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Berlin

Biblioteca Grim en humblot universidad (Fotaza punto fuga)

Auditorio Humbolt en la universidad de Veterinaria


Tacheles pasar ver si el patio está abierto ....
Memorial del Holocausto
guggenheim banco ballena
Reichtag cupula (pedir hora mes que viene)

Aquadom en el Radisson el mayor acuario del mundo

Neu museum (nefertiti y antiguo egipto)

exposición Mayas, el lenguaje de la belleza, que se puede visitar hasta el 7 de


agosto en el museo Martin-Gropius-Bau, en el centro de Berlín.

La caja negra cerca del muro

Nadie lo diría pero la capital alemana tiene playas para todos los gustos
repartidas por toda la ciudad. Desde la céntrica playa situada en la Isla de los
Museos, muy concurrida y popular, a la clásica Yaam (Young African Arts MArket)
situada en Friedrichshain y el Capital Beach, cerquísima de la estación central y
el barrio gubernamental. Arena, sombrillas, tumbonas, bebidas refrescantes junto al
río Spree, una gozada.

Mauerpark, Berlín
La capital más joven y alternativa de Europa sorprende con su gran mercadillo al
aire libre de los domingos. Situado en el enorme parque que ocupa uno de los tramos
del antiguo Muro de Berlín, en el Mauerpark (en Prenzlauer Berg) se puede encontrar
de todo, desde objetos de la antigua Alemania del Este y ropa vintage, a obras de
arte de artistas noveles, fotografías y artesanía.
Mauerpark, Berlín. Situado en el enorme parque que ocupa uno de los tramos del
antiguo Muro de Berlín, este mercado es un imán para los jóvenes y para todo aquel
que disfruta vagando por puestos de muebles, objetos de la antigua Alemania del
Este y ropa vintage, pero también obras de arte de artistas noveles, fotografías y
artesanía. Ambiente relajado, música, espacios para hacer un picnic, tenderetes con
comida, el Mauerpark (en Prenzlauer Berg) es un plan a tener en cuenta para pasar
un delicioso y divertido domingo.
Mauerpark
El nombre del Mauerpark (parque del Muro) recuerda que aquí hubo una imponente
frontera que separaba la antigua zona de Prenzlauer Berg y Wedding. Los fines de
semana se convierte en uno de los lugares más animados y dinámicos de Berlín con un
rastro, espontáneas actuaciones musicales, gente paseando o deleitándose con un
picnic.

La Potsdamer Platz se presenta ahora como una ventana al mundo del cine: el Sony
Center, el Museo del Cine y la Televisión con los tesoros de la gran Marlene
Dietrich, el paseo de la fama en tres dimensiones y, como una reliquia renovada, el
semáforo de cinco caras que nos recuerda que aquello fue la zona más transitada de
la ciudad. Si nos fijamos veremos al Ampelmann, el hombrecillo con sombrero que
aparece en las luces verdes y rojas de los pasos de peatones. Se hizo tan famoso
que tiene una tienda en la Karl-Lieb-knecht Strasse 5, como si fuera un Mickey
Mouse alemán.
Muchos lugares impactan, pero ninguno con la intensidad del Monumento al
Holocausto: 2.700 bloques de hormigón como tumbas gigantes que ondulan igual que un
campo de trigo para la reconciliación con el pasado más reciente. Sobrecogedor
también el cuadrado de la Bebelplatz, en el que se ven estanterías vacías. En 1933
las SS quemaron libros en un aquelarre feroz, y para recordarlo, los berlineses
hicieron ese hueco en el asfalto.

En la gigantesca Alexander Platz se levanta el pirulí berlinés, la Torre de


Televisión con forma de cohete espacial porque se construyó en la época de la
carrera de EEUU-URSS por conquistar el espacio. Un ascensor sube los 200 metros en
40 segundos. Allí encontramos un observatorio y un restaurante de decoración
sesentera, como si Wolfgang Becker fuera a rodar de nuevo Goodbye Lenin! A los pies
de la torre se halla el Reloj Mundial, en marcha desde 1969. Muestra la hora de 148
ciudades y marca los 24 husos horarios. ¡Aún funciona con el motor original!

