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LA VAQUERA DE LA FINOJOSA

Moza tan fermosa


non vi en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.

Faciendo la vía 5
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fragosa
perdí la carrera, 10
do vi la vaquera
de la Finojosa.

En un verde prado
de rosas y flores,
guardando ganado
con otros pastores, 15
la vi tan graciosa
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.

No creo las rosas 20


de la primavera
sean tan fermosas
ni de tal manera,
fablando sin glosa,
si antes supiera 25
de aquella vaquera
de la Finojosa.

No tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dejara 30
en mi libertad.
Mas dije: «Donosa
(por saber quién era),
¿dónde es la vaquera
de la Finojosa?» 35

Bien como riendo,


dijo: «Bien vengades;
que ya bien entiendo
lo que demandades:
non es deseosa 40
de amar, nin lo espera,
aquesa vaquera
de la Finojosa.»
el Marqués de Santillana
 Lírica Popular

ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS

Quién hubiera tal ventura


sobre las aguas del mar,
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de san Juan

yendo a buscar la caza


para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar

las velas trae de seda


jarcias de oro torzal
áncoras tiene de plata
tablas de fino coral

marinero que la guía


diciendo viene un cantar
que la mar ponía en calma
los vientos hace amainar

las aves que van volando


al mástil vienen posar
los peces que andan al fondo
arriba los hace andar.

Allí habló el infante Arnaldos


bien oiréis lo que dirá
"Por tu vida el marinero
dígasme ahora ese cantar"

Respondiole el marinero
tal respuesta le fue a dar
"Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va".
Anónimo

- Renacimiento (siglo XVI)


SONETO XXIII
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende el corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena


del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

coged de vuestra alegre primavera


el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado.


Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza su costumbre.
Garcilaso de la Vega

ODA I - VIDA RETIRADA

¡Qué descansada vida


la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

Que no le enturbia el pecho


de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento


si soy del vano dedo señalado;
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río,!


¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.
Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves


con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,


gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera,


por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.

El aire del huerto orea


y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruïdo
que del oro y del cetro pone olvido.

Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.
A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.

Fray Luis de León

- El Barroco (siglo XVII)


EN LAS MAÑANICAS

En las mañanitas
del mes de mayo
cantan los ruiseñores,
retumba el campo.

En las mañanicas,
como son frescas,
cubren los ruiseñores
las alamedas.

Ríense las fuentes


tirando perlas
a las florecillas
que están más cerca.

Vístense las plantas


de varias sedas
que sacar colores
poco les cuesta.

Los campos alegran


tapetes varios,
cantan los ruiseñores,
retumba el campo.
Lope de Vega.

A UNA NARIZ

Érase un hombre a una nariz pegado,


érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado, 5


érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,


érase una pirámide de Egipto, 10
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,


muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.
Francisco de Quevedo

- Romanticismo (siglo XIX)


LA CANCIÓN DEL PIRATA

Con diez cañones por banda,


viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela


en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:
Navega, velero mío
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,


que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá; muevan feroz guerra


ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí; tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pechos mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,


que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de "¡barco viene!"


es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,


que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!


Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá; en su propio navío
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,


que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor


aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,


que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

José de Espronceda
RIMA LIII

Volverán las oscuras golondrinas


en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban


tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas


de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío


cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos


las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas


como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!

Gustavo Adolfo Bécquer

NEGRA SOMBRA

Cuando pienso que te fuiste,


negra sombra que me asombras,
al pie de mis cabezales,
vuelves haciéndome burla.

Cuando imagino que te has ido,


en el mismo sol te me muestras,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que sopla.

Si cantan, eres tú que cantas,


si lloran, eres tú que lloras,
y eres el murmullo del río
y eres la noche y eres la aurora.
En todo estás y tú eres todo,
para mí y en mí misma moras,
no me abandonarás nunca,
sombra que siempre me asombras.

Rosalía de Castro

- Siglo XX
 Modernismo
A MARGARITA DEBAYLE

Margarita está linda la mar,


y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:

Esto era un rey que tenía


un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.

Una tarde, la princesa


vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla


decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas


se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,


bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,


por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta


de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: —«¿Qué te has hecho?


te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
—«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».

Y el rey clama: —«¿No te he dicho


que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».

Y ella dice: —«No hubo intento;


yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».

