Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Los órganos genitales femeninos constan de dos partes: Órganos genitales internos,
situados en la pelvis: los ovarios, las trompas uterinas, el útero y la vagina. Los Órganos
genitales externos: la vulva, en la que se incluyen los labios mayores, los labios menores,
el clítoris y el himen.
La ablación del clítoris oficialmente llamada mutilación genital femenina (MGF) por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), es la eliminación parcial o total de tejido de
los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris (clitoridectomía), con
objeto de eliminar el placer sexual en las mujeres, es una práctica habitual en un gran
número de países africanos y en algunos países asiáticos. Las razones para la práctica de la
mutilación genital femenina son variadas y complicadas pero las principales causas derivan de
patrones y normas culturales profundamente arraigados. En ocasiones, suele sostenerse
erróneamente como un requisito religioso, pero la práctica es anterior a todas las grandes
religiones y no está especificada en ningún texto religioso. Para la mayoría de las culturas en
las que se practica, la principal razón para la mutilación genital femenina es la creencia
de que es necesaria para conseguir un buen matrimonio. En algunas comunidades, las
niñas que no se someten a la mutilación son consideradas promiscuas y sucias, por lo que
no consiguen casarse. La arraigada creencia de que la mutilación genital femenina
equivale a la pureza, la limpieza y la moral estricta es el principal factor para la
continuación de la práctica. Existe una presión social comunitaria en torno a la mutilación,
pero una mujer bien informada no someterá a su hija a este proceso.
Los órganos genitales masculinos comprenden: los testículos con sus túnicas, los
conductos deferentes con las vesículas seminales, la próstata, las glándulas bulbouretrales
(de Cowper) y el pene, compuesto por los cuerpos cavernosos y la uretra masculina que
tiene un carácter mixto, urogenital.
2.4 CÁNCER DE LOS ÓRGANOS SEXUALES.
Cáncer de Próstata.
El pene está formado por varios tipos de tejidos, el tipo de cáncer depende del tipo de
célula donde se desarrolla. El más común de ellos es el cáncer de células escamosas, que
representa el 90% de los cánceres de este tipo. El cáncer de células escamosas puede
desarrollarse en cualquier parte del pene pero es más común en el glande o en el prepucio.
Este tipo de cáncer crece lentamente aunque ocasionalmente puede hacerlo deprisa. Los
tumores se presentan como pequeños nódulos o úlceras que pueden variar de tamaño. Los
adenocarcinomas que se originan en las células glandulares representan el 5% de los
casos. Otros tipos aún menos frecuentes son los melanomas y los cánceres de las células
basales.
Cáncer de Testículo.
El cáncer puede aparecer en cualquier zona del aparato reproductor femenino: la vulva,
la vagina, el cuello uterino, el útero, las trompas de Falopio o los ovarios.
Cáncer de mama
El cáncer de mama es la segunda forma más común de cáncer en las mujeres, superado
solo por canceres de la piel. Cerca de una de cada nueve mujeres estadounidenses padece
de cáncer de mama en algún momento de su vida. Cada ano, mueren 40 000 mujeres en
Estados Unidos a causa del cáncer de mama American Cáncer Society, 2004). El riesgo
aumenta para aquellas mujeres cuyas madres, hermanas o abuelas hayan padecido de
cáncer de mama.
Cáncer de útero
Síntomas.
Las hemorragias provenientes del útero anormales son el síntoma inicial más frecuente.
La hemorragia puede producirse después de la menopausia, o bien puede ser una
hemorragia recurrente, irregular o copiosa en las mujeres que todavía están menstruando.
Una de cada tres mujeres con hemorragia uterina después de la menopausia tiene este tipo
de cáncer. Debido a que puede tratarse de un cáncer, una hemorragia anormal por la
vagina después de la menopausia requiere una pronta atención médica.
Cáncer del cuello uterino.
El cuello interno del útero o cérvix es el extremo inferior del útero, el cual llega hasta el
interior de la vagina. De los cánceres que afectan al aparato reproductor femenino, el
cáncer cervical (carcinoma cervical) es el segundo más frecuente entre todas las mujeres
y el más frecuente entre las mujeres más jóvenes. En general afecta a mujeres entre 35 y
55 años. Este tipo de cáncer puede estar ocasionado por un virus (el papiloma virus
humano) que se contagia a través de las relaciones sexuales. El riesgo de cáncer cervical
parece que es mayor a medida que disminuye la edad en que la mujer tuvo su primera
relación sexual y también aumenta en relación con el mayor número de parejas sexuales.
