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Enrique Dussel, en su libro “1492: el encubrimiento del otro: hacia el origen del
mito de la modernidad” sostiene la tesis de que la Modernidad surgió cuando Europa como
continente se confrontó con “el Otro”, y más que descubrir América, lo que hizo fue
encubrirlo como “lo mismo” pero en un nivel de la escala evolutiva mucho más inferior, lo
que le hizo suponer que tenía la supremacía moral y le otorgó la capacidad para controlarlo
y violentarlo en nombre de la civilización y el progreso. Es así como surge “América
Latina” (Abya Yala para los pueblos pre- colonización) bajo el contexto de despojo y
violencia hacia los residentes del continente por parte de los invasores colonizadores, esto
permite un proceso de acumulación, por parte de Europa, de las riquezas que poseía la
región, lo que algunos autores denominan “acumulación originaria” o “acumulación por
despojo” que permitieron el desarrollo del continente europeo a costa del robo. Pensar a
América Latina, entonces, sólo tiene sentido en términos relacionales con Europa, sólo así
se entiende la problemática del desarrollo y subdesarrollo que se genera a partir de esto. El
progreso del centro (Europa), por lo tanto, dependerá del despojo y la expropiación de los
recursos de la periferia, lógica que se impondrá con la colonización, pero que se mantendrá
a través de la conformación de los Estados nacionales de los procesos de independencia. En
efecto, América Latina ha sido tradicionalmente una región exportadora de materias primas,
característica que se ha agudizado en el transcurso de la última década, como consecuencia
del crecimiento de la demanda por parte de las economías en desarrollo de Asia, y en
especial de China. El aumento de la demanda se reflejó en un aumento tendencial de los
precios de las materias primas desde 2003 hasta al menos finales de 2011 (metales) o
mediados de 2014 (petróleo), que ha supuesto para la región un fuerte incremento de la
relación real de intercambio.
A partir de la conformación de estos Estados nacionales se pone en operación la
apropiación privada de los bienes que eran considerados comunes por parte de las
comunidades indígenas, el patrimonio de estas comunidades era la materialización de su
relación con la naturaleza y sus ancestros, era una propiedad de todos que poco a poco se
fue convirtiendo en la propiedad de unos pocos. Las formas de este proceso sucedieron de
distintas maneras, algunas más sangrientas y otras más simbólicas, pero todas de igual
manera violentas. En este nuevo Estado nacional, algunos indígenas cayeron en el discurso
moderno y buscaron la manera de sobrevivir amparados en las constituciones, intentando
defender su propia identidad y espacio, ya no bajo la figura de hijo del pueblo sino bajo la
de ciudadano, esta es una de las máscaras de los Estado-nación de la región 1; ésta también
es una forma de violencia que, de una u otra forma, va deteriorando la noción de patrimonio
común. La violencia, finalmente, tanto en la colonia como en la conformación de los
Estados nacionales no es irracional, sino que se hace necesaria para la modernización, la
coacción garantiza el éxito del despojo. Existe una continuidad del patrón colonial inicial
por parte de las elites oligárquicas nacionales en conjunto con las potencias imperialistas.
Crecimiento y exportaciones
El progresismo, para decirlo muy resumido, renunció a debatir sobre el desarrollo, insiste
en un Estado compensador que descansa en esquemas de asistencialismo, la lucha por la
justicia quedó encerrada en ayudar en dinero a los más pobres y el consumismo popular.
Los ensayos para radicalizar la democracia se detuvieron, muchos se conformaron con el
mero seguimiento a un líder que esperan se perpetúe en el poder. Políticamente han hecho
todo tipo de acuerdos y convenios con actores conservadores.
El progresismo aparece ahora como agotado, en el sentido de no poder generar nuevas
ideas. A la vez, escala en conflictos con organizaciones ciudadanas, sindicatos, campesinos
o indígenas.
Neoliberalismo y “Commodities”
“(…) con las políticas de liberalización económica aplicadas por las dictaduras
contrainsurgentes del Cono Sur desde la década de los 70´ en adelante, se impuso en
nuestros países un sostenido proceso de desindustrialización relativa y reprimarización de
la estructura económica”3, anterior a las políticas neoliberales aún quedaban sectores que
estaban resguardados, sin embargo, posterior a estas reformas no quedó ningún espacio
protegido, se presentó lo que se denomina Neodesarrollismo en la cual la privatización y
ampliación del mercado en todas las áreas (en especial de todos los tipos de recursos
naturales) y con el mínimo de límites y regulaciones estatales, llevarían al desarrollo de la
región. Los países Latinoamericanos volvieron a la lógica extractivista de bienes primarios
y es lo que genera la mayor parte de los ingresos.
