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DEFINICIÓN
La cirrosis es el resultado de un daño progresivo en el hígado, el cual ha sido afectado habitualmente durante varios
años y se caracteriza por la presencia de cicatrices llamadas fibrosis en el tejido hepático las cuales reemplazan de
manera progresiva al tejido sano. Estos cambios del hígado interfieren no solamente con la estructura, sino también
con el funcionamiento normal del hígado, ocasionando su daño irreversible, además de serias complicaciones.
Cuando algo ataca y daña al hígado, se mueren sus células y se forma un tejido cicatrizal. Este proceso cicatrizal se
llama fibrosis y sucede poco a poco al cabo de muchos años. Cuando todo el hígado se llena de cicatrices, se encoge
y se endurece. Este proceso se llama cirrosis y usualmente es un daño irreversible. Cualquier enfermedad que afecte
al hígado por un largo período de tiempo puede conducir a la fibrosis y eventualmente a la cirrosis.
Causas comunes de cirrosis son tomar mucho alcohol y los virus (como la hepatitis B o la hepatitis C). Sin embargo,
hay otras causas de cirrosis. Puede ser causada por grasa que se acumula en el hígado de personas con sobrepeso o
de personas que tienen diabetes. Algunas personas heredan genes de condiciones que causan enfermedad del
hígado, tales como genes que producen la acumulación de hierro en el hígado. En otras enfermedades, se acumula
bilis en el hígado causando daño que puede conducir a la cirrosis. Otras causas de cirrosis incluyen ciertas medicinas,
toxinas ambientales, y hepatitis autoinmune, condición en la cual el sistema inmune de la persona ataca a su propio
hígado como si fuera un cuerpo extraño.
ANATOMIA
El hígado es un importante órgano que está presente tanto en el ser humano, como en los animales
vertebrados. El hígado humano tiene un peso medio de 1500 g,1 está situado en la parte superior derecha
del abdomen, debajo del diafragma, segrega la bilis esencial para la digestión de las grasas y cuenta con otras
muchas funciones, entre ellas la síntesis de proteínasplasmáticas, función desintoxicante y almacenamiento
de vitaminas y glucógeno. Es responsable de eliminar de la sangrediferentes sustancias que puedan
resultar nocivas para el organismo entre ellas el alcohol, convirtiéndolas en inocuas. La ausencia de hígado o
su falta de funcionamiento es incompatible con la vida
El hígado tiene una forma triangular, color rojo pardo, superficie lisa y consistencia blanda y depresible. En el
adulto humano mide por término medio 26 cm de ancho, 15 cm de alto y 8 cm de espesor a nivel del lóbulo
derecho, su peso aproximado es 1,5 kg
El hígado se localiza en la región superior derecha del abdomen, por debajo del diafragma, ocupa
el hipocondrio derecho y una parte del epigastrio. En condiciones normales no sobrepasa el límite del reborde
costal. Llena el espacio de la cúpula diafragmática, donde puede alcanzar hasta la quinta costilla, y está
próximo al corazón del cual se encuentra separado por el diafragma. Está recubierto por una cápsula fibrosa,
la cápsula de Glisson, sobre la cual se aplica el peritoneo.6
Caras
El hígado se encuentra rodeado por el peritoneo visceral y presenta dos caras:
Cara anterosuperior convexa en contacto con el diafragma que lo separa de las bases pulmonares y la cara
frénica del corazón.
Cara posterorinferior. También llamada cara visceral pues en ella el hígado se relaciona con estructuras
situadas en el lado derecho del abdomen, muchas de las cuales dejan una impresión en la cara inferior del
lóbulo derecho del hígado. Así, tenemos de atrás a delante la impresión cólica determinada por el ángulo
hepático del colon, la impresión duodenal marcada por el duodeno, pegada a la fosa cística donde se aloja
la vesícula biliar, la impresión renal menos marcada formada por el polo superior del riñón derecho y más
adelante un profundísimo surco marcado por la vena cava inferior. En la cara inferior del lóbulo izquierdo
están la impresión gástrica y la escotadura del esófago, en el borde posterior.78
En la base del hígado se encuentra la vesícula biliar y el hilio hepático, que es la zona de entrada de la vena
porta, la arteria hepática y la salida del conducto hepático. La estructura del hígado va a seguir las divisiones de
la vena porta hepática. Tras la división de ramos segmentarios, las ramas de la vena porta, acompañadas de
las de la arteria hepática y de las divisiones de los conductos hepáticos, se encuentran juntas en el espacio
porta.
Lóbulos hepáticos[editar]
El hígado se divide por el ligamento falciforme en dos lóbulos principales, derecho e izquierdo. Existen otros dos
lóbulos más pequeños el lóbulo cuadrado y el lóbulo caudado que para muchos anatomistas pertenecen al
lóbulo izquierdo, aunque otros textos consideran que el hígado tiene cuatro lóbulos.6
Segmentos hepáticos[editar]
La clasificación de Couinaud divide el hígado en ocho segmentos que son funcionalmente independientes, cada
uno de estos segmentos dispone de una rama de la vena porta hepática, una rama de la arteria hepática, una
rama venosa de salida que tributa a las venas hepáticas y un conducto biliar por el que la bilis llega al conducto
hepático.10 Los segmentos 5,6,7 y 8 corresponden al lóbulo derecho, 2,3 y 4 al lóbulo izquierdo y 1 al lóbulo
caudado.
Ligamentos[editar]
El hígado está cubierto por el peritoneo visceral, tiene varias conexiones con el peritoneo parietal que se llaman
ligamentos del hígado, los cuales no son en realidad auténticos ligamentos, sino tractos fibrosos que dan
soporte al hígado y lo sustentan sobre las estructuras adyacentes. Estos ligamentos hepáticos son los
siguientes:1112
Ligamento redondo del hígado. Procede de la obliteración de la vena umbilical, une el hígado a la zona
umbilical de la pared abdominal anterior.
Ligamento coronario. Une la porción posterior de la cara diafragmática del hígado con el diafragma, se
prolonga a ambos lados con el ligamento triangular izquierdo y derecho que tienen la misma función.
Ligamento falciforme. Une la cara diafragmática del hígado al diafragma y la pared abdominal anterior.
Marca la división entre el lóbulo derecho y el izquierdo.
Ligamento gastrohepático. Une la curvatura menor del estómago al hígado
Ligamento ducto venoso. Es el remanente fibrosado del ducto venoso que durante el periodo fetal conecta
la vena umbilical directamente con la vena cava inferior.
Ligamento hepatoduodenal. Une el duodeno al hilio hepático y actúa como soporte de la vena porta, la
arteria hepática y la vía biliar principal.
Circulación sanguínea del hígado[editar]
La sangre llega al hígado a través de la vena porta y la arteria hepática. El sistema porta constituye el 70-75 por
ciento del flujo sanguíneo y contiene sangre poco oxigenada y rica en nutrientes proveniente del tracto
gastrointestinal y del bazo. La sangre arterial llega a través de la arteria hepática, rama del tronco celíaco que
contiene la sangre oxigenada. La sangre de ambas procedencias se mezcla en los sinusoides hepáticos y
abandona el órgano a través de las venas hepáticas, también llamadas suprahepáticas, que finalmente drenan
en la vena cava inferior.
Histología hepática[editar]
Clásicamente se considera al lobulillo hepático como la unidad funcional del órgano, un hígado humano
contiene entre 50 000 y 100 000 lobulillos.13 Cada lobulillo tienen forma hexagonal, en el centro del hexágono
se encuentra la vena centrolobulillar y en las esquinas los espacios porta. Entre las esquinas del hexágono y el
centro se encuentran los sinusoides hepáticos y los hepatocitos que se disponen en forma radiada en torno a
cada vena centrolobulillar. En el lobulillo hepático se mezcla la sangre arterial y venosa procedente de los
espacios porta para desembocar en la vena central de cada lobulillo. Dentro del lobulillo hepático se pueden
distinguir las siguientes estructuras:
Espacios porta o tríadas: son áreas triangulares situadas en los ángulos de los lobulillos hepáticos,
constituidas por un estromaconjuntivo laxo; contienen en su interior una rama de la arteria hepática, una
rama de la vena porta y un conductillo biliar; la bilisproducida por los hepatocitos se vierte en una red de
canalículos dentro de las láminas de hepatocitos y fluye, en forma centrípeta al lobulillo, hacia los
conductillos biliares de los espacios porta.
Sinusoides hepáticos: son capilares que se disponen entre las láminas de hepatocitos y donde confluyen,
desde la periferia de los lobulillos, las ramas de la arteria hepática y de la vena porta; la sangre fluye desde
las tríadas hasta la vena central, circulando en forma centrípeta; la pared de los sinusoides está formada
por una capa discontinua de células endoteliales fenestradas, que carecen de membrana basal. En los
sinusoides confluyen la circulación hepática y porta. Estos drenan su contenido a la vena hepática central,
de ésta a las venas hepáticas derecha e izquierda, y finalmente a la vena cava inferior.
