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MEMORIA:

QUÉ ES LA MEMORIA

MEMORIA ES LA CAPACIDAD QUE TIENE EL HOMBRE DE REGISTRAR, ALMACENAR Y,


EN UN MOMENTO DADO, REPRODUCIR DETERMINADA INFORMACIÓN.

UNA IDEA MÁGICA


Habitualmente concebimos la memoria desde el punto de vista de una doctrina fatalista “tener
memoria o no tenerla”. Lo que generalmente consideramos “tener memoria” consistiría en
memorizar sin esfuerzo, como una idea mágica.
Si concebimos la memoria como una cualidad innata, es imposible progresar. Para progresar
es necesario, en primer lugar, cambiar esta creencia falsa.

Mejorar la memoria es una tarea que está a nuestro alcance.

LA MEMORIA Y LA COMPRENSIÓN
Con esta obra aprenderás un método con reglas mnemotécnicas aplicables a
diversos materiales de estudio, y que en ningún caso interfieren con el hecho
esencial del aprendizaje: la comprensión.

QUÉ SON LAS REGLAS MNEMOTÉCNICAS


Son principios que facilitan enormemente el registro, la retención, la organización y
la memorización de datos e imágenes.

Todos implican abandonar el carácter pasivo y automático del registro habitual,


participando activamente en el mismo.
Cuanto más divertidas, creativas y personales puedas hacerlas, más efectivas se
volverán.

En esta obra aprenderás muchas de ellas, aplicables a distintos materiales y


situaciones.

CÓMO MEJORAR NUESTRA MEMORIA

Todo fortalecimiento de la memoria consiste en mejorar LOS MÉTODOS HABITUALES DE


REGISTRAR LOS HECHOS, métodos que se dividen en:

1) Métodos Mecánicos.
2) Métodos Racionales.
3) Métodos Ingeniosos.

LOS MÉTODOS MECÁNICOS consisten en la intensificación y repetición de lo que ha de ser


recordado. El método de enseñar a los niños a leer ante la pizarra, con lo que cada palabra queda impresa
siguiendo las cuatro vías, vista, oído, voz y mano, es ejemplo del método mecánico perfeccionado para
memorizar.
LOS MÉTODOS RACIONALES de recordar las cosas no consisten sino en seguir las vías lógicas de
concebir las cosas, disponiéndolas según sistemas racionales, clasificándolas, analizándolas en partes,
etc.

Para fortalecer la memoria, lo ideal es combinar los tres en este orden:

 Establecer la secuencia o clasificación.


 Utilizar una regla mnemotécnica.
 Repasar frecuentemente.

Intenta retener una serie de números que alguien te dicte a una velocidad aproximada de un dígito por
segundo. Te darás cuenta de que tu capacidad de memoria no va más allá de los siete dígitos, o hasta doce
si tu memoria ha seguido ejercicios de entrenamiento; pero a partir de esa cantidad, irá olvidando los
primeros si quiere incorporar a la lista los nuevos números.

Si en lugar de repetirlos inmediatamente mientras te los dictan, dejas pasar algunos minutos, observarás
que la cantidad de dígitos que puedes recordar es sensiblemente menor.

Prueba a consolidar el recuerdo. Estudia la lista de números escritos en un papel, durante cinco minutos, y
repítelos con posterioridad.
Verás cómo, de esta forma, podrás recordarlos mucho mejor que antes.

Quizás te preguntarás el por qué de la existencia de un tipo de memoria que olvide tan fácilmente, cuando
tus preocupaciones vienen dadas precisamente por las dificultades de recordar, y lo que pretendes es
recordar más, mejor y durante más tiempo. Sin embargo, este tipo de memoria es necesaria y tiene su
utilidad.

Se han inventado muchos procedimientos ingeniosos, llamados mnemotécnicos; mediante los cuales es
posible retener hechos completamente inconexos, listas de nombres, números, etc., en tal considerable
cantidad que muchas veces da lugar a una capacidad difícil de creer.

