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El derecho mercantil como rama autónoma de la disciplina jurídica ha tenido

una evolución y crecimiento progresivo, basado especialmente en el desarrollo que


ha experimentado la actividad económica y comercial desde épocas remotas. El
mismo ha nacido básicamente como una necesidad imperiosa para aquellas
personas que hacen del comercio su modo de vida (empresarios y comerciantes) y
sobre todo por la deficiencia puntual de otras ramas del derecho para hacer frente
y dar abasto a todas las situaciones y ámbitos que pueden configurarse dentro del
mismo.

El crecimiento que el mismo experimenta ha repercutido en todos los


ámbitos, puesto que a pesar de haber sido concebido como un conjunto de normas
y reglas dirigidas a un grupo de personas en particular, el mismo ha seguido la
misma senda que la materia que se encarga de regular (el comercio) en cuanto a
su expansión y grado de aplicación, puesto que ya no se limita solamente a un
ámbito local sino que se ha direccionado a un plano mucho mayor.

Lo anterior obviamente se evidencia aún más cuando tomamos en cuenta el


impacto que han tenido las nuevas tecnologías dentro del ámbito internacional, en
el que las fronteras geográficas y políticas ya no son un impedimento para que la
actividad comercial se desarrolle de manera plena. Como consecuencia de esto, el
derecho mercantil ha cortado las amarras de las legislaciones propias de cada
Estado, transformándose cada vez más en una disciplina globalizada y
especializada, que no para de buscar puntos y criterios generalizados para que su
puesta en práctica sea aplicable dentro de cualquier país y en cualquier ámbito
donde el comercio extienda sus redes.

En este sentido, el derecho mercantil internacional ha venido expresándose


y agrupándose en una serie de reglas y pautas de carácter transnacional que los
mismos actores que participan dentro la actividad económica elaboran y convienen
poner en práctica para todas aquellas situaciones y actos que puedan surgir dentro
del intercambio comercial. Es lo que la doctrina ha denominado como “la lex
mercatoria”
A los fines que las mismas puedan tener un valor y un rango que exceda de
la simple puesta en práctica por la sola conveniencia, se ha hecho un hábito
recurrente que las organizaciones especializadas en el ámbito del comercio sean
las principales encargadas de elaborarlas y de implementar los mecanismos y
decisiones necesarias para que sus miembros las sigan e implementen en sus
actividades.

No obstante, a la Lex Mercatoria se le ha atribuido un carácter meramente


autónomo por producto del consentimiento de los comerciantes quienes son los que
se encargan de dar forma y de gestar las transacciones comerciales que realizan.
Sin embargo, a pesar de esta autonomía que poseen las partes de poder elegir el
derecho que deba ser aplicable a un determinado contrato, debido al carácter
gremial que caracteriza al comercio, el mismo se fundamenta en la búsqueda de
reglas de juego con criterios y patrones comunes, lo que generalmente se traduce
en que sean adoptados de forma vinculante aquellas normas propias de la Lex
Mercatoria y todos los preceptos que la misma abarca.

En este sentido, podemos decir que la Lex Mercatoria comprende los siguientes
aspectos:

a) Usos y costumbres: Constituidos por aquellas prácticas que son efectuadas


de manera regular y reiterada en una determinada localidad y que contienen
la fuerza y empuje suficiente como para prever que sean acatadas y
cumplidas por las partes involucradas en un acuerdo específico. Tal es la
fuerza que los mismos suelen poseer que eventualmente terminan
convirtiéndose en fuentes de derecho de las normas positivo de algunos
sistemas jurídicos

b) Contratos Tipo: Son aquellas formulas contractuales que suelen ser


elaboradas por organismos especializados en el comercio internacional, que
desarrollan normas y reglas precisas y específicas de contenido material, aun
cuando son de aplicación meramente facultativa. Dentro de las mas
representativas podemos mencionar los “INCOTERMS”, las cuales se han
convertido en las reglas más utilizadas para regir las transacciones de
compra-venta a nivel internacional.

c) Leyes Modelos: Representadas por aquellos proyectos o prototipos de


instrumentos legales que son redactadas en el marco de la Comisión de las
Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional y que son puesto a
disposición y consideración de los distintos estados para que sean aplicadas
dentro de sus ordenamientos jurídicos propios. De igual manera que los
contratos tipos, las leyes modelo constituyen reglas uniformes emitidas que
no tienen carácter obligatorio, pero que, por su especialidad y modernidad en
los temas que desarrollan, son útiles y se hacen de necesaria aplicación
dentro del comercio internacional.

