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TEXTO UNIVERSITARIO

Compilado de Deontología Forense


Mario Augusto Merchán Gordillo
Código:……………..
Compilador

Chimbote, Perú

I
DEONTOLOGIA FORENSE

Serie UTEX

Primera Edición 2015

Mario Augusto Merchán Gordillo

De esta edición Universidad Católica Los Ángeles de Chimbote

Jr. Leoncio Prado N° 443 Chimbote, Ancash – Perú

Telf.: (043) 327846.

Texto digital

Decreto Legislativo 822 – Ley sobre el Derecho de Autor


Artículo 43º.- Respecto de las obras ya divulgadas lícitamente, es permitida sin
autorización del autor:
a) La reproducción por medios reprográficos, para la enseñanza o la realización de
exámenes en instituciones educativas, siempre que no haya fines de lucro y en la
medida justificada por el objetivo perseguido, de artículos o de breves extractos de
obras lícitamente publicadas, a condición de que tal utilización se haga conforme a los
usos honrados y que la misma no sea objeto de venta u otra transacción a título
oneroso, ni tenga directa o indirectamente fines de lucro.

II
ÍNDICE
PRESENTACION…………………………………………………………………………... VI

I UNIDAD DE APRENDIZAJE: LA DEONTOLOGIA FORENSE EN LOS PRINCIPIOS


Y EN LA DOCTRINA

1. Dogma y moral social……………………………………………...……..….. 4

2. El carácter social de la experiencia moral……………………………...… 12

3. Análisis de casos y la deontología……………………………………….... 14

4. La deontología forense y sus límites………………………………...…… 23

5. Ética moral y derecho…………………………………………....………..… 34

6. La justicia la injusticia y la deontología forense………...………….…….. 45

7. La abogacía y la ética………………………………………………….……. 53

8. Deberes del abogado……………………………………………………….. 59

II UNIDAD – EJERCICIO PROFESIONAL Y NORMAS DE CONDUCTA


ETICA

1. El perfil del abogado en la post modernidad............................................... 70

2. El código de ética del abogado y el decálogo de couture........................ 82

3. Deontología forense y administración de justicia………………..………. 90

III
4. Deber de moralidad de las partes en el proceso……………..…….... 98

5. La ética y la función pública……………………………………………… 103

6. Análisis del código de ética de la función pública, Ley 27815……… 101

7. Los colegios de abogados y el control de la conducta moral del


abogado......................................................................................... 107

IV
PRESENTACIÓN DEL DOCENTE

El docente, Mario Augusto Merchán Gordillo, es abogado


de profesión con Maestría en Derecho en la especialidad
de Derecho Civil Empresarial, ejerce la abogacía como
abogado de la defensa libre en casos civiles como también
ha incursionado en la defensa de casos penales,
académicamente tiene Maestría en Investigación, diseño
curricular y docencia universitaria, estudios concluidos del Doctorado en
Derecho, Estudios concluidos Maestría en Administración de Negocios MBA,
Licenciado en Administración, Licenciado en Educación, Estudios de Maestría
en Contabilidad con mención en tributación.

V
INTRODUCCIÓN

Estimado estudiante:

Tengan ustedes mis más cordiales saludos y deseos de éxito para este
y los demás cursos que comprenden su aprendizaje en la formación de
Abogado el cual es meta de Uds. La asignatura de Deontología Forense
pertenece al Área de Formación Científica Básica Tecnológica, es de
naturaleza obligatoria y teórica práctica. Su aprendizaje proporciona
conocimientos para comprender y demostrar la conducta ética como
profesional y como persona, básicamente, está referida a abordar el
comportamiento humano, desde que el valor ético es el condicionante en el
accionar de los individuos y en el caso de la profesión de abogado, en el
accionar del hombre de Derecho en donde le corresponda desplegar su
actividad profesional. En pocas palabras, propende a que se actúe con
responsabilidad y entrega, por el hecho mismo de tener una significación
social. De este modo, se habilita al egresado para ejercer su carrera
profesional con probidad y éxito.

El aprendizaje de la Deontología, persigue dotar al estudiante de las


herramientas necesarias para que en el ejercicio de la profesión exponga
definidos postulados y proponga alternativas de solución, respecto a los
problemas presentados; es decir, de un abogado que conviva acorde con las
mutaciones constantes y de los avances de la ciencia general, y en particular
la jurídica, desde la perspectiva de un comportamiento ético y teñido de los
más altos valores morales, tan venidos a menos en los actuales momentos;
situación agudizada por el severo cuestionamiento a que ha sido sometida
nuestra profesión.

El contenido del curso comprende dos unidades: La primera unidad,


denominada La Deontología Forense en los Principios y en la Doctrina. En
esta unidad se abordan los siguientes temas: La Deontología en la Doctrina:
Ámbitos, Dogma y Moral Social, Análisis de casos y la Deontología, la
Deontología Forense y sus límites, Etica, Moral y Derecho, la Justicia, la
Injusticia y la Deontología Forense, la Abogacía y la Ética y los Deberes del

VI
Abogado, el Código de Ética y el Decálogo del Abogado de Couture.

La segunda unidad, denominada Ejercicio Profesional y Normas de


Conducta Ética, se abordan los siguientes temas: El Perfil del Abogado en la
Post Modernidad, el Código de Ética del Abogado, Deontología Jurídica y
Administración de Justicia, Deber de moralidad de las partes en el proceso,
la Ética y la Función Pública. Ley Nº 27815, los Colegios de Abogados y el
control de la conducta Moral del Abogado.

Es importante, estimados alumnos(as) comunicarles a ustedes que los


temas que trataremos en este curso es de gran interés para la universidad y de
bastante importancia para ustedes los alumnos ya que les servirán para tener
un conocimiento amplio y especifico en este curso que pertenece a la rama del
Derecho a la cual ustedes en la actualidad pertenecen. Con estas atingencias
les solicito su dedicación al respecto deseándoles éxitos al estudiar los temas
pertinentes a la presente asignatura.

Rigoberto I. Del Rosario Chávez

VII
UNIDADES DE APRENDIZAJE

1
PRIMERA UNIDAD
LA DEONTOLOGIA FORENSE EN LOS
PRINCIPIOS Y EN LA DOCTRINA

2
El contenido de la primera Unidad de aprendizaje ha sido tomado de:

ALVAREZ, V. (2006.). Deontología Jurídica. Ediciones Jurídicas. Lima – Perú

INGENIEROS, J.( 1927.). “Hacia una Moral sin Dogmas”. Editorial Losada S. A.
Buenos Aires. Cuarta Edición. 29.IX.

INGENIEROS, J. (1993.)”Las Fuerzas Morales”. Editorial Valcabo E.I.R.L. Lima Perú

DEL VECHIO, G. (2007). La Verdad en la Moral y en el Derecho. Revista de Derecho


Español y Americano Nº 11. Madrid 1968. Ediciones Jurídicas – Lima – Perú.

DOGMA Y MORAL SOCIAL

José Ingenieros en su obra “Hacia una moral sin Dogmas”, inicia su


exposición para responder a la interrogante, formulando las siguientes
preguntas¨

¿Pueden los hombres vivir en tensión hacia una moralidad cada vez
menos imperfecta sin más brújula que los ideales naturalmente derivados de la
experiencia social? ¿La humanidad podrá renovar indefinidamente sus
aspiraciones éticas con independencia de todo imperativo dogmático? ¿La
extinción progresiva del temor a las sanciones sobrenaturales eximirá a los
hombres del cumplimiento severo de sus deberes esenciales?

Las interrogantes no solo son formuladas para responder a la pregunta


inicial ¿Qué es el dogma?, sino al mismo tiempo para justificar una sentencia
considerada independiente de todo sistema filosófico o filosófico, sino más
cercana a lo social: “La vida en sociedad exige la aceptación individual del
deber, como obligación social, y el cumplimiento colectivo de la justicia,

3
como sanción social”.

Como quiera que tales interrogantes son dirigidas a los jóvenes y ante
quien las somete a su consideración, afirma que cada vez crece más la
desconfianza frente a los dogmas tradicionales que el mundo feudal legó a las
sociedades modernas. Así mismo indica que “Todo lo que sabemos, todo
lo que anhelamos, puede ser superado por hombres que estudien más y que
sientan mejor. Adherir a un dogma como acostumbran los ignorantes y los
holgazanes implica negar la posibilidad de perfeccionamientos infinitos”.

Se dice que un dogma es una opinión impuesta por una autoridad.


Esta autoridad puede ser una autoridad divina, según los teólogos, o la autoridad
de la pura razón, afirman los filósofos racionalistas. En ambos casos, teólogos o
filósofos, están de acuerdo en que los principios básicos de la moral,
teológicos o racionales, son prácticamente inaccesibles al examen y la crítica
individual, concibiéndolos como eternos, inmutables e imperfectibles.
Con los elementos que anteceden puede darse una definición de
dogma, en los siguientes términos: “Un dogma moral es una opinión
inmutable e imperceptible impuesta a los hombres por una autoridad
anterior a su propia experiencia”

El Profesor de Historia del Cristianismo de la Sorbona, en su Libro


“”Evolución de los Dogmas”, en cita de José Ingenieros, respecto a los dogmas
dice que un dogma es, a la vez, una verdad infalible y un precepto inviolable,
revelado directamente por la divinidad o por sus elegidos, o indirectamente
inspirada a hombres que tenían calidad particular para recibirla. En el caso de los
dogmas relevados, pueden señalarse como tres características: Revelación,
autoridad, inmutabilidad.

En las concepciones del mismo profesor de la Sorbona y otros afines, “un


dogma históricamente considerado, no se presenta como un hecho revelado
por la divinidad a la ignorancia del hombre, sino como una combinación laboriosa
y sin cesar variable de una colectividad humana; es, ante todo, un fenómeno
social y acumula durante su existencia el trabajo de la fe, a veces muy activo, de
muchas generaciones”; “un dogma es un organismo viviente, que nace, se
desarrolla, se transforma, envejece y muere; la vida lo arrastra, sin que pueda
nunca detenerse; y cuando llega su hora, la vida se aparta de él, sin que él

4
pueda retenerla”.

Los dogmas revelados como opinión “ne varietur”, ha constituido una


imposición de los teólogos, frente a los cuales no es posible un cuestionamiento,
debiendo ser aceptados tal y como han sido expuestos, aun cuando se admite
que con plena libertad los creyentes pueden o no asumirlos como reglas para su
comportamiento, pero que sin embargo, vendrá luego la sanción o el castigo por
los pecados cometidos. Los mismo ha ocurrido con los dogmas racionales
impuestos por un filósofo a sus discípulos y admiradores. No está demás
reconocer, que los primeros han cumplido eficazmente en ciertas épocas una
positiva función social. Sin embargo, los segundos (dogmas racionales)
nunca alcanzaron una difusión necesaria para influir sobre las creencias
colectivas y promover un comportamiento más ético, pues quedaron como
recetas para sus propios impulsores, con la atingencia que ni ellos mismos
estuvieron en capacidad de cumplirlos.
La transcurrir el tiempo, la experiencia moral nos lleva al convencimiento
de las limitaciones de los dogmas, sea porque no existe una verdadera práctica
de la moral de quienes son los encargados de propagarlos, sea porque no
existe una voluntad de practicarlos. En ambos casos, la legitimidad de los
dogmas revelados y los dogmas racionales, ha sido cuestionada por nuestras
propias vivencias. “Ningún dogma podría decir ¡basta! Al eterno deseo
de perfectibilidad que mueve a los hombres y a las razas; ninguno puede
oponerse al deseo de ser incesantemente mejores de aumentar la dignidad de
cada uno y la solidaridad entre todos”.

No obstante, resulta claro que el descrédito de los dogmas no debe


engendrar el relajamiento de la moralidad por ser ésta un hecho básico y
permanente que está presente no solo en la vida individual, sino en la vida
social desde siempre. Ni los hombres ni las sociedades pueden dejar de ser
morales, por ser un contrasentido a la propia naturaleza humana, que nos
distancia de todos los demás seres animados. Los dogmas no son más que las
justificaciones transitorias de la moral, que ahora es social. La moralidad está
implícita en toda vida social, independientemente de las doctrinas que pretendan
explicarla. Los hombres necesitan ser morales para vivir asociados, aunque
resulten falsas las hipótesis dogmáticas con que se ha explicado esa necesidad.

Pueden negarse todos los sistemas teológicos o racionales, pueden,

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igualmente, negarse las falsas premisas que han condicionado inexactamente el
deber y la sanción, puede, por último, negarse, todos los perjuicios que
traban el devenir incesante de más solidaridad y más justicia entre los
hombres, sin embargo, ello no importará jamás, negar “que la vida social impone
el deber de vivir moralmente, ajustando la conducta a cánones severos,
porque la única garantía de los derechos de cada uno está en su respeto firme
por parte de los demás”. Ahora, los nuevos deberes son sociales; y ellos
expresan toda la obligación. “LA NUEVA JUSTICIA ES SOCIAL; Y ELLA
EXPRESA TODA LA SANCIÓN. NOS ACERCAMOS AL ADVENIMIENTO DE
UN NUEVO MKUNDO MORAL, CUYOS VALORES VAN SIENDO
RADICALMENTE TRANSMUTADOS POR LA EXPERIENCIA”

LOS DOGMAS REVELADOS

Son aquellas opiniones que provienen de una autoridad divina y que


contienen verdades invariables, eternas e inmutables, no suceptibles de
crítica y de reflexión. Aceptar los principios básicos de la moral basada en la
revelación, importa reconocer sus preceptos como mandamientos
sobrenaturales o divinos, ajenos a la posibilidad de perfeccionarlos, desde que
se acatan como la perfección misma.

El dogma revelado, según José Ingenieros, no deja al creyente la


menor libertad, ninguna iniciativa; un verdadero creyente, por el simple
hecho de serlo, reconoce que, fuera de los preceptos dogmáticos, es inútil
cualquier esfuerzo para el perfeccionamiento moral del individuo o de la sociedad.

Toda religión, cualquiera que fuera, es un sistema de moral. Toda creencia


colectiva en lo sobrenatural implica obligatoriedad y cumplimiento de una
moralidad. El creyente tiene como modelo digno de imitarse a los dioses, a
ellos les debe obediencia y tributos. Toda teología ha prescrito reglas para la vida
humana en nombre de ésos modelos, imponiendo su estricto
cumplimiento. Para los dogmas teológicos el deber es una condición que se
impone a los hombres por una divinidad. La obligación es de origen sobrenatural.

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Los antes expuesto se relaciona directamente con el deber. Con respecto
a la sanción, encontramos casi las mismas características, en los dogmas
revelados. Lo cierto es que los Dioses no se muestran indiferentes a la conducta
de los hombres, de modo que ellos velan por la conducta y el
cumplimiento de las obligaciones que han impuesto. Son los jueces, la autoridad
suprema ante los cuales las inconductas no quedan sin castigo. Lo mismo ocurre
si se cumple con los deberes impuestos. En este caso recibirán las
correspondientes sanciones. Se presume que ninguno de los actos humanos
elude la omnisciencia y omnividencia divina. La seguridad de esa sanción divina
constituye el elemento coercitivo que empuja a los hombres al cumplimiento de la
obligación.

La obligación y la sanción, los deberes y la justicia son de naturaleza


sobrenaturales, excluyendo la posibilidad de su perfeccionamiento. Tratándose de
deberes y sanciones revelados se aceptan como perfectas, como consecuencia
de la perfección que se atribuye al ser que las revela, de quien tampoco se
cuestiona su perfección.

LOS DOGMAS RACIONALES

La premisa trascendental de los dogmas racionales, es la existencia de


una razón perfecta o pura, anterior a la experiencia individual o social. “Esa razón
tiene leyes que permiten establecer a priori principios fundamentales de moral,
anteriores a la moralidad efectiva de los hombres; éstos deben ser morales
imperativamente, y deben serlo ajustándose a los principios eternos e inmutables
de la razón”.

Estos estuvieron definidos en la filosofía griega, sin embargo


reaparecieron en las sociedades cristianas como una rebelión contra el
dogmatismo teológico. Ya no es la revelación la fuente de la autoridad divina, sino
la razón la que los inspira y no los dioses. Ahora son los filósofos los legisladores
inspirados por la razón que suplen a los seres sobrenaturales. La actitud de
rebeldía, es cierto, costo a muchos filósofos el destierro, la cárcel y hasta la
hoguera. Si fueron revolucionarios en su época, no puede decirse lo mismo en los

7
actuales momentos. Fueron ellos educados en las mismas disciplinas que luego
combatieron, oponiendo otro dogmatismo: el de la razón, por lo que sus
prescripciones también tuvieron la misma característica “ne varietur” de la
razón, no de la revelación. A las recetas de la moral eterna de los teólogos,
opusieron las recetas de la moral eterna de la razón, los mandamientos de
Dios, fueron reemplazados por los mandamientos de la razón. Al imperativo
teológico opusieron el imperativo racional, reconociéndole a los dogmas
racionales: eternidad, inmutabilidad, indiscutibilidad e imperfectibilidad, tan
igual como los dogmas religiosos.

Un recorrido histórico, respecto a la ética o moral racionalista, nos llevan a


la conclusión de que las filosofías racionalistas tienen el carácter común de ser
verdaderas herejías, algunas veces más rebeldes, otras veces, más hipócritas,
pero siempre disconformes con los dogmas religiosos. Luchando contra los
teólogos, el siglo XVIII ve surgir el racionalismo inglés, el enciclopedismo
francés y la filosofía de las luces en Alemania. En todos prima el afán inquieto
de poner en la razón los fundamentos de la moral que hasta entonces
residieran en la Revelación.

Los llamados moralistas independientes postularon la perfectibilidad


humana aumentando el valor del hombre mismo, que no parte de la razón, sino
de la naturaleza, reemplazando los mandamientos divinos por mandamientos
humanos, tendientes a sustituir sus fuentes sobrenaturales por fuentes naturales.
Se trata del naturalismo, que como una variable del racionalismo aparece en su
momento.

“A la afirmación intensiva de la personalidad, más tarde recogida por


todas las literaturas románticas, se unió el concepto nuevo del deber; ya no vió en
él un simple acatamiento a una voluntad extraña, sino la obediencia del hombre
en si mismo. Y ése tipo de ética individualista fue generalmente un retorno a
la más alta profesada por escuela alguna – la de los estoicos -, poniendo el culto
de la dignidad personal como norma directriz de la conducta.

Así como es personal la obligación, es personal la sanción; no queda ya


relegada a lo sobrenatural, no se traduce necesariamente en penas y castigos
después de la muerte, sino que del hombre el juez de sí mismo, juzgado
constantemente por su propia conciencia moral. En estas éticas emancipadas de

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la teología, la razón ha suplantado a la divinidad”.

Hume, Helvecio, Kant y otros, nos mostraron sus inconciliables


divergencias de los filósofos independientes, quedando siempre en sus
concepciones de la moral un denominador común: su emancipación de la
teología. Ellos constituyeron un tipo de moralista herético. Para ellos, la moral
es ante todo, individual demostrable por la razón. “La crítica y el libre examen las
engendran, en oposición al dogmatismo religioso, pues no olvidemos que para
Kant, la misma religión era una necesidad racional y no un antecedente de
la moralidad.

EL CARÁCTER SOCIAL DE LA EXPERIENCIA MORAL

Si hacemos un paralelo entre los sistemas éticos racionales y los sistemas


éticos religiosos, podemos encontrar que ni uno ni otro han logrado un éxito total
y definitivo, pues la experiencia nos informa que los valores morales cada vez son
más vulnerados al extremo, que actualmente, se habla de una “profunda crisis
de valores”. Sin embargo, no hay que olvidar que las morales religiosas a
diferencia de las morales racionales, han constituido una fuerza de cohesión
social y aunque siempre basaron sus fundamentos en lo sobrenatural y no en la
sociedad, desempeñaron una función socializadora de la obligación en base a la
solidaridad y el amor fraterno, imponiendo normas de conducta apropiadas para
facilitar la convivencia humana dentro de un régimen social dado. Por su parte los
sistemas éticos racionales, no lograron mayor difusión social, reclutando a sus
partidarios entre una minoría ilustrada, restringiendo su influencia a exiguos
círculos de aficionados a las lecturas filosóficas. Las adhesiones, entones,
fueron cualitativas y no cuantitativas en la sociedad, como consecuencia de
su carácter negativo al basarse en la individualidad y no en la colectividad.

Las morales individuales, por el hecho de poner en la conciencia moral del


hombre la medida de la obligación y de la sanción, carecen de valor social. La
concepción y es la evidencia, “que determinados individuos puedan vivir

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virtuosamente, santamente, sin necesidad de los dogmas morales que ofrecen las
religiones; pero cuesta concebir que todos los hombres sean capaces de dirigir su
conducta hacia el bien sin recibir ningún impulso ajeno a su propia razón
personal”.

En esta línea se afirma que Stendhal con su diletantismo moral,


Schopenhauer con su excepticismo pesimista y Nietzche, con su individualismo
superhombrista, lejos de hacer un bien, como moralistas individualistas del
siglo XX, han hecho estragos morales entre los jóvenes literatos que se tenían
por genios y se creían autorizados a prescindir de toda obligación moral.

“Todos los esfuerzos de los filósofos, nos dice José Ingenieros, para
conseguir una moral teórica racional han carecido de eficaz función, han sido
actitudes individuales, prácticamente negativas; y en la sociedad no se pueden
destruir creencias fundadas en seculares sentimientos y en intereses reales, sin
substituirlos por otras que puedan satisfacer los sentimientos e intereses que
aquellas sustentaban. Una moral de gabinete no puede reemplazar a una
creencia social (…); los filósofos han elaborado hipótesis éticas para filósofos;
sólo la humanidad - en su incesante experiencia – puede elaborar éticas
efectivas para la humanidad”.

“Toda ética ha sido un resultado natural de la experiencia social (…). La


moralidad efectiva es un producto social y se renueva incesantemente como
las sociedades en que desempeña una función. Es experiencia actuada, sentida,
vivida por hombres. No es un esquema lógico perfecto de principios
dialécticamente demostrables una vez para siempre; es savia que llega hasta
todos los individuos que forman la sociedad y por eso se aprende por la imitación,
se enseña con el ejemplo. Abstraer la moralidad de la vida real es matarla”.

“Creo, continua diciendo Ingenieros, que la ética del porvenir será, en


cambio, una ciencia fundamental y adoptará el método genético; sólo así llegará a
independizar la conciencia moral de la humanidad de todo dogmatismos teológico
o racional, demostrando que la moralidad es un resultado natural de la vida en
sociedad. Sometida, como toda otra experiencia, a un proceso de evolución
incesante, la moral no puede fijarse en las fórmulas muertas de ningún catecismo
dogmático, ni en los esquemas secos de ningún sistema apriorístico; se va
haciendo, deviene en la naturaleza misma, y es el estudio de la experiencia moral

10
pasada lo que nos permite comprender la presente, como en ésta podemos
entrever la del porvenir. Esa doble condición de espontaneidad y de
perfectibilidad, ajena a toda fuerza intrínseca o sobrenatural, ilimitable por ningún
precepto, pone la moralidad en la cumbre de lo humano”.

El problema actual ya no es la contradicción entre morales


teológicas sobrenaturales y las morales individualistas racionales. El problema
actual de la ética radica en determinar en qué forma la experiencia moral
coordina los derechos individuales y los deberes sociales, las relaciones entre el
individuo y la sociedad.

Cada sociedad, y en cada momento de su evolución, ha tenido


valores morales diversos, que han variado conjuntamente con la experiencia
social: partiendo de ello se trata de plantear el estudio de la experiencia moral
como una pura y simple historia de las costumbres. De esa experiencia, sin cesar
renovada e infinitamente perfectible han surgido, y seguirán surgiendo, los juicios
de valor que califican la conducta, las normas del deber y los conceptos de
justicia, es decir, todo lo que es obligación y sanción, relativo siempre a cada
sociedad.

Hasta aquí hemos expuesto en forma sucinta los problemas de la moral,


desde tres puntos de vista: El primero, relacionado con los mandatos religiosos.
El segundo basado en los mandatos racionales y el tercero en la realidad social.
Los alumnos quedan en total libertad para optar por cualquiera de las
opciones, sin embargo, debe quedar claro que en cualquiera de los casos, no es
posible negar el imperativo de moral que hay en cada una de las personas y de
las propias sociedades.

LAS FUERZAS MORALES Y CONDUCTA

Las fuerzas morales más que enseñarlas es necesario practicarlas. “Son


plásticas, proteiformes, como las costumbres y las instituciones. No son tangibles
ni mensurables, pero la humanidad siente su empuje. Imantan los corazones y
fecundan los ingenios. Dan elocuencia al apóstol cuando predica su credo,
aunque pocos le escuchen y ninguno le siga; dan heroísmo al mártir cuando
afirma su fe, aunque le hostilicen escribas y fariseos. Sostienen al filósofo que

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medita largas noches insomnes, al poeta que canta su dolor o alienta una
esperanza, al sabio que enciende una chispa en su crisol, al utopista que
persigue una perfección ilusoria, Seducen al que logra escuchar su canto
sireneo; confunden al que pretende en vano desoírlo. Son tribunal supremo que
transmite al porvenir lo mejor del presente, lo que embellece y dignifica la vida.
Todo rango es transitorio sin su sanción inapelable. Su imperio es superior a la
coacción y la violencia. Las temen los poderosos y hacen temblar a los tiranos.
Su heraclia firmeza vence, pronto o tarde, a la injusticia, hidra generadora de la
inmoralidad social”.

