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3.1. CONCEPTO
Desde el punto de vista del hombre de la calle, atender puede significar concentración en la
realización de una tarea, orientar los sentidos (movimientos de cabeza y oculares.) hacia un
lugar, objeto o parte de un objeto. Actividades asociadas a la aplicación o retirada de la atención
son: La distracción, el ensimismamiento, la meditación, la concentración, la vigilancia, la
conciencia, el aprendizaje explícito, la orientación y el disparo de la acción automática (donde
pongo el ojo, voy). William James (1890) definió a la atención del siguiente modo: “Todo el
mundo sabe lo que es la atención. Es la toma de posesión por la mente, de un modo claro y
vívido, de uno entre varios objetos o cadenas de pensamiento simultáneamente posibles”. Su
máxima atencional más conocida es “mi experiencia consciente es aquello a lo que yo decido
atender”. Por ejemplo, cuando tratamos de comprender un texto no somos conscientes ni de los
movimientos oculares de izquierda a derecha sobre el papel escrito ni de las letras que
componen las palabras, pero sí del significado de las frases. No obstante, si ante una frase escrita
alguien nos pregunta “¿Cuántas vocales hay?”, responder nos llevaría a ser conscientes de las
letras constituyentes de las palabras de esa frase pero no del significado de la frase (Santiago y
otros, 2006).
La atención actúa seleccionando información para controlar el procesamiento de la
información, mediante la activación e inhibición de los procesos en curso, para alcanzar las
metas del organismo. El tráfico podría ser una metáfora adecuada para entender la afirmación
anterior. La atención sería el equivalente a un semáforo, el sistema de procesamiento a las vías y
a los vehículos en circulación.
3.1.1. La atención como constructo psicológico
Para la psicología, la atención es un constructo, es decir, una etiqueta para denominar a un
conjunto de problemas relacionados, en alguna medida, con la definición de sentido común de
atención. Este concepto ha sido asociado a términos como capacidad, esfuerzo, alerta,
orientación y control. Se trata de un conjunto de problemas heterogéneos para los que no existe
una explicación unitaria, a pesar de estar todos ellos englobados bajo el mismo término. Sin
embargo, todos poseen en común reconocer la voluntad del sujeto humano, es decir, que éste no
es meramente reactivo ante la estimulación sensorial, sino que actúa sobre ella de modo activo,
buscando, seleccionando información para dirigir su conducta, en función de su experiencia
previa, su dotación genética, sus objetivos actuales, su estado de activación fisiológica, ... La
atención es, en consecuencia, una actividad interna, en relación directa con la intencionalidad, la
toma de decisiones y la planificación de acciones, siendo fácil caer en la tentación de
identificarla con el concepto de yo o sujeto. Es el problema del homúnculo.
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
- Selección: ha sido sin duda el componente más estudiado de la atención. La
selección de los estímulos que van a ser procesados es importante debido a las
limitaciones de capacidad del sistema. El cerebro de los primates desarrolló el
mecanismo de selección para afrontar estas limitaciones. Sin este mecanismo de
selección los organismos no estarían bien equipados para hacer frente a las
diversas fuentes de estimulación distractoras del entorno (Parasuraman, 1998).
Existen diversos planteamientos sobre el funcionamiento del proceso de selección.
Mientras para algunos (LaBerge y Brown, 1989) es un proceso facilitatorio, para
otros es también inhibitorio (Tipper, 1985), o bien algo intermedio (Posner y
Dehane, 1994). Otros autores discuten si la selección se hace en función de la
localización (Cave y Pashler, 1995) o del propio objeto (Duncan, 1984).
Estos tres términos (selección, vigilancia y control), han sido reformulados desde la
problemática atencional al campo de estudio del mecanismo atencional. Pero antes me gustaría
subrayar que la investigación ha mostrado sistemáticamente limitaciones en la persona para
mantener la atención más allá de 10 o 15 minutos, para seleccionar información (o interferencia
causada por los distractores) y para dividir la atención o hacer dos cosas a la vez. Las
investigaciones de Michael Posner han permitido encontrar evidencia neuropsicológica de la
existencia de tres redes atencionales relacionadas jerárquicamente (Posner y Raichle, 1994): El
sistema de alerta que aporta la activación psicofisiológica para estar alerta y poder atender. La
atención espacial (Posner, 1980), también llamada atención visual, atención sensorial o atención
exterior; y el ejecutivo central (Norman y Shallice, 1986), el cual englobaría a los términos
expectativa e intención, esto es, a la atención dirigida al mundo de las ideas o atención para el
control del procesamiento de la información y la acción. La atención espacial actuaría en
situaciones como "mira a tu izquierda", "¿hay una araña sobre la mesa?" o “golpea la pelota”. El
ejecutivo central sería necesario en situaciones como "imagina el rostro de tu padre con una
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
peluca rubia", para el cálculo mental sin papel ni lápiz, para suprimir un pensamiento no
deseado, para cambiar el curso de la actividad mental, hacer planes o tener iniciativa. El nivel de
activación es una condición necesaria para atender, y puede variar desde el sueño a la excitación
intensa, afectando al ritmo respiratorio y cardiaco pero sobre todo a la capacidad para atender y
concentrarse, evitando las interrupciones que producen la ansiedad (exceso de activación), la
fatiga o la falta de motivación, permitiendo la vigilancia y la atención sostenida.