Y el papá dice enojado:


—«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: —«En mis campiñas


esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».

Viste el rey pompas brillantes,


y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,


pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

***

Margarita, está linda la mar,


y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,


guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
Rubén Darío

EL VIAJE DEFINITIVO

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;


y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;


y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;


y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico.

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol


verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.

Juan Ramón Jiménez

CXXII
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,


tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,


en sueños, tan verdaderas!...

Vive, esperanza, ¡quién sabe


lo que se traga la tierra!

Antonio Machado

10 poemas para celebrar el Día Mundial de la Poesía 2018

MADRID, 21 Mar. (EDIZIONES) - El 21 de marzo se celebra el Día Mundial de la


Poesía. La UNESCO pretende así impulsar y preservar el género lírico como una
manifestación de la diversidad en el diálogo, de la libre circulación de las ideas por
medio de la palabra, de la creatividad y de la innovación. En un día tan señalado
repasamos 10 versos legendarios de emblemáticos poetas de habla hispana como
Pablo Neruda, Rafael Alberti o Antonio Machado. La poesía, con sus metáforas y su
...

Leer mas: http://www.europapress.es/cultura/libros-00132/noticia-10-poemas-celebrar-


dia-mundial-poesia-2016-20160321120209.html

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10 ejemplos de textos líricos:


1.- Poesía.-

Eres la más bella entre las bellas,

tus ojos brillan como las estrellas,

tu rostro y tus facciones,

son tan bellas que ni las canciones,


pueden igualar,

una belleza tal.

2.- Poesía lírica coral.-

Lo mejor es, de un lado, el agua y, de otro, el oro, como ardiente fuego,

que destaca en la noche por encima de la magnífica riqueza.

Y si certámenes atléticos celebrar

anhelas, querido corazón,

ni busques otra estrella más cálida que el sol

brillante en el día por todo el yermo éter,

ni ensalcemos otra competición superior a la de Olimpia.

De allí el himno clamoroso se despliega

a través de las mentes de los sabios

para que al hijo de Crono canten los que acuden

a la espléndida y feliz morada de Hierón.

(Traducción de fragmento de la Olímpica de Píndaro a Hierón de Siracusa, año


476 A.C.).

3.- Balada.-

Él pasó con otra;

yo le vi pasar.

Siempre dulce el viento

y el camino en paz.

¡Y estos ojos míseros

le vieron pasar!.

Él va amando a otra
por la tierra en flor.

Ha abierto el espino;

pasa una canción.

¡Y él va amando a otra

por la tierra en flor!

Él besó a la otra

a orillas del mar;

resbaló en las olas

la luna de azahar.

¡Y no untó mi sangre

la extensión del mar!

El irá con otra

por la eternidad.

Habrá cielos dulces.

(Dios quiera callar.)

¡Y él irá con otra

por la eternidad!

(Balada lirica de Manuel mistral).

4.- Copla.-

“De tu ventana a la mía

me trajiste un limón.

Lo dulce quedó en el aire

lo amargo en mi corazón”
5.- Romance.-

El romance es un poema propio de la literatura española e hispanoamericana, se


compone de la combinación métrica denominada también romance, (por lo que no se
debe de confundir con el subgénero literario narrativo de los romances).

En Sevilla, a un sevillano siete hijas le dio dios,

todas las siete fueron hembras

Y ninguna fue varón.

Y la más chicarretita

A lo que se prometió:

A servir u año

Disfrazada de varón.

Al montar en su caballo,

La espada se cayó.

Por decir maldita sea, dijo “maldita sea yo”.

Al rey que la estaba oyendo,

De amores le cautivó:

-¡Ay madrecita, ay dios madre!

Que yo me muero de amor;

Que el caballero don marcos

Es hembra, que no varón.

-Convídale tú, hijo mío,

A comer un día,

Que si ella fuera mujer,

Silla baja cogería.

Todos los caballeros se sientan en sillas bajas,


Y el caballero don Marcos ha cogido la más alta,

-¡Ay madrecita, hay dios madre!…

_convídale tú, hijo mío,

a comer peras un día;

Que si ella fuera mujer

El pecho se llenaría.

Toditos los caballeros

Las peritas se guardaban,

Y el caballero don marcos

Se las regala a las damas.

