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En este capítulo, Bleger nos describe los inicios históricos, los prejuicios que
enfrento esta ciencia emergente y, alguno que otros mitos y antinomias propias de
la ciencia. Cada uno describiendo desde diferentes cualidades que tiene la
psicología, las controversias que tuvo que atravesar y los descubrimientos que hizo
gradualmente del ser humano. Nos habla también de las variantes que pueden
formar la conducta de los individuos que pueden ser culturales, o también
genéticas, aunque no le da mucho énfasis a esta última.
Enfoque de la Psicología.
En este capítulo Bleger nos expone una breve historia de cómo surgió la
Psicología y nos cuenta sobre el proceso formativo que tiene en vigencia, como el
resto de las demás ciencias del hombre. Las resistencias y desconfianzas hacia la
psicología fueron una de las principales trabas que no posibilitó su ejercicio con
pleno desarrollo durante los primeros años. Esto básicamente fue causado por el
impacto que genero el pensamiento científico, dejando de lado la omnipotencia
mágica que existía previo a este pensamiento. También menciona lo que Freud
denomino que fueron los tres descubrimientos de manera cronológica que dañaron
el narcicismo a la especie humana: I. El descubrimiento de que la tierra no es el
centro del universo (heliocentrismo), II. De que no somos reyes de la creación sino
que somos productos de la evolución animal (Darwin), y III. Que no somos seres
plenamente conscientes de lo que hacemos (Inconsciente).
2. El hombre aislado.
Según esta concepción del hombre, el ser humano es un ser aislado y no social,
que gradualmente encuentra la necesidad de entrar a relacionarse con otros
individuos. Cómo se relacionan estos individuos entre sí fue una de las premisas
que motivo a la psicología a ver como estos sujetos se relacionaban los unos con
los otros, encontrándose así con la respuesta a esta causante, que es la energía
que tenemos todos los humanos: la libido. Hasta en el caso del sujeto más aislado,
no se puede abstraer de lo que el busca aislarse, siendo así quiera o no, un ser
social el cual es intervenido por esta esfera en la que nos englobamos todos.
3. El hombre Abstracto.
Fue o es uno de los errores más comunes y ordinarios en los que pudo haber
caído la psicología tradicional, queriendo estudiar al ser humano abstrayéndolo de
todo su contexto que existe como variante en el individuo. Ya que se determina
que el hombre trabaja psicológicamente con la variante de tiempo y lugar, ambos
influyendo en la formación mental de cada individuo. En el caso de que llegara
abstraerse el hombre de estas variantes, se podrán identificar de todas maneras.
4. Individuo-Sociedad.
5. Innato-Adquirido.
Es una de las tantas antinomias que se pueden nombrar dentro del área real de
investigación de la psicología que se envuelve en controversias sobre lo que
realmente está investigando la psicología y las formas que tiene de explicar ciertos
acaecimientos que suele tener. Esta idea de innato-adquirido se denota sobre el
ideal del fijismo; la lucha que existe por querer tener una naturaleza y una sociedad
fija e inmutable, mientras que otras corrientes daban un énfasis más a los procesos
de aprendizaje y lo que fluye.
6. El ser humano.
Cap. II “Conducta”.
La conducta en psicología.
Este término es bien manoseado por la psicología durante sus primeros años, pero
previamente había sido utilizado por otras ciencias como la química y la biología
para describir ciertos procesos de cada una en donde se identificaban distintos
comportamientos de su objeto de estudio, luego incorporándose en la psicología
animal por Jennings.
La conducta se puede denominar como lo que se puede someter a observación y
puedan ser factibles de ser detectadas, para poder conseguir un mayor rigor
científico, concentrándose así en las reacciones o manifestaciones exteriores de
un determinado individuo, para conseguir una tarea más objetiva. Aunque viéndolo
desde esta perspectiva, dejamos de lado a lo más importante que se dedica
estudiar la psicología: el proceso psíquico o mental. La conducta comenzó a verse
como una acción guiada o conducida por la mente, generando una dicotomía entre
cuerpo-mente, dejando al cuerpo como solo un vehículo de las manifestaciones
mentales.
Históricamente comenzó firmemente el estudio de la conducta con Watson en
1913 exponente y fundador de la escuela de la psicología conductista. Previo a
Watson hubieron diferentes autores que años atrás habían comenzado a investigar
sobre la conducta y su raíz psicológica (P. Janet y H. Pieron). En la psicología
norteamericana, fue más el énfasis que se le dio a los estudios de Watson al
entregar una verdadera proclama, consecuente y abierta de una posición
materialista en psicología, dando severas limitaciones mecanicistas sobre el
psiquismo del ser humano. Indiferente a lo anteriormente mencionado, el
conductismo – o behaviorismo – de Watson, aportó conceptos claves a la
psicología clásica, poniendo en duda a esta última, oponiéndose a dos postulados
fundamentales de esta: la introspección como método científico y, a la consciencia
como objeto de la psicología, concentrándose solamente
en los fenómenos visibles comprobables que puedan ser capaces de ser
sometidos a registro riguroso y verificación.
