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ENTREVISTAS A JORGE FRANCO

Fuente: Canal RCN


Septiembre 14 de 1999
Cuando escribio Rosario Tijeras ¿pensó que los lectores y luego espectadores
idealizarían a Rosario a tal punto de convertirla en una heroína?
Yo pensaría que esa tendencia puede surgir porque en Rosario hay una explicación
a su violencia. Creo que debe quedar muy claro en esta historia que la violencia
genera violencia. Rosario es producto de lo que nosotros como sociedad hicimos,
de su entorno. No me refiero sólo a sus calles, a su casa, a su barrio, a su ciudad,
sino a todo un país que creó unas barreras y una apatía hacia unos sectores.
Tuvimos que padecer, sufrir, llorar y que pasaran muchos muertos.
El problema se ha solucionado pero persiste. No es sólo un asunto de Colombia
sino del mundo entero, y el mundo no se ha metido a mirar con lupa el problema.
Yo nunca he visto ni me he enterado que por seguir a Rosario, alguien haya
seguido este camino. El lector, ahora el espectador, debe estar consciente de que la
historia muestra el proceso de autodestrucción de una mujer, que por las
circunstancias y por su propia elección, llegó a ese tipo de vida.
Si bien su historia es básicamente acerca del amor, ¿por qué cree que el
narcotráfico, el sicariato y la violencia son lo más atractivo y lo que la gente más
recuerda?
Las historias del narcotráfico tienen mucho de mítico. Por lo exageradas, por lo
absurdas y muchas veces por lo violentas, despiertan mucha curiosidad en quien
las oye. Recuerdo, simplemente como ciudadano de Medellín, que incluso a uno, a
veces le daba hasta placer escuchar esas historias que parecían inventadas pero que
eran reales. Lo que nos ha permitido la literatura, la misma televisión y la crónica,
es mostrar que hay un drama interno que nos toca a todos. Estas representaciones
nos permiten ver que hay algo putrefacto en esas entrañas.
¿Tal vez el amor es el ingrediente que hace que el libro haya tenido éxito en otros
países o también será el tema de las dificultades que vive Rosario?
Se fijan en los dos. Pero hay algo positivo cuando miran el aspecto del
narcotráfico y es que para ellos hay un desconocimiento muy grande de la génesis
de este tema y lo que sucede dentro de este mundo. Para ellos el narcotráfico se
limita a mafiosos y a la droga que se consume en los bares del primer mundo pero
desconocen el drama que hay detrás del narcotráfico. Al conocer esas entrañas
creo que hay un cambio de esa actitud hacia lo que está mal y también hacia el
desprestigio y estigmatización de Colombia.
Al también tocar temas como la religión, ¿cuál era su idea, su intención? ¿Generar
más polémica?
Básicamente ese tema fue el inicio de todo. Yo me puse a estudiar una tesis de
psicología de la universidad de Antioquia que trataba este tema. Me puse a mirar
que era eso, en que momento el crimen comienza a hacer uso de la tradición
religiosa a través de los ritos y oraciones para aplicarla. También de como se
llegaba al absurdo de rezar para matar, para no fallar; de salpicar una bala con
agua bendita para que acertara. Para mi eso ya era el colmo de la demencia a la
que habíamos llegado. Y era también el punto más alto de la conversión de los
valores en una sociedad que era tradicionalmente religiosa y devota.
¿Por qué una mujer sicaria? ¿Tal vez por qué de ellas no habían hablado antes?
En parte lo que me conmovió fueron esos testimonios. Vi a mujeres tan ajenas,
pero tan involucradas en los que estaban haciendo que digamos que llegaron ahí
por fuerza mayor y sentía que eran víctimas nuestras. En ningún momento quise
justificarlas, porque hubo otras en estas mismas condiciones, incluso más
violentadas, que no llegaron a optar por este camino. Pero me pareció muy
atrayente esta situación.
Rosario ya es un mito en Medellín, hay gente que cree que existe o existió. ¿Cree
que pudo existir o existe alguien parecido?
Rosario, el personaje, no es común encontrarla en el mundo del narcotráfico. Se
pueden encontrar distintas facetas de ella: la Rosario amante de los capos, la
Rosario prostituta que se vende al narcotráfico; la Rosario sicaria que participa en
pandillas; la Rosario narcotraficante que participa en la logística del envío de la
droga; todas ellas pueden existir pero por separado. En ese sentido Rosario es una
mujer muy idealizada y tal vez creería yo que ese es el encanto del personaje, que
a la hora de la verdad si se busca con detenimiento no existe. Sigue siendo muy
literario.
Domingo 17 de octubre de 1999 . Revista Semana. Sección Cultura

El sicariato tiene cara de mujer

El joven escritor colombiano presentó aquí su exitosa novela "Rosario


Tijeras" (Planeta), la historia de una "sicaria" que se prostituye para los jefes
de la droga.

P: ¿Por qué escribir sobre el "sicariato" en los años duros del


narcoterrorismo?
R: Siempre me interesó ese fenómeno que yo mismo viví en Medellín a fines de
los 80, cuando aparecían cientos de muchachos de origen muy humilde, en su
mayoría menores de edad, que ya eran asesinos a sueldo con varios muertos
encima. Un hecho muy triste que se suele asociar al narcotráfico, pero es más bien
producto del abandono del gobierno y de la sociedad: lo que hizo el narcotráfico
fue aprovechar a esos jóvenes que estaban dispuestos a todo por un poco de dinero
para crear un régimen de terror.

P: ¿Y por qué quiso que la "sicaria" protagonista de la trama fuera una


mujer?
R: Bueno, yo sabía mucho sobre el tema del sicariato porque me crié en Medellín.
Pero además investigué, y en un estudio sobre el sicariato encontré algo que me
sorprendió incluso a mí: las niñas metidas en ese sistema. Vi que allí había una
historia: me acerqué a estas chicas en un correccional para menores y hablé con
ellas. Si la historia de Rosario parece violenta, comparada con lo que cuentan esas
niñas parece un cuento infantil. De todos modos, yo quería hacer algo no sólo
testimonial, entonces recurrí a mis dos temas favoritos: el amor y el mundo
femenino. Puse como telón de fondo esa realidad y, en primer plano, la historia de
esta niña contada por su enamorado, que la lleva en sus brazos, moribunda.

P: Otro dato curioso es la estrecha relación entre sicariato y religiosidad.


