Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Tabla de contenidos
Introducción
I. De la imaginación colonial al imaginario global: auto y hetero representación
II. Los dispositivos de la mirada
III. Visibilidad: el poder de la representación
IV. Tecnologías de la proximidad
V. In-visibilidad situada (análisis I)
VI. In-visibilidad situada (análisis II)
VII. Conclusiones
Bibliografía
Introducción
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 1/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
3. Lógicas de poder político que deviene poder cognitivo. Quié(nes) determina ( n ) qué es lo
visible y lo invisible, configuran lo cognoscible y enunciable del mundo.
Sin embargo, es importante señalar que todo régimen de in-visibilidad comporta una franja de
indeterminación potencialmente transformadora. Aquello que era in-visible de un modo dado por las
lógicas del poder se transforma en virtud de la acción de algunos actores en situaciones históricas
particulares (por ejemplo, los indígenas zapatistas en México trastocaron los regímenes de in-
visibilidad que ordenaban la representación y percepción del mundo indígena). Y es esta condición,
la de su potencial transformador, la que vuelve amenazantes los mundos de la visibilidad. Mirar de
otro modo, ser mirado de otro modo, implica movilizar los cimientos mismos en los que reposa un
orden asimétrico, excluyente y estigmatizador.
Políticas de in-visibilidad alude a ese conjunto de tácticas y estrategias* que, de manera cotidiana,
gestionan la mirada, esa que produce efectos sobre el modo en que percibimos y somos percibidos,
esa que clausura y abre otros caminos, esa que reduce o esa que restituye complejidad. Políticas
de la vida cotidiana que "no vemos" porque a través de ellas, vemos.
Esta clase está organizada en VII apartados más esta introducción, 6 de ellos presentan y
desarrollan la discusión, y el último contiene, a manera de conclusión, una síntesis de lo discutido.
Cada uno de estos apartados aborda, desde diferentes ángulos y con analizadores distintos, la
cuestión de la in-visibilidad. Cada una de estas partes, aunque se articula al resto, guarda una cierta
autonomía relativa y en cada una de ellas se cita la bibliografía que se consideró más relevante
para la discusión específica. Al final, el estudiante encontrará, además de la bibliografía citada, un
listado de bibliografía clave.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 2/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
buscará dotar de un enfoque científico a la mirada sobre un otro lejano y diferente, y para ello
recuperará, transformándola, la obsesión por la diferencia que había sido pensada por la mitología y
"estudiada" por la historia natural, la literatura de viajes, la teología.
En este sentido la antropología puede ser entendida como continuidad y como ruptura, lo que
significa que, por un lado, se trata de la constitución de un campo de saberes que recoge las
preguntas que se han formulado los grupos sociales como constantes históricas acerca de la
existencia de otras formas de vida; pero de otro lado, se levanta como un movimiento que trata de
romper con la imaginación colonial y construir un método (la etnografía (Ref: Estudio descriptivo del
modo de vida de grupos humanos. )) que permita penetrar en la opacidad de la cultura material y
simbólica de "otros grupos humanos".
En su “Systema Naturae”,
Linneo (1707-1778)
presentó su clasificación
científica de la especie
humana. Identificaba
distintas subespecies
según zonas geográficas:
americanos, asiáticos,
africanos y europeos. Y
agregaba el Homo sapiens
monstruosus, que
comprendía a las personas
afectadas por
malformaciones
congénitas.
En la medida en que se afirma la modernidad con su ideal de progreso y la conquista sobre una
naturaleza a la que es posible someter a los dominios del hombre, se instala la preocupación de los
europeos sobre sí mismos y sobre la historia. En ese proceso la alteridad* juega un papel
fundamental, y la mirada sobre otras culturas (primitivas) es una manera de construir la
representación sobre la identidad como co-relato de la heterorepresentación. Dicho en otras
palabras, para pensarse a sí mismas las culturas europeas requieren de la presencia de un otro
diferente y diferenciado.
Si bien es cierto que el pensamiento sobre los diferentes hunde sus raíces en la historia de la
humanidad y que no son pocos los relatos que dan cuenta de la existencia del otro, la diferencia
quizás estriba en el tránsito de una "geografía fantástica" -capaz de nutrir los sueños de la Edad
Media, por ejemplo- a una "geografía positiva" que, revestida de objetividad, apela a la cientificidad
en su proyecto de ubicación, clasificación y nominación del otro. Los fantasmas y la innumerable
galería de seres monstruosos o divinos ceden su lugar, por la mediación de la mirada científica, a un
otro al que se dota de contornos precisos. Ello detona un proceso inevitable.
