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CICLO : IX
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INDICE
PRESENTACIÓN………………………………………………………………………............... 4
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………….... 5
EL JUEGO Y APUESTA
I GENERALIDADES
1.- Concepto……………………………………………………………………………………. 6
2.- Definición doctrinaria……………………………………………………………………….6
3.- Caracteres…………………..……………………………………………………………….. 9
4.- Sujetos y capacidad……………………………………………………………………….. 10
5.- Objeto de la prestación……..……………………………………………………………. 11
6.- Diferencia entre juego y apuesta…….…………………………………………………. 12
6.1.- En relación al fin perseguido por las partes………………………………..……. 13
6.2.- En función de la participación en la realización del evento……..……………14
7.- Clases de juego y apuesta……………………………………………………………….. 14
II EL JUEGO Y APUESTA EN NUESTRO CODIGO CIVIL
1.- Juego y apuesta permitidos: Acción de cobro (Art.
1942)……………………………………………………………………..……………………….. 16
1.1.- Efectos de los juegos permitidos…………………………………………………… 18
1.2.- Acción para reclamar lo ganado y reducción judicial de la deuda……….18
1.3.- Excepción para no pagar lo perdido…………………………………………….. 19
1.4.- Acción para recuperar lo pagado……………………………………………….. 19
2.- Juego y apuesta no autorizados: falta de acción y de repetición (Art. 1943)…. 19
3.- Juego y apuesta prohibidos: Nulidad del pago (Art. 1944)………………………. 21
3.1 Consecuencias civiles de los juegos prohibidos…………………………………. 23
3.2 Acción para reclamar lo ganado y reducción judicial de la deuda…….… 23
3.3 Excepción para no pagar lo perdido……………………………………………. 24
3.4 Acción para recuperar lo pagado……………………………………………….. 24
4.- Nulidad de actos jurídicos que encubran o envuelvan deudas del juego
y apuesta no autorizados y prohibidos (Art. 1945)…………………………………… 24
5.- Tercero que paga la deuda en juego y apuesta no autorizados (Art. 1946)….. 27
6.- Juegos y apuestas masivas o multilaterales (Art. 1947)…………………………….. 27
6.1 los juegos y apuestas que de alguna manera se han vinculado o están sujetos
a lo dispuesto por el artículo 1947 del Código Civil………………………………. 28
7.- Rifas y demás concursos públicos eventuales (Art. 1948)………….……………….. 38
8.- Caducidad de la acción de cobro (Art. 1949)……………………………………... 40
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BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………………… 41
PRESENTACIÓN
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INTRODUCCIÓN
Puede decirse que desde la antigüedad, y en todas las latitudes, los juegos
y apuestas acapararon vivamente la atención de los hombres, transformándose
para algunos, a través de la tahurería, en un modo marginal y picaresco de vida, y
para otros en una afición obsesiva, renovada constantemente (y otras tantas veces
abolida) por los fantaseos de la fortuna fácil,… in fine.
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El término "juego" en este contexto, se refiere a las actividades
específicamente permitidas por la Ley. Apuesta, por tanto, se refiere al propio
mecanismo, llevado a cabo de modo legal o ilegal. Por otra parte, las apuestas
también pueden llevarse sobre un objeto que no sea dinero.
EL JUEGO Y APUESTA
I GENERALIDADES
1.- Concepto:
El vocablo “juego”, deriva del latín “iocus” (broma, distracción), que expresa la
idea de satisfacción o deleite, si bien es la palabra “ludus” (diversión, pasatiempo),
que acentúa el sentido de actividad fácil o que no requiere esfuerzo, la que mejor
traduce el término castellano “juego”. En cambio, la palabra “apuesta” proviene
del verbo latino “apponere” (o adponere), que significa colocar, poner con
inmediatividad a algo.
En términos generales los juegos son aquellas actividades sujetas a reglas cuyo
objeto esencial es constituir un pasatiempo para quien lo practica. Considerando
su aplicación práctica, los juegos pueden encasillarse en cuatro tipo de
clasificaciones:
De todos estos, los relevantes son aquellos cuyo desarrollo y resultado originan
consecuencias jurídicas, es decir, producen efectos que deben ser tutelados por el
Derecho.
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2.- Definición doctrinaria
Lo primero que surge respecto del juego y la apuesta es su diferenciación, tema
que ha sido debatido por la doctrina y que constituye una introducción a la
definición del contrato.
Para algunos tratadistas, en el juego está de por medio la habilidad o destreza del
jugador, mientras que en la apuesta sólo existe azar. Un ejemplo del primero es una
partida de ajedrez. Un ejemplo de la segunda es el hecho de lanzar una moneda
al aire: "cara o sello".
Otros estiman que el juego tiene una connotación proyectada hacia un futuro
desconocido: se especula respecto a la actuación de un caballo que debe correr
en el hipódromo. La apuesta en cambio, estaría referida a una situación del
pasado, pero sobre la cual cada jugador mantiene una posición contraria
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ENNECCERUS y LEHMANN afirman que la diferencia parece radicar en el motivo del
contrato: en tanto que la apuesta tiende a robustecer una afirmación, el juego
tiene por objeto la distracción o la ganancia.
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artículo 1966 del Código Civil Francés permite los juegos de bochas, carreras de
carruajes y juegos de pelota.