R: Ah, sí, todo lo que cuento es real: hierven las balas con agua bendita para tener
mejor suerte en los atentados, reformulan las tradicionales oraciones para
acomodarlas a los intereses del mundo del crimen... Una forma impactante de
combinar religiosidad y violencia. Porque está claro: en Colombia el lugar común
es la violencia. Llegamos a tal punto que los noticieros decidieron pasar las
imágenes de los atentados en blanco y negro, para bajar un poco la intensidad de
esas masacres.

Revista Milenio, México, septiembre 2002


El estigma de ser colombiano

Jorge Franco, ganador del premio Dashiell Hammet, dice que en Nueva York se
concentran los mismos problemas que el colombiano vive todos los días. Parece
mentira, dice Jorge Franco, pero Nueva York bien puede ser considerada como la
cuarta ciudad más importante de Colombia porque en ella reside más de un millón
de colombianos que, huyendo de la violencia, buscando el sueño americano o
traficando cocaína, han ido llenando las calles y espacios de la célebre Urbe de
hierro.

“Los colombianos están sobre todo en el área de Queens, donde hay calles que lo
hacen sentir a uno en la misma Colombia. Se ha trasladado todo. Lo bueno y lo
malo. Ahí me encontré toda la problemática colombiana: guerrilla,
paramilitarismo, narcotráfico, secuestro, extorsión, sicarios. También toda su
comida, folclor, música y bebida. Toda Colombia está ahí, pero con la desventaja
de que ante los abusos, asesinatos, secuestros y todo lo demás la gente está
indefensa porque no tiene papeles.”

La reina colombiana

Reina, la protagonista, fue encontrada por el autor no en Estados Unidos, sino en


Colombia, porque el caso que da origen a la novela no viene de una anécdota
específica, más bien procede del hecho de que los colombianos tienen un instinto
migratorio muy grande, que los hace buscar futuro en otros horizontes. “Hoy, en
vista de lo complicado y violento que está el país, esto se ha incrementado.
Digamos que de unos cuatro o seis años para acá, ha habido una migración masiva
hacia otros países”.

—¿El sueño americano?

—Un espejismo al que hoy más que nunca se han aferrado muchos jóvenes de
toda condición social. Aunque también habría que precisar que, paralelamente a
este incremento de inmigrantes, se está presentando un fenómeno curioso: hay
como una ola de regreso impulsada por la decepción de no hallar lo esperado.

—¿Realizó una investigación para escribir la novela?

Sí, aunque, traté de que todo lo que investigué no se refleje como tal en la novela,
es decir, que no se sienta ni obstaculice la naturalidad de la narración. Me da
tranquilidad conocer los sitios, ubicarme geográficamente, perderme en las
ciudades de mis personajes, saber cómo viven los inmigrantes, cómo se les
derrumba precisamente ese sueño de la vida americana y cómo empieza la
pesadilla
—¿Una novela de inmigrantes?

—No, no es una novela sobre el paso de ilegales a Estados Unidos, es más bien
una historia en tres pasos: la de un extravío, una búsqueda y un reencuentro. Así la
veo, aunque se presta para mostrar muchas cosas, entre ellas, el problema de los
inmigrantes indocumentados que salen de su país por problemas económicos.

—Colombianos en este caso.

—En el caso concreto de mi nacionalidad, desde hace tiempo tenía inquietud por
saber qué es ser colombiano, porque es una situación muy complicada en el
extranjero e incluso dentro de mi mismo país. Como viajero que he sido, como una
persona que ha vivido en otros lados, me he dado cuenta que se carga con algo,
como con una culpa por algo que no hemos cometido, pero se carga con ella. Yo
nací en Medellín, una ciudad que en el extranjero se pronuncia con miedo, como si
por sólo decir su nombre fuera a explotar.

Revista Semana. Noviembre 2001


Los indocumentados dan para cuatro libros
Después del sonado éxito de ‘Rosario Tijeras’ Jorge Franco reaparece con su
novela ‘Paraíso Travel’.

SEMANA: ¿Cómo nació el libro?

Jorge Franco: Nació de un sueño. El origen es hasta cursi. El sueño era de


alguien que no podía llegar a un sitio donde ya había estado. Después me dije:
¿Qué pasaría si llegó a una ciudad sin conocerla? La primera que se me vino a la
mente fue Nueva York. Me pareció interesante el tema de los emigrantes y
confrontar lo que significa ser colombiano tanto afuera como adentro. Y con esos
elementos comencé a construirla.

SEMANA: ¿Estuvo en Nueva York para escribir la novela?

J.F.: Sí, yo volví porque tenía que ver cómo vivían los indocumentados y saber
tantas cosas que como turista uno no ve. Yo me fui con 100 páginas escritas. Fui a
Miami y desde ahí viaje en bus hasta Nueva York porque quería contar la historia
desde un bus. Fueron 30 horas muy complicadas.

SEMANA: ¿Cómo determinó la llegada de los personajes a Estados Unidos?


J.F.: Hablando con indocumentados. Muchos llegan a una agencia de viajes
cualquiera a decir que quieren ir a Estados Unidos pero que no tienen visa. Los de
la agencia tienen vínculos con otras empresas, aunque yo diría que son mafías.

SEMANA: ¿Cómo nacen los personajes de la novela?

J.F.: Yo frecuentaba sitios donde se refleja el sueño americano. Los restaurantes,


los bares. Yo traté de recoger algunas voces. Porque como hay gente muy bien,
muy decente, también está el pillo, el ventajoso y la mujer que va a prostituirse.

SEMANA: ¿Trabajó mucho en la estructura de la novela?.

J.F.: Esa fue la parte que más trabajo me dio. Es una misma historia contada desde
tres tiempos diferentes. Hay un presente, un pasado inmediato y un pasado remoto,
en Medellín. Eso lo hago por el placer que me da la literatura. La posibilidad de
jugar con el tiempo, de moverme.

SEMANA: La situación de Marlon cuando llega a Nueva York es muy


dramática. ¿Por qué quiso que fuera así?

J.F.: Eso tiene que ver con el hecho de que se perdió desde el primer día. Uno en
Queens se encuentra todos los estratos sociales que hay en Colombia, desde la
indigencia hasta la clase más alta. Gente que tiene casa al lado de la playa y gente
durmiendo junto a los puentes.

SEMANA: ¿Le molesta que haya tanta expectativa luego del éxito de
‘Rosario Tijeras’?