Como ha sido planteado e impecablemente argumentado por Mary Louise Pratt (2003), a los
pueblos subyugados les resulta difícil controlar lo que emana de la cultura dominante pero siempre
pueden determinar, en grados diversos, lo que absorberán y para qué lo usarán. En su análisis
sobre el contacto entre las metrópolis imperiales y las periferias a través de la literatura de viajes,
Pratt propone el concepto de "autoetnografía" para referirse a los casos en los que los sujetos
colonizados se proponen representarse a sí mismos, y señala: "si los textos etnográficos son un
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 3/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
medio por el que los europeos representan ante ellos mismos a sus (usualmente sometidos) otros,
los textos autoetnográficos son aquellos que los otros construyen en respuesta a las mencionadas
representaciones metropolitanas o en diálogo con ellas" .
De este planteamiento, dos cuestiones me parecen claves para la discusión que aquí nos ocupa. De
un lado, la posibilidad de pensar al "sujeto colonizado" de Pratt como un otro antropológico -bajo mi
propia perspectiva- capaz de apropiación y resistencia frente a la cultura dominante
(metafóricamente "los hijos de Sánchez frente a Oscar Lewis" o, "los primitivos frente a
Malinowski"). Y de otro lado, la posibilidad de pensar al observado y clasificado como un otro
antropológico como alguien capaz de producir su propio relato etnográfico, es decir, un otro dotado
de voz propia que, si bien puede producir estos relatos de acuerdo a las representaciones que se
han fijado sobre él, es también potencialmente capaz de oponerse a la representación asignada.
Esto, me parece, inaugura una nueva fase en la historia del pensamiento sobre la diferencia, que se
acelera en el siglo XX principalmente por las transformaciones en la distribución social del
conocimiento.
Los analizadores culturales a los que se puede acudir para argumentar este razonamiento son
varios y de distinta índole. La world music (música del mundo) por ejemplo, de la mano de la
industria musical, es potencialmente capaz de romper la versión estereotipada y folklorizante de la
dimensión estética de las culturas otras, al contar no sólo con un espacio para la distribución masiva
sino, de manera especial, por la posibilidad de negociar en otros términos lo que se considera
"digno" de transitar por los circuitos internacionales de producción musical.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 4/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
Tal es el caso también, que me parece especialmente relevante, de los rumores "cientificistas" del
siglo XVIII y XIX, que ofrecían relatos asombrosos sobre el hombre diferente: el que poseía cola (los
manghiens de Manila); el que estaba más cerca del mono que del humano (el salvaje de Borneo); o
incluso el salvaje argentino que pasó de medir 7 pies a convertirse en un "pigmeo de treinta y una
pulgadas de altura" (los patagones y los enanos de las montañas). Todos ellos configuraron la
galería de otros -siempre inferiores- que alimentaban las fantasías del hombre occidental "normal" y
otorgaban la coartada tranquilizadora (y científica) de los afanes colonizadores. La irrupción de la
tele-imagen, aún la de los circuitos oficiales y controlados, dificultó mantener en su sitio el
imaginario sobre la alteridad; se rompió el privilegio del saber clasificatorio.
Quizás valga la pena colocar aquí dos preguntas estrechamente vinculadas: la pregunta por la
mirada y la pregunta por las tecnologías que una sociedad se da a sí misma para potenciar su
mirada. Mirada y tecnología están profundamente imbricadas, se condicionan una a la otra.
Cuando pensaba en cómo abordar esta cuestión me asaltó una duda: ¿qué se inventó primero, el
telescopio o el microscopio? Es decir, ¿se buscó primero la tecnología para mirar y acercar lo lejano,
o fue primero la pregunta por la amplificación de lo próximo y pequeño? Encontré que ambos
inventos databan del siglo XVII y que en términos históricos la diferencia entre uno y otro de sus
desarrollos conocidos resultan irrelevantes: 1608 para el telescopio y 1665 para el microscopio. Lo
que no resulta irrelevante es el desarrollo de ambas "tecnologías de la mirada"; en todos los tratados
especializados se destaca la velocidad con la que se desarrolló la "telescopía" -desde Galileo y su
hereje teoría heliocéntrica hasta las sofisticadas tecnologías de la NASA- frente a la lentitud del
avance de la "microscopía".
