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UNIVERSIDAD CATOLICA LOS ÁNGELES

CHIMBOTE

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

Régimen Patrimonial en el Matrimonio


Asignatura: Derecho de Familia

Docente Tutor: Mgtr. Edgar Pimentel Moreno

Alumnos: HECTOR VEGA BARRIENTOS


MARTIN ROSAS PEÑA
OSCAR SERNAQUE GAGO (JEFE DE GRUPO)
SIMEON MEZA BRAYAN LUIS JESUS
JOHANNA AMERICA BUSTOS CABALLERO

2018
INDICE
RESUMEN

Cuando una pareja decide casarse también deber tomar una decisión conjunta sobre la
forma en que manejarán su patrimonio, optando por uno de los regímenes económicos que
existen en el Perú: por un lado, la sociedad de gananciales, en donde los bienes adquiridos
durante el matrimonio civil le pertenecen a ambos cónyuges; y, por otro lado, la separación
patrimonial, que permite que cada quien sea dueño de lo obtenido durante la unión.

Si al contraer matrimonio la pareja no ha expresado su deseo de realizar la separación


patrimonial, la ley entiende que ha optado por la sociedad de gananciales.

Asi podemos decir que, este régimen supone que, si bien cada uno de los cónyuges llega al
matrimonio con bienes propios, todos aquellos adquiridos a partir de la unión serán parte de
un patrimonio común. Esto incluye que cuando se quiera disponer de estos bienes, ya sea
para una venta o hipoteca, será necesaria la intervención de ambos cónyuges para que la
operación sea eficaz.

Cabe señalar que para las uniones de hecho, la forma legal de la convivencia, solo existe el
régimen de sociedad de gananciales; sin embargo, existe un Proyecto de Ley que busca
reconocer que estas parejas tengan como una opción la separación patrimonial.

Con respecto a la Separación patrimonial en los últimos años se ha visto un notable


incremento en el Perú de parejas que optan por la separación patrimonial. Este consiste en
un régimen de individualización de los bienes, es decir, cada cónyuge tiene la
administración, disposición y gestión de deudas y acreencias de su patrimonio. Por ello, el
patrimonio de uno de los cónyuges no se verá afectado por los actos que realice el otro.

Ya que la sociedad de gananciales es el régimen que se inscribe por defecto al contraer


matrimonio, para cambiar a la separación de bienes es necesario realizar un trámite antes o
después de la unión, en este último caso a través de un proceso llamado sustitución de
régimen patrimonial.
ABSTRACT
When a couple decides to marry, they must also make a joint decision on how to manage
their assets, opting for one of the economic regimes that exist in Peru: on the one hand, the
community of acquisitions, where the goods acquired during the civil marriage belongs to
both spouses; and, on the other hand, the separation of assets, which allows each person to
have knowledge of the union.

If on marriage the couple has not expressed their desire to make the separation of assets, the
law understands that they have opted for the community of acquisitions.

So you can say that, this regime assumes that, although each of the spouses arrives at the
marriage with their own goods, all those acquired from the union with part of a common
patrimony. This includes that when there has been a disbursement of these assets, whether
for a sale or mortgage, it will be necessary for the intervention of all the spouses for the
operation to be effective.

It should be noted that for de facto unions, the legal form of cohabitation, there is only the
community of acquisitions regime; However, there is a Bill that seeks to recognize that
these couples have as an option the separation of assets.

With regard to the separation of property in recent years has seen a significant increase in
Peru of couples who choose the separation of assets. This consists of a regime of
individualization of the assets, that is, each spouse has the administration, disposal and
management of debts and debts of their assets. Therefore, the assets of one of the spouses
will not be affected by the acts performed by the other.

That the community of acquisitions is the regime that is registered by default when
contracting marriage, to change the separation of assets it is necessary to carry out a
procedure before or after the union, in this last case through the process of substitution of
patrimonial regime.
INTRODUCCIÓN

Antiguamente descansaba en la idea de que la mujer, por el hecho del matrimonio, caía
bajo la autoridad de su marido y entraba en su familia lo mismo que los hijos que nacían
dentro del matrimonio. Por ello todos los bienes que aportaban nacían dentro del
matrimonio. Por ello todos los bienes que aportaban al casarse, o que pudiera adquirir
durante el matrimonio, pasaban a ser propiedad del marido, constituyéndose así un solo
patrimonio perteneciente a este.

