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Droga es, según la Organización Mundial de la Salud, un «término de uso variado

que en medicina se refiere a toda sustancia con potencial para prevenir o curar
una enfermedad [...] En el lenguaje coloquial, el término suele referirse
concretamente a las sustancias psicoactivas y, a menudo, de forma aún más
concreta, a las drogas ilegales».5 Este término también se utiliza en el ámbito de
la medicina y farmacología, como sinónimo de «principio activo» o fármaco, tal
como refleja la definición de la OMS. Sin embargo, otros autores señalan que
«droga» es el término utilizado para referirse a una sustancia usada sin fines
terapéuticos, autoadministrada y con potencial de abuso o dependencia, o que
produce placer.
Las drogas más consumidas del mundo son el alcohol, la nicotina y la cafeína,
legales en la gran mayoría de países,11 además de otras sustancias generalmente
ilegales como derivados de los opiáceos y lasanfetaminas.12 La consideración del
azúcar como «droga adictiva» está sujeto a debate científico, en el contexto de
los trastornos de la conducta alimentaria.
Las drogas pueden causar, en mayor o menor intensidad, adicción y efectos
secundarios.
Muchas drogas son ilegales, prohibiéndose su uso incluso para ensayos clínicos u
otras aplicaciones médicas; existen tratados internacionales, como la Convención
Única sobre Estupefacientes, que prohíben ciertas sustancias de forma global.
Desde su ilegalización, a mediados del siglo XX, numerosos países,
destacandoEstados Unidos, iniciaron la llamada «guerra contra las drogas»
destinada a combatir el narcotráfico y la delincuencia organizada surgida de la
prohibición de estupefacientes.
Según la Real Academia Española, droga proviene del árabe
andalusí ḥaṭrúka (literalmente, 'charlatanería'). En el siglo XIV, se comenzó a
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utilizar en los Países Bajos el término droog (seco), para referirse a las plantas y
especias que se ocupaban secas para usos medicinales. Posteriormente, los
ingleses utilizaron drug y los franceses drogue para referirse a los medicamentos.
En los Países Bajos, el término se siguió usando específicamente para referirse a
los productos de las plantas medicinales. En inglés, el término drug se usa en forma
genérica para referirse a principios activos y fármacos. En español, el término se
utiliza en el lenguaje común restrictivamente para referirse a sustancias con
potencial de abuso.

Existen pruebas de que el ser humano fue conocedor y usuario de ciertas plantas
con propiedades psicoactivas incluso antes de la formación de las primeras
civilizaciones, tal como es el caso del opio extraído de la adormidera. En todas
las civilizaciones, desde la asiria hasta la actual, el ser humano ha consumido todo
tipo de drogas por distintos motivos, religiosos, rituales, medicinales, hábitos o
costumbres, por distracción, hedonismo, etc.