d) Jurisprudencia: comprende toda aquella doctrina de índole internacional que


consta en los fallos judiciales de tribunales internacionales y laudos arbitrales
dictados con relación a transacciones comerciales. La doctrina internacional
surge como consecuencia de la aplicación de reglas, costumbres, leyes,
tratados, convenios y principios propios de la contratación internacional.

e) Principios: Se considera que los principios utilizados en el comercio


internacional son por un parte el producto de la práctica y de la propia
actividad comercial y al mismo se configuran en una derivación de los
principios generales del derecho, que tienen como objetivo fundamental el
servir como mecanismo de interpretación para llenar las posible lagunas que
puedan presentarse al momento de considerar un punto específico de un
contrato de naturaleza mercantil y a su vez de manera más directa, sirven
como pauta directa y concreta en los casos en que las partes hayan acordado
de manera expresar el hacer uso de los mismos como el derecho a ser
aplicable.

Dentro de esta categoría de “principios” se incluirían, también, los dos principales


ejemplos de principios que rigen el comercio internacional, que son por una parte
los Principios de Derecho Europeo de los Contratos y por otra los Principios de los
Contratos de Comercio Internacional creados en el año 1994 por el Instituto
Internacional para la Unificación del Derecho Privado (UNIDROIT). Sobre estos
últimos nos extenderemos a continuación.

LOS PRINCIPIOS DE LOS CONTRATOS DE COMERCIO INTERNACIONAL DE


UNIDROIT.

Los principios elaborados por UNIDROIT constituyen un esfuerzo por unificar


y sintetizar aquellas normas y reglas aplicables a los contratos comerciales en el
ámbito internacional además haber surgido de lo conocido comúnmente como la
nueva Lex Mercatoria, siendo disposiciones especiales, en cuanto a su aplicación y
jurisdicción. La principal característica de estos principios, consiste en ser solo
iniciativos o de soporte que no tienen fuerza coercitiva

En este sentido los mismos pueden ser considerados tanto como una fuente
directa cuando no sea posible determinar la ley a aplicar dentro de un contrato
determinado e igualmente sirven de guía y respaldo para otros entes, organismos e
instituciones que deseen establecer nuevas normas nacionales e internacionales
relacionadas con el ámbito del comercio.

No cuentan con un modelo de cláusulas contractuales particulares,


simplemente se derivan de la fuerza persuasiva, reflejando costumbres
internacionales y principios generales del derecho, cumpliendo con lo esencial para
su creación, pues facilitan el comercio internacional; es de menester resaltar que su
aplicación es únicamente para contratos mercantiles internacionales, siempre y
cuando las partes así lo decidan.

En cuanto a los límites dentro de los cuales estos principios pueden ser
aplicados se debe decir que los mismos establecen de forma general que solamente
pueden ser aplicados a los contratos de naturaleza mercantil, aunque hacen
ninguna especificación sobre cuales clases de contratos en particular.

De igual manera, los mismos operan únicamente en aquellos casos en que


la mayoría de los elementos y caracteres del contrato que se trate puedan ser
asociados a criterios de internacionalidad.
Las partes que estén interesadas de mutuo acuerdo a someter los aspectos
de la transacción que vayan a efectuar a las disposiciones establecidas en los
principios en cuestión, deben igualmente hacer esta manifestación de manera clara
y expresa en el contrato que se vaya a hacer para tal fin.

No obstante lo anteriormente expuesto, los principios pueden ser aplicados


de forma automática, cuando las partes hayan acordado que el contrato se regle
tanto por los principios generales, la lex mercatoria o expresiones de carácter
similar. Dicha aplicación instantánea obedece a que en los contratos comerciales
internacionales las partes siempre van a tener la intención de aplicar regulaciones
no vinculadas a un derecho propio de alguna legislación de un país en particular,
siendo los Principios de UNIDROIT un conjunto de reglas bien definidas que ofrece
un marco claro para su aplicación dentro del comercio y las disputas que de él
puedan generarse.

Es por ello que se han convertido en una excelente opción para los árbitros
al momento de encontrarse ante la dificultad de que las partes no realizaron elección
alguna del derecho aplicable al fondo del asunto, opción que, por demás, se
encuentra incluida en el propio preámbulo.

Igualmente los principios son utilizados para interpretar o complementar


instrumentos internacionales vigentes y leyes nacionales, sin que aquéllos excluyan
la aplicación de estas, pudiendo incluso ser utilizados para interpretar la voluntad
de las partes.

