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Jorge Franco, ganador del premio Dashiell Hammet, dice que en Nueva York se
concentran los mismos problemas que el colombiano vive todos los días. Parece
mentira, dice Jorge Franco, pero Nueva York bien puede ser considerada como la
cuarta ciudad más importante de Colombia porque en ella reside más de un millón
de colombianos que, huyendo de la violencia, buscando el sueño americano o
traficando cocaína, han ido llenando las calles y espacios de la célebre Urbe de
hierro.
“Los colombianos están sobre todo en el área de Queens, donde hay calles que lo
hacen sentir a uno en la misma Colombia. Se ha trasladado todo. Lo bueno y lo
malo. Ahí me encontré toda la problemática colombiana: guerrilla,
paramilitarismo, narcotráfico, secuestro, extorsión, sicarios. También toda su
comida, folclor, música y bebida. Toda Colombia está ahí, pero con la desventaja
de que ante los abusos, asesinatos, secuestros y todo lo demás la gente está
indefensa porque no tiene papeles.”
La reina colombiana
—Un espejismo al que hoy más que nunca se han aferrado muchos jóvenes de
toda condición social. Aunque también habría que precisar que, paralelamente a
este incremento de inmigrantes, se está presentando un fenómeno curioso: hay
como una ola de regreso impulsada por la decepción de no hallar lo esperado.
Sí, aunque, traté de que todo lo que investigué no se refleje como tal en la novela,
es decir, que no se sienta ni obstaculice la naturalidad de la narración. Me da
tranquilidad conocer los sitios, ubicarme geográficamente, perderme en las
ciudades de mis personajes, saber cómo viven los inmigrantes, cómo se les
derrumba precisamente ese sueño de la vida americana y cómo empieza la
pesadilla
—¿Una novela de inmigrantes?
—No, no es una novela sobre el paso de ilegales a Estados Unidos, es más bien
una historia en tres pasos: la de un extravío, una búsqueda y un reencuentro. Así la
veo, aunque se presta para mostrar muchas cosas, entre ellas, el problema de los
inmigrantes indocumentados que salen de su país por problemas económicos.
—En el caso concreto de mi nacionalidad, desde hace tiempo tenía inquietud por
saber qué es ser colombiano, porque es una situación muy complicada en el
extranjero e incluso dentro de mi mismo país. Como viajero que he sido, como una
persona que ha vivido en otros lados, me he dado cuenta que se carga con algo,
como con una culpa por algo que no hemos cometido, pero se carga con ella. Yo
nací en Medellín, una ciudad que en el extranjero se pronuncia con miedo, como si
por sólo decir su nombre fuera a explotar.
J.F.: Sí, yo volví porque tenía que ver cómo vivían los indocumentados y saber
tantas cosas que como turista uno no ve. Yo me fui con 100 páginas escritas. Fui a
Miami y desde ahí viaje en bus hasta Nueva York porque quería contar la historia
desde un bus. Fueron 30 horas muy complicadas.
J.F.: Esa fue la parte que más trabajo me dio. Es una misma historia contada desde
tres tiempos diferentes. Hay un presente, un pasado inmediato y un pasado remoto,
en Medellín. Eso lo hago por el placer que me da la literatura. La posibilidad de
jugar con el tiempo, de moverme.
J.F.: Eso tiene que ver con el hecho de que se perdió desde el primer día. Uno en
Queens se encuentra todos los estratos sociales que hay en Colombia, desde la
indigencia hasta la clase más alta. Gente que tiene casa al lado de la playa y gente
durmiendo junto a los puentes.
SEMANA: ¿Le molesta que haya tanta expectativa luego del éxito de
‘Rosario Tijeras’?
J.F.: Lo que me inquieta es que muchos lo ven como un libro de llegada pero yo
lo veo como un punto de partida. Fue un muy buen punto de partida del que yo salí
con bastante impulso. Sin embargo veo mejor a Paraíso Travel, como un paso
adelante.
Entrevista con Jack Martínez Jack Martínez, 2009 para la revista El Hablador.