Qué es la drogadicción ?
Podemos entender a la drogadicción, como aquella enfermedad que consiste en la
adicción o dependencia a ciertas sustancia tóxicas para nuestro organismo, las
cuales afectan en distintos grados a nuestro sistema nerviosos central, al igual que
varias de nuestras funciones cerebrales. Todo lo anteriormente manifestado,
produce efectos a nivel fisiológico y psíquico, que se manifiestan en alteraciones del
comportamiento, de las emociones, de el juicio y la percepción del medio ambiente
que nos rodea.
El consumos drogas, dependiendo del tipo en cuestión, lleva a que la persona
padezca de euforia y/o alucinaciones, y en los momentos de abstinencia se
experimenta desesperación, angustia y depresión. En algunos casos extremos de
drogadicción, el consumo de drogas puede llevar a la locura permanente y/o la
muerte de la persona.
Con respecto a la historia de la drogadicción, podemos señalar que el uso de las
drogas no es sólo una cuestión del presente o de décadas recientes, sino que
podemos encontrar sugerencias de su uso desde la prehistoria. En el siglo II
después de Cristo, los galenos utilizaban al opio, como una forma de aquietar el
dolor de los enfermos.
Asimismo, los derivados del cannabis, fueron utilizados hace muchísimos años
atrás. Es así, como varios siglos antes de la era actual, en China, Asiria y la India,
estos eran utilizados como una forma de alcanzar estados de éxtasis o supuestos
estados subliminales. Muchas culturas utilizaron las drogas con fines rituales, pero
en ambientes altamente controlados y sólo por personas especialmente
designadas. Por estos motivos no se conoce que existieran casos de dependencia
a estas substancias.
Más adelante, a mediados del siglo XIX, irrumpió con fuerza el consumo de la
morfina. Principalmente, por medio de la invención de la jeringa, en el año de 1850.
Muchos de los adictos, comenzaban a utilizarla, como una manera de calmar sus
dolores fisiológicos, pero muchos terminaron siendo adictos a la misma.
Más adelante, ya en el siglo XX, aparecería la heroína y la cocaína. La heroína,
nace por como un derivado de la morfina, la cual fue utilizada como calmante,
durante la Primera Guerra Mundial. La heroína, en fuertes dosis, es mucho más
tóxica que la morfina y produce una dependencia física, bastante más fuerte que la
morfina. Es así, como la heroína, es la droga que causa la mayor cantidad de
muertes, por medio de sobredosis mortales.

Tolerancia
Las drogas interactúan directamente con el centro del placer del cerebro y cambian
el estado de ánimo independientemente de cuáles sean las circunstancias externas.
Eso permite evadir la realidad temporalmente.
Una vez pasado el efecto de la droga utilizada, suele producirse lo que podríamos
llamar un efecto rebote, en el que aparece el estado de ánimo opuesto para
compensar. Por ejemplo, si una persona ha utilizado una droga estimulante, el
cerebro compensa luego ese exceso de excitación volviéndose lento y deprimido
temporalmente, para volver después al estado normal.

El desarrollo de la tolerancia
Conforme se va utilizando una droga de manera habitual, el cuerpo empieza a tolerar
su efecto. Es decir, con la misma dosis, la persona nota un efecto menor. Eso sucede
porque, por una parte, se activa el sistema nervioso produciendo ese efecto rebote
con mayor rapidez; es decir, el cerebro se vuelve hipersensible a esa droga, dispuesto
a compensar su efecto lo antes posible. Por otra parte, el cuerpo metaboliza la droga
con mayor rapidez, de modo que esta permanece menos tiempo en el organismo,
produciendo un menor efecto.
Debido a la tolerancia, los adictos suelen necesitar cantidades de drogas cada vez
mayores para conseguir el efecto deseado.
Tolerancia cruzada
No es raro que se produzca también una tolerancia cruzada. Es decir, una persona
que abusa del alcohol y desarrolla tolerancia, puede desarrollar también tolerancia a
otras drogas similares (de efecto depresor), como los barbitúricos y las
benzodiacepinas, aunque no las haya consumido.
Por este motivo, si un alcohólico que lleva un tiempo sin beber utiliza
benzodiacepinas, éstas pueden generar a veces una recaída.