El hecho de no hacerse una prueba de Papanicolaou (Pap) regularmente también aumenta
el riesgo. Casi el 85 por ciento de los cánceres cervicales son carcinomas de células
escamosas, que se desarrollan en las células escamosas, planas y similares a la piel que
recubren el exterior del cuello interno del útero. La mayoría de los demás cánceres se
desarrollan a partir de células glandulares (adenocarcinomas) o de una combinación de
distintos tipos de células (carcinomas adenoescamosos). Cuando el cáncer cervical invade
el cuello uterino, penetra en la rica red de diminutos vasos sanguíneos y linfáticos que
tapizan su interior y en consecuencia se disemina a otras partes del organismo. De este
modo, el cáncer puede extenderse hacia áreas distantes o cercanas del cuello uterino.
Síntomas.
Los síntomas incluyen pequeñas pérdidas entre las menstruaciones o hemorragias después
del coito. Es posible que la mujer no tenga ningún dolor ni síntoma hasta las últimas fases
de la enfermedad, pero las Pap realizadas sistemáticamente pueden detectar el cáncer
cervical de forma precoz. El cáncer cervical comienza con cambios lentos y progresivos
en las células normales y tarda varios años en desarrollarse. Estos cambios progresivos
se observan al microscopio colocando las células extraídas mediante la técnica Pap sobre
un portaobjetos. Los patólogos han descrito estos cambios en distintos estadios que van
desde la normalidad hasta el cáncer invasivo.
Cáncer de ovario
El cáncer de ovario (carcinoma de ovario) se desarrolla sobre todo en las mujeres de entre
50 y 70 años; globalmente, alrededor de 1 de cada 7 mujeres desarrolla esta enfermedad.
Es el tercer cáncer más frecuente del aparato reproductor femenino, pero en cambio
mueren más mujeres de cáncer de ovario que de cualquier otro que afecte al aparato
reproductor. Los ovarios incluyen varios tipos de células, cada una de las cuales puede
transformarse en una clase distinta de cáncer. Se han identificado al menos 10 clases
diferentes de cánceres ováricos, por lo que el tratamiento y las perspectivas de
recuperación difieren según el tipo específico. Las células ováricas cancerosas pueden
extenderse directamente hasta el área que las rodea y por el sistema linfático hacia otras
partes de la pelvis y el abdomen. Las células cancerosas también pueden propagarse por
la circulación sanguínea y finalmente aparecen en puntos distantes del cuerpo, sobre todo
el hígado y los pulmones. El cáncer de ovario puede diseminarse a través de los ganglios
linfáticos a otros órganos de la pelvis y del abdomen. Por la circulación sanguínea puede
diseminarse a órganos más distantes, principalmente el hígado y los pulmones.
Síntomas.
Cáncer de vulva
La vulva está formada por los órganos reproductores femeninos externos. El cáncer o
carcinoma de vulva representa del 3 al 4 por ciento de todos los cánceres del aparato
reproductor femenino y, por lo general, aparece después de la menopausia. A medida que
la población vaya envejeciendo, se espera una mayor incidencia de esta enfermedad. El
cáncer de vulva es sobre todo un cáncer de piel localizado cerca o en el mismo orificio de
la vagina. Los mismos tipos de células que dan lugar al cáncer de piel (células escamosas
y basales) también están presentes en la mayoría de los cánceres de vulva. Alrededor del
90 por ciento de estos cánceres son carcinomas de células escamosas y un 4 por ciento
son carcinomas de células basales. El 6 por ciento restante son cánceres raros (enfermedad
de Paget, cáncer de las glándulas de Bartholin, melanomas y otros). Al igual que otros
cánceres de piel, los de vulva se inician en la superficie y al principio no crecen mucho
más. A pesar de que algunos pueden ser agresivos, la mayoría crecen con relativa lentitud.
Ahora bien, si no se lleva a cabo ningún tratamiento pueden invadir la vagina, la uretra o
el ano y extenderse hacia la red de ganglios linfáticos del área afectada.
Síntomas.
Los cánceres de vulva pueden verse fácilmente y son como masas inusuales o úlceras que
aparecen cerca del orificio de la vagina o en el mismo orificio. Otras veces son como
zonas de tejido descamado o con alteraciones de la coloración; el tejido circundante puede
retraerse y arrugarse. Por lo general, la mujer siente un ligero malestar, aunque también
puede notar picor. Finalmente, pueden producirse hemorragias o pérdidas (secreción
acuosa). Estos síntomas indican la necesidad de una pronta asistencia médica.
Cáncer de vagina
Sólo alrededor del uno por ciento de los cánceres del aparato reproductor femenino
aparece en la vagina. El cáncer o carcinoma de vagina afecta a las mujeres de entre 45 y
65 años, y más del 95 por ciento de estos cánceres son carcinomas de células escamosas
y en consecuencia se parecen a los cánceres de cuello uterino y de vulva. El carcinoma
vaginal de células escamosas puede estar producido por el papiloma virus humano, la
misma clase de virus que provoca verrugas genitales y cáncer cervical. El carcinoma de
células claras, un cáncer de vagina poco frecuente, aparece casi exclusivamente en
mujeres cuyas madres tomaron el fármaco dietilestilbestrol (DES) durante el embarazo.