En las próximas páginas comenzaremos a aprender varios de estos métodos mnemotécnicos.

LAS LEYES DE LA RECORDACIÓN


Las ‘leyes naturales de la recordación’ son muy sencillas. Son sólo tres. Todos los llamados sistemas
mnemotécnicos se han fundado sobre la base de ellas:

1) IMPRESION
2) REPETICION
3) ASOCIACION

El primer mandato de la memoria es: obtener una impresión profunda, vivaz y duradera de la cosa que
deseamos retener. Y para esto tenemos que concentrarnos.

En la mayoría de los casos el recuerdo se produce por la relación de una cosa con otra, y al
activarse el circuito, y por su uso frecuente, se forma una relación permanente entre ambos.

Y para recordar firmemente esta secuencia, podemos ahora aplicar el más simple de los métodos
mnemotécnicos, el acróstico, que consiste en tomar la inicial de cada palabra (que como verás
está en tipografía más grande y en color) y construir una palabra con o sin significado real.

En nuestro caso, el acróstico resultante es: I R A.

Si asocias un acróstico con una imagen, el nivel de recordación será mayor.

DOS REGLAS MNEMOTÉCNICAS SENCILLAS: EL ACRÓSTICO Y EL ACRÓNIMO

El acróstico es una composición en que una o varias letras de cada palabra de una oración, de un
conjunto de datos o de una lista forman una palabra o frase (con o sin sentido).
Por ejemplo: veamos la primera línea de la tabla periódica de los elementos químicos:

Litio - Berilio - Boro - Carbono - Nitrógeno - Oxígeno


- Fluor - Neón

Si tenemos que memorizar esta serie, un buen método sería confeccionar una frase con la primera o
primeras letras de cada uno de estos elementos: "La BBC no funciona".

Esta podría ser una de las posibilidades para acordarnos de estos ocho elementos. Fíjate que se ha
utilizado la L de Litio (La), la B de Berilio y la de Boro, la C de Carbono (BBC) , la N de Nitrógeno y la
O de Oxígeno (no), la F de Fluor y la N de Neón (funciona).

Otro ejemplo de acróstico es una palabra formada por las primeras letras de otras palabras, como
MERCOSUR (Mercado Común del Cono Sur).

CLASIFICACIÓN DE LAS MEMORIAS


(POR SU ALCANCE)

Las investigaciones actuales sostienen que existen al menos tres clases de memoria:

1. Almacén de Memoria Sensorial


2. Memoria de Corto Plazo
3. Memoria de Largo Plazo

El proceso de la memoria puede ser representado a través del siguiente cuadro:

ALMACÉN DE
MEMORIA DE MEMORIA DE
ENTRADA DE MEMORIA
CORTO PLAZO LARGO PLAZO
INFORMACIÓN SENSORIAL
1. Almacén de Memoria Sensorial: es la memoria más fugaz,
la del instante. mientras leemos, se retiene una palabra, el tiempo
necesario para comprender la siguiente.

2. Memoria de Corto Plazo: Es la comprensión del lenguaje,


como en las operaciones aritméticas, se necesita un almacenamiento
temporal de información. Ésta se esfuma en menos de un minuto.
Es el tiempo que recordamos un número de teléfono que nos acaban de
decir, antes de anotarlo o de olvidarlo.

3. Memoria de Largo Plazo: Es la que se encarga, principalmente,


de almacenar información importante, no sólo para el presente, sino
también para el futuro.

Es fundamental aprender a transferir contenidos de la memoria de Corto Plazo a la de


Largo Plazo.

Teniendo en cuenta que la primera se borra en un minuto, aproximadamente, si lo que


detectamos nos interesa, debemos producir la comunicación de los dos sistemas.