Convulsiones
Cuando una persona desarrolla tolerancia a una droga con un efecto depresor, como
las mencionadas antes, las neuronas se vuelven muy sensibles a cualquier
estimulación (debido a una alteración en el movimiento dentro y fuera de la célula del
calcio).
Este es el motivo por el que estas personas pueden tener convulsiones más
fácilmente que los demás. En cambio, en una persona sana y no alcohólica, las
convulsiones solo son desencadenadas por una estimulación muy intensa del cerebro
(capaz de superar los mecanismos reguladores de la membrana celular), que
produce episodios de descargas cerebrales no reguladas.
Los peligros de la tolerancia
Una misma droga tiene, por lo general, diversos efectos en el cuerpo y la tolerancia
a cada uno de sus efectos no se desarrolla del mismo modo. Por ejemplo,
la heroína tiene un efecto de euforia y la tolerancia a este efecto se produce con
rapidez. Al mismo tiempo, produce una depresión del reflejo respiratorio en el cerebro,
pero la tolerancia a este efecto ocurre más lentamente, si es que llega a ocurrir. Por
este motivo, la muerte por sobredosis es común en adictos a la heroína que van
aumentando la dosis para lograr el mismo efecto euforizante, produciéndose una
parada respiratoria.
La cocaína también produce un efecto euforizante, que el organismo empieza a
tolerar con rapidez. Al mismo tiempo, ocasiona un aumento de la frecuencia cardiaca
que puede llegar a provocar daños en el corazón cuando se va aumentando la dosis.
Un ejemplo de este efecto se remonta a los años 80, cuando el uso de cocaína
alcanzó su punto más alto. Hasta entonces, los ataques cardiacos en personas
jóvenes eran muy raros, pero en esta década empezaron a aparecer personas de
ventitantos años o incluso adolescentes en las salas de urgencia de los hospitales,
debido a los efectos de la cocaína en el corazón. Por tanto, la tolerancia hace que la
droga sea cada vez más peligrosa.
El síndrome de abstinencia
Cuando una persona deja de consumir la droga a la que es adicta, aparecen una
serie de síntomas que reciben el nombre de síndrome de abstinencia. Cuando ha
estado consumiendo drogas depresoras, como alcohol, aparecen síntomas como
temblores, ansiedad, irritabilidad y a veces reacciones psicóticas.
Si se trata de drogas estimulantes, los síntomas de abstinencia incluyen fatiga,
somnolencia, estado de ánimo deprimido y aumento del apetito.
Estos síntomas aparecen cuando la droga es eliminada del organismo. Si se utilizan
drogas que el cuerpo tiende a eliminar con rapidez, como el alcohol o la cocaína, los
síntomas aparecen también con rapidez, mientras que si se trata de drogas que se
eliminan lentamente, como la marihuana, los síntomas son más leves, puesto que el
cuerpo tiene tiempo de ir acostumbrándose poco a poco.
MITOS SOBRE LAS DROGAS EN GENERAL

Mito: Las drogas no son buenas ni malas, depende del uso que se haga de ellas.
Realidad: Las drogas (salvo los medicamentos correctamente utilizados) son
sustancias tóxicas y desde su primer consumo existe riesgo para la salud de la
persona que las consume.

Mito: Las drogas alivian el stress y las angustias.


Realidad: Las drogas te hacen evadirte unos momentos de los problemas. Cuando
se pasa el efecto, el problema sigue estando. Si tienes problemas, comenta lo que
te pasa.

Mito: Puedes parar de consumir drogas cuando quieras.


Realidad: Las drogas, además de afectar tu salud mental y física, debilitan tu
voluntad, haciéndote vivir tan sólo para sentirte mal cada vez que no tienes nada en
tu cuerpo.
Mito: Se puede consumir drogas por mucho tiempo, antes de que te haga daño.
Realidad: La droga actúa sobre el sistema nervioso causando daños desde el primer
consumo. Corres el riesgo de que cada vez quieras tomarlas con más frecuencia
hasta que te acabes enganchando.

Mito: El consumo de drogas afecta sólo a los jóvenes


Realidad: Su cerebro es más vulnerable a la adicción que el de los adultos.

Mito: Uno elige ser adicto


Realidad: Se elige experimentar, no ser adicto.

Mito: Tienen efectos afrodisíacos.


Realidad: Aunque en un primer momento pueden utilizarse como ayuda para facilitar
el acercamiento sexual, la realidad es que lejos de favorecer el disfrute de las
relaciones sexuales, dificultan el orgasmo y, en los hombres, incrementan el riesgo
de episodios de impotencia. Además, su uso crónico produce una reducción del
interés por el sexo y del placer que éste produce.

Mito: El “cristal” es un éxtasis de lujo por su elevada pureza.


Realidad: El “cristal” por el hecho de presentarse en forma de polvo es fácilmente
adulterable con otras sales o sustancias en polvo, mientras que los comprimidos de
éxtasis sólo son adulterables en la fase previa a la elaboración de la pastilla. Por
tanto, no siempre el “cristal” tiene mayor pureza que los comprimidos.