De conformidad con el sistema seguido por el Código vigente, mientras que los
juegos permitidos y los prohibidos se encuentran prefijados en las leyes, los no
autorizados están en zona neutra (ni prohibidos, ni permitidos) y son los que con
mayor frecuencia se presentan, pues cubren una enorme área. A título de
ejemplos, mencionamos las competencias deportivas en general, el juego –
ciencia o ajedrez, o cuestiones relativas a hechos ya acontecidos o actuales, en
todos los cuales hay competitividad, existe de por medio un interés económico o
causa lucrando y los factores determinantes en beneficio del vencedor son su
destreza física, sus conocimientos, su memoria y otros factores similares, a los cuales
se agrega un margen no cuantificado pero colateral de suerte o azar.
Por cierto que existen también casos imprecisos, como sería el de la apuesta que
hacen dos personas sobre el futuro resultado de un partido de fútbol entre equipos
de la misma categoría y calidad. No aparece claro, en efecto, si en el
esclarecimiento del hecho incierto ha sido determinante el conocimiento del
vencedor o si lo que prevalece es la suerte o azar.
3.- Caracteres
Los caracteres jurídicos del juego y la apuesta permitidos y no autorizados son:
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y apuesta permitidos (billetes, cartillas, fichas, etc.). No exigen formalidad para
originarse.
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la condición. Frente al resultado cuando viene a significar una ganancia sólo
para una parte y, por ende, sólo una pérdida para la otra parte, el contrato
que en su origen es bilateral, por lo dicho antes, en cuanto a las posibles
prestaciones por una o por otra parte, viene a tornarse en unilateral.
En los juegos permitidos el objeto de la prestación da dar a que se obliga quien los
organiza está representado por bienes (dinero y especies, como sucede en el juego
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de la lotería). El apostador, por su parte, está sujeto a las prestación de dar una
suma de dinero como condición obligatoria y ello acontece en el momento en que
adquiere los billetes, cartillas, fichas y análogos, sin que pueda sostenerse que con
ello realiza una compra, pues este hecho esta inescindiblemente ligado al juego y
a la apuesta.
En teoría nada impide que en el juego y apuesta permitidos el objeto sea una
prestación de hacer. Tampoco cabe descartar que el objeto resulte una prestación
de no hacer, esto es, un deber de abstención, aunque en la práctica lo vemos
sumamente remoto.
Los Hermanos Mazeaud señalan que el juego es aquel contrato por el cual las
partes prometen entre sí una prestación, si una de ellas obtiene un resultado
dependiente de la fuerza, de la destreza, de la inteligencia o del puro azar, Por su
parte Josserand define el juego como una convención por la cual unas personas
se comprometen, entregándose a una combinación cualquiera, a pagar una
suma de dinero o a hacerle una prestación.
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o una prestación determinada. Mientras que los Hermanos Mazeaud, la define
como el contrato por el cual cada una de las partes promete a la otra una
prestación según qué tal acontecimiento, se haya producido o no.
Según los Mazeaud el contrato de juego y apuesta difieren por el papel que
desempeñan las partes, si provocan el acontecimiento que designará al ganador,
se trata de juego; si permanecen ajenos a ese acontecimiento se trata de apuesta.
Además expone que el juego no es oponible a terceros cuando la deuda se salde
con un pagaré, la excepción del juego es oponible al portador de buena fé del
pagaré.
El Código Civil señala dos reglas excepcionales comunes a los contratos de juego
y apuesta:
Indudablemente que entre juego y apuesta existe diferencia. Puede haber juego
sin apuesta, así como puede haber apuesta sin juego. El juego puede consistir en
una diversión sin resultados económicos. En ese caso hablamos de juego por
antomasia pero la mayor parte de veces el juego va acompañado de una
apuesta. La apuesta existe sin el juego. Es un elemento accidental podríamos decir
que la apuesta es un accesorio del juego. Cualquier clase de juego, desde el más
atrevido hasta el más inocente pueden existir sin la apuesta no puede existir sin el
juego los actos o sucesos que son objeto de ella, la apuesta tiene que ir siempre
unida sea al juego, sea a los actos o hechos que se apuestan. Si yo apuesto que A
no pasa de 18 años, frente a otro que afirma que A, excede de los 18 años que
muy bien puede llegar los 24 años, ambas posturas sometidas al dicho de A que
despejará la duda y llega A, y dice que tiene 20 años. He perdido la apuesta. No
se ha tratado de un juego pero ha habido apuesta. En cambio sí teniendo el mazo
de barajas en la mano digo que pagaré siete y medio y otro jugador exhibe cartas
que valen siete y medio, habré perdido en un juego en que ha habido apuesta.
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Cabanellas, citando al artículo 2053° del Código Civil Argentino dice aún existe
apuesta "cuando dos personas que son de una opinión contraria, sobre cualquier
materia, convienen que aunque cuya opinión resulte fundada recibirá de la otra
una suma de dinero o cualquier otro objeto determinado".
El artículo 2052° del Código Civil Argentino define el contrato de juego como aquel
que tiene lugar cuando dos o más personas, entregándose al juego, se obliguen a
pagar a la que ganare una suma de dinero u otro objeto determinado".
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A este planteamiento se le han formulado dos importantes objeciones. En primer
lugar, reduce la categoría de las apuestas a hipótesis marginales, puesto que
incluiría entre los juegos prácticamente todas las apuestas relativas a un
acontecimiento futuro, así como las que se realizan por una diferencia de opiniones
de carácter intrascendente. En segundo lugar, esta teoría basa la distinción en los
motivos individuales de los jugadores y apostantes, olvidando no sólo que esos
motivos varían de persona a persona (hasta el punto que una parte podría, por
ejemplo, estar convencida de la seriedad de su propia afirmación, y la otra apostar
sólo por diversión o ganancia), sino también que los motivos individuales no se
exteriorizan, no forman parte del negocio jurídico y son irrelevantes para el
Derecho. En realidad –se afirma-, en todos esos casos la única razón decisiva y
común a las partes reside en la creación artificial de un riesgo en relación a un
acontecimiento al menos subjetivamente incierto.