Síntomas.
Este cáncer es el más raro de todos los que afectan al aparato reproductor femenino. Los
síntomas son un cierto malestar abdominal y ocasionalmente una secreción acuosa o
teñida de sangre que proviene de la vagina. En general, se detecta una masa de gran
tamaño en la pelvis y el diagnóstico se realiza después de su extirpación. Casi siempre es
necesario practicar una histerectomía con extirpación de los ovarios y demás áreas
circundantes, seguida de quimioterapia. El pronóstico es similar al del cáncer de ovario.
Mola hidatiforme.
Una mola hidatiforme es una masa tumoral formada por tejido de la placenta o de las
membranas. Una mola hidatiforme se desarrolla a partir de células que quedan después
de un aborto espontáneo o de un embarazo completo, pero en la mayoría de los casos lo
hace a partir de un óvulo fecundado, el cual se desarrolla como un tumor anómalo
independiente (embarazo molar). Sólo en muy raras ocasiones, la placenta puede
desarrollarse anormalmente si el feto es normal. Más del 80 por ciento de las molas
hidatiformes son benignas; no obstante, el 15 por ciento invade el tejido que las rodea
(mola invasiva), y del 2 al 3 por ciento se disemina por todo el organismo
(coriocarcinoma). El riesgo de que aparezcan molas hidatiformes es mayor en las mujeres
que quedan embarazadas entre los 35 y los 45 años. Según algunas estadísticas, estas
molas aparecen en alrededor de 1 de cada 2 000 embarazos y, por razones desconocidas,
son casi 10 veces más frecuentes entre las asiáticas.
Síntomas.
Autoexamen de Mama.
En mujeres con menstruación regular o irregular lo ideal es hacérselo una semana después
de empezada la menstruación. En mujeres con menopausia basta con hacerse un
autoexamen el mismo día de cada mes. Hay que evitar hacerse la autoexploración
mamaria en días de menstruación -y previos- ya que durante esos días las mamas están
hinchadas, más sensibles de lo habitual y además suelen presentar nódulos o bultos
perfectamente normales que pueden resultar confusos.
Antes de empezar sitúate de pie frente a un espejo y desnúdate de cintura para arriba.
Procura que haya buena iluminación y trata de evitar las sombras intensas. Estos son los
pasos a seguir:
1. Observación frente al espejo con los brazos caídos. Estando de pie frente al
espejo deja los brazos relajados, caídos y pegados al cuerpo. Observa si el tamaño
de ambas mamas es el habitual y si su simetría es razonable -es algo habitual en
las mujeres tener un pecho ligeramente más grande que otro-. Comprueba que la
piel no esté excesivamente rugosa (como la piel de naranja), no tenga zonas
enrojecidas, ni bultos ni hoyuelos. Comprueba que tus pezones no estén retraídos
o hundidos.
5. Pezón. Comprime los pezones con los dedos índice y pulgar para comprobar si
sale líquido. Si sale algún tipo de líquido, toma nota de sus características
(transparente, lechoso o sanguinolento) para describírselas a tu médico.
Examen Pélvico.
Autoexamen Testicular.
1. Haz el examen después de una ducha o baño caliente. El calor relaja la piel del
escroto, haciendo que sea más fácil sentir cualquier cosa poco habitual.
2. Usa ambas manos para examinar cada testículo. Pon tus dedos índice y anular
debajo del testículo y los pulgares encima. Haz que el testículo ruede entre tus
pulgares y dedos. (Es normal que los testículos tengan diferentes tamaños.)
3. Mientras sientes el testículo, puede que notes una estructura como de cordones
encima y en la parte posterior del testículo. Esta estructura se llama epidídimo.
Almacena y transporta el esperma. No la confundas con un bulto.
4. Busca cualquier bulto. Los bultos pueden ser del tamaño de un guisante (chícharo)
o más grande y no suelen ser dolorosos. Si notas un bulto, contacta con tu
proveedor de salud.
5. Aunque los testículos izquierdo y derecho suelen ser de diferentes tamaños, no
deben de cambiar de tamaño que tenían antes. Si notas que alguno de ellos ha
cambiado de tamaño, contacta con tu proveedor de salud.
UNIDAD III
Opinión Personal.
Cromosomas Sexuales.
Opinión personal.
Sin lugar a dudas los aportes que ha hecho el proyecto del genoma humano al
conocimiento del proceso en el desarrollo de la vida desde la concepción ha sido de mucha
importancia ya que no solo nos ha permitido comprender como se produce la
diferenciación entre varón y hembra sino que también nos permite entender las
informaciones que pueden ser transmitida a través de los cromosomas.