“El hombre que atesora sus fuerzas, adquiere valor moral, recto
sentimiento del deber, que condiciona su dignidad. Piensa como debe, dice como
siente, obra como quiere. No persigue recompensa ni le arredran desventuras.
Recibe con serenidad el contraste y con prudencia la victoria. Acepta las
responsabilidades de sus propios yerros y rehusa su complicidad con los errores
ajenos. Sólo el valor moral puede sostener a los que impenden la vida por su arte
o por su doctrina, ascendiendo al heroísmo. Nada se les parece menor que la
temeridad ocasional del matamoros o del pretoriano, que afrontan riesgos
estériles por vanidad o por mesada. Una hora de bravura episódica no equivale al
valor de Sócrates, de Cristo, de Spinoza, constante convergencia de pensamiento
y de acción, pulcridad de condena frente a las insanas supersticiones del
pasado”.

“Las fuerzas morales no son virtudes de catálogo, sino moralidad viva. El


perfeccionamiento de la ética no consiste en reglosar categorías tradicionales.
Nacen viven y mueren, en función de las sociedades; difieren en el Rig – Veda y
en la Iliada, en la Biblia y en el Corán, en el Renacimiento y en la Enciclopedia.
Las corrientes en los catecismos usuales, poseen el encanto de una abstracta
vaguedad, que permite acomodarlas a los más opuestos intereses. Son viejas,
multiseculares, están ya apergaminadas. Las cuatro virtudes cardinales:
Prudencia, Templanza, Coraje y Justicia, eran ya para los socráticos formas
diversas de una misma virtud: la Sabiduría. Las conservó Platón, pero supo
idealizar la virtud en un concepto de armonía universal. Aristóteles, en cambio,
las descendió a ras de tierra, definiendo la virtud como el hábito de atenerse al
justo medio y de evitar en todo los extremos. De esta noción no se apartó Tomás
de Aquino, que a las cardinales del estagirita agregó las teologales, sin evitar
que sus continuadores las complicaran. Estáticas, absolutas, invariables, son frías

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escorias dejadas por la fervorosa moralidad de culturas pretéritas, reglas
anfibiológicas que, de tiempo en tiempo, resucitan nuevos retóricos de añejas
teologías. Poner la virtud en el justo medio, fue negarle toda función en el
desenvolvimiento moral de la humanidad; punto de equilibrio entre fuerzas
contrarias que se anula, la virtud resultó, apenas, una prudente transacción entre
las perfecciones y los vicios”.

“Para una joven generación de nuestro tiempo, es esencial conocer las


fuerzas morales que obran en las sociedades contemporáneas: virtudes para la
vida sexual, que no descansan bajo ninguna cúpula. Más que enseñarlas o
difundirlas, conviene despertarlas en la juventud que virtualmente las posee. Si la
catequesis favorece la perpetuación del pasado, la mayéutica es propicia al
florecimiento del provenir”.

ANALISIS DE CASOS Y LA DEONTOLOGÍA

Temas de reflexión

CASO DE ADRIÁN Y ADRIANA Anécdota del colegio:

Adrián y Adriana, son la pareja de novios que uno podría considerar


ideal. Gozaban de un espíritu contagiante de felicidad, eran muy queridos por el
pueblo y habían decidido unir sus vidas bajo el sagrado ritual y sacramento
del matrimonio.

Ambos vivían en una pequeña isla del pacífico, rodeado de apacibles


playas y abundante vegetación, sin embargo pertenecía a pueblos diferente cada
uno situado en cada extremo de la isla. La isla denomina Cerdeña del Sur,
era dividida en dos hemisferios por el cruce de un caudaloso río denominado
Córcega.

En vísperas de los preparativos para la boda, Adrián y Adriana deciden


separarse a fin que cada uno de ellos participe la invitación a su familia y
amigos regresando por tanto a sus pueblos natales.

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Durante la permanencia de sus respectivos pueblos, se desató sobre la
isla una tormenta huracanada, la misma que causó grandes destrozos sobre
Cerdeña del Sur. Consecuencia de la tormenta todas las embarcaciones, Adrián
sufrió un accidente que no le permitía movilizarse, puesto que se había fracturado
las piernas.

Enterada de la situación, y desesperada por el estado de Adrián,


Adriana decide cruzar la isla para cuidar a su amado, pero grande será su
sorpresa que el río Córcega, había crecido en demasía y consecuencia de la
tormenta todas las embarcaciones fluviales habían zozobrado, lo cual
imposibilitaba el cruce del río.

Desanimada Adriana pudo observar que sólo una embarcación se


mantenía en flote cuyo propietario era Félix. Félix, había sido un antiguo
pretendiente de Adriana y haría lo imposible por complacerle, pensaría Adriana.

Félix enterada de los hechos, condicionó el servicio de transporte


siempre que Adriana acceda a pasar una noche en su lecho. Ofendida por
esta situación, Adriana se marchó, pero pensando en el estado de Adrián, dudo
en su accionar.

A fin de buscar consejo apropiado, recurre a su íntima amiga Marisol, para


que le recomiende una acción, diciendo Marisol, que en realidad era una acción
libre y que debía nacer de la propia conciencia de Adriana. En tal sentido.
Adriana accede a las pretensiones de Félix, y éste cumple la mañana
siguiente con llevarla al otro extremo del río, despidiéndola deseándole lo
mejor.

Reunido con Adrián, Adriana en un acto de sinceridad y remordimiento,


narra todo lo ocurrido a Adrián, que enterado reacciona en forma ofuscada y
decide terminar su relación con Adriana, considerando que se había quebrado
una confianza.

Adriana ahora se encuentra sola en este extremo de la isla, como se


podrá comprender no puede cruzar el río, por lo cual se siente abandonada y
desolada. Es en éste momento donde aparece José Fernando, quien

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enterado de los hechos narrados por el pueblo, decide ayudar a Adriana y
brindarle su protección.

José Fernando le comenta y es sincero afirmando que él por el momento


no siente amor por Adriana, pero que quiere compartir con ella una superación y
por eso le ofrece matrimonio para deshonrarla. Adriana accede y juntos inician
una nueva vida.

Análisis

Conforme a los hechos narrados, califique usted conforme a sus propios


criterios de valoración, ¿Cuál personaje considera a actuado de una manera
correcta y ética?

Califique en su escala de valores cada uno de los personajes, y decida


su rango de prelación.

Determine qué valores pueden reflejar cada personaje de la narración.


Considere usted, que algún personaje no tiene calidad moral.

Reflexione ¿Cómo usted hubiera reaccionado, en una situación


semejante?

EL MERCADER DE VENECIA:

SHAKESPEARE, poeta, dramaturgo, comediógrafo, actor y


empresario teatral inglés, nació en Stratford- on-Avon en 1564, falleciendo 52
años después.

Es, sin duda, uno de los autores más universales, más leídos y
comentados de la literatura de todos los tiempos. Ocupa un lugar destacado en
las letras, junto con DANTE, CERVANTES Y GOETHE. Una de sus famosas
obras es “EL mercader de Venecia”. Murió como Cervantes-y como el gran
escritor Catalán JOSÉ PLÁ –un 23 de abril.

Se ignora la fecha de composición de muchas de las obras de

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Shakespeare. Tampoco se sabe cuándo escribió “EL mercader de Venecia”. Esta
obra se publicó en 1600. el gran dramaturgo inglés como ocurre con otras
de sus obras, se apropia en “EL mercader de Venecia”, de una narración
ya conocida, a la que da nueva forma y carácter, haciendo olvidar el original
plagiado. En la obra que comentamos aparece un judío implacable –Shylock-,
personaje que se encuentra ya en “Gesta Romanorum”, repetido en “j.L.
Pecorone”, recopilación de cuentos de Giovanni Florentino. Shylock es un
avaro y un usurero cuya personalidad contrasta con la del generoso Antonio,
mercader de Venecia.

Se suele personificar en los judíos -o también, a niveles geográficos


más reducidos, en los catalanes-la avaricia y la mezquindad, cuando por
desgracia son males universales, ni privativos de ningún pueblo y cuya
personificación sirve mucho para proyectar en otros su propia codicia. No es raro
que el despreciado Shylock odie a Antonio, respetado y querido por todos, rico y
poderoso.

El honrado mercader de Venecia, necesita, para atender a un amigo,


recurrir al usurero judío, a quien pide en préstamo tres mil escudos, que aquél le
ofrece, inesperadamente, sin interés de ninguna clase pero con la garantía de
que, de no reintegrarse a su tiempo el préstamo, el mercader pagará con una libra
de carne de su propio cuerpo, elegido por el judío.

Vence la deuda y el mercader de Venecia, a quien Alcanza una quiebra


no prevista, no puede devolver el importe de la misma dentro del plazo estipulado.
No obstante, amigos y conocidos del comerciante ofrecen reintegrar la
cantidad o , incluso, el doble o más, sin querer que el intransigente judío
acepte otra compensación que no sea la concertada y estipulada libra de carne
de su deudor.

La extraña exigencia contractual del judío sirve a éste, como había


previsto, para satisfacer su odio. El mercader, dice el judío, “se ha reído de
mis ganancias y de mis pérdidas: han afrentado mi raza y linaje, ha dado calor
a mis enemigos y ha desalentado a mis amigos. Y todo ¿por qué? Porque soy
judío. Ha llegado la hora de la venganza. “Si un judío –añade- ofende a un
cristiano ¿no se venga éste a pesar de su cristiana caridad? Y sin un cristiano a
un judío, ¿qué enseña al judío, la humanidad cristiana? Vengarse. Yo os
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imitaré en todo lo malo, y para poco he de ser, si no supero a los maestros”. Para
conocer y juzgar el caso se constituye el tribunal de justicia en Venecia,
precedido por el Dux de esta preciosa ciudad Italiana. El judío Shylock quiere
que se cumpla el trato, quiere la libra de carne humana del mercader,
conforme al contrato. “Si no me la dais, dice al Tribunal, maldigo las leyes de
Venecia y pido justicia”. “Pido que se ejecute la ley –dice en otro lugar- y que
se cumpla el contrato”. Insiste en que no quiere el dinero, ni centuplicado.

El Dux de Venecia quiere conocer la opinión del Dr. Belario, famoso


jurisconsulto de Pisa. Este le remite a un joven doctor de Padua llamado Baltasar.

Baltasar, opina que la clemencia no quiere fuerza; que no se puede obligar


al judío a ser benevolente y aceptar la compensación económica que, con harta
generosidad, se le ofrece; que nadie puede alterar las leyes de Venecia; sería un
ejemplo funesto y una causa de ruina para el Estado. Las leyes son las leyes
y los contratos deben ser cumplidos. “Ha expirado el plazo –doce el sabio
doctor- y dentro de la ley puede el judío reclamar una libra de carne a su deudor”.

Llega el momento de dictar sentencia: “Según la ley y la decisión del


tribunal, te pertenece una libra de carne”, le dice al judío.

Debate:

1. Conforme a la lectura, correspondiente al fragmento de la obra El


Mercader de Venecia. ¿Qué apreciación tiene respecto a la decisión
de Baltasar?

2. Considera usted, ¿Qué lo resuelto por Baltasar se ajusta a ley y por


ende a Derecho?

“Un momento no más, exclama a continuación el citado sabio


jurista, el contrato te otorga una libra de su carne, pero ni una gota de su
sangre. Toma la carne que es lo que te pertenece; pero si derramas una gota de
sangre, tus bienes serán confiscados, conforme a la ley de Venecia”.

“Prepárate ya –dice el mismo sabio- a cortar la carne, pero sin


derramar sangre, y ha de ser una libra, ni más ni menos. Si tomas más, aunque

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sea la vigésima parte de un adarme, o inclinas, por poco que sea, la
balanza, perderás la vida y la hacienda.

Antes estas declaraciones, el judío lógicamente tuvo que desistir de su


extravagante y bárbara exigencia contractual. El joven y sabio jurisconsulto,
Baltasar, había sabido –y con él, el Tribunal de Venecia- conciliar el cumplimiento
de la ley y del contrato con la lógica, el sentido común, la equidad y la
benevolencia. No siempre ocurre así.

-La venganza y el odio, sin dudad, son siempre malos consejeros.


Aniquilar al contrario parece ser el propósito de algunos pleiteantes, en lugar
de buscar una moderada y justa satisfacción a sus intereses. Abogados y jueces
nos hemos de esforzar a menudo para conseguir una solución al margen de
pasiones y parcialidades desmesuradas, ajenas a la controversia objetiva y
real, aconsejando fríamente a algún Shylocks que acude a nuestros
Despachos.

Análisis:
Conforme a lo finalmente resuelto por Baltasar ¿Considera usted que su
decisión se ajusta a Derecho? ¿Considera que Baltasar obró de buena manera,
pues se apartó de las leyes específicas? ¿Qué conflictos de valores pueden
presentarse en la lectura? De los conflictos de valores, ¿Cuál considera usted
debe

LICITACIÓN PÚBLICA INTERNACIONAL

Antecedentes:

1. Usted como consultor internacional, ha sido elegido gracias a sus


grandes cualidades como experto negociador y sagaz analítico,
representante y apoderado general de su empresa la transnacional
petrolera Quec-Oil para participar en una licitación pública
internacional a realizar en medio oriente.

2. Conforme a las instrucciones recibidas por el Directorio de

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Quec-Oil, usted tiene amplias facultades de negociación para ofertar
hasta la suma de US$ 1,000,000,000.00 (mil millones de dólares
americanos) por la adjudicación de un lote de pozos petroleros. En
caso considere el precio de oferta sea mayor de la cifra
establecida, deberá consultar y pedir autorización al Directorio.

3. En caso de resultar beneficiado con la licitación, implicaría para


Quec- Oil incrementar sus reservas de petróleo y dotar de una vida
útil a la empresa por 50 años. Actualmente, las reservas de Quec-
Oil solo alcanza una vida útil de 02 años, luego del cual la
empresa deberá liquidarse y despedirá a los 25,000 empleados que
la empresa mantiene.

4. En mérito a sus servicios prestados y el éxito alcanzado, recibirá una


bonificación extraordinaria de US$ 2`000,000,00 además de una serie
de gratificaciones, como un lujosos departamento en el barrio
residencial de Nothing Hill en Londres, cuatro vehículos de lujo
deportivo un sueldo mensual de US$ 250,000 y por supuesto
socio de las asociaciones más exclusivas del país.

Desarrollo:

Usted viaja al Medio Oriente para efectuar el análisis respectivo, con un


selecto equipo por usted conformado. Luego de tres meses de evaluaciones y
análisis técnicos, usted llega a la conclusión que ofertando la suma de US$
700,000,000.00 (setecientos millones de dólares americanos) es una cantidad
razonable para logra la adjudicación.

Análisis:

La noche anterior a la apertura de los sobres, usted recibe una llamada


secreta pro la cual lo invita a conversar con altas autoridades del supremo
gobierno, en forma reservada usted asiste, y en un apartado lugar donde se
reúne con el Ministro de energía, el Presidente del Consejo de Ministros y otras
autoridades.

Brevemente le comenta, que han tomado conocimiento que usted ofertará

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la suma de 700 millones, y le aseguran que ese importe resulta el más alto y en
consecuencia sería los legítimos beneficiarios, puesto que la empresa EXOIL ha
ofertado la suma de 695 millones.

En tal sentido, le proponen para asegurar su victoria, que eleve el importe


a la suma de 750 millones, la diferencia de 50 millones, será distribuida de la
siguiente manera, 45 millones a su favor (autoridades) y 5 millones a favor de
USTED.

Usted tiene que decidir en los próximos minutos, pues de lo contrario las
representantes del supremo gobierno buscarán a los representantes de
EXOIL para hacer la misma propuesta.

Desafíos:

1. Imaginemos que el directorio, expuesta esta consulta,


ratifique y le ordene a usted que proceda.

2. Desde luego, que el importe por usted recibido que se realiza, es


para asegurar de ésta manera su silencio, no obstante queda
claro que usted lo pone a disposición de su empresa.

3. ¿Cómo actuaría usted?

LICITACIÓN PÚBLICA NACIONAL:

Antecedentes:

1. Usted ejerce en forma independiente la profesión de abogacía, y


mantiene un pequeño Despacho jurídico con la participación del
asistente y el practicante.

2. Javier, un amigo de la infancia y cercano a sus familia le ha


solicitado sus servicios profesionales y sobre todo su mejor
esfuerzo en calidad de amigo, para participar en una licitación
pública (adjudicación directa).

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3. Conforme a los antecedentes de las bases, se trata de un
concurso público para brindar los servicios de limpieza en una
unidad escolar del Estado.En tal sentido, se pretende que la
empresa resultante oferte un precio menor por la prestación de
servicios. El precio base es las suma de S/. 5,000.00 (cinco mil y
00/100 Nuevos soles).

4. La empresa de su amigo se denomina Limpieza Integral E.I.R.L.


tiene un capital social de S/. 1000.00 y solo participan él como
titular de la empresa, su esposa y sus hijos (sus sobrino)

5. Javier, le comenta que la situación de su empresa es crítica,


debida a la grave situación de recesión, la empresa
prácticamente ha paralizado sus actividades y en caso de no
resultar favorecido con la licitación, definitivamente la empresa
cerrará, quedándose la familia desempleada.

Usted efectivamente ha podido verificar ésta situación, pues ha notado


que la actividades de limpieza y provisión de insumos y materiales es
directamente realizada por los miembros de la familia.

Desarrollo:

Usted que conoce los términos de referencia de las bases se ha acercado


a la Dirección del centro educativo y se da con la grata sorpresa que el jefe de
logística es también un conocido suyo. Expuesto el caso, su amigo Rafael, le
manifiesta que de su parte hará todo lo posible para ayudarlo y favorecer a la
empresa Limpieza Integral E.I.R.L. Efectuando el análisis, Javier le manifiesta
que postulará con un precio de S/.4,000.00. Con este importe calcula que le
generará una ganancia de S/.1,000.00 lo cual le permitirá mantener la empresa
en el mercado.

La noche anterior a la subasta, usted recibe la llamada de Rafael, quien le


manifiesta que ha revisado las propuestas y que existen dos empresas con
igual puntaje y que ambas han ofrecido la suma de S/. 4,000.00 Como es
lógico, Rafael le ofrece dal la buena pro a favor de la empresa de su amigo

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Limpieza Integral E.I.R.L. a cambio de recibir una contraprestación mensual de S/.
100.00 (cien nuevo soles).

Usted hace la consulta a su amigo Javier, quien le manifiesta que sería


conveniente proceder toda vez que igual le genera un margen de ganancia de S/.
900.00 que son necesarios para mantener la empresa y la familia.

Desafíos:
Usted tiene que decidir en los próximos minutos, de lo contrario
Rafael, buscará a los representantes de la otra empresa que obtuvo el mismo
puntaje.

PREGUNTAS
¿Cuál considera que debe ser su decisión? Según su decisión,
considera que ha actuado éticamente. ¿Por qué?

LA DEONTOLOGÍA FORENSE Y SUS LÍMITES

NUESTRA REALIDAD

Un breve repaso de nuestra realidad nos evidencia la presencia de


múltiples problemas que nos invitan a una profunda reflexión, pero al mismo
tiempo nos plantean grandes desafíos. Así por ejemplo, se dice: “La
economía va muy bien, pero el pueblo está mal”. A partir de esta
afirmación, los políticos, sociólogos y economistas buscan causas,
consecuencias y soluciones. Las respuestas variarán de acuerdo a las
concepciones de cada grupo interesado. Otra afirmación que normalmente
escuchamos es la siguiente: “ Nuestra sociedad vive actualmente una seria
crisis de valores”. Se alude, asimismo a la “reserva moral”, habiéndose señalado
que ésta se encuentra en los países no desarrollados. Los encargados de la
investigación serán los teólogos, los filósofos y los psicólogos. Se recurre así al
rescate de los valores de la justicia, del amor y de la libertad. Los teólogos dirán
que los problemas del mundo se derivan de la falta de amor, es decir que al
mundo le falta fraternidad y solidaridad. Por su parte los filósofos dirán que
se trata de un problema de justicia, pues si todos fuéramos justos, incluso

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con nosotros mismos, los problemas del mundo estarían resueltos. Por
último, los psicólogos argumentarán que se trata de un problema de libertad,
porque si nuestras conductas no estuvieran orientadas por la falta de
individualidad estaríamos en condiciones de ser justos y fraternos.

Por último, se afirma que la lógica del crecimiento económico actual hace
que los costos sociales y ecológicos, necesarios de asumir para mantener el
ritmo, resultan más costosos que los beneficios obtenidos, y por otro
lado la velocidad de la innovación tecnológica, con el consecuente
envejecimiento de todo nuevo producto, va tan rápido que en muchos
rubros el capital no recupera su inversión. Aquí se anotan problemas, tales
como la pobreza extrema, el desempleo, el deterioro de la capa de ozono, el
odio, el rencor, la falta de solidaridad, en engaño, el fraude, etc. etc.

Tal pareciera que se trata de concepciones pesimistas, sin embargo, nadie


dudará que se trata de una realidad vigente que es mucho más notoria que
“las buenas acciones”, los deseos de superación, las fortalezas y las
soluciones propuestas hasta el momento.

ÁMBITO O LÍMITES DE LA DEONTOLOGÍA FORENSE

Conforme se ha indicado en sesiones anteriores, la Deontología Forense


tiene sus límites, pues su estudio estaría circunscrito a la conducta de los
profesionales del derecho en su participación como abogados patrocinadores de
causas judiciales, sin considerar que el abogado tiene un mayor campo de
acción.

Es un hecho que el Abogado no es sólo un defensor, porque puede


desempeñarse en otras funciones, como la de Docente Universitario,
Diplomático, Funcionario Público, Político, entre otras actividades que puede
realizar. Por ello se ha considerado que la denominación correcta sea la de
Deontología Jurídica por abarcar un campo más amplio respecto a la conducta
moral.

Desde esta perspectiva la Deontología Forense, referida a la conducta del

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profesional del Derecho no será suficiente para el logro de un profesional ético,
desde que el Abogado es parte de este conjunto de problemas. Nada
lograremos si es que no se entiende, que el abogado es una persona como
cualquier otra que vive en relación con los demás. Es parte de esta sociedad
cuyos desafíos le obligan a comprometerse en el logro de una sociedad más
justa y equitativa, en el que se respeten los derechos, la dignidad y el honor de
los semejantes: “No hagas a otro lo que no quisieras que te hiciesen”.

EL AMOR, LA RESPUESTA AL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA


HUMANA Y LA POSIB ILIDAD DE REMONTAR LOS PROBLEMAS
ÉTICOS.

Que todos tenemos una existencial necesidad de amar y ser amados


es un hecho incuestionable. La experiencia, nos evidencia que no es posible vivir
sin la presencia del “otro”. De este modo los padres necesitan del amor de
los hijos y éstos a su vez, lo necesitan de sus padres. Encontramos aquí el amor
filial y paternal. Igualmente, la fragilidad del hombre y su temor a la muerte y a las
fuerzas exteriores de la naturaleza lo lleva a creer en un Dios, su creador y
creador del mundo, a quien se le debe obediencia y respeto: Se trata del amor a
Dios. En nuestra vida social, encontramos también el amor fraterno, al amigo o
amigos; y por último, el amor a la pareja: Dios los creó hombre y mujer. La
necesidad de amar y ser amados es consustancial a la naturaleza humana.
Encontramos aquí los diferentes tipos de amor: Paternal (Maternal), filial,
fraternal, teológico y de pareja.

El amor existe, no cabe duda, Nadie que esté en su entero juicio,


puede pensar que el amor carece de importancia. Todos estamos sedientos de
amor. El problema está en saber en qué consiste y como aprender a amar.

El psicoanalista Erich From, discípulo de Freud, en su magistral obra “El


Arte de Amar”, inicia su libro formulando dos preguntas: La primera: ¿Es el amor
un arte? La segunda: ¿Es una sensación placentera, cuya experiencia es una
cuestión de azar, algo con lo que uno “tropieza” si tiene suerte? La respuesta del
autor, corresponde a la primera interrogante, afirmando que el amor es un arte y
por tanto requiere de conocimiento y de esfuerzo, en otras palabras, precisa de

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una teoría y una práctica, a fin de superar el estrepitoso fracaso del amor que ha
traído como consecuencia la prevalencia del egoísmo, odio, rencor, de la falta
de solidaridad, hogares destruidos y hasta falta de justicia y equidad.

En concreto, todos estamos sedientos de amor, como lo evidencian las


innumerables películas, novelas, canciones y poemas que vemos y
escuchamos. Todas aluden al amor y a sus decepciones. Estas alcanzan, no
solamente a nuestra relación con los amigos, sino también, a las relaciones
con la pareja, con los padres, con los hijos y hasta con Dios. Sin embargo, nadie
piensa que hay algo que aprender sobre el amor, o mejor, nadie piensa en la
necesidad que hay de resolver el problema, como si se hace con la economía.