En este sentido, se ha definido el juego como: “contrato por el cual cada una de
las partes promete a la otra una prestación si una de ellas obtiene un resultado
dependiente de la fuerza, de la destreza, de la inteligencia respectiva de las partes,
o del puro azar”.
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El Código sin embargo engloba en una frase el juego y la apuesta, reconoce tres
clases de estas:
De conformidad con el nuevo sistema seguido por el código vigente, mientras que
los juegos permitidos y los prohibidos se encuentran prefijados en las leyes, los no
autorizados están en una zona neutral, pues no son prohibidos ni permitidos. Estos
últimos constituyen, por lo demás, los que se presentan con mayor frecuencia, pues
cubre un área muy amplia. Como ejemplo de los juegos no autorizados podemos
citar los eventos deportivos en general, o cuestiones relativas a hechos o
acontecimientos ya producidos o actuadas, en todos los cuales existen
competitividad, un interés económico de por medio y los factores determinantes
en beneficio del vencedor como son su destres física, su conocimiento, su memoria
y otros similares a los que se agrega un margen no cuantificado y colateral de
suerte o azar.
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II EL JUEGO Y APUESTA EN NUESTRO CODIGO CIVIL
1.- Juego y apuesta permitidos: Acción de cobro (Art. 1942)
Como por otra parte hemos sostenido que el juego y apuesta no autorizados
es un contrato peculiar resulta evidente que dentro de su gama podrán
ofrecerse no sólo prestaciones de dar, sino también de hacer y no hacer. Nada
impide, en efecto, que en una competencia de ajedrez, quien resulte perdedor
le confeccione un retrato al vencedor (prestación de hacer) o se abstenga de
jugar durante un mes (prestación de no hacer) en la medida de que una u otra
prestación haya sido previamente convenida. Como sabemos, en ambos ejem-
plos el vencedor carecerá de acción para exigir el cumplimiento de la
prestación por parte del perdedor.
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resultado de una competencia (deportiva, científica, etc.) sólo conduce a
una satisfacción inmaterial, no habrá habido concertación previa ni existirá
juego y apuesta desde una perspectiva contractual. León Barandiarán cita
con acierto a Funaioli manifestando que "si no hay resultado económico en
cuanto a transmisión patrimonial por parte de un jugador, que viene a ser el
perjudicado, en favor de otro jugador, que viene a ser el favorecido, el mundo
del juego y aquel del derecho constituyen no solamente dos categorías
anteriores y diversas, sino un cierto sentido, contrapuestas, incompatibles. El
fenómeno lúdico y el fenómeno jurídico serían insensibles recíprocamente".
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de los resultados, reteniendo un porcentaje que no sólo asegura sus costos y el
pago de tributos, sino también una significativa ganancia.
El segundo párrafo del artículo bajo comentario carece de razón de ser, y su inclusión
se debe a que el autor no estuvo presente en la ponencia sustitutoria que estaba
cambiando toda la estructura del contrato de juego y apuesta, al separarlo en
permitidos, no autorizados y prohibidos. En efecto, la regla de equidad contenida por
este segundo párrafo (evitar la ruina del perdedor) se explicaba en el Código Civil
de 1936°, ya que conforme al artículo 1772°, el que perdía en juego y apuesta de los
no prohibidos quedaba obligado al pago. Pero como esto no es así en el Código
actual (artículo 1943) no vemos cómo pueda aplicarse esa regla de equidad si el
juego y apuesta permitidos están circunscritos a los que se organizan de un modo
empresarial y con un riesgo calculado.
Con relación a los efectos que el Código Civil ha atribuido a los juegos permitidos
podemos mencionar los siguientes:
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del actual Código Civil; pero si la excesiva onerosidad de la prestación obedece a
circunstancias propias del contrato no debería constituir la situación económica
del perdedor un criterio válido para que este pueda reducir su deuda, pues tal
circunstancia no necesariamente era un hecho cierto y conocido por el ganador.
En este aspecto, el Código Civil funge de paterna lista y el efecto de la norma
podría seguir una dirección opuesta a la deseada pues podría estimular que
quienes tienen una complicada situación económica se agencien de grandes
cantidades de dinero para jugarlas, sabiendo que dentro del rango de
probabilidades será mayor la oportunidad de obtener pingües ganancias, pues
podrían aprovecharse de la reducción judicial para aminorar sus deudas.
La situación económica del perdedor solo puede ser invocada como excepción y
no como acción. En consecuencia, la reducción judicial no podría solicitarla una
persona que ya pagó la deuda a través de una demanda de reducción de deuda
de juego y solicitar por lo tanto su devolución parcial. El último párrafo del
ARTÍCULOS 1942°, señala que el juez puede reducir la prestación, en consecuencia,
si esta ya se cumplió, la obligación está plenamente extinguida y no tendría
entonces título para repetir al que pagó la deuda de juego permitido aunque
pretendiera invocar su situación económica.
El deudor que pagó una deuda proveniente de un juego permitido no puede luego
demandar su devolución total ni parcial. Al haberse extinguido la obligación, es
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irrelevante que pueda probar que el monto de la prestación resultó excesiva con
relación a su situación económica, pues la reducción judicial solo puede ser
invocada como excepción, cuando el deudor actúa como demandado.