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
3.2.2. La atención espacial o red posterior
El funcionamiento de la red atencional espacial puede comprenderse mejor si se
compara con el foco de luz que emana de una linterna. Moviendo el foco es posible “iluminar”
una región del campo visual, es decir, mejorar el procesamiento de una cierta cantidad de
estímulos que están en la región iluminada cada vez. Para “iluminar” nuevos estímulos es
necesario mover el foco. Todo lo que no caiga bajo el foco está a oscuras, es más difícil de
procesar. Esta metáfora ha inspirado una serie de investigaciones experimentales, como la línea
basada en la tarea experimental de costos y beneficios de Posner (1980). Esta metáfora de la
atención la asocia con la idea de orientación visual.
La tarea de costos y beneficios (Posner, 1980) consiste en detectar o discriminar el único
estímulo visual que aparece en la presentación, mediante una respuesta arbitraria. Este estímulo
puede ser un punto luminoso o un carácter (una letra o un dígito), y se le llama el "objetivo". En
cada ensayo, se presenta un punto de fijación ocular en el centro de la pantalla. Los sujetos
experimentales reciben la indicación expresa de no mover los ojos de ese punto. A continuación,
una señal visual proporciona información espacial sobre la posición más probable de aparición
del objetivo. Por ejemplo, se presenta una flecha sobre el punto de fijación, apuntando hacia la
izquierda o hacia la derecha. Transcurrido un intervalo de tiempo del orden de milisegundos
desde la aparición de la señal, se presenta el objetivo a detectar o discriminar. Si el objetivo
aparece en la posición señalada, el ensayo es válido. Si aparece en otra posición, el ensayo es
inválido. Mediante una señal neutra, como una flecha de doble punta (<->), obtenemos la línea
base de comparación para el cálculo de los efectos atencionales. Una señal es considerada neutra
cuando no proporciona información espacial alguna, pero sí nos permite separar un posible
efecto de alerta general del efecto específico de la señal espacial.
Los efectos atencionales en esta tarea pueden ser: beneficios en el caso de los ensayos
válidos, consistentes en un menor tiempo de reacción (o errores) frente a la condición neutra; y
costos en el caso de los ensayos inválidos, consistentes en un mayor tiempo de reacción (o
errores) que en la condición neutra (Posner, Nissen y Ogden, 1978).
Hablamos de atención abierta en las situaciones donde la orientación de los receptores
sensoriales (ojos) y la orientación de la atención espacial convergen, de manera que el sujeto fija
su vista sobre el lugar que atiende. No obstante, mirar y atender pueden disociarse. En una
escena visual estática -sin movimientos oculares-, el sujeto puede tener el punto de fijación
ocular en un punto de la escena y su atención en otro punto de la escena visual. Llamamos a esta
situación de disociación de atención encubierta, como cuando un jugador de baloncesto simula
mirar hacia la canasta, pero está vigilando por el "rabillo" del ojo a un oponente situado a un
lado. Para estudiar la estructura atencional nos interesan las características de los efectos
atencionales sin confusión con las consecuencias de los movimientos oculares sobre el tiempo
de reacción, es decir, la condición de atención encubierta.
Con los resultados obtenidos con la tarea de costos y beneficios es posible obtener
diversos datos sobre las propiedades del foco de linterna. Según la metáfora del foco de linterna,
la atención visual selecciona una región del campo visual, de manera que cualquier estímulo
dentro de esa región "iluminada" verá facilitado su procesamiento. Las operaciones cognitivas
elementales que realiza el foco son: movimiento hacia la posición señalada, enganche en la
citada posición y desenganche para cambiar de posición. Estas operaciones han sido localizadas
anatómicamente. Un conjunto de áreas cerebrales que se ha denominado red atencional
posterior, cuya actuación coordinada refleja la acción del foco de linterna. Esta red está
implicada en dirigir la atención a las localizaciones relevantes en la búsqueda visual, en "pegar"
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
información a localizaciones espaciales para producir la percepción de objetos y en seleccionar
la escala relevante para examinar el input visual –global o local, focalizada o difusa-(Posner y
Rothbart, 1992). Esta red también mantiene una relación especial (funcional) con el sistema
ocular para la producción de movimientos sacádicos, proporcionando los parámetros de
dirección y amplitud a la programación ocular sacádica (Posner, 1980; Rizzolatti y Col., 1987).