Otro de los autores que se enfocó en la conducta fue Kurt Koffka (psicología
Gestalt), quien hace una división de la conducta semejante a la de William
McDougall1. Presenta una tripartición entre conducta, comportamiento y vivencias.
Por otro lado tenemos a Karl Jaspers2 quien intentó unificar los fenómenos que
estudia la psicología, ordenándolos en cuatro grupos:
1. Fenómenos vivenciados.
2. Funciones o rendimientos objetivos.
3. Manifestaciones corporales concomitantes3.
4. Objetividades significativas (expresiones, acciones, obras)
Así vemos como la conducta no solo se remite al conductismo de Watson, sino que
paso a ser objeto de interés para muchas áreas psicológicas, y también utilizadas
por otras ciencias como la sociología y la antropología, pasando a ser un concepto
neutral y objeto de interés para muchas ramas de la psicología. Es así como
podemos definir a la conducta como todas las manifestaciones del ser humano
sean fisiológicas, artísticas, simbólicas, etc.
En la conducta podemos reconocer dos tipos de conducta que engloban todas las
manifestaciones del ser humano: están las de tipo concreto que son aquellas
expresadas corporalmente y todas las que salgan a través del cuerpo humano
hacia el mundo exterior, y también las de tipo simbólica, estas manifestaciones no
son tangibles sino que simbólicos, en donde se pueden reconocer principalmente
los fenómenos mentales. Estos fenómenos de conducta confluyen en un dualismo 8
sustancial que se traspone al idealismo religioso del origen de la conducta, dejando
como objeto de estudio determinado a todos los fenómenos reales excluyendo los
conceptos de espiritismo y alma dentro de la ciencia psicológica.
Enrique Pichon Rivière9 representa los tres tipos de conducta en un esquema
(p.29) en donde la mente es el centro, la conducta corporal posterior a esta y por
último, la conducta o actuación en el mundo externo. Estos tipos de conducta
pasaron a llamarse áreas de la conducta ya que todas se unen en un mismo
fenómeno, todas ellas trabajando en conjunto por llevar a cabo una determinada
tarea o función.
Mowrer y Kluckhonn refieren que los psicólogos se encuentran enfocados en dos
grupos: los mecanicistas y los finalistas. El primer grupo los estímulos producen
movimientos y centran el estudio en esta relación, mientras que los finalistas se
interesan por el estudio de la relación entre los movimientos del cuerpo y los
efectos resultantes. Estos autores representan esta
divergencia en un esquema (p.30) que muestra la relación existente entre la
estimulación, movimiento y efectos. Entre la estimulación y el movimiento
intercalan la existencia de los procesos simbólicos. Agregando que los efectos
también pueden ser divididos, según recaigan sobre el sujeto mismo, sobre otros o
sobre el medio impersonal.
Las tres áreas de la conducta son siempre coexistentes, ya que existe una
interdependencia entre ellas al permanecer en constante funcionalidad. En el
esquema de la pagina 31, se puede ver la preponderancia y coexistencia de las
áreas de la conducta. Básicamente se habla respecto de la relación que tienen las
áreas de la conducta.
Ciencias de la conducta.
Antiguos filósofos habían hecho una división del alma atribuyéndole a cada una de
ellas un carácter en cierta parte del cuerpo con alguna función determinada en
distintos niveles del humano. Nos remitiremos en simplificarlo como lo hace Bleger
al hablar de Platón y Aristóteles, que cada una de estas partes del alma
funcionaría como áreas psíquicas de cada individuo, como anteriormente lo hacían
las áreas de la conducta. Kant, al igual que los antiguos filósofos, había hecho una
división, pero de las actividades psíquicas que predominan actualmente: intelecto,
afecto y voluntad. Claro que todas estas premisas surgen de entes abstractos que
buscan instaurar en el materialismo alguna zona determinada para cada una, ya
que el idealismo no era bien aceptado por su tendencia metafísica. Por lo que se
produce una antinomia entre el idealismo y el materialismo.
Se entiende la conducta como una entidad que tiene una triple manifestación
fenoménica (mental, corporal y el mundo exterior), y que estas tres áreas coexisten
en función de las unas con las otras. En cambio, en una conducta puede
predominar una de estas tres áreas, lo que permite que se pueda calificar una
conducta con una de estas tres áreas. Aunque este predominio puede estar en
constante alternancia en una situación determinada, en donde pueden modificarse
un área con otra, y así sucesivamente.
Predominio estable de una conducta.
Campo y ámbito
Los tres ámbitos no son excluyentes, sino que, a la inversa, todo estudio completo
debe abarcarlos a todos, en su unidad y su interjuego, o —por lo menos- no tomar
a uno de ellos como la totalidad o confundir y súper-poner indiscriminadamente los
fenómenos que tienen lugar en uno y en otro. Se trata, en rigor, de un solo y único
ámbito, en el cual el estudio se pierde centrar sobre el individuo, el grupo o las
instituciones. (Fig. 8.)