Según lo explicado en los conceptos generales el Código Civil en vigencia tiene una
estructura peculiar en lo que se refiere al juego y apuesta, pues se aparta de la
legislación tradicional o clásica y hace una categórica distinción entre los
permitidos, no autorizados y prohibidos. Ya hemos señalado que el sistema utilizado
tiene indudable contenido ético, pero también reconocemos que podría objetarse y
en todo caso discutirse en lo que se refiere al trato dado al juego y apuesta no
autorizado, pues son los que se presentan con mayor frecuencia en la vida
diaria.Pondremos algunos ejemplos: Pedro se enfrenta a Juan en un partido de tenis
y convienen en que el perdedor le pagará una suma de dinero o le entregará un bien
determinado o le prestará un servicio o se abstendrá de hacer algo. Carlos tiene
una discusión con Santiago sobre el resultado del encuentro final del Campeonato
Mundial de Fútbol realizado en Argentina en 1978 y hacen una apuesta relacionada
con cualquiera de las prestaciones antes mencionadas, o sea de dar, hacer o no
hacer. Julia afirma que Juana de Arco falleció el 30 de mayo de 1431, en tanto que
Cecilia sostiene que fue el 30 de mayo de 1430, y surge otra apuesta vinculada con
un hecho del pasado y sujeta también a un efecto o consecuencia lucrativa. En
todos estos casos, como en tantos otros similares no existe prohibición legal, puesto
que no se trata de juegos de envite y azar, pero tampoco están permitidos y se
hallan, de consiguiente, en una posición intermedia, ya que si de una parte el
vencedor carece de acción para exigir el pago, por otro lado el perdedor que
satisfizo la prestación no puede reclamar su devolución (de ser ello posible), pues el
primero goza de la solutio retentio. Estos efectos, tan distintos, responden a la filosofía
impuesta en el Código, que desalienta al juego y apuesta, pero concede una
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solución decorosa para el perdedor, satisfactoria para el vencedor y lo que es tanto o
más importante, coherente con el acontecer diario, con los usos y costumbres y el
valor moral de la palabra empeñada.
Para que funcione la solutio retentio es indispensable que el pago haya sido hecho
por el perdedor en forma voluntaria. De otro modo el acto sería anulable por error,
violencia o intimidación. No hemos mencionado al dolo como factor de
anulabilidad, pues el artículo 1943 lo señala expresamente y desde luego su inclusión
es inobjetable, pues faltaría el alea y la ley no puede proteger a quien ha empleado
artificio o argucia para obtener un resultado que le favorezca. Como apunta León
Barandiarán, "debe haber ausencia de fraude de parte del ganancioso, o sea, que
el resultado del juego no se deba a acciones dolosas de aquél, y así el primer tahúr
puede verse constreñido a restituir lo que se le haya pagado" Finalmente, habrá
también lugar a repetición si quien ha pagado es incapaz. Se trata, en este caso, de
que no exista aprovechamiento por falta de razonamiento, inexperiencia o
inmadurez del perdedor. No se ha establecido en esta hipótesis si la incapacidad
es absoluta, de modo que el precepto se extiende también a la relativa. Esta es una
deficiencia que deberá ser corregida en el futuro, por cuanto el acto jurídico
practicado por incapacidad relativa del agente sólo es anulable, a tenor de lo
dispuesto en el artículo 221°, inciso 1, del Código Civil, Opina León Barandiarán que:
"... la falta de capacidad para realizar un acto jurídico, como es un pago, importa
la impugnabilidad de éste. Si esta es una regla general, con tanto mayor razón
tendrá aplicación en el caso contemplado, de una obligación imperfecta, como es
la derivada de una deuda de juego del tipo considerado en el artículo 1768° (del
Código Civil de 1936°), en que no se permite la exigibilidad de la obligación, sino sólo
la no repetición de lo pagado.
3.- Juego y apuesta prohibidos: Nulidad del pago (Art. 1944° del
Código Civil)
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apuesta prohibidos por mandato expreso de la ley: no existe acción y hay lugar a la
repetición, en el supuesto de haberse hecho el pago.
Solo aquellos juegos cuya prohibición ha sido establecida expresamente por una
ley van a estar sujetos a los efectos indicados en el ARTÍCULOS 1944. La regla en
nuestra legislación civil ha sido prohibir los juegos, especialmente los juegos de azar
y esto se advierte desde el albor de la República.
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Lo expuesto en la parte final del párrafo anterior significa que quien pagó no
necesita recurrir a los tribunales para que declaren la nulidad, pues ésta opera jure
etde iure. Desde luego, si el perdedor entregó al vencedor dinero o especies y no
se le devuelve tendrá que interponer la correspondiente acción restitutoria, o una
indemnizatoria si por la naturaleza de las cosas no cabe restitución, lo que sucedería
cuando la prestación fue de hacer o de no hacer.
Conforme a sus disposiciones, "la prohibición del juego de envite es absoluta en toda
la República. Quienes trafiquen con dicho juego ejerciendo el rol de banqueros,
empresarios, talladores, etc., serán reprimidos administrativamente por la autoridad
prefectural, con multa de mil a cinco mil soles y además, juzgados como vagos y
expulsados del territorio nacional, si fueran extranjeros. El dinero y los efectos
encontrados en mesa o en poder de los jugadores serán decomisado. Los clubes,
centros sociales o establecimientos en que se sorprenda la práctica del juego de
envite serán clausurados y sólo podrán reabrirse mediante un depósito en efectivo
de diez mil soles el cual, en caso de reincidencia y sin perjuicio de la clausura
definitiva será aprovechado por el Estado. Por último, incurre en responsabilidad por
negligencia y será destituido, quedando inhabilitado durante un año para el
servicio, el funcionario de policía o autoridad política en que se sorprenda algún
foco de juego de envite y tratándose de casos de corrupción de funcionarios, los
responsables serán reprimidos con arreglo al artículo 243-A del Código Penal
(adicionado por el artículo 10 del Decreto Ley N° 25836 de noviembre de 1992).