Las razones de esta última actitud, serían las siguientes:

- Para la mayoría de las personas, equivocadamente piensan, que


el problema del amor consiste fundamentalmente EN SER AMADO Y NO EN
AMAR. Es decir, no en la propia capacidad de amar. De este modo este grupo
de personas buscará como lograr que les ame, a través de varias vías: En
el caso del hombre, debe ser un hombre exitoso, poderoso y rico, según lo
permita el margen social de su propia posición. En el caso de las mujeres,
deberán ser atractivas por lo que cuidan su cuerpo, ropa, etc. etc. Se ponen en
vitrina, a fin de que alguien los ame.

- Para otro porcentaje de personas, que afirman que no hay nada que
aprender del amor, LO REDUCEN A UN OBJETO Y NO A UNA CAPACIDAD.
Según este grupo, el amar es muy sencilo, lo difícil es encontrar “un objeto
apropiado para amar o para ser amado por él”. En ambos casos, se
piensa en ser objeto de amor y al mismo tiempo encontrar una persona,
como objeto para amar.

- Nuestra cultura contemporánea tiene un rasgo característico


que la identifica. Esta cultura se basa en el deseo de comprar, “en la idea de un
intercambio mutuamente favorable. La felicidad del hombre moderno consiste en
la excitación de contemplar vidrieras de los negocios, y en comprar todo lo que
pueda, ya sea al contado o a plazos. El hombre (o la mujer) considera a la gente
en una forma similar. Una mujer o un hombre atractivos son los premios que se

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quiere conseguir. “Atractivo” significa habitualmente un buen conjunto de
cualidades que son populares y por las cuales hay demanda en el mercado
de la personalidad”. La sensación de enamorarse sólo se desarrolla
con respecto a las mercaderías humanas que están dentro de nuestras
posibilidades de intercambio. “Quiero hacer un buen negocio; el objeto debe ser
deseable desde el punto de vista de su valor social y, al mismo tiempo, debo
resultarle deseable, teniendo en cuenta mis valores y potencialidades manifiestas
y ocultas. De ese modo, dos personas se enamoran cuando sienten que han
encontrado el mejor objeto disponible en el mercado, dentro de los límites
impuestos por sus propios valores de intercambio”.

- Otro error que lleva a suponer que no hay nada que aprender del
amor, se encuentra en la confusión que hay entre la experiencia inicial del
“enamorarse” y la situación permanente de estar enamorado, o mejor dicho,
en “permanecer” enamorado. Una y otra situación son totalmente diferentes. Dos
personas desconocidas (hombre y mujer) se conocen, se acercan, se sienten
uno, constituyendo la unidad una excitación estimulante de la vida, adquiriendo
mayor vigor el estímulo y la excitación, si se trata de personas que han vivido
aisladas, sin amor. Más milagroso es el encuentro se combina o inicia con la
atracción sexual. El encanto se rompe, luego de que las personas se
conocen en la intimidad, por la superficialidad de este tipo de amor que no es
real ni verdadero, cediendo paso a los antagonismos, la desilusión y al
aburrimiento mutuo.

El fracaso es estrepitoso. Lo mismo ocurre con el amor fraternal, con el


amor filial y hasta con el amor a Dios. La única excepción es el amor materno, En
contraste con el amor fraternal y el amor entre parejas, que se da entre
iguales, , la relación entre madre e hijo es, por su misma naturaleza de
desigualdad, en la que uno necesita de toda la ayuda y la otra la proporciona.

Y es precisamente por su carácter altruista y generoso que el amor


materno ha sido considerado la forma más elevada de amor, y el más sagrado de
todos los vínculos emocionales. Porqué, la madre quiere sin condiciones, sin
esperar recompensa alguna. Le es suficiente saber que su hijo es feliz.

No obstante el fracaso en el amor y en el entusiasmo con que


emprendemos la empresa del matrimonio, poca es la preocupación por superarlo.
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Puede asegurarse que si esto ocurriera con cualquier otra actividad de inmediato
se formarían comisiones para que investiguen respecto a los motivos o
causas del fracaso y encontrar la pronta solución y si no fuera posible ésta, se
apelaría al fácil recurso de abandonar la empresa. Sin embargo, en el caso del
amor, pareciera que no hay preocupación por encontrar las causas del fracaso.

En el reino animal, encontramos un equivalente al amor, sin embargo sus


afectos constituyen fundamentalmente parte de su equipo instintivo. Esta es la
diferencia con el hombre. Lo esencial en nuestra existencia es que hemos
emergido del reino animal, pero que ha trascendido la naturaleza aun cuando
forma parte de ella, debe ir hacia adelante desarrollando su razón,
encontrando una nueva armonía humana en reemplazo de la prehumana que
está irremediablemente perdida. La conciencia de sí mismo, de sus
semejantes, de su pasado y de sus posibilidades de futuro, de su breve paso por
esta vida, del hecho que nace sin que intervenga su voluntad y que ha de morir
contra su voluntad, la conciencia de su soledad y su “separatidad”, de su
desvalidez frente a las fuerzas naturales y de la sociedad, hace de su
existencia separada y desnuda una insoportable prisión. Si no pudiera
liberarse de su prisión y extender la mano para unirse en una u otra forma con los
demás hombres, con el mundo exterior, se volvería loco.

La trascendencia del amor como respuesta a la esencia humana, se siente


por la vivencia de la separatidad que provoca angustia. Esta es la fuente de toda
angustia. Estar separado significa estar aislado, sin posibilidad alguna para
utilizar los poderes humanos. Significa estar desvalido, ser incapaz de aferrar el
mundo activamente. Significa que el mundo puede invadirme sin que yo pueda
reaccionar. La separatidad es la fuente de una intensa angustia. La necesidad
más profunda del hombre es superar esta separatidad, abandonar la prisión de
la soledad. El fracaso absoluto en el logro de tal finalidad significa la locura,
porqué el pánico del aislamiento total sólo puede vencerse por medio de un
retraimiento tan radical del mundo exterior que el sentimiento de separación se
desvanece – porque el mundo exterior, del cual se está separado, ha
desaparecido.

El hombre de todas las edades y culturas enfrenta la solución de un


problema que es siempre el mismo: el problema de cómo superar la separatidad,
como lograr la unión, como trascender la propia vida individual y encontrar

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compensación. El problema es el mismo en los distintos lugares del mundo y
en las distintas épocas. La respuesta es el encuentro con los demás, a través del
amor y los lazos de fraternidad. Si sabemos amar y cumplimos con el
mandamiento “amar al prójimo como a mí mismo”, los problemas de insolidaridad,
guerras, odios y enfrentamientos, habrán concluido.

LA LIBERTAD: UNA NECESIDAD IMPOSTERGABLE

La historia moderna, tanto Europea como Americana constituye un


testimonio del esfuerzo por alcanzar la libertad económica, política y espiritual. La
lucha por la libertad estuvo sostenida por los oprimidos, por aquellos que
buscaban nuevas libertades, en oposición con los que tenían privilegios que
defender.

La libertad ha sufrido y sufre muchas derrotas aun cuando ha ganado


innumerables batallas. Fueron muchos los que ofrendaron sus vidas, convencidos
de que era preferible morir en la lucha contra la opresión que vivir sin libertad.
Esa muerte era la más alta afirmación de la individualidad. Así, la historia
probaba que el hombre podía gobernarse a sí mismo, tomar sus propias
decisiones y pensar y sentir como lo creyera conveniente. Los principios
del liberalismo económico, de la democracia política, de la autonomía
religiosa y del individualismo en la vida personal dieron expresión al anhelo de
libertad y al mismo tiempo parecieron aproximar a la humanidad a su plena
realización. Las cadenas fueron quebradas una a una. “El hombre había vencido
la dominación de la naturaleza, adueñándose de ella; se había sacudido la
dominación de la Iglesia y del Estado absolutista. La volición de la dominación
exterior parecía ser una condición no sólo necesaria, sino también suficiente para
alcanzar el objetivo acariciado: LA LIBERTAD DEL INDIVIDUO.

No obstante, lo expuesto, pronto el hombre se sintió sólo y desamparado,


pues la libertad individual pregonada por la Revolución Burguesa le impuso que
en ejercicio de su libertad debía elegir, optar y tomar sus propias decisiones
con los riesgos que ello importa. En consecuencia el triunfo o fracaso dependerá
única y exclusivamente del individuo que decide. Frente a una situación
totalmente distinta a la del Feudalismo se siente temor y siente temor de su
libertad.

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El mismo Erich From, en su obra “El Miedo a la Libertad”, plantea
las siguientes interrogantes, respecto a la libertad.

 ¿Qué es la libertad como experiencia humana?

 Es el deseo de libertad algo inherente a la naturaleza de los


hombres?

 ¿Se trata de una experiencia idéntica, cualquiera que fuera el tipo


de cultura a la cual una persona pertenece, o se trata de algo que
varía de acuerdo con el grado de individualismo alcanzado en una
sociedad dada?

 Es la libertad solamente ausencia de presión exterior o es


también presencia de algo?

 ¿Qué es ese algo?

 ¿Cuáles son los factores económicos y sociales que llevan a


luchar por la libertad?

 ¿Puede la libertad volverse una carga demasiado pesada para el


hombre, al punto que trate de eludirla?

 ¿Cómo ocurre entonces que la libertad resulta para


muchos una meta ansiada, mientras que para otros no es más
que una amenaza?

 No existirá tal vez, junto a un deseo innato de libertad, un anhelo


instintivo de sumisión?

 ¿Cómo podemos explicar la atracción que sobre tantas


personas ejerce actualmente el sometimiento a un líder?

 El sometimiento se dará siempre con respecto a una


autoridad exterior, o existe también en relación con
autoridades que se han internalizado, tales como el deber, o

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la conciencia, o con respecto a la coacción ejercida por
íntimos impulsos o frente a autoridades anónimas, como la opinión
pública?

 ¿Hay acaso una satisfacción oculta en el sometimiento? Y si la


hay ¿en qué consiste?

 ¿Qué es lo que origina en el hombre un insaciable apetito de


poder?

 Es el impulso de su energía vital o es alguna debilidad


fundamental y la incapacidad de experimentar la vida de una
manera espontánea y amable?

 ¿Cuáles son las condiciones psicológicas que originan la fuerza


de esta codicia?

 ¿Cuáles son las condiciones sociales sobre las que se fundan


a su vez dichas condiciones sicológicas?

De las respuestas que se den a cada una de las interrogantes, podremos


deducir si el problema de acomodarse a un comportamiento ético y moral,
responde al imperativo de ser libres, a la falta de amor o de justicia. Es decir,
no actúo éticamente por mi falta de libertad y por tanto debido a las dificultades
para remontar patrones sociales impuestos por una sociedad injusta y carente de
valores.

La siguiente cita es oportuna para graficar el problema de la Libertad, que


nos permitirá actuar con ética y moral.

“La amenaza más seria para nuestra democracia no es la existencia de


los Estados Totalitarios extranjeros. Es la existencia en nuestras propias actitudes
personales y en nuestras propias instituciones de aquellos mismos factores
que en esos países han otorgado la victoria a la autoridad exterior y estructurado
la disciplina, la uniformidad y la dependencia respecto del Líder” Por lo tanto, el
campo de batalla está también aquí: en nosotros mismos y en nuestras
instituciones”

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Por nuestra parte, podemos decir que la amenaza más seria para
remontar la crisis de valores de nuestra sociedad, se encuentra en
nuestra propia interioridad, es decir en la falta de voluntad para ser libres, porque
si bien es cierto en nuestra naturaleza humana hay un sector irracional e
inconsciente, también lo es que éstos pueden ser comprendidos racionalmente y
por tanto superado, aun cuando el mundo exterior ejerza presión sobre nuestras
decisiones.

A continuación enumeramos algunos de los mecanismos o


comportamientos que atentan contra nuestra libertad:

 El autoritarismo: Las formas más nítidas de este mecanismos


pueden observarse en la tendencia compulsiva hacia la sumisión
y la dominación o, con mayor precisión, en los impulsos ´sádicos y
masoquistas tal como existen en distinto grado en la persona
normal y la neurótica.

 La destructividad: Si bien los impulsos sadomasoquistas se


encuentran mesclados con los destructivos, se diferencian porque
en este último caso, el fin es la destrucción del objeto, situación
que no aparece en las conductas sadomasoquistas.

 La conformidad: Esto es, el sometimiento dejando de ser uno


mismo, se adopta por completo el tipo de personalidad que le
proporcionan las pautas culturales, y por lo tanto, se transforma en
un ser exactamente igual a todo el mundo tal como los demás
esperan que él sea. Se trata de la conducta asumida por la
mayoría de personas normales de la sociedad moderna. La
discrepancia entre el yo y el mundo desaparece, y con ella el
miedo consciente de la soledad y la impotencia. Es un mecanismo
que podría compararse con el mimetismo de ciertos animales. Se
parecen tanto al ambiente que resulta difícil distinguirlos entre si.
La persona que se despoja de su yo individual y se transforma en
un autómata, idéntico a los millones de otros autómatas que lo
circundan. Sin embargo, el precio que paga por ello es muy alto:
nada menos que la pérdida de su personalidad.

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LA JUSTICIA: EL VERDADERO EQUILIBRIO ENTRE
DERECHO Y DEBER

Los clásicos afirman que la justicia es una virtud cardinal. La palabra


virtud proviene del latín “VIRTUS”, que significa “fuerza o hábito con el matiz
de la excelencia. La justicia en concreto es, “la constante voluntad y
perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo”. Un estudioso del tema
comentaba con gracia y acierto: “Nunca he visto una mayor simplicidad en el
principio y una mayor complejidad en el tema”. La definición clásica de justicia
nos dice que “la justicia es el modo de conducta, hábito, según el cual un
hombre movido por una voluntad constante e inalterable, da a cada cual su
derecho”.

La justicia es un valor que reside en la voluntad y presupone y a la vez


exige una resuelta actitud interior para ser ejercida. Es cierto que necesitamos
una educación continua para tener una visión objetiva que nos lleve a
catalogar con “justicia” lo que pertenece a cada cual y dárselo como “suyo”. Un
ejemplo nos lo dan nuestras madres, que en un acto de justicia tratan en
forma desigual a los hijos desiguales.

“Los autores clásicos la veneraban como una de las condiciones


imprescindibles para lograr no solo el bien, que ya es mucho, sino el bienestar
tanto en la familia como en la sociedad y, sin ningún lugar a dudas, la tranquilidad
interior con uno mismo”.

Cicerón la calificó como “reina y señora de todas las virtudes” y añadía:


“Hacer depender la justicia de las convenciones humanas es destruir la moral”.
Séneca, sentenció “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”.
Felipe III, dejó para sus súbditos una recomendación primordial: “Administrad la
justicia con ecuanimidad y rectitud y, si es necesario, con rigor y
ejemplaridad. Pero cuando la naturaleza de la gente y las cosas lo permitan,
sed también misericordiosos y benignos”.

San Agustín, precisó que “Donde no hay caridad no puede haber justicia”.
Manuel Kant manifestó: “La más grande y respetada forma de miseria a que

32
están expuestos los seres humanos consiste en la injusticia, más bien que en la
desgracia”.

“Hay algo que no podemos permitirnos ni un día más: la pasividad


provocada por el adormecedor consuelo de pensar que nada o muy poco
podemos hacer y es mejor no intentarlo. Las pequeñas generosidades
individuales se multiplican y crecen conjuntada, suman una aportación a otra
un grano de arena a una mirada de fraternidad a miles de miradas”

“No en vano se ha dicho que cuando más puramente expresa el hombre


su verdadera esencia es cuando es justo. Como afirmaba Cicerón, “por la
justica, es ante todo, por lo que llamamos bueno a un hombre”.

ETICA, MORAL Y DERECHO


ETICA

El término Ética procede del griego ETHOS, cuyo significado originario


hacía referencia a las costumbres. Sin embargo, pronto adquirió una nueva
significación filosófica, designando el “carácter” y el “modo de ser” de un
individuo, en cuanto ellos habían sido adquiridos por la educación, las costumbres
y los hábitos de la sociedad en la que vivía. Con la aparición de los primeros
filósofos que reflexionaron sobre las normas morales (los sofistas y Sócrates), el
término pasó a designar la disciplina del saber que versaba sobre la virtud y la
justicia.

En nuestros días, el concepto ética hace referencia a la reflexión


sobre el deber y a la justificación de por qué deben ser consideradas buenas o
malas (justas o injustas) ciertas acciones. Por tanto, se considera un
comportamiento ético a aquel que está conforme con las normas morales.

Desde un punto de vista científico, la ética es la disciplina de la filosofía


que reflexiona sobre cuáles son los principios teóricos que fundamentan los
valores y las normas morales. También se designa con el término ética al
estudio de los distintos sistemas morales que han sido elaborados a lo largo de la

33
historia del pensamiento.

En el lenguaje coloquial es frecuente utilizar como sinónimos los


conceptos de ética y de moral. Sin embargo, desde el punto de vista filosófico,
muchos autores establecen una distinción importante entre ellos dos: mientras
la ética sería una reflexión teórica sobre los fundamentos o principios en los que
se inspiran las normas morales concretas, la moral, en cambio, designaría al
conjunto de normas y valores que una determinada colectividad considera – en
un momento histórico concreto – como justos o correctos, es decir, como
pautas del comportamiento virtuoso.

En el siglo V a. c., se inició un debate teórico acerca del alcance de las


normas éticas, debate que no ha sido resuelto satisfactoriamente todavía.
Mientras los sofistas defendían que todas las normas morales eran relativas y, por
lo tanto, únicamente válidas para una sociedad histórica concreta, otros filósofos
como Sócrates o Platón creyeron en el carácter universal de las normas éticas,
apelando a la existencia de una racionalidad humana que nos permitía
conocer los fundamentos de las leyes naturales.

A los largo de la historia de la filosofía, muchas corrientes y pensadores


han defendido el relativismo moral, mientras que otras corrientes han
argumentado a favor de la ley natural o de la posibilidad de alcanzar,
mediante la racionalidad y el consenso entre todos los seres humanos, un código
de conducta mínimo que regule nuestras normas morales. En este último sentido,
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, significa el reconocimiento
de unas pautas universales de conducta con respecto, a nuestros semejantes y
al medio que nos rodea.

ETICA FORMAL: Kant fue el primer filósofo que estableció diferencias


fundamentales entre las que él denominó “éticas materiales” y”éticas
formales”. Analizando la totalidad de sistemas éticos constituidos por los filósofos
anteriores a él, llegó a la conclusión de que todos ellos buscaban su
fundamentación ´teórica en fines exteriores a la propia ética, es decir, en la
consecución de determinados bienes materiales (el placer, la felicidad, la
salvación eterna..), y no en el puro y estricto respeto al deber que emana de una
voluntad libre, la cual quiere darse a sí misma las normas de su acción moral.

34
Frente a esos sistemas de “éticas materiales”. Propuso un modelo formal
que nos indicara, no exactamente lo que deberíamos hacer en cada caso,
sino solamente la “forma” que debían poseer nuestras acciones para poder ser
consideradas como morales.

Según Kant, las características de una ética formal serían las siguientes:

 No poseer contenidos concretos, esto es, no proponer


ninguna finalidad (por ejemplo, consecución de una vida feliz, de
acciones útiles o placenteras, etc.) que justifique nuestras acciones
morales. Según Kant, la moral sólo puede ser justificada por puro
respeto al deber.

 Que los mandatos morales, se expresen en un único


imperativo categórico, y no en imperativos hipotéticos. Él entendía
el imperativo categórico como una ley universal que no expresaba
lo que hacer, sino cómo hacerlo. Su formulación tradicional es:
“obra siempre de tal modo que quieras que la máxima de tu
acción se convierta en ley universal”. Dicho en un lenguaje
coloquial: actúa siempre de tal manera que desearas que los
demás actuaran con respecto a ti.

 Ser una ética autónoma y no heterónoma. Quiere decir esto


que la ética no debe buscar sus fundamentos en nada externo al
deber y a la propia conciencia. Según Kant, es la buena voluntad
(que no busca fines ajenos a ella misma) el único fundamento de la
vida moral.

Tras la obra de Kant, otros autores han elaborado sistemas formales de


ética, buscando nuevas formulaciones de imperativos categóricos y nuevos
criterios que garanticen la autonomía de la conciencia.

35
ETICA MATERIAL: Según Kant, las éticas materiales se diferencian de
las éticas formales en tres rasgos:

 Tienen contenido, es decir, proponen una finalidad que justifica


la vida moral: el fin de la ética consiste, por ejemplo, en
alcanzar la felicidad, en obtener placer, en llevar a cabo acciones
útiles para el mayor número de personas posibles (utilitarismo), etc.

 Sus mandatos se expresan mediante imperativos


hipotéticos, los cuales se encuentran determinados por la
búsqueda de una finalidad ajena a la propia ética (felicidad, placer,
etc.) y por condiciones externas. Por ejemplo: “Si quieres ser feliz,
renuncia a lo inalcanzable”.

 Son éticas heterónomas: sus principios morales no se inspiran


directamente en la propia conciencia, sino que buscan su
fundamentación en algo exterior a ella, por ejemplo, la utilidad
social.

ETICA SOCIAL: Es la parte de la ética que reflexiona sobre las normas


justas o injustas dentro de la vida en comunidad. Su objeto consiste en establecer
las pautas sociales de conducta que garanticen la existencia de la moralidad en la
vida pública. De igual modo, analiza las normas morales que caracterizan a los
distintos grupos sociales, estudiando sus condicionamientos culturales, históricos
e incluso, económicos. Se halla muy relacionada con la política y la sociología.

LA MORAL

Procede el término latino “mos - moris”, que significa “costumbres” y


también “modo de ser”, en el sentido de que el carácter se adquiere a través de
las costumbres y de los hábitos de conducta.- De manera muy general, podemos
definirla como “las normas y comportamientos justos y conformes al deber que
una sociedad o un grupo humano acepta como válidos en un instante histórico
determinado”.

En el lenguaje cotidiano es frecuente utilizar la palabra moral como

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sinónimo de ética. Sin embargo, la tradición filosófica suele distinguir entre ellas,
aunque no de una manera muy precisa. Así, la ética trata de las reflexiones
teóricas acerca de que es el deber y por qué razones deben ser considerados,
como justos o injustos ciertos actos. En cambio, la moral sería el conjunto de
normas concretas que llevan a la práctica real la reflexión ética. De aquí que
muchos pensadores afirmen que la moral no es más que ética aplicada.

Algunos rasgos que definen la moral son:

 Está basada en las acciones prácticas, aunque estas


procedan de una reflexión ética previa.

 Sus normas se expresan en imperativos morales (haz esto,


no hagas aquello) que dictan cuál es nuestro deber.

 Sus mandatos exigen cumplimiento por respeto al deber.

De ahí que las acciones morales provoquen responsabilidad, es decir,


obligación a responder moralmente de los propios actos. Ahora bien, para que
exista responsabilidad moral son necesarios, entre otros, los siguientes
elementos: conocimiento de lo que se hace y de las consecuencias que puede
tener la acción, voluntariedad, si existió libertad de acción y el carácter bueno o
malo de las intenciones que se querían lograr con el acto.

El filósofo José Luis Aranguren distingue entre:

Moral como estructura: el hombre posee una dimensión moral que lo


constituye como hombre. Esta dimensión surgió históricamente durante el
proceso de humanización (adquisición del pensamiento y la cultura en las
primeras sociedades humanas). Por tanto, todos los seres humanos tienen moral.

Moral como contenido: el conjunto de normas concretas que


forman un código moral determinado. Cada civilización suele tener un
código moral propio que se diferencia del de otras civilizaciones. El hecho de que
algunos valores morales sean diferentes, no debe evitar la búsqueda de un
código moral mínimo que sea respetado en todos los lugares del mundo. Esa es
la función que se otorga a los Derechos Humanos.

37
Desde el punto de vista la moral, un hecho debe ser considerado bueno o
malo atendiendo a los conceptos de bien y de mal moral. Estos conceptos son
elaborados por la llamada conciencia moral que consiste en la capacidad que
posee el ser humano de juzgar sus actos y los de los demás en relación a si
son o no justos.
El filósofo ilustrado D’Alembert definía la moral de la siguiente manera: “Lo
que pertenece esencial y únicamente a la razón, y lo que, consiguientemente, es
uniforme a todos los pueblos, son los deberes a los que estamos obligados
para con nuestros semejantes. El conocimiento de estos deberes es lo que se
llama Moral”.

ACCIÓN MORAL

Se entiende por “acción moral” cualquier acto que haya sido ejecutado
obedeciendo a los mandatos de las leyes morales. Por tanto, no todas las
acciones humanas son suceptibles de recibir una cualificación moral (por ejemplo,
desde el punto de vista ético el estornudar no puede merecer ninguna valoración
moral propiamente dicha, salvo que lo hagamos encima de una persona para
fastidiarla, con lo cual lo valorable moralmente sería nuestra intención de dañar a
esa persona, no el acto de estornudar en si). Sólo podemos hablar de acciones
morales o inmorales cuando cumplan al menos un conjunto de condiciones:

 Ser una acción que afecta normas, principios o valores


morales.