La intención aquí es mostrar las palabras del autor, Jorge Franco, con quien
sostuve una conversación –vía electrónica–.
Luis García.- Empecemos por el principio. ¿Cuándo y cómo empezó a escribir Jorge Franco?.
Jorge Franco.- Empecé por accidente, pues mi intención era otra. Me fui a Londres a estudiar
cine y allí me tocó sentarme a escribir argumentos, sinopsis, y guiones, y me quedó gustando.
Tanto que muchas historias las guardé y comencé a trabajarlas como cuentos. Eso fue más o
menos a comienzos de los 90. Luego regresé a Colombia, tomé algunos talleres de escritura
creativa, estudié literatura y seguí escribiendo con paciencia hasta que armé mi primer libro de
cuentos "Maldito amor".
L.G.- Muchos lectores le van a conocer gracias a Rosario Tijeras, pero es usted autor de una
extensa obra.... Y me viene a la memoria Paraíso Travel.... Sorprende Paraíso Travel, también
Rosario Tijeras, por ser unas obras tremendamente cosmopolitas, totalmente alejadas de los
postulados literarios de otros colombianos ilustres (Álvaro Mutis, García Márquez) pero muy
cercana a la de otros coetáneos suyos (Gamboa, Mendoza...). ¿Podríamos estar ante un relevo
generacional en su país?
J.F.- Este relevo se ha venido dando desde siempre. Los mismos García Márquez y Mutis fueron
relevo de otra generación. Entre ellos y nosotros hubo también otra generación que marcó
diferencias. Somos cosmopolitas los de ahora porque nacimos en las ciudades, en ciudades
grandes que comparten mucho con otras ciudades del mundo, de ahí que sintonicemos con otros
autores de nuestra generación.
L.G.- Perú, Chile, Colombia.... ¿Cree que estamos ante una regeneración de las letras en
Latinoamérica?
J.F.- Exactamente. Pero fíjate que es curioso que los países que hoy en día tienen autores
representativos, son los mismos que tuvieron esas grandes figuras literarias: García Márquez,
Paz, Borges, Cortázar, Donoso, Vargas Llosa. Es como si hubieran dejado descendencia. Es no
ocurre en los países donde no hubo grandes autores del Boom latinoamericano.
L.G.- Porque su primer éxito, Rosario Tijeras, sí que era una novela "colombiana", que trataba
temas y la realidad de su país desde el interior, posiblemente la única manera que hay de
hacerlo...
J.F.- Es muy colombiana pero la problemática es universal. En todas las grandes ciudades hay
mafias, hay pandillas, hay desarraigo de la juventud. La historia de Rosario Tijeras puede ocurrir
en Ciudad de México, en Berlin, en Shangai, en fin. Sólo que la mía cuenta a ese Medellín loco
de los años 80 y 90. Es más, cuando se pensó en llevarla al cine, el director, quien es mexicano,
pensó que podría filmarla en Moscú.
L.G.- Una novela que vuelve a estar de actualidad gracias al cine.... ¿Cómo ve Rosario Tijeras
con el paso del tiempo?. ¿La siente como propia?.
J.F.- Esa historia me sigue sorprendiendo. Se sigue traduciendo a otros idiomas, en Colombia se
lee en muchos colegios. Ahora la siento como esa hija mayorcita que puede andar sola por el
mundo sin que tú te preocupes mucho. Como texto, no la he vuelto a leer, pero siempre supe que
no iba a ser el punto de llegada como escritor, sino mi punto de partida.
L.G.- Ya entonces, cuando se publicó por primera vez, se decía que era una novela muy
cinematográfica.... ¿participó usted en la concepción de Rosario Tijeras, en su adaptación al
cine?
J.F.- Parece cinematográfica, pero al momento de adaptarla te encuentras con varios obstáculos.
Por ejemplo, las acciones son muy indefinidas en el tiempo, es difícil precisar fechas y
momentos. Y cuando una novela está escrita en primera persona es bastante complicado
trasladas a escenas todos esos pensamientos, sentimientos y reflexiones que hace el narrador
para sí mismo. El guión lo hizo un guionista argentino, Marcelo Figueras, y yo adapté los
diálogos a la forma de hablar de Medellín.
