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CONTRATOS ALEATORIOS

Los contratos onerosos pueden ser conmutativos o aleatorios.


Contrato conmutativo es aquel en que las prestaciones de las partes se miran como
equivalentes, esto es, el beneficio que cada una recibe se reputa proporcionado al gravamen
que soporta.

En los aleatorios, en cambio, un acontecimiento de ocurrencia incierta, dependiente del


azar, hace que los contratantes corran un riesgo de ganancia o perdida. No es posible
avaluar de antemano las prestaciones de los contratantes, que las circunstancias puedan
hacer ligeras o gravosas.

El contrato aleatorio para ambas partes


El contrato aleatorio lo es para amas partes contratantes. La perspectiva de ganancia para
una de las partes constituye ciertamente una posibilidad de pérdida para la otra, porque la
ganancia se realiza a sus expensas.

Supóngase que se enajena un inmueble que vale $100.000 mediante una renta vitalicia de
$30.000 anuales. Si el enajenante vive veinte años, el adquirente habrá desembolsado
$60.000 y pagado el triple de valor de la finca, pero si el enajenante sobrevive muy escaso
tiempo, por el contrario, el adquirente pagará un precio ínfimo. Ambos contratantes tienen,
de este modo, la posibilidad de ganar o perder.

Principales contratos aleatorios.


El Art 2258 establece que los principales contratos aleatorios son:
1. El contrato de seguros.
2. El juego
3. La apuesta.
4. La constitución de renta vitalicia
5. La constitución de censo vitalicio.

El CC se ocupa sólo de los cuatro últimos, los dos primeros se rigen por el C. Comercio y
leyes especiales.

CONTRATO DE SEGURO
El art 523 del C. Comercio define el contrato de seguro: “El seguro es un contrato bilateral,
condicional y aleatorio por el cual una persona natural o jurídica toma sobre si por un
determinado tiempo todos o algunos de los riesgos de perdida o deterioro que corren ciertos
objetos pertenecientes a otra persona, obligándose, mediante una retribución convenida, a
indemnizarle la perdida o cualquier otro daño estimable que sufran los objetos asegurados”.
Se ha dicho que, contrariamente a lo que expresa la definición, el contrato no es aleatorio.

La ley destaca que el seguro es un contrato de mera indemnización; el asegurado no


recibirá, en caso de siniestro, una indemnización superior al valor de la cosa y el contrato
no puede ser jamás para él la ocasión de una ganancia. Art 517 C. Comercio.

La verdad es que el asegurado, al recibir el valor de la cosa, en caso de ocurrir el siniestro


se encontrará en definitiva más rico en cuanto no experimentará la perdida que habría
sufrido sin el seguro.
En cuanto al asegurador, que es una empresa que realiza múltiples seguros, se dice que no
esta expuesta a sufrir una perdida porque la que sufra en determinados negocios se
compensa con las utilidades que le reportan otros contratos en que el siniestro no llega a
producirse.

La observación es justa, pero no decisiva, demuestra solamente que el negocio de seguros


no es aleatorio, pero no importa que no lo sea el contrato de seguro en si mismo.

Situación especial del seguro


Dado el avance de las ciencias actuariales, hoy día no es acertado decir que el seguro es
aleatorio, puesto que las primas se calculan sobre bases científicas, que han demostrado
que las compañías tienen cubierto sus riesgos. Además, dado la forma de operar del sistema,
las compañías contratan a su vez seguros (reaseguros), que atenúan notoriamente el
carácter aleatorio del contrato. Además, las compañías están obligadas a constituir reservas
por los riesgos en curso, y por los siniestros que hayan ocurrido.
Lo único realmente aleatorio es la ocurrencia del siniestro.

Otros contratos aleatorios


El CC menciona los principales contratos aleatorios. En verdad, el contrato aleatorio es cada
vez que en las prestaciones de las partes se encierra una contingencia de ganancia o
pérdida:
a. Es aleatoria la cesión de derechos litigiosos.
b. La venta de la suerte o la venta en que se libere al vendedor de toda obligación de
garantía.
c. La venta de la nuda propiedad en cuanto es incierto el momento en que el comprador
percibirá las ventajas de la cosa comprada.

EL JUEGO Y LA APUESTA
No ha definido el código el juego y la apuesta como ocurría en los proyectos. El juego y la
apuesta, parientes próximos, son contratos diferentes.