En resumen, la atención visual se asocia a la idea de orientación espacial. Esto nos lleva
a contactar con los estudios del aprendizaje animal sobre el Reflejo de Orientación (Sokolov,
1963), que no sería más que la manifestación abierta de un movimiento encubierto de la
atención espacial exógena. Este reflejo consiste en la orientación corporal involuntaria hacia una
fuente de estimulación novedosa y abrupta, que nos sorprende, como un fuerte ruido o los faros
de un coche. Es decir, gracias a la tarea de costos y beneficios es posible estudiar de una manera
muy precisa el primer desencadenante del reflejo de orientación, la captura de la atención
espacial por un estímulo abrupto en la periferia visual, previamente a los movimientos oculares
y de cabeza hacia la fuente estimular.
La tarea de costos y beneficios se puede usar como un marcador de la orientación, para
estudiar sus componentes centrales o cognitivos, y no sólo los periféricos, y trazar sus líneas
evolutivas, sus bases anatómicas y fisiológicas en concierto con técnicas como la tomografía por
emisión de positrones (TEP) y los potenciales evocados masivos (ERP), y hacer un uso aplicado
de este marcador en los campos clínicos y de estudio de las diferencias individuales
(esquizofrenia, drogodependencias, heminegligencia, ...) -Posner y Raichle, 1994-.
Atención y control
Ya sabemos qué es el procesamiento controlado o bajo la acción atencional, pero también existe
el procesamiento automático. Es un ejemplo de procesamiento automático la incapacidad de los
lectores expertos para inhibir el acceso semántico al significado de la palabra que denota un
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
color en la situación de Stroop (1935). Expliquemos esto. Un lector experto no puede evitar leer
la información escrita delante de sus ojos. La lectura es en él una actividad mental o
procesamiento desencadenado por la presencia del estímulo adecuado, palabras escritas en su
idioma. Haz la prueba. Toma el título de una página de periódico, cúbrelo con la mano. A
continuación, retira la mano y míralo fijamente tratando de no leerlo, esfuérzate en no leerlo sin
retirar la vista. ¿Te es posible hacerlo? Es un ejemplo de procesamiento automático,
inconsciente o preatencional. La tarea de Stroop consiste en indicar el color de la tinta en que
está escrita una palabra. Cuando esta palabra es un nombre de un color, por ejemplo la palabra
azul, escrita en una tinta incongruente, por ejemplo en tinta verde, se produce interferencia, es
decir, el sujeto tarda más tiempo en nombrar la tinta (decir "verde"), debido al conflicto de
respuesta entre el color de la tinta y el color denotado por la palabra. Esto es, el sujeto no puede
evitar leer la palabra. Esto sería un ejemplo de procesamiento automático, ocurre a despecho de
la voluntad del sujeto.
Se puede entender ahora la activación del ejecutivo central en la tarea de Stroop
incongruente, para sobreimponerse al procesamiento automático del significado de la palabra y
guiar de este modo la conducta del sujeto, resolviendo el conflicto de respuesta: nombrar la tinta
y no el significado de la palabra. Es decir, para ejercer el control del procesamiento de acuerdo a
la meta a lograr.
La organización interna de la MT
En este apartado vamos a presentar la teoría de la MT desarrollada por Alan Baddeley y
colaboradores, que constituye probablemente la teoría más articulada de la manipulación de
símbolos mentales bajo control voluntario con que contamos actualmente.
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
El modelo de Baddeley propone que la MT está formada por al menos tres subsistemas
que están organizados de forma jerárquica entre sí, y que funcionan en estrecha colaboración.
Estos tres subsistemas son los siguientes:
El Ejecutivo Central:
Hemos definido la MT como el conjunto de símbolos que, en un momento determinado, están
siendo manipulados en la mente bajo control voluntario de la persona. En concordancia con esta
idea, Baddeley propone la existencia de un sistema, llamado el Ejecutivo Central, que trabaja
controlando dos sistemas “esclavos” o subordinados que ejecutan las funciones de
mantenimiento de la información.
El Ejecutivo Central es el sistema de control voluntario y toma de decisiones. Es capaz
de cotejar y valorar alternativas y optar por la más adecuada. Sus decisiones afectan a los cursos
de acción que seguimos, tanto a nivel mental como conductual. Por ejemplo, a nivel de conducta
manifiesta, el Ejecutivo Central decide qué camino seguiré para llegar a casa evitando el atasco
de tráfico. A nivel de estrategia mental, veíamos antes que un número de teléfono puede
mantenerse en MT mediante el repaso de las palabras que valen por cada número o mediante la
imaginación del número entero tal y como lo veríamos escrito. El Ejecutivo Central es quien
decide cuál de estas dos opciones se elige.
En general, el Ejecutivo Central es un sistema de naturaleza atencional, que ejerce el
control voluntario y la toma de decisiones, y que está estrechamente relacionado con la
experiencia consciente. Básicamente, es el ente mental que manipula voluntariamente los
símbolos en tareas de MT. Estos símbolos se mantienen activos en sus dos principales sistemas
esclavos: el Lazo Articulatorio y la Agenda Visoespacial.
