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LOS BERRINCHES EN EL PREESCOLAR

Por: Lic. Yenirellys González (2014)

Los cambios en las rutinas de los niños pueden generar comportamientos nunca antes
vistos en ellos. Es por esto que el ingreso en el preescolar es un cambio muy importante,
pues este se convertirá en el ambiente donde pasará la mayoría de las horas, en principio
tendrá niños y adultos desconocidos a su alrededor, además de nuevas exigencias, ya
que habrán hábitos y normas novedosas a las que tendrá que ajustarse. Todos estos
cambios pueden desencadenar conductas inadecuadas en los infantes nunca antes vistas
en el hogar, y mucho más si en casa no se siguen pautas disciplinarias constantes y
consistentes por todos los miembros familiares que están en contacto con el niño.
Aunado a esto, hay que destacar que los infantes siempre tenderán a desobedecer y
desafiar a los mayores, por lo que la consistencia en el manejo del alumnado por parte
de las maestras(os) es clave.
Dicho lo anterior, es importante definir el “berrinche”, el cual ha sido descrito como
aquella reacción inadecuada del niño que se caracteriza por tirarse al piso, gritar,
morder, llorar, pegarle a otro niño, lanzar objetos, entre otras conductas que generan en
las(os) maestras(os), mucha ansiedad, al no saber cómo manejarlo. Sabiendo esto, es
muy importante tener dos aspectos a tomar en cuenta: 1) No todos los niños son iguales,
por lo que las técnicas que funcionan con uno, pueden no funcionar con otro,
2) Debemos enfocarnos siempre en enseñar la conducta meta, la conducta que queremos
que realice en sustitución del berrinche, para que el niño aprenda qué debe hacer.
A continuación se realizarán algunas preguntas y respuestas importantes para poder
entender y abordar la rabieta o berrinche de una forma adecuada en el salón de clases:
¿Qué puede ocasionar un berrinche en el aula?
A continuación se enumeran algunos aspectos que pueden facilitar que un niño se
exprese a través de una rabieta, sin embargo, los maestros deben estar muy atentos a
cuál es el desencadenante del berrinche en sus alumnos, ya que tener ese conocimiento
ayudará a la adecuada intervención de la misma.
- El cambio en las rutinas: Los niños actúan mejor cuando existen rutinas consistentes
en el salón de clases que cuando éstas se cambian constantemente.
- Las transiciones entre actividades: Se debe avisar con tiempo si hay algún cambio en
las actividades para que los niños conozcan qué es lo que va a ocurrir.
- Compartir los materiales y juguetes: Muchos niños presentan poca tolerancia a la
frustración y no saben cómo reaccionar ante la idea de compartir materiales o
juguetes con sus compañeros.
- Hambre o fatiga: Los niños pueden irritarse bien sea porque tienen hambre o cuando
están cansados, por lo que emiten una rabieta ante cualquier petición.
¿Qué hacer ante el berrinche de un alumno?
- Debe ignorar la rabieta o berrinche. El “ignorar” significa no observar al niño, ni
decirle frases como “cuando pares de llorar te prestaré atención” y tampoco
reaccionar frente al niño (ya que el berrinche tiene como objetivo captar la atención
de los maestros, de esta manera, si le demuestra al alumno que está molesto por la
rabieta, es probable que la siga repitiendo, ya que está logrando llamar su atención.
- Para ignorar la rabieta puede ser recomendable que se realicen otras actividades en el
salón y no le preste atención al alumno que está haciendo el berrinche. En el salón es
muy probable que otros niños le presten atención al berrinche de su compañero, por
lo que trate de hacer otras actividades que mantenga ocupados a todos los alumnos,
de manera que le presten la menor atención posible.
- Es muy probable que la intensidad del berrinche aumente mientras no se le preste
atención al alumno, esto será totalmente normal (ya que probará con nuevas