Mito: Los efectos del “cristal” son distintos a los de las pastillas de éxtasis.
Realidad: Se trata de la misma sustancia, y los efectos de su consumo dependerán
de la concentración del principio activo, que puede variar en ambas formas de
presentación, de la dosis, de la forma de consumo, del contexto y de las
expectativas de los consumidores.

MITOS DEL ALCOHOL


Mito: El alcohol es menos peligroso que otras drogas.
Realidad: El alcohol y el tabaco matan 50 veces más que la heroína, cocaína o
cualquiera de las demás drogas.

Mito: Beber alcohol sólo los fines de semana no provoca daño.


Realidad: Depende de la cantidad. No es lo mismo que un adulto sano consuma un
par de copas un fin de semana, que un joven beba en las fiestas hasta
emborracharse. Si consumes a esta edad, todos los fines de semana, en grandes
cantidades, estás en mayor riesgo de hacerlo un hábito, provocando daño al hígado
y el cerebro.

Mito: El alcohol te ayuda a ligar y a relacionarte.


Realidad: Es cierto que el alcohol desinhibe. Esta actitud, en cambio, puede no
gustar e incluso resultar molestar para la otra persona. Alguien de trato agradable y
normal puede convertirse en un pesado espantoso o puede llegar a hacer cosas de
las que arrepentirse a la mañana siguiente.

Mito: Cuando estás borracho, con un café se te pasa todo.


Realidad: El alcohol entra en la sangre, y debe ser metabolizado por el organismo
para eliminarse y pasar el efecto. Esto no es inmediato.
MITOS DE LA MARIHUANA

Mito: La marihuana no es mala, porque se saca de una planta y eso natural.


Realidad: El humo de la marihuana contiene algunos de los mismos componentes
que causan el cáncer que el tabaco, incluso más concentrados. No es cierto que
sea natural, ya que actualmente, con el gran negocio del auto-cultivo, se consiguen
plantas que han sido manipuladas genéticamente para conseguir concentraciones
de THC superiores a lo normal. Las setas venenosas también son naturales o la
cicuta y el tejo o muchas más, pero pueden producir la muerte si se ingieren. No
todo lo natural es sano.

Mito: La marihuana no es mala, porque cura a los pacientes de cáncer.


Realidad: La marihuana no cura nada. Solo se utiliza en algunos lugares para
disminuir los vómitos en pacientes con quimioterapia, para estimular el apetito o
para aliviar dolor. En esos casos el medicamento sólo contiene 1 de los más de 600
componentes que tiene la marihuana.

Mito: Está bien fumar marihuana mientras no seas un fumador crónico o un


"porrero".
Realidad: cuando tu organismo se acostumbre a una cierta cantidad necesitarás
fumar más porros o puros para que te produzca los mismos efectos que al principio.
Cualquiera puede convertirse en un adicto.

Mito: Los porros no son tan peligrosos. Además yo controlo.


Realidad: Uno de los graves problemas de los porros es que es impredecible como
va a quedar tu cuerpo en unos años. Una vez que la sustancia entra en tu cuerpo y
afecta a tu cerebro ¿Quién sabe cómo te afectará en el futuro? No controlas el
futuro. El cerebro no se recupera.

Mito: Cuando fumo porros pienso mejor.


Realidad: cuando fumas porros tu percepción de la realidad se altera. Seguro que
conoces amigos tuyos que fuman y han comenzado a suspender exámenes y a
bajar nota. El cánnabis afecta directamente a la memoria y por eso afecta
directamente a tus estudios y a tu futuro. Seguro que conoces casos de jóvenes que
ya han dejado de estudiar...

MITOS DEL TABACO

Mito: El tabaco me tranquiliza.


Realidad: La tranquilidad desaparece cuando bajan los niveles de nicotina. Así que
cualquier no fumador está mucho más calmado que cualquier fumador.

Mito: Conozco a muchos fumadores que no tienen problemas de salud.