El juego es un contrato por el cual las partes, entregadas a un juego, se obligan a pagar al
ganador de una determinada suma de dinero o a realizar otra prestación.

La apuesta es un contrato en que las partes, en desacuerdo acuerda de un acontecimiento


cualquiera, convienen en que aquella cuya opinión resulte infundada pagará a la otra una
suma de dinero o realizará otra prestación a su favor.

El juego y la apuesta difieren por el papel que desempeñan las partes, activo en el juego y
pasivo en la apuesta.

En el juego, las mismas partes deben ejecutar un hecho para decidir quien pierde o gana.
En la apuesta se limitan a afirmar un hecho y se trata luego, de verificar quien ha estado
en la razón en lo que ha afirmado, el hecho es ajeno a los contratantes.
Reglas aplicables al juego y la apuesta
Si se examinan las disposiciones pertinentes, se concluye que algunas de ellas se refieren
exclusivamente al juego y otras solo a la apuesta.
Al juego únicamente se refiere el art 2263, mientras que el art 2261 es aplicable solamente
a la apuesta. El resto de las disposiciones se aplican a ambos contratos.

A. EL JUEGO
La ley distingue entre juegos lícitos e ilícitos. Los juegos lícitos se subdividen en juegos de
inteligencia y juegos de destreza física o corporal.

Juegos lícitos o de azar


Declara el legislador ilícitos los juegos de azar, esto es, aquellos que dependen de la suerte.
Tales son la ruleta, el bacarat.

El Art 2259 establece que sobre los juegos de azar se estará a lo dicho en el art 1466. Este
artículo dispone que hay objeto ilícito en las deudas contraídas en juego de azar.
De este modo, las obligaciones derivadas del juego de azar adolecen de nulidad absoluta.
Art 1682.

Por consiguiente, el ganador no puede demandar el cumplimiento de las obligaciones que


derivan de esta clase de juego, el perdedor puede rehusar el pago mediante una excepción
de nulidad. Pero, satisfecha la deuda de juego, el deudor carece de acción para recobrar lo
que haya dado o pagado por un objeto o causa ilícita a sabiendas. Art 1468.

El juego de azar ante la ley penal


El CP considera ilícitos los juegos de azar que se practican en casa de juego, de suerte,
envite o azar.

En sus art 277 a 279 castiga a los banqueros, dueños, administradores o agentes de casas
de juego y a los que concurren a jugar a ellas, el dinero o efectos puestos en el juego, y los
instrumentos, objetos o útiles destinados a él caerán en comiso.

Juegos lícitos con predominio de la inteligencia


Después de establecer que sobre los juegos de azar se estará a lo dispuesto en el art. 1466,
el art. 2259 añade que " los artículos que siguen son relativos a los juegos y apuestas lícitos".
Y como el art. 2263 trata de la situación excepcional del juego de fuerza o destreza corporal,
se concluye que las restantes disposiciones se refieren a los juegos en que predomina la
inteligencia. De que es un ejemplo típico el ajedrez.

No repudia la ley esta clase de juegos en los mismos términos que los de azar, pero no ha
creído prudente dar plena eficacia a las obligaciones derivadas de estos juegos.

Por este motivo, el art 2260 dispone que el juego y la apuesta no producen acción, sino
solamente excepción. La disposición insiste, innecesariamente, en que el ganador no puede
exigir el pago, pero si el que pierde, paga, no puede repetir lo pagado, a menos que haya
ganado con dolo.

Los juegos lícitos en que predomina el esfuerzo intelectual , en suma, generan obligaciones
meramente naturales.
Condiciones para que no pueda repetirse lo pagado
Dos condiciones requiere el pago para que no sea posible repetir lo pagado.

1. Es menester, por de pronto, que el que paga tenga libre administración de sus
bienes.

El art. 2262 dispone que "lo pagado por personas que no tienen la libre administración de
sus bienes, podrá repetirse en todo caso por los respectivos padres de familia, tutores o
curadores.”

La regla indicada no es sino la aplicación del principio general enunciado en el inciso final
del art. 1470.


2. Para que no pueda repetirse lo pagado es menester, en seguida, que no se haya


ganado con dolo. Art 2260 inciso 3.

El dolo, en ese caso, es toda maniobra o trampa para obtener una situación favorable al
ganador.

Juegos de destreza física o corporal


Se exceptúan de las reglas anteriores los juegos de destreza física o corporal.