conductas inadecuadas para llamar la atención), lo importante es que no se rinda y se
mantenga constante y consistente ignorando la rabieta, ya que si le presta atención, el
alumno puede incorporar en su repertorio todas las nuevas conductas inadecuadas
que realizó, porque se le prestó atención.
- Cuando termine la rabieta, actúe como si no pasó nada, integre al alumno en la
actividad que estén realizando en ese momento sin mencionar lo ocurrido. Por
ejemplo, decirle “Pedro, ven a pintar” y cuando se incorpore a la actividad felicitarlo
por su comportamiento adecuado. Evitar decirle: “Pedro, como dejaste de llorar y
gritar, puedes pintar”.
- Si el alumno realiza un berrinche porque no quiere hacer algo, ignórelo, pero cuando
termine, rediríjalo a la actividad que estaba haciendo, y logre que haga toda o una
parte de la tarea, no permita que deje la actividad y luego haga lo que él quiera, ya
que el alumno puede darse cuenta que siempre que haga un berrinche lo dejará hacer
cualquier cosa.
- Si el alumno lastima físicamente (muerda o pegue) a un compañero, interrumpa el
conflicto y aplique una consecuencia inmediatamente para que el niño comprenda
que no debe repetirlo: Puede salir mucho más tarde al parque ese día o no permita
que juegue en sus zonas favoritas del salón, sino en otras que llamen poco su
atención, entre otras. Indíquele por qué le está dando esa sanción, puede decir:
“Pedro, saldrás después que tus compañeros al parque porque le pegaste a Carlos”.
Hágalo de forma tranquila.
- En caso de que un alumno tenga poca tolerancia a la frustración frente a algunas
actividades y esto sea desencadenante de berrinches, trate de identificar las
situaciones con las que el niño se frustra frecuentemente y busque otras alternativas
que se ajusten a sus capacidades.
¿Cómo puedo prevenir un berrinche en el aula?
- Anticípese a los desencadenantes, es necesario conocerlos, por ejemplo: Si al niño no
le gusta compartir con sus compañeros y los golpea, grita o muerde por esto, modele
la conducta adecuada antes que presente la inadecuada, por ejemplo: Si un
compañero le pide algo al alumno que no le gusta compartir, intervenga
inmediatamente e indíquele: “Pedro, dile a Carlos: te daré el juguete en cuanto lo
deje de usar” y cuando lo haga felicítelo por ello.
- Enfóquese en mantener conductas positivas, refuerce en todo el alumnado los
comportamientos que desee que ellos realicen, premie cada conducta adecuada por
muy sencilla que sea, presentando calcomanías, felicitaciones, sellos, entre otros
elementos que sean de agrado para los niños. Puede premiar al grupo (en caso que la
mayoría de los niños estén emitiendo conductas adecuadas) o solo a un alumno (en
caso que un niño esté comportándose bien y quiera que los demás alumnos lo
imiten). Sea específico al indicar por qué está dando el premio, describa la conducta
que está felicitando, por ejemplo, “Felicito al grupo porque están haciendo sus
actividades, sentados”.
- Use gestos, imágenes y otros elementos visuales que le permitan al niño estar
orientado en las normas y en el trato adecuado entre compañeros, para que los
alumnos conozcan y tengan presente qué deben hacer. Sea firme con respecto a las
normas dispuestas en el salón.
- Cerciórese de dar instrucciones que sean entendidas por todos sus alumnos, puede
dar una a la vez, si observa que algún alumno se dispone a realizar otra cosa que no
esté dentro de las instrucciones, no lo reprenda, esté preparado para repetir la
instrucción.
Por último, es muy importante tomar en cuenta que si las rabietas o berrinches del niño
interrumpen y afectan sus actividades en el colegio y en el hogar, además de la relación
con sus compañeros, es necesario buscar ayuda profesional que pueda analizar el caso
específico y de esta manera intervenir y ayudar tanto a los maestros en el colegio, como
a los familiares en el hogar.

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