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La teoría o el modelo de gestión del cuadro de mando integral nace alrededor del año 1990 en
Estados Unidos como consecuencia de un estudio liderado por David Norton, director gene ral
del Nolan Norton Institute, (división de investigación de KPMG) y Robert Kaplan, profesor de la
Harvard Business School.
Ese modelo se plasmó en el libro de dichos autores The Balanced Scorecard, publicado
originalmente por Harvard Business Press, y en español por Ediciones Gestión 2000 bajo el título
Cuadro de Mando Integral.
Por este motivo, el modelo de cuadro de mando integral puede ser interesante para aquellas
oficinas de farmacia que estén dispuestas a implementar un sistema de gestión avanzado.
La función del cuadro de mando no es proporcionar una lista de ratios, sino que ha de realizar
una función asimilable al controlador de vuelo. Es un instrumento mediante el cual el titular de
la oficina de farmacia puede gestionar su negocio de forma moderna, mediante la fijación de
objetivos, la adopción de medidas y el análisis de los resultados obtenidos. En definitiva, se
determina una estrategia empresarial plasmada en unos objetivos financieros a largo plazo.
Área de finanzas.
Área de clientes.
La novedad fundamental del cuadro de mando integral radica en que encadena, mediante
relaciones causa-efecto, cada una de las áreas apuntadas. Así por ejemplo, en la oficina de
farmacia el objetivo financiero puede ser la rentabilidad, que será alcanzada primordialmente
por un buen comportamiento de las ventas de medicamentos y productos de parafarmacia.
Dentro del área de clientes es importante plantearse como meta un alto grado de fidelidad de la
clientela, aspecto que exige actuar con una respuesta rápida y profesional en la dispensación de
productos.
Por otro lado, para conseguir una respuesta rápida y profesional en la dispensación cabe realizar
una buena gestión de stocks y dedicar atención a las patologías de los clientes.
El cuadro de mando es un instrumento que sirve como controlador de todas las áreas de la
farmacia como empresa: finanzas, clientes, procesos y personal
Un aspecto que debe tenerse en cuenta es que las mejoras operativas que inciden en temas
como la calidad, la satisfacción del cliente y la motivación de los empleados contribuyen a la
evolución positiva de la empresa pero no deben ser el objetivo final.
Se han dado casos de empresas que, inducidas por nuevas ideas, han obtenido importantes
premios de calidad y financieramente han conseguido resultados desastrosos.
Por ello, el cuadro de mando integral debe presentar un encadenamiento causal vinculado a los
resultados financieros. No tiene demasiado sentido que un farmacéutico disponga de clientes
satisfechos y personal preparado si sus resultados económicos a largo plazo no son adecuados.
La incidencia de los resultados financieros en el cuadro de mando es vital.
A continuación se analizan en detalle las cuatro grandes áreas de este modelo de gestión.
ÁREA DE FINANZAS
Como se ha visto, el cuadro de mando integral no olvida los indicadores financieros, sino que los
considera como la meta final y desarrolla todo el encadenamiento causal a través del área de
finanzas.
Fases de la empresa
Adicionalmente, los indicadores financieros deben estar vinculados a la estrategia empresarial.
Por este motivo, los objetivos económicos serán diferentes en cada fase del ciclo de vida de la
oficina de farmacia:
Fase de sostenimiento.
Dentro de esta fase, como se está invirtiendo desde una perspectiva a largo plazo, puede ser
normal que se trabaje con cash flows negativos o rentabilidades financieras muy bajas.
Fase de sostenimiento
Fase de cosecha
En los casos en que el farmacéutico tenga próxima su edad de jubilación y su familia no desee
continuar con la actividad de farmacia, su deseo será recuperar rápidamente el rendimiento de
las inversiones de las dos fases anteriores.
Como es lógico, se supone que en esta fase no se acometerán apenas inversiones: sólo las
estrictamente necesarias para mantener la actividad, que deberán ser de amortización rápida.
Los objetivos básicos dentro de esta fase serán conseguir un cash flow importante y reducir las
necesidades de capital circulante (inversiones en stocks, etc.), de modo que aumente al máximo
la cantidad de recursos a retornar al farmacéutico en el momento de la jubilación. Los
indicadores como la rentabilidad financiera perderán su liderazgo en favor de la evolución del
cash flow.
Cuestiones estratégicas
Dentro de cada una de las áreas del negocio hay tres cuestiones financieras que impulsan la
estrategia empresarial y que se relacionan con otras áreas del cuadro de mando:
En la fase de sostenimiento, los indicadores financieros pueden ser la rentabilidad por productos
y clientes.
En la fase de sostenimiento el indicador puede ser el margen real de explotación por segmentos
y los gastos indirectos en relación con las ventas.
ÁREA DE CLIENTES
Evaluar solamente la rentabilidad a corto plazo puede inducirnos a decisiones erróneas. Puede
suceder que los incrementos de rentabilidad se produzcan a costa de la insatisfacción de los
clientes y para cuando nos demos cuenta, el cliente se ha perdido y ya no podemos reaccionar.
Indicadores de resultados
El farmacéutico puede intentar evaluar estos indicadores para los clientes que compren con
receta médica, clientes fijos, aquéllos a los que se les emita factura, los que paguen con tarjeta o
clientes que soliciten un encargo. Para los demás deberá estudiarse la tendencia, mediante la
evolución del global, del comportamiento de las ventas por segmentos.
Indicadores de actuación
Por otra parte también se incluyen indicadores de actuación que hacen referencia a los atributos
del servicio de dispensación (calidad, precio, tiempo, funcionalidad), a las relaciones con los
clientes y a la imagen de la oficina de farmacia.
Dentro de este apartado, se deben valorar las incidencias de las devoluciones, las quejas y
reclamaciones y llevar algún registro de ventas perdidas por no disponer de la mercancía en el
mismo momento en que se solicita.
Por último, pueden aplicarse técnicas más sofisticadas como el «cliente misterioso» o los índices
de satisfacción del cliente.
ÁREA DE PROCESOS
En esta área se definen los procesos de control interno que van a proporcionar un mayor
impacto en la satisfacción del cliente y en la consecución de objetivos financieros de un negocio.
No se trata solamente de mejorar los procesos existentes, sino de crear otros nuevos.
Se gestionan tanto la calidad de los procesos como los ciclos temporales. Tan importante es que
las cosas estén bien hechas como que lo estén a tiempo, hecho que llevará a considerar algún
ratio de registro de tiempos.
Cabe destacar que el área de procesos estará mucho más estructurada si el titular de la oficina
de farmacia trabaja con normas ISO. En este caso un indicador de actuación indiscutible será una
auditoría de calidad.
Dentro de los procesos internos, uno de los motivos que incidirá tanto en la calidad como en el
coste es la gestión de stocks. Deberán estudiarse los ratios de existencias, así como las ventas
perdidas por falta de productos. Se pueden añadir indicadores de control de almacén y de
control administrativo-contable si no se efectúan auditorías de calidad.
Para cumplir los objetivos anteriores, el farmacéutico y sus empleados deben estar preparados y
motivados. Además, deben contar con la tecnología adecuada para realizar el servicio.