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CAPÍTULO XI.

1. El Dogma trinitario en el Magisterio de la Iglesia Desde el siglo XIII.


La teología trinitaria recibe del magisterio de la Iglesia impulso y clarificación en varios puntos en
particular al Espíritu santo. Los concilios IV de Letrán (1225), II de Lyon, (1274) y de Florencia (1445).

2. El concilio IV de Letrán. (1225)


Se reafirmó la unicidad de Dios, contra los maniqueos. (Defienden un doble principio de la creación). Y
sobre todo reafirmar el misterio de la unidad de la trinidad. Esto está relacionado con la doctrina del Abad
Joaquín de Fiore. Ya que este afirmaba una especie de triteismo el cual la unidad de Dios no es ni verdadera
ni propia, se reduce a una unidad Colectiva y análoga. Por el cual este concilio y pedro lombardo Adhiere
a su doctrina: Que existe una sola realidad suprema inabarcable que es padre, hijo y espíritu santo.
Por tanto este concilio corta todo camino que lleve a una concepción de la trinidad en la que hiciese surgir
a la persona del padre de una previa esencia personal. ( la esencia Divina no es la que engendra, sino el
padre) por lo cual la consustancialidad de la personas implica, pues, no solo la unidad específica de
sustancia o naturaleza, sino también su unidad numérica.

3. El concilio II de Lyon
Este fue convocado para restablecer la unión con los griegos, el cual se llevó a cabo por el emperador
Paleólogo el cual su interés era conseguir ayuda militar de Occidente esto fue Esfimero. El cual se habla
de la procesión del espíritu santo, procesión del padre y del hijo, ambos constituyen más que un solo
principio. Al igual aborda a la teología latina el evitar los excesos a que pudiera dar lugar el filioquismo:
ni existen dos espiraciones, ni el hijo es otro principio de la espiración por lo cual se protege q el padre es
la única fuente de toda la trinidad.

4. El concilio de Florencia
Preocupaciones sobre las cuestiones trinitarias en relación a la unión con los griegos, el cual se destaca la
cuestión del Filioque. El cual insiste en la procedencia del espíritu santo del padre y del hijo como de un
solo principio.
Nos encontramos, pues, ante una solemne proclamación de la fe en la que se enseña que el espíritu santo
procede del padre y del hijo como de un solo principio y por una única espiración, recibiendo de ellos su
realidad esencial y personal. Se señala la igualdad de las formulas ex Patre Filioque o a Patre per Filium
y se legitima la introducción del Filioque por las necesidades del tiempo, es decir para proteger la perfecta
divinidad del hijo.

5. La cuestión del Filioque


En el año 867, el patriarca Focio, en una serie de escritos condena no solo la inclusión del Filioque en el
símbolo sino su significado doctrinal. En el cual según el el espíritu santo procede únicamente del padre,
(solo es padre es Causa del espíritu). Por tanto se radicaliza esta diferencia, el cual empobrece toda su
teología trinitaria minimizando la relación del verbo espíritu y sin poder dar razón de la teología de la
misión del espíritu.
6. Razones principales que aducen los ortodoxos en contra del Filioque
Ortodoxos en contra del Filioque
1. Las relaciones entre personas manifiestan la distinción personal entre, ellas, pero ni constituyen a las
personas, ni son la razón de su distinción.
2. Los latinos absorben la trinidad de personas en la unidad de la esencia y el filioque resulta expresión
de esto, pues padre e hijo se presentan así como principio anónimo del espíritu santo.
3. El Filioque, al atribuir también al hijo la procesión del espíritu santo, haría imposible la unidad de la
trinidad, pues ya no sería el padre el único principio de personas.

7. Respuestas a estas objeciones por parte de la teología católica.


1. No es pretender racionalizar el misterio el que, una vez aceptado por la revelación, se intente
contemplarlo teniendo presente las leyes del pensamiento. La personas solo pueden distinguirse entre
sí por la oposición de relación. (Afirmar el Filioque no significa, pues, trasportar la revelación al
terreno filosófico.
2. Decir que el padre y el hijo espiran al espíritu santo no equivale a decir que constituyen un principio
anónimo de la espiración: se trata del padre y el hijo unidos perfectamente en el amor. Esto es lo que
les constituye en un único Spirator.
3. Atribuir también al hijo la procesión del espíritu santo no equivale ni a negar que el padre es fons et
origo totius trinitatis, ni a negar la unidad de la trinidad. El padre no pierde nada de lo que comunica
el hijo, y lo que le distingue del hijo incluso en aquello que le es común al hijo (espiración del espíritu
santo), pues todo cuanto el hijo tiene lo tiene en cuanto recibido de Él.