Gónadas.
Para la séptima semana después de la concepción, los cromosomas sexuales dirigen a las
gónadas a comenzar la diferenciación. En los hombres, la gónada indiferenciada
evoluciona para formar un testículo aproximadamente a las 7 semanas. En la mujer, el
proceso ocurre un poco después, con el desarrollo de los ovarios aproximadamente a las
13 o 14 semanas. Un gen importante que dirige la diferenciación de las gónadas, y que se
localiza en el cromosoma Y, se conoce como SRY, por región de determinación del sexo
en el cromosoma. Y si está presente el SRY, ocurre la diferenciación de los testículos y
el desarrollo de un varón.
Opinión personal.
A pesar de que las gónadas son originadas del mismo tejido existen elementos en el
proceso de su desarrollo que marcan la diferenciación entre los testículos y los ovarios
como por ejemplo el gen SRY, en el cromosoma Y para determinar el sexo masculino y
también el tiempo en el cual se produce la diferenciación que abarca un espacio de
aproximadamente 6 semanas entre una y otra.
Una vez que los ovarios y los testículos se han diferenciado, comienzan a producir
diferentes hormonas sexuales que, entonces, dirigen la diferenciación del resto del
sistema genital interno y externo. En la mujer, los conductos de Wolff degeneran y los
conductos de Müller se convierten en las trompas de Falopio, el útero y la parte superior
de la vagina. El tubérculo se convierte en el clítoris, los pliegues se vuelven los labios
internos y la tumefacción se desarrolla para formar los labios externos. Los testículos
segregan la sustancia inhibidora de Müller (SIM) (Vilain, 2000). La SIM causa la
degeneración de los conductos de Müller, en tanto que los conductos de Wolff, apoyados
por la testosterona, se convierten en el epidídimo, los conductos deferentes y el conducto
eyaculador. El tubérculo se vuelve el glande del pene, los pliegues forman el cuerpo del
pene y la tumefacción se desarrolla para formar el escroto.
Opinión personal.
A medida que ocurren estos cambios del desarrollo, los ovarios y testículos cambian de
forma y posición. Al principio, los ovarios y testículos yacen cerca de la parte superior de
la cavidad abdominal. Para la décima semana han crecido y han descendido al nivel del
borde superior de la pelvis. Los ovarios permanecen allí hasta después del nacimiento;
posteriormente cambian a su posición adulta en la pelvis. Los testículos del varón deben
hacer un viaje mucho más largo, hasta el escroto a través de una vía llamada canal
inguinal. Normalmente este movimiento ocurre alrededor del séptimo mes después de la
concepción. Después del descenso de los testículos se cierra el canal inguinal.
Opinión personal.
A pesar de que son muchas las cosas que nos faltan por comprender, sin duda alguna en
cada paso del desarrollo de los órganos sexuales queda marcado algún punto que marca
una pauta para diferenciar un sexo del otro. Por ejemplo en el caso del descenso de los
ovarios y los testículos si bien es cierto que ambos descienden desde su posición original
es significativo que los ovarios se estacionan en la pelvis mientras que los testículos
descienden hasta el escroto.
Diferenciación Cerebral.
Durante el periodo prenatal, cuando las hormonas sexuales están teniendo un gran
impacto sobre la anatomía genital, también actúan en el cerebro. Los resultados de
muchos experimentos con animales indican que en ciertas regiones del cerebro existen
diferencias entre los cerebros masculinos y femeninos. La principal estructura con
diferenciación por sexo es el hipotálamo, en particular una región de este llamada área
pre óptica (Collaer y Hines, 1995; Fitch y Bimonte, 2002). En los seres humanos, la
evidencia también indica que existen diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres
en el area pre óptica, aunque es posible que estas diferencias se desarrollen después del
nacimiento en lugar de ser prenatales (Swaab et al., 1995). Uno de los efectos más
importantes en esta diferenciación sexual cerebral es la determinación de la sensibilidad
al estrógeno de ciertas células en el hipotálamo, células que tienen receptores de
estrógeno.
Opinión personal.
Aun en el área del cerebro se observa significativa diferencias entre los varones y las
hembras. Un ejemplo de esta diferencia es la discriminación que hace el hipotálamo entre
las hormonas femeninas y las hormonas masculinas.
Órganos Homólogos.
Opinión personal.
Saber que los órganos sexuales son homólogos y análogos es una forma de recordarnos
que todos los órganos del cuerpo parten de una sola célula y que aunque existen órganos
que tienen una misma función su propósito final casi siempre tiene un desenlace distinto.