Realidad: Tú sólo ves a los que están bien, a los que han muerto por el camino no
los has llegado a conocer.

Mito: Fumar es señal de libertad y de ser mayor.


Realidad: Eso es lo que nos ha hecho creer la publicidad, pero no es muy libre el
joven que necesita tener un cigarro para aparentar, ¿no te parece?
MITOS Y REALIDADES SOBRE LA HEROÍNA

Mito: La heroína, si se fuma, se puede controlar.


Realidad: La heroína, de cualquier manera que se consuma, produce una fuerte
tolerancia y dependencia, por lo que el consumidor aumenta rápidamente la dosis.
Frecuentemente se pasa a la vía inyectada para poder obtener efectos más intensos
con la misma cantidad.

Mito: Si la heroína no está adulterada no es peligrosa.


Realidad: Aunque los adulterantes de la heroína provocan importantes problemas
de salud, la heroína en sí misma conlleva importantes riesgos que varían
dependiendo de la forma de consumo.
Mito: Es muy difícil contagiarse del VIH-SIDA.
Realidad: Un consumidor de heroína que sea portador del VIH, si comparte
jeringuilla o mantienes relaciones sexuales sin protección, aunque sea una sola vez,
puede contagiar a otro el VIH.

Mito: Todos los consumidores de heroína son unos delincuentes.


Realidad: Si bien es cierto que muchos adictos a la heroína han podido cometer
delitos (sobre todo contra la propiedad) para costear su hábito, no todos lo hacen.
En la actualidad, la mayoría de los consumidores de heroína que no pueden o no
quieren abandonar su consumo, se encuentran en tratamiento de mantenimiento
con metadona. Este fármaco evita el síndrome de abstinencia y estabiliza los
receptores opiáceos del paciente.

Mito: Dejar la heroína es prácticamente imposible.


Realidad: Los actuales tratamientos para la adicción a la heroína son efectivos. Hoy
en día existe una amplia variedad de tratamientos que ayudan al heroinómano a
abandonar el consumo.

MITOS Y REALIDADES SOBRE LA COCAÍNA

Mito: La cocaína da marcha


Realidad: La cocaína tiene un efecto estimulante pasajero (Dura entre 30 y 60
minutos) tras el cual se produce un bajón intenso que causa cansancio, decaimiento
y depresión.

Mito: Mejora las relaciones con los demás ya que ayuda a desinhibirse.
Realidad: Su consumo abusivo produce irritabilidad y agresividad por lo que las
relaciones sociales del consumidor se deterioran.

Mito: Las relaciones sexuales bajo los efectos de la cocaína son más satisfactorias.
Realidad: El consumo habitual de cocaína disminuye el deseo sexual y ocasiona
problemas de erección y eyaculación en los varones pudiendo llegar a producir
impotencia e infertilidad.

Mito: La cocaína es la droga menos peligrosa


Realidad: Las consecuencias que produce sobre la salud física y psicológica de sus
consumidores son muy grandes. Asimismo, junto con la heroína, es la causa
principal de numerosos actos delictivos y violentos.

Mito: No pasa nada si solo se consume los fines de semana


Realidad: Consumir todos los fines de semana supone consumir más de 100 días
al año, sin contar los periodos de vacaciones en los que también se consume, lo
que conlleva un riesgo evidente. Por otro lado hay que tener en cuenta que los
efectos del fin de semana se prolongan y afectan a los días siguientes.

Mito: Su uso es fácil de controlar


Realidad: Es una de las drogas con mayor capacidad de generar adicción como se
demuestra en el creciente número de personas que acuden a urgencias o a
tratamiento por problemas relacionados con su consumo.

Clases de drogas
- Los alucinógenos, son drogas que producen a quien las consume alteraciones en
la percepción de las cosas.

Entre este tipo de drogas destaca el L.S.D.