El Lazo Articulatorio:
El Lazo Articulatorio es el sistema del lenguaje utilizado para mantener activos bajo control
atencional una serie de símbolos de naturaleza verbal mediante un proceso de repaso contínuo.
Imaginemos que el Ejecutivo Central decide mantener un número de teléfono en MT mediante
el uso del Lazo Articulatorio. Decir esto corresponde a decir que los símbolos escritos de los
dígitos se convierten en palabras, y que la persona decide pronunciarlas, interna o externamente,
repasándolas una y otra vez hasta que puede marcarlas en el aparato de teléfono. Es decir, la
información que quiere mantenerse en MT (en este caso, dígitos escritos en el papel) debe ser
transformada a un código verbal que puede ser pronunciado y, así, mantenerse en MT mediante
el repaso subvocal o externo.
En la gran mayoría de las tareas de recuerdo inmediato de material verbal, la persona no
produce ningún habla externa. ¿Es el proceso de repaso mental, interno, algo de naturaleza
diferente al repaso que se hace en voz alta? Parece ser que no. El repaso interno y el repaso en
voz alta no se diferencian en ningún aspecto fundamental. Esto es, el repaso mental del material
verbal que hacemos cuando mantenemos información en el Lazo Articulatorio no es otra cosa
que habla interna, es decir, habla no acompañada de articulación vocal.
Resumiendo, utilizar el Lazo Articulatorio para mantener información en MT no es otra
cosa que convertir esa información en otra de naturaleza verbal (que pueda ser pronunciada) y
mantenerla activa mediante su pronunciación repetida, es decir, su repaso. Este repaso puede ser
manifiesto o encubierto.
La Agenda Visoespacial:
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La Agenda Visoespacial es el sistema de la percepción visual, utilizado para mantener y
manipular información de naturaleza visoespacial bajo control atencional. Al igual que el Lazo
Articulatorio, la Agenda Visoespacial es la utilización de un sistema mental con sus propias
funciones y objetivos para el mantenimiento y manipulación activa de información. En este
caso, se trata del sistema de la percepción visual y la información que se mantiene y manipula en
MT mediante este sistema es, lógicamente, de imágenes. Almacenar algo en la Agenda
Visoespacial es, por tanto, convertir esa información a un formato visoespacial y mantenerla en
el “ojo de la mente”. Por seguir con el ejemplo anterior del recuerdo inmediato de un número de
teléfono, el Ejecutivo Central puede decidir mantener la información escrita en la misma forma
visual en la que ésta se percibe en las páginas de la guía de teléfonos. De esta manera, a la hora
de marcar el número de teléfono sólo tendremos que “leerlo” desde la imagen mental.
A diferencia del Lazo Articulatorio, la Agenda Visoespacial no requiere el repaso
ordenado de las imágenes. Las imágenes individuales pueden ser combinadas en imágenes más
complejas, y recordarse como un todo. Aún así, hay límites al número de elementos
independientes de que puede constar la imagen. Por ejemplo, si queremos visualizar una foto de
familia con muchas personas, es posible que no podamos distinguir detalles como la expresión
facial de cada uno. Si intentamos ver las caras de las personas con detalle, entonces es posible
que sólo podamos visualizar una o dos caras con claridad.
SISTEMA
ATENCIONAL
SUPERVISOR
SISTEMA BASE DE
PERCEPTUAL DATOS DE
DISPARO DE PROTOCOLO DE
ESQUEMAS SECUENCIACIÓN DE SISTEMA
ESQUEMAS EFECTOR
SISTEMA DE
ACTIVACIÓN
MOTIVACIONAL
Modelo de Norman y Shallice (1986). Las flechas representan activaciones, excepto para el
protocolo de secuenciación de esquemas donde representan inhibiciones mútuas.
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
REPRESENTACIÓN SENSORIAL REPRESENTACIÓN MOTORA
CORTEX
PARIETAL
POSTERIOR
CORTEX
FRONTAL
TALAMO ESTRIADO
REPRESENTACIÓN MOTIVACIONAL
CORTEX CINGULADO
ESTRUCTURAS
RETICULARES
AROUSAL
Más recientemente, Mesulam (1990) propone un modelo basado en la idea de que la atención
se sustenta en una gran red altamente interconectada y organizada. Establece una dicotomía
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
entre componentes sensoriales y motores, que no es absoluta, de modo que lo que ocurre es
que en cada proceso siempre destaca un componente sobre otro, pero nunca se produce la
ausencia de alguno de ellos. Este autor propone que la atención, como proceso general, está
compuesta por dos subsistemas: la matriz atencional o función de estado y la función vector o
canal atencional (Mesulam, 1990,1998).