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1) En la práctica la ley no se cumple y el juego de envite se realiza impunemente
en clubes, centros sociales y por ambulantes, debiendo advertir que el funcio-
namiento de casinos está permitido por la Ley N° 27153, pero requiere el otor-
gamiento de autorización expresa.
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de un juego prohibido, el juez no debería admitir la demanda, pero si esto ocurriera,
el demandado podría invocar su inexigibilidad por ser un juego prohibido.
Sí existe. Al ser nulo este contrato, significa además que existe acción para repetir
lo pagado en un juego prohibido. Entonces, el deudor que pagó voluntariamente
una deuda proveniente de un juego puede luego demandar su devolución. A
nuestro criterio, la participación en un juego prohibido debe afectar a todas las
partes contratantes. Es interesante la solución del Código Civil Federal de México,
que sanciona parcialmente al perdedor en un juego prohibido. Al respecto señala
lo siguiente: "ARTÍCULOS 2765.- El que paga voluntariamente una deuda
procedente del juego prohibido, o sus herederos, tiene derecho de reclamar la
devolución del 50% de lo que se pagó. El otro cincuenta por ciento no quedará en
poder del ganancioso, sino que se entregará a la Beneficencia pública"
El jurista Carlos A. Fonseca Sarmiento comenta que esta norma señala que una
deuda de juego prohibido o no autorizado no es susceptible de convertirse por
novación u otro medio similar, en una obligación civilmente eficaz. De esta manera,
quien tuviera una deuda (obligación primitiva) que realmente tiene su causa en
este tipo de juegos, cuando la obligación que le es exigida (obligación convertida)
se le atribuye una causa civilmente eficaz, el deudor tendrá todos los medios
posibles para probar que la causa real de la obligación es el juego prohibido o no
autorizado y con ello podrá bloquear la acción e impedir su pago.
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Las maniobras empleadas para convertir una deuda de juego en deuda civilmente
exigible son simulaciones de acto jurídico y nuestro Código Civil -en los ARTÍCULOS
190, 191 Y 192- se pronuncia sobre la simulación absoluta, la simulación relativa y la
simulación parcial, respectivamente. Por regla general, se protege al tercero de
buena fe. Así, el ARTÍCULOS 194 señala que la simulación no puede ser opuesta por
las partes ni por los terceros perjudicados a quien de buena fe y a título oneroso
haya adquirido derechos del titular aparente. Es preciso advertir, sin embargo, que
en el ARTÍCULOS 1945 no se indica si el tercero de buena fe adquirió a título gratuito
u oneroso el derecho sobre la deuda de juego.
Con relación al segundo párrafo del ARTÍCULOS 1945, podemos indicar algunas
situaciones: si un jugador perdió en un juego prohibido o no autorizado puede ser
que en dichas circunstancias sea obligado a aceptar una letra de cambio para
saldar la deuda. Es decir, se le puede dar forma de título a la orden a favor del
ganador. El portador de buena fe de tales títulos -a consecuencia de su tráfico
patrimonial- sí tiene el derecho de cobrar la suma de dinero indicada en el título,
sin perjuicio del derecho que tendrá el deudor de repetir contra el ganador del
juego prohibido por ser este nulo o cuando existe dolo o el repitente es incapaz,
en el caso de los juegos no autorizados.
Por su parte Max Arias Schreiber opina que, Mediante este dispositivo se protege la
finalidad ética perseguida en los juegos y apuestas no autorizados (artículo 1943) y
prohibido (artículo 1944), de modo tal que no tendrán valor aquellos actos que
resulten disfrazados y dependientes. Se evita así el fraude de la ley, impidiendo una
apariencia que no constituye un hecho nuevo, que carece de autonomía y se
pone por lo tanto atajo a legitimar por la vía indirecta, lo que la ley no permite
directamente. Manifiesta a este respecto León Barandiarán, citando a Staudinger,
que se trata de resguardar lo que resultaría ser una distorsión fraudulenta y se
rechaza la posibilidad de introducir "variaciones mediante las cuáles el perdedor
asume frente al ganador una obligatoriedad para el cumplimiento de una deuda
por juego o por apuesta, en especial mediante un reconocimiento de deuda
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Es decir que el artículo bajo comentario se refiere a la novación, el otorgamiento
de garantía para el pago y cualquier otro acto jurídico que signifique el reconoci-
miento de un resultado desprendido de juego y apuesta no autorizados o prohi-
bidos, como serían la promesa, confirmación, compensación, transacción y
análogos.
AI referirse a la novación, León Barandiarán explica que mediante ella "se podría
emplear un medio sustitutorio para conseguir la ejecución de una obligación que
la ley repudia. La obligación nueva creada por el empleo del recurso antedicho
está inficcionada, como en el caso del reconocimiento, por el vicio de la causa
novandi. Como muy bien advierte Funaioli, el elemento causal es aquí
determinante"
En su parte final, el precepto bajo comentario pone a salvo el derecho del tercero
de buena fe, quien por razones de velocidad en la circulación y de seguridad en
la transmisión de esta clase de documentos es ajeno a su origen y por lo tanto la
invalidez no le alcanza. León Barandiarán, luego de poner varios ejemplos
relacionados con el artículo 1769 del Código Civil de 1936 pero que son pertinentes
al Código vigente, señala que lo que sostiene respecto a las letras de cambio es
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aplicable a los vales y pagarés a la orden, por la remisión que hace el artículo 133
de la Ley de Títulos Valores
Desde luego, nada impide que quien pagó al tercero de buena fe tenga expedito
su derecho para repetir contra el que recibió y negoció originalmente el título de
crédito. No existe, en nuestro Código, una disposición que lo señale expresamente -
como sucede en el Código Civil de la República del Paraguay, promulgado el 23 de
diciembre de 1985-, pero ese derecho emana de la naturaleza de las cosas.