J.F.: Lo que me inquieta es que muchos lo ven como un libro de llegada pero yo
lo veo como un punto de partida. Fue un muy buen punto de partida del que yo salí
con bastante impulso. Sin embargo veo mejor a Paraíso Travel, como un paso
adelante.

Entrevista con Jack Martínez Jack Martínez, 2009 para la revista El Hablador.
La intención aquí es mostrar las palabras del autor, Jorge Franco, con quien
sostuve una conversación –vía electrónica–.

Rosario no es la única novela que has escrito, pero sí la más celebrada. Ha


obtenido elogios de la crítica y, a la vez, de miles de lectores. Es decir, la
combinación perfecta.¿Habías pensado en todo tipo de lectores
(especializados y comunes) al momento de redactarla? No es usual engarzar
armoniosamente la calidad y el entretenimiento en la literatura…
Cuando hice Rosario Tijeras era un escritor bastante anónimo y hubiera sido muy
pretencioso pensar en lectores durante el proceso de escritura. En el único lector
en el que pienso cuando escribo soy yo. Tiene que agradarme lo que hago, lo
demás es impredecible, nunca se sabe qué camino va a tomar un libro. Mi única
intención con Rosario… era contar una historia sobre una época de Medellín que
me tocó vivir, una época pavorosa. Cuando la publiqué, todo me tomó por
sorpresa y hoy en día sigo sin entender por qué la novela fue exitosa.
Rosario… entonces, alcanzó fama insospechada y significó tu
internacionalización. De allí en más, tus publicaciones posteriores siempre
fueron esperadas con gran expectativa. La última apareció el 2006 bajo el
título de Melodrama. Y fue especial para ti, ya que la señalaste como la más
literaria de tus novelas. Es densa y cuenta con una técnica mucho más
compleja con respecto a las que venías empleando en tus obras anteriores.
Consideras que Melodrama, por todo ello, ¿es superior a tus demás novelas?
Es una novela que escribí para engolosinarme con la literatura. Me encantaba
hacer experimentos con ella, yo mismo me creaba obstáculos para ver si era capaz
de superarlos. Fue una apuesta y al escribirla sabía que no iba dirigida a todos
lectores de Rosario Tijeras y Paraíso Travel. Esta historia requiere de más
atención por parte del lector pero al mismo tiempo traté de que tuviera un ritmo
rápido, a pesar de su extensión. Al escribirla yo sentía que página a página iba
pisando con más fuerza el acelerador. En términos literarios la considero mi mejor
logro, y desde el punto de vista de la crítica es la que mejores comentarios ha
obtenido.
Dado el cambio radical de registro, ¿tus editores pusieron algún reparo en
publicarla?
Ellos fueron conscientes de la dificultar comercial que podría tener la novela pero
me apoyaron desde el comienzo, y para sorpresa de todos, la novela estuvo
durante varios meses en la lista de los libros más vendidos en Colombia.
Entonces con Melodrama como una novela “más elaborada”, ¿quisiste
romper algún tipo de encasillamiento?
Sí. Por ejemplo, quería apartarme un poco del tipo de mujeres que protagonizaron
mis historias anteriores. Las mujeres de Melodrama son más maduras, más
curtidas, y de alguna manera mucho más desencantadas de la vida. Aunque sigo
jugando con el tiempo, quise también cambiar un poco la estructura de la novela.
En Melodrama los saltos en el tiempo son más imperceptibles, justo en el
momento en que se da el giro. Y el tema de la novela abarca mucho más, las
anteriores eran más puntuales en su temática, mucho más fáciles de definir.
Melodrama, por el contrario, trata sobre muchos aspectos de la vida.
Siguiendo con esa línea, se percibe que Melodrama no solo amplía las
fronteras técnicas de tu producción, también es más totalizadora en cuanto a
la temática que aborda: la migración. Ya no se trata de Colombia solamente,
se trata de la visión latinoamericana frente a Europa...
El tema de la migración ya lo había tratado con más énfasis en mi novela anterior,
Paraíso Travel. Con Melodrama buscaba transitar por la historia de Colombia, por
parte de la historia latinoamericana y del mundo. Trata sobre muchos temas, es
muy complicado definirla en pocas palabras. Tiene un elemento común a toda
América Latina y es el melodrama como impulso para contar esta historia. El
melodrama, como telenovela, es el producto cultural latinoamericano que más se
exporta. Claro que Melodrama, el libro, va más allá del melodrama convencional
y por el contrario, muestra su lado más sórdido.
Y así como la migración, el tema de la violencia también es recurrente en tu
obra, pero en Melodrama, de una manera muy "latina": personificándola en
un gran monstruo que devasta desde casas hasta poblados enteros solo con un
grito. ¿La descripción de esa violencia es solo una visión del escritor frente a
este problema, o es también un compromiso adquirido con la realidad que lo
circunda?
Creo que las dos cosas. Me mortifica cualquier brote de violencia, de cualquier
tipo y en cualquier parte del mundo. Creo que la violencia es lo que nos impide
avanzar como raza humana, es el mayor error de los humanos, nuestra mayor
frustración. El monstruo de la novela personifica a esa violencia universal, con él
quería evitar que se sectorizara la violencia y por el contrario quería mostrar que
ésta no tiene límites ni fronteras, y peor aún, que habita en cada uno de nosotros.
Con la experiencia previa como escritor, ¿cómo ves tus proyectos literarios de
aquí en adelante, seguirás experimentando nuevas facetas técnicas?
Estoy escribiendo una nueva novela, ya llevo un par de años en ella pero todavía,
creo, me queda un año más de trabajo. En cuanto a la técnica no se parece ni a
Melodrama ni a Rosario Tijeras. Es una historia contada a tres voces, y cada voz
tiene una forma diferente. Al igual que Melodrama, es complicada de definir
porque toca muchos temas a la vez.
CINE Y TRADUCCIÓN
También has estudiado cine. Y reconoces la influencia del sétimo arte en tu
literatura. Además, Rosario Tijeras fue adaptada a la pantalla grande. Y
como hace poco se ha creado un pequeño debate acerca de la pertinencia de
llevar las obras literarias al cine, te pregunto cómo evalúas la película basada
en tu novela. Y, para hablar también de adaptaciones recientes, ¿qué opinas
del resultado de cintas como Ensayo sobre la ceguera y ¿Quieres ser
millonario??
Quedé contento con la adaptación de Rosario Tijeras al cine. Hay cosas que yo
habría hecho de otra manera, pero no es mi película, es el punto de vista de alguien
más y como tal lo respeto. Lo importante es que tiene el alma de la novela. Sobre
Ensayo sobre la ceguera tengo que decir que aunque la película no me pareció que
logró un buen resultado, sí creo que es una buena adaptación, es decir, ahí está el
libro, sólo que hay historias como ésta que únicamente funcionan en el libro, pero
eso es algo que es difícil saber de antemano, simplemente hay que arriesgarse,
como lo hicieron los productores, pero lastimosamente la película no tiene la
emoción de la novela. Sobre ¿Quieres ser millonario?, no puedo opinar mucho
porque no conozco el libro. La película me pareció que estaba bien pero no la veo
como algo del otro mundo. Yo le habría dado el Óscar a otra adaptación, esta vez
de un cuento, “El curioso caso de Benjamin Button”.
Esta vez, el dossier de El Hablador está dedicado a la traducción literaria.
¿Cuál es tu posición? ¿Tus experiencias personales frente a la traducción de
tus novelas han sido gratas? Y como lector, ¿lees sin prejuicios las obras que
no están escritas en un idioma que dominas?
No he tenido mucho contacto con los traductores de mis libros, apenas en unas tres
o cuatro oportunidades. Creo que ellos deberían consultar más a los escritores
porque he podido constatar que eso favorece mucho a la traducción. Y no puedo
opinar mucho sobre mis traducciones porque apenas puedo leer las que se han
hecho al inglés. Finalmente, no discrimino las obras traducidas porque me perdería
de mucho si me limito a leer sólo los libros escritos originalmente en español.
E NTREVISTA DE J OSÉ L UIS G ARCÍA PARA C ARTAS DEL N ORTE