 Haber sido realizada con libertad, es decir, haber tenido la


oportunidad de elegir entre varias opciones antes de realizar la
acción. En el caso de que no exista esa libertad (por ejemplo,
si alguien me obliga a realizar un acto apuntándome con un
revólver), el individuo no puede ser considerado responsable
moral de esa acción.

 Que haya sido realizada voluntariamente y siendo


consciente de los efectos que iba a producir esa acción. Por
ejemplo, si yo realizo un acto y, sin que lo lo sepa, ese acto
causa trastornos graves a otra persona, no puede ser considerado

38
responsable moral del daño causado involuntariamente.

 Las intenciones o fines con los yo he llevado a cabo esa acción,


puesto que puede darse el caso de realizar una acto bueno en sí
mismo aunque las intenciones que motivaron ese acto fueran
inmorales (por ejemplo, alguien que ayuda económica a una
familia pobre, aunque lo hace con la secreta intención de obtener
favores sexuales). O a la inversa: provoca un daño aunque mis
intenciones sean buenas.

El filósofo Kan afirmó al respeto que sólo podían ser consideradas


como buenas moralmente aquellas acciones que hubieran sido ejecutadas
exclusivamente por puro respeto al deber moral, es decir, sin que nos moviera
ningún interés particular en realizarlas. Según él, existen las “acciones conformes
al deber”, las cuales no son estrictamente acciones morales, porque el fin que las
motivó fue el interés personal y no el respeto al deber. El mismo pone un ejemplo
de “acciones conformes al deber”: un comerciante que no practica la usura puesto
que mantiene bajos sus precios, pero lo hace para tener más clientes y
enriquecerse, no porque considere que és su obligación moral.

LEY MORAL

Existen varios y diferentes tipos de leyes: Jurídica, naturales, científicas,


formales, probabilísticas, morales, etc. De una forma excesivamente genérica,
con el concepto “ley” expresamos, o bien una regla o relación a las que están
sometidos los seres de la naturaleza por su propia constitución física,
biológica, etc. (y hablamos entonces de leyes científicas o naturales), o bien una
norma o conjunto de normas que obligan a las personas a actuar de determinada
forma, concretamente la que está estipulada por la ley y hablamos entonces
de leyes jurídicas o de leyes morales).

La ley moral es el conjunto de imperativos, normas y preceptos que


constituyen un código moral determinado. Lo que expresa la ley moral es nuestra
obligación a actuar de acuerdo a la racionalidad moral, la cual determina nuestros

39
actos. Esencialmente la forma que adopta la ley mora es la de un imperativo.

Se diferencia de la ley jurídica en que ésta es de obligatorio cumplimiento,


y en el caso de que alguien la incumpla, el Estado y los poderes públicos ejercen
una coacción, es decir, ejercen la fuerza sancionando al infractor con
determinados castigos. En cambio, la ley moral – aunque de obligatorio
cumplimiento también debido a que la racionalidad del ser humano así lo impone
– no se inspira en la coacción física (el castigo legal) para obligar a su esj3cución
o para sancionar al inmoral. Su obligatoriedad no deriva, pues, de algo externo a
ella, sino de sí misma, la ley moral debe cumplirse porque mi conciencia me dicta
que ése es mi deber.

Los estudiosos de la ética han señalado tres rasgos genéricos del deber
moral, es decir, son incondicionales:

 Universalidad: en principio, las leyes morales aspiran a la


universalidad. El fundamento en que se basa esta pretensión es el
siguiente: si yo estoy plenamente convencido de que algo es
bueno en si (y no sólo es bueno para mi) porque así lo determina
mi conciencia moral, debo creer necesariamente que también es
bueno para el resto de los seres humanos. Sin embargo, no todos
los autores están convencidos de que esta propiedad (aparte de
ser un ideal de la razón humana) se dé en el mundo real. El
relativismo ético, por ejemplo, sostiene que las leyes morales sólo
tienen validez subjetiva, ya que su origen están determinado por
las diferentes tradiciones históricas y culturales de cada sociedad
humana.

 Debemos distinguir entre ley y principio moral. Este último es el


criterio supremo que se invoca para justificar todas las leyes y
preceptos morales, los cuales se deducen de aquel. Ejemplo de
principio moral sería: “la felicidad es el fin de toda vida humana ay
ésta se alcanza mediante la obtención del placer y la ausencia del
dolor”. De este principio, se derivarían leyes morales como
las siguientes: “Para ser feliz debe gozar moderadamente de
los placeres o si buscas la felicidad, limita el número de tus
necesidades”.

40
MORALIDAD

Según Kan, también hay que distinguir entre ley y máxima moral. El
mismo establece esa distinción en su “Crítica del Juicio”: “Son (principios éticos)
subjetivos o máximas, cuando la condiciones considerada por el sujeto como
valedera sólo para su voluntad; son, en cambio, objetivos o leyes
prácticas cuando la condición es conocida como objetiva, es decir, valedera para la
voluntad de todo ser racional”. También distingue Kant entre ley y precepto moral:
el segundo es cuando una norma se aplica a un acto único, mientras que la
ley tiene validez para todos los actos que pertenezcan a una clase o género.

Por regla general, se entiende por moralidad el ejercicio de los ideales


éticos. En ocasiones, sin embargo, también es utilizada como un sinónimo de
moral entendida esta en un sentido amplio y no restrictivo.

La moralidad consiste en las obligaciones que la conciencia nos impone


en relación con nuestros deberes, ya sean éstos para con los demás, para con la
naturaleza y los seres naturales, o para con nosotros mismos. Esos deberes
se caracterizan por no ser impuestos por ningún poder exterior a nosotros (como
si lo son los deberes que emanan del Derecho o del Poder, cuyo
incumplimiento lleva aparejado un castigo físico o administrativo), sino que su
mandato proviene de nuestra propia razón.

A ese respecto es muy conocida la distinción que establece Kant


entre legalidad y moralidad. La primera sería la determinada por la ley moral, la
segunda, en cambio, estaría determinada por el amor y el respeto a la ley moral.
En su terminología, pues, la legalidad consiste en acciones conforme al deber, la
moralidad, por el contrario, en acciones por deber. Quiere esto decir que alguien
puede cumplir con la legalidad pero no ser moral, sucede ese caso cuando
alguien obra bien, pero no por respetar a la ley moral, sino por miedo al casto o
buscando una recompensa social por su acción.

También conviene señalar que la moralidad no puede identificarse


con una moral concreta o con un momento histórico determinado. Aunque la

41
moralidad no puede sustraerse a la evolución histórica de las ideas
morales, se encuentra más allá de ellas; es una exigencia irrenunciable del ser
humano, el cual trata de plasmarla en morales concretas (estas si que están
influidas por la tradición, la cultura, las ideas recibidas o los sucesos históricos
del pasado). De ahí que una de las características de la moralidad sea la de
potenciar la propia crítica moral, con el fin de ir avanzando en el orden de la
justicia social.

ETICA Y DERECHO

“…sin embargo, a las realidades jurídicas de nuestra nacionalidad


y de nuestros días le va faltando moral. El Derecho sin moral no puede vivir…”

No podemos entender el derecho sin un imperativo axiológico que oriente


su creación, su desarrollo y su transformación. Si el derecho fuera solamente
normas y la administración de justicia se limitase a la aplicación de estas normas,
tendríamos un saber pobre y pusilánime. No valdría el esfuerzo de
transformación, sino bastaría saber técnicas de encasillamiento de la realidad en
normas y conocer el derecho no exigiría seis años de estudio, sino seis meses
para memorizar normas.

El Derecho exige un Magistrado con una escala de valores que le pueda


dar criterio de la naturaleza humana, de las aspiraciones e ideales sociales. Así
como nuestra noción del derecho no puede desligarse de determinados
valores, la administración de justicia no puede desligarse de la práctica de los
mismos.

El Derecho tiene un implícito contenido de justicia, la Magistratura


implica ser justo. La ética es la dimensión de la labor jurisdiccional.

La ética es un actuar de acuerdo a los nuevos valores imperativos del


derecho. La administración de justicia exige jueces justos y que puedan
practicar los mismos valores que se exige a los usuarios de la Administración de
Justicia.

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ETICA Y PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO

Las normas, tienen poco sentido si es que no se orientan a la


realización de valores. Los principios generales del derecho, los principios
establecidos en la Constitución Política del Estado y en los Títulos Preliminares
de los principales códigos de nuestro ordenamiento, orientan el cómo debe
entenderse las normas, como deben aplicarse las normas y que es lo que se
quiere al solucionar un conflicto. Así la ética del Magistrado se hace una labor
técnica orientada a la plasmación de los valores en cada caso particular.

Los principios generales del derecho pasan a ocupar un lugar importante


en el actuar ético de los Magistrados. Ellos implican una valoración y una filosofía
específica.

Los principios son en su naturaleza – y al mismo tiempo –


preceptos normativos, orientaciones de interpretación y presupuestos filosóficos,
son la fuente de valores que permitirán la creación, comprensión y suplencia de
las normas jurídicas. Es allí que la conducta ética del juez, además, deberá
plasmarse en sus resoluciones y en los casos específicos, se podrá observar la
preferencia por determinados valores del Derecho al momento de resolver
conflictos. Así, los principios del derecho son una de las fuentes más
importantes para plasmar valores y el último reducto ético ante la orientación
normativa propia.

43
LA JUSTICIA, LA INJUSTICIA Y LA DEONTOLOGÍA
FORENSE

LO JUSTO Y LO INJUSTO

La palabra justo es muy ambigua, sus diversos significados nos envuelven


en aparentes paradojas, resultado de la falta de precisión del lenguaje. Al
enjuiciar la conducta hay dos métodos divergentes: uno, el de los utilitaristas
enjuicia la rectitud de una acción por la bondad o maldad de sus consecuencias.
El otro, propugnado por los intuicionistas, la enjuicia en función de la aprobación o
desaprobación del sentido moral o de la conciencia de la gente. Soy partidario de
ensamblarlos.

Y ¿Qué se entiende por “dictados del sentido moral”? Acaso una


cierta emoción de aprobación específica respecto de un acto que hemos decidido
realizar, y que es justo precisamente cuando se experimenta tal emoción de
aprobación antes de realizar la acción. No obstante, aunque exista tal aprobación,
este juicio puede ser falso, la conciencia del actor puede haberse equivocado al
haber aprobado lo que no debería haber aprobado. Equivocarse implica un juicio
aunque este implique aprobación. Si no ocurriera así no sería posible razonar con
un hombre acerca de lo que es justo; todo lo que aprobara seria necesariamente
justo para él, y no podría haber argumento alguno contra su aprobación.

El juicio de aprobación no es simplemente el juicio del que experimenta la


emoción de aprobación. Para dar un significado al juicio de aprobación, es
necesario admitir que justo tiene un sentido distinto de aprobación. En este
sentido cuando aprobamos un acto o juzgamos subjetivamente o moralmente
que es justo, pero podemos estar equivocados al juzgarlo así. Este sentido
objetivo, no depende de las opiniones y sentimientos del agente. Así, si un
hombre sigue los dictados de su conciencia no siempre actúa justamente en
sentido objetivo. Cuando alguien hace lo que su conducta aprueba, realiza lo que
cree que es objetivamente justo. Necesitamos por consiguiente algún criterio
distinto del sentido moral para juzgar lo que es objetivamente justo. Algunos han
creído que los códigos morales son este referentes inevitable, pero si los
miramos desde la perspectiva del sentido moral confrontamos que las
circunstancias o situaciones en las que debemos ejercer su aplicación están

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siempre cambiando con lo cual no estamos nunca muy seguros de no estar
incurriendo en juicio falso, más si lo hacemos desde la perspectiva de sus
consecuencias, ellas no siempre son buenas para quienes la realizan aunque se
haga un catálogo de sus excepciones y justificaciones.

En el lenguaje común se considera inmoral a una acción cuando infringe


una de estas reglas. Se considera permisible lo que no las infringe, de modo
que en muchas ocasiones de la vida no nos encontramos ante una sola acción
caracterizada como la única justa posible. Si alguien emprende una acción
que, aunque no sea contraria al código recibido, vaya a tener probablemente
malas consecuencias, se le califica de imprudente mas no de inmoral. Ahora
bien según, la distinción que hemos hecho entre rectitud objetiva u subjetiva,
un hombre puede actuar de un modo objetivamente injusto pero
subjetivamente justo y al revés, subjetivamente injusto pero objetivamente
justo. Un acto es inmoral cuando lo desaprueba la conciencia de un hombre, pero
solamente es imprudente cuando de su conciencia lo aprueba, aunque nosotros
juzguemos que ha de tener malas consecuencias. Cuando el código calla,
consideramos una acción desgraciada como objetivamente justas, tiende a
armonizar la rectitud objetiva y subjetiva, cubriendo los juicios frecuentes y
dejando al individuo los casos más raros. De allí que cuando se hace usuales
nuevos tipos de casos, el código moral empiece pronto a tratar de ellos, así, cada
profesión tiene su propio código relativo a los casos comunes dentro de la
profesión, pero no fuera de ella. Sin embargo, el código no es nunca la
última instancia, pues cabe que haya en ellos cierta dosis de egoísmo o de
sesgo. Lo objetivamente justo, por tanto depende de algún modo de las
consecuencias. El acto objetivamente justo es el que probablemente será más
afortunado, o el más prudente de cara a la previsibilidad positiva de sus
consecuencias, a la luz de los datos disponibles y de las expectativas.

Kelsen sostiene una concepción irracional y emotiva de la justicia


coherente con sus conceptos de Ciencias Y de Racionalidad. Dedica toda su
atención a la crítica ideológica de las doctrinas iusnaturalistas, comunista y
formalista del positivismo legalista, acusándolas de defender intereses
políticos inconfesables. La “teoría pura del derecho”, única reflexión pura, racional
y científica posible, es la construcción de una teoría jurídica objetiva y neutral
esquema de interpretación independiente de la ideología concreta que anima al
poder.

45
Kelsen es un representante del realismo axiológico de entreguerras,
presupuesto necesario para la democracia. El relativismo no niega los valores
sino que les niega una jerarquía válida para todo el tiempo y el lugar. Según el los
criterios de valor últimos no pueden se probados la ciencia es incapaz de elegir
entre valores contradictorios. Por tanto, el no negar la existencia de diversas
fórmulas de justicia en competencia, hay que escoger un s entre ellas (los
accesos a esta son los de creencia, la intuición, la voluntad o el sentimiento)
ardua tarea de asumir la responsabilidad personal y el riesgo moral de
decidir por esos métodos que es bueno o malo sin esconderse ni en una voluntad
divina ni en una voluntad natural.

La justicia no es un elemento constitutivo de la definición del derecho


porque ninguna teoría jurídica podría apoyarse en una de las concepciones en
contienda, sin que ello conduzca a negarle juridicidad a todo ordenamiento que le
sea discordante. Es necesaria una ciencia jurídica independiente de lo político.
La pregunta por ¿Qué es la justicia?, cae fuera del campo de la ciencia y
es por tanto irracional. No obstante, Kelsen si puede decir cuál es su justicia-por
supuesto literal- “presente en el orden social bajo el cual puede progresar la
búsqueda de la verdad”, es la libertad, la de la paz, la democracia y la tolerancia.

Autores como Elías Días han considerado posible establecer un contenido


mínimo moral del derecho una base para ciertos principios un criterio racional y
objetivo que permite orientar la conducta humana. Escribe: “si se renuncia a la
razón, ¿cómo saber ¨¿entonces lo que es m as justo o no y como orientar la
praxis ética y política lo más racionalmente posible? Su respuesta es la de los
principios abstractos de la voluntad de la mayoría, criterio concorde con los
postulados de la soberanía popular con ciertas limitaciones en orden al respecto
de las mayorías, el pluralismo crítico, el humanismo real y el dialogo y el respeto
mutuo entre las varias concepciones.

Skolimowski discípulo de Popper, puso en manifiesto la tendencia


positivista a reducir la racionalidad a la racionalidad científica. El positivismo
tiene horror a la metafísica. Bobbio puso de manifiesto que le positivismo de
finales de siglo afirmaba que le “hecho” (acontecimiento verificable) es el
presupuesto y la fula para el análisis. Creían que el saber científico era el único,
segur, inmueble, absoluto y genuino conocimiento que nos informaba en detalle

46
de la realidad. Ética y jurisprudencia serán ciencias si se ocupan de ellos, no de
normas. Esto deriva de una concepción fisicalista. Skolimowski señala que los
métodos de la C.C. Física son insuficientes para el estudio de los niveles más
complejos de la materia: la conciencia y el espíritu, y que las verdades de la
ciencia lo son en parte por convención (pero también por estadística).

Sostiene que los filósofos de la ciencia la admiten hoy como


provisional. Hipotética y falible, lo que se demuestra en el progreso de la ciencia y
sus modelos “de paradigma en paradigma” (logro fundamental que incluye teoría
y aplicaciones, una realización aceptada como axioma) evidente en Kuhn,
concepción no absolutista que conduce a un pluralismo metodológico.

Si se adoptase la actitud positivista, se debería negar la racionalidad


griega, medieval e ilustrada o considerarla como “prehistoria”. La doctrina del
emotivismo ha prohibido reflexionar sobre la justicia e impedido la racionalización
del tema de los valores. Algunos como Bobbio distinguen entre Filosofía
Jurídica y Ciencias Jurídicas, viéndolas como dos formas de racionalidad
distintas pero igualmente viables, cada una en su ámbito, siendo que el ámbito
de la primera es la “teoría de la justicia” saber especial en base al cual el
derecho empírico viene valorado e incluso transformado, pues comporta una
disciplina que describe el valor de lo justo y otra que propone un criterio de
valoración y de transformación(fenomenología e ideología de la justicia)…un
análisis que desemboca en una toma de posición.

En Inglaterra, la escuela analítica, con hart, ha intentado superar el


emotivismo kelseniano defender un contenido mínimo moral del derecho y la
necesidad de mantener la atención de la razón sobre el valor del derecho y
la crítica valorativa del mismo. En la actualidad se está produciendo teorías
sustancialistas de la justicia, no se trata ya de la reflexión racional sobre los
valores sino de cómo debe ser la sociedad paraqué sea justa. Rawls con la
“teoría de la justicia” ha revelado los principios subyacentes de la moral
dominante de nuestra época y haya tenida gran significación en un momento
de la transformación de la sociedad americana. Defiende los principios del
liberalismo modificados por un sesgo igualitario utilizando las técnicas
contractualitas de locke, Kant, Rousseau.

Dworkin constituye una filosofía jurídica basada en el derecho desigualdad

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y critica los planteamientos liberales y utilitaristas del Hart y proclama la
ausencia de un auténtico derecho de libertad como un absurdo. Así mismo
sostiene que los límites entre ciencias del derecho y filosofía de la justicia no son
tan precisos como suponen las teorías analísticas.

Que es la justicia
Hans Kelsen
Resumen por Raúl Pastor

Cuando frente a Pilatos, Jesús fue interrogado, dijo haber venido para dar
testimonio de la verdad; pero cuando se le pregunto por esta, guardo silencio. La
razón fue que su misión era la de dar testimonio de la justicia del reino de Dios, el
amor.

La justicia es una cualidad posible, pero no necesaria, de un orden


social y solo secundariamente virtud humana cuando un hombre adecúa su
conducta a las normas de un orden supuestamente justo.

Pero ¿Qué significa un orden justo? Pues el modo satisfactorio para todos
con que este regula las relaciones de los hombres, es decir uno en que todos
encuentren en él la felicidad.

La justicia es la felicidad social garantizada por el orden social. Pero ¿Qué


es felicidad? Es evidente que no podrá existir un orden “justo” mientras ella se
defina en sentido individual y por tanto en colisión excluyente con la de otros.
Es incluso suponiendo que este orden fuera la mayor felicidad en un sentido
subjetivo individual, debe ser la felicidad en un sentido objetivo colectivo. Es decir,
la satisfacción de ciertas necesidades reconocidas por la autoridad social como
básicas. Satisfacción distinta que la idea de felicidad implica. Para llegar a ser
una categoría social, la idea de felicidad deber cambiar como la idea de libertad
para transformarse en principio social.
Dado que la libertad autentica, es decir la libertad respecto de cualquier
tipo de autoridad es incompatible con cualquier tipo de organización, la idea
de libertad debe dejar de significar ausencia de gobierno. Debe asumir el
significado de un tipo especial de gobierno ejercido por una mayoría, si es
necesario, contra la minoría de los individuos subordinados la anarquía se

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transforma en la autodeterminación de la democracia.

Pero ¿Qué intereses merecen ser protegidos por la mayoría democrática,


y en que jerarquía? Esta es la cuestión cuando existe conflicto de intereses:
cuando una necesidad solo puede ser satisfecha a expensas de otra; o un
conflicto entre valores que no es posible poner en práctica al mismo tiempo
ni resolverlos mediante el conocimiento racional.

Para una convicción ética, la vida humana, es el valor supremo los objetos
de conciencia. Para otra el interés y el honor de la nación. Así pues, ¿Cuál es el
valor supremo la vida o la libertad? Cuestión de jerarquía de valores solo
válida para el sujeto que juzga. Supongamos si la situación económica pudiera
mejorar de un modo esencial mediante economía planificada garantizando la
seguridad social para todo el mundo, pero al precio de abolir cualquier libertad
individual. La respuesta depende del valor que representen las notas de
libertad y de seguridad. Mas, lo que el gobierno considera justicia es la
legalidad, juicios de valor que coexisten difieren según la naturaleza de la
sociedad, en que se expresan. Por otra parte, el que muchos individuos
concuerden no demuestra que sus juicios eran correctos, validos en sentido
objetivo. Las respuestas acerca de si el valor supremo reside en la nación o el
individuo, en lo material o en lo espiritual, en la libertad o en la seguridad, en la
verdad o en la justicia, no pueden responderse de un modo racional. Es cierto
que el ser humano, consciente caracteriza por querer justificar su conducta,
por racionalizarla, por legitimarla ante los demás, lo cual solo es posible solo
hasta cierto punto, por referencia al tema de la relación entre móviles y los
fines y entre estos y los medios que le son adecuados. El fin es cierto justifica los
medios, pero los medios no justifican el fin. La justificación final es la del último.

La democracia garantiza la libertad individual como fin último (aunque) si


se estableciera como fin último la seguridad social incompatible con la
democrac8ia, puede considerarse justa otra forma de gobierno, ya que a fin
distinto, medios distintos. De ahí que la democracia solo puede justificarse
relativamente, no absolutamente, como forma de gobierno justa. El absoluto y los
valores absolutos sobrepasan el alcance de la razón humana, para la cual solo
cabe una solución condicional y relativa. Cuando la necesidad de una justificación
absoluta nos alcanza lo intentamos más allá de la razón, a la manera de la
mística, de la religión o de la metafísica, con lo que la justicia se traslada de un

49
más acá a un más allá supra humano, la pregunta sobre que es la justicia
coincide con la pregunta sobre que es el Bien. La justicia es, pues, un secreto
que Dios revela a unos pocos que no pueden comunicárselo a los demás. Cristo
declaro que la nueva justicia rebasaba los marcos de la ley y de todo el orden
social, el Amor.

Pero ¿Qué es el Bien y que es el mal si la respuesta depende del valor


que las culturas consagran? La pregunta decisiva es, pues, ¿Qué es lo
igual? Pregunta que el principio de igualdad no responde. No hay que confundir
el principio de igualdad, postulado por la autoridad que creó la ley con la
intención de hacerlo igualitario, con el principio de igual ante la ley, destinado a
las autoridades que aplican la ley a casos concretos. Este es el principio de
legalidad, de legitimidad inmanente a cualquier orden legal.

Según Marx la idea de justicia capitalista encaja en “a cada cual su


trabajo” y plantea que en el comunismo las personas desiguales recibieran
un trato distinto con la formula “a cada cual según su capacidad, a cada cual
según sus necesidades” así pues, el principió comunista de la justicia
presupone que un orden social establecido responda a presuntas esenciales
para su aplicación. Por eso es utópico pensar que este orden reconocerá las
capacidades de los individuos de acuerdo con los juicios de estos y de
que reconocerá las necesidades de estos en la medida en que estos aspiran,
de tal modo que la armonía sea total entre los interese individuales y los
colectivos, y que exista por tanto una libertad sin límites en la sociedad de la
igualdad (Prohudon). También podemos hablar de la regla “no hagas al otro lo
que no quieres que para ti”, o el “has a otro lo que no quisieras que te haga”. En
la medida en que esperamos que los demás nos hagan felices, la regla se
leerá como “has felices a los demás”. Pero si la regla queda violada por
alguien ¿qué hacer? No habría problemas de justicia si no hubiera daño entre
individuos. Además la regla de oro, la del amor, tomada al pie de la letra, lleva
a abolir la ley y la moralidad. Sin embargo su intención no es abolir el
orden social, sino mantenerlo. Porque después de todo, la única lectura que
quedara es la de la comportarse con los demás como estos se comportan
contigo” ¿pero cómo se comportaran? Esto es lo que prevé un orden social
establecido, ya sea justo o injusto. De donde se precisa la regla como un
“compórtate de acuerdo con las normas generales establecidas por el orden
social”, que no es otra que la del imperativo categórico de Kant, pero el

50
imperativo categórico puede servir para justificar cualquier orden. De igual
modo, la idea aristotélica que define la justicia como un sistema de virtudes
fundamentadas en el ejercicio de la razón electora del tautológico mesores, que
no es otra que la del orden establecido, quien resultas justificado y como
justificando la moral y la ley.

