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NOVENA DE NAVIDAD

La novena de Navidad está articulada en tres triduos:

El primer triduo, anuncia al Padre, el Dios de la vida y fuente de la vida humana, el


que por amor comunica su vida a los seres humanos y, por el don de su Espíritu,
otorga definitivamente su favor al ser humano para que viva por siempre.

El segundo triduo presenta a Jesús, el Hijo del hombre, el hombre nuevo, el modelo
de vida como vocación y exigencia para todo ser humano. Quien sigue a Jesús,
manso y humilde corazón, logra su propia plenitud y permite que los demás logren
la suya.

El tercer triduo propone el horizonte de la nueva humanidad, la nueva sociedad


humana fundada sobre la fe en el Dios vivo.

Primer Triduo
“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará una luz que nace de lo alto: brillará ante los que viven
en tinieblas y en sombra de muerte, y guiará nuestros pasos por el camino de la paz” (Lucas 1, 79-79)

Primer Día
Motivación

Comencemos con alegría la novena de navidad. Estos tres primeros días los dedicaremos a la buena noticia del Dios
de la vida: el Padre de nuestro Señor Jesucristo, el único Dios vivo y verdadero

A Él le agrada darnos la vida; nos educa con amor para que aprendamos a vivir, y quiere que vivamos con Él, en su
hogar, para siempre.

El primer anuncio de esta buena noticia es que “un niño nos ha nacido”. La vida es un regalo que el Padre nos hace.
Cada niño que nace es una sonrisa de Dios para toda la humanidad.

“Un niño nos ha nacido…” (Isaías 9, 5a)

La vida de todo ser humano es sagrada, porque viene de Dios. Cuando un niño nace, Dios se manifiesta. Hay que
preparar el nacimiento de los niños con responsabilidad, en una ambiente acogedor.

Si Dios ama la vida, los que creemos en Él lo demostramos amando la vida. Por eso, cuando celebramos el
nacimiento de Jesucristo, el Dios de la vida nos repite: “Yo soy tu Padre”, y nos recuerda que sus hijos estamos
comprometidos todos con Él a amar y a respetar la vida humana.

Oración

Dios Padre nuestro, tú llenas de alegría a las familias con el nacimiento de los niños. Por eso te damos gracias por la
vida. Bendice a las madres y a sus hijos. Ilumina a los gobernantes de los pueblos y a los padres de familia para que
acojan con amor a los niños.

Segundo Día
Motivación

En este segundo día dedicado al Dios de la vida, la buena noticia es que “Un
hijo se nos ha dado”.

De manera espontánea esas palabras nos traen a la mente un texto muy


conocido del Evangelio según San Juan: “Así demostró Dios su amor al mundo,
llegando a dar a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no muera, sino
que tenga vida eterna” (Juan 3, 16)

“Un hijo se nos ha dado…” (Isaías 9, 5b)

Dios nos mostró su amor dándonos la vida y, para que podamos vivir por siempre, nos dio a su propio Hijo como
prueba de su inmenso amor.

El Hijo vino a demostrarnos el amor de su Padre así: siendo nosotros enemigos de Dios, el Hijo aceptó morir por
nosotros para hacernos amigos e hijos de su Padre.

Al celebrar el nacimiento de Jesucristo escuchamos la voz del Padre venida del cielo que nos declara: “Yo te amo”.
Por eso nos sentimos tan contentos.

Oración

Jesús, Hijo de Dios, tú has sido el gran regalo que el Padre nos dio para mostrarnos su amor. Ayúdanos a celebrar la
navidad con verdadero espíritu de fe. Que nuestra alegría sea recibirte en nuestros corazones y en nuestros hogares,
en nuestros barrios y veredas, y en el agradecerle al Padre ese regalo tan grande que eres tú, que vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén.

Tercer Día
Motivación

La buena noticia de hoy es que Jesús “lleva el cetro del principado”, es decir, que nació para reinar. Dios envió a su
Hijo para hacernos también hijos suyos; y, como somos sus hijos, también somos sus herederos. Su herencia es la
vida definitiva. El que vive como hijo de Dios jamás morirá.

“Lleva el cetro del principado…” (Isaías 9, 5c)

Dios nos ha hecho sus hijos por amor, dándonos su propia vida. Y además, nos ha constituido sus herederos. Si Él es
rey, nosotros somos los príncipes herederos de la corona. Y, como su gran riqueza es la vida, heredaremos la corona
de la vida.

El Espíritu nos hace entrar en la esfera de la intimidad de Dios, en su familia. Por eso, recibir el Espíritu es obtener el
favor de Dios. No hay otro don más grande.

El nacimiento de Jesús nos recuerda que la vida se recibe y se da en el servicio de amor. Dios confirma: “En ti he
puesto mi favor”.