Luis García.- Empecemos por el principio. ¿Cuándo y cómo empezó a escribir


Jorge Franco?.
Jorge Franco.- Empecé por accidente, pues mi intención era otra. Me fui a Londres
a estudiar cine y allí me tocó sentarme a escribir argumentos, sinopsis, y guiones,
y me quedó gustando. Tanto que muchas historias las guardé y comencé a
trabajarlas como cuentos. Eso fue más o menos a comienzos de los 90. Luego
regresé a Colombia, tomé algunos talleres de escritura creativa, estudié literatura y
seguí escribiendo con paciencia hasta que armé mi primer libro de cuentos
"Maldito amor".
L.G.- Muchos lectores le van a conocer gracias a Rosario Tijeras, pero es usted
autor de una extensa obra.... Y me viene a la memoria Paraíso Travel.... Sorprende
Paraíso Travel, también Rosario Tijeras, por ser unas obras tremendamente
cosmopolitas, totalmente alejadas de los postulados literarios de otros colombianos
ilustres (Álvaro Mutis, García Márquez) pero muy cercana a la de otros coetáneos
suyos (Gamboa, Mendoza...). ¿Podríamos estar ante un relevo generacional en su
país?
J.F.- Este relevo se ha venido dando desde siempre. Los mismos García Márquez y
Mutis fueron relevo de otra generación. Entre ellos y nosotros hubo también otra
generación que marcó diferencias. Somos cosmopolitas los de ahora porque
nacimos en las ciudades, en ciudades grandes que comparten mucho con otras
ciudades del mundo, de ahí que sintonicemos con otros autores de nuestra
generación.
L.G.- Perú, Chile, Colombia.... ¿Cree que estamos ante una regeneración de las
letras en Latinoamérica?
J.F.- Exactamente. Pero fíjate que es curioso que los países que hoy en día tienen
autores representativos, son los mismos que tuvieron esas grandes figuras
literarias: García Márquez, Paz, Borges, Cortázar, Donoso, Vargas Llosa. Es como
si hubieran dejado descendencia. Es no ocurre en los países donde no hubo
grandes autores del Boom latinoamericano.
L.G.- Porque su primer éxito, Rosario Tijeras, sí que era una novela "colombiana",
que trataba temas y la realidad de su país desde el interior, posiblemente la única
manera que hay de hacerlo...
J.F.- Es muy colombiana pero la problemática es universal. En todas las grandes
ciudades hay mafias, hay pandillas, hay desarraigo de la juventud. La historia de
Rosario Tijeras puede ocurrir en Ciudad de México, en Berlin, en Shangai, en fin.
Sólo que la mía cuenta a ese Medellín loco de los años 80 y 90. Es más, cuando se
pensó en llevarla al cine, el director, quien es mexicano, pensó que podría filmarla
en Moscú.
L.G.- Una novela que vuelve a estar de actualidad gracias al cine.... ¿Cómo ve
Rosario Tijeras con el paso del tiempo?. ¿La siente como propia?.
J.F.- Esa historia me sigue sorprendiendo. Se sigue traduciendo a otros idiomas, en
Colombia se lee en muchos colegios. Ahora la siento como esa hija mayorcita que
puede andar sola por el mundo sin que tú te preocupes mucho. Como texto, no la
he vuelto a leer, pero siempre supe que no iba a ser el punto de llegada como
escritor, sino mi punto de partida.
L.G.- Ya entonces, cuando se publicó por primera vez, se decía que era una novela
muy cinematográfica.... ¿participó usted en la concepción de Rosario Tijeras, en su
adaptación al cine?
J.F.- Parece cinematográfica, pero al momento de adaptarla te encuentras con
varios obstáculos. Por ejemplo, las acciones son muy indefinidas en el tiempo, es
difícil precisar fechas y momentos. Y cuando una novela está escrita en primera
persona es bastante complicado trasladas a escenas todos esos pensamientos,
sentimientos y reflexiones que hace el narrador para sí mismo. El guión lo hizo un
guionista argentino, Marcelo Figueras, y yo adapté los diálogos a la forma de
hablar de Medellín.
L.G.- Y el resultado.... es el esperado por usted?
J.F.- Sí, yo quedé bastante contento. Hubo desacuerdos desde el principio, pero yo
sabía que la película era una adaptación de acuerdo al punto de vista de otra gente.
Pero esos desacuerdos los discutimos de una manera muy amistosa. Se trataba de
eso, de establecer diferentes opiniones que enriquecieran el proceso de adaptación.
L.G.- Y ahora Melodrama....¿Qué persigues con Melodrama?. ¿Estamos ante un
registro diferente?
J.F.- Aunque Melodrama rompe con los modelos anteriores, Rosario Tijeras y
Paraíso Travel, conserva también algunos elementos que he utilizado en mi
narrativa. Pero quería renovarme, quería jugar con la literatura, con el tiempo, con
la ambigüedad, quería meterme en una historia de largo aliento para que el viaje de
su escritura fuera largo. Es una historia que tiene más de forma que de fondo, con
esto no quiero decir que el tema no sea importante, sí que lo es, pero aquí es más
importante la forma. Creo que es una novela muy sólida en su estructura, en la
construcción de sus personajes, y osada en el manejo del tiempo.
L.G.- Vidal..., el personaje de Melodrama.... ¿tiene algo de real?. Es decir.... de
autobiográfico quizás?
J.F.- Tiene algo de real pero no es autobiográfico. Existe una anécdota que me
contaron que fue la semilla de esta historia pero que luego se fue nutriendo con mi
imaginación y al final creo que es una historia de ficción, yo diría que tiene un
95% de ficción pura.
L.G.- Usted estudio literatura, pero también cine.... ¿podríamos decir que sus
novelas son .... cinematográficas?
J.F.- Creo que sí hay una influencia de mis estudios de cine, y claro, mezclada con
una influencia literaria. Es curioso, uno de mis propósitos al escribir Melodrama
era que no se pudiera adaptar al cine. Ya lo habían hecho con Rosario Tijeras, y
ahora se está filmando Paraíso Travel, y yo no quería encasillarme como un autor
que supuestamente escribe para cine. Por eso también escribí Melodrama, la más
literaria de mis historias, pero casualmente, hace unas semanas, leí una entrevista
que le hicieron al director brasileño Bruno Barreto, el director de la célebre "Doña
Flor y sus dos maridos", y en la entrevista decía que quería conocerme para
comprar los derechos de Melodrama y llevarla al cine.
L.G.- Estamos ante una de sus novelas más densas y complejas.... que responden
quizás a sus años de ostracismo literario.... ¿cómo ve ahora desde la distancia los
cuatro años de entrega a esta novela?. ¿Siente vértigo?
J.F.- Fueron cuatro años deliciosos. Aprendí mucho con Melodrama, pues estoy
convencido de que uno aprende cuando encuentra obstáculos en la escritura y
logra superarlos. Yo mismo me encargaba de crear obstáculos para ver si era capaz
de resolverlos. Creo que me funcionó. La crítica en genera ha sido muy elogiosa.
Y me sucedió algo maravilloso: gocé, como nunca antes, todo el proceso de
escritura de Melodrama.
L.G.- La novela ha sido tachada de surrealista.... ¿comparte la opinión?