Hay que cruzar el río Spree para descubrir el barrio de Kreuzberg, llamado "el
pequeño Estambul" porque un tercio de la población es de origen turco. No has
estado en Berlín si no has ido al mercado turco de Maybachufer, toda una
institución. Venden alimentos frescos, comida preparada, pequeños
electrodomésticos, ropa y joyas. También es el mejor barrio para comer: desde el
clásico restaurante Die Henne, de 1908, al mítico Weltrestaurant Markthalle, donde
casi solo se puede tomar schnitzel (escalope vienés) con patatas. Eso sí,
posiblemente acompañados por actores de culto como Birol Ünel, de origen turco.

La Ruta del Muro


Con una longitud de 160 kilómetros este itinerario transcurre por los «caminos de
aduanas» en el oeste y por los «caminos de patrullas» (Kolonnenweg), que las tropas
fronterizas de la RDA utilizaron para efectuar las patrullas de vigilancia. El
recorrido pasa por las últimas torres de vigilancia que se han conservado, por
museos y monumentos, atraviesa el actual centro de la ciudad y se adentra en la que
en su momento fuera la frontera de los alrededores de la ciudad. La Ruta del Muro
mezcla de naturaleza e historia dramática, es una excursión urbana temática y una
atractiva ruta paisajística. Se recomienda realizar el circuito en bicicleta.

Barrio de Friedrichshain, en Berlin


Planes Escapadas Y Rutas Alemania
Alternativo, canalla, vibrante, joven... En este barrio, conocido como
"Fashionshain", se respira el espíritu rebelde de Berlín en sus mercadillos,
tiendas vintage, clubs y locales donde mandan el mestizaje y la fusión.
Esther Rodríguez

04 de abril de 2014

Remodelado después de la II Guerra Mundial, Friedrichshain es el lugar perfecto


para comer, cenar y tomar copas a precios económicos. Las paradas de metro (U) más
cercanas son Frankfurter Tor y Warschauer, pero es más recomendable alquilar una
bici y sumergirse en el barrio desde la titánica Karl Marx Allee o bien cruzando el
puente más famoso de Berlín, el Obenbaümsbrucke, nexo entre Friedrichshain y el
vecino barrio de Kreuzberg. Construido por Otto Stan en el XIX y reconstruido por
Santiago Calatrava en 1994, sus luces de neón simbolizan el juego piedra-papel-
tijera y con ello la arbitrariedad con la que se concedían los permisos para pasar
del Oeste al Este. Proseguimos ruta por Warschauer Strasse y torcemos ligeramente a
la derecha en Revaler Str. Aquí nos espera Cassiopeia, (Revaler Str., 99), una
antigua fábrica reconvertida en uno de los espacios multifuncionales más
representativos del alma transgresora de la capital alemana. Mercadillos
(domingos), bares clandestinos, una sala de teatro alternativa, un rocódromo y
hasta un gigantesco skate park alternan con graffities y tribus urbanas made in
Berlin.
Cuando el estómago empiece a rugir, Il Ritrovo (Wühlischstrasse, 29) es una apuesta
acertada. Sirven sabrosos antipasti y pizzas a precios populares (entre 6 y 9
euros). En este enorme espacio las paredes, inclusive las del baño, están atestadas
de dibujos y mensajes reivindicativos. Para los adictos a sabores más exóticos,
enfrente está Datscha, un restaurante ruso que rememora una antigua casa de campo
soviética (platos entre 5 y 9 euros).
Tras el ágape, es hora de degustar un té o un café acompañado de un exquisito trozo
de tarta en Café Cortado (Simon Dach, 9), una cafetería con mucho charme al más
puro estilo Fashionshain.
Callejeando sin rumbo fijo descubrimos Kaiserschnitt (Wühlischstrasse, 34), una
peluquería actual cuya atmósfera retro nos transporta a los años 60. En una calle
perpendicular hayamos otro rara avis: Kaufbar (Gärtnerstrasse, 4). La gran
curiosidad de este bar es que todos los objetos y muebles que están en el interior
se pueden comprar: sillas, cuadros, jarrones y hasta las tazas de café.
Infinidad de tiendas esperan ser descubiertas por aficionados a la moda con su
propio estilo. En Chapati Design (Simon Dach, 37) los apasionados del hippie-chic
hallarán su paraíso. Entre las 16 y las 20 h. el barrio celebra la hora feliz. Los
locales 2x1 se multiplican en Simon Dach, Grünberger y Krossener. En Gobi (Simon
Dach, 41) ponen más de setenta variedades de cócteles al simbólico precio de cuatro
euros. Y para dormir, el Michelberger Hotel (Warschauer Str. 39-40), juvenil,
creativo y chic. Su ubicación es inmejorable.
El pasadizo más "enrollado" de Mitte
Zambullirse en el 39 de Rosenhalter Str., una de las zonas más cool de Mitte, es
entrar en el alternative lifestyle. En un recoveco de este vibrante y colorido
pasadizo decorado con graffities está el Central Kino, que proyecta cine en versión
original. En la puerta de al lado, un antro de música en directo de nombre
impronunciable espera a los espíritus más atrevidos. Y para los más culturetas, el
Centro Anna Frank tiene una exposición interactiva muy recomendable.