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 5/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
Mirar y entender "lo lejos" atrajo los esfuerzos científicos de una sociedad que buscaba su camino
hacia la modernidad. No sobra decir que la etnografía, la geografía, las florecientes sociedades
exploradoras, la literatura de viajes, se corresponden en diferentes planos y en el mismo período
con la pregunta por lo "lejos", que no es otra cosa que la pregunta por la otredad.
Lo otro, se pensaba, estaba situado en un más allá de los límites de la ciudad, del país, del
continente, del planeta. Para el tema que aquí nos ocupa es importante señalar que la búsqueda del
"hombre diferente" (Boia, 1997) instauró tempranamente la asociación de la diferencia con la lejanía
y al mismo tiempo contribuyó a la afirmación de la "normalidad" de la cultura que observaba y se
erigía a sí misma en parámetro, en la unidad de medida válida para establecer las clasificaciones
entre lo idéntico (el nosotros excluyente) y lo diferente (ustedes, ellos, lejanos). Todos estos
procedimientos (tecnologías) que se mantienen aún en estado latente en los sótanos sociales
generaron quizás de manera mucho más importante, pero menos visible, la emergencia de una
oposición binaria de la que aún hoy, en pleno desarrollo globalizador, cuesta salir; me refiero a la
oposición centro-periferia.
Si Galileo fue castigado por su herejía al desplazar el "centro" del universo de la tierra hacia el sol y
ofrecer una explicación alternativa al orden de las cosas fue en buena medida porque su teoría
atentaba contra las seguridades de un pensamiento blanco y eurocentrado, fundamentado en una
mitología religiosa y militar que no toleraba ninguna teoría o creencia disruptiva en su bien
organizado sistema de verdades auto evidentes.
El centro del mundo se ubicaba en Europa y, para ser más precisos, en las metrópolis europeas.
Afuera, en las periferias urbanas con sus peligrosos caminos poblados de bandoleros; afuera, a
leguas marítimas plagadas de monstruos y sirenas, se ubicaban los otros, los salvajes, los
diferentes, noción que se configuró rápidamente como un adjetivo para eufemizar la idea de
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 6/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
anomalía, de monstruosidad, de la "incomplitud" que las criaturas, habitantes de la periferia,
acusaban como rasgos distintivos, siempre leídos desde un centro atemorizado y autoritario.
Aunque mucho puede ser dicho a este respecto, lo que aquí interesa enfatizar es la estrecha
relación -históricamente construida- entre "diferencia" y "lejanía", cuyas implicaciones para el
análisis y gestión de la interculturalidad en un mundo fuertemente interconectado resultan hoy
cruciales, en tanto, pienso, se trata de uno de los nudos conflictivos en el tema de la in-visibilidad y
la diferencia como:
b) un objeto de consumo banalizado que se reduce al inventario de rasgos "distintivos" del exo-
grupo o cultura diferente
Al rastrear algunos de los pasajes de la historia como estrategia para encontrar los puntos de
inflexión que han venido organizando el pensamiento y sus tecnologías frente a la diferencia, hay
que acudir de manera inevitable a los "teóricos" que proporcionaron los principales ejes de lectura
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 7/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
que estarían presentes, sin aparente incomodidad, hasta bien entrado el siglo XIX. Sólo de manera
enumerativa y bajo la premisa de que la "teoría" (en las distintas formas en que ella se presenta) es
una forma particularmente relevante de tecnología de la mirada, podemos citar: Los tratados de
historia natural que proliferaron a partir del descubrimiento del "nuevo" mundo; las primeras crónicas
o relatos del "otro" mundo, a manos generalmente de religiosos que ofrecieron las primeras
explicaciones desde un marco conceptual normalizado (el de la religión católica dominante) en torno
a las culturas profanas y su (evangelizable) salvajismo; los diarios de guerreros y cruzados que
consignaban sus encuentros -casi siempre peligrosos- con la otredad; y, de manera especial, los
diccionarios, tratados, sumas, enciclopedias, que se dedicaban a consignar "científicamente" los
hallazgos de una diferencia, que en términos generales servía para ratificar las certezas de las
culturas metropolitanas.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 8/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
Hoy se sigue preservando "la razón". El prestigio de la razón y la neutralidad de la ciencia reposan
en buena medida en los dispositivos de visibilidad en que se han convertido los medios de
comunicación, cuya importancia no radica solamente en ser correas de transmisión de las
representaciones dominantes, son además productores -impunes- de esas representaciones,
despliegan todo su poder clasificatorio y estigmatizador bajo la coartada de su exclusiva mediación
tecnológica.