Espacio de Disse: es un estrecho espacio perisinusoidal que se encuentra entre la pared de los sinusoides
y las láminas de hepatocitos, ocupado por una red de fibras reticulares y plasma sanguíneo que baña
libremente la superficie de los hepatocitos. En el espacio de Disse se produce el intercambio metabólico
entre los hepatocitos y el plasma donde se forma la abundante linfa hepática. En este espacio también se
encuentran células estrelladas hepáticas o células de Ito, de forma estrellada y su función es
almacenar vitamina A.
Células hepáticas[editar]
Estructura simplificada del lobulillo hepático: A. Vena centrolobulillar; B.Rama de la vena porta; C.Rama de la arteria
hepática: D.Canalículo biliar; E.Hepatocitos.
Esquema del sinusoide hepático con las principales células del hígado: A. Célula de Ito o estrellada, B. Célula
endotelial fenestrada, C. Hepatocitos, D. Célula de Kupffer. En el interior del sinusoide se ven también hematies.
Las principales células que forman parte del lobulillo hepático son las siguientes:
Hepatocitos: constituyen alrededor del 80 % de la población celular del tejido hepático. Son células
poliédricas con 1 o 2 núcleosesféricos poliploides y un nucléolo prominente. Presentan el
citoplasma acidófilo con cuerpos basófilos, y son muy ricos en orgánulos. Además, en
su citoplasma contienen inclusiones de glucógeno y grasa. La membrana plasmática de los hepatocitos
presenta un dominio sinusoidal con microvellosidades que mira hacia el espacio de Disse y un dominio
lateral que mira hacia el hepatocito vecino. Las membranas plasmáticas de dos hepatocitos contiguos
delimitan un canalículo donde será secretada la bilis. La presencia de múltiples orgánulos en el hepatocito
se relaciona con sus numerosas funciones: síntesis de proteínas, metabolismo de hidratos de carbono,
formación de bilis, catabolismo de fármacos y tóxicos y el metabolismo
de lípidos, purinas y gluconeogénesis.
Células de Kupffer: son macrófagos fijos pertenecientes al sistema fagocítico mononuclear que se
encuentran adheridos al endotelio y que emiten sus prolongaciones hacia el espacio de Disse. Estas
células eliminan de la circulación sanguínea, mediante el proceso de fagocitosis, todo tipo de partículas
extrañas, innecesarias o alteradas, incluyendo eritrocitos envejecidos y bacterias. Además actúan como
células presentadoras de antígeno y activan la respuesta inmune de los linfocitos T.14
Células endoteliales: Estas células tapizan la luz de los sinusoides, tienen un citoplasma fenestrado (con
poros) a través del cual penetran los componentes de la sangre en dirección hacia la membrana sinusoidal
de los hepatocitos.
Células hepáticas estrelladas o de Ito: Tienen forma estrellada y poseen la capacidad de almacenar lípidos
y vitamina A, constituyendo la principal reserva de esta vitamina del organismo. Tras un daño hepático, las
células hepáticas estrelladas, que son las principales responsables del proceso fibrogénico, son activadas
adquiriendo propiedades contráctiles, proliferativas y profibrogénicas. Durante el proceso de cicatrización,
estas células producen una gran cantidad de proteínas de la matriz extracelular, principalmente colágeno
de tipo I.
Células de Pit: Son células linfoides residentes en el hígado similares a las células Natural killer. Tienen
capacidad citotóxica.
Células ductales: Forma la pared de los pequeños ductos por los que circula la bilis.
Producción de bilis[editar]
La bilis es necesaria para la digestión de los alimentos, contiene sales biliares formadas por el hígado a partir
del ácido glicocólico y ácido taurocólico que a su vez derivan de la molécula de colesterol. La bilis es excretada
hacia la vía biliar y se almacena en la vesícula biliar de donde se expulsa al duodeno cuando se ingieren
alimentos. Gracias a la bilis es posible la absorción de las grasas contenidas en los alimentos.
Metabolismo[editar]
Las funciones metabólicas del hígado son muy numerosas.
Molécula de etanol, sustancia tóxica metabolizada por el hígado gracias a la enzima alcohol-deshidrogenasa
Producción de bilis, que ayuda a transportar los desechos y a descomponer las grasas en el intestino delgado durante la
digestión.
Producción de colesterol y proteínas especiales para ayudar a transportar las grasas por todo el cuerpo.
Conversión del exceso de glucosa en glucógeno para almacenamiento (luego, el glucógeno vuelve a transformarse en
glucosa para energía) y equilibra y fabrica glucosa a medida que se necesita.
Regulación de los niveles de aminoácidos en sangre, que son las unidades formadoras de proteínas.
Procesamiento de la hemoglobina para el uso de su contenido de hierro (el hígado almacena hierro).
Conversión del amoníaco tóxico en urea (la urea es uno de los productos finales del metabolismo de las proteínas y se
excreta en la orina).
Resistencia a las infecciones mediante la elaboración de factores de inmunidad y eliminación de bacterias del torrente
sanguíneo.
Depuración de bilirrubina, incluso de los glóbulos rojos. Si existe una acumulación de bilirrubina, la piel y los ojos se
ponen amarillos.
Una vez que el hígado ha descompuesto las sustancias nocivas, los subproductos se excretan en la bilis o la sangre. Los
subproductos biliares ingresan en el intestino y salen del cuerpo en forma de heces. Los subproductos (hemoderivados)
sanguíneos se filtran en los riñones y salen del cuerpo en forma de orina
FISIOPATOLOGIA
El hígado, al estar lleno de cicatrices, se vuelve irregular y rígido de manera que la sangre no
puede fluir fácilmente a través de él. La presión en la vena que lleva sangre al hígado (que se
llama vena porta) aumenta y esta condición se llama hipertensión portal. Para aliviar esta presión,
la sangre pasa a través de otras venas. Algunas de estas venas, llamadas várices, se encuentran
en el tubo que lleva la comida desde la boca al estómago (el esófago) o en el estómago mismo.
Cuando usted tiene cirrosis, la presión alta en la vena porta se transmite a otro órgano llamado el
bazo el cual se vuelve grande y destruye más plaquetas que lo habitual. Las plaquetas son
partículas de sangre que ayudan a la coagulación de la misma
Cuando usted tiene cirrosis, la entrada de sangre al hígado se encuentra bloqueada de modo que las sustancias
como el amonio que serían normalmente eliminadas por el hígado, se escapan por otras venas hacia la circulación
general. Además de los problemas con el flujo de sangre del hígado, cuando la cirrosis es avanzada no hay suficientes
células sanas que puedan hacer todo el trabajo, de manera que estas células no pueden producir sustancias buenas
como la albúmina y los factores de coagulación que normalmente hace el hígado. El cáncer de hígado, llamado
carcinoma hepatocelular, puede también ocurrir en la cirrosis cuando algunas de las células enfermas del hígado
comienzan a multiplicarse fuera de control.
FISIOPATOLOGIA
La cirrosis es un trastorno que se define por sus características histopatológicas y tiene muchas manifestaciones y
complicaciones clínicas, algunas de las cuales pueden ser letales. En el pasado se consideraba que la cirrosis era
irreversible; sin embargo, es evidente que cuando se elimina la agresión fundamental que ha producido la cirrosis, se
puede resolver la fibrosis. Esto es más perceptible con el tratamiento satisfactorio de la hepatitis C crónica; sin
embargo, la resolución de la fibrosis también se observa en pacientes con hemocromatosis que se han tratado en
forma satisfactoria y enfermos con hepatopatía alcohólica que han suspendido el consumo de alcohol.
Sea cual sea la causa de la cirrosis, las características patológicas consisten en la aparición de fibrosis de un grado tal
que se produce una distorsión estructural y se forman nódulos de regeneración. Esto da por resultado una
disminución de la masa hepatocelular y, por tanto, de la función, lo mismo que alteraciones en el flujo sanguíneo. La
estimulación de la fibrosis ocurre cuando se activan las células estrelladas hepáticas, lo cual conlleva la formación de
mayores cantidades de colágeno y otros compuestos de la matriz extracelular.
Las manifestaciones clínicas de la cirrosis son resultado de cambios patológicos y reflejan la gravedad de la
hepatopatía. La mayoría de los hepatólogos valora el grado y la estadificación de la lesión mediante el análisis de
muestras de biopsia hepática. Estos esquemas de clasificación por grados y etapas varían entre los estados
patológicos y se han ideado para la mayor parte de los trastornos, como la hepatitis viral crónica, la hepatopatía no
alcohólica y la cirrosis biliar primaria. La fibrosis avanzada suele incluir formación de nódulos que se designa como
etapa 3 y la cirrosis que se designa como etapa 4. Los pacientes con cirrosis tienen grados variables de compensación
en la función hepática y es preciso distinguir entre los que presentan una cirrosis estable y compensada y los que
tienen una cirrosis descompensada. Los enfermos que padecen complicaciones de su hepatopatía y que se han
descompensado deben considerarse para un trasplante hepático. Para muchas de las complicaciones de la cirrosis se
necesitará tratamiento específico. La hipertensión portal es una complicación importante de la cirrosis
descompensada e interviene en la aparición de la ascitis y la hemorragia por varices esofagogástricas, dos
complicaciones que significan una cirrosis descompensada. La disfunción hepatocelular resulta en ictericia,
trastornos de la coagulación e hipoalbuminemia y contribuye a la encefalopatía portosistémica. Las complicaciones
de la cirrosis son, en esencia, las mismas, sea cual sea la causa. No obstante, es útil clasificar a los pacientes según la
causa de su hepatopatía (cuadro 365-1); a los enfermos se les divide en los siguientes grupos generales: cirrosis
alcohólica, cirrosis debida a hepatitis viral crónica, cirrosis biliar y otras causas menos frecuentes como cirrosis
cardiaca, cirrosis criptógena y demás causas diversas.