L.S.D: Dietilamida del ácido lisérgico (LSD), fármaco alucinógeno potente, también
llamado compuesto psicodélico o psicofármaco, sintetizado por primera vez en
Suiza en 1938 a partir del ácido lisérgico. El ácido lisérgico es un componente del
moho del cornezuelo del centeno, un hongo que crece sobre el grano del centeno.
Este fármaco produce cambios oníricos en el humor y el pensamiento, y altera la
percepción del tiempo y del espacio.
El LSD induce alteraciones transitorias del pensamiento, del tipo de una sensación
de omnipotencia o un estado de paranoia agudo. También se han descrito
reacciones a largo plazo como psicosis persistente, depresión prolongada, o
alteración del juicio, aunque no se ha podido establecer si éstas son resultado
directo de su consumo. Respecto a sus efectos físicos, el LSD puede producir
lesiones cromosómicas de las células de la serie blanca de la sangre; sin embargo
no existe una evidencia firme de que origine defectos genéticos en los hijos de los
consumidores.
El LSD no produce dependencia física.
Su empleo fuera de la medicina es ilegal en la mayoría de los países del hemisferio
occidental.
- Los estimulantes son drogas que producen a quien las consume un aumento
temporal en la resistencia, tanto física, como psíquica del cuerpo.
Entre este tipo de drogas destacan la cocaína y las anfetaminas.
Cocaína: alcaloide que se obtiene de las hojas de la planta de la coca y que se
emplea con fines médicos como anestésico local. También posee un uso muy
extendido como droga. Este fármaco fue aislado por primera vez en 1855 y se utilizó
como anestésico local en cirugía menor. En la actualidad, se emplean en su lugar
anestésicos locales, como la lidocaína, con una potencia menor para crear adicción.

El empleo de la cocaína como droga se conoce desde hace tiempo, aunque su


consumo aumentó mucho a finales de la década de los años setenta y durante la
de los años ochenta. El clorhidrato de cocaína, una sal hidrosoluble, es un polvo
blanco seco que se suele inhalar a través de un tubo fino que se introduce en el
orificio nasal. Con menos frecuencia se inyecta en las venas. También se puede
fumar en forma purificada mediante una pipa de agua o en forma concentrada
cortada en bolas y colocada en un instrumento especial. Los consumidores
experimentan euforia, estimulación, y disminución del apetito. También aumenta la
frecuencia cardiaca, eleva la presión sanguínea y dilata las pupilas. Su uso crónico
puede producir abscesos cutáneos, perforación del tabique nasal, pérdida de peso
y lesión del sistema nervioso. Entre los efectos mentales nocivos se encuentran
inquietud, ansiedad, e irritabilidad intensas, y en ocasiones psicosis paranoide.
Anfetamina: Fármaco estimulante del sistema nervioso central y periférico. Produce
contracción del esfínter de la vejiga de la orina y, como estimulante, disminuye el
apetito. Su consumo regular produce dependencia.
Hachís: Droga elaborada con las hojas secas de una planta denominada cannabis.
Marihuana: Droga derivada del cannabis. La marihuana, también llamada cáñamo
índico, se usa como estupefaciente en muchos lugares; la forma de consumirla
consiste en fumar o ingerir las hojas o las flores secas. También se ha utilizado
como sedante y analgésico. El hachís es una resina que se obtiene de la flor de la
planta y es entre cinco y ocho veces más potente que las hojas cuando se fuma.

Metadona: Sustancia que se administra a toxicómanos en proceso de rehabilitación,


para hacer más llevadero del síndrome de abstinencia o “mono”.

Heroína: Droga derivada de la morfina, pero cuatro veces más fuerte que esta.

Crack: Droga sintética, obtenida en laboratorio, que produce los mismos efectos que
la cocaína, pero es aún más peligrosa, ya que es totalmente sintética.

Morfina: Droga obtenida a partir del opio, sustancia obtenida de una planta
denominada adormidera.

Prevenir que tu hijo adolescente consuma drogas


Cuando se trata del consumo de drogas es mucho mejor prevenir desde el principio
que luego tratar una adicción.
Pero ¿cómo pueden los padres prevenir o impedir que sus hijos adolescentes
consuman drogas?
Es complicado, y la última decisión sobre si consumir drogas o no sólo puede ser
tomada por nuestros hijos, pero sí podemos ayudar a que sean responsables y
sepan las consecuencias del posible consumo.