Dentro del mismo criterio, esto es, legislando sobre el juego y apuesta no autorizados
de un modo menos severo que los prohibidos, la parte final del artículo dispone que
quien paga sin autorización del perdedor y recibe de éste la cancelación de lo que
abone, goza de la solutio retentio y no está obligado a su restitución.
El reciente Código Civil paraguayo (1985) señala en su artículo 1455 que el tercero
que sin mandato hubiese pagado una deuda de juego y apuesta, no goza de
acción alguna contra aquél por quien hizo el pago. Nosotros preferimos la fórmula
peruana, pues es más flexible.
Por último debemos reflexionar sobre la supresión hecha por la Comisión Revisora
del artículo 2001 del Proyecto, según el cual "no puede exigirse el pago de lo que se
presta expresamente para juego no autorizado, si se hace anteriormente o en el acto
mismo de jugar" y dejamos constancia de nuestra discrepancia y de la conveniencia
de incorporarlo en el futuro. En efecto, dicho numeral del Proyecto tenía como
fuente el artículo 1771 del Código Civil de 1936, con el agregado de que no exista
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acción si el préstamo se hacía antes y no simplemente en el acto del juego y apuesta
y su propósito estaba dentro de la filosofía que regula este contrato, dirigida a no
propiciar la práctica de lo que puede convertirse en un vicio. Por cierto que la
solución sería distinta en la hipótesis de que el mutuo se realizase después del
resultado del juego y apuesta no autorizados y así se desprendía del referido
artículo 2001 del Proyecto, contrario sensu, de modo que su reembolso procedería
como en cualquier caso de un préstamo válido.
Explica Consuelo Vidal Bruce, que "los juegos y apuestas en los que suele tomar parte
un gran número de personas pueden ser divididos en dos categorías: una formada
por una serie de contratos bilaterales entre el organizador del juego y cada uno de
los participantes en el mismo, y otra en la que todos los jugadores crean un único
contrato plurilateral, ejercitando el organizador únicamente una función de
intermediario. Esta división facilita el análisis de los diferentes tipos de relaciones que
se dan entre los participantes en estos juegos o apuestas, y funciona aún en los
casos en los que éstos no se organizan profesionalmente" (Consuelo Vidal Bruce, los
contratos de juego y apuesta, tesis para optar el grado de bachiller en la Pontificia
Universidad Católica del Perú, 1984).
A) Lotería
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La lotería está sujeta al Decreto Ley N° 21921, de 2 de setiembre de 1977 En doctrina,
se le concibe como "un contrato plurilateral entre participantes, con pago
anticipado de billetes de lotería o de vigésimos de esos 'enteros' con cuyo pago se
formará -excluido lo que aporte el Estado para sus fines sociales- el montepremio
común a distribuir entre quienes hayan acertado".
Conforme al artículo 7 del Decreto Ley N° 21921, los premios pueden consistir en
dinero efectivo y/o en bienes muebles o inmuebles, pero es condición que el premio
mayor de todos los sorteos sea dinero en efectivo. En el caso de muebles o
inmuebles, es indispensable que sean adquiridos por el Ramo de Loterías antes de la
fecha en que se verifique el correspondiente sorteo. Además, y sí lo que se sortean
son muebles o inmuebles, el Ramo considerará como complemento del premio una
suma equivalente al 20% del valor de los bienes sorteados (artículo 7, incisos a, b, c
y d).
El artículo 14 constituye una excepción al numeral 1949 del Código Civil (infra, página
403), pues dispone que el plazo para efectuar la cobranza de premios es de 180
días calendario y si el último fuera inhábil, el plazo vencerá el primer día hábil
siguiente.
B) Casinos
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noviembre de 1991, siendo también aplicable el Decreto Supremo N° 001-2000-
ITINCI del 7 de enero de 2000 (Reglamento para la explotación de los juegos de
casino y máquinas tragamonedas)
Entre las más importantes normas que hay que destacar en esta ley, señalaremos las
que siguen:
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cuenta además de la infraestructura turística existente, razones de salud, moral y
seguridad pública. Estos establecimientos incluyendo los de tragamonedas no
pueden estar ubicados a menos de 150 metros de iglesias, instituciones educativas,
cuarteles y hospitales.
Sólo podrán ingresar a las salas destinadas a la explotación de los juegos de casino
y de máquinas tragamonedas, los mayores de edad. El usuario está obligado a
presentar su documento de identificación. Por ningún concepto podrán ingresar a
estas salas:
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En el Capítulo II del Título II, están expuestos las características técnicas de las
máquinas tragamonedas, así como los juegos autorizados y el Registro de Juegos.
En el Título VII aparecen las reglas que conciernen al impuesto a los juegos de
casino y máquinas tragamonedas, disponiendo que son además de aplicación las
normas reglamentarias y el Código Tributario en lo que fuera pertinente.