CAUSAS
Existen diferentes causas que nos pueden llevar a padecer una cirrosis hepática, entre las más
comunes podemos encontrar:
Alcoholismo crónico
Hepatitis viral (tipo B, C y D)
Hepatitis auto inmune
Trastornos hereditarios
o Deficiencia de Alfa-1 Antitripsina
o Fibrosis quística
o Hemocromatosis
o Enfermedad de Wilson
o Galactosemia
o Enfermedades relacionadas con el almacenaje de glicógeno
Atresia Biliar
Reacción severa a algunos fármacos
Exposición a toxinas ambientales
Ataques repetidos de fallo cardiaco acompañado de congestión hepática
Todas las enfermedades anteriormente citadas habitualmente necesitan años de evolución para
llegar a producir cirrosis. En muchos casos, el consumo excesivo de alcohol o la hepatitis crónica
por virus C no llegan a producir nunca cirrosis y el paciente fallece por un motivo independiente de
la enfermedad hepática.
CLASIFICACION
Morfológicamente
Se basa en el tamaño de los nódulos. Se trata de una subdivisión de tipo morfológico más que una
clasificación verdadera, ya que la presencia de macro y micronodulos no se relaciona con alguna
etiología en particular.
1. Cirrosis micronodular: Se define por la presencia de nódulos de diámetro inferior a los 3 mm.
Afecta en forma difusa al hígado y predomina la necrosis hepatocitaria sobre la regeneración. La
etiología más común es el alcohol. Otras causas menos comunes son la hemocromatosis, cirrosis
congestiva y cirrosis biliar secundaria.
2. Cirrosis macronodular: Se define por la presencia de nódulos con diámetro superior a los 3 mm
los cuales engloban varios lobulillos hepáticos y separados por bandas gruesas de fibrosis. Reflejan
un alto grado de regeneración. Por lo general se asocian a etiología viral.
Histológicamente
Estadio I: Estadio portal, lesiones floridas de los conductos.
Estadio II: Estadio periportal, proliferacion de los conductillos.
Estadio III: Estadio septal, fibrosis septal y puenteo.
Estadio IV: Estadio de cirrosis, cirrosis con ausencia de conductillos.
Los estadios más activos ocurren en fases tempranas de la enfermedad, pero los cambios
histológicos son irregulares, de manera que pueden todos pueden ser vistos al mismo tiempo.
EPIDEMIOLOGIA
La edad de aparición también varía generalmente. Se la detecta hacia la cuarta o quinta década de
la vida y aunque es infrecuente encontrarla en niños o jóvenes, también existen. Datos
epidemiológicos han demostrado que es más frecuente en el sexo masculino y esto quizás dependa
de que los varones sean más proclives a beber en dosis mayores que las mujeres.
La hemorragia digestiva alta se manifiesta mediante hematemesis (sangre fresca o posos de café),
deposiciones melénicas y/o anemia. En el caso del sangrado secundario a la rotura de varices
gastroesofágicas, la forma más frecuente de presentación es en forma de hematemesis de sangre
roja con o sin signos de repercusión hemodinámica.
• Lesiones leves: Patrón mucoso “en mosaico” que se caracteriza por un entramado
reticular con centro eritematoso y de predominio en cuerpo y antro gástricos
• Lesiones Moderadas: Hiperemia difusa petequial.
En la mayoría de los pacientes cursa de forma asintomática, aunque puede producir hemorragia
digestiva alta aguda cursando en forma de melenas o hematemesis (es improbable el desarrollo de
HDA masiva) o crónica en forma de anemia microcítica que requiera bien ferroterapia crónica o
transfusiones sanguíneas repetidas. En los pacientes sintomáticos el riesgo de recidiva
hemorrágica es alto, presentándose con una frecuencia aproximada del 70%.
DESCOMPENSACION HIDROPICA
-Ascitis
Se define como la presencia de líquido en la cavidad peritoneal y se considera como la complicación
más frecuente de la cirrosis hepática.
Existen varias hipótesis que intentan explicar la patogenia de la ascitis, de las cuales la más
aceptada es la “Teoría anterógrada de la formación de ascitis”. Esta considera que la ascitis se
produce como consecuencia a cambios en la circulación arterial.
Existen varios grados de ascitis, de los cuales va a depender la actitud terapéutica a seguir:
• Grado I: Ascitis leve. Se diagnostica por ecografía y no requiere tratamiento.
• Grado II: Ascitis moderada.
• Grado III: Ascitis severa o a tensión.
El diagnóstico clínico de ascitis es sencillo cuando se acumula abundante cantidad de líquido
peritoneal detectándose en la exploración física un abdomen distendido, con aumento de los
flancos (abdomen en batracio), el signo de la oleada ascítica y matidez cambiante en la percusión
a nivel de los flancos. Puede acompañarse de edemas en miembros inferiores.
Las técnicas de imagen nos permiten valorar tanto la presencia de ascitis como orientarnos sobre
la etiología de la misma. Dentro de dichas técnicas, la ecografía es el método de elección y primera
exploración complementaria a realizar en los pacientes con ascitis, la cual puede detectar hasta un
mínimo de 100 ml de líquido ascítico.
SÍNDROME HEPATORRENAL
El síndrome hepatorrenal (SHR) es un trastorno renal funcional que ocurre en pacientes con
hepatopatía avanzada e hipertensión portal. Se acompaña de alteraciones de la circulación arterial
y de la activación de los sistemas vasoactivos endógenos. Como consecuencia de la
vasoconstricción renal se produce una reducción del filtrado glomerular y secundariamente a la
vasodilatación arterial sistémica disminuyen la resistencia vascular periférica y se produce
hipotensión arterial. El riesgo de desarrollar esta complicación en los cirróticos con ascitis se sitúa
en torno al 20% al año y del 40% a los 5 años.
Criterios mayores:
1. Baja tasa de filtración glomerular, indicada por una creatinina sérica mayor de 1.5 mg/dl o un
aclaramiento de creatinina de 24 horas menor de 40 ml/min.
2. Ausencia de shock, infección bacteriana, pérdidas de líquidos o tratamiento actual con
medicamentos nefrotóxicos.
3. Ausencia de mejoría sostenida de la función renal (definida como disminución de la creatinina
sérica por debajo de 1.5 mg/dl o aumento del aclaramiento de creatinina de 24 horas por encima
de 40 ml/min) tras la suspensión de los diuréticos y la expansión del volumen plasmático con 1.5 l
de un expansor del plasma.
4. Proteinuria inferior a 500 mg/día y ausencia de alteraciones ecográficas indicativas de uropatía
obstructiva o enfermedad renal parenquimatosa.
Criterios menores:
1. Volumen urinario inferior a 500ml/día.
2. Sodio urinario inferior a 10 mEq/l.
3. Osmolaridad urinaria mayor que la osmolaridad plasmática.
4. Sedimento de orina con menos de 50 hematíes por campo.
5. Concentración de sodio sérico menor de 130 mEq/l.
ENCEFALOPATÍA HEPÁTICA
La encefalopatía hepática (EH) constituye un conjunto de alteraciones neuropsiquiátricas de origen
metabólico y generalmente reversibles que aparecen en enfermedades hepáticas con insuficiencia
hepatocelular e hipertensión portal. Se trata de un trastorno funcional, por lo que carece de
alteraciones anatomopatológicas a nivel cerebral.
Esta patología puede aparecer en el contexto de una insuficiencia hepática aguda grave, cirrosis
hepática, comunicaciones portosistémicas (espontáneas o iatrogénicas) y en alteraciones
congénitas del ciclo de la urea. En los pacientes cirróticos la EH se clasifica en aguda, crónica
recurrente, crónica permanente o subclínica dependiendo del curso clínico de la misma.
La patogenia de este síndrome no es del todo conocida, aunque existen diversas hipótesis que se
nombran a continuación:
• Formación de neurotoxinas: El amoníaco se produce a partir de la degradación bacteriana
intestinal de aminoácidos, proteínas y urea y alcanzaría el tejido cerebral sin la depuración que en
condiciones normales supone su paso por el hígado.
• Aumento del tono gabaérgico que se produce por el incremento del número y sensibilidad de los
receptores GABA/Benzodiacepinas o por la presencia en sangre de sustancias semejantes a las
benzodiacepinas.
• Teoría de Fisher: Aumento de los amino-ácidos aromáticos (triptófano, fenilalanina y tirosina)
respecto a los ramificados (leucina, isoleucina y valina), lo cual llevaría a la creación de falsos
neurotransmisores.