J.F.- No, no la comparto. Sólo que nuestra realidad, en particular la colombiana, es
tan absurda y exagerada que para ir más allá de lo real. Pero mis novelas son
realismo puro.
L.G.- El sueño americano tan lejos pero tan cerca... ¿cómo lo vive desde su
Medellín natal?.
J.F.- Algo aprendí en la escritura de Paraíso Travel y es que sólo hay un paso del
sueño a la pesadilla americana. Por suerte hoy Colombia es un país mejor, a pesar
de la dificultades y a pesar de que todavía hay mucho por resolver. Pero aquí están
las historias y aquí es donde hay caminos para abrir. Hoy estoy plenamente
conectado con el sueño colombiano: salir del atolladero y encontrar la paz.
L.G.- ¿Por qué resulta tan difícil a los autores de Hispanoamérica dar el salto a
España?
J.F.- España es un mercado difícil. No quisiera ser duro con lo que voy a decir,
pero no es un mercado exigente. Cuando veo los libros que más se leen en España
confirmo lo que siempre he creído: que para ser un escritor famoso en España
primero hay que ser famoso y luego ser escritor.
L.G.- ¿Tanto pesa la herencia del boom?
J.F.- Creo que el asunto del boom ya está superado. Los leemos como clásicos.
Casi todos los que escribimos ahora leímos a esos grandes autores cuando todavía
no se nos había pasado por la mente ser escritores. Como lo dije antes, por el
contrario tendríamos que estar siempre muy agradecidos con ellos.
L.G.- ¿Cree llegado el momento de enterrar a Macondo?
J.F.- No, creo que "Cien años de soledad" es una lección de excelente literatura
universal. Lo enterrarán los lectores cuando ya no lean más esta novela, pero estoy
seguro de que todavía le que
dan muchísimos años más de vida. Como cien más.
L.G.- ¿Que esta preparando en estos momentos Jorge Franco?
J.F.- Ahora estoy dedicado a la promoción de Melodrama por diferentes países.
También soy co-guionista de Paraíso Travel y tendré que estar trabajándole al
guión hasta el último día de filmación. Y espero comenzar el 2007 con un nuevo
proyecto literario, tal vez una novela. Por ahora sólo estoy rumiando la historia.
CARTAS DEL NORTE
Entrevista a: Jorge Franco
J OSÉ L UIS G ARCÍA
ENTREVISTA PARA LA REVISTA CAMBIO. NOVIEMBRE 2 DE 2008
¿Por qué cree que se dio ese incremento en tan poco tiempo?
JORGE FRANCO: Yo creo que básicamente fue el interés de las editoriales al
darse cuenta que en los Estados Unidos hay un mercado potencial de lectura en
español que no estaba siendo bien atendido. Hay un número muy importante de
hispanohablantes aquí y si bien no se puede pensar que todo ese número es lector,
sí se considera que un buen porcentaje puede interesarse en libros en español, y
ese es un vacío que todavía tiene que llenarse. Básicamente creo que hay una
dificultad, y es dar a conocer que esos libros existen, algo que tiene que ver con
los medios de comunicación... ¿cómo difundir el hecho de que estos libros existen
en los Estados Unidos? Yo ayer hablaba con la persona que me representa en este
país y me decía que incluso las mismas librerías a veces no se molestan en decir
que tienen libros en español...
En la charla usted contó que cuando estaba haciendo la investigación para el
libro encontró las mismas cosas que en Colombia, sólo que en una escala
diferente...
Sí, las mismas, las buenas y las malas. Yo vine en el año 2000 y encontré incluso
que aquí había casos de extorsión, de chantaje, de amenazas de secuestro... por
ejemplo me contaron el caso de alguien que amenazaron con el secuestro de un
pariente en Colombia, pero le estaban pidiendo el dinero aquí..., le decían que
sabían la rutina exacta de ese pariente, a qué colegio iban los niños... todo. Tenían
toda la información de allá, era una conexión entre las bandas que funcionaba de
una manera muy sincronizada, lo conocían todo, y con un agravante, que este
inmigrante tenía problemas legales aquí y no tenía a quién recurrir para denunciar
el delito...
Es un lugar común decir que la realidad sigue superando la ficción, pero para
buscar el material de estas historias no habría que ir más lejos de nuestra
realidad...
No, no, para nada, sólo hay que contarla, y ya suena exagerada, ya suena mágica.
En este caso simplemente se ha trasladado de escenario, y aquí incluso adquiere
unos matices muy extraños, muy surrealistas... te vas para Queens y ves ese
asentamiento en medio de los Estados Unidos, un contraste muy extraño, miras
alrededor y ves sólo letreros en inglés, pero hay puestos de venta callejeros, venta
de música pirata, ¡libros piratas!
Hasta un Templo del indio amazónico...
Jaja, sí, ¡de todo! Vas a comer a un restaurante y te sirven la comida con
Colombiana, y en lugar de soda te ofrecen Bretaña. Yo recuerdo que por ejemplo
en esa época me comí en Queens las mejores bandejas paisas que he comido en
cualquier parte del mundo... Se encuentra uno con gente que lleva 20 años en este
país y habla dos palabras de inglés, porque no sienten la necesidad del idioma.
Si bien su obra retrata el sentir de los inmigrantes no necesariamente le está
llegando a ellos, sobretodo si tomamos en cuenta que para la mayoría de
inmigrantes leer no es una prioridad...
Yo soy consciente de eso, incluso cuando he venido a presentar mis libros acá he
tratado de presentarlos en lugares como Queens, buscando rescatar ese medio. Hay
algo muy claro, y es que las condiciones económicas de las mayoría de los
inmigrantes son bastante complicadas... El promedio de un libro acá es... digamos
30 dólares o 20 dólares, y eso es dinero, y además hay que considerar que una gran
parte de esos inmigrantes no tiene formación académica, no ha pasado por la
universidad, no le interesa leer.
Roberto Ampuero decía en la charla que la educación universitaria para
nuestra cultura es una realidad tan distante como lo es la imagen del hielo
para el coronel Aureliano Buendía...
Las condiciones sociales del inmigrante son tan difíciles que a uno le hacen pensar
que el libro puede llegar a considerarse un artículo de lujo, y luego sucede que los
hijos de esos inmigrantes, que ya tienen acceso a la educación, no te van a leer en
español, porque el inglés es su primera lengua... te van a leer en inglés, y yo creo
que ahí radica el éxito que están teniendo los escritores de origen latino que
escriben en inglés, porque ellos están haciendo mucho más que todos nosotros,
están enfocados en un lector educado, que compra sus libros.
En 2020 la población hispana de este país tendrá más hispanos nacidos aquí
que hispanos que llegaron como producto de la migración... eso quiere decir
que la publicidad, la literatura y la comunicación para hispanos tendrán que
ser hechos en inglés y no en español... sólo que con una aproximación
diferente del lenguaje...