Pensemos por ejemplo en la técnica llamada "racial profiling" (en buen castellano, "delito de
portación de cara") que acompañó la estrategia contra la delincuencia llamada “tolerancia cero”* que
fue exportada por las autoridades de Nueva York (por el alcade Rudolph Giuliani y su jefe de policía
William Bratton) a varios países de Latinoamérica en los comienzos de la década de los noventa,
cuya cientificidad consiste en cruzar los datos provenientes del perfil racial del presunto delincuente
para establecer, entre otras cosas, su grado de peligrosidad.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 9/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
endémica; Afganistán no es un país bombardeado y en extrema pobreza, es un criadero de
terroristas y asesinos; los fabelados o los villeros (habitantes de los cinturones de miseria de Brasil y
Buenos Aires) son delincuentes a priori, amenaza constante para la gobernabilidad; las artistas
latinoamericanas, como ha sido finamente analizado por Aníbal Ford, se convierten en la industria
del espectáculo, en "la bomba del Caribe", el "huracán del pacífico", "el terremoto del sur",
metáforas que alimentan el imaginario del desborde y del exceso; las comunidades indígenas en
resistencia en el sur de Chiapas, cuyo exotismo resultó irresistible, fueron la "última esperanza"
frente al neoliberalismo. Y así, en "el paisaje mediático", el OTRO queda interceptado por la fuerza
de un imaginario global que reedita la producción de la diferencia.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 10/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
La mujer histérica de Freud, el hombre criminal de Cesare Lombroso*, el enfermo "interior" y sus
múltiples patologías, derivan en una fuerte tendencia, vigente en nuestros días, a la "medicalización
de la diferencia". Los diferentes son anormales, argumentación que se fortalece al amparo de una
ciencia profundamente normativa que no visualiza otra opción que reducirla a través de medicinas,
tratamientos, controles, vigilancia, disciplina. El "salvaje interior" es de otra manera, pero afín a los
criterios de la diferencia lejana, confinado a los límites de una geografía de la normalidad: los virus,
los genes defectuosos, la enfermedad femenina, las patologías psiquiátricas se incorporan así al
pensamiento que nombra, codifica, clasifica la diferencia.
En otras palabras, la mirada y sus tecnologías persisten en su tendencia a ubicar "lo diferente" en
las antípodas de la sociedad normalizada, disciplinada, medicalizada, que se esfuerza en resistir las
contaminaciones de un mundo otro que amenaza con poner en cuestión el sistema de doxas que la
cientificidad de una sociedad en busca de la modernidad se da como parámetros para alcanzar el
sueño de la autonomía y el desarrollo. El pensamiento que piensa la diferencia se configura a partir
de un "topos", de una geografía domesticadora.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 11/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
del proyecto que impulsa; el neoconservadurismo apela al cierre de fronteras, a la regulación rígida
y altamente normativa de las identidades y a los valores comunitarios, al regreso a lo "colectivo-
primigenio", al nosotros fundacional.
En la ríspida interface entre estas dos propuestas igualmente poderosas (en términos políticos y
económicos) se levanta la cruzada contra el terrorismo, la guerra en Irak y, de manera
especialmente relevante, la instauración de políticas de seguridad nacional que apelando a un
enemigo "anómalo" justifica cualquier exceso o violación de los derechos humanos.