La matriz atencional regula la capacidad general de procesamiento de la información,
la eficiencia en la detección de estímulos, la capacidad potencial de focalización, el nivel de
vigilancia, la resistencia a la interferencia y la relación señal-ruído. Estos procesos están
relacionados con lo que suele considerarse tono atencional o arousal. La función de vector o
canal regula la dirección de la atención en cualquier espacio: extrapersonal, mnemónico,
semántico, visceral, etc. Este elemento de la atención está relacionado con la atención
selectiva. Así, la mayoría de las conductas atencionales representan una interacción entre los
componentes señalados.
Mesulam, en su modelo de red atencional, entiende la atención dirigida como una red
neural distribuida que tiene tres componentes corticales: la corteza parietal posterior
dorsolateral, la corteza promotora prefrontal y el giro del cíngulo, asociados a los
componentes perceptivo, motor y límbico que postula. Cada uno de estos componentes forma
a su vez una red local.
El compone parietal suministra una representación sensorial del espacio
extrapersonal. La especificidad funcional de las neuronas de la corteza parietal permiten
coordinar el acceso a una representación multimodal del espacio extrapersonal y modular el
valor atencional de los acontecimientos sensoriales, incrementando o disminuyendo el
impacto sináptico de los grupos neuronales de dicha área parietal.
El componte frontal suministra un mapa para la distribución de los movimientos de
orientación y exploración: la representación motora. Destaca la importancia de neuronas que
se activan previamente al inicio de movimientos sacádicos cuando estos movimientos se
dirigen a la búsqueda de objetos revelantes. Parecen intervenir en la planificación y
organización espacial de la exploración ocular.
Las neuronas del giro del cíngulo aportan un mapa para la asignación de valor a las
coordenadas espaciales, a modo de representación motivacional.
Además de todo esto, la atención selectiva o dirigida propone una contribución
adicional. Se trata de las proyecciones desde los componentes troncoencefálicos y talámicos
del sistema reticular activador hasta los tres componentes citados. Este input sería importante
para modificar la tendencia de activación o nivel de arousal en cada una de las áreas
corticales.
TABLA II
MODELO CLÍNICO DE ATENCIÓN (Sohlberg y Mateer, 1987,1989)
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
TABLA III
Modelo clínico de atención (Van Zomeren y Brouwer, 1994)
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
- Focalizar/ejecutar: es la capacidad para concentrar los recursos atencionales en
una tarea específica o para ser capaces de seleccionar un estímulo en un entorno
lleno de distractores y dar una respuesta ante él.
- Sostener: implica permanecer en una tarea períodos de tiempo determinados, sin
perder estímulos, respondiendo de manera eficiente a ellos e inhibiendo estímulos
distractores.
- Cambio: implica el cambio del foco atencional de manera flexible y eficiente entre
diversas características del estímulo o entre distintos estímulos.
- Codificación: es la capacidad mnemónica para mantener información brevemente
mientras se realiza una tarea o alguna operación cognitiva sobre ella.
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
- Desarrollo de tareas experimentales para estudiar la activación diferencial en las
distintas redes. El desarrollo del Attention Network Test (ANT) supone la
obtención de una tarea conductual que obliga a la utilización de las tres redes
propuestas, que permite obtener puntuaciones separadas para cada una de ellas y
puede ser utilizada en investigación en distintas poblaciones (adultos, niños,
pacientes con distintas patologías, animales, etc.).
- Estudio de la relación entre fallos en componentes de la red y patología de la
atención. Los fallos en alguno de sus componentes se reflejan en dificultades en
tareas de atención dividida y respuestas a la novedad. Si este componente no
funciona de forma adecuada, los individuos están bajo el control del
procesamiento automático (Burgués y Alderman, 1994; Mateer y Mapou, 1996).
Síntesis
En humanos se han llevado a cabo estudios similares a los realizados con la tarea de demora
en animales. Por ejemplo, la variante conocida como tarea “antisacádica”, aplicada a
pacientes frontales. La tarea consiste en ejecutar un movimiento ocular en la dirección
contraria al lugar de aparición de la señal tras la demora. Los pacientes frontales, sin
embargo, hacen un movimiento sacádico reflejo hacia la señal. Se diría que la memoria de
trabajo para dirigir los movimientos oculares en la dirección apropiada está destruida por la
lesión. Otra posible explicación sería que la señal de cancelación desde los campos oculares
frontales hacia las estructuras subcorticales como los colículos superiores, implicadas en el
movimiento ocular, no se produce debido a que el control (inhibitorio en este caso) está
destruido, de manera que el sistema oculomotor reacciona a cualquier objetivo que aparezca
en el campo visual (Jeannerod, 1997). Puesto que la memoria de trabajo es el resultado de la
interacción entre las memorias a corto plazo y el ejecutivo central, es difícil conocer si el
daño frontal afecta al sistema de almacenamiento, a las operaciones de control o a ambos.