El Derecho Natural mantiene que existe una regulación que emana


de la naturaleza, legislación inmanente inscrita en nosotros en cuanto razón, sin
embargo, si se intentara deducir esta doctrina de la naturaleza del hombre a partir
de la razón, se descubriría que la naturaleza, como hechos relacionados como
según la ley de la causalidad, carece de voluntad y por tanto no puede
prescribir una conducta determinada al hombre. Esta es feliz en la medida en que
intenta deducir de hechos naturales normas de conducta. Las normas que
rescriben la conducta no son dictadas por la razón sino por la voluntad que es la
que díctala norma prescriptiva (algo así como lo que hace el estado). Ella
entiende y describe pero no dicta. Por eso ella solo puede acceder a valores
relativos. La justicia absoluta es un ideal irracional una ilusión. Desde el punto de
vista del conocimiento racional, no existen más que intereses humanos y sus
conflictos derivados.

De tal suerte que o se vence o se pacta. Por eso, si tomamos la paz social
como fin último, solo entonces la solución del conflicto puede ser justa, pero la
justicia de la paz es únicamente relativa.

Asumir la responsabilidad de elegir entre valores es una ardua y


riesgosa tarea, por eso la ponen en manos de la autoridad superior.
Resulta más cómodo obedecer a una orden superior que ser moralmente
responsable.

El principio moral específico de una filosofía relativista es la esencia dentro


de un sistema legal que garantice la paz al prohibir y prevenir el uso de la fuerza,
pero sin prohibir ni prevenir la libertad de expresión pacífica. La tolerancia implica
la libertad de pensamiento. Por eso cuando la democracia deja de ser tolerante
deja de ser democracia. Pero ¿puede ser tolerante en su defensa frente a
tendencias antidemocráticas? Sí, pero en la medida en que no puede suprimir la
expresión pacifica de las ideas antidemocráticas. La democracia no puede
defenderse a sí misma si se niega. Pero un gobierno tiene derecho de eliminar y

51
prevenir cualquier intento de derrocarlo por la fuerza, derecho que no tiene
nada que ver con los principios de la democracia y de la tolerancia.

He empezado este ensayo preguntándome que es la justicia. Ahora


al concluirlo, se que, como los demás, no he respondido a la pregunta. La CIA
me salva. Solo puedo decir que la justicia se da en aquel orden bajo cuya
protección puede progresar la búsqueda de la verdad.

LA ABOGACÍA Y LA ÉTICA

EL ABOGADO (Sus características)

La palabra Abogado proviene del latín “Ad vocatus” que significa “llamado
en auxilio. Es aquella persona que ejerce profesionalmente defensa judicial)
de las partes en juicio y en toda clase de procesos judiciales y administrativos.
Además, asesora y da consejo en materias jurídicas. Para el ejercicio de esta
profesión, según algunos ordenamientos jurídicos, es necesario estar inscrito
en un Colegio de Abogados, o bien tener una autorización del Estado para
ejercer.

Osorio Gallardo considera que la abogacía no es una


consagración académica, sino una concreción profesional, debiendo dedicar su
vida a dar consejos jurídicos y pedir justicia en los tribunales. En concreto el
abogado es el que ejerce permanentemente la abogacía.

El abogado, dice el preámbulo de la Ordenanza del Reich del 21 de


febrero “Es el competente y asiduo representante en todos los negocios jurídicos.
Su profesión no es una industria sino un servicio al Derecho”.

El Profesor Máximo Pacheco, señala que el abogado “Es el artífice de la


paz y su oficio no es solo una profesión y un medio de vida, sino por encima de
todo, una cultura”. Agrega, citando a Ciuratti: “Dad a un hombre todas las dotes
del espíritu y dadle todas las del carácter, haced que todo lo haya aprendido y
retenido, que haya trabajado durante 30 años de vida, que sea en conjunto un
literato, un crítico, un moralista, que tenga la experiencia de un viejo y la infalible

52
memoria de un niño y tal vez con esto formareis un abogado completo”.

El abogado al ejercer su profesión, realiza una actividad privada,


pero al mismo tiempo desempeña una actividad pública.

La abogacía como actividad privada reúne los más variados y ricos


aspectos:

 ES EL JURISCONSULTO: porque absuelve las consultas que


sobre el Derecho le formulan los particulares.

 LETRADO: Porque es experto en leyes.

 CONSEJERO Y ASESOR: Porque orienta y guía.

 DEFENSOR: Porque aboga a favor de su cliente.

Como función pública, la abogacía es un servicio al Derecho para alcanzar


la justicia el más alto de los valores sociales.

Cuando el abogado defiende el interés de la pare, traduce la palabra de su


cliente al lenguaje de la ley para dialogar con el juez y con el otro abogado,
pero sin perder de vista la justicia.

La relación del abogado con su patrocinado es de carácter privado, pero la


que mantiene con el Estado es de orden público. Por ésta razón, Calamandrei,
considera que el profesional del Derecho es un integrante de la organización
judicial que persigue a la vez que la defensa de su cliente, el interés público
por una sentencia justa. “En lo que hace el abogado, ejerce una vocación pública”
(Griswold).

El abogado es un servidor del pueblo como de su cliente cuando le ayuda


a sortear dificultades legales. Aunque su trabajo puede considerarse como
preocupación específica y de carácter privado por el interés de su cliente, su
influencia es siempre muy grande. Como lo dijera alguna vez el Magistrado
Colmes, la responsabilidad última del abogado es “establecer, desarrollar o
esclarecer las normas que deben gobernar la conducta de los hombres

53
durante los siglos; poner en movimiento los principios y las influencias que van a
dar forma al pensamiento y a la acción de las generaciones ignorantes del
mandato que están obedeciendo”.

Desde este ángulo, el abogado es auxiliar de la justicia, colaborador


del órgano jurisdiccional, y su actividad se enmarca dentro del Derecho Público.
El ejercicio de la abogacía reviste dentro del proceso tres formas: la conducta, el
patrocinio o defensa y el mandato.

Aparte de dicha actividad del abogado es muy amplia la misión que le


corresponde en la sociedad. En el gobierno, en la política, en las instituciones de
toda índole, en las actividades económicas, en la planificación, son necesarios su
orientación y su consejo. Su misión consiste en encauzar los hechos dentro de
las pautas de la norma jurídica, en dirigir la conducta humana hacia los
valores sociales que la orientan, en propender a que se realice cada vez más
plenamente el estado de Derecho.

Además de su quehacer cotidiano, que reviste tantas formas el


abogado realiza una tarea esencial. Es el promotor auténtico del Estado de
Derecho, que se alcanza plenamente en la democracia representativa en el
cual, sobre la voluntad autoritaria, rige la ley, que el abogado está llamado a
defender. FUENTE: Alzamora Valdez, Mario: Derecho Procesal Civil. Teoría
General del Proceso.

UNA CONCEPCION EQUIVOCADA DE LA PROFESIÓN


JURIDICA

La profesión del abogado ha sido durante todos los tiempos, la profesión


más calumniada, haciendo que ella no se vea como buena ni limpia. Es común
pensar que el abogado es un aventurero de la picardía, artífice de sofismas,
burlador de jueces y de los clientes, habiéndose llegado al extremo que se
considera como una maldición gitana el decir “Entre abogados te veas”.

“La literatura ha sido pródiga en caricaturas sobre los abogados,


desde la época gloriosa de la Hélade, hasta los días que vivimos. Basta citar:
“Las Nubes”, “Hechos y Dichos Heróicos de Pantagruel”, “El Mercader de

54
Venecia”, “La sonrisa de Themis”, “El Tablado de Arquetín”, “Los intereses
creados”.

En la historia encontramos periodos en que se prohibió el ejercicio


de la abogacía, citemos algunos ejemplos:

 “En los reinos de Castilla y de León, durante casi ochocientos


años, no hubo abogados”.

 Durante la Revolución Francesa, la Revolución Rusa y el


Régimen absolutista de Federico de Prusia, no hubieron
abogados, o por lo menos se prohibió su ejercicio profesional.

 “Hernán Cortés y los demás conquistadores estuvieron


siempre en pugna con los juristas y llegaron a solicitar al Rey de
España que no mandara abogados a las nuevas tierras porque
todo lo enredan y perturban con sus pleitos la tranquilidad de la
Corona.

APORTE DE LA ABOGACÍA EN LA HISTORIA DEL DERECHO

Conviene recordar que fueron juristas quienes forjaron el histórico Código


de Hamurabi, La Ley de las Doce Tablas y las Codificaciones de Justiniano. Así
mismo el famoso Código de Napoleón. “También han sido los juristas los que han
contribuido a desarrollar los sistemas de nuestra época: todo el Derecho de
tradición romanista, el Conmon Law, el Derecho Musulman y los Derechos
Socialistas”.

En la Roma antigua y Grecia, el abogado era la persona que requería


tener dote de carácter, ilustración, moral y grandes dotes de oratoria. En la
historia de Atenas ha sido considerada la ciudad docta de Grecia, fue la primera
que formó abogados, siendo Pericles el primer abogado profesional, como
lo señala Guillermo Cabanellas.

Desde aquellos tiempos hasta el momento, el perfil del hombre de


derecho ha cambiado debido a las múltiples transformaciones que ha tenido la

55
civilización, por las funciones múltiples que desempeña, en la sociedad y en el
mercado y por los nuevos roles que la sociedad le asigna.

En los actuales momentos de globalización de la economía, la sociedad


se transforma, así como el propio derecho, influenciado, a su vez por los cambios
económicos, culturales, políticos y de otra índole, por lo que el abogado debe
estar en constante adaptación.

En todas las urbes del mundo cotidianamente, “los abogados ponen su


talento y su devoción al servicio del ideal más elevado que ha creado el hombre:
La justicia, llegando en ocasiones a exponer su reputación y su misma
vida”, como nos lo cuenta la historia peruana.

Es el Derecho sobre el cual descansa la Sociedad y el Estado. No existe


sociedad en el mundo que no necesite del Derecho y por tanto de quienes lo
ejercen, lo interpretan y lo aplican. De otra manera no podría explicarse la
creciente necesidad del profesional del Derecho y su participación activa en las
diferentes actividades de la sociedad.

Tradicionalmente se ha entendido que la profesión de abogado, es aquella


que el abogado “en representación del cliente, es decir, al abogado que litiga”. Sin
embargo, el abogado no se dedica solo a ello, pues tiene otras destacadas
funciones, tales como asesorar o aconsejar a su patrocinado, asistir a terceros
ante los Tribunales, ejercer la docencia, la Magistratura y otras tareas de suma
importancia.

Lo cierto es que muchas veces el abogado resulta siendo una víctima de


la sociedad imputándolo culpas que pertenecen a ésta. El desprecio y las burlas
de las que ha sido objeto, responden a una errada concepción respecto a la
misión que debe cumplir el abogado, generalizando la conducta inmoral de
algunos a todos los profesionales del derecho. Sin embargo, no puede
negarse que “los hay carentes de sentido de responsabilidad, perezosos,
descuidados, cohechadores, ambiciosos de dinero que incluso engañan al
cliente y prolongan innecesariamente los juicios, pero no autoriza a juzgar
generalizando y extendiendo esa consideración a la abogacía como profesión, ni
siquiera a todos los abogados como personas”

56
Corresponde a las nuevas generaciones reivindicar la profesión de
abogacía, por lo que se precisa de su concurso y militancia contra la inmoralidad
y la corrupción, preparándose competitivamente para enfrentar el gran reto de
encontrar justicia y paz, a través del Derecho.

LA ÉTICA Y SU RELACION CON LA ABOGACÍA

La Deontología forma parte de la Teoría Ética. La alternativa ética se


encuentra en la necesidad de construir una ética de mayor alcance, una ética
motivada por dos momentos diferentes: el primero, configurado por una ética
inicial o individual; y por un segundo elemento de corte ético. La
Deontología constituye una respuesta al deber cívico y humano, pues se
considera como la “Ciencia de los Deberes”, por tanto, promueve un
imperativo en nuestras acciones, exige el cumplimiento de los deberes.

El Abogado, por la Deontología asimila conocimientos no


estrictamente legislativos, así. Tampoco responde a un catálogo de codificaciones
de conducta.

El Abogado debe estar movido por normas deontológicas y por tanto


debe poseer una moral de “acero”, debe ser transparente, sin doblegarse de esta
mísera sociedad. Es intolerante frente a la corrupción.

DEBERES DEL ABOGADO

El término abogado deriva de “AD” y “VOCATUS”, del verbo VOCARE,


que significa llamado para defender derechos de otro. Como función social es tan
antigua como la sociedad, pero como profesión se conoce de ella en Grecia.
En Atenas, durante los primeros tiempos, las partes defendían sus derechos
personalmente después de prestar juramento ante las vísceras de animales
sagrados o ante el altar de Euménides, nos informa el Maestro Mario Alzamora
Valdez, en su obra “Derecho Procesal Civil”. Teoría General del Proceso,
pág.201).

Como actividad privada, continua diciendo el mismo autor, la abogacía

57
“reúne los más variados y ricos aspectos: el abogado es jurisconsulto
porque absuelve las consultas que sobre el derecho le formulan los
particulares; letrado porque es experto en leyes, consejero y asesor porque
orienta y guía, y defensor, porque aboga a favor de su cliente. Como función
pública, la abogacía es un servicio al derecho para alcanzar la justicia, el más
alto de los valores sociales” (pág. 204).

“La relación del abogado con su patrocinado es de carácter privado,


pero la que mantiene con el Estado es de orden público. Por esta razón,
Calamandrei, considera que el profesional del derecho es un integrante de la
organización judicial, que persigue, a la vez que la defensa de su cliente, el
interés público por una sentencia justa. “En lo que hace el abogado, escribe
Griswold, ejerce una vocación pública. Así Elihu Root, uno de los más
grandes abogados norteamericanos, habló de la profesión pública del derecho.
El abogado es un servidor del pueblo como de su cliente cuando le ayuda a
sortear dificultades legales. Aunque su trabajo puede considerarse como
preocupación específica y de carácter privado. Como dijera en cierta ocasión el
magistrado Holmes, la responsabilidad última del abogado es “establecer,
desarrollar o esclarecer las normas que deben gobernar la conducta de los
hombres durante los siglos; poner en movimiento los principios y las influencias
que van a dar forma al pensamiento y a la acción de las generaciones ignorantes
del mandato que están obedeciendo”

En conformidad con el Código Procesal Civil, artículo 109°,


constituyen deberes y responsabilidades de los abogados en el proceso,
juntamente con las partes y apoderados, los siguientes:

 Proceder con veracidad, probidad, lealtad y buena fe en todos sus


actos e intervenciones.

 No actuar temerariamente en el ejercicio de sus derechos


procesales.

 Abstenerse de usar expresiones descomedidas o agraviantes en


sus intervenciones.

 Guardar el debido respeto al Juez, a las partes y a los auxiliares

58
de justicia.

 Prestar al Juez su diligente colaboración para las


actuaciones procesales, bajo apercibimiento de ser sancionados
por inconducta con una multa no menor de tres ni mayor de cinco
Unidades de Referencia Procesal.

Así mismo los abogados responden de los perjuicios que causen con sus
actuaciones procesales temerarias o de mala fe. La sanción será la imposición de
una multa no menor de cinco ni mayor de veinte Unidades de Referencia
Procesal (art. 110° C. P.C.). Además si el Juez considera que el Abogado actuó o
ha actuado con temeridad o mala fe, remitirá copia de las actuaciones
respectivas a la Presidencia de la Corte Superior, al Ministerio Público y al
Colegio de Abogados correspondiente, para las sanciones a que hubiera lugar
(art. 111° C. P. C.).

El abogado al ejercer la profesión defiende en juicio, por escrito o de


palabra. Intercede o habla a favor de alguien, esto es, de su defendido. En el
ejercicio de la defensa debe cumplir con los códigos de ética de la profesión. No
debe implicar un abuso del derecho.

Constituye uno de los deberes éticos del abogado, apelar de las


resoluciones desfavorables a su patrocinado, sin recurrir con mala fe, esto es,
induciendo a error al juez. Debe conducirse con ética y veracidad en las
audiencias. No colaborar o ayudar a un cliente calumniador.

Debe procurar la conciliación. Debe, igualmente, ganar la confianza del


cliente con una diligencia auténtica en el desarrollo del proceso que se le ha
encomendado asesorar. Debe evitar que su cliente incurra en contumacia o
sea declarado contumaz.

Debe ser honesto y no cobrar honorarios excesivos. Tampoco debe


aprovecharse de la ignorancia de sus patrocinados.

No debe defender causas que no son de su especialidad o que no tiene la


suficiente pericia para asumirlas,

59
La infidencia constituye un acto contrario a la ética, por lo que el abogado
no debe recurrir a ella. Debe guardar el secreto profesional.

En concreto y siguiendo a San Alfonso de Ligorio, que ejerció la


abogacía en Nápoles, son deberes del abogado los siguientes:

 No aceptar causas injustas porque son peligrosas para su


conciencia y dignidad.

 No defender una causa usando medios ilícitos.

 No cobrar del cliente sino el honorario convenido.

 Tratar la causa patrocinada con celo y dedicación.

 Estudiar concientemente la defensa de los derechos del cliente.

 No perjudicar al cliente con negligencia o demoras, y en caso de


que le haya ocasionado algún perjuicio, resarcirlo, bajo pena de
pecar contra la justicia.

 Implorar el auxilio de Dios, porque Dios es el primer defensor de


la justicia.

 No aceptar causas superiores a su talento o a sus facultades.

 Ser siempre justo y honesto en el ejercicio profesional.

Añadiré que el abogado tiene deberes generales, deberes relacionados


con su patrocinado, deberes relacionados con sus colegas, deberes relacionados
con el adversario y deberes relacionados con el Juez que conoce la causa que se
patrocina.

Entre los deberes generales, podemos ubicar los siguientes: Competencia


profesional y vocación, defender el Estado de Derecho. Los demás deberes se
encuentran en los Estatutos del Colegio de Abogados, Código Procesal del
Trabajo y Ley Orgánica del Poder Judicial.

60
RESUMEN

En esta primera unidad, denominada La Deontología Forense en los


Principios y en la Doctrina, se han abordado los siguientes temas: La Deontología
en la Doctrina: Ámbitos, Dogma y Moral Social, Análisis de casos y la
Deontología, la Deontología Forense y sus límites, Etica, Moral y Derecho, la
Justicia, la Injusticia y la Deontología Forense, la Abogacía y la Ética y los
Deberes del Abogado, el Código de Ética y el Decálogo del Abogado de Couture.

61
AUTOEVALUACION

1. La premisa trascendental de los dogmas racionales, es la existencia de una razón


perfecta o pura, anterior a la experiencia individual o social. “Esa razón tiene leyes
que permiten establecer a priori principios fundamentales de moral, anteriores a la
moralidad efectiva de los hombres; éstos deben ser morales imperativamente, y
deben serlo ajustándose a los principios eternos e inmutables de la
razón…………………………………………………………………………………… ( )

2. Las morales individuales, por el hecho de poner en la conciencia moral del


hombre la medida de la obligación y de la sanción, no carecen de valor
social……………………………………………………………………………….. ( )

3. La justicia es un valor que reside en la voluntad y presupone y a la vez exige una


resuelta actitud interior para ser ejercida. Es cierto que necesitamos una
educación continua para tener una visión objetiva que nos lleve a catalogar
con “justicia” lo que pertenece a cada cual y dárselo como “suyo”. Un ejemplo nos
lo dan nuestras madres, que en un acto de justicia tratan en forma
desigual a los hijos desiguales…………………………………………………….. ( )

4. Son mencionados como algunos de los mecanismos o comportamientos que


atentan contra nuestra libertad: ________________________________________

5. Es la parte de la ética que reflexiona sobre las normas justas o injustas dentro
de la vida en comunidad. Su objeto consiste en establecer las pautas sociales de
conducta que garanticen la existencia de la moralidad en la vida pública:
_________________________________________________________________

62
SOLUCIONARIO DE LA AUTOEVALUACION

1. V
2. F
3. V
4. El autoritarismo, la destructividad, la conformidad.
5. Ética social

63
SEGUNDA UNIDAD
EJERCICIO PROFESIONAL Y
NORMAS DE CONDUCTA ETICA

64
El contenido de la segunda unidad de aprendizaje ha sido tomado de:

ALVAREZ, V. (2006.). Deontología Jurídica. Ediciones Jurídicas. Lima – Perú

INGENIEROS, J.( 1927.). “Hacia una Moral sin Dogmas”. Editorial Losada S. A.
Buenos Aires. Cuarta Edición. 29.IX.

INGENIEROS, J. (1993.)”Las Fuerzas Morales”. Editorial Valcabo E.I.R.L. Lima Perú

DEL VECHIO, G. (2007). La Verdad en la Moral y en el Derecho. Revista de Derecho


Español y Americano Nº 11. Madrid 1968. Ediciones Jurídicas – Lima – Perú.

EL PERFIL DEL ABOGADO EN LA POST


MODERNIDAD

UN BREVE REPASO A LA REALIDAD

Intentemos encontrar algunas características de un abogado y para ello


hagamos las siguientes preguntas: ¿Qué idea tenemos de un abogado?,
¿Cómo podemos conceptuarlo?. ¿Acaso podemos afirmar que se trata de un
hombre correcto, ético, competente, con una gran capacidad de raciocinio, bueno,
leal, vasta cultura, eficiente, responsable y sólida formación cultural?

¿Es esta la idea que tenemos del abogado?, O ES LO QUE DEBE SER?.
En todo caso, en una concepción totalmente distinta, podemos decir de él, que es
un sujeto mentiroso, frío, calculador e insensible, digno de poca confianza, no
sujeto de crédito y hasta temido. ¿A cuál de estas dos opciones se asemeja
más el abogado?, ¿A la primera o a la segunda?. Sin temor a equivocarnos,
podemos afirmar que de los primeros hay muy pocos y de los segundos
muchos.

Revisemos, ahora, sobre la concepción que se tiene del servicio de


justicia. Se ha dicho que durante el siglo pasado, el servicio de justicia, no
siempre estuvo de cara a la realidad y al lado de las grandes mayorías, sino todo
lo contrario. En algún momento se dijo, que fue expresión del poder político, y en

65
otro momento, que fue el brazo derecho del poder y veleta del tiempo.
Actualmente, el servicio de justicia es lento, injusto y caro.

Respecto a las Facultades de Derecho (privadas o públicas), ALAN


DERSHOWITZ, brillante profesor de la Escuela de Derecho de Hartar, ha
dicho: “Lo que la mayoría de las Escuelas de Derecho no enseñan, o por lo
menos no lo enseñan lo suficientemente bien, son las aptitudes básicas del
Abogado Procesalita: como preparar un caso, como interrogar a un testigo, como
argumentar ante el jurado, como escribir un informe y como argüir ante los jueces
de apelaciones”.

Debe agregarse que con respeto a la moral, ética o responsabilidad


social poco o nada se inculca, con algunas excepciones.

En cuanto a las Facultades de Derecho en el Perú, hemos observado los


siguientes problemas:

 No se toma en cuenta el perfil del abogado que se está formando:


las curriculas están bastantes alejadas del abogado que necesita la
sociedad, y en especial el presente milenio. El resultado, es que el
egresado tiene dificultades para ubicarse laboralmente, creándose
sentimientos de frustración y fracaso sin que hayan ejercido
la profesión.

 Deficiencia en la admisión de los alumnos a la facultad.


Conviene recordar que la sociedad necesita resolver sus
problemas y para ello necesita buenos abogados. Por el contrario,
los problemas empeorarán o aumentarán con deficientes
abogados, que muchas veces egresan en masa.

 El método de enseñanza universitaria es memorista. No parece


haber interés en motivar la intervención y participación del
estudiante en clase. No se fomenta la investigación. El alumno
toma nota de las clases sin mayor análisis, ni crítica. Sólo
reproduce.

66
De otro lado, no debemos olvidar, esta otra realidad, que se nos
presenta como un reto: la globalización de la economía, las grandes
transformaciones sociales, que alcanzan al Derecho, influenciado, a su vez, por
los cambios económicos, culturales, políticos y sociales.

En lo económicos, se vive dentro de una economía de mercado,


globalizada que ubica las relaciones de intercambio de bienes y servicios dentro
de un nuevo contexto, en el cual el Estado se convierte en un ente meramente
regulador, antes que interventor.

La Globalización de la economía busca centralizar la economía en el


mundo; y la producción tradicional es sustituida por la producción en serie,
haciéndose, presente, con más imperatividad el conocimiento, la competitividad,
la calidad y las megatendencias.

En el plano tecnológico, la informática y el desarrollo de los medios de


comunicación cambian la rutina de los individuos, de nuestros hogares, lo mismo
que en las empresas, industrias e instituciones.

En lo cultural, la información es mucho mayor que la que tuvieron nuestros


antepasado, no sólo por la masiva producción intelectual, sino también por la
facilidad con que podemos acceder al conocimiento especializado a través del
Internet, la computadora y la propia televisión. Las noticias que recorren miles de
kilómetros nos llegan rápidamente que nos sorprenden.

