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Cuando la guerra estalló, renunció a su cargo público para incorporarse en Arequipa al ejército
activo que se encontraba próximo a salir en campaña. A petición del coronel Andrés A. Cáceres, el
entonces comandante Llosa fue nombrado por el general Prado, jefe de estado mayor de la
división de Cáceres, bajo cuyo mando hizo la primera campaña del sur, al término de la cual fue
designado segundo jefe del batallón Zepita.
Cuenta la historia que el 17 de Abril de 1879, doce días después que Chile declarara la guerra al
Perú, a las 5.30 de la mañana, aparecieron en el horizonte frente a Mollendo, dos buques chilenos:
el blindado Lord Cochane y la cañonera Magallanes. Una hora después los navíos enemigos
tomaron posición estratégica de Mollendo. A partir de esa hora, el comandante del blindado,
Enrique Simpson, ordenó el desembarco de sus tropas en lanchas.
Ocurridas estas acciones, cerca del mediodía, Enrique Simpson ordenó el bombardeo a la
población, en represalia al ataque recibido, la ofensiva duró alrededor de 20 minutos y fue dirigido
al muelle artesanal, almacenes fiscales, hoteles y parte de los moradores que se encontraban en su
defensa. Luego Simpson envió un oficio a Llosa y Llosa informando que el objetivo de la presencia
de la Armada Chilena era impedir el embarque de tropas peruanas que serían enviadas para
defender la frontera y por lo tanto era necesario, hundir todas las embarcaciones existentes.
Terminada la Guerra del Pacífico, el 5 de Enero de 1952, el prefecto de Arequipa Ricardo Pérez
Godoy instituyó como tributo que a partir de esa fecha cada 17 de Abril debe ser recordado el
ataque chileno y la defensa de Mollendo. Igualmente el gobierno peruano de ese entonces, en
homenaje a las acciones de 1879, otorgó el título de "VALEROSO PUEBLO DE MOLLENDO" que con
el transcurrir del tiempo adoptó el nombre de Puerto Bravo.
Una crónica a propósito de la ocupación chilena, la historia que los mollendinos transmiten de
generación en generación, cuenta que mientras ellos hacían resistencia a la armada chilena; en
Arequipa, un grupo de ciudadanos miembros del Club Arequipa, fueron en comitiva al encuentro
de las tropas chilenas que se encontraban en el sector Tingo Grande, con el fín de ofrecerles
colaboración, a cambio que la ciudad no sea destruida. Esa es parte de la historia que no circula en
documentos, y que sólo puede ser escuchada de