• Otros: Disminución del glutamato, aumento de citoquinas ( TNF-alfa e IL-2) y acúmulo de
manganeso a nivel del globus pallidus.
encefalopatía hepática
SÍNDROME HEPATOPULMONAR
CUADRO CLINICO
La cirrosis hepática puede ser asintomático por periodos prolongados, pero el comienzo de los
síntomas puede ser insidioso o con menor frecuencia, abrupta. Los síntomas comunes son la fatiga,
perdida de peso, trastornos del ciclo del sueño, astenia y calambres musculares. En las cirrosis
avanzadas puede presentarse anorexia, nauseas y vómitos, dolor abdominal y hematemesis ( 15 -
25%).
Los signos cutáneos que no son patognomónicos de la cirrosis hepática pero si de gran importancia
para orientarnos al diagnostico, son las telangiectasias, con localización exclusiva en el territorio de
la VCS, el centro de la telangiectasia es pulsátil y a la presión desaparecen; el eritema palmar, en
la región tenar e hipotenar a consecuencia del exceso de estrógenos circulantes no inactivados por
el hígado.
Los signos ungueales consisten en fragilidad de la uña y con forma en vidrio de reloj, estriación
longitudinal y opacidad blanquecina (desaparición de la lúnula), su frecuencia es de 80 % en los
pacientes cirróticos. En algunos hay dedos en palillo de tambor (acropaquia). Es común observar
hipertrofia parótidea y contractura palmar de Dupuytren en los cirróticos alcohólicos.
Trastornos endocrinos: en los hombres hay atrofia testicular, disminución del libido e impotencia,
en la ginecomastia influyen factores como malnutrición, la espironolactona y algunas hormonas
(estrógeno). En la mujer hay alteraciones del ciclo menstrual, muy a menudo amenorrea. En los
dos sexos hay alteración en la distribución del vello, como perdida o disminución en axilas y pubis,
pero es mas característico en el varón.
Ictericia: puede ser secundaria a la hemólisis excesiva por toxicidad del alcohol, mecanismos
inmunitarios o destrucción esplénica del hematíe, trayendo como consecuencia el aumento de los
niveles de bilirrubina. En ocasiones puede haber obstrucción en los conductos biliares ya que la
litiasis biliar es frecuente en los cirróticos.
Hipertensión portal: se debe a un aumento de la resistencia vascular intrahepatica, por incremento
de la TA dentro de los sinusoides que se transmite de manera retrograda hasta la vena porta,
debido a que la vena porta carece de válvulas, esta a su vez transmite de manera retrograda el
incremento de la presión hacia otros lechos vasculares, causando la esplenomegalia y la derivación
portosistemica.
Ascitis: en los cirróticos se debe a la hipertensión portal, debido a que el exceso de fluido peritoneal
excede la capacidad de drenaje linfático ocasionando aumento de la presión hidrostática,
originando la acumulación de liquido en la cavidad abdominal.
Síndrome hepatorrenal: se presenta en un 10 % de los casos, se caracteriza por elevación de la
creatinina serica y disminución del volumen urinario causando vasoconstricción de la circulación
renal. Se clasifica en tipo 1;que es rápidamente progresiva y la creatinina aumenta 2.5 mg/Dl en
menos de dos semanas. El tipo 2 es de evolución lenta. La orina producida tiene un contenido bajo
en sodio y ausencia de cilindros, similar a la hiperazoemia prerenal pero en este caso no hay
deficiencia del volumen intravascular y no responde a la hidratación con solución salina.
Hipoalbuminemia y edema periférico: se debe a la disfunción hepatocelular progresiva que trae
como resultado la disminución de la síntesis de albúmina y otras proteínas sericas. Conforme
disminuyen las proteínas plasmáticas, disminuye la presión oncotica del plasma provocando el
desarrollo de edema periférico y ascitis. Estos cambios hemodinámicos también contribuyen a
retener sodio y agua.
Peritonitis bacteriana espontánea: no hay un evento claro que explique el ingreso del agente
patógeno y cause peritonitis, se acompaña de fiebre, dolor abdominal, disminución o ausencia de
ruidos intestinales o inicio súbito de una encefalopatía hepática en un paciente con ascitis. Los
microorganismos mas comunes son la E. Coli, streptococus pneumoniae y viridans.
Varices y sangrado gastroesofagico: se deben a la hipertensión portal provocando un
engrosamiento en los vasos que anastomosan a la vena porta, como los vasos de la superficie del
intestino y del esófago inferior. Las varices de mayor importancia son las gastroesofagicas por su
tendencia a tener una rotura.
Encefalopatía hepática: los signos y sintomas se clasifican de la siguiente forma:
• Alteraciones mentales: Se produce una alteración del estado de conciencia que puede variar
desde una discreta somnolencia hasta el coma. Pueden aparecer trastornos del ritmo sueño/vigilia,
disminución de la capacidad intelectual, desorientación témporo-espacial, alteraciones de la
personalidad y del comportamiento.
• Alteraciones neuromusculares: La asterixis o Flapping tremor es el trastorno neuromuscular más
característico de la EH, aunque no es patognomónico y puede estar ausente en fases avanzadas
de la enfermedad. Consiste en un temblor aleteante que aparece fundamentalmente a nivel de las
muñecas. Otras alteraciones que pueden aparecer en estos pacientes son la hipertonía, rigidez en
rueda dentada, signo de Babinski bilateral o convulsiones.
• Fetor hepático: Debido a la desmetilacion de la metionina. No aparece en todos los pacientes y
no se correlaciona con el grado de encefalopatía ni con su duración.
Los precipitantes de la encefalopatía son: hemorragia gastrointestinal, aumento de proteínas en la
dieta. La etiología es debida al aumento en el incremento del amoniaco y alteraciones en el ciclo
de la urea o descomposición de las proteínas por la flora bacteriana.
Coagulopatia: en la cirrosis hepática hay signos hemorrágicos como petequias, hematomas y
equimosis debido a la ineficiencia del hígado para sintetizar los factores de coagulación
“protrombina, proconvertina, factor IX, fibrinógeno, proacelerina, factor XIII” así como también por
que los hepatocitos no responden a la vitamina K, que se necesita para activar algunos factores (II,
XII, IX, X).
Hepatoesplenomegalia: la hepatomegalia (70%) es secundaria a distensión de la capsula de
Glisson o a la ascitis. La palpación es indolora y el borde es duro y cortante con superficie irregular.
La esplenomegalia se debe a la hipertensión portal, que también provoca dilatación de las venas
superficiales del abdomen.
Carcinoma hepatocelular: se presenta en un 5% de los pacientes portadores de cirrosis hepática,
su etiología es: portador del VHB, a las micotoxinas que son metabolitos de los hongos y que actúan
de manera sinérgica con la cirrosis y el VHB. Predomina en el sexo masculino.
Complicaciones pulmonares: el 33% de los pacientes la presentan, se relaciona con una
insuficiencia hepática, hipoxemia y una derivación intrapulmonar debido a una vasodilatación. No
se conoce la causa de la vasodilatación pero se asocia con el acido nítrico, endotelina y acido
araquidónico hay alteraciones en la ventilación-perfusión, acompañado de platipnea y disnea.
DIAGNOSTICO
Con ayuda del cuadro clínico complementado con los estudios de laboratorio y gabinete podemos
diagnosticar eficazmente la cirrosis hepatica.
Datos de laboratorio
Anemia: es macrocítica y muy frecuente, las causas son la supresión de eritropoyesis por el
alcohol, deficiencia de folato, hemólisis, hemorragia gastrointestinal.
Leucocitosis: relativamente bajo, se debe al hiperesplenismo o por una inflamación.
El tiempo protrombina: se alarga por la deficiencia del hígado en la síntesis de factores de
coagulación.
Química sanguínea: reflejan una lesión y disfunción hepatocelular, manifestadas por
elevaciones de moderadas de AST, fosfatasa alcalina y aumento de la bilirrubina.
La albúmina serica se encuentra baja.
Imágenes
Ultrasonido: para valorar la hepatomegalia y detectar la presencia de ascitis o nódulos en el
hígado, incluso pequeños carcinomas hepáticos.
Doppler: valorar la permeabilidad de la vena porta, esplénica y hepática.
TC e IRM: revelar nódulos hepatocelulares.
Esofagogastroscopia: observar la presencia de varices y detectar la causa de la hemorragia
en esófago, estomago y duodeno proximal.
Biopsia hepática. Para confirmar la cirrosis. Puede utilizarse la laparoscopio
TRATAMIENTO
Medidas generales
Ascitis: La paracentesis se debe realizar en todos los pacientes con ascitis de comienzo reciente y
todos los pacientes ingresados con ascitis. Es una técnica segura con muy pocas complicaciones,
incluso en los pacientes con alteraciones de la coagulación que serían la mayoría.