Oración

Jesús en nuestros oídos resuenan las palabras que el Padre te dirigió cuando tú te bautizabas. Él te dijo: “En ti he
puesto mi favor”. Ese favor es su Espíritu, que tú nos entregaste al morir. Nosotros queremos recibirlo para aprender
de Él a amar con un amor tan grande como el que tú nos mostraste en la cruz. Ayúdanos a ser generosos, serviciales
y respetuosos con los demás. Te lo pedimos a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Segundo triduo
“Alégrate, favorecida, el Señor está contigo… No temas, María, que Dios te ha
concedido su favor. Mira, vas a concebir en tu Seno y a dar a luz un hijo, y le
pondrás por nombre Jesús” (Lucas 1, 28.30-31)

Cuarto Día
Motivación

En los próximos tres días nos vamos a deleitar con la buena noticia de Jesús, el Hijo del Hombre, el hombre nuevo.

Jesús es el hombre modelo, el ideal humano que Dios nos propone. Seguir a Jesús consiste en hacernos seres
humanos como Él. Y así nos hacemos hijos de Dios.

La buena noticia de hoy es “un niño envuelto en pañales”; es decir, lo primero que nos muestra Jesús es su plena
condición humana. Aunque es Hijo de Dios, se nos presenta como un verdadero ser humano.

“Un niño envuelto en pañales…” Lucas 2, 7a)

Jesús es una señal contradictoria: es el Hijo de Dios pero se presenta como un ser humano común y corriente y,
como si eso fuera poco, es un pobre entre los pobres.

Se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo haciéndose uno de tantos.

Su pobreza nos enseña que Dios es la verdadera riqueza y que el auténtico culto a Dios consiste en compartir con los
demás lo que somos y lo que tenemos. Así nos enseña una vida austera y solidaria.

Contemplando el pesebre, comprendemos el sentido de la advertencia que Él hace: “El Hijo del hombre no tiene
dónde reclinar la cabeza”.

Oración

Jesús tú te hiciste pobre para demostrarnos que el amor y la generosidad nos hacen más grandes que las riquezas
acumuladas; tú nos enseñaste que la verdadera dicha no está en acaparar sino en compartir, y que el verdadero
éxito no consiste en retener sino en distribuir. Ayúdanos a ser desprendidos, a perder nuestros temores y a
comprobar que la mano del Padre no ha sido mezquina, que hay abundancia de bienes para todos, si aprendemos a
ser desprendidos como tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Quinto Día
Motivación

Cada día está más cerca la celebración del nacimiento de Jesús. Y esto nos produce mucha alegría.

La buena noticia de hoy es “un niño acostado en un pesebre”; es decir, un rey recién nacido despojado de todo signo
distintivo de poder.

“Un niño acostado en un pesebre…” (Lucas 2, 7b)

Jesús es el Mesías prometido pero no se presenta como uno de los poderosos de la tierra. Aparece frágil y tierno, sin
alardes de poder. No domina, sirve; no vence, convence.
Él no riñe, no grita, no vocea por las calles. No quiebra la caña rajada…,
pero hace triunfar el derecho. No es ni un jefe ni un agitador de masas;
no recurre a la violencia ni a las armas, pero responde al anhelo universal
de justicia.

El niño acostado en el pesebre nos enseña con su vida: “Aprendan de mí,


que soy manso de corazón”

Oración

Jesús tú proclamaste que el Padre te había ungido con su Espíritu y te había enviado a dar la buena noticia a los
pobres, a proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a proclamar
el año favorable del Señor. Y cumpliste esa misión con amor, sin desprecio por las víctimas ni odio por sus verdugos.
Ayúdanos para que en estos tiempos de tanta injusticia nos dediquemos, como tú, a anunciar la buena noticia a los
pobres con el mismo Espíritu, y guíanos para que no nos dejemos arrastrar por la intolerancia ni por la violencia en
ninguna de sus formas, para que podamos realizar verdaderamente la obra del Padre. Te lo pedimos a ti, que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Sexto Día
Motivación

Nos emociona pensar que pronto estaremos celebrando el nacimiento del Señor, y que lo haremos dando fruto,
porque nos hemos venido preparando. No vamos a celebrar un cumpleaños sino un acontecimiento de salvación:
Dios está con nosotros en la persona de Jesús.

La buena noticia de hoy no parece buena, pero lo es. Anunciamos que, cuando María y José buscaban un lugar para
que naciera Jesús, “no había sitio para ellos”. ¿Cómo puede ésta ser una buena noticia? Pues, sí, lo es: “no había sitio
para ellos”.

“No había sitio para ellos” (Lucas 2, 7c)

Jesús nace en el más completo anonimato, totalmente inadvertido. No figura entre los grandes ni se pregona su
llegada.

Nace al margen de una sociedad en la cual no hay cabida para Él. Es uno más de los excluidos, uno entre los
marginados. ¡Y Él va a cambiar el curso de la historia!

Sin embargo, su nacimiento es buena noticia, en primer lugar, para los excluidos, aunque lo es para todo el pueblo.
El Mesías que salvará a los humildes comparte su humilde condición.

