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Hay
alternativa
al 'avioncito'
y a darles la
cucharada
a la boca.
Una
psicóloga y
una
nutricionista
ofrecen las
claves para
acabar con
La edad ideal para que aprendan a comer es hasta el año y medio.
los lloros en
la mesa
A propósito de esto, los expertos recuerdan que «un 40% de los menores tiene
sobrepeso o sufre obesidad». Y parte del problema es esa costumbre, mala costumbre, de
que los chavales no dejen nada en el plato. «No
siempre tienes la misma sensación de hambre. Lo
Nutricionista: «No nos importante con los menores es educarles en la
extraña que un padre dé a su alimentación pero no tanto en la cantidad, hay
hijo una Coca-Cola, pero algo cultural con la idea de que se coman grandes
bastante mejor que le diera cantidades», reconoce Mariola Bonillo, psicóloga
una col de Bruselas» sanitaria del Centro Área Humana de Madrid. Y
la educación en la alimentación, insiste, en
mucho más que acabarse todo. «Hay que tratar de que la comida no les estrese, sino que
sea un momento de disfrute. Se puede empezar por intentar que los niños nos acompañen
a hacer la compra, que ayuden a poner la mesa, que participen del ritual de la comida».
Y una vez en la mesa, sin presión y sin prisas, porque «¿cómo nos tomaríamos ir a un
restaurante y que el camarero nos dijera: 'A ver si acabas ya', 'Hasta que no termines todo
no te doy el postre...'». Así que lo primero, darles tiempo. Y lo segundo, opciones. «Si no
les gusta el puré de lentejas hay que probar a dárselas crudas, o a no dárselas un tiempo y
cambiar de legumbre. O si no come fruta se puede negociar con el niño que la coma antes
de los espaguetis, que es su comida favorita». También influye, dicen, el modo de
presentar el plato. «Hay que jugar con los colores, un puré marrón no es lo más
atractivo», sostiene la nutricionista.
Y ofrece unas pautas para cada edad: «Hasta los seis meses los bebés se deben
alimentar solo de lecha materna o, en su defecto, de biberón». Pero a partir de esa edad
ya se pueden introducir en su dieta la mayoría de alimentos. «Es importante dárselos en
trozos: un cachito de zanahoria hervida, un pedacito de tres o cuatro centímetros de
calabaza al vapor un poco al dente... Ya hacen el movimiento de masticar y, aunque
todavía no tengan dientes, mastican con la mandíbula. Se les puede dar un poco de
espaguetis, de legumbres o de quinoa, para que la cojan bolita a bolita. Con medio año el
bebé ya sabe hacer la pinza con el dedo y hacer el movimiento de llevarse a la boca. No
se va a alimentar de bolitas de quinoa pero va a crear un hábito».
La pueden comer con poco más de un año. Porque a esa edad hay pocos alimentos que
no puedan probar. «La leche de vaca es mejor dársela a partir del año porque tiene
proteínas que puede generarles indigestión. Y los pescados grandes como el atún o el pez
espada, no se recomiendan hasta los dos años por su alto contenido en mercurio».
Muchos padres apuntan al comedor a sus hijos para que «aprendan a comer». ¿Aprenden
más que en casa?
En la escuela se puede dar el aprendizaje por imitación. Ver a otros niños comer puede
ser motivador, pero en casa se puede hacer igualmente. La clave es hacer de la comida un
momento de disfrute. Si el niño come obligado ya está enfadado antes de empezar y no
va a funcionar.