El líquido ascítico cirrótico es transparente y de color amarillo ámbar. Comúnmente se ha
considerado como un trasudado (cantidad proteínas en líquido ascítico menor de 2.5 gr/dl), pero se
ha visto que hasta un 30% de estos enfermos presentan un exudado. Hoy día la cantidad de
proteínas totales nos sirve para valorar el riesgo de desarrollar una peritonitis bacteriana
espontánea (< 1gr/dl) y como ayuda en el diagnóstico diferencial entre esta y la peritonitis
bacteriana secundaria
El 90% de los pacientes cirróticos con ascitis responden al tratamiento con dieta hiposódica y
diuréticos, siendo el de elección la espironolactona.
1. Tratamiento de la ascitis grado I: El volumen de líquido ascítico en estos pacientes es escaso
y se diagnostica generalmente mediante ecografía. El tratamiento inicial consiste en una
dieta hiposódica (50 mEq/día) y espironolactona 100 mg/día. Si desaparece la ascitis se
puede suspender el diurético y permanecer con la dieta.
2. Tratamiento de la ascitis grado II: La cantidad de líquido ascítico varía entre 3 y 6 litros. El
tratamiento inicial de elección en estos enfermos es la restricción salina y los diuréticos.
Estos últimos se deben iniciar con espironolactona a 100 mg/día, aumentándolo
progresivamente hasta 400 mg/día. Si no hay respuesta o se produce hiperpotasemia, se
debe añadir furosemida a una dosis inicial de 40 mg/día aumentando la dosis hasta 160
mg/día.
3. Tratamiento de la ascitis grado III: Estos pacientes presentan una media de 10 litros de
líquido ascítico y el tratamiento de elección consiste en la realización paracentesis
evacuadora con reposición de albúmina (8 gr por litro de ascitis). Tras la paracentesis debe
iniciarse la dieta hiposódica y la administración de diuréticos, cuyas dosis dependerán de la
excreción de sodio en orina. Si ésta es mayor de 10 mEq/día, se iniciará tratamiento con
espironolactona 200 mg/día y si es menor a esta cifra se debe iniciar tratamiento diurético
combinado con espironolactona 100 mg/día y furosemida 40 mg/día. Es importante recordar
que estos pacientes deben tener un seguimiento estrecho para el ajuste de las dosis de
diuréticos.
4. Tratamiento de la ascitis refractaria: Se denomina refractaria a la ascitis grado II o III que no
responde a tratamiento médico o cuya recidiva precoz no se puede evitar con dicho
tratamiento. Aparece en el 5-10% de los pacientes cirróticos con ascitis. El tratamiento de
elección en estos pacientes es la paracentesis evacuadora total de repetición con reposición
de albúmina intravenosa y posterior instauración de tratamiento diurético. En los pacientes
que no responden a lo anterior o que precisan paracentesis muy frecuentes está indicada la
colocación de un TIPS o menos frecuente la realización de un Shunt peritoneo-venoso de
LeVeen. Hay que recordar que la ascitis refractaria es una de las indicaciones de transplante
hepático.
Clasificación de Child-Pugh
1 2 3
Pequeña
Ascitis No Gran cantidad
cantidad
2-3 (3-10 en
Bilirrubina (mg/dl) < 2 (< 3 en CBP) > 3 (> 10 en CBP)
CBP)
la sangre, llamada encefalopatía; (4) color amarillo en los ojos y la piel, llamado ictericia. Como fue mencionado
antes, otra complicación seria de la cirrosis es el cáncer de hígado, el cual puede ocurrir en la etapa compensada o
descompensada. Puede no haber señales de cáncer de hígado hasta que el cáncer ha crecido mucho y causa dolor.
¿qUé es Cirrosis desCompensada ? Si usted experimenta uno de los problemas graves descritos anteriormente, su
enfermedad ha progresado de ser una cirrosis compensada a una cirrosis descompensada. Usted está entonces en
riesgo de morir por las complicaciones de la enfermedad del hígado, a menos que su hígado enfermo pueda ser
reemplazado por un hígado sano (transplante de hígado).
Cirrosis1. Sangrado de várices (sangrado interno) Venas (várices) en el tubo que lleva comida de la boca al estómago
(esófago) llegan a ser más y más grandes con el transcurso del tiempo y pueden reventarse. Cuando esto pasa, usted
puede vomitar sangre o notar que su materia fecal es negra y parecida a la brea. Si ésto sucede, usted debe ir a la
sala de emergencia inmediatamente para que le ayuden a detener el sangrado. El riesgo de sangrado de várices
puede ser reducido tomando medicinas especiales para la presión arterial (llamadas beta bloqueadores) o por un
procedimiento especial en el cual pequeñas ligas se colocan alrededor de las várices.
Si vomita sangre o su materia fecal se torna negra y parecida a la brea, usted debe ir a la sala de emergencia. Estas
son señales de que las várices estan sangrando y pueden poner en peligro su vida.
22. Ascitis (líquido en el abdomen) Otro problema causado por la presión alta en las venas del hígado es la ascitis. El
líquido sale del hígado Si usted tiene ascitis y de repente le da fiebre o un dolor nuevo en el abdomen, debe ir a la
sala de emergencia inmediatamente. Esto puede ser indicación de una infección grave que puede poner en peligro
su vidaal abdomen y comienza a llenarlo.
Esto puede aumentar el volumen del abdomen como un globo lleno con agua. Las piernas pueden hincharse
también. Esto puede ser muy incómodo. Comer puede ser un problema porque hay menos espacio para la comida.
Hasta respirar puede ser un problema, especialmente cuando está acostado. Pero el problema más grave asociado
con la ascitis es la infección de la misma, la cual pone en riesgo su vida. La ascitis puede desaparecer con una dieta
baja en sal y con diuréticos (pastillas que lo hacen orinar) prescritos por su médico. Algunas veces el proveedor
médico puede drenar este líquido mediante una aguja especial. 3. Encefalopatía (confusión) Un hígado que no está
funcionando bien no es capaz de eliminar sustancias tóxicas como el amonio (el cual viene de los intestinos), y puede
permitir que estas sustancias lleguen al cerebro y produzcan confusión. Además de la confusión, las toxinas en el
cerebro causan cambios en el sueño, en la personalidad, en la concentración y en la memoria. Estas toxinas pueden
incluso causar un estado de coma. Estas alteraciones son síntomas de encefalopatía hepática. Si usted tiene
encefalopatía hepática, puede tener problemas para conducir, escribir, calcular y realizarotras actividades de la vida
diaria. Los signos físicos de encefalopatía son temblor y “aleteo” de las manos. La encefalopatía puede ocurrir
cuando usted tiene una infección o cuando sangra internamente y también puede ocurrir si está estreñido o toma
demasiados diuréticos, tranquilizantes o pastillas para dormir. Entonces su proveedor médico le puede recomendar
que tome lactulosa. La lactulosa es un jarabe que puede ayudarle a evacuar el intestino con más frecuencia (hasta
dos o tres veces al día) y ayuda a eliminar el amonio.
Si usted está actuando extrañamente, si está confuso o si está muy soñoliento, debe ser llevado a la sala de
emergencia inmediatamente. Estos síntomas pueden ser señal de un problema médico grave. Usted no debe
conducir cuando tiene estos síntomas.
Un hígado que no está funcionando bien no puede eliminar bilirrubina, sustancia que produce un color amarillo en
los ojos y la piel llamado ictericia. Demasiado alcohol y algunas medicinas pueden producir ictericia
DIAGNOSTICO
Los síntomas clínicos dependen del tiempo de evolución de la enfermedad, de la cantidad de parénquima
hepático funcionante, de las alteraciones de la circulación portal y del tratamiento administrado. Un 30-40 %
de los enfermos con cirrosis cursa de forma completamente asintomática y se detecta de modo casual. La
cirrosis sin síntomas de alteración de la función metabólica y sin complicaciones derivadas de la
hipertensión portal se denomina compensada.
1. Síntomas generales: debilidad y fatigabilidad fácil (durante mucho tiempo es el principal y único
síntoma), febrículas, pérdida de apetito, disminución de la masa corporal, postura característica (aspecto de
"muñeco de castañas", es decir con las extremidades superiores e inferiores delgadas a consecuencia de la
atrofia muscular y el perímetro abdominal aumentado), calambres musculares dolorosos (molestos sobre
todo por la noche), prurito.
3. Trastornos en el sistema digestivo: flatulencia, náuseas y vómitos, lengua depapilada, edema de las
glándulas salivales (en algunos enfermos), dolor en el hipocondrio derecho, esplenomegalia (~60 % de los
enfermos), hepatomegalia con superficie nodular palpable (esto solo se observa en algunos enfermos, ya que
típicamente el hígado está disminuido y escondido profundamente por debajo del arco costal), ascitis, hernia
de la pared abdominal (más frecuentemente hernia umbilical).
5. Historia natural: la cirrosis hepática es una enfermedad progresiva. Con el tiempo aparecen las
manifestaciones bioquímicas y clínicas de descompensación. Clasificación de Child-Pugh del grado de
insuficiencia hepática en el curso de la cirrosis →tabla 12-1. El tiempo de evolución, desde la etapa
temprana (posible de detectar solamente en el examen histopatológico) hasta la insuficiencia hepática
terminal, es variable y depende de la etiología y del tratamiento utilizado. La supervivencia desde el
momento de la aparición de los primeros síntomas de descompensación es de un 45 % de los enfermos a los
5 años, y un 10-20 % a los 10 años.