Indudablemente la tortura no es para los latinoamericanos ningún tema nuevo y el uso del terror
sobre el cuerpo es una práctica de larga data que ha sido tematizada amplia y brillantemente en la
región. Sin embargo, tanto Abu Ghraib como Guantánamo abren una perspectiva distinta. Se trata
de emplazamientos y lógicas que saltan de la escena nacional a la escena global, desestabilizando
la noción de "autoría" y aparentemente la de sujeto torturado. Quiero decir que mientras que en los
casos de la tortura en Argentina, Chile, Brasil, Nicaragua, El Salvador, México, puede ser
claramente ubicado un autor estatal, un gobierno, una dictadura, en el caso de Abu Ghraib y
Guantánamo, se desdibuja el Estado y su lugar es ocupado por un llamado "eje del bien" y una
convergencia de actores difíciles de asir, aunque sea indudable la responsabilidad central de los
Estados Unidos. De un lado, el sujeto torturado en la historia latinoamericana es un "subversivo",
"guerrillero", "sospechoso", "izquierdista", "enemigo del régimen" en cuestión; mientras que el sujeto
torturado en los "centros de detención" (pornográfico eufemismo) es uno solo, solamente uno:
terrorista, al que no se le reconoce ningún otro tipo de adscripción identitaria y es convertido en
"enemigo de la humanidad". La escala es distinta.
Además, en el primer caso, los testimonios -aún pendientes en muchos casos- son
fundamentalmente fragmentos discursivos que aún con toda su potencia narrativa pertenecen a un
tipo registro hoy fuera de época. Quizás por ello, las fotografías, videos y grabaciones obtenidas en
Abu Ghraib y los testimonios cronicados de Guantánamo parezcan operar como textos
"fundacionales" de la barbarie civilizada (como la llamaría Löwry). Lo que quiero señalar es que "la
época", la episteme* en términos foucaultianos, otorga a los acontecimientos su especificidad y
proporciona sus propias claves de lectura.
Y aunado a la cuestión del registro, dato no residual en este análisis, está la categoría sociocultural
representada por el cuerpo torturado. El cuerpo torturado de Abu Ghraib es un cuerpo anónimo, una
bolsa en la cabeza que impide cualquier posibilidad de interacción en el que su identidad proviene
de la operación, ejercida por el poder instituyente, de borrar cualquier posibilidad de identificación:
terrorista, hombre o mujer, iraquí, español, inglés, no importa su afiliación nacional. La mirada que
mira con terror y asombro el registro de la tortura, mira un cuerpo sometido cuyo anonimato
favorece el imaginario de la anomalía, es decir, la categoría subsidiaria a la de diferencia, capaz de
despertar nuestra empatía en la forma de indignante "ternura" o de "aprobación" por su extrema
alteridad, justo porque a ese cuerpo se le niega la posibilidad de auto-representar su diferencia y, en
este caso, ha sido despojado de su condición política.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 12/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
A principios de 2004, la cadena CBS presentó una serie de fotografías y videos que mostraban el
trato que los prisioneros iraquíes estaban recibiendo en el ex centro de detención de Sadam
Hussein; con una dosis de necesario humor frente a lo inenarrable, podríamos decir que el "cambio
de administración" en Abu Grhaib no significó ninguna mejoría para los huéspedes". Abu Grhaib,
bautizado por sus nuevos operadores nada menos que como "Camp Redention", no ha significado
más que un pequeño temblor en la geopolítica de esta guerra. George W. Bush ganaba las
elecciones de 2004, con comodidad. Bush consiguió 31 de 50 estados y 286 votos electorales. Un
récord de asistencia de votantes le reportaron más votos populares que cualquier candidato
presidencial anterior (62.040.610 votos, 50,7%). El senador y oponente, John Kerry (demócrata),
obtuvo 20 estados y 251 votos electorales (59.028.111 votos, 48,3%); pero no hay que llamarnos a
engaño, ya que el propio ex candidato demócrata John Kerry en los momentos más fuertes del
debate internacional declaró su "malestar por el tratamiento vergonzoso de los prisioneros iraquíes"
para concluir "pero no podemos permitir que las acciones de unos pocos ensombrezcan el
tremendo y buen trabajo que miles de soldados están haciendo en Irak y en otros lugares del
mundo" .
Diecisiete soldados fueron implicados en los casos de tortura, de los que destacan por su especial
porno-sadismo, Lynndie England, Sabrina Harmon, Charles Graner e Ivan Chip Frederick, éste
último el sargento a cargo de la mazmorra.
Las fotografías de Abu Ghraib circularon planetariamente detonando un intenso debate público. La
mayoría de las fotos en las que aparecen los propios soldados posando al lado de su víctima
indican que estamos, no frente a lo que en fotoperiodismo se llama "la foto cándida", la que se toma
cuando la gente no se percata de que está siendo fotografiada. El fotógrafo anónimo, la mirada que
mira, hace parte del escenario, participa junto con el cuerpo del torturador y el cuerpo torturado de
una macabra escenificación cuyo propósito es registrar, guardar, preservar el momento, la situación.