02 Ojo con colarse

Estación de metro de Alexanderplatz, en Berlín.ampliar foto


Estación de metro de Alexanderplatz, en Berlín. ANDRÉS CAMPOS
Una vez en Berlín, si el tiempo lo permite, lo suyo es moverse en bici, que se
puede alquilar en el propio hotel o en la tienda de la esquina por 10 o 12 euros al
día. Si no, está la tarjeta Berlin Wellcome, que por 18,50 euros permite usar
durante 48 horas el eficacísimo transporte público berlinés. Existen también
tarjetas para tres, cuatro y cinco días. Colarse en el metro resulta tentador, ya
que no hay tornos, pero los revisores van de paisano, así que las multas de 40
euros no siempre se ven venir y se pagan sí o sí.

03 El autobús número 100

En Berlín, como en toda gran capital, hay autobuses turísticos como el City Circle
Sightseeing, que por 22 euros le dan al forastero una vuelta de dos horas con unos
auriculares que chicharrean en 13 idiomas. Pero también hay un autobús urbano
normal y corriente, el número 100, que hace un recorrido similar por nada, si se
tiene la tarjeta Berlin Wellcome, o por 2,40 euros, si hay que pagar el trayecto.
El 100ter Bus o Hunderter Bus fue el primero que, tras la reunificación alemana,
circuló entre el centro del Berlín occidental (Zoologischer Garten) y el centro del
oriental (Alexanderplatz) y en su ruta enhebra lugares emblemáticos como la iglesia
memorial del Kaiser Guillermo, la columna de la Victoria, el Reichstag, la Puerta
de Brandeburgo, la catedral o la torre de la Televisión. Y lo hace en solo 27
minutos. Lo bueno, si breve y gratuito, tres veces bueno.

04 ‘Tour’ clásico o alternativo

Berlín gratis (o casi)ampliar foto


JAVIER BELLOSO
Todos los días, a las 11.00 y a las 13.00, se puede hacer un tour a pie gratuito
con un guía de habla española por gentileza de Sandemans recorriendo durante tres
horas y media el Berlín esencial, desde la Puerta de Brandeburgo hasta la torre de
la Televisión y desde el Checkpoint Charlie hasta la isla de los Museos. Bueno:
gratuito, gratuito, no es. Se entiende que hay que darle al guía la voluntad, como
a las abuelitas que enseñan las iglesias en los pueblos españoles. Lo mismo ocurre
con los paseos de Alternative Tours, que, como su nombre indica, visitan lugares
poco convencionales: granjas urbanas, skateparks, ruinas llenas de grafitis,
talleres de artistas, tiendas raras... Si preferimos ir por nuestra cuenta, podemos
descargarnos una ruta muy enrollada por el distrito de Mitte en www.hoerpol.de/en,
que incluye un mapa y las explicaciones para oír en el móvil o en un dispositivo
MP3. Tanto esto como los tours alternativos son solo en inglés. Sorry.