En efecto, la amplia y diversa aceptación que dentro del tráfico mercantil han
tenido los Principios puede proporcionar a los legisladores nacionales e
internacionales seguridad de encontrar en las mismas normas que responden a las
necesidades actuales del tráfico mercantil en materia contractual.

Los Principios Orientadores

Dentro del extenso conjunto de artículos que conforman los Principios de


Unidroit debe hacer mención especial a aquellas pautas establecidas dentro de sus
Disposiciones Generales que consagran específicamente las normas orientadoras
sobre las cuales se debe guiar la formación y elaboración de un contrato
determinado, las cuales se desarrollaran a continuación:

a) Principio de Libertad de Contratación

Esto viene a corroborar una de las bases fundamentales de las transacciones


que se efectúan dentro del comercio internacional, pudiendo las partes configurar y
perfeccionar los contratos que tengan a bien realizar de manera que cumplan y
satisfagan sus intereses de acuerdo lo que ellas estimen pertinente, teniendo la
libertad de desde a quien ofrecerle sus productos, hasta fijar los términos conforme
a los cuales se regirán sus relaciones comerciales y jurídicas.

b) Principio de Libertad de Forma y Prueba

Estos dos preceptos son aplicados tanto al momento de elaborar el contrato


como en la fase donde el mismo es perfeccionado y ejecutado. Como consecuencia
de esta norma, se admite incluso la prueba testimonial, como, pueden incluso
adoptar como medio probatorio del contrato el que a bien tengan.

c) Principio “Pacta Sunt Servanda”.

Con esto se establece que todo contrato válidamente celebrado es obligatorio


para las partes, por lo cual no les es permitido incumplirlos. Sin embargo, haciendo
uso del principio de la autonomía de la voluntad, las mismas tienen la potestad
modificar o extinguir los efectos del contrato siempre que se haga de manera
consensuada.

d) Principio de la Primacía de las Reglas Imperativas

Estamos en presencia de una disposición que limita el ámbito de elección que


poseen las partes que realizan una transacción comercial, ya que les obliga a no
adoptar decisiones que sean contrarias a las normas de tipo imperativo del derecho
nacional que deba aplicarse.

e) Principio de la Naturaleza Dispositiva de los Principios


Si bien los principios son eminentemente dispositivos, serán aplicados
conjuntamente con las disposiciones generales. Eventualmente, una vez
determinada su aplicación van a existir ciertas normas mínimas que las partes
deberán cumplir para efectos de actuar acorde con el tráfico internacional y que los
principios recogen como disposiciones inderogables.

f) Principios de internacionalidad y uniformidad

Aun cuando los Principios sólo obligan a las partes, en el sentido de que su
aplicación dependerá de su incorporación al contrato, constituyen un conjunto de
normas autónomas que han sido elaboradas con miras a su aplicación uniforme a
un número indefinido de contratos de diferentes tipos y celebrados en diversas
partes del mundo. Por tanto, los Principios deben ser interpretados de diferente
forma que las cláusulas de cada contrato.

Igualmente sus disposiciones y conceptos deben ser interpretados de manera


autónoma, en el contexto de los mismos Principios, y no conforme al significado que
tradicionalmente se les podría asignar bajo el ordenamiento jurídico de un país
determinado.

g) Principio de Buena Fe y Lealtad Negocial

Los Principios de Unidroit basan muchas de sus ideas y postulados principales


en la Buena Fe y la Lealtad Negocial, dejándose claro que las partes en ausencia
de una norma o postulado específico que no estén contenidos en ellos, deben
afincarse en estos dos conceptos durante todo el tiempo que dure la transacción
comercial que efectúen.

h) Principio de Primacía de los Usos y las Prácticas

La tendencia predominante a nivel internacional es conceder un protagonismo


relevante a los usos y prácticas establecidas por las partes contratantes y las
costumbres aceptadas en el ámbito global.

i) Principio de Llegada
Este Principio expresa que cualquier notificación que deba ser realizada entre
las partes, no será efectiva hasta que llegue a su destinatario. Se hace una plena
distinción entre los momentos en que efectivamente se realizan notificación de tipo
oral y notificaciones otra naturaleza.

En el primer caso se considera que efectúa de manera expresa al destinatario


o cualquier otra persona autorizada por el mismo. En las otras notificaciones, (ej.
por correo tradicional o por correo electrónico), basta solamente que haya sido
verificado su recepción, sin que tenga importancia si la misma fue leída o no por el
destinatario.

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