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La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta al paciente deteriorando sus capacidades en
diversos aspectos psicológicos, como el pensamiento, la percepción, las emociones o la voluntad.
Los pacientes esquizofrénicos pueden perder el contacto con la realidad (psicosis), sufrir alucinaciones,
delirios (creencias falsas), tener pensamientos anormales y alteración del funcionamiento social y
laboral.
Etimológicamente significa «mente escindida». Con este término, se quería subrayar las alteraciones en
el pensamiento que presentan las personas que la padecen.
Causas
El origen de la esquizofrenia no se conoce con certeza. No obstante, en los últimos años se han logrado
algunos avances que permiten señalar diversos factores responsables del trastorno:
Predisposición genética
Factores de riesgo/ambientales
Estación de nacimiento: los individuos con Esquizofrenia tienen mayor probabilidad de haber
nacido en los meses de invierno, con un riesgo relativo del 10% para los nacidos en invierno
frente a los nacidos en verano (Bembenek, 2005). Este dato está fuertemente relacionado
con el hecho de que los pacientes cuyas madres se encontraban en el segundo trimestre de
embarazo durante una epidemia de gripe, tienen más riesgo de desarrollar Esquizofrenia
(Brown, 2006).
Edad de los padres: además de la ya mencionada edad de la madre, otros estudios han
encontrado una relación entre la edad avanzada parental y la Esquizofrenia (Zammit et al.,
2003; Malaspina et al., 2001; Byrne et al., 2003). Sin embargo, en un meta análisis
reciente se ha puesto de manifiesto que los padres de edad avanzada, independientemente
del sexo, tienen más riesgo de tener hijos con Esquizofrenia, y que este riesgo también es
mayor en los padres jóvenes menores de 25 años (Miller et al., 2010).
Hipótesis Dopaminérgica
Mesolímbica: Proyecta desde el área tegmental ventral del mesencéfalo a ciertas áreas
límbicas, como el núcleo accumbens, que forma parte del circuito de recompensa.
Teóricamente la hiperactividad dopaminérgica de esta vía explicaría la producción de los
síntomas positivos en las psicosis. Además, este circuito es importante para la regulación de
las respuestas emocionales, la motivación, el placer y la recompensa, por lo que una
disfunción a este nivel, podría explicar parte de los síntomas negativos observados en la
Esquizofrenia. En este caso, existiría un déficit en la función dopaminérgica. Quizás, la
mayor incidencia de abuso de sustancias en la Esquizofrenia, podría explicarse como un
intento de potenciar la función deficitaria de este sistema de recompensa o centro del placer
mesolímbico (Grace, 1993; Grace, 1991a). Por otro lado, la hiperactividad de las neuronas
dopaminérgicas de esta vía puede desempeñar un papel en las conductas agresivas y
hostiles de la Esquizofrenia, sobre todo si se asocia a un control serotoninérgico errático.
Nigroestriada: Proyecta desde la sustancia negra del troncoencéfalo a los ganglios basales o
estriado. Esta vía forma parte del sistema extrapiramidal y desempeña un papel clave en el
control de los movimientos motores. En la Esquizofrenia no tratada, esta vía puede estar
relativamente preservada. Sin embargo, las sustancias que bloquean los receptores de
dopamina D2 en esta vía, reproducen trastornos de movimiento como la enfermedad de
Parkinson (con temblor, rigidez y acinesia/bradicinesia), acatisia y distonía, provocados por
la deficiencia de dopamina a este nivel. Cuando la dopamina está en exceso en esta vía, se
producen movimientos hipercinéticos como corea, tics o discinesias. Un ejemplo sería la
discinesia tardía inducida por neurolépticos que puede aparecer por el bloqueo crónico de
estos receptores en esta vía nigroestriada.
Síntomas
El principal problema relacionado con los síntomas de esta patología es que la mayoría son subjetivos,
es decir, sólo el paciente los experimenta, por lo que no pueden comprobarse. El segundo, es que la
esquizofrenia es una enfermedad que presenta muchas y variadas manifestaciones pero ninguna es
específica de ella, sino que también pueden estar presentes en otros trastornos mentales. Actualmente
se dividen los síntomas en dos grandes grupos:
Los positivos consisten en aquellas manifestaciones anormales que experimentan los pacientes, como
ver cosas que no existen (alucinaciones) o pensar que ocurren cosas que no son verdad (delirios).
Los negativos consisten en aquellas manifestaciones que hacen pensar que el sujeto está perdiendo
capacidades para pensar, sentir o hacer cosas con normalidad. Por ejemplo, dejar de hablar con fluidez,
tener interés por las cosas o las personas, por levantarse cada día a trabajar, etc. Es habitual que, con el
paso del tiempo, muchos de los síntomas se alivien. Sin embargo, suelen quedar algunas secuelas, como
abandono del cuidado de sí mismo, frialdad hacia los demás, indiferencia o desinterés por todo.
Alucinaciones: Percibir algo que no existe. Por ejemplo, oír voces (que le insultan o hablan de él), o ver
objetos o caras que no están.