Sebastiâo Salgado nos dice que "la fotografía contiene información y ésta es "el puente más
evidente entre causa y efecto" (Salgado, 2000:10). Así, la información principal que nos dan estos
documentos fotográficos es precisamente la de su efecto más sobrecogedor, el de la complicidad
del ojo que mira y la ausencia de causalidad, o mejor, una causalidad que por absurda es grotesca:
los cuerpos torturados están a merced del torturador y éste o ésta resulta ser la sobrina de alguien,
la hija de alguien, el esposo de alguna de "nosotros". Es decir, el estatuto de visibilidad propone un
pacto de lectura: todos los presentes, aún los lectores de diarios o televidentes, estamos
involucrados en la escena y solo es posible resistirla mediante el recurso de transformar al cuerpo
torturado en una anomalía, suspendiendo cualquier posibilidad conferir humanidad al cuerpo
sometido.
Ahí está la performance, la clave estética/ética, el punto límite de la dramatización. Una política del
miedo que borra información contextual mediante la saturación textual. Tomemos dos de las
fotografías disponibles, no la clásica del sujeto con túnica negra y capucha en el rostro en equilibrio
precario sobre una caja de cartón, cuerpo al que se le ha hecho saber que, de moverse, los "cables"
a los que está conectado lo electrocutarán inmediatamente. Aíslo dos especialmente dramáticas:
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 13/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
Una de los soldados arrastra por el cuello a un prisionero desnudo con una correa, como si fuera un
perro. Las sábanas y trapos en las rejas de las celdas indican que éstas están ocupadas, sorprende
entonces que estas celdas estén abiertas. La poca tensión en la cuerda y la mirada indiferente de la
mujer indican que el prisionero es dócil, que no opone resistencia a las maniobras de su "ama"; es
decir, la información que la foto nos da es que no hay fuerza "bruta" y, sin embargo, el brazo del
prisionero revela un pequeño gesto mediante el que ejerce fuerza para sostener su cabeza y que
ésta no llegue al suelo. La luz artificial impide saber si es de día o de noche y los papeles o basura
esparcidos por el piso completan el encuadre. Hasta aquí la información de la que habla Salgado,
puente evidente entre causa y efecto.
Ahora, invocando a Roland Barthes, podríamos decir que hay en esta fotografía un punctum, es
decir ese "azar en la foto que punza", se trata de "un detalle, un objeto parcial que jala mi mirada, el
detalle aparece en el campo de lo fotografiado como un suplemento inevitable" (Barthes, 1989:79),
no reflejando el arte del fotógrafo sino el encontrarse ahí, y en eso consiste la videncia del fotógrafo,
que lo lleva a tomar al objeto total sin poder separar a ese objeto parcial (punctum) de la escena. El
punctum en esta fotografía es ese gesto del brazo, esa mínima mueca de humanidad, ese guiño
casi imperceptible de resistencia y que el "arte" del fotógrafo no puede aislar.
Mientras que en la segunda fotografía que aíslo para este análisis pasa todo lo contrario: se trata de
cuerpos que apilados, unos encima de otros, obturan la dimensión relacional de la diferencia
situada. En este segundo ejemplo no hay espacio para el conflicto porque el cuerpo otro ha sido
reducido a la condición de cosa-que-se-domina y se posee.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 14/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
Una pirámide de cuerpos desnudos y cabezas emplasticadas y, atrás, un hombre y una mujer
sonrientes que, de nueva cuenta, borran de la imagen la representación de la fuerza bruta. Un
montón de ropa apilada a la derecha del encuadre fotográfico y, al fondo, una reja que da a la
situación su especificidad, y a la gravedad de la imagen, su envergadura. La "información" en esta
fotografía está armada de ausencias, no hay posibilidad de entender la escena si no introducimos a
los terceros presentes y al tercer ausente: los que hacen posible el ejercicio de poder que este
macabro montaje supone.