El género no es una cuestión simple, un hecho que queda demostrado por la discusión
anterior. Sin embargo, la mayoría de las personas creen que es así. Es decir, típicamente
las personas suponen que si una persona es mujer, será femenina; se considerara a sí
misma como una mujer; se sentirá sexualmente atraída hacia los hombres; tendrá un
clítoris, vagina, útero y ovarios; y tendrá cromosomas sexuales XX. La suposición
paralela es que todos los hombres son masculinos; se consideran a sí mismos como
varones; se sienten atraídos hacia las mujeres; tienen un pene, testículos y escroto; y
tienen cromosomas sexuales XY. A lo largo de las últimas décadas, se ha hecho gran
cantidad de investigación que desafía estas suposiciones y proporciona mucha
información acerca de la sexualidad y el género y sobre su desarrollo. Por supuesto, en la
mayoría de los casos, estas variables coinciden en un individuo. Es decir, en la mayoría
de los casos, la persona es una mujer o un varón “consistente”. Sin embargo, como
resultado de uno de varios factores durante el curso del desarrollo sexual prenatal, el
género indicado por una o más de estas variables puede estar en desacuerdo con el género
indicado por otras. Cuando ocurren contradicciones entre diversas de estas variables
biológicas (1 a 6), la persona se llama intersexual o seudohermafrodita.
Aproximadamente 2 por ciento de los nacimientos tienen una condición intersexual
(Blackless et al., 2000). Varios síndromes pueden causar la intersexualidad, siendo
algunos de los más comunes la hiperplasia suprarrenal congénita, el
seudohermafroditismo inducido por progestina y el síndrome de insensibilidad a los
andrógenos. En la hiperplasia suprarrenal congénita (HSC, también llamada síndrome
adrenogenital), una mujer genética desarrolla normalmente los ovarios durante el
periodo fetal; sin embargo, después en el curso del desarrollo prenatal, la glándula
suprarrenal comienza a funcionar anormalmente (como resultado de una condición
genética recesiva no relacionada con los cromosomas sexuales) y se produce una cantidad
excesiva de andrógenos. El seudohermafroditismo inducido por progestina es un
síndrome similar que es resultado de un fármaco, la progestina, que se administró en algún
momento a la madre para ayudar a mantener el embarazo si había propensión a un aborto
espontaneo.
Opinión personal.
Como ya expusimos anteriormente existe una marcada diferencia entre los hombres y las
mujeres. Si bien es cierto que existen casos excepcionales como lo es el denominado
intersexual o hermafroditismo, también se ha diagnosticado que esa condición es
producida por una alteración en el proceso de producción hormonal como es el caso de la
hiperplasia suprarrenal congénita o por el suministro de algún medicamento utilizado para
prevenir abortos lo que también constituye una alteración del proceso normal. Por tal
razón considero que denominar la intersexualidad como un tercer sexo no es una postura
razonable ya que esta condición se debe a una patología congénita.
La pubertad no es un momento, sino más bien un proceso durante el cual existe una
diferenciación sexual adicional. En esta etapa de la vida es cuando el cuerpo cambia de
aquel de un niño al de un adulto, con características sexuales secundarias (como mamas
o barba) y la capacidad para reproducirse sexualmente. La pubertad puede definirse en
términos científicos como la época en la que se presenta un aumento y maduración
repentinos de las gónadas, de otros genitales y de las características sexuales secundarias,
lo cual conduce a la capacidad de reproducción (Tanner, 1967). Este es el segundo
periodo importante —siendo el otro el periodo prenatal en el que ocurre la diferenciación
sexual. El suceso específico que quizá sea más importante en este proceso es la primera
eyaculación en el varón y la primera menstruación en la mujer, aunque esta última no
necesariamente es señal de capacidad reproductiva, dado que las niñas típicamente no
producen óvulos maduros sino hasta uno o dos años después de la primera menstruación.
Opinión personal.
El ciclo menstrual está regulado por fluctuaciones en los niveles de las hormonas
sexuales, lo cual produce ciertos cambios en los ovarios y el útero (Buffet et al., 1998).
Los ciclos hormonales están regulados por el eje HPG y a través del circuito de
retroalimentación negativa que se analiza en el capítulo 5. Es importante señalar que los
seres humanos son casi únicos entre todas las especies en cuanto al ciclo menstrual. Todas
las demás especies de mamíferos (por ejemplo, caballos y perros) tienen ciclos estruales.
Para los animales que presentan ciclo estrual, la ovulación sucede cuando el animal está
en “celo” o estro, que es también el momento de un ligero manchado. Sin embargo, en el
ciclo menstrual, la ovulación ocurre aproximadamente a la mitad de los periodos
menstruales.