05 Hostales y un gran bufé

Un hotel muy moderno y apañado es el Meininger Hauptbanhof, que está a un paso de


la estación central y ofrece camas por 13 euros. La única pega es que lo frecuentan
grupos de escolares y al desayunar nos podemos encontrar el azucarero lleno de sal.
Si buscamos algo con más estilo y aún más céntrico, tenemos el Circus, en
Rosenthaler Platz, que dispone de un cuidado albergue y de un hotel-hotel con gran
bufé mañanero de productos orgánicos por ocho euros. Una tercera buena opción es el
Aletto, hotel económico y albergue aún más económico (12 euros por persona), junto
a la estación de Zoologischer Garten, con instalaciones impecables y lo habitual en
un lugar lleno de familias y colegios: largas colas para desayunar y ascensores
colapsados.

06 Museos sin taquilla

Topographie des Terrors, exposición permanente sobre los horrores de la época


nazi.ampliar foto
Topographie des Terrors, exposición permanente sobre los horrores de la época nazi.
ANDRÉS CAMPOS
Buenas noticias: en Berlín hay un montón de museos gratuitos. Eso sí, muchos tratan
de los horrores del nazismo. Lugares como el solar que fue cuartel de las SS y hoy
aloja la muestra permanente Topographie des Terrors. O el campo de concentración de
Sachsenhausen. O el centro de información del Monumento al Holocausto. Para
compensar tantas penas, los lunes se puede ver sin pasar por taquilla el Guggenheim
alemán, donde, hasta el 17 de febrero, la exposición Visions of modernity muestra
cuadros de Van Gogh, Cézanne, Degas, Picasso, Miró, Léger, Chagall, Klee, Kandinsky
y otros genios inaugurales del arte moderno (es la última exposición de este
espacio bajo el nombre de Guggenheim; a partir de abril se llamará Deutsche Bank
Kunsthalle). Todos los días abren sus puertas sin ánimo de lucro la colección de
arte contemporáneo Daimler y el rompedor centro de arte Kunstraum Kreuzberg-
Bethanien. Y luego están los dos grandes clásicos gratuitos: la East Side Gallery,
1.300 metros de muro con sus famosas pinturas bien conservadas, incluido el morreo
de Breznev y Honecker; y el Berlin Wall Memorial, un pedazo intacto del Berlín de
la guerra fría, con su muro, sus garitas y su tierra de nadie.

Monumento al Holocausto, de acceso gratuito, en Berlín.ampliar foto


Monumento al Holocausto, de acceso gratuito, en Berlín. ANDRÉS CAMPOS
07 Rastro, karaoke y ‘gözleme’
Cerca del Berlin Wall Memorial (diez minutos a pie) se celebra el multitudinario
rastro dominical de Mauerpark, con puestos para comprar objetos de segunda mano,
chiringuitos de comida y graderío donde, cuando hace bueno, se organiza un karaoke.
Los martes y los viernes, el follón mercaderil se traslada a la calle de
Maybachufer, en el barrio de Neukölln. En este mercadillo turco de alimentación se
puede degustar, por ejemplo, un gözleme o crep de queso feta y espinacas.