El art 2263 establece que producirán acción los juegos de fuerza o destreza corporal, como
el de armas. Carreras a pie o a caballo, pelotas, bolas y otros semejantes, con tal que en
ellos no se contravenga a las leyes o a los reglamentos de policía.

Esta clase de juegos, pues, generan obligaciones civiles perfectas, con la sola condición de
que no se infrinjan las leyes o reglamentos policiales.

La contravención a estas normas trae como consecuencia que desechará el juez la demanda
en el todo. Art 2263 inciso 2.

B. LA APUESTA.
La apuesta, como el juego, puede ser licita o ilícita. La apuesta es ilícita cuando incide en
los juegos de envite o azar.

Apuesta ilícita
El art 1466 declara que hay objeto ilícito en las deudas contraídas en los juegos de azar. No
distingue la disposición entre las obligaciones que contraigan los jugadores o los terceros
para quienes el acto constituye una apuesta.
Todas las obligaciones que derivan del juego de azar son, pues, nulas de nulidad absoluta.

Apuesta lícita
Para las apuestas lícitas rigen las reglas del art 2260. La distinción es común al juego y a la
apuesta.
Idénticas condiciones son necesarias para que no sea viable repetir lo pagado.

Para la apuesta rige la regla especial del art 2261 que establece un concepto peculiar del
dolo en relación con el contrato  Hay dolo en el que hace la apuesta, si sabe de cierto que
se ha de verificar o se ha verificado el hecho de que se trata.

No es aplicable a la apuesta la norma del art 2263. La excepción no rige solo para el juego,
solo las partes disponen de acción. Para los terceros que vinculan una prestación a las
resultas de un juego de destreza o fuerza corporal, el acto constituye una apuesta, sujeta a
las reglas del art 2260. Los terceros, en suma, carecen de acción y disponen de una
excepción para retener lo pagado.

LA RENTA VITALICIA
Define la renta vitalicia el art. 2264: "La constitución de renta vitalicia es un contrato
aleatorio en que una persona se obliga, a título oneroso, a pagar a otra, una renta o pensión
periódica, durante la vida natural de cualquiera de estas dos personas o de un tercero”

Caracteres del contrato de renta vitalicia.


La renta vitalicia es un contrato oneroso, aleatorio, solemne, real unilateral.

1. La renta vitalicia es un contrato oneroso porque ambas partes se gravan en mutuo


beneficio. La persona obligada a pagar la renta o pensión contrae tal compromiso a
cambio de una contraprestación.
2. La renta vitalicia es un contrato aleatorio porque envuelve una contingencia incierta
de ganancia o perdida. La magnitud de la prestación de las partes depende del azar,
de la duración de la vida, del acreedor de la renta o de un tercero.
3. Es la renta vitalicia, también, un contrato solemne. El art 2269 establece que deberá
precisamente otorgarse por escritura publica.
4. También la renta vitalicia es un contrato real. El art 2269 añade que “no se
perfeccionará sino por la entrega del precio”. El contrato, en otros términos, no se
reputa perfecto mientras el acreedor no realiza previamente la prestación a cambio
de la cual se le deberá la renta o pensión.
5. Finalmente, la renta vitalicia es un contrato unilateral, característica que es propia
de los contratos reales. Solamente se obliga aquella parte que debe pagar la pensión
vitalicia. La prestación de la otra parte no es obligación sino requisito del contrato.

Renta vitalicia a titulo gratuito


Los caracteres señalados son los de la renta vitalicia reglamentada en el código, pero suele
tener caracteres diferentes:
1. Por de pronto, la renta vitalicia puede no tener un carácter contractual. Puede tener
su origen en un testamento y constituirá, en ese caso, un legado.
2. Además la renta vitalicia puede constituirse a titulo gratuito, por acto entre vivos, en
virtud de una donación.
3. Por lo mismo que puede constituirse a titulo gratuito la renta vitalicia no
necesariamente es aleatoria. Constituida por donación, las partes no quedan
expuestas a ninguna contingencia de ganancia o perdida. El constituyente se grava
y el acreedor se enriquece sin soportar ningún gravamen.

Por este motivo, el art 2278 dispone que cuando se constituye una renta vitalicia
gratuitamente, no hay contrato aleatorio. Sólo en los contratos onerosos se admite la
calificación entre conmutativos y aleatorios.