1 2 3
Bilirrubina (mg/dl [µmol/l]) en CBP <2 (<35) 2-3 (35-50) >3 (>50)
<4 (<70) 4-10 (70-170) >10 (>170)
Albúmina (g/dl) >3,5 2,8-3,5 <2,8
DIAGNÓSTICOARRIBA
Exploraciones complementarias
1. Análisis de sangre:
2) Pruebas bioquímicas: actividad de ALT y AST aumentada (generalmente AST >ALT en cirrosis sin
inflamación activa y en la fase terminal puede ser normal), ALP (2-3 veces generalmente en enfermedades
hepáticas colestásicas), GGTP (un aumento aislado sugiere etiología alcohólica), actividad de colinesterasa
disminuida, hipergammaglobulinemia (generalmente policlonal), hiperglucemia (frecuente),
hipertrigliceridemia (sobre todo en la cirrosis alcohólica), hipercolesterolemia (en enfermedades hepáticas
colestásicas), concentración de AFP aumentada (se da en cirrosis con gran actividad inflamatoria, si bien un
valor >200 uds./ml indica carcinoma hepatocelular). En la cirrosis descompensada: hiperbilirrubinemia
(generalmente con predominio de la bilirrubina conjugada) que no cambia o se eleva de manera lenta
y generalmente no llega a valores altos (excepto las enfermedades hepáticas colestásicas), hipoalbuminemia,
concentración aumentada de amonio en el suero, hipoglucemia (puede indicar insuficiencia hepática aguda,
infección bacteriana o carcinoma hepatocelular), hiponatremia e hipo- o hiperpotasemia.
3) Pruebas de coagulación: alargamiento de TP, uno de los parámetros más sensibles de la función de los
hepatocitos, precede a todas las demás manifestaciones de la descompensación metabólica y tiene un valor
pronóstico.
2. Pruebas de imagen: se realizan para detectar lesiones focales (cáncer), determinar el tamaño y la forma
del órgano, diagnosticar esteatosis asociada a cirrosis y pesquisar manifestaciones de hipertensión portal
y medir el flujo en los vasos hepáticos. Ecografía: se describe típicamente una hipertrofia del lóbulo
izquierdo y del lóbulo caudado, con disminución del lóbulo derecho y un contorno hepático irregular
y policíclico. Las manifestaciones de la hipertensión portal son: dilatación de la vena portal >15 mm con
flujo monofásico o invertido, presencia de circulación colateral, sobre todo en la vena gástrica izquierda,
esplénica, umbilical y esplenomegalia (signo poco especifico). Puede observarse un agrandamiento de la
vesícula biliar, con engrosamiento de su pared y colelitiasis. El carcinoma hepatocelular generalmente es
una pequeña lesión focal hipoecogénica (si el diámetro >2 cm, la probabilidad de cáncer es de ~95 %).
El escáner no ofrece ventajas sobre la ecografía, excepto si se sospecha un carcinoma hepatocelular (escáner
trifásico).
4. Examen histológico de la biopsia hepática: base para el diagnóstico de la cirrosis hepática y sus causas
y para la valoración del estadio de la enfermedad hepática, no siempre necesaria. Se observan nódulos
regenerativos (pequeños, grandes o mixtos), fibrosis en estadio 4 y lesiones características de la enfermedad
causante de la cirrosis.
5. Elastografía: es una alternativa a la biopsia hepática; evalúa el grado de fibrosis (su mayor validación es
en la hepatitis C).
Criterios diagnósticos
Cuadro histológico en la biopsia hepática. En casos de cirrosis descompensada, una causa evidente, y la
presencia de manifestaciones clínicas y de alteraciones típicas en las pruebas de laboratorio es suficiente
para establecer el diagnóstico.
Diagnóstico diferencial
En la fase de compensación realizar el diagnóstico diferencial de la cirrosis hepática con otras enfermedades
hepáticas crónicas. En la descompensada cada una de las manifestaciones de la enfermedad requiere el
diagnóstico diferencial en función del cuadro clínico predominante, entre otras la ictericia →cap. 1.26, la
ascitis →cap. 1.1, la hipertensión portal (causas prehepáticas: trombosis de la vena portal o de la vena
esplénica, compresión externa de la vena portal [neoplasias, fibrosis retroperitoneal], malformaciones
congénitas de la vena portal; intrahepáticas [aparte de las causas de cirrosis]: enfermedad venooclusiva
hepática, hiperplasia focal nodular, esquistosomiasis, sarcoidosis; extrahepáticas: síndrome de Budd-Chiari,
trombosis de la vena cava inferior, pericarditis constrictiva, cardiomiopatía restrictiva) y encefalopatía
hepática →más adelante.
TRATAMIENTOARRIBA
3. Tratamiento sintomático.
2) Hiponatremia con hipovolemia: requiere la infusión del NaCl al 0,9 % y el tratamiento de la causa, lo
más frecuente es la suspensión de diuréticos (contraindicados en natremia <120 mmol/l).
OBSERVACIÓNARRIBA
1. Se recomienda el control regular con el fin de vigilar la abstinencia de alcohol y detectar precozmente las
complicaciones de la cirrosis.
COMPLICACIONESARRIBA
1. Ascitis: es la complicación más frecuente de la cirrosis y una de las más tempranas. La fisiopatología es
compleja. Los principales factores relacionados son la retención renal de sodio y agua, la hipertensión portal
y la hipoalbuminemia. Cuadro clínico, clasificación de gravedad, diagnóstico y diagnóstico diferencial
→cap. 1.1.
Tratamiento.
1) En enfermos con cirrosis sin ascitis no hay límite en el aporte de líquidos y sodio. No se deben utilizar
diuréticos para prevenir su aparición.
2) Ascitis grado 1 y 2 → empezar con la restricción del sodio en la dieta <2 g/d (<88 mmol/d). Si no hay
respuesta → indicar diuréticos: espironolactona 100 mg y furosemida 40 mg 1 × d por la mañana. Si
después de 4-5 días no hay efecto (disminución de la masa corporal de 0,3-0,5 kg/d en caso de ascitis sola
o de 0,8-1,0 kg/d si coexisten edemas periféricos) → aumentar la dosis (espironolactona hasta 400
mg/d, furosemida hasta 160 mg/d). Después de la resolución de la ascitis se debe continuar con la restricción
del sodio en la dieta, la ingesta de líquidos será ~1,5 l/d y hay que mantener las dosis de diuréticos en un
nivel que evite la recidiva de la retención de líquido (control de la masa corporal cada 1-2 días).
2. Peritonitis bacteriana espontánea (PBE): se presenta en un 10-30 % de los enfermos con ascitis. Está
causada por la infección del líquido ascítico sin que exista una fuente de infección visible en la cavidad
abdominal. Probablemente se produce a consecuencia de la traslocación de bacterias desde la luz del tracto
digestivo y de la alteración de la actividad antibacteriana del líquido ascítico. Las bacterias aisladas con
mayor frecuencia son (70 %): Escherichia coli, Enterococcus faecalis, Enterobacter, Serratia, Klebsiella,
Proteus, Pseudomonas.
Cuadro clínico: son relativamente raros los síntomas típicos de peritonitis (es decir fiebre, escalofríos, dolor
abdominal difuso, signos de irritación peritoneal, disminución de los ruidos intestinales). El único síntoma
de la PBE puede ser la fiebre, la encefalopatía de origen desconocido o el shock séptico. En ~10 % de los
casos el curso es asintomático.
Diagnóstico: en todos los enfermos con ascitis ingresados en el hospital se recomienda realizar paracentesis
diagnóstica y analizar el líquido ascítico →cap. 28.6, incluyendo la toma de cultivos (≥10 ml de líquido en
el frasco con el medio para hemocultivo aerobio y anaerobio). La PBE se diagnostica cuando el número de
neutrófilos en el líquido ascítico es >250/µl sin un claro origen de infección en la cavidad abdominal. Los
cultivos del líquido ascítico son negativos en un 20-40 % de los enfermos a pesar de la existencia de rasgos
inflamatorios en el líquido ascítico. Realizar el diagnóstico diferencial con la peritonitis secundaria en
enfermos con ascitis →cap. 28.6.
Tratamiento: se debe empezar de forma inmediata con la antibioticoterapia empírica → cefotaxima iv. 2 g
cada 8-12 h, en caso de hipersensibilidad a cefalosporinas ciprofloxacino iv. o VO 0,4-0,5 g cada 12 h;
continuar hasta la resolución de los síntomas clínicos o hasta la disminución del número de neutrófilos en el
líquido ascítico hasta <250/µl (en general durante 7-10 días). En los enfermos con una concentración de
bilirrubina en sangre >68 µmol/l (4 mg/dl) y de creatinina >88,4 µmol/l (1 mg/dl) aparte del antibiótico
administrar, en infusión, una solución de albúmina (1,5 g/kg el 1.er día y luego 1 g/kg el 3.er día).