Los tipos de memoria


Respecto a los tipos de memoria, aparecen muchas variantes; algunas personas tienen una
memoria principalmente:
 Auditiva, registran preferentemente lo que oyen.
 Visual, retienen detalles relacionados con figuras, colores, lugares, personas, etc.
 Conceptual, de datos y guarismos, o de cuestiones y relaciones abstractas.
 Motora, es la memoria vinculada a las habilidades motoras como manejar un
automóvil, tocar el piano, jugar al golf, etc.

La memoria es asociación
No se puede dar la siguiente orden: ‘¡Recuerde ! ¡Haga memoria !’ ¿Obedecerá a esta simple
orden la facultad de su memoria, reproduciendo alguna imagen definida de su pasado ?
Evidentemente no. Su mente permanecerá perpleja y terminará por preguntar: ‘¿Qué quieren
que recuerde?’

Este ejemplo demuestra que, para recordar algo, es necesario un punto de partida o de apoyo.

Si ahora se le pidiera lo siguiente: ‘Recuerde la fecha de su nacimiento, dígame lo que almorzó


ayer, o mencione la serie de las notas musicales’, su facultad de memoria produciría
inmediatamente el resultado apetecido: el punto de partida enfoca su amplia potencialidad en
un punto específico.

Y si ahora analizamos cómo ocurre esto, veremos que el punto de apoyo es siempre algo
asociado directamente con el objeto evocado. En nuestros ejemplos, las palabras ‘fecha de mi
nacimiento’ están directamente asociadas con un número, un mes y un año en particular; las
palabras ‘almuerzo de ayer’ interrumpen todas las vías de evocación, salvo aquellas que se
refieren a ‘ravioles con tuco’ ; las palabras ‘escala musical’ se asocian en la mente con DO,
RE, MI, FA, SOL, etc.

La memoria y las asociaciones


Las asociaciones son muy eficaces, entre otras razones porque el acto de elaboración de la
imagen crea el recuerdo. Lo mismo ocurre cuando se inventa una Palabra Sustituta (como
Feria de los Andes por Fernández), o una palabra para representar un número. En todos los
casos, usted refuerza su:

INTERÉS
OBSERVACIÓN
ATENCIÓN
CONCENTRACIÓN, y por eso mismo
MEMORIA

La buena y la mala memoria


Más allá de unas pequeñas diferencias personales, puede afirmarse que no hay 'buena' o 'mala'
memoria, sólo está o no está parcial o enteramente adiestrada.

Y ese adiestramiento tiene una base simple. En principio, la clave de la 'mala memoria' es la
falta de atención, la falta de observación exacta.

El célebre inventor Thomas Edison descubrió un día que 27 de sus asistentes habían estado
usando, todos los días durante seis meses, cierto sendero que comunicaba su fábrica de
lámparas con su fábrica general. En este sendero crecía un cerezo y, sin embargo, cuando se
interrogó a estos hombres, se halló que ninguno de ellos había reparado en la existencia de tal
cerezo.

‘El cerebro del individuo medio -hace notar Edison con vehemencia- no observa la milésima
parte de cuanto observan los ojos. Es casi increíble la pobreza de nuestro poder de
observación, de verdadera observación’.

La capacidad de observación es una de las cualidades fundamentales para la buena memoria.

EL REGISTRO
‘El arte de la memoria es el arte de la atención’, afirmó Samuel Johnson. Si no
somos capaces de recordar algo, probablemente sea porque no hemos prestado
atención a ello. Si no lo registramos en la memoria, no lo encontraremos allí cuando
lo necesitemos.

Como el registro muchas veces descansa en el poder observación, el primer paso


consistirá en practicar el arte de la observación.

A fin de hacer más viva nuestra observación, practicaremos cada día elaborando una
imagen mental de algo que es una parte corriente de nuestra experiencia, por
ejemplo, un edificio que vemos cada día al ir al trabajo, una persona que trabaja en
nuestra oficina, un jardín de nuestra calle. Intentaremos imaginar con todo detalle.
Nos formularemos unas cuantas preguntas: ‘¿Qué flores hay en ese jardín?’
‘¿Cuántos pisos tiene aquel edificio de oficinas de la esquina?’ No nos limitemos a los
detalles visuales, es bueno recordar sonidos, olores, etc. Si normalmente nos
planteamos el reto de responder a preguntas de este tipo, al poco tiempo notaremos
que nuestra observación es más profunda y somos capaces de recordar con más
claridad.

