este caso representaría lo corpóreo, lo compuesto y
lo visible, mientras que la armonía representaría el alma, lo simple y lo
invisible. ¿Qué pasaría si la lira se destruye? ¿Acaso no se destruye también la
armonía, puesto que no se volverá a escuchar? Podríamos pensar que sí.
Además, pensemos que el alma es la que da ''armonía'' al cuerpo. Si el cuerpo se
muere, entonces tampoco existiría armonía.

Antes de poder discutir lo anterior descrito por Simmias, Sócrates le cede la


palabra a Cebes para que también exprese su crítica.

La crítica de Cebes: el símil del tejedor

Cebes nos dice que está de acuerdo con la pre existencia del alma, es decir, su
existencia antes del nacimiento, pero está en contra del argumento de Simmias
diciendo que el alma es más duradera que el cuerpo.

Con la necesidad de acudir a un símil, Cebes comienza su argumento con el


ejemplo de un tejedor. Imaginemos un tejedor y sus tejidos y pensemos que uno
es el alma (el tejedor) y el otro el cuerpo (tejido). El trabajo del tejedor es
siempre recomponer el tejido, pero así como lo recompone muchas veces, el
tejido se desgasta y al mismo tiempo, el alma se desgasta con él. Así, el alma
podría llegar a perecer también debido a que con el desgaste que le produce el
cuerpo al revivirlo tantas veces, ésta también moriría.

Refutación a las críticas

Misología y misantropía

Antes de proseguir con las críticas planteadas por Simmias y Cebes, Sócrates
destaca lo importante que es no caer en la misantropía(1) y la
misología(2). Muchos odian a al ser humano porque se han visto decepcionados
por él y luego terminan odiando todo lo que esté relacionado con éste.

Naturalmente, estás personas caen en una generalización y es por esto que


tienen mal juicio. En todo caso, la misantropía o la misología ocurren solamente
porque se ha errado en el juicio con respecto a los seres humanos. La solución es
ver la teoría que se oculta detrás de los hombres y averiguar cuál es el error, en
vez de odiarlos apresuradamente.

Refutación a Simmias

Sócrates les pregunta si el razonamiento de aprender es un recuerdo les


convence, y los dos acuerdan de que sí.
Simmias reconoce esta teoría, pero a la vez reconoce que el alma es una
armonía, es decir, está constituida de elementos. ¿Cómo poder ser consistente
aceptando que el alma existía ya antes de los elementos que
supuestamente la conforman? Además, hay que pensar que la lira es algo
completamente distinto del alma. La armonía es compuesta, puesto que
necesita de elementos para existir. En cambio, el alma no tiene partes
porque no es compuesta.

Simmias tendrá que elegir entre dos cosas:

 El alma existía antes de los elementos


 El alma se conforma en base a los elementos

Simmias escoge el primero diciendo que el ejemplo que había dado de la lira, en
realidad sólo se le había ocurrido sin demostración alguna.

Las causas

Una vez confirmando la crítica de Cebes, Sócrates se propone refutarla.

Sócrates le cuenta que desde joven se ha visto impresionado por la naturaleza y


sus contrarios. El calor y el frío; el cielo y la tierra, etc. Quedó impresionado con
la causa de la unidad, es decir, qué hace que una unidad sea realmente una
unidad, puesto que puede estar compuesta de otras unidades. Por ejemplo, que
un hombre sea mayor que otro por una cabeza, o que un caballo sea más grande
por una parte de su cuerpo.

Frente al planteamiento de esta duda, Sócrates se queda mejor con la


explicación de Anaxágoras, en la cual se habla de que la causa de todas las cosas
es la mente. Sin embargo, Sócrates también pensaba que existían otras causas
ajenas a la mente; por ejemplo, Sócrates no se encontraba allí por su propia
voluntad, sino que por el juicio de los atenienses. No estaba sentado por
su voluntad, sino que porque sus huesos y músculos lo hacen sentarse.

Por otro lado, Sócrates reconoce la existencia de las cosas en sí; lo bello en sí, lo
grande en sí, etc. Admitir las cosas en sí, sería admitir que las cosas no son
grandes por las partes que tiene, sino que por sugrandeza; lo mismo con
la pequeñez, las cosas son pequeñas por su pequeñez y no por sus
partes. También pasa con la unidad, un número es mayor que otro por la
adición y no por añadir una parte a otra parte.

Los contrarios en sí mismos

Así, Sócrates le dice a Cebes que Simmias es más grande que Sócrates, pero no
por nombres, sino que por los conceptos de pequeñez y grandeza que hay
entre ellos dos.

De repente, según Fedón, una objeción surge de entre la multitud sin


saber quién es, diciendo que lo que se acaba de decir no podría estar bien,
puesto que admitimos que los contrarios surgían de sí mismos, lo pequeño de lo
grande; lo grande de lo pequeño. Si usamos el razonamiento anterior, esto no
podría ser posible. Sócrates responde a esta acotación diciendo que lo que se
comparaba en ese momento eran las cosas y no lo que es en sí mismo. Es decir,
aquí estaríamos hablando de los contrarios en sí mismos.

Para ejemplificar esto, Sócrates recurre al fuego y la nieve.

 Lo caliente es algo distinto del fuego, como el frío es algo distinto de


la nieve.
 Si lo caliente se acerca a la nieve, ésta desaparecerá o cederá el puesto a
lo caliente. Jamás podrá ser nieve y calor a la vez.
 Si lo frío se acerca al fuego, éste desaparecerá o cederá el puesto a lo frío.
Jamás podrá ser frío y fuego a la vez.