El ciclo menstrual tiene cuatro fases, cada una de las cuales se caracteriza por un conjunto
de cambios hormonales, ováricos y uterinos. Debido a que la menstruación es la fase más
sencilla de identificar, es tentador llamarla primera fase; no obstante, en un sentido
biológico, en realidad es la última (aunque al numerar los días del ciclo menstrual, el día
1 se cuenta como el primer día de la menstruación porque es el día más identificable del
ciclo).
La primera fase del ciclo menstrual se denomina fase folicular (en ocasiones se le
llama fase proliferativa o fase preovulatoria). Al comienzo de esta fase, la pituitaria
segrega niveles relativamente elevados de FSH (hormona foliculoestimulante). Como lo
implica el nombre de esta hormona, su función es estimular los folículos en los ovarios.
Al principio de la fase folicular, indica a un folículo (ocasionalmente más de uno) en los
ovarios que comience a llevar a un óvulo a la etapa final de madurez. Al mismo tiempo,
el folículo segrega estrógeno.
La segunda fase del ciclo es la ovulación, que es la fase durante la cual el folículo se
rompe liberando el óvulo maduro (véase figura 6.2). Para este momento, el estrógeno se
ha elevado a un nivel alto, lo cual inhibe la producción de FSH, de modo que esta hormona
regresa a un nivel bajo. Los altos niveles de estrógeno también estimulan al hipotálamo
para que produzca GnRH, que causa que la pituitaria comience la producción de LH
(hormona luteinizante).1 Un aumento de LH causa la ovulación.
La tercera fase del ciclo se denomina fase luteínica (también llamada en ocasiones fase
secretora o fasepostovulatoria). Después de soltar un óvulo, el folículo, bajo la
estimulación de la LH, se convierte en una masa glandular de células llamada cuerpo
amarillo o cuerpo lúteo (de aquí el nombre de fase luteínica y hormona luteinizante).
El cuerpo amarillo fabrica la progesterona; por tanto, los niveles de progesterona se
elevan durante la fase luteínica. Sin embargo, los altos niveles de progesterona también
inhiben la secreción pituitaria de LH y, a medida que la LH disminuye, el cuerpo amarillo
degenera. De este modo, el producto del cuerpo amarillo conduce a su final destrucción.
Junto con esta degeneración ocurre una brusca disminución en los niveles de estrógeno y
progesterona al final de la fase luteínica.
En general desde 20 hasta 36 días se considera dentro del rango normal. El promedio es
aproximadamente de 28 días, pero de alguna manera se ha dado más importancia a este
número de la que merece.
Es necesario mencionar otros dos procesos fisiológicos que fluctúan con el ciclo
menstrual: el ciclo del moco cervical y el ciclo de la temperatura corporal basal. El cuello
del útero contiene glándulas que segregan mucosidad a lo largo del ciclo menstrual. Una
función del moco es proteger la entrada del cuello Estas glándulas responden a los
cambios en los niveles de estrógeno durante el ciclo. A medida que aumenta el estrógeno
al inicio de un nuevo ciclo, el moco es alcalino, espeso y viscoso. Cuando comienza la
producción de LH, justo antes de la ovulación, el moco cervical cambia notablemente. Se
vuelve más alcalino, delgado y acuoso. Por ende, el ambiente para el paso del esperma es
más acogedor justo en el momento de la ovulación del útero, ayudando a mantener fuera
a las bacterias.
Opinión personal.
El desconocimiento acerca del propósito y la función real del proceso menstrual, hace
que la mayoría de las mujeres lo vean como una maldición en lugar de entender que sin
este proceso la reproducción no sería posible. Concuerdo con los estudios realizados que
indican que aproximadamente un 70 por ciento de las mujeres no saben en qué consiste
el proceso menstrual. Creo que en nuestro país se debería educar más al respecto.
En particular, se supone que las mujeres están especialmente irritables y deprimidas justo
antes y durante la menstruación. En Francia, si una mujer comete un delito durante su
fase premenstrual, puede utilizar el hecho en su defensa, aduciendo “incapacidad
temporal de su sano juicio”. El término síndrome premenstrual (SPM) se utiliza para
referirse a aquellos casos en los que la mujer tiene una combinación particularmente
intensa de síntomas físicos y psicológicos antes de la menstruación; estos síntomas
pueden incluir depresión, irritabilidad, dolor de mamas y retención de líquidos. La
investigación basada en los auto informes diarios de las mujeres a lo largo del ciclo
encuentra en general estados de ánimo positivos alrededor del momento de la ovulación
(es decir, a la mitad del ciclo) y diversos síntomas, como ansiedad, irritabilidad,
depresión, fatiga y cefaleas, en el periodo premenstrual (Golub, 1992; Parlee, 1973). Sin
embargo, las fluctuaciones no son grandes en promedio. En un estudio, la puntuación
promedio de depresión de las mujeres era 6.84 alrededor de la ovulación y 9.30 en la
época premenstrual, comparada con una media de 16.03 para las pacientes psiquiátricas
que presentaban depresión.