Y añade la disposición “Se sujetará por tanto a las reglas de las donaciones y legados, sin
perjuicio de regirse por los artículos precedentes en cuanto le fueren aplicables”

4. Es claro que la constitución de una renta vitalicia gratuita no es un contrato real: no


media ningún precio que deba entregarse a cambio de la respectiva pensión.
5. En cuanto a su forma, está sujeta a las reglas propias de los testamentos y
donaciones.

Precio de la renta vitalicia


La renta vitalicia es un contrato real que se perfecciona por la entrega del precio.
La persona que ha contratado la renta, pues, debe suministrar de antemano una prestación
al futuro deudor.

El art 2267 dispone “El precio de la renta vitalicia, o lo que se paga por el derecho de
percibirla, puede consistir en dinero o en cosas raíces o muebles”.

La renta o pensión
Mientras que el precio puede consistir en dinero u otros bienes, la pensión no podrá ser sino
en dinero. Art 2267 inciso 2.

La renta representa en parte, los intereses del capital que el constituyente enajena a fondo
perdido. Sin embargo, la ley no limita el monto de la pensión en relación con el capital.

El art 2268 establece que es libre a los contratantes establecer la pensión que quieran a
titulo de renta vitalicia. La ley no determina proporción alguna entre la pensión y el precio.

Esta diferencia con el mutuo se aplica por el carácter aleatorio del contrato de renta vitalicia.

Beneficiario de la renta
La renta vitalicia se constituirá, normalmente, a favor de la persona que paga el precio.
Podrá constituirse a favor de varias personas para que gocen de ella simultanea o
sucesivamente, en el orden contenido.

Para impedir que la duración de la renta se prolongue en forma excesiva, la ley exige que
todas las personas que deben gozar de la renta existan al tiempo del contrato. Art 2265.

Pactada a favor de un tercero, de una persona distinta del contratante, constituye una
estipulación a favor de otro.

Duración de la renta
La renta vitalicia se constituye, prácticamente, durante la vida de quien paga el precio. Su
objetivo es asegurarle la subsistencia mientras viva. Pero también podrá estipularse que se
deba la renta durante la vida del otro contratante y aun de un tercero extraño al contrato.
El art 2266 dispone que se podrá también estipular que la renta vitalicia se deba durante la
vida natural de varios individuos que se designarán.

Caso en que la renta se constituye por la vida de un tercero


Si la renta se constituye durante la vida de un tercero, podrá suceder que éste sobreviva a
la persona que goza de ella.
En tal caso, la renta subsiste y el derecho de percibirla corresponde a los sucesores. El art
2274 previene si el tercero de cuya existencia pene de la duración de la renta sobrevive a
la persona que debe gozarla, se transmite el derecho de ésta a los que la sucedan por causa
de muerte.

Condiciones que debe reunir la persona de quien depende la duración de la renta


Es un requisito indispensable para la eficacia del contrato que la persona de cuya existencia
pende la duración de la renta exista al tiempo de su celebración.

El art 2266 inciso 2 establece perentoriamente que no podrá designarse para este objeto
persona alguna que no exista al tiempo del contrato.

La referida persona no existe si no ha nacido o ha fallecido antes de que se perfeccione el


contrato. También se entiende que no existe, si padecía de una enfermedad que la llevó a
la tumba, dentro de los treinta días siguientes al perfeccionamiento del contrato.

El art 2270 dispone que es nulo el contrato, si antes de perfeccionarse muere la persona de
cuya existencia pende la duración de la renta, o al tiempo del contrato adolecía de una
enfermedad que le haya causado la muerte dentro de los treinta días subsiguientes.

Efectos del contrato


El deudor de la renta contrae dos obligaciones:
1. Pagar la renta convenida  Esencia del contrato.
2. Suministrar las seguridades estipuladas.

Obligación de pagar la renta


Tiene el deudor de la renta vitalicia la obligación de pagar la pensión convenida.
1. Se puede estipular que las rentas se paguen por periodos anticipados.
2. Como la renta vitalicia se extingue con la muerte, el deudor tiene derecho a exigir,
en cada pago, que se acredite la supervivencia de la persona de cuya existencia
depende su duración.
El art 2275 dispone que para exigir el pago de la renta vitalicia será necesario probar la
existencia de la persona de cuya vida depende.
3. La renta, fruto civil, se devenga día por día. Por lo tanto, en caso de fallecimiento de
la persona de quien depende la renta, el acreedor tendrá derecho a que le parece la
parte que corresponda al numero de días corridos. Sin embargo, si se ha convenido
que la renta se pague anticipadamente se deberá la de todo el año corriente, porque
ya el deudor ha adquirido el derecho de reclamarla. Art 2276.