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El Título VIII establece el régimen de sanciones e infracciones, pudiendo, en este
último caso, ir de la amonestación hasta la inhabilitación permanente, existiendo en
el medio, diferentes sanciones (ejemplo: multa, cierre temporal, clausura,
cancelación de autorización, decomiso de bienes e inhabilitación temporal).
y la segunda disposición final del Decreto Legislativo N° 776; así como la Ley N° 26812,
Asimismo, se deja sin efecto el Decreto Supremo N° 01-95-ITINCI, que aprueba el
reglamento de casinos de juego; el Decreto Supremo N° 04-94-ITINCI, que aprueba
el reglamento de uso y explotación de máquinas tragamonedas; el Decreto
Supremo N° 014-96-ITINCI, que suspende el otorgamiento para el uso y explotación
de máquinas tragamonedas; el Decreto Supremo N° 004-97-ITINCI, que establece
instancias y mecanismos para fiscalizar el cumplimiento del reglamento de uso y
explotación de máquinas tragamonedas; así como las demás disposiciones que se
opongan a esta ley.
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C) Pronósticos sobre resultados de competencia deportivas
Luego, por Decreto Ley N° 21091 de 24 de febrero de 1975, se dictó la Ley Orgánica
de la Empresa Pública de Administración de Pronósticos Deportivos (EPAPRODE) la
cual, conforme al artículo 6, tenía facultades para dictar las normas relativas a
concursos de pronósticos deportivos de fútbol, incluyendo su administración y
fiscalización.
La suerte de EPAPRODE fue ondulante, ya que empezó con mucho empuje para
languidecer hasta su desaparición.
La nueva entidad es una empresa estatal de derecho privado, que se rige por la
Ley General de Sociedades, cuyo texto fue aprobado por Ley N° 26887 de 09 de
diciembre de 1997.
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La Empresa Peruana de Apuestas Deportivas (EPADESA) ha reestructurado la
organización y funcionamiento de la polla futbolística, denominada Deporgol,
tratando de capitalizar los errores y deficiencias detectadas durante la época en
que intervino EPAPRODE, pero en el presente también ha cesado su funcionamiento.
D) Bingo
Con el objeto de garantizar la seriedad del juego se ha dispuesto que los locales
destinados a salas de bingo permitan que las extracciones de bolos sean visibles para
todos los participantes, directamente o a través de un circuito cerrado de televisión,
de modo tal que se asegure la simultaneidad de la visión con la posibilidad de
jugadores (artículo 16.1 del Reglamento).
Corno en el caso de los casinos no pueden entrar a las salas de bingo los menores
de edad y las personas sujetas a interdicción civil, siempre que esa condición haya
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sido puesta en conocimiento del personal de control de admisión. Además, se
puede impedir el ingreso a quienes por sus referencias se supone que habrán de
observar una conducta desordenada o cometer irregularidades en el juego.
Existe una característica propia del juego de bingo y es que el acceso a la sala está
sujeto a la adquisición de un boleto de entrada, sin perjuicio de la exhibición de un
documento de identidad.
A lo expuesto se suma que para jugar es necesario utilizar cartones, cuya adquisición
(mal denominada venta) se sujeta a las disposiciones contenidas en el artículo 28
del Reglamento. Estamos, pues, en presencia de un juego y apuesta que es
complejo y masivo.
En el bingo están prohibidos los premios en especie y los pagos se harán en efectivo
o, a solicitud del ganador y por su seguridad, en cheque bancario girado contra la
cuenta de la entidad organizadora del juego.
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llevarlas a la punta opuesta. Pueden saltarse las piezas propias y las de los
jugadores contrarios.
c. El dominó fue inventado en la China hace más de 3000 años y consta de 28
fichas rectangulares marcadas con puntos del 0 al 10. Cada participante
cuenta con 7 fichas y el primero lanza una, y a partir de ese momento los
jugadores colocan la pieza cuyo número coincida con la que está sobre la mesa.
En este juego participan cuatro personas formando dos parejas, a diferencia
del ajedrez, en el que sólo intervienen dos.
d. El monopolio ha sido el juego más popular del siglo XX. Creado en 1934, consiste
en que los jugadores que varían entre 2 y 8, traten de adquirir la mayor cantidad
de propiedades posibles, a fin de desbancar a los demás, quedándose como
dueño absoluto del capital y de las propiedades.
e. El riesgo (Risk) tiene como objetivo la conquista del mundo. En este juego de
estrategia, los competidores deben colocar 21 soldados dentro de los diferentes
territorios y, posteriormente, seleccionar al azar una tarjeta para conocer cuál
es su misión. Esta puede ser destruir otras tropas, ocupar ciertos territorios, etc.
f. La jenga es un juego que combina el equilibrio con la destreza y consiste en sacar
piezas de una torre formada por trozos de madera de un mismo tamaño y
colocarlas en la parte superior, pero evitando que la torre se caiga
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i. El juego de escrúpulos consiste en afrontar una serie de dilemas compro-
metedores, que en algunos casos nos ponen en aprietos. Participan entre 3 y
8 jugadores y está prohibido ruborizarse al confesar sus intimidades.
j. El clue o súper detective consiste en adivinar en qué lugar de la casa, con qué
arma y quién asesinó a don difunto. El juego consiste en poner en un sobre 3
tarjetas con tales datos, para que cada jugador avance con el número que
indican los dados, hasta el lugar de la casa donde se sospecha que ocurrió
el crimen y decir quién es el culpable.
k. El juego de mesa de acción y bolsa es hoy en día el amo de las finanzas.