J.F.- Aunque Melodrama rompe con los modelos anteriores, Rosario Tijeras y Paraíso Travel,
conserva también algunos elementos que he utilizado en mi narrativa. Pero quería renovarme,
quería jugar con la literatura, con el tiempo, con la ambigüedad, quería meterme en una historia
de largo aliento para que el viaje de su escritura fuera largo. Es una historia que tiene más de
forma que de fondo, con esto no quiero decir que el tema no sea importante, sí que lo es, pero
aquí es más importante la forma. Creo que es una novela muy sólida en su estructura, en la
construcción de sus personajes, y osada en el manejo del tiempo.
J.F.- Tiene algo de real pero no es autobiográfico. Existe una anécdota que me contaron que fue
la semilla de esta historia pero que luego se fue nutriendo con mi imaginación y al final creo que
es una historia de ficción, yo diría que tiene un 95% de ficción pura.
L.G.- Usted estudio literatura, pero también cine.... ¿podríamos decir que sus novelas son ....
cinematográficas?
J.F.- Creo que sí hay una influencia de mis estudios de cine, y claro, mezclada con una
influencia literaria. Es curioso, uno de mis propósitos al escribir Melodrama era que no se
pudiera adaptar al cine. Ya lo habían hecho con Rosario Tijeras, y ahora se está filmando
Paraíso Travel, y yo no quería encasillarme como un autor que supuestamente escribe para cine.
Por eso también escribí Melodrama, la más literaria de mis historias, pero casualmente, hace
unas semanas, leí una entrevista que le hicieron al director brasileño Bruno Barreto, el director
de la célebre "Doña Flor y sus dos maridos", y en la entrevista decía que quería conocerme para
comprar los derechos de Melodrama y llevarla al cine.
L.G.- Estamos ante una de sus novelas más densas y complejas.... que responden quizás a sus
años de ostracismo literario.... ¿cómo ve ahora desde la distancia los cuatro años de entrega a
esta novela?. ¿Siente vértigo?
J.F.- Fueron cuatro años deliciosos. Aprendí mucho con Melodrama, pues estoy convencido de
que uno aprende cuando encuentra obstáculos en la escritura y logra superarlos. Yo mismo me
encargaba de crear obstáculos para ver si era capaz de resolverlos. Creo que me funcionó. La
crítica en genera ha sido muy elogiosa. Y me sucedió algo maravilloso: gocé, como nunca antes,
todo el proceso de escritura de Melodrama.
L.G.- La novela ha sido tachada de surrealista.... ¿comparte la opinión?
J.F.- No, no la comparto. Sólo que nuestra realidad, en particular la colombiana, es tan absurda y
exagerada que para ir más allá de lo real. Pero mis novelas son realismo puro.
L.G.- El sueño americano tan lejos pero tan cerca... ¿cómo lo vive desde su Medellín natal?.
J.F.- Algo aprendí en la escritura de Paraíso Travel y es que sólo hay un paso del sueño a la
pesadilla americana. Por suerte hoy Colombia es un país mejor, a pesar de la dificultades y a
pesar de que todavía hay mucho por resolver. Pero aquí están las historias y aquí es donde hay
caminos para abrir. Hoy estoy plenamente conectado con el sueño colombiano: salir del
atolladero y encontrar la paz.
L.G.- ¿Por qué resulta tan difícil a los autores de Hispanoamérica dar el salto a España?
J.F.- España es un mercado difícil. No quisiera ser duro con lo que voy a decir, pero no es un
mercado exigente. Cuando veo los libros que más se leen en España confirmo lo que siempre he
creído: que para ser un escritor famoso en España primero hay que ser famoso y luego ser
escritor.
J.F.- No, creo que "Cien años de soledad" es una lección de excelente literatura universal. Lo
enterrarán los lectores cuando ya no lean más esta novela, pero estoy seguro de que todavía le
que
dan muchísimos años más de vida. Como cien más.