De este modo, vemos que los contrarios nunca admitirán a otros contrarios.

Refutación a Cebes

Si dejamos claro que los contrarios no se admiten entre sí, entonces el


argumento de Cebes queda refutado, debido a que el alma es inmortal y
jamás admitirá su contrario que es la muerte. Por lo tanto, el alma no se
desgastaría puesto que su característica es dar vida y ser inmortal.

El último mito

Cuando los dos dialogantes fueron refutados, Simmias aún expresa algunas
dudas con respecto a lo que se plantea y Sócrates comienza a relatar el último de
sus mitos mencionados.

Sócrates nos dice lo importante que es tener un cuidado apropiado en el alma,


puesto que ésta se va al Hades con toda su educación y aprendizaje que adquirió
en la tierra.

Viaje del alma

Las almas que tienen un apego muy fuerte al cuerpo, son guiadas por un ''genio''
hacía el lugar donde se reúnen todas. En cambio, las almas que no tienen apego
al cuerpo sino que al alma misma, no necesitarán de ningún guía para llegar al
Hades.

Por otra parte, el alma que ha cometido fechorías en vida, una vez que llegue al
Hades, todas las almas se le alejarán e incluso los guías lo harán. Las almas que
han sido prudentes y sabias tendrán como guías a los dioses y se va a su lugar
correspondiente.

Los lugares de la tierra

Ahora, Sócrates propone describir algunos lugares de la tierra.


Sócrates reconoce que la parte donde viven en ellos, es solo una parte de la
tierra y que además deben existir muchos hombres semejantes en otros sitios.
Dice además que la tierra tiene muchas cavidades y que en ellas se vive
creyendo además, que la tierra es la superficie de la tierra cuando lo es el cielo.
Somos como quién puede estar al fondo del piélago y afirmar que la superficie
del mar es el cielo.

La tierra vista desde afuera

La tierra es descrita como una esfera de múltiples colores. La parte más


maravillosa es de color púrpura, otra de oro, otra blanca como la nieve y de
otros colores. El agua y el aire hacen que los colores se mezclen y formen más
colores. También se describen las montañas y otras piedras preciosas; por
supuesto, Sócrates admite que hay otros lugares que se muestran más
maravillosos. Agrega además que existen otros lugares donde las estaciones del
año permiten vivir más tiempo a las personas que en la misma Grecia. Por otro
lado, también existen dioses y templos a los cuales les rinden culto.

Profundidades

Bajo los ríos y la tierra se encuentra un lugar donde fluyen y desembocan todos
los ríos y todos los aires, el Tártaro (5). Desde aquí no solo desembocan, sino
que también es su punto se partida.

En el Tártaro confluyen 4 grandes corrientes:

 El océano el cual es la corriente más externa.


 El Aqueronte(6) que gira en sentido contrario y además llega al
Aquerusíade(7).
 El Piriflegetonte el cual es un río de fuego que fluye por el Hades.
 El estigio denominado el río del odio.

Los que ha cometido delitos serios y graves donde no hay solución, son enviados
al Tártaro. Los que han hecho cosas que pueden ser perdonables, van
ascendiendo hasta el Aqueronte.

La ejecución de Sócrates

Sócrates ya anuncia la hora de marchar diciendo que es mejor bañarse antes de


tomar el veneno, y no molestar a las mujeres para que después no laven su
cadáver. Critón aparece y le pregunta si hay algún favor que le puedan conceder,
a lo cual Sócrates responde que solamente les pide que se cuiden a ellos
mismos.

Además es eso, Critón le dice qué van a hacer con su cuerpo después de muerto
y Sócrates le dice que no se preocupe tanto por el cuerpo, puesto que lo más
importante es el alma.
Luego llega finalmente el servidor de los Once diciendo lo venerable y digno que
es Sócrates. Éste también le agradece haber estado siempre con él y conversar
cada vez que podía. Una vez dicho esto, el servidor de los Once lloró y se retiró.
Sócrates manda a que alguien traiga el veneno triturado.

Un esclavo le dice a Sócrates que nada más tiene que beberlo, luego de beberlo,
tiene que caminar hasta que se le tumben las piernas y caer. Sócrates toma el
veneno y todos comienzan a llorar, a lo que Sócrates dice:

''¿Qué es lo que hacen, hombres extraños? Si mande afuera a las mujeres fue
por esto especialmente, para que no importunasen de éste modo, porque tengo
sabido que se debe morir entre palabras de buen augurio. Vamos
permanezcan tranquilos y muéstrense fuertes''.

Según el relato de Fedón, todos contuvieron el llanto, y a Sócrates le piden que


se acueste boca arriba. El cuerpo se le enfriaría gradualmente empezando desde
las piernas. Cuando éste llegara a su corazón, Sócrates moriría. Sus últimas
palabras fueron:

''Oh, Critón. Debemos un gallo a Asclepio. Paga la deuda y no la pases por


alto''.

Como sabemos, Asclepio era un médico de la Antigua Grecia que tenía la


doctrina de que si no podía haber un remedio inmediato para un cuerpo, éste
debía morir. Más de esto se ve en el libro III de La República.

Después de que Sócrates dijera sus últimas palabras, Critón le dijo que no se
preocupara, que la deuda la pagaría. Critón le pregunto si quería decir algo más,
pero a esto Sócrates ya no respondió y murió.

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