3
Íbid. P.8
4
https://www.boell.de/sites/default/files/factsheet-extractivismo-en-america-latina.pdf
En este gráfico también se puede apreciar que son muy pocos los países que tienen una
industria desarrollada (al menos en parte) y que
exportan productos manufacturados además de
sólo materias primas, sin embargo, en aquellos
países que exportan productos manufacturados,
sigue siendo la mayor presencia de sus
exportaciones las que son de materias primas
(México sería la única excepción).
Podemos ver a su vez, como hay ciertos
países que se especifican más bien en una sola
área, es el caso de Venezuela con el Petróleo,
Paraguay con productos agrícolas y Perú y Chile
con productos mineros; esto genera una completa
dependencia del país y de su desarrollo
socioeconómico en una sola área sin incentivar el
desarrollo de la diversidad de las exportaciones
ni mucho menos de la industria nacional.
5
Svampa, M. (marzo-abril 2013). "Consenso de los Commodities" y lenguajes de valoración en América
Latina. Nueva Sociedad, nº244, 31.
6
Sevares, J. (septiembre-octubre 2011). El ascenso de China: oportunidades y retos para América Latina.
Nueva Sociedad, nº235, 35-49.
Como clase de activos, los commodities continúan siendo un espacio desafiante para los
inversionistas, ya que han enfrentado muchos vientos negativos últimamente, incluyendo
números de índice de gerentes de compras (PMI) y un fuerte dólar estadounidense.
Por lo tanto, se comporta más que como un socio en igualdad de condiciones, en un país
central.
Es importante también remarcar bajo este contexto que han surgido varios
movimientos sociales y ambientalistas a intentar defender otros modos de producción no
basados en la lógica de arrasar con todos los recursos, y exigiendo una mayor autonomía y
7
Slipak M., Ariel. (marzo-abril 2014). América Latina y China: ¿cooperación Sur-Sur o <Consenso de
Conclusión
Así lo demuestra este gráfico que expone el índice de Gini que mide la distribución
de los ingresos, y podemos ver que los países con mayor desigualdad en la distribución de
los ingresos son justamente aquellos con menor gasto social, es decir, Chile, Colombia,
México y Paraguay. Por lo tanto, la famosa fórmula del chorreo y a pesar del crecimiento
económico que pueda tener un país este no es indicativo de bienestar social. De paso
podemos decir que aquellos países que han disminuido su índice de Gini, son también a su
vez los que mayor problemas y bloqueos económicos han tenido con gobiernos de corte
imperialista como Estados Unidos, como es el caso de Venezuela, y que han tenido
gobiernos que apuestan a una nueva forma de organización con mayor conciencia
ambiental o con mayor preocupación por lo social, como es el caso de Bolivia, Uruguay y
Ecuador.
Otra de las opciones posibles es formar lazos comerciales entre países latinoamericanos o
con sectores no pertenecientes a las potencias macroeconómicas típicas ( un ejemplo de
esto podría ser el BRICS) sin embargo, el problema de las alianzas económicas no es tanto
con quien se forman sino el cómo, puesto que la mayoría de los países a pesar de sus
reformas sociales siguen estando bajo la lógica capitalista, es completamente necesario y
urgente, por lo tanto, buscar nuevas formas de comerciar que no caigan en la fórmula de
acumulación D-M-D`, sino que tengan una mayor conciencia de sus recursos y que
reelaboren la relación establecida entre la sociedad y ambiente-naturaleza en el que se vive.
Varias comunidades indígenas están proponiendo este tipo de lazos que podrían ser una
alternativa real y certera al devastador capitalismo imperante.
Bibliografía
Slipak M., Ariel. (marzo-abril 2014). América Latina y China: ¿cooperación Sur-Sur o
Consenso de Beijing?. Nueva Sociedad, nº250
Linkografía
https://www.boell.de/sites/default/files/factsheet-extractivismo-en-america-latina.pdf
http://slideplayer.es/slide/98095/