En Roma, donde en los primeros siglos, en virtud de la “manus” o potestad marital, la


mujer era consideraba habitualmente como una hija de la familia sin derecho patrimonial
alguno. Pero a partir de la ley de las doce tablas, que permitía a la mujer, en el matrimonio
por “usus”, interrumpir la posesión marital pasando tres noches cada año fuera del hogar
haciéndose cada vez más frecuente el matrimonio sin “manus” en que cada cónyuge tenia
su propio patrimonio. Derivo de allí la constitución de una dote, por el marido, por la
mujer, o por extraños, a fin de que la mujer contribuyera a las cargas de la familia.

Así entonces por régimen patrimonial debemos entender el conjunto de reglas que regulan
la relación patrimonial entre los cónyuges y frente a terceros, así tenemos que el patrimonio
generalmente esta formado por un conjunto de bienes y derechos, obligaciones y deudas,
que son valorables económicamente y que tiene toda persona. Las relaciones patrimoniales
entre los cónyuges esta regulado en el Código Civil de 1984, Libro III, Derecho de Familia
Título III y se inspira en los Principios de Igualdad y el mandato de no discriminación
consagrado en la Constitución de 1979, habiéndose concretado estos Principios en los
artículos 292, 313, 315 y 317 del Código Civil, habiendo sido elaborado el Libro de
Familia por el Dr. Héctor Cornejo Chávez, así como la exposición de motivos de dicho
libro.
Los aspectos básicos que debe regular el régimen patrimonial son: a) El derecho de
propiedad sobre los bienes de los cónyuges, b) Las facultades de disposición y
administración de los bienes, c) Los derechos de terceros frente a las deudas de los
cónyuges; y d) La extinción del régimen y su liquidación.

El Código Civil organiza económicamente el matrimonio en dos regímenes patrimoniales:


el de separación de patrimonios y la sociedad de gananciales.

En cuanto a la elección del régimen, los cónyuges pueden elegir uno de ellos antes o
después del matrimonio.

Como ayuda en el objeto de nuestro análisis, teniendo como base bibliografía nacional
como internacional.
I. MARCO TEÓRICO

1.CONCEPTOS GENERALES.
1.1.PATRIMONIO.
Conjunto de bienes muebles e inmuebles susceptibles de valoración económica, de utilidad
primordial o superflua, sobre los cuales una persona física o los representantes de una
persona jurídica tienen la garantía estatal de ejercer todos y cada uno de los derechos
inherentes a la propiedad, sin más limitaciones que las establecidas a favor de terceros por
la ley, la administración de justicia o la contratación, sean o no acreedores1

1.2.PATRIMONIO CONYUGAL.
El patrimonio conyugal es indiviso, pudiendo determinarse la copropiedad mediante
sentencia judicial únicamente2.

1.3.PODER DOMÉSTICO.
Es aquel poder por el cual cualquiera de los esposos podrá realizar los actos encaminados a
atender las necesidades ordinarias de la familia y a la conservación de su patrimonio,
conforme al uso del lugar y a las circunstancias de la misma3.

1.4.MATRIMONIO.
El matrimonio, es un acto eminentemente consensual, en la medida en que requiere la
concurrencia de voluntades de los futuros esposos. Dicho consentimiento debe recaer sobre
un proyecto de vida en común y se presta mediante el cumplimiento de las formalidades. Se

1
Bramont Arias Torres. Manual de Derecho Penal. Lima. Editorial San Marcos. 1998. p. 137
2
Cas. N° 963-96. En El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria. Ediciones Legales. Lima, 2002.
P.
3
Plácido Vilcachagua, Alex. Los regímenes patrimoniales del matrimonio. Gaceta Jurídica, Lima, 2001,
p.239
trata además de un consentimiento que es acogido y correspondido por el otro contrayente,
formándose de este modo el concierto a que se refiere el texto del artículo bajo comentario.