De los múltiples tipos de déficits frontales citados, dos son de importancia especial para el
estudio del control:
1º El comportamiento de utilización. De manera que la presencia de los objetos
desencadena la conducta en el paciente, de modo parecido al error de la acción en personas
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
normales consistente en abrir la puerta del vecino con tu llave. El comportamiento de
utilización apunta de nuevo a la ruta directa objeto-acción y al buen funcionamiento del
control exógeno o de los estímulos en ellos.
2º Las perseveraciones. Por ejemplo, se le pide chocar la mano tres veces y lo hace
innumerables veces, o repite una parte del discurso una y otra vez, o se le pide dibujar una
cruz y luego un círculo y los dibuja sucesivamente, pero añade la cruz de nuevo en el
interior del círculo. Parece que tras un cambio de tarea, la tarea previa se “introduce” en la
ejecución de la nueva tarea. Se trata de problemas para cambiar de actividad, para mostrar
control endógeno.
En resumen, los pacientes frontales muestran fallos para mantener y cambiar la
preparación mental debidos a estar bajo control de los estímulos. Según Roland (1985), la
conducta voluntaria exige cambios temporales y secuenciales en la salida motora, y estos se
consiguen a través de la preparación previa de los campos corticales implicados en la tarea.
Según él, la selectividad atencional depende de la parte media del córtex prefrontal superior,
y produce la preparación de los campos corticales implicados en la tarea (lo que se traduce en
un metabolismo aumentado de las áreas implicadas en la tarea). Pero la atención también
produce un metabolismo reducido en áreas que podrían interferir. La sección media del
córtex prefrontal superior también se activa cuando la preparación cortical debe cambiar de
unos campos corticales a otros, esto es, en el cambio de la preparación mental.
La Corteza Cingulada:
Una de las áreas que parece estar implicada en el control de la atención selectiva es la
corteza cingulada. En papel del cíngulo ha sido sugerido y avalado por diversos autores,
mostrando unos niveles mayores de actividad en tareas de atención voluntaria (Ojeda et al.,
2002). Petrides (2000) indica que sus funciones implican selección activa, comparación y
juicios sobre la información que se mantiene en la memoria operativa y en la memoria a largo
plazo. Constituiría un segundo componente de control ejecutivo, en relación muy estrecha
con el mantenimiento de información activa en la corteza frontal dorsolateral. Por tanto, la
corteza cingulada estaría mas relacionada con procesos de supervisión (Botvinick et al.,
2001); Liddle et al., 2001; Menon et al., 2001). La corteza cingulada anterior puede
desempeñar un papel relevante en el control de la conducta mediante la detección de
situaciones de conflicto (es decir, activación simultánea de respuestas incompatibles) -Braver
et al. 2001.
Mediante un paradigma tipo Stroop, George et al. (1994) encontraron que en función
del ritmo de presentación de los estímulos, estando este controlado por el paciente o siendo
presentado automáticamente con un intervalo fijo, las áreas del cíngulo activadas eran
diferentes. Con la presentación controlada por el sujeto se activaba la zona media del cíngulo
izquierdo, mientras en el otro caso la zona activada era la zona anterior derecha del cíngulo.
También se ha sugerido que la corteza cingulada anterior participa en tareas de atención
dividida, respuestas abiertas o poco delimitadas y situaciones en las que es necesario inhibir
una respuesta prepotente (Carter et al., 1998; Dehane, Posner y Tucker, 1994). Así, Shallice
ha asignado al cíngulo funciones propias del “dirimidor de conflictos”, probablemente por lo
fuertemente asociada que está su activación a situaciones que implican competición de
respuestas (Stroop, detección de errores, etc.). Tudela (2001) señala que, de acuerdo con
Posner, Di Girolamo y Fernández-Duque (1997), existe evidencia de activación del cíngulo
para todas las situaciones en que el modelo de Norman y Shallice postula la intervención del
SAS por lo que parece una buena heurística asociar el cíngulo al SAS dejando abierta la
posibilidad de que otras estructuras frontales también formen parte del sistema.
Algunas teorías sobre el control de la cognición sugieren que son necesarios dos
sistemas, uno encargado del control propiamente dicho, y otro encargado de la supervisión.
MacDonald et al. (2000) encontraron una doble disociación entre dos regiones frontales
encargadas de llevar a cabo dichos procesos. Así, durante la preparación de la respuesta se
activaba la región dorsolateral izquierda, lo que han asociado a un mecanismo de control de
las respuestas. Por otro lado, la corteza cingulada anterior mostraba una mayor actividad
durante la respuesta a estímulos incongruentes, lo que asociaron a un proceso de supervisión
de la conducta. Las disociaciones encontradas llevan a Mac Donald et al. (2000) a pensar que
la corteza dorsolateral podría estar implicada en la representación y mantenimiento de las
demandas atencionales de la tarea, mientras la corteza cingulada anterior estaría implicada en
los procesos de evaluación, como monitorización de los errores, presencia de respuestas
conflictivas o en competición.