-¡hay madrecita, hay dios madre!…

-convídale tú, hijo mío,

A correr un día:

Que si ella fuera mujer

Al punto se cansaría.

Toditos los caballeros

En seguida se cansaban,

Y el caballero don marcos

No corría, que volaba.

-¡hay madrecita…

-convídale tú, hijo mío,

A baños contigo un día;

Que si ella fuera mujer,

Nunca se desnudaría.
Toditos los caballeros

Se empezaban a desnudar,

Y el caballero don Marcos

Ha comenzado a llorar.

-¿Por qué llora usted don marcos?

-por que debo llorar

Por un falso testimonio

Que me quiere levantar.

-no llores tú, reina mía,

No llores, mi alma, ¡por dios¡

Que eso que te entristece

Desea mi corazón.

La bola iba creciendo.

Con ellos iban las manos

De sus raíces compañeras;

Con ellos y con el ánimo.

6.- Égloga.-

Con mi llorar, las piernas enternecen su natural dureza

y las quebrantan.

los árboles parece que se inclinan

las aves que me escuchan, cuando cantan

con diferente voz se condolecen.

¿Por qué de mí te olvidas y no pides

que se apresure el tiempo en este velo


rompa del cuerpo y verme libre pueda

y en la tercera rueda

contigo mano a mano,

busquemos otro llano,

busquemos otros montes y otros ríos

otros valles floridos y sombríos

donde descanse y siempre pueda verte

ante los ojos míos

sin miedo y sobresalto a perderte?

(Francesco Petrarca fragmentos).

7.- Soneto.-

Varios efectos del amor:

Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,

alentado, mortal, difunto, vivo,

leal, traidor, cobarde, animoso,

no hallar, fuera del bien, centro y reposo,

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

enojado, valiente, fugitivo,

satisfecho, ofendido, receloso.

Huir el rostro al claro desengaño,

beber veneno por licor suave,

olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,


dar la vida y el alma a un desengaño:

esto es amor. Quien lo probó lo sabe.

(Soneto varios efectos del amor, por Lope de Vega).

8.- Canción.-

A quién contaré mis quejas,


mi lindo amor;
a quién contaré yo mis quejas,
si a vos no?

Mis penas son como ondas del mar,


que unas se vienen y otras se van:
de día y de noche guerra me dan.
(Canción lirica tradicional Española).

9.- Madrigal.-

“Ojos claros, serenos

si de un dulce mirar sois alabados,

¿por qué, si me miráis, miráis airados?

Si cuanto más piadosos

más bellos parecéis a aquel que os mira,

no me miréis con ira,

porque no parezcáis menos hermosos.

¡Ay, tormentos rabiosos!

ojos claros, serenos,

ya que así me miráis, miradme al menos”.

(Poema del tipo madrigal de Gutierre de Cetina).

10.- Epigrama.-

“Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:

yo porque tú eras lo que yo más amaba


y tú porque yo era el que te amaba más.

Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:

porque yo podré amar a otras como te amaba a ti

pero a ti no te amarán como te amaba yo”.

(Al perderte yo a ti de Ernesto Cardenal).

u previo y expreso consentimiento.

Poemas líricos

Se denomina poesía lírica a las formas de expresión verbal que emplean la palabra
para ilustrar un sentimiento profundo, una reflexión o un estado del espíritu, en tanto
manifestaciones experienciales y estéticas. Usualmente se refiere con este nombre a
las canciones, cantos y romances. No debe entenderse la poesía lírica como
sinónimo del género literario de la poesía como un todo.

La palabra “lírico” proviene de la antigua usanza griega de recitar la poesía


acompañándose de instrumentos musicales como la lira, atribuida además en su
imaginario a Erato, musa de la poesía.

Esta poesía cantada o bien recitada se distingue de la poesía dramática o


narrativa, reservándose para el ámbito de lo privado, lo amoroso y lo subjetivo. En
ese sentido, apunta más bien a formas sencillas y al uso de la métrica y la rima, dado
que su interés se centra en la recreación emocional más que en el logro estético de
sus formas.