Desde su pesebre nos invita: “Aprendan de mí, que soy humilde de corazón”. Es preciso hacerse humilde para crear
la igualdad entre seres humanos.

Oración

Jesús, el pueblo que durante siglos se “preparó” para recibirte no tenía sitio para ti cuando te presentaste. Te
esperaban como rico y tú te presentaste pobre; te esperaban poderoso y tú te hiciste servidor; te esperaban entre
los famosos y tú te hiciste uno más; te esperaban guerrero y tú proclamaste paz. Asístenos con tu Espíritu para que
sepamos verte en los necesitados, para que en nuestras vidas sí tengamos sitio para ti. Ayúdanos a preparar un lugar
en nuestro corazón para ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Tercer triduo
“Este será grande, lo llamarán Hijo del Altísimo y el
Señor Dios le dará el trono de David su antepasado;
reinará en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin”
(Lucas 1, 32-33)

Séptimo Día

Motivación

Estos últimos tres días los vamos a dedicar a celebrar la nueva humanidad, el proyecto comunitario de Dios que ya se
está realizando, la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu en la historia humana, es decir, el reino de Dios. Por eso, la
buena noticia de hoy es una pregunta: “¿Dónde está ese rey…?”. Donde está el rey, está su reino.

“Dónde está ese rey…? (Mateo 2, 2)

Estamos habituados a que los reyes se encuentren en palacios, desde los cuales dominan y donde reciben honores.
Pero el Mesías, hijo de Dios vivo, es diferente. No busca un reinado propio sino el del Padre. No procura acumular
bienes sino distribuirlos; no pretende mandar sino servir; no reclama honores, busca reivindicar la dignidad humana.

Él no impone; simplemente, propone. Si lo seguimos, ¡dichosos nosotros!

Y la dicha comienza por una decisión: “Dichosos los que eligen ser pobres, porque Dios es su rey”.

Oración

Jesús, tú eres verdaderamente rey. Tú no recurres a la mentira, porque tu reino se fortalece en la verdad de Dios,
que es su amor entrañable por la humanidad. No apelas a la violencia, porque tu reino no se mantiene con el
despojo sino con la justicia para todos. No oprimes a nadie porque tu reino no se sostiene contra la voluntad de las
personas sino que se afirma en su libertad. Venga tu reinado, Señor Jesús. Amén.

Octavo Día
Motivación

La buena noticia de este día responde a la pregunta de la buena noticia de ayer: ¿En dónde está ese rey?
Respondemos: “En la casa, con María…”

Dios está en Jesús, el Emanuel, y Jesús está entre nosotros, en su Iglesia.

“En la casa, con María…” (Mateo 2, 11)

María recibió la buena noticia y luego la anunció. La Iglesia celebra y anuncia la buena noticia de Jesús.

Madre y hermanos de Jesús son quienes escuchan el mensaje de Dios y lo ponen por obra. María, y con ella la
Iglesia, es dichosa por su fe.

Oración

Jesús, ayúdanos para que siempre te tengamos en nuestras casas y en nuestras vidas, y que cuando alguien nos
pregunté ¿dónde estás?, sepamos anunciarte a los demás.

Noveno Día
Motivación

¡Qué felicidad! Esta noche será


nochebuena y mañana será navidad.
Hemos recorrido un camino de
acercamiento al Señor. Espontáneamente
vienen a la memoria las palabras de Pablo
en su carta a los Filipenses: “Estén siempre
alegres. Que todo el mundo note lo
comprensivos que ustedes son. El Señor
está cerca; no se agobien por nada…”
(Filipenses 4, 4-6)

“Y su reinado no tendrá fin…” (Lucas 1,


33)

La esperanza que nos anima a quienes seguimos a Jesús es firme y segura, nunca defrauda, porque el amor que Dios
nos tiene inunda nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado.

Por eso, trabajamos alegres y con empeño para convertir este mundo en reino de Dios, para que la vida y la felicidad
se desborden a favor de la humanidad.

Queremos una nueva sociedad humana: justa, solidaria, libre y en paz. Y por ella trabajamos

Pero, en últimas, aspiramos el reinado definitivo, “entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre”.
En navidad alimentamos esa esperanza.

Oración

En medio del pesebre y en la más extrema pobreza, con un rostro inocente y corazón lleno de amor, se encuentra el
Dios hecho hombre.

El Niño del pesebre es también la realización de la promesa de Dios, esperada durante siglos. También hoy, Dios
cumple sus promesas a los hombres, pues Él sigue presente hasta el fin del mundo.

Jesús, te damos gracias porque hoy celebramos que hace mucho tiempo atrás nos dieron una buena noticia, una
gran alegría para todos. Tú nacimiento. Hoy junto al pesebre te pedimos nos ilumines con tu Espíritu para
que sepamos seguir anunciando está buena noticia a las generaciones futuras.

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