Opinión personal.
La suposición tradicional, tanto entre los legos como entre los científicos, ha sido que los
ciclos mensuales biológicos y psicológicos son propiedad exclusiva de las mujeres y que
los hombres no experimentan ciclos mensuales. Estas suposiciones se han hecho, en parte,
porque los hombres no tienen signos obvios como la menstruación para llamar la atención
hacia el hecho de que está ocurriendo alguna clase de cambio periódico. Sin embargo, sus
niveles hormonales sí fluctúan (a lo largo del día, del mes y del año). De hecho, un estudio
no encontró diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a los cambios de estado de
ánimo de un día a otro —los hombres no eran menos volubles que las mujeres. Sin duda,
en el siguiente decenio aumentarán las investigaciones sobre el tema.
3.6 MENOPAUSIA.
FSH y LH; no obstante, a medida que envejecen los ovarios, se vuelven menos capaces
de responder a las hormonas pituitarias. Además, el cerebro —incluyendo la unidad
hipotálamo-pituitaria— también envejece (Lamberts et al., 1997; Wise et al., 1996). Con
el envejecimiento de los ovarios, disminuye también la producción de otros dos elementos
importantes: los óvulos y las hormonas sexuales estrógeno y progesterona. Entre los
síntomas físicos de la menopausia es posible incluir “bochornos”, cefaleas y mareo.
En algunas mujeres, un efecto de amplia influencia de la disminución en los niveles de
estrógeno es la osteoporosis (huesos porosos y frágiles). Es probable que el bochorno sea
el síntoma más conocido.
Opinión personal.
Sin lugar a dudas la menopausia es un tema al que muchas mujeres le temen por los
síntomas que caracterizan esta etapa que en la mayoría de los casos indica que el proceso
de reproducción está llegando a su fin. Mientras que otras mujeres lo ven como un alivio
ante la culminación del ciclo menstrual.
Sexualidad y Menopausia.
Opinión personal.
Si bien es cierto que a partir del inicio de la menopausia se producen cambios importantes
en la producción de las hormonas progesterona y estrógeno lo cual representa una
disminución en la lubricación vaginal así como otros síntomas que hacen más difícil la
excitación y el coito, esto no necesariamente representa que la vida sexual de la mujer
concluya. Ya que existen métodos que se pueden utilizar para compensar esas
deficiencias.
Cambios Psicológicos.
Los problemas psicológicos que se han asociado con la menopausia incluyen depresión,
irritabilidad, ansiedad y algunos síntomas cognitivos como incapacidad para concentrarse
y problemas de memoria. Lo que es más, existe un estereotipo cultural de que las mujeres
sufren del síndrome del nido vacío en su edad madura; es decir, se deprimen cuando
todos sus hijos han dejado el hogar y su papel de madre ha concluido.
¿Menopausia Masculina?
Cambios biológicos
El gusto
El gusto es el sentido que juega un papel menor en la excitación sexual. Muchas personas
pueden excitarse con el sabor de las secreciones vaginales o el fluido seminal, pero no
está del todo claro si estas secreciones están mezcladas con otras sustancias químicas que
puedan tener efectos sobre la excitación. Utilizar alimentos sobre algunas partes del
cuerpo puede contribuir a una mayor excitación para algunas personas. Comer frutas
sobre el cuerpo, untarlo de cremas comestibles o utilizar lubricantes y cremas con sabores,
puede producir sensaciones diferentes y muy placenteras. No obstante, de forma más
indirecta, el gusto de alguna comida o bebida (por ejemplo, un buen vino) puede asociarse
al placer de la relación sexual.
El olfato
El olfato puede excitar o inhibir la respuesta sexual. En nuestra cultura, preferimos que
nuestros amantes estén aseados y que huelan bien. Para ello, existen numerosos productos
cosméticos, como desodorantes, colonias, perfumes y geles, con el fin de enmascarar el
olor corporal. Un buen perfume puede hacer aumentar la excitación sexual, haciendo el
cuerpo mucho más deseable. La falta de higiene, produce el efecto contrario en la mayoría
de personas, pudiendo inhibir el deseo previo. En otras culturas el olor de los genitales y
las axilas es considerado como afrodisíaco. Las secreciones de las axilas contienen
esteroides que funcionan como feromonas (compuestos químicos segregados por
organismos vivos, que provocan determinadas respuestas en el comportamiento, la
reproducción o desarrollo de otros miembros de la misma especie). Por lo tanto, son
compuestos químicos, sin olor, que pueden afectar al comportamiento sexual de forma
inconsciente.