08 Conciertos que alimentan

No todos los que van a la Filarmónica de Berlín son potentados que sueltan
alegremente 220 euros para sentarse en las mejores butacas. Hay humildes melómanos
que pagan solo siete para ver los conciertos de pie y que están deseando que llegue
el martes, como si fuera domingo, porque ese día, a las 13.00, miembros de la
Filarmónica y de otras orquestas de la ciudad tocan en el foyer sin coste alguno
para los asistentes. Se llaman Lunchtime Concerts, o conciertos de la hora de
comer, pero hay que llegar con tal anticipación para conseguir asiento (mínimo, 45
minutos), que más bien son de la hora del bocata. Para no levantar la liebre, el
programa se anuncia unos pocos días antes en www.berliner-philharmoniker.de. Estos
conciertos informales son también una excelente ocasión para admirar el edificio de
la Philharmonie, obra de Hans Scharoun (1893-1972), uno de los máximos exponentes
de la arquitectura orgánica europea.

09 Tres parques para un ‘pic-nic’

Un ciclista en Tiergarten, el gran parque que ocupa el corazón de Berlín.ampliar


foto
Un ciclista en Tiergarten, el gran parque que ocupa el corazón de Berlín. ANDRÉS
CAMPOS
Otra buena idea para pasar el día gratis, como los pájaros, es ir de pic-nic al
céntrico parque de Tiergarten: tres kilómetros y medio de césped, hayedos y lagunas
que se extienden desde la Puerta de Brandeburgo hasta el Zoo, algunos de cuyos
animales —los ñandúes, por ejemplo— se pueden ver sin pagar, simplemente bordeando
el canal Landwehr. El antiguo aeropuerto y hoy parque de Tempelhof está bien para
ir un día soleado a volar cometas; en invierno, con niebla, es un lugar siniestro,
ideal para quedar con otro espía o intercambiar prisioneros. Una tercera opción,
quizá la más curiosa, es el parque de Treptower, con su gigantesco mausoleo donde
yacen 5.000 soldados soviéticos.

10 Monte de espías

Que queremos más verde, pero mucho más, pues ahí está Grunewald, la Casa de Campo
berlinesa, un bosque de 3.000 hectáreas que se explaya al oeste de la ciudad, hasta
el río Havel. Caminando media hora, descubriremos Teufelsberg, la Montaña del
Diablo, que no la creó ningún poder infernal, sino los propios berlineses
amontonando los escombros de la capital después de la Segunda Guerra Mundial. En su
cima, a 115 metros de altura, la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense
construyó una estación de escucha para espiar lo que se cocía detrás del telón de
acero. Hay que tomar la línea 5 del S-Bahn hasta la estación del Olympiastadion y
luego andar un par de kilómetros. No tiene pérdida, porque es la montaña más alta
de Berlín.

11 La cúpula de Foster

La cúpula del Reichstag, en Berlín, proyectada por Norman Foster.ampliar foto


La cúpula del Reichstag, en Berlín, proyectada por Norman Foster. ANDRÉS CAMPOS
Si somos más de ver edificios que árboles, veremos, lo primero de todo, la cúpula
del Reichstag, magna obra cristalina de Norman Foster que se visita sin coste
reservando en www.bundestag.de. Esta curva del río Spree está llena de
arquitecturas gubernamentales, concebidas para impresionar. Aquí también se levanta
la Casa de las Culturas del Mundo, antiguo palacio de congresos construido en 1957
por el estadounidense Hugh Stubbins, cuya cubierta en forma de concha abombada le
ha valido el remoquete de la ostra embarazada. La entrada es libre.

12 El legendario Bruno Taut

A medio camino entre la Puerta de Brandeburgo y Postdamer Platz se alza el Science