Prevención:
2) en enfermos con alto riesgo de PBE (antecedente del sangrado del tracto digestivo independientemente de
la causa, o con una concentración de proteínas en el líquido ascítico <1 g/dl)
administrar VO norfloxacino400 mg/d, ciprofloxacino 500 mg/d, rifaximina 400 mg 2 × d. En pacientes con
hemorragia digestiva se indica administrar antibióticos iv. por 5 d.
Utilizar los IBP solamente cuando estén claramente indicados, ya que aumentan el riesgo de aparición de
PBE y el riesgo de infección por Clostridium difficile.
3. Sangrado del tracto digestivo: el más probable en enfermos con cirrosis hepática y el más significativo
clínicamente es el sangrado de las varices esofágicas (~10 % de todas las causas de sangrado del tracto
digestivo superior), que es consecuencia de la circulación colateral en la hipertensión portal. El riesgo de
hemorragia de las varices esofágicas es de ~30 % a los 2 años desde su diagnóstico por endoscopia, por lo
que es necesaria la profilaxis →fig. 12-1. En ~10 % el lugar de sangrado no son las varices esofágicas, sino
las venas gástricas (sangrado por varices subcardiales, difíciles de diagnosticar y de tratar). Mucho menos
frecuente es el sangrado de las varices del tracto digestivo inferior (p. ej. hemorroides) y sus consecuencias
no son tan graves.
a) β-bloqueante no selectivo (carvedilol 6,25-12,5 mg/d, nadolol 40-240 mg/d, propranolol 80-320 mg/d;
se debe aumentar progresivamente la dosis hasta alcanzar la dosis máxima tolerada, o hasta la disminución
del ritmo cardíaco <50-55/min.); utilizar junto con métodos endoscópicos
4. Encefalopatía hepática: conjunto de trastornos funcionales del SNC en el curso de las enfermedades
hepáticas severas agudas o crónicas, probablemente como resultado de la acción de neurotoxinas endógenas
(amoníaco, mercaptanos, ácidos grasos de cadena corta y media, fenoles), de la presencia de falsos
neurotransmisores o de una activación excesiva del sistema gabaérgico.
Cuadro clínico: trastornos del comportamiento, del estado de ánimo, de la personalidad, de las funciones
intelectuales, de la conciencia y de la actividad neuromuscular, de un grado de intensidad variable.
Clasificación →tabla 12-2.
Diagnóstico: a base de la presencia de síntomas neuropsicológicos →tabla 12-2, cambios en el EEG (ondas
de alta amplitud y baja frecuencia, ondas trifásicas) y una concentración de amonio en sangre aumentada.
Realizar una valoración clínica simplificada del grado de encefalopatía (escala CHESS) →tabla 12-3.
Establecer un diagnóstico diferencial con otras causas de alteraciones funcionales del SNC, entre otras la
encefalopatía de Wernicke, meningitis, encefalitis, hemorragia subaracnoidea, alteraciones metabólicas
(hipoglucemia, coma diabético, uremia), enfermedades psíquicas, demencia, alteraciones de la circulación
cerebral.
2) suspender la nutrición vía oral durante 24-48 h y administrar nutrición enteral (si posible) con una dieta
que tenga un aumento gradual de la concentración de proteína desde 0,5 g/kg/d
3) administrar un laxante: lactulosa 45 ml VO o por sonda nasogástrica cada 1 h hasta la defecación, luego
generalmente 15-45 ml cada 8-12 h para obtener 2-3 deposiciones blandas al día
4) en enfermos con alteraciones severas de la conciencia puede ser necesaria una limpieza mecánica del
intestino (enemas)
5) rifaximina 400 mg 3 × d VO o neomicina 3-4 g/d VO durante 1-2 semanas (en vez de o en combinación
con juntamente)
7) si la concentración de amoníaco en el plasma está aumentada → aspartato de ornitina iv. hasta 30 g/d
8) en enfermos inconscientes mantener la permeabilidad de las vías respiratorias →cap. 2.1, en caso de
necesidad considerar la ventilación mecánica.
1) dieta con un contenido de 1-1,5 g de proteína por kg de la masa corporal/día, sobre todo de origen vegetal
y lácteo; en enfermos que no toleren ninguna proteína utilizar dietas comerciales que contienen aminoácidos
ramificados
Prevención: realizar deposiciones de forma regular, prevenir los sangrados del tracto digestivo, evitar dosis
altas de diuréticos y utilizar los fármacos que deprimen el SNC solamente en caso de necesidad.
5. Síndrome hepatorrenal (SHR): se define como la presencia de insuficiencia renal en enfermos con
enfermedad hepática severa aguda o crónica y ascitis, sin otras causas de alteración de la función renal. Se
presenta en ~15 % de los enfermos ingresados en el hospital por ascitis a tensión. Es el resultado de la
disminución de la filtración glomerular a consecuencia de cambios hemodinámicos que producen un
empeoramiento de la perfusión renal.
Tipos SHR:
1) tipo 1: insuficiencia renal de progresión rápida, en unos días (es una forma especial de AKI);
generalmente acompaña a la insuficiencia hepática aguda, a la hepatitis alcohólica o a la descompensación
aguda de la cirrosis hepática, más frecuentemente a consecuencia de una PBE o de un sangrado en el tracto
digestivo
2) tipo 2: insuficiencia renal de progresión lenta (semanas o meses); se da con mayor frecuencia en
enfermos con ascitis resistente; en enfermos con un SHR tipo 2 puede manifestarse también el SHR tipo
1 (espontáneamente o p. ej. debido al PBE).
Diagnóstico: el SHR tipo 1 se puede diagnosticar en un enfermo que cumple los criterios diagnósticos de AKI,
pero en enfermos con cirrosis hepática no hay que tomar en cuenta la cantidad de diuresis, sino solamente el
aumento de la concentración de creatinina en ≥0,3 mg/dl (26,5 µmol/l) durante 48 h o en ≥50 % durante 7 días.
El SHR tipo 2 se puede diagnosticar en un enfermo con una concentración de creatinina >1,5 mg/dl (133 µmol/l),
que no cumple los criterios de AKI. Otros criterios del SHR:
2) falta de mejoría de la función renal (de la creatininemia) después de ≥2 días sin tomar diuréticos y de la
transfusión de albúmina →más adelante
a) shock
c) enfermedad renal parenquimatosa (proteinuria >0,5 g/d, hematuria >50 eritrocitos por campo e imagen
patológica en la ecografía renal).
Tratamiento.
1) Suspender los fármacos nefrotóxicos y los que disminuyan filtración glomerular, incluidos los AINE,
aminoglucósidos, IECA y ARA.
2) Solicitar hemocultivo, urocultivo y cultivo de esputo. En caso de ascitis realizar paracentesis diagnóstica
para descartar PBE e iniciar antibioticoterapia empírica hasta descartarla.
3) En enfermos con ascitis a tensión realizar paracentesis terapéutica acordándose del control de la presión
arterial, de la monitorización de PVC y de la reposición de volumen circulante con infusión intravenosa de
la solución de albúmina.
4) Infundir iv. durante 2 días una solución de albúmina 1 g/kg/d (máx. 100 g/d; la falta de mejoría es el
único criterio diagnóstico del HRS →más arriba). La infusión de albúmina puede prevenir el SHR en
enfermos con PBE.
5) En el SHR tipo 1 son eficaces los vasoconstrictores: terlipresina iv. 1 mg cada 4-6 h, con infusión
de albúmina 20-40 g/d iv. Si después de 3 días con este tratamiento la concentración de creatinina en suero
no disminuye en ≥25 % → aumentar la dosis de terlipresina gradualmente hasta 2 mg cada 4 h máx. Los
fármacos alternativos son: octreotida VSc 100-200 µg cada 8 h o noradrenalina en infusión iv. 0,5-3 mg/h.
El aumento de la presión arterial media en 5-10 mm Hg demuestra la eficacia de los fármacos
vasoconstrictores. Continuar el tratamiento hasta reducir la creatininemia hasta máx. 0,3 mg/dl por encima
de los valores iniciales o hasta 14 días. Después de terminar el tratamiento de la SHR un 15-50 % de los
enfermos recidiva. El tratamiento vasopresor utilizado nuevamente suele ser eficaz. En el SHR tipo 2 se
pueden usar también infusiones de albúmina y terlipresina, pero la eficacia de los fármacos
vasoconstrictores no está lo suficientemente documentada.
6) El trasplante de hígado es el mejor método del tratamiento. La terapia de reemplazo renal se puede
utilizar como terapia puente hasta el momento de trasplante en pacientes que lo requieran.
Hepatopatía Alcohólica:
1) Hemograma completo. Se ve si hay anemia (menos cantidad de glóbulos rojos de lo habitual). Es
frecuente que en fases avanzadas disminuyan los glóbulos rojos y las plaquetas. Esto suele ser debido
a que el bazo (órgano situado detrás del estómago, cuya principal función es la de eliminar las células
de la sangre cuando están viejas, y que sirve también para la defensa de algunas infecciones) está
aumentado de tamaño y trabaja más de la cuenta, eliminando estas células antes de tiempo.
