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STUDIUM PHILOSOPHICUM ET THEOLOGICUM

FRANCISCANUM “CARDENAL ECHEVERRÍA”


CARRERA DE FILOSOFÍA

Profesor: Fray Marco Tulio Materia: Identidad franc.


Estudiante: Angelo Vega Fecha: 11/07/2018

INFORME SOBRE EL CRUCIFIJO DE SAN DAMIÁN Y SAN FRANCISCO DE


ASÍS

Tomás de Celano cuenta el suceso del encuentro de san Francisco con el crucifijo de san
Damián. Un día, estando Francisco cerca de la iglesia de san Damián, la cual estaba casi por
desplomarse, entra en ella y guiado por el Espíritu, ora, se postra suplicante y devoto ante el
crucifijo y experimenta toques a los que no estaba acostumbrado y él mismo se siente
distinto. En el trance de salir de la iglesia ve cómo los labios de Cristo se mueven y se dirigen
a él diciendo “Francisco, vete, repara mi casa, que, como ves, se viene del todo al suelo”.
Luego, Francisco, asombrado, se da prisa en obedecer, concentrando toda su persona en la
misión recibida.

Si bien Tomás de Celano en la Vida segunda describe el hecho del encuentro con el Cristo de
san Damián como algo lleno de significado, es decir, hay en ella la ampliación de lo
maravilloso. San Buenventura intenta descubrir como este encuentro es sólo un comienzo de
una relación con Cristo crucificado que desembocaría finalmente en la escena de la
estigmatización. Lo principal, es sobre todo, su encuentro con Cristo. Para ello y saber cómo
fue este encuentro y qué fue lo que provocó en el santo, hay que tener en cuenta la figura de
Cristo, tal como lo descubrió Francisco meditando ante el crucifijo y la personalidad de
Francisco para aquel entonces.

Es un tiempo en que la personalidad de Francisco está marcada por la cultura de la época. Él


tiene el espíritu y el corazón repletos delas proezas de los caballeros. Sin embargo, a causa de
sueño en Espoleto, y a la época de búsqueda y oración, Francisco contempla el Crucifijo de la
pequeña iglesia y descubre poco a poco toda su riqueza. Lo curioso es que, si bien la mayoría
de la gente aprendió en aquel entonces por medio de saber leer imágenes, aquí Francisco es
conocedor de la enseñanza del Crucifijo de san Damián sólo mirándolo.

El crucifijo de san Damián tiene influencia bizantina, siria y umbra, por lo que en cuanto a un
significado teológico, su mensaje estará basado en el mensaje joánico, en el que se ve a Cristo
como la luz del mundo. Para Francisco, efectivamente, Cristo es el Cristo que se ha abajado
y ha sido elevado; es el caballero (miles) por excelencia, el siervo perfecto del Padre, el
luchador que combatió en la pena y el sufrimiento para salvar a los hombres, para salvar a
Francisco a quien Dios ama.

No es, pues, al Cristo de los dolores a quien contempló Francisco en la iglesita de San
Damián, sino al Cristo «cuyo amor triunfa», según la expresión de Sabatier, el Cristo que
lucha contra el mal, el pecado y la muerte, el caballero por excelencia. Francisco comprende
por fin lo que sólo entrevió en Espoleto: ¡Servir al Señor!.

Esto es lo que Francisco descubrió contemplando el icono de San Damián: la paradoja del
Hijo de Dios, despojado de su grandeza y poder, para acercarse a los hombres y hablarles,
para acercar a Dios al hombre. Jesús es el Humilde y el Todopoderoso, el más pequeño y el
más grande, el pobre y el rico, el débil y el fuerte, el moribundo y el viviente.

Finalmente, la contemplación del crucifijo de san Damián y la meditación asidua de ella y de


los misterios de Cristo permitieron a san Francisco de Asís lograr su identidad, buscar a su
Todo paulatinamente y recibir todas las luces que recibió,

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