Todos los jugadores inician la partida con igual cantidad de dinero. Hay que
comprar acciones al más bajo precio posible y venderlas al más alto. Se deben
adquirir acciones hasta en 16 empresas y decidir la venta de sus títulos en el
momento exacto, antes de que la pizarra de cotización indique la quiebra
de una de ellas.
l. El mastermind pone a reto la inteligencia. Se trata de descubrir el código
secreto del oponente, antes de que éste descubra el suyo. Cada uno de los
participantes que son dos, tienen que inventar un código con pequeños
cubos con letras, haciéndolo difícil para que el oponente no lo adivine, en
tanto que el otro jugador debe descubrir el código con el menor número de
movimientos de fichas en el tablero.
m. El juego "nadie sabe para quién trabaja" es otro de los más utilizados en la
sociedad. Tiene numerosas reglas, conforme a las cuales se van obteniendo
puntajes, resultando vencedor el que obtenga el mayor puntaje una vez
agotado el mazo. Se juega entre 2 y 4 personas.
n. El juego de póquer (póker) es igualmente de frecuente empleo y puede
alcanzar grandes sumas. Tiene igualmente sus reglas propias, basándose en el
mayor o menor valor de las jugadas, en función de los naipes que se reparten
inicialmente y, posteriormente, mediante el canje.
o. El dudo es un juego de sala moderno en el que prevalece la audacia, la
capacidad psicológica y el azar. Está muy divulgado entre nosotros y tenemos
conocimiento de que ha sido patentado en el Reino Unido. El autor de este
libro es un vendido cultor de este juego de mesa, que combina la fraternidad
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que surge de la amistad, con la astucia y la capacidad de engaño, tan propia
del ser humano.
Rifa es "el juego que consiste en sortear una cosa entre varios por medio de cédulas
de corto valor, que todas juntas suman, por lo menos, el precio en que se le ha
estimado" (Diccionario de la Lengua Española vigésima edición, tomo II, página
1190). De lo expuesto se advierte su inevitable ligazón con el azar y por lo tanto y
como regla general, estaría prohibida, Empero, consideraciones de orden social o
altruista han determinado un trato más benigno y ya el artículo 1773 del Código Civil
de 1936 permitía, en su segundo párrafo, que fuesen autorizadas. Este temperamento
fue reafirmado por la Ley N° 10324 de 22 de diciembre de 1945, hecha extensiva a las
tómbolas y otros acontecimientos similares.
Por otro lado sobre la rifa, debemos decir que es una modalidad de lotería, pues
goza de todas sus características esenciales. En efecto, es un juego público y
colectivo, la obligación del participante es pagar el precio, el participante recibe
un comprobante para acreditar su participación, el resultado del juego está
determinado por un sorteo, la obligación del organizador del juego es pagar el
premio al participante que tuvo un número o combinación de números ganadores,
el resultado del sorteo es de carácter general
Carlos A. Fonseca Sarmiento opina que Esta norma no es de naturaleza civil sino
administrativa. Debe distinguirse la organización y gestión de un juego, del
desarrollo del mismo. La regulación de la organización y gestión de un juego, más
aún si es de azar, corresponde al Derecho Administrativo, pues involucra el ejercicio
de la función administrativa del Estado encargada de autorizar, fiscalizar y
posiblemente sancionar el desarrollo de estas actividades.
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El desarrollo del juego en sí se regula por el Derecho Civil, pues la relación jurídica
que se genera en un juego de azar organizado es una relación civil que se traduce
en un contrato de juego.
Por otro lado, esta norma se refiere a juegos de azar caracterizados por su
ocasionalidad, sin embargo,no es acaso cierto que los juegos de azar desarrollados
con carácter permanente también deben ser autorizados previamente por la
autoridad competente.
Por su parte Max Arias Schreiber, opina que del contenido del artículo 1948 se
desprende que la ley civil está remitida a las normas administrativas y en este orden
de ideas son aplicables el Decreto Supremo N° 90 de 14 de octubre de 1963 y su
modificatorio, el Decreto Supremo s/n de 6 de abril de 1964. De conformidad con estos
preceptos, las rifas, concursos y sorteos, así como las promociones de venta mediante
canjes de envases o cualquier sistema análogo deberán contar con la respectiva
autorización de la Dirección General de Gobierno (actualmente Dirección General
del Interior), o de los prefectos o subprefectos, cuando se realizan fuera de Lima y
Callao, y en las solicitudes deberá constar el sistema, condiciones y requisitos según los
cuales se llevará a cabo el sorteo, rifa, concurso, propaganda comercial o venta a
plazos con premios. En estos decretos existen multas para la hipótesis de incum-
plimiento, que por su monto deben ser objeto de actualización.
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Otra condición es que se trate de rifas públicas, no siendo el precepto aplicable a
las que se organizan en oficinas o lugares análogos y careciendo de acción de cobro
en esta hipótesis.
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Max Arias Schreiber en su libro exegesis refiere que se ha establecido un plazo de
caducidad para reclamar el pago de la deuda originada en el juego y apuesta
permitido y no rige por lo tanto la regla general sobre prescripción de la acción
personal, para mayor estabilidad de las entidades encargadas de la organización
de los juegos y apuestas permitidos. Desde luego este plazo podrá ser mayor o menor,
en caso de que la ley especial así lo disponga.
Para seguridad del apostador, a su vez, el artículo bajo comentario dispone que el
término inicial del plazo de caducidad correrá a partir del momento en que el
resultado se haya hecho público, para lo cual y salvo forma específica prevista, se
podrá utilizar el medio más conveniente (publicación en el diario oficial o en
cualesquiera de los que están en circulación, transmisión radial o televisiva, etc.).
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BIBLIOGRAFÍA
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