Claro, porque la idiosincrasia es totalmente diferente a la norteamericana, le estás
hablando a un latino que habla inglés pero que conserva cierto tipo de costumbres
familiares. Esto trasladado a la literatura vuelve al éxito que están teniendo los
autores que escriben en inglés para este tipo de público, un público que ya es
lector. Sin embargo lo que yo planteaba ayer en la charla es que ese tipo de
literatura no se puede considerar literatura latinoamericana... esa literatura puede
ser llamada "chicana", o de inmigrantes, pero no es una literatura latinoamericana,
que es muy diferente no sólo por el hecho de que esté escrita o no en español, sino
porque el escenario latino en los Estados Unidos, que es donde se crean muchas de
esas historias, es diferente al de los países de origen.
¿Podría ser entonces que estemos frente a una "nueva literatura
latinoamericana", que tiene otro tipo de lenguaje?
No. Yo lo veo más bien como una corriente de la literatura norteamericana, una
literatura mucho más cercana a lo americano que a lo latinoamericano, una
literatura sobre una historia que está ocurriendo en Norteamérica. Es un poco
como este tipo de literatura de los inmigrantes que llegaron en la Segunda Guerra
Mundial, o a comienzos del siglo XX, esa es una literatura "de ellos", literatura de
italianos, de judíos, de toda esa gente que llegó acá, pero eso ya forma parte de la
historia de la literatura norteamericana, por eso yo creo que ahí no hay vínculo con
nuestra literatura.
Confrontando la literatura latinoamericana con lo que se está haciendo en
este momento y con su obra, hay algo que se ha logrado hacer, como vencer el
estigma del Realismo Mágico, y en ese camino se está refrescando la manera
como los norteamericanos nos pueden ver a nosotros... Se ha logrado por
ejemplo avanzar en temas como las historias de nuestros caudillos, nuestra
realidad política, nuestros mundos reales pero muy irreales a la vez...
Es paradójico, porque todo eso nos abrió las puertas de la literatura e hizo que se
mirara hacia Colombia, hacia Latinoamérica de una manera muy positiva, pero fue
como un gran árbol, y el problema era cómo crecer bajo la sombra de ese gran
árbol, y ese es el trabajo tan difícil que se ha venido haciendo poco a poco. Pero es
muy claro que han cambiado los temas, que ha cambiado el tono de las historias,
que ahora hay más conexión con las grandes urbes. Una historia contada en
Bogotá perfectamente puede suceder en Nueva York o en Buenos Aires, o en
cualquier otra ciudad. Antes los escenarios que se tocaban eran muy exclusivos, y
de ahí viene el exotismo, porque eran escenarios desconocidos para el lector del
primer mundo, pero ahora los escenarios son grandes ciudades. Hay diferencias
entre Bogotá y Nueva York, pero Bogotá sigue siendo una ciudad grande,
cosmopolita, pluricultural, donde si un joven quiere contar una experiencia vital en
una novela, resulta que esa experiencia perfectamente puede sucederle a un joven
acá en Nueva York o en Medellín... entonces el punto es cómo decir "ya no somos
exóticos" (o por lo menos ya no somos tan exóticos) a pesar de que los gringos
parecen querer conservar esa visión anticuada a toda costa... dáte cuenta por
ejemplo lo que sigue haciendo Hollywood con Latinoamérica... parecen querer
conservar esa visión a toda costa; siguen creyendo que Bogotá es una plaza de
mercado, y así lo recrean, y probablemente ellos sepan que no es cierto, pero de
pronto no les interesa mostrar algo que no asombre o que no cause risa o gracia al
espectador.
¿Usted cree que renovar los temas, hacer que dejen de ver nuestras
sociedades desde ese punto de vista tan "rural" es una responsabilidad de los
nuevos escritores?
Sí, pero yo diría que ese no es ningún tipo de compromiso, es algo que
básicamente está sucediendo muy naturalmente, porque nuestro escenario ya no es
el campo, son las ciudades y lo que estamos contando es porque no tenemos otra
cosa para contar. Las historias que nos cuentan suceden en la ciudad, y esas
historias del campo ya nos resultan muy ajenas. En mi caso con Rosario Tijeras
por ejemplo, comencé a contar una parte de la historia de Medellín, y simplemente
traté de ponerme en la piel de ese personaje, en la época en que eso sucedía, y así
lo conté. Para mí la sorpresa ha sido que algunos lectores siguen con ese deseo de
encontrar el exotismo, y lo buscan como con lupa. De Rosario Tijeras por ejemplo
me decían que hay elementos en la historia que parecen prolongación del
Realismo Mágico, caso del mausoleo con música 24 horas o salpicar las balas con
agua bendita... pero para quien conoce la realidad colombiana sabe que son
elementos tomados de la realidad sin ninguna pretensión literaria, que están ahí
más como aporte, como información al relato.
Hay algo que se decía ayer que me parece muy a tono con el hecho del sentir
"rural", frente al "urbano" y es que el ver la realidad de cada uno de
nuestros países desde afuera nos hace confrontarla... Por eso siento que el
relato del inmigrante es muy importante para nuestra literatura en este
momento.
Ahora hay un grupo bien importante de escritores colombianos que viven fuera de
Colombia, que escriben desde Europa o desde Estados Unidos, y algunos abordan
la temática nacional, otros prefieren rechazarla, pero yo creo que la distancia
siempre es útil, la distancia y el tiempo son útiles. Incluso en la misma Colombia.
Por ejemplo yo escribo Rosario Tijeras cuando ya estoy en Bogotá, seis años
después de haber salido de Medellín... creo que tomar distancia es algo muy
necesario. Escribir sobre los inmigrantes colombianos es un hecho mucho más
difícil, porque requiere una investigación para poder contarlo. Para Melodrama por
ejemplo, me fui a París un tiempo, no exactamente para hablar con los
inmigrantes, porque no quería ver a mis personajes así, pero sí quería ubicarlos
geográficamente, ver dónde podrían vivir, qué podrían hacer, y traté de tener ojos
allá también, y para ello me ayudó mucha gente, tenía que ser verosímil acerca de
lo que estaba narrando de París...
Bueno, y ya que mencionamos París, pensemos que en la década de los 50 era
como la ciudad soñada para los escritores latinoamericanos, pero ese espacio
lo parece estar ocupando Nueva York en este momento....
Sí. Yo creo que Nueva York hoy en día tiene una oferta cultural mucho más
amplia, más rica que la París actual, a pesar de que el 11 de Septiembre cambió
muchas cosas acá. Mira que incluso una de las intenciones con Melodrama era
derrumbar un poco esa imagen idílica de París... por eso preferí hablar por ejemplo
de esos "bloques de cemento" donde vive la clase obrera francesa.
E NTREVISTA DE J OSÉ L UIS G ARCÍA PARA C ARTAS DEL N ORTE