La contienda por inventar la realidad, es decir, "in-venire", hacer venir, traer la realidad. ¿De qué
realidad habla esta fotografía y las otras 999 que conforman el archivo Abu Ghraib? Según lo que
he planteado hasta aquí, estaríamos frente a la disyuntiva que instaura el eje de la anomalía-
monstruosidad y el de la diferencia políticamente situada. Mientras en las fotografía aisladas parece
haber un "conflicto icónico", el material visto de conjunto parece indicar que la tortura y la
dominación total se mueven hacia la ausencia de conflicto, es decir hacia la reducción del cuerpo
otro a la anomalía, apenas excrescencia de lo cultural, donde la justificación de los excesos no logra
ser sometida a los marcos de la cultura acordada. Sabrina Harmon y Charles Graner, posan
orgullosos detrás de los cuerpos apilados y en sus rostros no hay reflejo de que algo de la "cultura",
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 15/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
esa gran ausente, los incomode. De hecho, ellos parecen inmunes a la humillación del otro, al olor
del otro, al sometimiento del otro. "Todo ha sido suspendido" es el signo de estas fotografías; no hay
falta porque el cuerpo otro es, si acaso, motivo de divertimento y ejercicio de autoridad absurda.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 16/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
Estas imágenes, al decir de Marcial Godoy (en una comunicación personal), constituyen, cito:
"formas suaves que muestran escenarios de o hacen guiños hacia la tortura. Como todo el mundo
sabe, este gobierno (el norteamericano) ha proclamado la legalidad de la tortura y sus funcionarios
no desperdician oportunidad para avanzar sus argumentos a través de los medios. Después de las
fotos de Abu Ghraib, los noticieros y los talk shows estuvieron repletos de entrevistas e informes
especiales que le planteaban la tortura a los ¡degradados! ciudadanos de este país como un dilema.
"La tortura: ¿si o no?". Con este contundente análisis sobra decir que enfrentamos algo mucho más
grave que la "fuerza bruta", y que la banalización, estetización, normalización de la tortura de los
cuerpos otros, toma fuerza en la fisura que instaura la disputa entre los grandes poderes fácticos: la
que encabeza el mercado neoliberal y la que sostiene, contra viento y marea, la fuerza radical de
las derechas conservadoras. Es ese gozne problemático el que, a mi juicio, posibilita que el cuerpo
torturado se banalice al extremo y que no logre convocar mayor y eficiente poder de contestación.
La incómoda irrupción de los cuerpos torturados de Abu Ghraib, los testimonios de Guantánamo,
parecen encontrar "performativamente*" su solución en la publicidad: de cuerpos consumibles,
donde la estética del sometimiento opera para escamotear la politicidad necesaria al apelar, de
manera inédita en la historia, a la "normalidad" consumidora (de tortura, de jeans, de candidatos, de
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 17/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
decisiones límites) enfrentada a la irrupción anómala (reductible, molesta, innecesaria, redundante,
sometible). Si Abu Ghraib logró pasar apenas como un escándalo mediático, affaire grotesco y
mantenido a escalas individuales, es decir, de los individuos implicados individualmente, la
aceptación de que "eso es así" obliga a aceptar la derrota de la performance de contestación, del
cuerpo ciudadano, de la inutilidad de nuestros ejercicios cotidianos frente al poder descarnado. Si
Ripley puede, sin menoscabo de su éxito de venta, reproducirse frente a nuestra mirada extasiada
por la belleza anónima y perfecta de los cuerpos torturados, significa que nada en la agencia
ciudadana, electoral o performativa ha tenido consecuencias. La sargento x podrá seguir paseando
a su prisionero-cuerpo-perro sin ejercer fuerza mayor porque no hay pacto cultural ni político. La
"simpática" soldado y su room mate que se extasían ante los cuerpos rotos habrán de ratificar que,
frente al vacío de la experiencia, es posible encontrar en el abismo de la tortura un divertimento
propicio, una ratificación de lo "normal" frente a los otros "anómalos" que irrumpen en el callado
ejercicio de una ciudadanía, de una contemporaneidad, de una humanidad ad hoc, la que se ejerce
al margen o en suspensión de los criterios que otorgaban a cada cuerpo humano un
emplazamiento, una diferencia situada y, por ende, un conflicto inteligible.
VII. Conclusiones
1) Toda diferencia es una diferencia situada, diría García Canclini (2004) y en tal sentido, yo añadiría
que es también una diferencia relacional, es decir, para que ella, la diferencia, opere, es necesario
que el diferente sea conciente de su condición y tenga la competencia de auto-representarse en el
proceso de interacción cultural.