2) Bioquímica.
- Glucemia.
- Colesterol.
- Triglicéridos,
- Ácido Úrico,
- Prot. Totales,
- Transaminasas GOT, GPT,
- GGT,
- Bilirrubina Total (suele estar elevada),
- Amoníaco sangre.
3) Estudio de Coagulación. Son frecuentes las alteraciones en las pruebas de coagulación de a
sangre.
4) Proteinograma: La cantidad de proteínas también está disminuida.
Pruebas de la función hepática o pruebas funcionales hepáticas es una analítica que se utilizan para evaluar
cómo está funcionando el hígado (actividad hepática) abarcan:
Albúmina
Alfa-1 antitripsina
Fosfatasa alcalina (FA)
Alanina transaminasa (ALT)
Aspartato aminotransferasa (AST)
Gamma-glutamil transpeptidasa (GGT)
Tiempo de protrombina
Bilirrubina en suero
Bilirrubina en orina
Información para pacientes sobre la Cirrosis Hepática
Se denomina cirrosis hepática al cuadro de lesiones en el hígado, que provoca que éste altere su estructura,
En nuestro medio, más del 90% de los casos se producen por infección por los virus de la hepatitis B, C y/o
por consumo excesivo de alcohol. Otras enfermedades que pueden provoca cirrosis hepática son:
Hepatitis autoinmune.
Trastornos metabólicos.
Enfermedades biliares.
Drogas y tóxicos.
Enfermedades degenerativas.
denomina fase compensada de la enfermedad, ya que las células hepáticas no dañadas compensan
con mayor actividad a las afectadas. El desarrollo de las complicaciones señala el inicio de la fase
de enfermedad descompensada.
Durante la fase compensada, el 40% de los pacientes pueden presentar síntomas inespecíficos como
astenia, anorexia, pérdida de peso o molestias en el hipocondrio derecho (En la parte anterior del
hepatomegalia (aumento del tamaño del hígado), esplenomegalia (aumento del tamaño del bazo), o
por la presencia de lesiones cutáneas como las arañas vasculares, telangiectasias en los pómulos o
¿Cómo se diagnostica?
La biopsia hepática es la prueba más importante para el diagnóstico de la cirrosis. También es posible el
diagnóstico de la enfermedad a partir de una combinación de los síntomas clínicos, de los resultados analíticos
y de la ecografía hepática:
antecedentes de prácticas o factores de riesgo para la hepatitis crónica B y C (uso de drogas por vía
presencia de otros síntomas, como el prurito en la mujer adulta, patología pulmonar o historia familiar
de enfermedades hepáticas.
Estudio de coagulación.
portal y de las posibles complicaciones asociadas (ascitis, trombosis en la porta...) o patología biliar.
Biopsia hepática: puede ser decisiva en el diagnostico preciso de patologías infrecuentes, para
Otras: como la gastroscopia, el TAC abdominal, o el Eco-doppler para estudiar casos concretos o
¿Cómo evoluciona?
La rapidez en la evolución de la cirrosis depende de la etiología, del buen seguimiento del tratamiento médico y
de los hábitos y estilos de vida. La cirrosis hepática puede presentar en su evolución graves complicaciones
carcinoma hepatocelular.
¿Cómo se trata?
1. Medidas generales:
requerimientos nutricionales son similares a los de una persona normal, si bien en algunos
físico moderado.
Los pacientes con cirrosis requieren ser controlados periódicamente, realizándo el seguimiento clínico,
el control analítico (según la causa que ha provocado la cirrosis) y ecográfico. Requieren control por
endoscopia las varices esofágicas para evitar hemorragias digestivas.
3. Medidas farmacológicas:
endoscopia dirigido a tratar las varices (escleroterapia o por ligadura por bandas).
eficacia que varía según los tratamientos previos, el tipo de virus infectante y la
fólico. En los casos en que esté indicado el trasplante hepático, se exige una
4. Trasplante hepático:
hepática avanzada; insuficiencia renal y/o trastorno hemodinámico grave. Cuanto mejor es el estado
general del paciente cuando se realiza el trasplante, mayor es la supervivencia durante el postoperatorio
inmediato.
Síndrome hepatorenal
¿Qué es?
hepática avanzada e hipertensión portal. En los pacientes con ascitis, el riesgo de desarrollarlo es del 18% al
¿Cuál es su tratamiento?
diálisis renal.
Los tratamientos quirúrgicos dirigidos a reducir la presión en la porta tienen una eficacia limitada.
Los pacientes con síndrome hepatorrenal son candidatos a trasplante renal, tratamiento de elección dado
que cura la enfermedad hepática que es la causa que origina el fallo renal, si bien el éxito del mismo
Encefalopatía hepática
¿Qué es?
por exposición del cerebro a concentraciones elevadas de sustancias tóxicas, sobre todo amoníaco.
precoces, se manifiesta como somnolencia, lentitud mental, respuesta lenta y con dificultad para la
respuesta oral, alteración del sueño y del estado de vigilia. En casos más avanzados, se detecta una
alteración grave de la conciencia que puede llegar al coma. Las formas más leves no tienen expresión clínica
¿Cómo se diagnostica?
en haber descartado otras causas de alteración mental. No existen datos clínicos, de laboratorio o de
neuroimagen que permitan confirmar el diagnostico, pero pueden proporcionar información sobre la
existencia de enfermedad hepática y factores desencadenantes como son la aparición de una hemorragia
Para orientar el diagnóstico y descartar otras causas se realizan análisis, pruebas psiquiátricas y pruebas de
¿Cómo evoluciona?
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento exige la adopción de medidas de soporte (hidratación, corregir las alteraciones en sangre,
En especial son importantes la dieta con reducción de la ingesta de proteínas, y la utilización de laxantes
para reducir la producción y absorción intestinal de los compuestos amónicos que producen la intoxicación.
Las varices esofágicas son dilataciones de las venas del esófago producidas por aumento de la presión en la
vena porta, como consecuencia de la cirrosis hepática. Al aumentar la presión dentro de las varices, se
rompen produciendo hemorragias.
La hemorragia por varices esofágicas es la complicación severa más frecuente de la hipertensión portal, y la
varices esofágicas
¿Cómo se diagnostican?
hemorragias, se realiza mediante la detección de sangre en el contenido gástrico o en las heces, o por la
presencia de sangre en el vómito (en forma de posos de café cuando son hemorragias antiguas, y sangre
¿Cómo evolucionan?
La mortalidad de cada episodio es de 30-50%, y el riesgo de recidiva de las hemorragias en un año es del
60%.
¿Cuál es su tratamiento?
(fármacos beta-bloqueantes y otros) que producen vasoconstricción y disminución del flujo sanguíneo de la
Cuando están contraindicados o no se toleran, puede ser necesario realizar la ligadura con bandas de las
La hemorragia aguda es una complicación que requiere una respuesta urgente y crítica que busca mantener
la vía aérea, contener la hemorragia y reponer las pérdidas mediante transfusión e hidratación.
el 90% de los sangrados pero son frecuentes las complicaciones leves (dolor torácico, disfagia,
En caso de fallos de las técnicas descritas, puede ser necesario recurrir al taponamiento mediante balón
inflado, pinzado de los vasos sangrantes o cirugía esofágica. Son técnicas útiles cuando los fármacos y la
Ascitis
¿Qué es la ascitis?
Se denomina ascitis a la presencia de líquido en la cavidad peritoneal. Es la complicación más común y
temprana de la cirrosis. Los pacientes sienten malestar abdominal y se observa un aumento progresivo del
perímetro abdominal.
¿Cómo se diagnostica?
Se diagnostica por la exploración física y por ecografía abdominal. Puede estar indicada la paracentesis
(punción abdominal para la extracción de una muestra del líquido de la ascitis) para su análisis.
¿Cómo evoluciona?
La supervivencia a los 2 años de los pacientes con ascitis es del 50%. Son factores asociados a un mal
¿Cuál es su tratamiento?
Ascitis refractaria: En pacientes que precisan paracentesis frecuentes o existen dificultades para la
realización de las paracentesis está indicada la implantación de una DPPI (derivación percutánea
portosistémica intrahepática).
En dependencia del grado de insuficiencia hepática y las dificultades de control de la ascitis, puede ser
¿Qué es?
Se denomina peritonitis bacteriana espontánea a la infección de líquido ascítico que se produce en ausencia
de una aparente fuente de infección. Se produce en el 10-30% de los pacientes ingresados con ascitis.
¿Cómo se diagnostica?
paciente con ascitis, en los análisis de sangre, del líquido ascítico y del cultivo de éste.
¿Cómo evoluciona?
La peritonitis bacteriana es una grave complicación en la evolución de una cirrosis hepática, tiene una
elevada mortalidad, y en el 70% de los casos vuelve a aparecr en durante el próximo año.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de la peritonitis bacteriana tiene una doble función: controlar la infección y prevenir el
deterioro de la función renal. Una vez diagnosticada la peritonitis debe iniciarse el tratamiento antibiótico
rápidamente, y una vez superada, puede ser necesario evitar la recidivas con profilaxis antibiótica.