La corteza parietal:
En diversos trabajos encuentra que no sólo las áreas frontales muestran actividad en tareas
atencionales, sino también regiones parietales (Cabeza y Nyberg, 2000). Para Coull (1998),
las regiones parietales, junto con las frontales ya mencionadas, son la fuente de la atención,
en contraste con las áreas sensoriales que soportan la modulación desde estas regiones. En el
modelo de Mesulam, una red estaría sustentada en áreas frontales laterales y la corteza
parietal posterior (Mesulam, 1998). En ella, la corteza parietal aporta un mapa interno del
mundo exterior.
Estos hallazgos son muy consistentes, ya sea mediante tareas de vigilancia (Seidman
et al., 1998; Sunshine et al., 1997), en tareas de cambio y mantenimiento del foco atencional
junto con regiones frontales (Shulman et al., 2002), o incluso en tareas de inhibición de
respuestas junto con la corteza frontal dorsolateral derecha (Braver et al., 2001). Parece
existir diferencia en la actividad prefrontal dorsolateral y parietal inferior en función de si la
tarea implica un procesamiento voluntario o automático respectivamente.
Sin embargo, el área de trabajo que más interés suscita en el momento actual parece
ser la que estudia los procesos de cambio atencional y reorientación de la atención. Tanto el
estudio del Corbetta et al. (2000) como el de Hopfinger, Buonocore y Mangun (2000) apoyan
el papel de la región parietal posterior. Esta región se activa como respuesta a una clave y se
mantiene activa mientras se mantiene la atención pero muestra una respuesta reducida una
vez que aparece el estímulo objetivo. Ambos trabajos estudian también el papel de la
memoria operativa en el mantenimiento de la atención. Mientras Hopfinger et al. Observaron
una actividad prefrontal dorsolateral asociada a la MT, Corbetta et al. Mostraron una región
de activación asociada a la MT espacial en áreas parietales. El trabajo de Corbetta et al.
(2000) sugiere el papel de la región temporoparietal en reorientar la atención hacia un
estímulo en un lugar inesperado, mientras la región del surco intraparietal está implicada en
la orientación voluntaria y mantenimiento de la atención en lugares preseñalados.
Algunos han estudiado la actividad parietal mediante pruebas neuropsicológicas
clásicas como el WCST o en tareas similares (Barceló et al., 2000; Barceló, Sanz, Molina y
Rubia, 1997; Berman et al., 1995; Nagahama et al., 1996), que habían sido consideradas
tareas específicamente relacionadas con la evaluación de las funciones frontales. También
Cicek y Nalcaci (2001) relacionan la actividad parietal bilateral con una mejor ejecución en
estas tareas. Por último, la teoría premotora de Rizzolatti (**) otorga un papel principal a
diversos circuitos parietofrontales que unen áreas particulares del lóbulo parietal con áreas
particulares del lóbulo frontal, en la planificación de movimientos oculares, de la acción de
alcanzar con el brazo y de coger con la mano, así como en la sincronización entre ellos
(coordinación oculo-manual), es decir, en el diseño del plan de acción que puede ser
sostenido o demorado hasta su señal de comienzo en la memoria operativa (esperar la señal
para coger un objeto o alcanzar un lugar).
Estructuras subcorticales:
La región prefrontal es la que muestra un mayor número de conexiones con otras áreas del
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Tesina de Mariángeles Rodríguez Artacho. Capítulo 3: Teoría atencional
cerebro. Recibe fibras aferentes del troncoencéfalo, hipotálamo, sistema límbico (amígdala e
hipocampo), tálamo (especialmente los núcleos anterior y medio-dorsal) y otras áreas de la
corteza. Las conexiones con el tronco, el hipotálamo y el sistema límbico probablemente
llevan a la corteza prefrontal información sobre el estado interno, mientras las aferencias
procedentes del hipocampo son probablemente esenciales para la formación de memorias
motoras. Los inputs de las regiones posteriores de la corteza están implicados en integración
sensorio-motora de alto nivel. Las conexiones de la corteza prefrontal con estas áreas son
bidireccionales (Fuster, 1999), por lo que debe también ser estudiado qué papel están
desempeñando en el procesamiento atencional.
Existe un incremento paulatino en los datos que se obtienen mediante técnicas de
imagen cerebral, que ponen de relieve la existencia de una red atencional a gran escala
distribuida por todo el cerebro. Esta red estaría mediada por regiones frontales, pero también
incluiría al tálamo, ganglios basales y regiones parietales posteriores y temporales. Algunos
trabajos muestran una actividad derecha en estas estructuras corticales y subcorticales (Hager
et al., 1998). Más concretamente, en los ganglios basales (Casey et al., 2000; Hager et al.,
1998) y en el caudado durante tareas de cambio atencional (Rogers, Andrews, Grasby,
Brooks y Robbins, 2000). Estos autores muestran también cómo pacientes con lesiones en el
núcleo caudado reflejaron dificultades para realizar el cambio atencional con éxito.