Y también darles armas para rechazar. Aquí ofrecemos algunos consejos.


Sinceridad en todas las conversaciones relacionadas con la droga. Muchos de
los que ahora somos padres hemos probado sustancias en el pasado, y es un error
mentir a nuestros hijos adolescentes al respecto. Intenta no evadir la pregunta,
ponerte incómodo ni tampoco responder con un "¿a ti qué te importa?". Ya hemos
tratado la importancia de lograr tener una buena comunicación con los hijos
adolescentes. Y cuando se trata de un tema tan grande como el de la droga, es
especialmente importante que tu hijo pueda confiar en ti. Si intuye que mientes,
perderás credibilidad. Además, reconocer que has tomado ciertas sustancias da
mayor credibilidad a tu rechazo actual. Si eres uno de los que sí tomó en el pasado,
utiliza la experiencia para darle información. Subraya los daños que hacen ciertas
drogas y cómo afectan de forma negativa la capacidad de concentración (algo
especialmente importante durante la adolescencia), de razonamiento y de
relaciones. Háblale de casos reales, de posibles amigos que lo perdieron todo por
culpa de una adicción.






Conviértete en aliado o aliada de tu adolescente. Si no sabe cómo decir que no,
que te utilice a ti. "Mi padre me mataría". Si tiene algún contacto con una de las
llamadas drogas blandas (tabaco, alcohol, hachís...), no le recrimines de forma
automática. Es preferible que pueda compartir estas primeras ( y, en muchos casos,
inevitables) experiencias para que tú puedas ayudarle a que no se conviertan en
hábito. Si te conviertes en aliado/a (NO amigo, porque debes retener tu autoridad
como madre o padre) en cuanto al consumo de drogas, se sentirá capaz de llamarte
para que vayas a sacarle de una posible situación o fiesta que vaya fuera de control.
Conocer a los amigos de tu adolescente. Es importante conocer a los amigos - y
si es posible los padres de los amigos - de tu hij@ adolescente. Esto te ayudará a
seguirle la pista si está en una época evasiva o poco comunicativa.
Mantenerte en contacto con tu adolescente cuando no estáis juntos. A esta
edad los teléfonos móviles son una gran ventaja. Envíale mensajes, dile que te llame
a ciertas horas, o deja notas en tu casa si no vas a estar cuando llegue del colegio.
Si pasas muchas horas fuera de casa, no dejes a tu adolescente solo en casa sin
nada que hacer. Búscale alguna actividad extraescolar, contrata clases particulares
para que aprenda algún instrumento musical.... Hay estudios que indican que los
adolescentes que tienen intereses y una vida ocupada tienen menor probabilidad
de consumir drogas que los adolescentes que quedan en la calle o salen con amigos
sin realizar ninguna actividad más allá que estar juntos. Si le gusta hacer deporte,
anímale en todo lo que puedas. El deporte supone un magnífico escudo contra las
drogas.
Hablar con frecuencia sobre el tema de las drogas con tu adolescente.
Aprovecha programas de televisión para verlos juntos y comentar sobre los
contenidos.
Crea un ambiente anti-droga en el hogar. Establece unas normas muy claras. En
tu familia, nadie toma drogas. Esto no quiere decir que vayas a marginar a un hijo
adolescente que te confiesa haber tomado alguna sustancia. Pero sí demuestra un
rechazo colectivo al asunto, y que existen actividades más divertidas y sanas en las
que emplear el tiempo.
Organiza actividades en familia. Planifica alguna excursión y deja que tu
adolescente colabore en la organización. Desayunar y cenar en familia, porque las
estadísticas indican que niños que cenan habitualmente con su familia tienen menor
probabilidad de liarse con las drogas.
Enseñar dando ejemplo. Es evidente que no tienes ninguna fuerza moral para
exigir a tu adolescente que se abstenga de tomar sustancias que tú tomas. Si
abusas de alguna sustancia, ahora es el momento más que nunca para buscar
ayuda de forma urgente. Y si tienes amigos que tomen ciertas drogas, tal vez sea
el momento para buscar nuevas amistades.
Saber qué hacer en los momentos de mayor exposición a las drogas. Cuando
tu adolescente empieza a salir por la noche, pregúntale todo hasta que sepas con
detalle a dónde va, con quién y qué van a hacer. Establece la hora de regreso y la
forma de regresar. Habla con los padres de sus amigos y, al ser posible, organiza
un sistema rotatorio de recogidas por fin de semana, con tal de compartir con ellos
la responsabilidad de llevar a vuestros hijos sanos y salvos a casa. La mañana
después, intenta pasar un rato con tu adolescente para que te pueda contar
anécdotas de la noche anterior. No le hagas un interrogatorio porque se resistirá. Y
además tiene derecho a su intimidad. Pero adopta una postura dialogante y abierta,
para que sepa que si quiere compartir alguna información contigo, lo puede hacer
con total confianza.