Trastornos del pensamiento: El lenguaje del paciente se hace incomprensible y con poca fluidez.
Alteración de la sensación sobre sí mismo: La persona siente que su cuerpo está cambiando, se ve a sí
mismo como alguien raro. Los pacientes pueden decir que no se reconocen al mirarse al espejo. Los
límites entre uno mismo y los demás no están claros, por ello, pueden creer que los demás pueden
saber lo que piensa o por el contrario, creen adivinar lo que otros piensan.
Tipos
Algunos investigadores creen que la esquizofrenia es un trastorno aislado, mientras que otros creen que
es un síndrome (un conjunto de síntomas) basados en numerosas enfermedades subyacentes. Se han
propuesto subtipos de esquizofrenia en un esfuerzo de clasificar a los pacientes dentro de grupos más
uniformes. Sin embargo, en un mismo paciente, el subtipo puede variar a lo largo del tiempo.
Esquizofrenia paranoide: Es el subtipo más frecuente. Predominan las ideas delirantes de persecución o
de perjuicio de otras personas hacia el paciente.
Esquizofrenia hebefrénica: En ella predominan las alteraciones en las emociones. Son características las
manifestaciones de lo que se denomina incongruencia emocional en las que, por ejemplo, el paciente se
ríe sin motivo aparente. Su comienzo es más precoz que la anterior y más grave.
Diagnóstico
No existe una prueba diagnóstica definitiva para la esquizofrenia. El psiquiatra realiza el diagnóstico
basándose en una evaluación del historial de la persona y de su sintomatología.
Para establecer el diagnóstico de esquizofrenia, los síntomas deben durar por lo menos seis meses y
asociarse con deterioro significativo del trabajo, los estudios o del desarrollo social. La información
procedente de la familia, amigos o profesores es importante para establecer cuándo comenzó la
enfermedad.
El médico deberá descartar la posibilidad de que los síntomas psicóticos del paciente estén causados por
un trastorno afectivo. Con frecuencia se realizan análisis de laboratorio para descartar el abuso de
sustancias tóxicas o un trastorno subyacente de tipo endocrino o neurológico que pueda tener algunas
características de psicosis. Ejemplos de este tipo de trastornos son los tumores cerebrales, la epilepsia
del lóbulo temporal, las enfermedades autoinmunes, la enfermedad de Huntington, las enfermedades
hepáticas y las reacciones adversas a los medicamentos.
Tratamientos
El tratamiento de la esquizofrenia es farmacológico, principalmente con neurolépticos o antipsicóticos.
Se diferencian dos tipos de antipsicóticos:
En casos muy concretos, como la escasa respuesta al tratamiento con medicamentos, con grave riesgo
de suicidio o agresión hacia otros, en el subtipo de esquizofrenia catatónica puede estar indicado el
tratamiento con electroshock. Pese a su mala prensa, las condiciones de aplicación actual del
electroshock hacen que sea un procedimiento seguro, además de muy eficaz.
Los tratamientos antipsicóticos han permitido que, en la mayor parte de los casos, el paciente con
esquizofrenia pueda vivir en comunidad. Es extraordinariamente importante aprovechar esta posibilidad
y combinar el tratamiento farmacológico con una serie de medidas destinadas a que el paciente esté
ocupado y activo.
Estas medidas constituyen lo que se denomina terapia psicosocial. Precisa de mecanismos asistenciales
como por ejemplo, talleres ocupacionales, centros de día, centros de salud mental y grupos de
autoayuda.
El diálogo entre paciente con esquizofrenia y el médico puede ser un instrumento terapéutico
importante, si tiene como fin que el enfermo conozca su patología. El médico le puede enseñar a
convivir con la patología y a utilizar sus propios recursos psicológicos y ajenos -familia, amigos, apoyo-,
para acercarse más a su entorno.
Por otra parte, es importante que el psiquiatra informe tanto al paciente como a los familiares con los
que convive sobre las características sintomáticas de la enfermedad y les ayude a distinguir cómo se han
manifestado en su caso particular, con vistas a prevenir o intervenir en caso de reagudización. También
es importante que el psiquiatra informe sobre los tratamientos antipsicóticos, sus efectos y ventajas, y
los posibles efectos adversos.
Además es necesario que el psiquiatra ayude al enfermo y allegados a que consigan una comunicación
adecuada en el medio familiar. Otras técnicas de psicoterapia individual, por ejemplo las de tipo
psicoanalítico, no parece ser eficaces en la esquizofrenia.
Otros datos
Pronóstico
El pronóstico de esta patología es complicado y depende de cada caso. Sin embargo, en la mayoría de
los pacientes los síntomas mejoran con el tratamiento farmacológico. Cuando se abandona los síntomas
suelen reaparecer.
Complicaciones
Los expertos señalan que los esquizofrénicos tienen más riesgo de:
Tener problemas con el alcohol y las drogas. Además, su consumo incrementa las posibilidades de que
reaparezcan los síntomas.
Suicidio