2) La politología más clásica nos ha enseñado a mirar el conflicto, el nudo denso que ata las
relaciones entre desiguales; la politicidad, propongo, debe ayudarnos a entender la aparente
"ausencia de conflicto" por la paradójica invisibilidad del poder instituyente.
3) Restituir politicidad implica volver visible no solo la dimensión relacional de la diferencia, sino en
el otro extremo hacer-ver hacer-saber la ausencia de relación que excluye al otro implicado
convertido en objeto pasivo del poder de institución (es decir de control y de dominio) y de
nominación (su dimensión simbólica).
5) Las políticas de in-visibilidad constituyen un tema clave para nuestra contemporaneidad: el de los
contextos sociopolíticos que transforman la diferencia situada en anomalía y la saturación
textual/visual en descontextualización política. Y en esa tensión, la perspectiva, la mirada no neutra
de la que nos habla Lechner, debe ser capaz de atender simultáneamente lo que se condensa y lo
que se desplaza.
Hay que desprenderse del quehacer cotidiano para poder levantar la mirada más allá
de lo inmediato. La perspectiva supone […] un punto de vista desde donde mirar. No
existe una mirada neutra; toda perspectiva está situada, es interesada. Norbert
Lechner (2002)
Bibliografía
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 18/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
APPADURAI, Arjun (2001): La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globalización.
Montevideo: Ediciones Trilce.
BAUMAN, Zygmut (2005): Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Barcelona, Paidós.
BARTHES, Roland (1989). La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía. Barcelona: Editorial Paidos
Comunicación.
BECK, Ulrich (1998): La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Buenos Aires: Paidós.
BOIA, Lucian (1997): Entre el ángel y la bestia. Barcelona: Editorial Andrés Bello.
BOURDIEU, Pierre (1995): Respuestas. Por una antropología reflexiva. México, Grijalbo.
DELEMEAU, Jean (2002): El miedo en Occidente. Madrid: Taurus. Primera edición en castellano
por Altea, Taurus, Alfaguara, S.A., TAURUS, (1era. Ed. en castellano,1989).
DUBY, Georges (1995): Año 1000, año 2000. La huella de nuestros miedos. Santiago de Chile:
Editorial Andrés Bello
LECHNER, Norbert (2002): Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política.
Santiago: LOM.
LIZARAZO ARIAS, Diego (mimeo): "Icónicas del poder. Conflicto en torno a las imágenes
simbólicas".
LÖWRY, Michael (2003): "Las formas modernas de la barbarie", en Metapolítica, No. 28, Vol. 7,
marzo-abril. México. Pp. 38-46.
PRATT, Mary Louise (2003): Globalización, desmodernización y el retorno de los monstruos. Perú:
SIDEA.
REGUILLO, Rossana (2006): Los miedos contemporáneos: sus laberintos, sus monstruos, sus
conjuros. En José Miguel PEREIRA y Mirla VILLADIEGO (eds), Entre miedos y goces.
Comunicación, vida pública y ciudadanías. Bogotá, Editorial Pontificia Universidad Javeriana.
-----(2005): "La mara: contingencia y afiliación con el exceso", en Nueva Sociedad No. 200.
Noviembre de 2005. Caracas. Pp. 70-84
Bibliografía clave:
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 19/20
27/5/2018 Clase 6. Políticas de la (In) visibilidad. La construcción social de la diferencia.
ARDITI, Benjamín (2000): El reverso de la diferencia, en B. Arditi (editor)El reverso de la diferencia
Identidad y política. Caracas, Nueva Sociedad.
BURKE, Peter (1996): Hablar y callar. Funciones sociales del lenguaje a través de la historia.
Barcelona: Gedisa.
COLON, Eliseo (2000): "Pensar las discursividades. Sociedad de la información y sus nuevas redes
discursivas, el caso de la neo-televisión y sus prácticas simbólicas. En Diá-logos de la comunicación
No. 59-60, FELAFACS, Lima, octubre. pp. 232-253.
FOUCAULT, Michel (1988): Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. México: Siglo XXI
-----(2002): The social construction of fear: urban narratives and practices, en Susana ROTKER (ed)
Citizens of fear. Urban violence in Latin America. NJ, Rutgers University Press.
http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/tool/print/index.php?id=431091 20/20