8. Del Concilio de Florencia (1438-1445) al Concilio Vaticano I (1869-1870).


En este periodo, las cuestiones trinitarias ceden el paso, por así decirlo, a las cuestiones relativas a la
capacidad de la razón para alcanzar el conocimiento de Dios.
Aquí tendrán un gran apogeo las siguientes corrientes:
Fideísmo, niega que la inteligencia humana tenga capacidad de conocer a Dios y tampoco racionalidad de
la fe. Tradicionalismo, la revelación habría sido necesaria a ala humanidad incluso para adquirir el
conocimiento de las verdades fundaméntales de orden metafísico. Ontologismo, el hombre conoce a Dios
inmediatamente ya en esta vida y este conocimiento me hace conocer los demás seres.
Por eso el concilio Vaticano I dedica una atención especial a estas cuestiones en la constitución Dei Filius
que es una exposición de la doctrina sobre Dios y una equilibrada toma de oposición contra las doctrina
ya dichas anteriormente.
En capitulo uno dice:
La iglesia cree y afirma que hay un solo Dios verdadero y vivo, creador y Señor del cielo y de la tierra
omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en inteligencia y en toda voluntad y en toda
perfección. Absolutamente simple e inmutable. Aquí se proclama la fe en único Dios que está por encima
de todo lo creado.
Capitulo dos Inicia formulando la capacidad humana para acceder a Dios, así salir al paso del
agnosticismo y del tradicionalismo. Afirma la posibilidad de conocer a Dios pero también se pone de
relieve la utilidad sobrenatural para ayudar a la razón a llegar a este conocimiento con facilidad y exactitud.

9. La doctrina trinitaria y pneumatológica en el Concilio Vaticano II.


El concilio vaticano II desarrolla una teología trinitaria más en conexión con la visión económica del
misterio trinitario. Al padre se le atribuye el designio creador y salvador, el envió del Hijo y del Espíritu
Santo, el llamamiento a participar en la filiación del hijo. El Padre es el término y fin de la acción de Cristo
y del Espíritu. Al hijo la revelación del Padre, la redención, el don del Espíritu Santo. Al Espíritu Santo
se le asigna la santificación de la Iglesia y de las almas, el producir unidad en la Iglesia, la distribución de
dones y carismas, la configuración con Cristo.
Esta visión del misterio trinitario da nuevas fuerzas a la renovación de la pneumatológia, esto es la poner
la actuación del espíritu en la Iglesia. por eso la Iglesia cuerpo de Cristo animada por el Espíritu; el
cristiano hijo de Dios en Cristo por la acción del Espíritu Santo.

10. El Credo del Pueblo de Dios.


Pablo VI quiso celebrar el centenario de la muerte de los apóstoles Pedro y Pablo con un año dedicado a
la fe. El culmen de la eucaristía se hace la profesión de fe. Este credo tomado en base al
nicenoconstantinopolitanno.
La profesión de fe se abre confesando el misterio de Dios uno y Trino. (Creemos en un solo Dios, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, creador de las cosas visibles). Una de las primeras cosas es que la creación no se
atribuye solamente al Padre, sino a la trinidad entera.

11. La enseñanza de Juan Pablo II y el Catecismo de la Iglesia Católica.


Juan Pablo en las audiencias de los miércoles y en especial en la encíclica Dominum et vivificantem y la
labor del Catecismo de la Iglesia Católica. Vemos lo que el Catecismo dice.
Expone los artículos de fe basados en el símbolo de los apóstoles, que se completa con el de
Constantinopla; y así la profesión de fe comienza por Dios, que es el primero y ultimo y también la
Primera Persona de la Santísima Trinidad. Al insistir en la unicidad de Dios es inseparable la existencia
de Dios, y asi habla de Dios como único, personal, vivo, santo, misericordioso, verdad y amor.
El catecismo expresas el misterio trinitario en tres grandes proposiciones; La Trinidad es una, las Personas
Divinas son distintas entre sí, las Personas Divinas son relativas unas de otras

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