Algunas formas tradicionales de la poesía lírica son:

 La oda. Alabanza o exaltación, o descripción poética de una cosa, una persona


(por lo general la amada o un héroe) o situación.
 La égloga. Típica de la poesía pastoril, suele aludir a paisajes bucólicos y
vivencias silvestres, mediante una caracterización del entorno natural.
 El soneto. Tipo de poema compuesto por catorce versos endecasílabos (11
sílabas) provistos de rima consonante, divididos a su vez en dos estrofas de
cuatro y dos de tres versos (cuarteto y terceto) para lograr una estructura
melódica. Durante siglos se le consideró la forma poética por excelencia.
 La elegía. Canto de dolor, despedida o lamentación.
 El madrigal. Poema de amor principalmente, breve de extensión pero
subjetivo en sus formas y muy preñado de la emocionalidad casi confidencial
del enamorado.
 El epigrama. Canto breve, usualmente satírico, irónico o juguetón, en el que
se muestra la agudeza e ingenio del poeta.

Existen muchas formas más, de acuerdo a la tradición específica y a las formas locales
de ejecución, como el romance o la cantiga.

Ejemplos de poemas líricos

1. “Soneto” de Lope de Vega

Un soneto me manda hacer Violante,


que en mi vida me he visto en tanto aprieto:
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante


y estoy a la mitad en otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,


y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho


que voy los trece versos acabando:
contad si son catorce: ya está hecho

2. “Romance del Conde Arnaldos” (fragmento) de autor anónimo

Quién hubiera tal ventura


sobre las aguas del mar,
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de san Juan

yendo a buscar la caza


para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar
las velas trae de seda
jarcias de oro torzal
áncoras tiene de plata
tablas de fino coral (…)

3. “Soneto XXIII” de Garcilaso de la Vega

En tanto que de rosa y azucena


se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende el corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena


del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

coged de vuestra alegre primavera


el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado.


Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza su costumbre.

4. “A una nariz” (soneto) de Francisco de Quevedo

Érase un hombre a una nariz pegado,

érase una nariz superlativa,

érase una nariz sayón y escriba,

érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,

érase una alquitara pensativa,

érase un elefante boca arriba,

era Ovidio Nasón más narizado.


Érase un espolón de una galera,

érase una pirámide de Egipto,

las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,

muchísimo nariz, nariz tan fiera

que en la cara de Anás fuera delito.

5. “Rima LIII” (fragmento) de Gustavo Adolfo Bécquer

Volverán las oscuras golondrinas


en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban


tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas


de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán. (…)

6. “Negra sombra” (fragmento) de Rosalía de Castro

Cuando pienso que te fuiste,


negra sombra que me asombras,
al pie de mis cabezales,
vuelves haciéndome burla.

Cuando imagino que te has ido,


en el mismo sol te me muestras,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que sopla. (…)

7. “Al perderte…” de Ernesto Cardenal

Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:


yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.

8. “Margarita, está linda la mar” (fragmento) de Rubén Darío

Margarita, está linda la mar,


y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,


guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento. (…)

9. “CXXII” de Antonio Machado

Soñé que tú me llevabas


por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,


tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,


en sueños, tan verdaderas!…
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!

10. “El viaje definitivo” de Juan Ramón Jiménez

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;


y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;


y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;


y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico.

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol


verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.

11. “La canción del pirata” (fragmento) de José de Espronceda

Con diez cañones por banda,


viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín. (…)

12. “Oda I – Vida retirada” (fragmento) de Fray Luis de León

¡Qué descansada vida


la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

Que no le enturbia el pecho


de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado! (…)

13. “Vaquera de la Finojosa” (fragmento) del Marqués de Santillana

Moza tan fermosa

non vi en la frontera,

como una vaquera

de la Finojosa.

Faciendo la vía

del Calatraveño

a Santa María,

vencido del sueño,

por tierra fragosa

perdí la carrera,

do vi la vaquera

de la Finojosa. (…)

14. “Coplas de don Jorge Manrique por la muerte de su padre”


(fragmento) de Jorge Manrique

Recuerde el alma dormida,


avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado
da dolor,
cómo, a nuestro parescer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor. (…)

15. “La sangre derramada” (fragmento) de Federico García Lorca

¡Que no quiero verla!

Dile a la luna que venga,


que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.

¡Que no quiero verla!

La luna de par en par.


Caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del sueño
con sauces en las barreras. (…)

Fuente: http://www.ejemplos.co/15-ejemplos-de-poemas-liricos/#ixzz5H6VqzdLg

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