Su finalidad es hacer vida en común, tiene su raíz en la corriente institucionalista que trata
de explicar su naturaleza jurídica. El objetivo de hacer vida en común se orienta al deber de
cooperación y asistencia de los cónyuges, así cómo a la conformación de una familia. La
finalidad del matrimonio, entonces, es no solo gozar de la vida conyugal, sino formar una
alianza para soportar mejor los contratiempos de la vida.

2.ORIGEN DEL RÉGIMEN PATRIMONIAL EN EL MATRIMONIO.

2.1.DERECHO ROMANO. El origen histórico de la comunidad es sumamente discutido.


En el derecho romano no existen antecedentes ciertos de la existencia de la institución, a
pesar de que autores antiguos, como Lauriére, creían encontrar en un fragmento de
Scaevola, o en un epigrama de Marcial a Nigrine, o en el Digesto, el origen de la
comunidad. Otros, como Coquille, Grosley, Humbert y Valroger, se remontan más allá y
creen que los romanos habían dejado subsistir la costumbre gala de la comunidad.

Lefebvre sostuvo que el régimen se originó gracias a la concepción cristiana del


matrimonio.

En OMEBA4 encontramos que en el derecho romano se establecieron dos sistemas


patrimoniales según el tipo de matrimonio celebrado. Si las justae nuptiae se contraían cum
manu, la mujer quedaba bajo la potestad del marido y su patrimonio era absorbido por el
del esposo.

4 Omeba. Enciclopedia Jurídica. Buenos Aires. Editorial Dikinson. 1978. p. 349


En el matrimonio sine manu, la mujer continuaba bajo el poder del grupo familiar de
origen, y conservaba la propiedad de sus bienes. En este Caso se consideraba que la esposa
debía contribuir a los gastos del hogar, los bienes que aportara para ello, no pasaban a
propiedad del marido sino que se transmitían a los hijos de ambos, para quienes estaban
especialmente destinados, estos bienes recibieron el nombre de 'dotales'.

Los bienes de la esposa que no integraban los 'dotales' constituían los 'parafernales', Eran
privativos de la mujer los adquiridos antes del matrimonio o durante éste a título de
herencia o con sus propios recursos. El 'sistema dotal' era el régimen de separación ya que
los bienes dotales son los únicos destinados a la familia y cada cónyuge conserva, además,
sus bienes propios.

En el derecho germánico antiguo, el marido como sucesor del padre de la novia, ejercía
potestad sobre ella y sus bienes, la mujer solo podía disponer de los utensilios caseros
denominados gerade; el resto de su patrimonio, en especial la dote, era administrado por el
marido.

Este sistema se denominó 'comunidad de administración', la propiedad de los bienes estaba


separada, pero los bienes de los cónyuges formaban una masa unitaria administrada por el
marido. Al disolverse el matrimonio, los bienes conyugales volvían a desintegrarse en los
bienes del marido y bienes de la mujer.

Señala por su parte La Cruz Berdejo5 que en el siglo pasado (Siglo XIX) hubo cierta
tendencia, especialmente entre autores franceses, a ver los primeros rasgos de la comunidad
de bienes entre cónyuges, sea en la célebre definición del matrimonio, dada por Modestino,

5
La Cruz Berdejo, José Luis El régimen matrimonial de los fueros de Aragón. En Estudios de Derecho Privado común y
foral - Tomo III. Madrid. Bosc Editor. 2005. P. 123.
sea en un pasaje de Scaevola, también en el Digesto, que deja entrever como posible en
Roma un contrato de sociedad entre varón y mujer.

Pero las palabras de Modestino deben entenderse exclusivamente referidas a las personas
de los esposos, y no a su patrimonio. Y aun esa unión de personas es fácilmente disoluble:
omnis vitae no significa que la unión haya de durar toda la vida, sino que abarca todos los
aspectos de la vida: comunidad en el culto doméstico (divini inris), en la habitación, y en
los honores no exclusivamente personales (humani iuris).

2.2. DERECHO GERMÁNICO. Pasando a los pueblos germanos, podemos afirmar que
en esta comunidad no existían los férreos lazos de la primitiva familia romana. Tenían una
autoridad, pero representaba la dirección, la administración, la protección; los individuos de
la familia no eran cosas sino personas; la mujer era la compañera, no la esclava del hombre,
y ella le ayudaba en todas sus empresas y le acompañaba en la guerra, y participaba de los
derechos de todos.

