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CAPTURA DEL INCA ATAHUALPA

Narrador: Atahualpa, desde sus aposentos cerca de Cajamarca, celebraba los contundentes triunfos de
sus tropas en la guerra contra su hermano Huáscar. Con una población de 8000 mil hombres se dirigía a
su palacio en Quito (actualmente capital de Ecuador) para gobernar como único Inca el extenso territorio
del Tahuantinsuyo. En ese momento a kilómetros de distancia, un grupo reducido de españoles dirigidos
por Francisco Pizarro y su empresa iban acompañados de cientos de indios de distinta etnias, pues estas
estaban esperando el momento propicio para su liberación del dominio incaico, mientras tanto los
hispanos deseosos de los tesoros, tierras y hombres que pudieran obtener, idearon un plan para dicho
cometido.

Acto 1: Dialogo entre españoles (Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Martin Pinzó el mensajero)

Francisco Pizarro: Según Felipillo en estas tierras se encuentra el aposento de un gran señor.

Diego de Almagro: Nuestros hombres ya están preparados según el plan, solamente esperan las debidas
órdenes.

Narrador: Exhaustos a lo lejos, llega Martín Pinzón, el mensajero acompañado de otros dos hombres
comunican lo siguiente:

Martín Pinzón: Hemos podido divisar a un gran ejército aproximarse.

Diego de Almagro: ¿Por lo menos cuantos?

Martín Pinzón: son miles

Francisco Pizarro: ¿Y has podido identificar al gran señor?

Martín Pinzón: Sí, lo hemos identificado.

Diego de Almagro: ¿detalla con exactitud cómo es él?

Martín Pinzón: Es un hombre diferente a los demás, viste de oro y va sentado alrededor de bellas musas
y hombres fornidos listos para cualquier enfrentamiento.

Francisco Pizarro: Entonces ¡preparaos! ¡A poner en marcha el plan!

Narrador: En ese trayecto, a través de sus mensajeros, le llegan noticias al Inca sobre unos hombres
ajenos a estas tierras que llegaban por las costas de Tumbes y que tenían en su poder enormes bestias
que con lengua de estos pareciera entenderlos. Eran los españoles que montados en algunos caballos se
dirigían hacia los aposentos del Inca.

Acto 2: El Inca Atahualpa y General Inca

General Inca: Sapa Inca se aproximan hombres ajenos a estas tierras.

Atahualpa: Dejen que se aproximen, total no existe hombre sobre esta tierra que pueda nublarme.
General Inca: Como usted ordene Sapa Inca.

Narrador: El Inca considerándose invencible, aquellos día de noviembre de 1532, permitió que los
barbudos extranjeros (españoles), ingresaran a la sierra norte y se entrevistaran con él. En los baños de
Pultumarca, fue el primer encuentro entre hispanos y el nuevo inca. Hernando Pizarro convenció a
Atahualpa para asistir a una comida y entrevista con su hermano Francisco Pizarro, prometiendo
devolver los bienes que había tomado sin autorización.

Acto 3: Hernando Pizarro y Atahualpa

Hernando Pizarro: Gran señor de estas tierras he venido en son de paz para manifestarle que mi noble
hermano que en mi lengua natal lleva como nombre Francisco desea entrevistarse con su excelencia.

Atahualpa: Los caminos que te condujeron hacia mí han permitido colocarte en mi destino. Dile a tu
sapa que aceptare su invitación.

Hernando Pizarro: Así será mi excelencia.

Narrador: El 16 de noviembre de 1532 el Inca asistió a la plaza de Cajamarca. Al atardecer de aquel día,
en la plaza, el sacerdote español Vicente Valverde le exigió al Inca su conversión a la religión católica y su
sometimiento a la autoridad del Rey de España.

Acto 4: Vicente Valverde y Atahualpa.

Vicente Valverde: En nombre de nuestro señor Jesucristo por intermedio de las sagradas escrituras exijo
su conversión hacia la fe católica y servir a vuestro rey.

La biblia es alcanzada por intermedio de una concubina. Atahualpa coge la biblia la examina y le arroja al
suelo.

Atahualpa: No sé qué este objeto pero al parecer tu Dios no quiere hablar.

Vicente Valverde: Blasfemo has insultado a nuestro señor y por eso recibirás el castigo divino.

Narrador: Atahualpa rechazó aquel “requerimiento” por lo que las fuerzas invasoras atacaron
sorpresivamente con armas de fuego, caballos y espadas.

Lo que ocurrió allí es parte de la historia universal de la infamia y el genocidio, nunca visto en otros
lugares del mundo. Ese día se produjo una batalla que tuvo como resultado la masacre de 6000
indígenas y el secuestro del Inca Atahualpa que fue llevado al Amaruhuasi donde soportaría un
cautiverio de ocho meses. El Inca por su excesiva confianza no tomó una rápida decisión de atrapar a los
invasores. Por su parte los españoles justificaron su triunfo a través de la leyenda de Santiago, un santo
invocado durante las guerras contra los moros (árabes) y lo llevaron consigo en las batallas contra los
indígenas.

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