En el nivel político, han caído las ideologías socialistas y


presenciamos el triunfo y la vigencia del neoliberalismo. Los Estados buscan ser
más pequeños y eficientes, asignándose un papel regulador de la economía
antes que interventor.

Ante tales condiciones, es de suponer, que el Derecho y el papel del


operador del Derecho también cambia y se encuentra ante una realidad nueva en
la que tiene que desenvolverse y desarrollarse. En concreto, LA FUNCIÓN
DEL ABOGADO HA CAMBIADO (EVOLUCINADO) CON RELACIÓN AL ROL
QUE LA ACTUAL SOCIEDAD LE ASIGNA.

67
En consecuencia, el profesional del Derecho está obligado a adecuarse
a los actuales momentos y por tanto debe tener un adecuado perfil profesional.

COMO DEBE SER UN ABOGADO

En primer lugar, digamos y afirmemos que los requerimientos para el


abogado, siempre fueron:

 Poseer valores personales positivos (comportamiento ético).


 Una sólida formación profesional; y

 Un amplio bagaje cultural, entre otros.

La palabra Abogado deriva de AD y VOCATUS. Del verbo VOCARE que


significa LLAMADO. En Grecia, antes de cada audiencia en el areópago, se
esparcía agua lustral para que los jueces y abogados entraran a la audiencia
en estado de pureza.

El Digesto de Roma (Libro III, Títulos I y II), prescribía: “Abogar es


exponer en juicio las propias razones o las razones del amigo refutando las
del adversario”. En aquellos tiempos, el prestigio de los abogados no se
basaba en las cualidades oratorias ni en el éxito económico de sus gestiones,
SINO DE SU ENTEREZA MORAL. Eran defensores de las personas, de la
sociedad y de la República, de la justicia y la libertad” (Mario Alzamora Valdez).

La profesión del abogado fue reglamentada en Francia, durante el reinado


de Luis de Francia, en 1327, bajo el imperio del Rey Felipe, prescribiéndose en
forma severa que no podían abogar sino los inscritos en los Collegiun y después
de un periodo de aprendizaje. Es durante el Renacimiento, que se inicia la
preparación de los abogados en las Universidades.

El abogado al ejercer su profesión, realiza una doble función:

a) Privada: Reúne los más variados y ricos aspectos:

68
 Jurisconsulto: Porque absuelve las consultas sobre el
derecho que le formulan los particulares.
 Letrado: Porque es experto en leyes.
 Consejero y Asesor: Porque orienta y guía.
 Defensor: Porque aboga a favor de su cliente. Cuando
defiende el interés de la parte traduce la palabra de su cliente
al lenguaje que la ley para dialogar con el Juez y con el otro
abogado, dice Carnelutti, pero sin perder de vista la justicia.
 Patrocina y ejerce la defensa forense: en los estrados
judiciales, así como en el área administrativa y arbitral.
 Investigador académico: En las diferentes ramas del
Derecho.
 Docente Universitario: Puede ejercer la docencia en las
Universidades y en otros centros de formación profesional.
 Magistrado: Puede hacer carrera en la Magistratura y en el
Ministerio Público.
 Diplomático: Puede hacer carrera diplomática.
 Militar: P u e d e hacer carrera militar, asimilándose a
los distintos institutos armados.
 Político: Puede ejercer el liderazgo político.
 Consultor: En distintos organismos técnicos de cooperación
nacional e internacional.
 Gestor: Como representante y apoderado de asociaciones de
defensa del consumidor.

b) Pública: Constituye un servicio al derecho para alcanzar la justicia,


el más alto de los valores sociales. Si concebimos la defensa como
una relación entre el abogado y el cliente, tendremos una
concepción recortada y totalmente equivocada. Debe aceptarse
que esta relación es privada, pero tal relación lo lleva a establecer
también una relación con el Estado, por lo que la relación es también
pública. Sobre el particular Pietro Calamandrei dice: “… el
profesional del derecho es un integrante de la organización judicial
que persigue, a la vez que la defensa de su cliente, el interés público
por una sentencia justa”.

69
Por su parte el Maestro Alzamora Valdez, hace la siguiente cita:
“En lo que hace el abogado, escribe Griswold, ejerce una cocción
pública. Así Ellhu Root, uno de los más grandes abogados
norteamericanos, habló de la PROFESION PUBLICA DEL ABOGADO.
El abogado es un servidor del pueblo como de su cliente, cuando le
ayuda a sortear dificultades legales. Aunque su trabajo puede
considerarse como una preocupación específica, es siempre muy
grande. Como dijera en cierta ocasión el Magistrado Colmes,
la responsabilidad última del abogado es “establecer”, desarrollar o
esclarecer las normas que deben gobernar la conducta de los hombres
durante los siglos; poner en movimiento los principios y las influencias
que van a dar forma al pensamiento y a la acción de las generaciones
ignorantes del mandato que están obedeciendo” (Cita, en el Boletín
del Colegio de Abogados de Lima, Año III, Nº 1, 1º de Enero de 1969).

En todos los campos antes señalados, su orientación y


consejo son necesarios. “Su misión consiste en encausar los hechos
dentro de las pautas de la norma jurídica, en dirigir la conducta
humana hacia los valores sociales que la orientan; en propender a que
se realice más plenamente el Estado de Derecho” (Alzamora Valdez).

Robespierre, en su momento dijo: “La abogacía es una profesión


que ha conservado desde el comienzo de la historia el valor de decir la verdad,
que ha osado sostener y defender el derecho del hombre humilde contra el
poderoso opresor y cuyas actividades fueron necesarias para el desarrollo
espiritual de la sociedad”.

Respecto a los deberes de los abogados, Alfonso María de Liborio, que


ejerció la abogacía en Nápoles, señaló lo siguiente:

 No aceptar causas injustas porque son peligrosas para su


conciencia y dignidad.

 No defender una causa usando medios ilícitos.

 No cobrar del cliente sino el honorario convenido.

70
 Tratar la causa patrocinada con celo y dedicación.

 Estudiar concientemente la defensa de los derechos del cliente.

 No perjudicar al cliente con negligencias o demoras, y en caso de


que le haya ocasionado algún perjuicio, resarcirlo bajo pena de
pecar contra la justicia.

 No implorar el auxilio de Dios, porque Dios es el primer defensor


de la justicia.

 No aceptar causas superiores a su talento o a sus facultades.

 Ser siempre justo y honesto en el ejercicio profesional.

Cualidades del abogado

Debe reunir entre otras, las siguientes características:

 Personalidad: Debe ser absolutamente autosuficiente y seguro.

 Intelecto: Debe poseer un bagaje cultural muy alto y tener


muchos conocimientos en áreas conexas que le den una amplia y
más clara visión del asunto sometido al proceso y de las personas
con que trata.

 Constancia: El proceso no se acaba en un día, ni en un mes, por


ello debe supervisarlo y tenerlo siempre bajo control y nunca
desalentarse de él.

 Empuje: Habrá muchos momentos en que la balanza se puede


inclinar en nuestra contra y el proceso volverse adverso, debe estar
preparado, no decaer y luchar por revertir esta situación.

 Agilidad mental: Debe tomar decisiones casi de inmediato,


porque no siempre hay tiempo para consultar a otros.

71
 Ingenio: Debe ser hábil y poseer muchos recursos para alcanzar
sus objetivos, todo siempre de lo legal y ético.

 Confianza: Debe confiar en las decisiones que tome, porque de


ellas dependerá el resultado del proceso.

 Disciplina: El proceso toma tiempo, por ello debe ser muy


ordenado y distribuir inteligentemente su atención y tiempo a lo
largo de este.

 Agudeza: Debe tener visión para analizar todos los hechos y


pruebas y rescatar todo lo que le favorezca; en especial, percibir
todos aquellos detalles que puedan pasar inadvertidos.

 Determinación: Debe tener iniciativa y adelantarse a los


acontecimientos.

 Convencimiento: Debe tener don de persuasión y convicción.

 Memoria: Debe recordar perfectamente sus puntos débiles y


fuertes, tanto de él como de su contendor, para una eficaz toma de
decisiones, a veces casi de inmediato como en las audiencias.

 Simpatía: Su medio de desenvolvimiento lo hace estar en contacto


con mucha gente; debe saber tratarla y conseguir de ella lo
esperado.

Con toda seguridad, el rasgo principal de un abogado es tener “una


confianza innata en si mismo”. Ello es necesario para poder actuar con
rapidez y decisión, sobre todo cuando no hay tiempo para consultar a otros y no
se tiene en el momento, alguien que le aconseje. Hemos de entender que esta no
es una profesión en la cual se pueda “consultar a papá”, o asesorarse con un
perito, antes de tomar una decisión.

El lenguaje es clave en el ejercicio de la profesión. Debe sumarse a ellos


una amplia cultura con sólidas base en humanidades y con énfasis en filosofía,
historia y psicología. Es a través del lenguaje que se manifiestan todas las

72
aptitudes.

“El abogado que tiene pleno dominio del lenguaje, aventaja a cualesquier
oponente menos talentosos; ya que su principal herramienta es el idioma de
persuasión”.

Debe desarrollar o tener una gran capacidad (habilidad) para el análisis y


la lógica, a fin de tomar decisiones difíciles de una manera rápida, confiada y
acertada.

Debe tener capacidad de comprender la naturaleza de un problema o


cuestión y llegar a conclusiones correctas respecto a las diversas soluciones y
alternativas posibles.

EL JUEGO DEL AJEDREZ: Resulta un buen ejemplo a seguir como


introducción a la estrategia procesal.

El número de diferentes problemas y alternativas que presenta el ajedrez a


un jugador es infinito. Un buen jugador de ajedrez tiene que ser capaz de prever
todas las consecuencias posibles de determinados movimientos y, luego, escoger
el mejor. Normalmente, el ganador, es el jugador que puede percibir estas
consecuencias con más acierto. Además, el ajedrez presenta una oportunidad
de aprender otra habilidad muy valiosa, la del sacrificio inteligente para obtener
un beneficio a largo plazo. Una ajedrecista va a perder peones, caballos, alfiles y
torres en cualquier partido en contra de un adversario de igual fuerza. Puede
perder su reina, pero si salva al rey, entonces gana el partido. Así, los abogados
procesalistas, tienen que hacer lo mismo de una manera constante, cada vez
que se introduce alguna evidencia en un caso, puede haber un precio a pagar.
Pero existe entre el ajedrez y el proceso, una diferencia notable, es el factor
tiempo. En el ajedrez, puedo quedarme durante mucho tiempo analizando el
tablero y mis posibilidades de juego, pero, en un proceso, muchas veces se
deben tomar decisiones trascendentes de modo inmediato e impostergable.

En el proceso, el abogado, cumple una irreemplazable labor, pues al tratar


de introducir evidencias, guía al juez a una justa y pronta resolución ajustada a
derecho (nadie mejor que él conoce los hechos de cerca). Por ello debe enviar

73
sus pruebas con los actos postulatorios en lo civil y en lo laboral. En lo penal
ha de buscar evidencias para su defendido.

La especialización, es otro hecho importante, a tener en cuenta en la


profesión del Abogado, considerando que en otras profesiones hay
especialidades. En la Medicina, hay médicos cirujanos, radiólogos,
oftalmólogo, otorrino, etc. En contabilidad, encontramos al contador, auditor,
perito – contable, etc. En Derecho carecemos de dicha especialización, superada
en cierta forma por las MAESTRÍAS.

En la profesión de abogado, encontramos que ahora, son civilistas,


mañana son penalistas, otro día son tributaristas, siendo ésta una de las
razones por las que nuestra profesión no avanza, se ha estancado: TODOS
SALIMOS DE LA UNIVERSIDAD A LITIGAR.

“Recordemos que todo abogado en algún momento tramita un


proceso; por ello, no se le puede considerar – abogado procesalista -. Así como
quien por helecho de cantar una canción no se le puede llamar cantante. Ambos
procesalista y cantante, conocen a la perfección su oficio, y saben cuándo algo es
posible o no. El primero para beneficio de su cliente, el segundo para deleite
de su audiencia”.

RETOS QUE DEBEN ENFRENTARSE

1. En la formación del Abogado.

 Deben superarse las deficiencias y desniveles educativos.

 Superar la masificación de la profesión. Ser más exigente en


la selección de los postulantes en las universidades y en el
otorgamiento de títulos. Dejar de “fabricar” abogados, porque ello
trae como consecuencia el desempleo y el subempleo.

 Superar el conformismo académico y profesional.

Piero Calamandrei, en su momento dijo: “Hay que sustituir los métodos

74
de enseñanza que condenan a los alumnos a la miseria y la parálisis por un
método que estimule sus iniciativas con la sensación de independencia y con
sentido de responsabilidad”.

Podemos anotar que la calidad de un abogado depende de tres factores


básicos:

 La calidad del estudiante.

 La calidad de los profesores; y

 De los objetivos educativos que deben ser coherentes y


actualizados (tener presente los cursos de ética y de formación en
temas económicos).

ZIGURDS ZILE (Profesor de Derecho de la Universidad de Wisconsin, en


EE. UU., dice: “Uno de nuestros problemas como educadores es que NO
sabemos que estamos haciendo. Mi impresión es, no obstante que la enseñanza
del Derecho, está más seria y crónicamente afligida que por ejemplo, la
enseñanza profesional en medicina, ingeniería o periodismo”. En la enseñanza
del Derecho, podemos identificar tres preocupaciones básicas:

 Una preocupación por los objetivos finales fundamentales (el perfil


del abogado a formar, actualización de currícula, etc.).

 Una preocupación por la calidad del estudiantado (proceso de


admisión o selección), y

 Preocupación por el proceso pedagógico.

PAUTAS PARA SER UN ABOGADO EFICIENTE

1. A Nivel Subjetivo:

 Cultivo de valores deontológicos entre los que se encuentran: La


moral, la ética, la honradez, la sinceridad, inteligencia, carácter,

75
presencia personal, etiqueta, cortesía, prudencia, pericia,
disciplina, etc.

 Vocación de servicio, proyección social, comprensión del ser


humano y cierta dotes de sacrificio, solidaridad. NO BASTA
CON SERLO, TAMBIEN HAY QUE PARECERLO.

2. Nivel Jurídico:

 Sólida formación académica.

 Especialización: Además del Derecho Penal, Civil y Laboral,


se encuentran las especialidades en Derecho Tributario,
Aeronáutica, Marítimo, de Familia, Constitucional, Aduanero,
Minero, Turismo, Empresarial, Marcario, Concursal, Pesquero,
Ambiental, Financiero, de Seguros, del Consumidor, de la
Competencia, de Comercio Exterior, en el Mercado de Valores, en
Servicios Públicos, en Derechos Humanos, etc.

 Asistencia a certámenes académicos.

 Información jurídica actualizada, legislativa, doctrinaria y


jurisprudencial. Así mismo cultural.

 Formación en mecanismos alternativos de solución de conflictos,


prepararse en el conocimiento de la negociación,
conciliación, mediación, arbitraje.

 Redacción de artículos, textos y ponencias.

 Práctica y trabajo de expectativa. A veces resulta importante el


lugar donde realizó sus prácticas.

3. Nivel Extrajurídico.

 Informática – Ofimática: Se refiere a conocimientos de


computación para el desarrollo de monografías y trabajos de

76
investigación. Acrecientan la facilidad para el procesamiento de la
información. LA OFIMÁTICA: es la incorporación de tecnología
informática en las oficinas, debiendo contar con computadoras,
son software debidamente licenciado con programas aplicativos
para la labor jurídica, programas de gestión documentaria,
contable y bibliográfica. Tener línea telefónica, fax, acceso a
Internet, correo electrónico y otros implementos requeridos.

 Administración y Gerencia: Conocimiento sobre gestión de


recursos humanos, materiales, de conocimiento y de tiempo,
conocer los fundamentos de la administración moderna, a fin
de cumplir un adecuado rendimiento profesional y el
cumplimiento de objetivos institucionales.

 Estrategia de llegada al cliente: Trabajo en equipo y por


especialidad, estudio jurídico colegiado, incorporar estrategias de
mercado (Marketing y publicidad de servicios jurídicos).

 Análisis económico del Derecho: Conocer las ventajas


comparativas y competitivas del lugar de su actividad forense.
Tener en cuenta la competencia.

 Oratoria y Relaciones Públicas.

EL CÓDIGO DE ETICA DEL ABOGADO Y EL DECÁLOGO DE


COUTURE

El Abogado en el ejercicio de su profesión en los Tribunales de Justicia,


se relaciona con quien solicita sus servicios, con el abogado de la parte
contraria y con los magistrados que conocen del proceso en el que participa en
defensa y representación de su patrocinado. Se trata de una relación activa y no
pasiva que lo obliga a asumir un comportamiento ético, desde el momento en
que inicia una defensa hasta que la concluye. Esto significa que su
obligación moral se encuentra presente, antes, durante y después del proceso,
cualquiera fuera la naturaleza de este (civil, penal, laboral, constitucional,
administrativo, etc. etc.)

77
El Código de Ética de los Abogados es el que contiene los lineamientos
para una conducta moral del profesional del derecho. Establece normas en sus
relaciones con la administración de justicia y demás autoridades, con sus
patrocinados, con sus colegas y la contraparte. Rige a nivel nacional para
todos los abogados del Perú.

NORMAS GENERALES

 Debe tener presente que es un servidor de la justicia y un


colaborador de su administración, por tanto su deber profesional es
defender, los derechos de su patrocinado, con estricta
observancia de las normas jurídicas y morales. Es un colaborador
del Juez en el ejercicio de sus funciones.

 Debe mantener el honor y la dignidad profesional. El combatir por


todos los medios lícitos, la conducta moralmente censurable
de jueces y colegas, constituye, no solo un derecho, sino al
mismo tiempo un deber.

 Debe obrar con prudencia, honradez y buena fe, por lo que no


debe aconsejar actos fraudulentos, afirmar o negar con falsedad.
Por ello no debe hacer citas inexactas o tendenciosas, ni realizar
acto alguno que estorbe la administración de justicia.

 Abstenerse de sobornar a un empleado o funcionario público,


porque falta gravemente al honor y a la ética profesional. Está
obligado a denunciar actos de esta naturaleza cometidos por un
colega.

 El abogado tiene libertad para aceptar o rechazar los asuntos en


que se solicite su patrocinio, sin necesidad de expresarlos motivos
de su resolución, salvo en el caso de nombramiento de oficio, en
que la declinación debe ser justificada. Al resolver, debe
prescindir de su interés personal y cuidar de que no influyan en
su ánimo el monto pecuniario, ni el poder o la fortuna del
adversario. No aceptará un asunto en que haya de sostener tesis

78
contrarias a sus convicciones, inclusive las políticas o religiosas,
con mayor razón si antes las ha defendido, y cuando no esté
acuerdo con el cliente en la forma de plantearlo o desarrollarlo, o
en caso de que pudiera ser menoscabada su independencia por
motivos de amistar, parentesco u otros. En suma, no deberá
hacerse cargo de un asunto sino cuando tenga libertad moral para
dirigirlo.

 La profesión del abogado impone la obligación de asumir la


defensa de los más desprotegidos en forma gratuita.

 Es libre para asumir la defensa de un acusado,


independientemente de su opinión personal sobre la culpabilidad
de este, debiendo emplear todos los medios lícitos para la defensa,
una vez que aceptó.

 El secreto profesional constituye un deber y un derecho. Como


deber, está obligado a guardarlo aún después que haya concluido
su defensa. Como derecho, no está obligado a revelar
confidencias, incluso cuando es citado a declarar.

 La formación de la clientela debe ser decorosa, esto es, basada en


su buena reputación, capacidad profesional y honradez. Por
tanto, no empleará recursos extraños a su capacidad profesional,
como recurrir a fomentar pleitos, garantizar o exagerar sus
posibilidades de éxito, provocar publicidad en su propio elogio y
otros medios análogos. Es contrario al decoro y a la dignidad
profesional que el abogado utilice intermediarios que le busquen
clientes mediante el pago de una comisión.

 La puntualidad es deber del abogado en todos sus actos


profesionales y, particularmente, en lo que se relaciona con la
citación de los tribunales y las reuniones con clientes y colegas.

RELACIONES CON LOS TRIBUNALES Y DEMÁS AUTORIDADES

 Estará dispuesto, en todo momento, a prestar su apoyo


79
a la Magistratura, guardando su independencia y autonomía al
ejercer tan noble ministerio.

 Debe velar porque el nombramiento como Magistrado no se deba


a consideraciones de carácter político, sino exclusivamente a su
aptitud para el cargo. Está obligado, igualmente, a dedicarse
exclusivamente al desempeño de la función para el que fue
designado. Debe denunciar ante el Colegio de Abogado, los casos
en que los magistrados carezcan de algún requisito legal para
desempeñar la función para la que fue designado o ponga en
riesgo su imparcialidad como juzgadores.

 El abogado que integra la Junta Directiva de su Colegio o


Asociación no podrá ejercer ni aceptar el cargo de Magistrado
Suplente, excepto cuando para ese cargo no exista en el lugar el
número de abogados suficientes.

 El abogado sólo interpondrá una queja contra un Magistrado


cuando haya un motivo fundado. La queja la interpondrá ante el
órgano respectivo o ante su Colegio. Lo expuesto también es
aplicable con relación a cualquier funcionario ante quien los
abogados deban actuar.

 Cuando un Abogado deje de desempeñar la magistratura o algún


cargo público, no debe aceptar el patrocinio de asuntos en los
que intervino con carácter oficial. Tampoco patrocinará casos
semejantes a otros en los cuales expresó opinión diversa en su
carácter de funcionario, mientras no justifique su cambio de criterio.

 Es deber del Abogado no ejercer influencia sobre el juzgador,


apelando a vinculaciones políticas o de amistad, o recurriendo a
cualquier otro medio que no sea el de la defensa. Es falta grave
intentar o hacer alegaciones al juzgador fuera del tribunal sobre un
litigio pendiente.

 Ningún Abogado debe permitir que se usen sus servicios


profesionales o su nombre, para facilitar o hacer posible el ejercicio
de la profesión por quienes no están legalmente autorizados

80
para ejercerla. Denigra su profesión el Abogado que firme
escritos en cuya preparación y redacción no intervino o que
preste su intervención s´lo para cumplir exigencias legales.

RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS CLIENTES

 El Abogado está obligado a servir a su cliente con eficiencia,


decisión para que haga prevalecer sus derechos, sin temor de
provocar animadversiones o represalias de autoridades o
particulares. Ninguna circunstancia deberá coactar su libertad y su
conciencia y no podrá exculparse de un acto ilícito atribuyéndolo a
instrucciones de su cliente.

 Antes de iniciar un proceso o durante el mismo y en el momento en


que lo considere oportuno, el Abogado procurará resolver el
conflicto propiciando una equitativa conciliación. No debe
asegurarle que su proceso tendrá éxito, sino sólo opinar según su
criterio sobre el derecho que le asiste.

 El Abogado está obligado a informar al cliente de los riesgos,


incertidumbres y demás circunstancias que puedan
comprometer el buen resultado del proceso.

 Las relaciones del Abogado con su cliente deben ser personales,


por lo que no ha de aceptar el patrocinio de clientes por medio de
agentes, excepto, cuando se trate de instituciones altruistas
para ayuda de pobres.

 El Abogado debe adelantarse a reconocer la responsabilidad que


le resulte por su negligencia, error inexcusable o dolo, allanándose
a indemnizar por los daños y perjuicios ocasionados al cliente.

 El Abogado debe informar inmediatamente a quien solicite sus


servicios, de las relaciones que pueda tener con la otra parte
y de cualquier interés que tuviere en el asunto y, en general, de
las circunstancias en que se encuentra y que puedan

81
considerarse adversas a quien demanda su patrocinio.

 Una vez aceptado el patrocinio de un asunto, el Abogado no


podrá renunciarlo sino por causa justificada sobreviniente que
afecto su honor, su dignidad o su conciencia, o implique
incumplimiento de obligaciones morales o materiales del cliente
hacia el Abogado o haga necesaria la intervención exclusiva de
profesional especializado. Al renunciar debe cuidar no dejar
indefenso a su cliente.

 El Abogado debe velar porque su cliente guarde respeto a


los magistrados y funcionarios, a la contraparte, a sus Abogados y
a los terceros que intervengan en el asunto; y porque no hagan
actos indebidos. Si el cliente persiste en su actividad reprobable,
el Abogado debe renunciar al patrocinio.

 El Abogado no debe aconsejar la realización de ningún acto


fraudulento ni instruir a su cliente o testigos para que tergiversen o
eludan sus respuestas en sus declaraciones. Tampoco debe
ofrecer testigos falsos, ni tratar de sobornar a los auxiliares de
justicia para que incumplan sus deberes de función.

 Cuando al solicitarse los servicios de un Abogado exista alguna


circunstancia que pueda afectar su independencia o hacer dudosa
su imparcialidad o cuando se presenta durante el desempeño de
su patrocinio, el abogado deberá ponerlo en conocimiento del
cliente, para que decida si continúa con sus servicios.

 Desde el momento en que el Abogado es consultado sobre un


asunto legal, inclusive cuando no haya absuelto la consulta, está
impedido de aceptar el patrocinio de la otra parte.