Al casarse, el contrayente entregaba al padre ciertas sumas de dinero o determinados


objetos, que representan el precio de la trasmisión (mundium); aparte de esto, a la mañana
siguiente de la boda, el marido, como premio a la virginidad de la mujer, le otorga una
donación especial (morgengave), consistente en dinero, joyas u otros objetos, que luego se
generaliza y se entrega en premio de las cualidades de la esposa, sea o no virgen.

Los bienes de la dote pertenecían a la mujer, y al morir ésta, a sus hijos, pero si moría antes
del marido, en algunos pueblos los bienes dotales pasaban al marido, y en otros se
adjudicaban por mitad al marido y a los herederos de la mujer. En el derecho sucesorio se
destacan los derechos concedidos al marido en la herencia de su mujer, y a la mujer en la
herencia del marido, o sea, la participación concedida a cada cónyuge en los bienes propios
o peculiares del otro.

Respecto a la capacidad de la mujer, entre los germanos, la mujer vivía constantemente


bajo la potestad del padre, o a falta de éste, de los parientes más cercanos, cuando era
soltera o viuda. Cuando contraía matrimonio pasaba a la potestad del marido, no obstante
disfrutaba de gran consideración en el seno de la familia como partícipe de los afanes y
riesgos del marido. Como consecuencia natural de la absoluta sujeción de la mujer a la
potestad del marido, éste concentraba en su mano todos los bienes de aquélla, tanto
muebles como inmuebles, los cuales administraba y usufructuaba, pudiendo disponer por sí
solo de los primeros, mas no de los segundos, sin el consentimiento de la mujer, por
estimarse patrimonio común de la familia. Era el marido el que contraía las obligaciones y
el que tenía capacidad para realizar los negocios de la familia. Y debía responder con todos
los bienes de la familia, con las limitaciones indicadas.

Los bienes que se obtuvieran durante el matrimonio, es decir, las ganancias hechas por la
sociedad, se dice que pertenecían a ambos cónyuges, pues eran producto de los bienes de
ambos o de su trabajo, y la lógica y natural solución fue adjudicarlos proporcionalmente en
unos pueblos, o con igualdad en otros, al esposo sobreviviente y a los herederos del
premuerto.

2.3.ANTECEDENTES EN EL PERÚ.
ANTECEDENTES EN EL PERÚ.

2.3.1.EL RÉGIMEN PATRIMONIAL EN EL CÓDIGO CIVIL DE 1852. En el


imperio Inca se reconocían las gananciales a la esposa, En el tiempo de los incas, el común
de las gentes dependían de su ayllu, las tierra que cada cual recibían en las distribuciones
periódicas, no podían ser enanejadas ni trasmitidas a otros, y los poseedores tenían por lo
general un simple derecho de usufructo que les permitía aprovechar los rendimientos solo
para subsistir.

No podía hablarse entonces de una comunidad de gananciales, donde no había dominio


privado y cuando sólo podía trasmitirse, al fallecimiento, los bienes de uso personal.

Si bien es cierto que entre los Incas, los curacas y los grandes se admitía la propiedad
individual, pero entre ellos mismos la situación de la mujer era completamente
subordinada, casi una propiedad del jefe de la familia y la transmisión de los bienes se
hacia habitualmente por la linera del varón. Muy raro fueron los casos en que la coya o
consorte del curaca quedo con el patrimonio familiar.

No podemos tratar del tema objeto de nuestro estudio en el código de 1852, si no damos un
breve esbozo de la legislación colonial.

En la colonia las relaciones conyugales y paternofiliales se desenvolvieron en un tipo de


familia, que en el caso de la castellana y luego la indiana, fue de dimensiones reducidas
pero de fuerte cohesión, integrada casi exclusivamente por los cónyuges y sus
descendientes.