Cómo evitar las drogas


Muchas personas son arrastradas al mundo de las drogas por pares e incluso
amigos. Pronto descubren que utilizar drogas no es tan genial como pensaban que
era, o a veces incluso tan divertido. Algunos se vuelven adictos y la pasan horrible
intentando dejar el hábito. Otros abusan de las drogas y mueren. Si eres lo
suficientemente inteligente para saber que meterse en las drogas es algo malo, este
artículo te guiará para que puedas mantenerte alejado de ellas completamente.
Aunque exija fuerza de voluntad, decirle “no” a las drogas es realmente algo
bastante fácil una vez que te acostumbras.

Elije a tus amigos sabiamente. Los amigos verdaderos no pondrían la vida de otro
amigo en peligro presionándolo para que se drogue. Es posible que te preguntes:
¿Cómo puedo elegir un buen amigo? Simple. Observa a las personas y a sus
hábitos antes de hacerte su amigo. Asegúrate de que tengan códigos y que
parezcan honestos y de buena personalidad. De ese modo, antes de ser su amigo
ya podrás tener una idea de cómo son.
 Los amigos verdaderos no te harán sentir mal por mantenerte alejado de las drogas.
Los amigos verdaderos te respetarán. Ellos quieren verte feliz y exitoso. Si uno de
tus “amigos” no comprende que las drogas no son buenas para ti, probablemente
debas reconsiderar si realmente es tu amigo.

Ayuda a tus amigos a evitar las drogas y las malas decisiones. Diles los pasos
sencillos que pueden seguir para evitarlas, y diles que realmente te preocupas por
ellos. Además, sé sincero con tus padres sobre las drogas. Si no puedes ayudarte
a ti mismo, de seguro ellos lo harán.

Haz preguntas y conoce las respuestas. Cuantas más preguntas hagas sobre las
drogas, más difícil será utilizarlas racionalmente. Así es que mantente informado
sobre las drogas, sobre lo que le hacen al organismo de las personas y sobre cómo
funcionan. El conocimiento es poder.
Recuerda que las llamadas “drogas blandas” también son drogas. Las drogas
como el alcohol, la marihuana y el tabaco, aunque sean más aceptadas
socialmente, siguen siendo drogas potentes. La Organización mundial de la salud
(OMS) estima que más de 2.5 millones de personas mueren a causa del alcohol
cada año.[3] Eso es mucha gente, aunque el alcohol sea legal para los adultos en
muchas partes del mundo. El punto aquí es recordar que incluso las drogas blandas,
o socialmente aceptadas, pueden ser dañinas.

Aprende a decirle “no” a las drogas de forma correcta. Decirle a las personas
que no quieres drogarte puede ser algo muy difícil. Querrás ser claro y no ofender
a nadie. Tómate un tiempo para pensar en cómo puedes decirle “no” a alguien que
intenta presionarte a probar drogas. A continuación verás algunos ejemplos para
empezar:

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