 Como norma general en materia de honorarios, el Abogado


tendrá presente que el objeto esencial de la profesión es servir a la
justicia y colaborar en su administración. El provecho o retribución
nunca debe constituir el móvil de los actos profesionales.

82
RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS COLEGAS Y CON
LA PARTE CONTRARIA

 Entre los abogados debe haber fraternidad que enaltezca la


profesión, respetándose recíprocamente, sin dejarse influir por la
animadversión de las partes. Se abstendrán cuidadosamente
de expresiones malévolas o injuriosas y de aludir a antecedentes
personales, ideológicos, políticos o de otra naturaleza, de sus
colegas. Debe ser correcto con sus colegas. En ningún caso,
ni por apremio de sus clientes, el abogado debe apartarse de los
dictados de la decencia y del honor y está en el deber de facilitar a
sus colegas la solución de inconvenientes momentáneos,
cuando estén imposibilitados de intervenir por razones que les
sean imputables, tales como enfermedad, ausencia imprevisible,
duelo o fuerza mayor.

 No ha de realizar trato alguno con el Abogado de la contraparte


directa o indirectamente, sino por conducto o por conocimiento
previo de su cliente. Sólo con la intervención de este podrá
gestionar convenios o transacciones. No debe inducir a los
testigos de una causa civil o penal en la que intervenga a que se
aparten de la verdad.

 El Abogado no intervendrá en favor de persona patrocinada en el


mismo asunto por un colega, sin dar previamente aviso a este,
salvo el caso de renuncia expresa o de imposibilidad del mismo. Si
sólo llegar a conocer la intervención del colega después de haber
aceptado el patrocinio, se lo hará saber de inmediato.

 El Abogado no debe realizar gestiones para desplazar a un colega


o sustituirlo en cualquier cargo profesional. Tampoco debe
participar o inmiscuirse en asuntos que dirija otro colega, sin su
previa conformidad.

 El Abogado sólo podrá asociarse para ejercer la profesión con


otros abogados y en ningún caso con el propósito ostensible o

83
implícito de aprovechar indebidamente su influencia para conseguir
asuntos.

DECALOGO DEL ABOGADO


(Eduardo Couture)

1. ESTUDIA: El Derecho se transforma constantemente, si no sigues sus


pasos, serás cada día un poco menos abogado.

2. PIENSA: El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

3. TRABAJA: La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la


justicia.

4. LUCHA: Tu deber es luchar por el Derecho; pero el día que encuentres


en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la justicia.

5. SE LEAL: Leal para con tu cliente al que no debes abandonar hasta


que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aunque
él sea desleal contigo. Leal para con el Juez, que ignora los hechos y
debe confiar en lo que tú le dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que
otra vez debe confiar en el que tú le invocas.

6. TOLERA: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres


que sea tolerad la tuya.

7. TEN PACIENCIA: El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su


colaboración.

8. TEN FE: Ten fe en el derecho como en el mejor instrumento para la


convivencia humana; en la justicia, como el destino normal del derecho; en
la paz, como el sustitutivo bondadoso de la justicia y, sobre todo, ten fe en
la libertad, sin la cual no hay Derecho, ni justicia, ni paz.

9. OLVIDA: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla


fueras cargando tu alma de rencor, llegará un día que la vida será
imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria

84
como tu derrota.

10. AMA TU PROFESION: Trata de considerar la abogacía de tal manera,


que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un
honor para ti proponerle que se haga abogado.

DEONTOLOGÍA FORENSE Y ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

EL JUEZ Y LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

“Administrar justicia es administrar la vida, garantizar la libertad, la


propiedad, el trabajo, la familia y nuestra noble existencia” (Filiberto Villacorta
Peralta).

CONDICIONES GENERALES PARA SER JUEZ.

La palabra Juez, deriva de las voces latinas: JUS y DAX. Este último es
una contracción de VINDEX, lo que significa que el Juez es un VINDICADOR del
Derecho, el que rectifica la injusticia, el que señala lo que es justo.

El Juez es un servidor del Estado y su función es Administrar


Justicia, aplicando el Derecho. Aristóteles en su obra la “Ética Nicomaquea”, dijo
que: “Todas las veces que los hombres disputan entre si, recurren al Juez. Ir
al Juez, agrega, es ir a la justicia, pues el Juez es, por así decirlo: LA JUSTICIA
ANIMADA”.

En la Ley 1, Título IV, de la partida 3, se prescribe: “Los juzgadores,


han nombre de jueces, que quiere decir tanto decir, como homes bonos que son
puestos para mandar et facer derecho”.

De lo anterior podemos decir que las calidades esenciales del Juez, son
las siguientes:

 Virtud de la justicia.

 Rectitud de la conciencia.

85
 Bondad del alma.

Osorio y Gallardo, respecto al Juez ha dicho: “Los pueblos pueden vivir sin
riquezas, sin bellezas y hasta sin salud. Vivirán mal, pero vivirán. Y sin justicia no
podrán vivir. Si yo no tengo seguridad de que no moriré asesinado impunemente,
si no puedo conservar los bienes que he ganado con mi trabajo, si no puedo
defender a mi esposa contra la calumnia, si no puedo guiar la formación de mis
hijos, si no puedo ejercer libremente mis derechos de ciudadano, la vida no
merecerá la pena ser vivida. Existencia sin justicia es inferior a la animalidad”.

Puede afirmarse, entonces, que el juez realiza la tarea más noble y su


tarea es impartir la justicia para alcanzar la paz perturbada por la violación del
derecho. El Juez debe poseer las más altas calidades morales, de modo
que a los “jueces indignos, son rechazados por la sociedad. “Los buenos jueces
pueden aplicar bien las leyes defectuosas; las leyes más perfectas son
instrumentos de iniquidad en manos de malos jueces”.

“La formación profesional del Juez, debe destacarse por su amplitud y


solidez. El Juzgador, expresa el mismo Saber, no es una simple máquina de
subsunciones lógicas, sino que debe ser un profundo conocedor del derecho,
esto es, del espíritu de la ley, que exige preparación filosófica, cultura sociológica
y económica, visión histórica y experiencia, aparte de lucidez y agilidad de mente”
(Mario Alzamora Valdez).

El Juez debe ser justo, es decir, aplicar la justicia, que es la más


preclara de las virtudes. Pero, además, debe ser PRUDENTE. Es el
jurisprudente, hábito moral que se traduce en: Ponderación y equilibrio, para
apreciar los hechos y crear el derecho al margen de la influencia y la pasión.

“No puede desempeñar la judicatura “el que fuere sin sentido, porque no
tiene entendimiento; el que fuese mudo, porque no podría preguntar a las partes,
ni responder a éstas; el que fuere sordo, porque no oiría las razones ni los
alegatos; el ciego, porque no vería a los hombres; el que tuviese una enfermedad
continuada, porque no podría asistir a los juicios: el que tuviese mala fama o
hubiese hecho cosa por la que valiese menos, porque ese no tiene derecho
de juzgar a otros …” (Hugo Alsina, citando la Ley XLII, del Título XXXII del

86
Ordenamiento de Alcalá).

LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA Y EL ROL DEL JUEZ


La Magistratura

“Entre las formas de eclosión de la superioridad mental, ninguna más


ingrata, más penosa y acaso más propicia a la incomprensión y al olvido que la
de la Magistratura… La carrera judicial es tan fecunda, tan intensa y tan
extraordinaria, que francamente la vida de un hombre no alcanza ni puede
alcanzar para abarcar toda la experiencia que debe tener un completo
magistrado, como consecuencia de la máxima potencialidad del Derecho”
(Gabriel del Castillo).

Quienes no pueden ser jueces.

El poder de administrar justicia, no se puede encomendar al hombre


común, sino al selecto y preparado … Ya no puede ni debe ser juez el que posee
un espíritu rudo y vulgar, sino el que lleva en el, el eje escondido en que reposan
los derechos del ciudadano y del Estado, y la salvaguarda de la moralidad social”.

Ya no pueden ser jueces, como los que condenaron a Arístides, a


Sócrates y a Jesús, en cuyas decisiones solo reino la ignorancia de la multitud.
“…la justicia cuando es tardía deja de ser justicia y los trámites innecesarios y
hasta maliciosos que se dan a los procesos, por la falta de voluntad para
resolverlos por la apatía e indiferencia del mal juez, es la polilla impía que la
estrangula y la asfixia…”.

A quien no puede llamársele Juez.

“No puede llamarse juez al inescrupuloso que deslustra la moralidad de la


institución, al que delega, con frecuencia, en otros el desempeño de sus
funciones, amparando como legal lo que jamás ha ejecutado y poniendo en
peligro en esta forma la seguridad de la convivencia y de la justicia social, al que

87
ha perdido la vergüenza y tiene la costumbre de pedir favores, amparado en el
cargo que desempeña, al que no permanece en su sitio, como verdadero soldado
de la justicia y distrae su precioso tiempo en charlas inútiles con litigantes y
amigos, menoscabando su prestigio y respetabilidad, al timorato que no tiene
el valor suficiente para hacer justicia con toda imparcialidad, y al que hace del
Derecho y de la Ley jirones despedazándolo por su propia inmoralidad e
ignorancia”.

Quienes pueden ser jueces.

“Hoy sólo puede ser juez el que ha iniciado su carrera siguiendo la


trayectoria del tipo más humano que existió en la antigüedad, y fue Israel, el
que sin armas, es el defensor de la sociedad, el que sin poder material concurre
a orientar los destinos de esta: el que sin ser Maestro, con su conducta y sus
decisiones, influye en el carácter y las costumbres, y el que sin gobernar, sobre
todo, en los días azarosos para la moral pública, dependen de su entereza el
orden y el honor de la sociedad”. “… el Juez que se levanta por encima del
tiempo y que a través de los años su nombre se pronuncia con respeto, es
porque ha sido un valor trascendente, una fuerza sustantiva, una entidad
superior con relieve altísimo en la aplicación de la ciencia del Derecho …” (El
Peruano del 04.08.95).

Los retos que se imponen al Juez.

“Antes de terminar mi discurso, quiero hacerles una solemne invocación:


apliquen la ley con probidad y técnica jurídica sin escatimar tiempo ni energías,
con la entereza de carácter para mantener la independencia de la función que
nos permitan liberarnos de toda clase de influencias extralegales negativas. No
olvidemos que se nos ha concedido el privilegio de ejercer la excelsa función
de discernir la justicia y, por ello, ocupamos una posición prevalerte para
contribuir al logro de la paz, la justicia y el engrandecimiento de nuestra patria.
Que, el sumo hacedor nos de la sapiencia y la energía para lograr esos nobles
objetivos” (Nicanor Castillo La Rosa Sánchez, apertura del año judicial de
1994).

“… de nada servirá que tengamos una Constitución o Carta Política que


defina las funciones del Poder Judicial, una Ley Orgánica de este, que

88
reglamente su ejercicio, códigos penal, civil y especiales, que declaren y
garanticen los derechos, los de procedimientos que estatuyen la manera de
ejercitarlos y todas las demás leyes que posee el acervo de nuestra legislación,
si los jueces de la República no nos esforzamos por estudiarlos, por absorber su
contenido y por aplicarlos con el mismo espíritu y el mismo sentido con el
que el legislador las forjó …”.

“… frecuentemente oímos decir que en vano nuestras leyes sustantivas y


procesales son tan buenas como las mejor concebidas, cuando al tiempo de
aplicarlas no se hace lo que pensó el legislador y un proceso judicial que debió
terminar en pocos meses, dura años, y el fallo se consigue cuando quizá todo es
tarde…”

“Los milagros los hacen los santos, no los códigos. Solamente a un


técnico … se le puede ocurrir que los procedimientos a través de los cuales se
administra la justicia pueden compararse a las máquinas, cuyo rendimiento,
siempre que sea exacto el juego de las leyes y la relación de los engranajes, se
llega a calcular anticipadamente con exactitud matemática… Los Jueces, los
abogados, los litigantes, los testigos, cada uno de ellos es un animal vivo, un
UNICUM que reacciona a su modo a los estímulos externos, de suerte que,
aun cuando las leyes de procedimientos estén hechas con la máxima
sabiduría, hay siempre que descartar algo imprevisible en su funcionamiento
práctico, lo cual hace aleatorios y aproximativos los cálculos de su resultado, y las
hace aparecer como buenas o malas leyes según las acompañe o las abandone
la buena voluntad de los hombres”. (Nelson Ramírez Jiménez. El Peruano del
26.07.95).

“Nosotros los jueces, en lo que nos afectan tendríamos interés en que


todos los procesos se desarrollarán con gran velocidad; al alargarlos y
complicarlos crece nuestro trabajo, pero nuestra ganancia no crece…No se puede
decir, desgraciadamente lo mismo de los abogados cuando más se dilata el
proceso, tanto mayor es la ganancia: DUN PENDET RENDET. Estos son los
hábitos de los abogados, mientras estos hábitos no cambien. ¿Cómo se puede
esperar seriamente que, al cambiar el Código, las cosas vayan mejor?. Bastará
que en el nuevo exista un defectillo de nada apenas, un rasguño, un lunar…e
inmediatamente los abogados clavarán en ellos las uñas, y los ampliarán y
envenenarán hasta producir la gangrena… He oído a ciertos profesores que
89
enseñan que los abogados son los más preciosos colaboradores de los jueces…
no me hagan reír” (Nelson Ramírez Jiménez. El Peruano del 26.07.95).

JUECES Y ABOGADOS

“Junto al Juez se ubica el abogado, personaje, igualmente, importante


en la estructura de los debates judiciales, aun cuando su presencia social no
se agota en el litigio, quien representa la defensa de la parte involucrada en la
relación procesal al ser “llamado”, a defender la situación jurídica de su
patrocinado.

Pese a que ambos participan en el proceso cumpliendo un rol importante,


es cosa común escuchar comentarios agrios de uno respecto al otro,
trasladándose culpas para justificar o a explicar los problemas del proceso, la
injusticia de la decisión. Son personajes que parecen ocupar trincheras opuestas,
sin posibilidades de acceder al diálogo constructivo o de poder admitir las
razones expuestas por cada cual al sustentar sus alegatos o decisiones, debido
quizá al uso indiscriminado de “metáforas, imágenes, metonimias y sinecdoques”,
propiciando así que, de tanto discutir, la verdad se pierda. “Ignorancia” es la
palabra acusatoria con que se suele calificar cada cual la intervención del otro,
para desmerecer su labor.

Olvidan que ambos son (o deben ser) personas de talento y carácter,


probos, dignos y si además ilustrados, mejor. Devis Echandía, procesalista
colombiano (…), sostiene que “en el panorama de la justicia más valen muchas
sentencias buenas y rápidas, sin literatura jurídicas que unas pocas
rebosantes de ciencia”.

Ambos deben ser, además prospectivos, es decir, que entre las varias o
diversas formas de interpretar la ley, deben elegir aquella que engarce mejor con
el contexto social que se vive, propiciando una jurisprudencia enriquecedora del
Derecho, que se constituye en el primer paso hacia el cambio legislativo
cuando este es necesario.

El rasgo que los diferencia es la imparcialidad del primero y la parcialidad


del segundo. El Juez debe tener una ética intachable para sostener su posición
imparcial, pues debe moverse “entre la compasión y el castigo”, mientras que el

90
abogado, tal como lo sostiene Carnelutti; “no es un razonador imparcial… no
debe serlo, y porque no es imparcial el defensor, tampoco puede ser ni debe
ser imparcial el adversario. La parcialidad de ellos es el precio que se debe pagar
para obtener la imparcialidad del juez, que es, pues, el milagro del hombre, en
cuanto consiguiendo no ser parte, se supera a si mismo”.

LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA Y SUS FUNCIONES EN EL


MOMENTO ACTUAL

La administración de justicia es un concepto que se encuentra vinculado al


Poder Judicial, que como es sab ido, es un Órgano del Estado encargado de
asegurar la aplicación de las reglas de derecho establecidas por los gobernantes,
portador, además, del poder jurisdiccional . Sin embargo, también es, y esto
es una mejor manera de entenderlo y denotar sus verdadera naturaleza UN
SERVICIO POR EL ESTADO A LA COMUNIDAD MEDIANTE LA SOLUCIÓN DE
LAS CONTROVERSIAS PARA MANTENER LA PAZ SOCIAL Y FACILITAR EL
DESARROLLO ECONÓMICO.

Puede, entonces, afirmarse que las funciones de la Administración de


Justicia, en una Democracia Liberal, como la nuestra, son dos:

a. Asegurarse un control a los gobernantes, a través del Principio


de Legalidad y acaso a través del Principio de Constitucionalidad,
lo que quiere decir que estamos ante una función de control de
los gobernantes, por parte de la Administración de Justicia.

b. Ejercer la potestad jurisdiccional, declarando el derecho a favor


de quien lo tiene, dentro de un proceso desarrollado, cumpliendo
los principios constitucionales DEL DEBIDO PROCESO Y LA
TUTELA JURISDICCIONAL, Dentro de esta función, hemos de
ubicar dos tareas fundamentales: 1) El logro de la paz social con
justicia, con una finalidad mediata o abstracta, a que se refiere el
artículo III del T. P. del C. P. C. 2) El desarrollo económico del país,
lo que quiere decir que a un Estado eficiente debe corresponderle
una administración de justicia eficiente y responsable.

91
Desde esta perspectiva el problema estará en determinar, si el Estado
actual, es eficiente y responsable. Para ello ha de preguntarse ¿Cómo
entendemos o debemos entender la administración de justicia?. Se entiende que
ella es la base fundamental de una sociedad organizad, además de necesaria
para que predomine la legalidad. Debe asegurar un adecuado
funcionamiento del Estado, e indirectamente su estabilidad y consolidación; y a
través de ello, lograr un mercado eficiente y desarrollado. Por tanto, puede
afirmarse que la eficiencia del Estado y de la administración de justicia, se
alimentan recíprocamente en una relación de todo o parte, de la siguiente
manera: Si el Estado es eficiente, la administración de justicia, como parte
del Estado, deberá dar prioridad al valor eficiencia. A la inversa, si la
administración de justicia, como parte del Estado, prioriza el valor eficiencia,
entonces, contribuirá a lograr la eficiencia de la totalidad del Estado en el que
está incluida.

La eficiencia, en este contexto, es indispensable para que el Estado


y la administración de justicia, logren el objetivo final: El desarrollo, y a través del
funcionamiento de un mercado eficiente. Las transnacionales y los inversionistas
nacionales o extranjeros exigen al Estado, se supere la crisis de la administración
de justicia, que se les de seguridad que les garantice la propiedad privada y la
riqueza. Por ello es que podemos afirmar, que si el Estado es ineficiente no se
puede exigir una administración eficiente, desde que vivimos como lo entiende
el Derecho Económico (Análisis Económico del Derecho), en un mundo en que
los recursos son escasos y en el que los individuos buscan la máxima eficiencia
con el menor costo. En otras palabras buscan maximizar su bienestar, o quieren
mayores beneficios personales; hecho que lleva a la aparición de costos sociales
mayores, denominados externalidades, que nos los asume el individuo como tal,
cino los asume la sociedad, esto es, el resto de individuos, creando inseguridad,
insatisfacción y finalmente conflicto. Dentro de esta misma lógica, hemos de
ubicar al inversionista, por lo que si queremos crecer y queremos desarrollo, el
Poder Judicial, debe ser coherente con esta exigencia, siendo dentro de esta
perspectiva que debe administrarse justicia, y porque, además, en la otra orilla se
encuentran quienes no son inversionistas o que no tienen riquezas, cuyos
intereses, en algún momento se contrapone a los de aquellos.

92
DEBER DE MORALIDAD DE LAS PARTES EN EL PROCESO

LA CONDUCTA ÉTICA EN EL PROCESO JUDICIAL

Uno de los problemas que confronta la administración de justicia, no


solamente está relacionado con la conducta de los Magistrados, que en algunos
casos, tiene que ver con la falta de los conocimientos necesarios para el
desempeño de la función o la falta de una sólida formación moral, sino también
con el comportamiento de los abogados que participan en el proceso, de los
propios interesados (partes) y de los auxiliares de justicia. Por ello resulta
necesario hacer una breve referencia a la conducta procesal.

Sobre el particular, debe decirse que la Ley Orgánica del Poder Judicial, el
Código Procesal Civil y la Ley Procesal del Trabajo, aluden a los principios que
deben regir la conducta de las partes en el proceso.

En efecto, en la Ley Procesal del Trabajo, hay una referencia


expresa al principio de VERACIDAD, en el artículo I de su Título
Preliminar. Este principio, sólo ha sido enunciado, sin ningún desarrollo legal
posterior. No obstante, resulta claro que está referido a la conducta procesal o
deberes de las partes, que encuentra su fundamento en el Principio de
Moralidad. Además, tal expresión, no excluye a los otros principios que se
relacionan con la conducta procesal de las partes.

Por su parte, el Código Procesal Civil, recoge el principio de moralidad, en


el artículo IV del Título Preliminar, junto con otros principios referidos a la
conducta procesal de las partes. Igualmente, la Ley Orgánica del Poder
Judicial, lo recoge en el artículo 8º, como deberes procesales de las partes. Este
principio alcanza a todos los que intervienen en un proceso, sin excepción alguna.

Veamos a continuación algunos conceptos que tienen que ver con la


conducta procesal de las partes:

 Verdad: Significa conformidad de las cosas con el concepto que de


ellas forma la mente, Conformidad de lo que se dice con lo que se
siente o se piensa. En consecuencia, será veraz una persona,
cuando usa o profesa siempre la verdad. Esto es lo que nuestra

93
Ley Procesal del Trabajo quiere significar cuando se refiere al
principio de veracidad.

 Probidad: Según el diccionario, significa, bondad, rectitud de


ánimo, hombría de bien, integridad y honradez. Un litigante
será probo cuando actúa en bondad e integridad y es honrado
en sus acciones. Lo mismo puede decirse de los abogados que
intervienen en la causa y con mayor razón, respecto al Director del
Proceso: El Juez.

 Lealtad: Quiere decir que guarda fidelidad e incapacidad de


engañar. Fidelidad del abogado a su patrocinado y al Juez. De las
partes (accionante y accionado) a su abogado defensor y al
Órgano Jurisdiccional.

 Buena fe: Es un “estado de espíritu consistente en creer o estar


convencido por error – que se obra conforme a la ley, y que
jurídicamente se toma en consideración para proteger al interesado
contra las consecuencias de la irregularidad de su acto. En su
concepción procesal, Couture la define como aquella calidad
jurídica de la conducta, legalmente exigida, de actuar en el proceso
con probidad en el sincero convencimiento de hallarse asistido de
razón”. Este principio, como parte del Principio de Moralidad o
conducta procesal, nos recuerda la estrecha vinculación que existe
entre el Derecho, la Moral y la Ética; relación que resulta íntima y
necesaria. El Derecho no puede ni debe apartarse jamás de la
moral, menos aún oponerse a ella en cualquier sociedad del tipo
que fuere. El Derecho, por su propia esencia y naturaleza requiere
de un mínimum de moral para lograr su fin. En su oportunidad,
Francesco Carnelutti, dijo que: “La función del Derecho es servir
a la moral”. En consecuencia, tratándose del proceso y con la
finalidad de alcanzar la anhelada “paz social”, se requiere también
de normas morales, que las encontramos diseminadas en todo el
sistema procesal, por cuanto el Derecho no puede avalar la
inmoralidad. El principio de moralidad o conducta procesal resulta
trascendental, no solo por el reconocimiento que hacen las normas
procesales, sino fundamentalmente, por su plasmación normativa a

94
lo largo de toda la secuela y actividad procesales que comprende
tanto a los justiciables como al propio juzgador y demás partes que

intervienen en el proceso 3, con la finalidad de hacer


verdaderamente eficaz la moralización del proceso, para cuyo
efecto, el juez toma contacto directo con las partes litigantes y
terceros, a través de los escritos y las diligencias que se realizan
en su presencia.”.

Desde que dejó de concebirse el proceso como un duelo privado en el


cual el juez era solo el árbitro y las partes podían utilizar las artimañas, argucias y
armas contra el adversario para confundirlo, y se proclamó la finalidad pública del
propio proceso civil, comienza a reclamarse de los litigantes una conducta
adecuada a ese fin y atribuir al juzgador mayores facultades para imponer el
fair play”. Una enumeración de los artículos del Código Procesal Civil, que tienen
que ver con este principio, sería la siguiente: Artículos, 50º, numeral 5), 52,
numerales 1) y 2), 53º, numerales 1) y 2), 282º, 509º, 510º,145º, 124º, in fine,
109º, 111º, 112º, 165º, 186º. 232º, 246º, 247º, 261º, 270º, 304º, 316º, 326º,
398º, 399º, 441º, 457º, 518º.