Luis García.- Empecemos por el principio. ¿Cuándo y cómo empezó a escribir Jorge Franco?.

Jorge Franco.- Empecé por accidente, pues mi intención era otra. Me fui a Londres a estudiar
cine y allí me tocó sentarme a escribir argumentos, sinopsis, y guiones, y me quedó gustando.
Tanto que muchas historias las guardé y comencé a trabajarlas como cuentos. Eso fue más o
menos a comienzos de los 90. Luego regresé a Colombia, tomé algunos talleres de escritura
creativa, estudié literatura y seguí escribiendo con paciencia hasta que armé mi primer libro de
cuentos "Maldito amor".

L.G.- Muchos lectores le van a conocer gracias a Rosario Tijeras, pero es usted autor de una
extensa obra.... Y me viene a la memoria Paraíso Travel.... Sorprende Paraíso Travel, también
Rosario Tijeras, por ser unas obras tremendamente cosmopolitas, totalmente alejadas de los
postulados literarios de otros colombianos ilustres (Álvaro Mutis, García Márquez) pero muy
cercana a la de otros coetáneos suyos (Gamboa, Mendoza...). ¿Podríamos estar ante un relevo
generacional en su país?
J.F.- Este relevo se ha venido dando desde siempre. Los mismos García Márquez y Mutis fueron
relevo de otra generación. Entre ellos y nosotros hubo también otra generación que marcó
diferencias. Somos cosmopolitas los de ahora porque nacimos en las ciudades, en ciudades
grandes que comparten mucho con otras ciudades del mundo, de ahí que sintonicemos con otros
autores de nuestra generación.

L.G.- Perú, Chile, Colombia.... ¿Cree que estamos ante una regeneración de las letras en
Latinoamérica?

J.F.- Exactamente. Pero fíjate que es curioso que los países que hoy en día tienen autores
representativos, son los mismos que tuvieron esas grandes figuras literarias: García Márquez,
Paz, Borges, Cortázar, Donoso, Vargas Llosa. Es como si hubieran dejado descendencia. Es no
ocurre en los países donde no hubo grandes autores del Boom latinoamericano.
L.G.- Porque su primer éxito, Rosario Tijeras, sí que era una novela "colombiana", que trataba
temas y la realidad de su país desde el interior, posiblemente la única manera que hay de
hacerlo...
J.F.- Es muy colombiana pero la problemática es universal. En todas las grandes ciudades hay
mafias, hay pandillas, hay desarraigo de la juventud. La historia de Rosario Tijeras puede ocurrir
en Ciudad de México, en Berlin, en Shangai, en fin. Sólo que la mía cuenta a ese Medellín loco
de los años 80 y 90. Es más, cuando se pensó en llevarla al cine, el director, quien es mexicano,
pensó que podría filmarla en Moscú.
L.G.- Una novela que vuelve a estar de actualidad gracias al cine.... ¿Cómo ve Rosario Tijeras
con el paso del tiempo?. ¿La siente como propia?.