Para Mesulam (1990) es básico el componente reticular, que incluye sistemas ascendentes
colinérgicos, noradrenérgicos y dopaminérgicos, aporta el nivel necesario de activación para
que pueda funcionar el resto de componentes de la atención. En este mismo sentido, Posner y
Petersen (1990) postulan la red de vigilancia, formada por las conexiones desde el núcleo
coeruleus hacia la corteza que es crucial par mantener el estado de alerta.
Por otra parte, la visión sobre los procesos atencionales de autores como LaBerge
(1995) implica una participación importante del tálamo. La actividad en cada una de las
regiones que sustentan distintos procesos cognitivos y la actividad de sus conexiones puede
ser intensificada en distinto grado por señales procedentes desde el tálamo (LaBerge, 1995).
Desde su posición central en el cerebro, conecta directamente casi con todas las áreas de la
corteza y es capaz, por tanto, de elevar la actividad de determinados grupos de células
mientras la de grupos de neuronas adyacentes queda en niveles más bajos. Otros autores
también han encontrado actividad talámica en tareas atencionales (Adler et al., 2001; Hager
et al., 1998). Por último, para Coull (1998) la similaridad funcional entre la atención
anticipatoria a la acción, y la preparación motora se refleja en la similitud anatómica de
ambos procesos. La corteza prefrontal organiza la conducta anticipatoria en un proceso de
arriba-abajo mediante la activación de circuitos cortico-corticales y tálamo-corticales. Los
núcleos talámicos también se activan desde la corteza prefrontal, especialmente los núcleos
de asociación, el dorsomedial y el pulvinar. En distintos modelos de atención selectiva se
relaciona la actividad del núcleo reticular del tálamo con la distribución del control
inhibitorio sobre la información que debe ser procesada (Brunia, 1999).
3.5. CONCLUSIONES
Hemos repasado los principales modelos clínicos de la atención y sus bases anatómicas, para
constatar que no existe acuerdo sobre las piezas cerebrales y componentes atencionales claves.
En resumen, queda claro que la atención no es unitaria, podemos hablar al menos de sistema de
alerta, atención espacial y de ejecutivo central. La teoría atencional de Posner es la más
difundida y aceptada. La atención espacial nos permite observar el entorno, y su actuación ha
sido relacionada con la construcción de la identidad de los objetos y la programación de
movimientos oculares y de brazos dirigidos a puntos del espacio. Este componente atencional se
estudia mediante la tarea experimental de costos y beneficios (Posner, 1980), entre otras tareas,
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y la metáfora que mejor describe su funcionamiento es la del foco de linterna. La atención
espacial prioriza el procesamiento de la información contenida dentro del foco de la linterna. Las
operaciones cognitivas elementales del foco -enganche, movimiento y desenganche- han sido
localizadas anatómicamente. La manifestación más observable de la acción del foco sería el
reflejo de orientación hacia los estímulos novedosos. Hoy día, la tarea de costos y beneficios se
utiliza como un marcador de atención espacial para estudiar ciertas poblaciones clínicas
(hiperactivos, esquizofrénicos, heminegligentes) y localizar su daño en alguna de las
operaciones cognitivas elementales.
El ejecutivo central nos permite la introspección y el control de la acción. Ha sido
localizado anatómicamente en los lóbulos frontales, y se sabe que posee una relación directa con
la conciencia y el aprendizaje. Está implicado en el enfrentamiento con situaciones nuevas y
para sobreimponerse a los hábitos de pensamiento, conducta e incluso emocionales. Ambos
componentes atencionales dependen del nivel de activación del organismo para poder ejercer sus
funciones. Existiendo una relación excitatoria del sistema de alerta con la atención espacial, e
inhibitoria con el ejecutivo central. La atención es fundamental para razonar, tomar decisiones,
cambiar la intención, controlar las emociones, actuar, planificar, ser conscientes...
Se ha presentado a lo largo de este capítulo una visión de la MT como aquél conjunto de
símbolos mentales que, en un momento determinado, están siendo manipulados bajo control
voluntario. El sistema de MT tiene, por tanto, al menos dos componentes: la parte que mantiene
el control, tomando decisiones y estableciendo estrategias, y la parte o partes que “aportan” los
símbolos con los que se trabaja y realizan las manipulaciones. El ejecutivo central o atención de
trabajo se asocia especialmente con la red anterior de Posner (más que con la atención espacial)
y esta con el SAS del modelo de Norman y Shallice. Aunque debe quedar claro que la función
ejecutiva tampoco es unitaria. Como ya dijimos, las pruebas generales de función ejecutiva
como el test de Stroop, el PASAT, la Torre de Hanoi o el WCST no son discriminativas entre
enfermedades neurológicas diferentes, de manera que son necesarias pruebas específicas que
midan funciones ejecutivas particulares.
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