El Principio de moralidad o de conducta procesal, bien puede hacerse


efectivo, en la tramitación del proceso, si se toma conciencia del inmenso daño
que se causa a la sociedad, al Estado y a la propia Administración de Justicia
cuando se actúa al margen de la ética y la moral. Se precisa un compromiso
común para apartar la Función Jurisdiccional de cualquier acto o conducta que
lesione esta importante función encargada al Poder Judicial. Para ello, es
necesario utilizar los propios instrumentos que la ley vigente proporciona al
Director del Proceso (El Juez). La Ley Orgánica del Poder Judicial y el Código
Procesal Civil, le otorgan facultades para sancionar a quienes no ajustan su
conducta a la Ley y a la ética. Así, por ejemplo, la Ley Orgánica del Poder
Judicial reconoce la facultad de “Los Magistrados para sancionar a los abogados
que formulen pedidos maliciosos o manifiestamente ilegales, falseen a
sabiendas la verdad de los hechos, o no cumplan con los deberes
indicados en los incisos 1), 2), 3), 5), 7), 9), 11) y 12) del artículo 288º. Las
sanciones pueden ser de amonestación y multa no menos de una (01) ni mayor
de veinte (20) Unidades de Referencia Procesal, así como suspensión en el

ejercicio de la profesión hasta por seis meses”5 (parte pertinente).

95
Por su parte el Código Procesal Civil, reconoce como uno de los
deberes de los Jueces: “Sancionar al abogado o a la parte que actúe en el
proceso con dolo o fraude” (artículo 50º, numeral 5). Téngase en cuenta,
además, que el citado Código Procesal Civil reconoce al Juez, facultades
genéricas y coercitivas, entre las que se encuentran “Ordenar los actos
procesales necesarios para el esclarecimiento de los hechos controvertidos,
respetando el derecho de defensa de las partes” (artículo 51º, numeral 2).
“Disponer la detención hasta por veinticuatro horas de quien resiste su mandato
sin justificación, produciendo agravio a la parte o a la majestad del servicio de
justicia. En atención a la importancia y urgencia de su mandato, el Juez
decidirá la aplicación sucesiva, individual o conjunta de las sanciones
reguladas en este artículo. Las sanciones se aplicarán sin perjuicio del
cumplimiento del mandato” (artículo 53º, numeral 2).

Con respecto a la conducta de las partes, de los abogados y de


los apoderados, en el proceso, resultan ilustrativos los artículos 109º, 110º y 111º,
del Código Procesal Civil, dentro de los que deben destacarse el “proceder
con veracidad, probidad, lealtad y buena fe en todos sus actos e
intervenciones en el proceso” (art. 109º, numeral 1), “No actuar
temerariamente en el ejercicio de sus derechos procesales” (art. 109º, numeral)

Por último y sin dejar agotado el tema, conviene mencionar que el Juez,
“cuando considere que el abogado actúe o ha actuado con temeridad o mala
fe, remitirá copia de las actuaciones respectivas a la Presidencia de la Corte
Superior, al Ministerio Público y al Colegio de Abogados correspondiente, para
las sanciones a que pudiera haber lugar” (artículo 111º).

Por último, diremos que el Código Procesal califica como actos de


temeridad, el hecho de que la demanda, contestación o medio impugnatorio,
carezca manifiestamente de fundamento o cuando a sabiendas se aleguen
hechos contrarios a la realidad (artículo 112º, numerales 1) y 2).

Son estas, algunas reflexiones respecto a la conducta procesal de las


partes, cuyo estudio y desarrollo debe ampliarse.

96
ANALISIS DEL CÓDIGO DE ÉTICA DE LA FUNCIÓN PÚBLICA,
Ley 27815

LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y EL CÓDIGO DE ÉTICA DE LA


FUNCIÓN PÚBLICA

Para entender el modo y como debe aplicarse el Código de Ética de la


Función Pública es preciso, ubicarnos previamente en lo que se denomina
Administración Pública, para conocer en qué medio ha de funcionar la ética.
Igualmente debe determinarse a quien se le llama “Servidor Público” y a que
se llama Función Pública, pretendiendo con ello encontrar una respuesta y
concluir si es suficiente tal enumeración en un frío catálogo como es el que nos
trae la Ley. Sobre el particular, nos remitimos a la sesión anterior en el que se
define lo que es Función Pública y Servidor Público

Es preciso también hacer una revisión del entorno, a fin de tener una
mayor claridad, respecto al cumplimiento de las disposiciones que la Ley
contiene.

Un hecho cierto es que la Administración Pública pasa por un


desprestigio total, no existiendo, casi ninguna institución que sea la excepción,
este es el caso del Poder Judicial, del Sector Salud, de las Municipalidades. Los
actos de corrupción, la incompetencia y la desatención al público usuario, así
como la falta de solidaridad y de conciencia del servicio que debe prestarse es
calamitoso. Desde esta perspectiva el Código de Ética de la Función Pública
pretende contribuir que la Función Pública, entendida ésta como un servicio a la
Nación, se haga realidad, obteniendo mayores niveles de eficiencia del aparato
estatal, de modo que se logre una mejor atención a la ciudadanía, priorizando y
optimizando el uso de los recursos públicos, en conformidad con lo dispuesto por
la Ley Marco de Modernización.

Para el efecto, la Ley alude a los Principios y Deberes Éticos del Servidor
Público, a las prohibiciones éticas del Servidor Público, Propone, además

97
incentivos, sanciones y el procedimiento en la aplicación de las sanciones que
correspondan.

PRINCIPIOS DE LA FUNCIÓN PÚBLICA (art. 6º):

El artículo 1º de la Ley Nº 27815 (Ley del Código de Ética de la Función


Pública), refiriéndose al ámbito de aplicación de la Ley, establece que “Los
Principios, deberes y prohibiciones éticos se establecen en el presente Código de
Ética de la Función Pública rigen para los servidores públicos de las entidades de
la Administración Pública, de acuerdo con lo establecido en el artículo 4º de la
presente Ley”.

a. Respeto: Significa que el Servidor Público debe respetar la


Constitución y las Leyes. Debe, además, garantizar que en todas
las fases del proceso, toma de decisiones o en el cumplimiento de
los procedimientos administrativos, se respeten los derechos a la
defensa y el del debido proceso. La palabra respeto, viene de
RESPIRARE = MIRAR. Respeto, entonces, es la capacidad de ver a
una persona tal cual es. Importa la ausencia de explotación. Quiero
que la persona crezca y se desarrolle por si misma, en la forma que le
es propia y no para servirnos y no como yo quiero. El respeto
constituye el complemento de la responsabilidad, para que este no se
convierta o degenere en dominación y pasividad. La responsabilidad,
equivocadamente, lo hemos entendido como un deber, como algo
impuesto. Sin embargo, la responsabilidad debe entenderse, como
una respuesta voluntaria a las necesidades de quien se ama, exprese
o no tales necesidades, Significa estar listo para responder.
RESPONSABILIDAD = RESPONDER.

b. Probidad: Significa actuar con rectitud, honradez y honestidad.


Anteponer el interés general al interés personal. Es deshechar
todo provecho o ventaja personal obtenido por si o por interpósita
persona

c. Eficiencia: Referido a la calidad del servicio que se presta. Para


el efecto debe procurarse una capacitación sólida y permanente. Debe
estar relacionada con los costos. Un servicio será eficiente si cuesta

98
menos.

d. Idoneidad: La idoneidad tiene que ver con la aptitud técnica,


legal y moral. La idoneidad constituye una condición esencial para el
acceso a la Función Pública. El servidor debe propender a una
formación sólida acorde a la realidad, capacitándose
permanentemente para el debido cumplimiento de sus funciones.

e. Veracidad: Es el equivalente a la autenticidad. Es decir ser auténtico


en las relaciones funcionales con todos los miembros de la institución
y con la ciudadanía. Contribuir al esclarecimiento de los hechos.

f. Lealtad y Obediencia: Lealtad con los compañeros de trabajo, con


nuestros jefes inmediatos. Significa ser solidarios. Cumplir las órdenes
impartidas relacionadas con las funciones a su cargo. Deben
exceptuarse las órdenes arbitrarias e ilegales, poniéndolas en
conocimiento de sus superiores.

g. Justicia y Equidad: Dar a cada uno lo que le


corresponde. Ser justos. Pero para ser justos con los demás, es
preciso, antes ser justos con nosotros mismos. Ser equitativo: La
EQUIDAD, según Aristóteles, constituye un correctivo a la rigidez
de la justicia. Es como un instrumento de medida (…) elaborado con
una sustancia plegable que le permite adaptarse a las sinuosidades
de los objetos que tenía que medir.

h. Lealtad al Estado de Derecho: Según el Código de Ética el


ocupar un puesto de confianza en un régimen de facto, constituye
causal de cese automático e inmediato. Se precisa lealtad con el
gobierno de turno.

DEBERES DE LA FUNCIÓN PÚBLICA (art. 7º).

a. Neutralidad: Significa actuar con imparcialidad política, económica o


de cualquier índole en el desempeño de sus funciones. Hay que
demostrar independencia en relación con otras personas, partidos
políticos o instituciones.

99
b. Transparencia: Debe prestarse el servicio de manera transparente,
en el entendido de que éstos tienen carácter público. La información
debe ser fidedigna, completa y oportuna.

c. Discreción: Guardar reserva de los hechos o informaciones que por


razones de su trabajo tenga acceso.

d. Ejercicio adecuado del cargo: No debe adoptar represalias de


ningún tipo o ejercer coacción alguno contra otros servidores públicos
u otras personas.

e. Responsabilidad: Responder desarrollando sus funciones a


cabalidad y en forma integral.

PROHIBICIONES (art. 8º).

a. Mantener intereses en conflicto: No deben tener conflictos de


carácter económico, laborales o financieros.

b. Obtener ventajas indebidas: Obtener ventajas indebidas o


procurar beneficios para sí o para otros, utilizando su cargo,
autoridad o influencia.

c. Realizar actividades de proselitismo político: Utilizando sus


funciones, la infraestructura, bienes o recursos públicos.

d. Hacer mal uso de la información privilegiada: Participar en


transacciones u operaciones financieras utilizando información
privilegiada de la entidad a la que pertn3ece o que pudiera tener
acceso a ella por su condición o ejercicio del cargo que desempeña.
Tampoco debe permitir el uso impropio de la información en beneficio
de algún interés.

e. Presionar, amenazar y/o acosar: Que atente contra la dignidad de


la persona. Inducir a la realización de acciones dolosas.
FUNCIÓN PÚBLICA (art. 2º Ley de la Carrera Administrativa).

100
“…toda actividad temporal o permanente, remunera u honoraria, realizada
por una persona en nombre o al servicio de las entidades de la Administración
Pública, en cualquiera de sus niveles jerárquicos”.

SERVIDOR PÚBLICO (art. 4º Ley de la Carrera Administrativa).

Es…”todo funcionario, servidor o empleado de las entidades de la


Administración Pública, en cualquiera de los niveles jerárquicos sea este
nombrado, contratado, designado, de confianza o electo que desempeñe
actividades o funciones en nombre o al servicios del Estado, independientemente
del régimen jurídico de la entidad en la que preste servicios, ni el régimen
laboral o de contratación al que este sujeto”.

LOS COLEGIOS DE ABOGADOS Y EL CONTROL DE LA


CONDUCTA MORAL DEL ABOGADO

ANTECEDENTES.

El primer Colegio o Congregación de Abogados se crea en Madrid en


1595, en el Convento de la Compañía de Jesús”, bajo los auspicios de
“María Santísima”. Este sería el modelo del Colegio de Abogados de Lima, que
luego lo fuera de los demás Colegios del Perú. Los fines del Colegio, según sus
estatutos fue:

 Adelanto científico y la ayuda social de sus agremiados.

 Las prácticas piadosas.

Posteriormente en 1627, se estableció que las defensas en las Cortes de


Madrid sólo la harían los letrados inscritos en el Colegio, estableciéndose, por
primera vez, el requisito de la inscripción.

En 1794, luego de más de un siglo, se completaron las leyes sobre los

101
abogados, estableciéndose que los abogados:

 Sólo debían patrocinar causas justas.

 Proceder de buena fe.

 Concertar previamente honorarios (utilizó el término “salario”).

 Tomar relación escrita del dicho del patrocinado para no incurrir


en error y responsabilidad por culpa.

 Guardar secreto de las informaciones.

 Se estableció que la impericia sería penada.

Se consolidó, además, el requisito de la inscripción previa para la defensa


de las causas. Igualmente, se limitó el ejercicio de la profesión, en
conformidad con el número de vecinos. Todas estas normas regían en las
colonias españolas, con la única excepción de la inscripción porque en ellas no
había Colegio de Abogados.

Como puede verse, las obligaciones de los abogados estuvieron siempre


relacionadas con su conducta. Su primer y fundamental obligación es no
patrocinar causas injustas, debiendo entenderse éstas, como aquellas que no
tienen ninguna posibilidad de tener un pronunciamiento positivo para el
patrocinado.

En prioridad le sigue el actuar de buena fe, tal como lo exigen las


reglas de conducta del Código Procesal Civil en su artículo 109, numeral 1).
FORMACIÓN DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE LIMA.

El Colegio de Abogados en el Perú se fundó luego de que hubiera


transcurrido casi dos siglos de la fundación del Colegio de Madrid, mediante la
Real Cédula del Rey Carlos IV, del 31 de julio de 1804, cuya finalidad
sería la mejor dirección de los negocios y los recursos judiciales.

En el año 1805, el Cabildo remite la Real Cédula a la Real Audiencia,


quien designó una comisión a fin de que redacte los Estatutos. Esta comisión

102
estuvo integrada por Vicente Morales Duárez. El 18 de febrero de 1808, esto es
luego de casi tres años, fue aprobado el proyecto por acuerdo de la Real
Audiencia y el 23 de marzo del mismo año, el Virrey Fernando de Abascal
ratificó la resolución de formación del Colegio de Abogados, para
posteriormente por especial Cédula del 22 de enero de 1811, se produjo la
confirmación real. Como puede observarse, desde que se emitió la Real
Cédula (31 de julio de 1804), hasta la emisión de la especial Cédula de
confirmación real, del primer Colegio de Abogados del Perú, con sede en Lima,
debió transcurrir casi siete años.

De este modo, según precisa Arosemena Garland, Geraldo, nace “La


ilustre Corporación que perdura en el Perú a través de todas las vicisitudes
políticas y que ha sabido demostrar en los momentos más graves y difíciles de
nuestra historia su absoluta independencia, defendiendo siempre, al margen de
todo interés partidario, los excelsos fueros de la justicia” (“El Colegio de
Abogados de Lima y sus decanos”, Lima 1977. Pag. 27).

Durante el Virreinato, el Colegio, reservó la defensa en los


tribunales de justicia, a los abogados inscritos. Tuvo una existencia de trece
años de vida institucional y en él estuvieron congregados los más distinguidos
abogados de la Audiencia, por lo que se constituyó en el centro de
desarrollo cultural, académico y del saber. Se instituyó la defensa cautiva.

Durante la época de la emancipación, fueron muchos los


abogados agremiados que aportaron con su talento y entrega a la causa de la
independencia. Entre las egregias figuras que destacan, podemos mencionar a
Francisco Javier Luna Pizarro, Francisco Javier Mariátegui y José Faustino
Sánchez Carrión. Este último fue gran defensor de los derechos humanos y
de los fueros de la justicia.
Es importante anotar que a la ceremonia especial de Cabildo Abierto, del
28 de Julio de 1821, realizada en los Claustros de la Universidad de San Marcos,
en la que el Libertador don José de San Martín, proclamó la Independencia del
Perú, el Colegio de Abogados asistió en pleno, prestando solemne juramento
todos sus miembros y comprometiéndose a defender con sus bienes y
personas la libertad recién alcanzada al separarnos definitivamente de la
Metrópoli. Se evidenció así su gran identificación y compromiso con los
destinos del país y por tanto la misión que le corresponde asumir.

103
Según el mismo Arosemena, durante el tránsito del Virreinato a la
República “El Ilustre Colegio de Abogados de Lima cumplió los fines
fundamentales de su creación, manteniendo incólume su honor y gloriosa
tradición (…). Fue vigilante centinela al servicio de los supremos intereses
de la justicia, para contribuir al sostenimiento de los principios
constitucionales, propagar los conocimientos jurídicos y ayudar siempre en
variadas formas, a la perfección de nuestras leyes y cuidar que se apliquen
rectamente” (obra citada, pág. 99). Finalmente anotemos dos memorables
fechas que tienen que ver con la vigencia de los Colegios de Abogados del
País:

 1870, el Presidente José Balta, aprueba los nuevos estatutos y


el Colegio de Abogados se convierte en una institución laica.

 1910, el Presidente Augusto B. Leguía, aprueba la Ley N° 1367,


Ley Orgánica de los Abogados de la República. De este modo se
le da carácter oficial al Colegio de Abogados de Lima y a los que
posteriormente se establecieron en nuestro país.

PRINCIPIOS, FINES Y ATRIBUCIONES DEL COLEGIO DE


ABOGADOS

El Colegio de Abogados, cualquiera que sea, agrupa a los profesionales


del Derecho sin excepción alguna. Por ello, el abogado, tanto personal
como institucionalmente se relaciona con sus patrocinados, la magistratura, con
sus colegas y en general con la sociedad y el Estado, dentro de cuyo seno
desarrolla su profesión.

Desde tal perspectiva, el Colegio de Abogados, como institución que


los agrupa regula sus deberes y derechos, así como sus relaciones. En
cumplimiento de los fines históricos que ha cumplido y debe cumplir, según lo
hemos graficado líneas arriba, el gremio se rige por principios que han de
responder a los fines que persigue. Una brevísima relación de los principios sería
la siguiente:

104
 La justicia como principio y fin supremo del Derecho.

 La ética, con los patrocinados, los abogados y en las


relaciones institucionales e interpersonales. La vigencia de los
Derechos Humanos, del Estado de Derecho, la afirmación de los
valores y el servicio a la comunidad.

 La cultura de la democracia, rechazando la intolerancia,


la dependencia y la discriminación en cualquiera de sus formas o
manifestaciones.

 La contribución a la promoción del desarrollo integral del país


con libertad, paz y justicia social. Por su parte, constituyen fines del
Colegio de Abogados, entre otros:

 Promover el ejercicio de la abogacía dentro del derecho, la ética y


la justicia, considerando la elevada función social que a la
profesión le corresponde.

 Garantizar que los abogados gocen de las prerrogativas y


consideraciones que le corresponden en el ejercicio de la
abogacía.

 Promover el desarrollo de las ciencias jurídicas y la actualización


de la legislación.

 Contribuir con la administración de justicia y velar por la


autonomía del Poder Judicial.

 Defender la Constitución Política y el Estado de Derecho.

Se consideran como atribuciones del Colegio de Abogados las siguientes:

 Denunciar ante las autoridades competentes toda forma de


discriminación que atente contra la investidura forense y el ejercicio
irrestricto de la abogacía.

105
 Ejercer las acciones constitucionales contra los actos que
atenten contra la vigencia de la Constitución Política, el Estado de
Derecho y los Derechos Humanos.

 Denunciar el ejercicio ilegal de la Abogacía.

 Emitir pronunciamientos sobre asuntos de interés nacional,


regional, local o institucional.

LA CONDUCTA MORAL DEL ABOGADO Y EL CONTROL QUE


DEBE EJERCER EL COLEGIO DE ABOGADOS

Es punto común que magistrados y abogados se responsabilicen


mutuamente de los resultados negativos de un proceso. El Juez dirá que hubo
una mala defensa o negligencia del abogado patrocinador de la causa. Por su
parte el abogado dirá que el Juez se parcializó o que simplemente es un
incompetente. En cualquiera de los casos, las consecuencias de la parcialización,
la incompetencia o la negligencia las asume el patrocinado o justiciable.

Tanto la Ley Orgánica del Poder Judicial, como el propio Código Procesal
Civil, establecen las obligaciones, tanto del Juez como del Abogado, así como
las sanciones correspondientes para ambos. Igualmente en los Estatutos de los
Colegios de Abogados, se considera como falta grave las infracciones al
Código de Ética del Abogado.

Los actos de temeridad o de mala fe a que se refiere el artículo


112° del Código Procesal Civil, solo obligan al Juez remitir copias de las
actuaciones respectivas a la Presidencia de la Corte Superior, al Ministerio
Público y al Colegio de Abogados. En consecuencia, corresponde a éste último
realizar la investigar de los hechos y oportunamente, sancionar el mal accionar de

106
sus agremiados.
Los actos de temeridad en que puede incurrir, tanto el abogado, como el
justiciable, pueden producirse en la demanda, contestación de demanda o medio
impugnatorio. En cualquiera de estos actos procesales, puede ocurrir que
carezcan manifiestamente de fundamento jurídico, se aleguen hechos contrarios
a la realidad o se entorpezca reiteradamente, por cualquier medio, el normal
desarrollo del proceso atentándose contra el Principio de Celeridad Procesal.

Los actos de temeridad y de mala fe son comunes en el proceso, sin


embargo son pocos, por no decir ninguno, los casos que han sido investigados y
sancionados evidenciándose un “alto grado de impunidad en el ejercicio
profesional”, conforme lo investigado por encargo de Justicia Viva. Se afirma,
igualmente que al Colegio de Abogados le falta voluntad para investigar y
sancionar a sus miembros. Los Colegios de Abogados de todo el Perú cuentan
con su estatuto, su código de ética y algunos hasta tienen un Tribunal de
Honor y un consejo de ética, pero carecen de un ente que fiscalice la labor
profesional del abogado. Falta, entonces, divulgar una cultura de fiscalización, a
fin de que los justiciables pongan en conocimiento del Colegio de Abogados la
conducta de sus integrantes.

Sobre el particular, es preciso anotar que dé .prosperar el propósito, deben


establecerse los lineamientos necesarios y pertinentes a fin de evitar abusos,
pues de lo contrario se podría llegar a extremos intolerables que pongan en
riesgo la profesión.

Se viene afirmando, en forma exagerada, que la masificación de la


profesión del abogado, por la proliferación de facultades de derecho en todo el
país, ha traído como consecuencia la baja formación académica y ética, por
lo que debe establecerse un control más rígido respecto a los planes de estudio
y a la colegiatura. Independientemente de que sea cierto o no tales afirmaciones,
se observa en muchos estudiantes y profesionales del Derecho poca inclinación
por el estudio y la correcta preparación para el ejercicio profesional.

De otro lado, se reclama que así como se realizan referéndums para


controlar el ejercicio de la magistratura, debe haber un mayor control en el
ejercicio profesional del abogado, puesto que si exijo el cumplimiento de
obligaciones, previamente debo cumplir con las mías.

107
RESUMEN

En esta segunda unidad, denominada Ejercicio Profesional y Normas de


Conducta Ética, se han abordado los siguientes temas: El Perfil del Abogado
en la Post Modernidad, el Código de Ética del Abogado, Deontología Jurídica y
Administración de Justicia, Deber de moralidad de las partes en el proceso, la
Ética y la Función Pública. Ley Nº 27815, los Colegios de Abogados y el control
de la conducta Moral del Abogado.

108
AUTOEVALUACION

1. La palabra Abogado deriva de AD y VOCATUS. Del verbo VOCARE que


significa LLAMADO. En Grecia, antes de cada audiencia en el areópago,
se esparcía agua lustral para que los jueces y abogados entraran a la
audiencia en estado de pureza.…………………………...…………………… ( )

2. Según Filiberto Villacorta Peralta “Administrar justicia es administrar la vida,


garantizar la libertad, la propiedad, el trabajo, la familia y nuestra noble
existencia”……………………………………….………………………….. ( )

3. ¿Quiénes no pueden ser jueces?

______________________________________________________________
______________________________________________________________
_____________________________________________________________

4. Mencione 5 cualidades ya mencionadas del abogado:

______________________________________________________________
______________________________________________________________
_____________________________________________________________

5. Defina con sus propias palabras: ABOGADO


______________________________________________________________
______________________________________________________________
_____________________________________________________________

109
SOLUCIONARIO DE LA AUTOEVALUACION

1. V
2. V
3. El poder de administrar justicia, no se puede encomendar al
hombre común, sino al selecto y preparado … Ya no puede ni
debe ser juez el que posee un espíritu rudo y vulgar, sino el que
lleva en el, el eje escondido en que reposan los derechos del
ciudadano y del Estado, y la salvaguarda de la moralidad
social”. Ya no pueden ser jueces, como los que condenaron a
Arístides, a Sócrates y a Jesús, en cuyas decisiones solo reino
la ignorancia de la multitud. “…la justicia cuando es tardía deja
de ser justicia y los trámites innecesarios y hasta maliciosos
que se dan a los procesos, por la falta de voluntad para
resolverlos por la apatía e indiferencia del mal juez, es la polilla
impía que la estrangula y la asfixia…”.

4. Personalidad, intelecto, constancia, empuje, agilidad mental,


ingenio, confianza, disciplina, agudeza, determinación,
convencimiento, memoria, simpatía.

110
Referencia bibliográfica:

ALVAREZ, V. (2006.). Deontología Jurídica. Ediciones Jurídicas. Lima – Perú

INGENIEROS, J.( 1927.). “Hacia una Moral sin Dogmas”. Editorial Losada S. A.
Buenos Aires. Cuarta Edición. 29.IX.

INGENIEROS, J. (1993.)”Las Fuerzas Morales”. Editorial Valcabo E.I.R.L. Lima Perú

DEL VECHIO, G. (2007). La Verdad en la Moral y en el Derecho. Revista de Derecho


Español y Americano Nº 11. Madrid 1968. Ediciones Jurídicas – Lima – Perú.

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