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De acuerdo a los evangelios canónicos Jesús de Nazaret entró triunfalmente a Jerusalén en

medio de una multitud que lo aclamaba. Antes de entrar, Jesús se detuvo


en Betania y Betfagé, y el Evangelio de Juan añade que cenó con Lázaro y sus hermanas
María y Marta. Ahí, se narra que Jesús envió a dos discípulos (no identificados) a la aldea
cercana, con órdenes de recuperar un burrito que había sido atado, pero nunca montado y dijo
"Si os preguntan, decid que el Señor necesita el burrito, y que les será devuelto luego".2

La Última Cena o Santa Cena son denominaciones convencionales de un episodio


evangélico1 y un tema artístico muy representado en el arte cristiano.
Fue la última ocasión en la que Jesús de Nazaret se reunió con sus discípulos (los
doce apóstoles) para compartir el pan y el vino antes de su muerte. El cristianismo considera
ese momento como el de la institución del sacramento de la eucaristía, y a esas "especies"
como "el cuerpo y la sangre" de Cristo, aunque cada confesión cristiana difiere en su
celebración litúrgica (misa cotidianamente y anualmente el oficiodel Jueves Santo) y en su
interpretación teológica (transubstanciación en el catolicismo).

La crucifixión de Jesús es un hecho narrado en los evangelios, que relata la muerte de


Cristo en el Gólgota de acuerdo con la fe cristiana. Jesús de Nazaret, a quien el cristianismo
considera el Hijo de Dios y el Mesías, según la tradición fue arrestado, juzgado por
el Sanedrín de Jerusalén y sentenciado por el procurador Pilato a ser flagelado y,
finalmente, crucificado. En conjunto estos acontecimientos son conocidos como «la pasión».
Algunas fuentes no cristianas también aportan una imagen histórica, aunque muy
esquemática, de la muerte violenta de Jesús.1 Por otra parte, para la mayoría de los biblistas,
la presencia de una inscripción o titulus de condena de Jesús de Nazaret —presente de forma
unánime en los cuatro evangelios canónicos— constituye uno de los datos más sólidos del
carácter histórico de su pasión.234
El sufrimiento de Jesús y su muerte representan los aspectos centrales de la teología
cristiana, incluyendo las doctrinas de la salvación y la expiación. Los cristianos han entendido
teológicamente la muerte de Jesús en la cruz como muerte en sacrificio expiatorio.56 Los
cristianos católicos y ortodoxos celebran la Eucaristía como actualización o continuación,
independientemente del tiempo y del espacio, de este mismo sacrificio.78

La resurrección de Jesús es la creencia religiosa cristiana según la cual, después de haber


sido condenado a muerte, Jesús fue resucitado de entre los muertos. Es el principio central de
la teología cristiana y forma parte del Credo de Nicea: «Al tercer día resucitó, conforme a las
Escrituras».1
En el Nuevo Testamento, después de que los romanos crucificaron a Jesús, él fue ungido y
enterrado en una tumba nueva por José de Arimatea, pero Dios lo resucitó de entre los
muertos2 y se apareció a muchas personas en un lapso de cuarenta días antes de ascender al
cielo, para sentarse a la diestra de Dios.3
Pablo de Tarso señaló que «Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí:
Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que
resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras» (Casiodoro de Reina; Cipriano de
Valera (1909). «1 Corintios 15, 3-4». Biblia versión Reina-Valera (Wikisource).). El capítulo
afirma que tal creencia, tanto en la muerte y la resurrección de Cristo, es de vital importancia
para la fe cristiana: «Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es
también vuestra fe [...] y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros
pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente
esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres»
(Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera (1909). «1 Corintios 15, 14, 17-
19». Biblia versión Reina-Valera (Wikisource).).4

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