Al aprender a observar incluso los detalles más insignificantes de la vida,


descubriremos que vamos aguzando la atención cuando se nos presenta
información nueva, ya sea al leer o al escuchar a alguien que nos habla. Cuanto más
despiertos y atentos estemos en cada momento, mayor será el premio que se nos
dará a cambio: unas impresiones claras y fáciles que nos llegarán a la mente.

Consideremos que nuestra mente es una cámara. Cuando no estamos atentos al


entorno, las lentes están desenfocadas, y por consiguiente, al ‘revelar’ más tarde la
foto, la veremos borrosa. En cambio, si desarrollamos el hábito de estar alerta y
pendientes, nuestros recuerdos serán cada vez más intensos.

La importancia de la comprensión
Recordar maquinalmente -leyendo o repitiendo algo una y otra vez- es el sistema más
corriente que se utiliza para intentar memorizar. Sin embargo es el menos útil. El
material que se repite sin compromiso ni motivación simplemente entra por una oreja
(u ojo) y sale por la otra. Rara vez traslada algo de la memoria a corto plazo a la
memoria de largo plazo.

El factor más importante de la memoria es la comprensión. Aunque se puede


memorizar una lista de sílabas sin sentido o números desordenados,
fundamentalmente debemos comprender la información si vamos a recordarla
durante un tiempo significativo y si queremos que nos sea de utilidad. Los datos en
bruto no son información de verdad; se hacen útiles cuando son procesados por una
mente humana y se convierten en conceptos comprensivos.

La doctrina hoy imperante de la memoria sostiene que la información queda grabada


en el cerebro en amplias redes neuronales interconectadas. Cada idea, imagen o
elemento de información tiene cientos o miles de asociaciones con otras ideas o
imágenes y así están conectados con muchos otros puntos del ‘circuito’ cerebral.

Ahora ampliaremos estas ideas. Los científicos creen que lo que se graba en el
cerebro no son letras, sílabas o palabras aisladas, sino ideas y conceptos. Estas
ideas están conectadas con otras que lo que podríamos llamar ‘redes semánticas’,
redes de ideas. Al introducir algo en la memoria, podemos decir que creamos
nuevos vínculos en las redes para crear asociaciones significativas.

Por ello es tan importante comprender lo que hemos leído u oído. Cuando nosotros
comprendemos algo, nuestro cerebro sabe cómo ligarlo con otros hechos, ideas,
recuerdos o imágenes relacionados con ello. Cuando no lo comprendemos, nuestro
cerebro no sabe qué hacer con ello o cómo almacenarlo. Podemos archivarlo en
alguna parte, pero ¿cómo accederemos al archivo? Por otro lado, podemos tener
cientos de asociaciones parecidas al elemento de información que comprendemos.

Hay estudios que han probado repetidas veces que recordamos mejor lo que
comprendemos. Michael Epstein, del Rider College, descubrió que individuos que
han sido entrenados para encontrar relaciones significativas entre parejas de
palabras, recuerdan más del doble de palabras que los demás, a los cuales se les ha
dicho que memorizaran las palabras. Epstein cree que cuando se activa más la
‘profundización de procesamiento’ de las palabras al abordar algo de manera
comprensiva, se activa más el cerebro que con la memorización maquinal.

En otro estudio, se ha separado a los individuos en grupos para aprender nuevas


palabras. El primer grupo simplemente lee las palabras en voz alta; se ha instado al
segundo grupo a clasificar las palabras por categorías; al tercer grupo se le dijo que
formara una frase utilizando todas las palabras. El segundo grupo aprendió más que
el primero, ¡y el tercero recordó un 250% más que el segundo!

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