Center Berlin, un edificio blanco diseñado por Gnädinger Architekten para el
fabricante de prótesis Otto Bock que reproduce en su fachada las elásticas formas
de las fibras musculares y alberga un museo interactivo (y gratuito) del movimiento
humano, donde los visitantes pueden accionar brazos y piernas biónicos o circular
por Berlín en una silla de ruedas usando un simulador. Aunque bastante alejados del
centro, el Crematorio de Treptow, de Axel Schultes, y la Biblioteca de Filología de
la Universidad Libre de Berlín, de Norman Foster, son dos interesantes muestras de
la arquitectura contemporánea que pueden visitarse sin necesidad de pedir permiso
ni aflojar la mosca. Los más forofos añadirán además a su lista alguno de los seis
núcleos de viviendas sociales de principios del siglo XX declarados por la Unesco
patrimonio mundial, como la colonia Hufeisensiedlung (La Herradura), en Neukölln,
de Bruno Taut y Martin Wagner, o la colorista Gartenstadt Falkenberg (Ciudad
Jardín), en Treptow, en la que repite el gran talento de Bruno Taut, al que se une
Heinrich Tessenow. Walter Gropius fue otro de los artífices de estas casas que
mejoraron radicalmente la vida de las familias gracias a novedosos planteamientos
urbanísticos, arquitectónicos y de diseño de jardines. Otro ejemplo extraordinario,
en el área residencial de Siemensstadt, es la parte proyectada por Hans Scharoun. O
los edificios de Bruno Ahrends en la Ciudad Blanca (en Reinickendorf). O el área de
Carl Legien, de Bruno Taut y Franz Hillinger. Más información, en
www.visitberlin.de/en/see/architecture.

13 Templos del ‘fast food’

El puesto de salchichas Curry 36, en Berlín.ampliar foto


El puesto de salchichas Curry 36, en Berlín. ANDRÉS CAMPOS
Una salchicha bañada en salsa de ketchup y curry es la comida rápida y barata (con
patatas fritas, 2,50 euros) típica de Berlín. Este invento de la posguerra se llama
currywurst y lo venden en mil puestos callejeros, pero la fama y las colas se las
lleva el Curry 36 de Hardenbergplatz, junto a la estación del Zoo. Paradójicamente,
esta comida tan económica y poco sofisticada ha dado lugar al Deutsches Currywurst
Museum, cuya entrada cuesta 11 euros, nada menos. Dicen que es el único museo del
mundo dedicado a la salchicha. No nos extrañaría. Otro puesto donde siempre hay
largas colas, así haga 20 bajo cero, es el de Mustafa’s, cuyos kebabs triunfan
gracias a las verduras asadas —berenjena, puerro, calabacín…— que acompañan al
pollo. El tercer templo del fast food berlinés es Burgermeister: ocho ricas
hamburguesas, incluida una vegetariana con tofu y salsa de mango y curry, bajo las
vías de la estación de Schlesisches Tor.

14 Una calle con mucho arte

Patio de la casa 'okupa' Tácheles, en Berlín.ampliar foto


Patio de la casa 'okupa' Tácheles, en Berlín. ANDRÉS CAMPOS
Una docena de galerías, salpicadas a lo largo de Auguststrasse, hacen de esta calle
la mayor pasarela de arte moderno de Alemania y uno de los planes gratuitos más
absorbentes de la capital. Algunas son pequeñas y un poco intimidantes, pero otras,
como Berlin Art Projects, son espacios amplios y acogedores. Al lado, en
Oranienburger Strasse, la mítica casa okupa Tacheles, que fue desalojada el verano
pasado, conserva abierto su patio, donde varios artistas del soplete crean
monstruos de hierro oxidado. Otro patio alternativo al que merece la pena asomarse
es el de Haus Schwarzenberg (Rosenthaler Strasse, 39), que está atiborrado de
grafitis, terrazas y propuestas culturales: museos, salas de exposiciones y un cine
de arte y ensayo. Pegados están los famosos patios Hackesche Höfe, de estilo
modernista, llenos de tiendas (si la idea es ahorrar, lo mejor será no comprar nada
aquí).

15 Fin de fiesta ‘retro’

En la misma Auguststrasse, en el número 24, abre sus puertas desde 1913 Clärchens
Ballhaus, un salón de baile (con café y restaurante) de lo más retro, divertido y
asequible, donde por la tarde dan clases muy baratas, incluso gratuitas, de salsa,
tango, swing y chachachá, y a partir de las nueve de la noche se puede practicar lo
aprendido (o lo que ya se sabía) sin hacer gasto. Si acaso, una cervecita para
reponer sales.

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