Para Lawrence Stone, este tipo de familia era el fruto de un proceso de decantación en el
que se había comenzado por prescindir de la ayuda de parientes y se había afianzado un
sentido de privacía doméstica y de relaciones interpersonales. Dentro de este tipo de
familia, para Stone, había poco espacio para el amor y la intimidad. Según este autor, uno
de los motivos de la falta de demostración del afecto era las cortas expectativas de vida para
cónyuges e hijos, lo que llevaba a que la familia fuera inestable, que el matrimonio durara
poco, las segundas nupcias frecuentes, y en definitiva, la muerte fuera parte de la vida6

El matrimonio era considerado la base esencial de una sociedad sana y ordenada. Las
mujeres españolas se casaban entre los 20 y 25 años, con periodos intergenésicos bastante
largos y tenían pocos hijos.

6
Stone, Lawrence. Familia, Sexo y Matrimonio en Inglaterra 1500-1800, México, Fondo de Cultura
Económica, 1989, pp. 20 y 22.
El matrimonio en el Virreinato estuvo sujeto a la misma regulación que en España y
resultaba de lo establecido en las fuentes normativas seculares y canónicas, contenidas
básicamente en la Partida Cuarta y en la normativa emanada del Concilio de Trento. Sin
embargo, fue necesario adaptar ciertas disposiciones a la realidad indiana,
fundamentalmente en lo referido a los impedimentos derivados del parentesco y a la
publicidad prenupcial7

Uno de los efectos del matrimonio era el surgimiento de una serie de deberes y derechos
entre cónyuges. Si bien la totalidad de estos deberes y derechos no estaba enunciada
expresamente en las fuentes seculares y canónicas, su existencia surgía de una combinación
de leyes, doctrina jurídica y canónica, y en lo que al Virreinato del respecta, también de la
praxis judicial. Señala Echecopar García, que al advenimiento de la República siguieron
rigiendo en el Perú las leyes españolas. Cuando en 1836 se dictó el código de Santa Cruz,
de corta duración, se sometió a los esposos a la comunidad de gananciales, en forma que
rigen en nuestros días (artículo 970). El proyecto de VIDAURRE, en su artículo 39
contiene disposiciones análogas; y los artículos 955 y 956 de nuestro código de 1852 y de
1936, dicen prácticamente lo mismo.

El C.C. de 1852 había adoptado LA SOCIEDAD DE GANANCIALES COMO RÉGIMEN


OBLIGATORIO, pasando todos los bienes aportados a la sociedad de gananciales,
administrados y bajo la disposición del marido.

Se adoptó el régimen de sociedad de gananciales por ser el régimen imperante y utilizado


por las legislaciones.

7
Rípodas Ardanaz, Daisy, El matrimonio en Indias. Realidad social y regulación jurídica, Buenos
Aires, Fecic, 1977 y por Martini, Mónica Patricia, El indio y los sacramentos. Circunstancias adversas y
malas interpretaciones, PRHISCO, CONICET, 1993.
El artículo 955 establecía Del matrimonio resultado, entre el marido y mujer una sociedad
legal, en que pueda haber bienes propios y bienes comunes: el marido es el administrador
de estos bienes.

Se caracteriza porque ninguno de los cónyuges puede renunciar a esta sociedad ni sus
efectos.

José Tavara en su tesis señala los tres regímenes más importantes que rigen el matrimonio:

1º la comunidad de bienes, en donde los bienes son un todo común, bajo la administración
del marido.

2º la separación de bienes, donde los bienes se encuentran independientemente, como si no


se hubiera celebrado el matrimonio.

3º el régimen de gananciales, constituido por las gananciales como parte común.

Respecto de los bienes que ingresaban al matrimonio, estos podían ser:

a) LA DOTE, bienes llevados por la mujer al casarse para contribuir con el sostenimiento
del hogar.

El marido era el destinatario de la dote. Cuando ella fuese sui iuris y contrajera un
matrimonio cum manu sus bienes pasarían automáticamente al marido. Si la mujer era
alieni iuris se requería un acto de entrega al marido de los bienes con los que los parientes
de la mujer o ésta misma quisiesen contribuir las cargas matrimoniales.

CLASES DE DOTE

Dote necesaria o Dos profecticia. Constituida por la mujer, su padre o ascendiente paterno y
excepcionalmente por la madre.

Dote voluntaria o Dos adventicia. Constituida por cualquier otra persona.

Dos aestimata. Es aquella cuyo valor ha sido tasado al constituirla. Se distinguen:

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