J.F.- Esa historia me sigue sorprendiendo. Se sigue traduciendo a otros idiomas, en Colombia se
lee en muchos colegios. Ahora la siento como esa hija mayorcita que puede andar sola por el
mundo sin que tú te preocupes mucho. Como texto, no la he vuelto a leer, pero siempre supe que
no iba a ser el punto de llegada como escritor, sino mi punto de partida.

L.G.- Ya entonces, cuando se publicó por primera vez, se decía que era una novela muy
cinematográfica.... ¿participó usted en la concepción de Rosario Tijeras, en su adaptación al
cine?

J.F.- Parece cinematográfica, pero al momento de adaptarla te encuentras con varios obstáculos.
Por ejemplo, las acciones son muy indefinidas en el tiempo, es difícil precisar fechas y
momentos. Y cuando una novela está escrita en primera persona es bastante complicado
trasladas a escenas todos esos pensamientos, sentimientos y reflexiones que hace el narrador
para sí mismo. El guión lo hizo un guionista argentino, Marcelo Figueras, y yo adapté los
diálogos a la forma de hablar de Medellín.

L.G.- Y el resultado.... es el esperado por usted?


J.F.- Sí, yo quedé bastante contento. Hubo desacuerdos desde el principio, pero yo sabía que la
película era una adaptación de acuerdo al punto de vista de otra gente. Pero esos desacuerdos los
discutimos de una manera muy amistosa. Se trataba de eso, de establecer diferentes opiniones
que enriquecieran el proceso de adaptación.

L.G.- Y ahora Melodrama....¿Qué persigues con Melodrama?. ¿Estamos ante un registro


diferente?

J.F.- Aunque Melodrama rompe con los modelos anteriores, Rosario Tijeras y Paraíso Travel,
conserva también algunos elementos que he utilizado en mi narrativa. Pero quería renovarme,
quería jugar con la literatura, con el tiempo, con la ambigüedad, quería meterme en una historia
de largo aliento para que el viaje de su escritura fuera largo. Es una historia que tiene más de
forma que de fondo, con esto no quiero decir que el tema no sea importante, sí que lo es, pero
aquí es más importante la forma. Creo que es una novela muy sólida en su estructura, en la
construcción de sus personajes, y osada en el manejo del tiempo.

L.G.- Vidal..., el personaje de Melodrama.... ¿tiene algo de real?. Es decir.... de autobiográfico


quizás?

J.F.- Tiene algo de real pero no es autobiográfico. Existe una anécdota que me contaron que fue
la semilla de esta historia pero que luego se fue nutriendo con mi imaginación y al final creo que
es una historia de ficción, yo diría que tiene un 95% de ficción pura.
L.G.- Usted estudio literatura, pero también cine.... ¿podríamos decir que sus novelas son ....
cinematográficas?

J.F.- Creo que sí hay una influencia de mis estudios de cine, y claro, mezclada con una
influencia literaria. Es curioso, uno de mis propósitos al escribir Melodrama era que no se
pudiera adaptar al cine. Ya lo habían hecho con Rosario Tijeras, y ahora se está filmando
Paraíso Travel, y yo no quería encasillarme como un autor que supuestamente escribe para cine.
Por eso también escribí Melodrama, la más literaria de mis historias, pero casualmente, hace
unas semanas, leí una entrevista que le hicieron al director brasileño Bruno Barreto, el director
de la célebre "Doña Flor y sus dos maridos", y en la entrevista decía que quería conocerme para
comprar los derechos de Melodrama y llevarla al cine.

L.G.- Estamos ante una de sus novelas más densas y complejas.... que responden quizás a sus
años de ostracismo literario.... ¿cómo ve ahora desde la distancia los cuatro años de entrega a
esta novela?. ¿Siente vértigo?

J.F.- Fueron cuatro años deliciosos. Aprendí mucho con Melodrama, pues estoy convencido de
que uno aprende cuando encuentra obstáculos en la escritura y logra superarlos. Yo mismo me
encargaba de crear obstáculos para ver si era capaz de resolverlos. Creo que me funcionó. La
crítica en genera ha sido muy elogiosa. Y me sucedió algo maravilloso: gocé, como nunca antes,
todo el proceso de escritura de Melodrama.
L.G.- La novela ha sido tachada de surrealista.... ¿comparte la opinión?

J.F.- No, no la comparto. Sólo que nuestra realidad, en particular la colombiana, es tan absurda y
exagerada que para ir más allá de lo real. Pero mis novelas son realismo puro.

L.G.- El sueño americano tan lejos pero tan cerca... ¿cómo lo vive desde su Medellín natal?.

J.F.- Algo aprendí en la escritura de Paraíso Travel y es que sólo hay un paso del sueño a la
pesadilla americana. Por suerte hoy Colombia es un país mejor, a pesar de la dificultades y a
pesar de que todavía hay mucho por resolver. Pero aquí están las historias y aquí es donde hay
caminos para abrir. Hoy estoy plenamente conectado con el sueño colombiano: salir del
atolladero y encontrar la paz.

L.G.- ¿Por qué resulta tan difícil a los autores de Hispanoamérica dar el salto a España?

J.F.- España es un mercado difícil. No quisiera ser duro con lo que voy a decir, pero no es un
mercado exigente. Cuando veo los libros que más se leen en España confirmo lo que siempre he
creído: que para ser un escritor famoso en España primero hay que ser famoso y luego ser
escritor.

L.G.- ¿Tanto pesa la herencia del boom?


J.F.- Creo que el asunto del boom ya está superado. Los leemos como clásicos. Casi todos los
que escribimos ahora leímos a esos grandes autores cuando todavía no se nos había pasado por
la mente ser escritores. Como lo dije antes, por el contrario tendríamos que estar siempre muy
agradecidos con ellos.

L.G.- ¿Cree llegado el momento de enterrar a Macondo?

J.F.- No, creo que "Cien años de soledad" es una lección de excelente literatura universal. Lo
enterrarán los lectores cuando ya no lean más esta novela, pero estoy seguro de que todavía le
que
dan muchísimos años más de vida. Como cien más.

L.G.- ¿Que esta preparando en estos momentos Jorge Franco?

J.F.- Ahora estoy dedicado a la promoción de Melodrama por diferentes países.


También soy co-guionista de Paraíso Travel y tendré que estar trabajándole al
guión hasta el último día de filmación. Y espero comenzar el 2007 con un nuevo
proyecto literario, tal vez una novela. Por ahora sólo estoy rumiando la historia.

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