Consecuencias de la falta de pago de la renta


Tiene el acreedor, a falta de pago de la renta estipulada, derecho para compeler al deudor
a cumplir. El art 2272 consagra, simplemente el principio general  En caso de no pagarse
la pensión, podrá procederse contra los bienes del deudor para el pago de lo atrasado.

El acreedor tiene igualmente derecho para obligar al deudor moroso a prestar seguridades
para el pago futuro. En cambio, carece el acreedor del derecho de pedir la resolución del
contrato por falta de pago de la renta o pensión.
Mucho menos puede pretender el deudor que se deje sin efecto el contrato, aun ofreciendo
restituir el precio.

Las partes, sin embargo, pueden modificar estas reglas y otorgarse derechos que
naturalmente no les pertenecen.

El art 2271 previene que el acreedor no podrá pedir la rescisión del contrato aun en el caso
de no pagársele la pensión, ni podrá pedirla al deudor, aun ofreciendo restituir el precio y
restituir o condonar las pensiones devengadas salvo que los contratantes hayan estipulado
otra cosa.

Obligación de rendir caución


En virtud de un convenio expreso de las partes puede estar obligado el deudor a rendir
caución de que cumplirá con su obligación de pagar la renta.

El art 2273 dispone que si el deudor no presta las seguridades estipuladas, podrá el acreedor
pedir que se anule el contrato.

Extinción de la renta vitalicia


La renta vitalicia se extingue por los modos siguientes:
1. Por muerte de la persona de quien depende la duración de la renta, que es el modo
normal de extinguirse.
2. Por la resolución del contrato en caso de que el deudor no preste las seguridades
estipuladas.
3. Por prescripción.

El art 2277  La renta vitalicia no se extingue por prescripción alguna, salvo que haya
dejado de percibirse y demandarse por más de cinco años continuos.

EL CENSO VITALICIO
El art 2279 dispone que la renta vitalicia se llama censo vitalicio cuando se constituye sobre
una finca dada que haya de pasar con esta carga a todo el que la posea.

El censo vitalicio se diferencia de la renta vitalicia en que la obligación de pagar la renta o


pensión no pesa solamente sobre la persona que contrajo la obligación de pagarla, sino
sobre todo el que adquiera la finca sobre la que se ha impuesto el gravamen.

El censo vitalicio se rige por las disposiciones de la renta vitalicia y el censo. Art 2283. El art
2279 inciso 2 previene que se aplicaran al censo vitalicio las reglas del censo ordinario en
cuanto le fueren aplicables.

Diferencias del censo vitalicio con el censo ordinario


El censo vitalicio difiere del ordinario por muchos conceptos:
1. El censo ordinario es perpetuo y por lo tanto, importa un pesado gravamen sobre la
propiedad raíz. El censo vitalicio es de duración necesariamente temporal.
Se puede estipular que el censo se deba durante la vida natural de varias personas
que se designen, cesando con la del último sobreviviente. Art 2282 inciso 1.
No valdrá para este objeto, la designación de persona alguna que no exista al tiempo
de fallecer el testador, si el censo vitalicio se ha constituido por testamento, o de
otorgarse la donación, o de perfeccionarse el contrato. Art 2282 inciso 2.
2. Por el pesado gravamen, el censo ordinario es redimible, o sea puede liberarse la
propiedad consignándose el capital correspondiente. Entre tanto, el censo vitalicio
es irredimible. Art 2280.
3. El censo ordinario es divisible, cuando la finca acensuada se divida por sucesión por
causa de muerte. No es divisible el censo vitalicio.
4. El censo vitalicio no es susceptible de reducción, mientras que el censo ordinario
puede reducirse cuando el valor de la finca excede considerablemente el valor del
capital impuesto.

Beneficiario del censo vitalicio


Como la renta vitalicia, el censo vitalicio puede constituirse a favor de dos o más personas
que lo gocen sucesiva o simultáneamente.
En todo caso, el beneficiario del censo vitalicio debe existir al tiempo de fallecer el testador,
o al tiempo de aceptarse la donación o al de perfeccionarse al contrato según los casos. Art
2281.

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