Diversos estudios han mostrado una mayor atracción sexual a través de las feromonas.
Muchas empresas cosméticas comercializan perfumes a base de feromonas, con el
propósito de “volverse irresistible” para el sexo opuesto.
La vista:
Probablemente sea el sentido que más influencia tiene en la excitación sexual, debido a
la rapidez con la que se produce esta, al ver imágenes que nos resultan eróticas. Muchas
revistas masculinas y femeninas están llenas de cuerpos atractivos. La mayor parte de la
publicidad se hace en base a alguna imagen erótica. La ropa, los complementos, la forma
de nuestro cuerpo, el color del cabello, el color de la piel, influyen de forma notable en el
atractivo sexual. También nos gusta ver a nuestra pareja con ropa atractiva, en ropa
interior, desnudándose o desnuda; pero nos gusta mirarla. Imágenes eróticas o
pornográficas pueden producir una excitación sexual de forma rápida. A muchas parejas
les gusta mirarse en un espejo mientras tienen relaciones sexuales, o se graban en video.
La vista es el sentido que más influencia tiene en el deseo, que es la fase previa a la
excitación sexual.
El tacto:
El tacto es el sentido que produce efectos más directos en la excitación. Nuestra piel nos
permite sentir el dolor, la temperatura y la presión. Un buen masaje en diversas zonas del
cuerpo (espalda, cabeza, pies…) puede ser sexualmente estimulante. Los besos,
las caricias, los abrazos y demás manifestaciones que incluyen el contacto cuerpo a
cuerpo, producen fuentes inagotables de placer. Todo nuestro cuerpo es susceptible de
producir sensaciones eróticas. Algunas partes son especialmente sensibles a este tipo de
estimulación, como son las zonas erógenas. Estas áreas de nuestra piel contienen un gran
número de terminaciones nerviosas. Las zonas erógenas principales incluyen los
genitales, el ano, los pechos (sobre todo los pezones), los labios, la lengua y el cuello.
También existen las zonas erógenas secundarias, que son aquellas partes del cuerpo que
se vuelven eróticamente sensibles a través de la experiencia
El oído:
El oído también tiene mucha influencia en la excitación sexual. Los sonidos pueden
aumentar o inhibir la respuesta. Normalmente, los sonidos que provienen de la pareja, ya
sean susurros, indicaciones de placer o gemidos, producen un aumento notable de la
excitación en la pareja. El lenguaje “sucio” (hablar palabras mal sonantes o utilizar
lenguaje vulgar), puede gustar a muchas personas, en cambio, otras pueden encontrarlo
ofensivo. La música genera los mismos efectos. Ciertas melodías o canciones producirán
efectos eróticos en algunas personas, mientras que otras melodías inhibirán por completo
la respuesta sexual.
La respuesta sexual de hombres y mujeres durante cada fase varía, en parte por su
anatomía, fisiología y cerebro sexual, pero también por influencia de la cultura.
1.- DESEO: Ansiedad grata por experimentar placer. Este fenómeno subjetivo es
fisiológicamente idéntico en hombres y mujeres, aunque nuestra cultura lo reprime en
las mujeres.
2.- REFRACTACIOÌN: Es una fase de no respuesta, sin importar lo variado e intenso que
sea un posterior estimulo sexual. En los hombres el proceso es fisiológico, tras la
eyaculación, actúan varias hormonas, entre ellas la prostaglandina, que impiden al varón
responder a un nuevo estímulo erótico. Puede durar desde minutos hasta varias horas. En
las mujeres este periodo es más emocional, y más breve. Pronto están listas para un nuevo
encuentro sexual.
5.- MESETA: Este periodo es más corto en los hombres, puede originar eyaculación
precoz, y puede o no incluir orgasmo. Se asocia con la ansiedad y según una teoría podría
ser un vestigio biológico que tiene que ver con fecundar lo antes posible para reproducir
la especie. Las mujeres tienen una meseta más prolongada, lo que requiere más tiempo y
estímulo.
6.- EXCITACIOÌ•N: En ambos sexos se produce por la, vaso congestión del área
pélvica. En los hombres se registra como erección peniana y en las mujeres como
lubricación vaginal
BIBLIOGRAFÍA
Shibley Janet y Delamater Hyde John D. (2006). Sexualidad Humana. México: Mc
Graw Hill.
https://criscancer.org/es/sobre-el-cancer/tipos-de-cancer/cancer-del-sistema-
reproductor-masculino/
https://ntsa.wordpress.com/tratamientos-alternativos/canceres-del-aparato-reproductor-
femenino/
http://www.clevelandclinic.org/health/shic/html/s4637.asp?index=4637
https://www.clinicamagnasalud.es/articulos/ginecologia/como-hacerse-autoexamen-de-
mama-en-5-pasos/